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miércoles, 24 de abril de 2013

El Pacto volverá a tomar altura a pesar de Rosario Robles; pero sin lastre volará más alto


El Pacto volverá a tomar altura a pesar de Rosario Robles; pero sin lastre volará más alto

Federico Arreola  mié 24 abr 2013 09:15
Es mucho el daño que Rosario Robles hace a Enrique Peña Nieto, que es el responsable principal de que la Cruzada contra el Hambre y todos los otros proyectos de su administración salgan adelante.
Pablo Hiriart en La Razón:



“Lo que ocurrió en Veracruz, con el tráfico de ayuda a cambio de favorecer al PRI, es condenable y tienen razón los partidos al demandar castigo. Sí, pero una cosa es castigar a los responsables, como efectivamente se hizo con el delegado de Sedesol y otros funcionarios que hicieron mal uso del programa, y otra muy distinta es torpedear la Cruzada Nacional contra el Hambre. Lo ocurrido en Veracruz ya se castigó, y el bombardeo a Robles es en realidad un bombardeo a la cruzada”.
Sergio Aguayo, en Reforma:
“En sus primeros meses como presidente, Enrique Peña Nieto mostró hechura de estadista; en el caso Sedesol-Veracruz se comporta como protector de mapaches. En los próximos días veremos si opta por cumplir la profecía del Time y se confirma como el artista de los consensos modernizadores o si prefiere ser el guardián de la manipulación electoral”.
Desde luego, me quedo con el comentario de Aguayo, mucho más digno que el de Hiriart. Este último, de plano, se ve muy mal al decir que criticar a Rosario Robles equivale a “bombardear” la Cruzada contra el Hambre. Es una versión del clásico “el estado soy yo”. Es decir, la Cruzada es Rosario.
En un país como México los programas contra la pobreza son imprescindibles. Pero de una política como hay tantas se puede, y en estos momentos quizá se debe, prescindir.
Es mucho el daño que Rosario Robles hace a Enrique Peña Nieto, que es el responsable principal de que la Cruzada contra el Hambre y todos los otros proyectos de su administración salgan adelante.
La prensa internacional más influyente, como el Financial Times, que tanto ha elogiado a Peña Nieto por sus reformas, considera que el mayor golpe que su gobierno ha recibido ha sido la decisión de no lanzar el día que se había anunciado la reforma financiera, que se pospuso para que el equipo de EPN y el PRI tengan tiempo de negociar con el PAN y el PRD la cabeza de Rosario Robles, que incomprensiblemente el presidente no quiere cortar, a pesar de que ella se ha convertido en un factor de ingobernabilidad.
Dijo el FT: “La decisión apresurada, tomada en las primeras horas de la mañana del martes, es el mayor revés para el centrista presidente Enrique Peña Nieto y el Partido Revolucionario Institucional en su intento de impulsar la agenda de reformas más ambiciosa en décadas”.
Luis Videgaray, principal impulsor de la reforma bancaria, ha dicho que la misma no está muerta, que solo se retrasó unos pocos días para llegar a acuerdos con la oposición.
No dudo que Videgaray, hábil político, sea capaz de negociar exitosamente con el PAN y el PRD. Pero esa tarea ya la habían hecho el propio secretario de Hacienda y el de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, desde el año pasado. Si Videgaray y Osorio Chong tienen que volver a hacer el trabajo que ya habían concluido se debe a que algo falló.
La falla, naturalmente, tiene nombre y apellido: Rosario Robles, una mujer dedicada a la política que ha participado en escándalos fuertes, los de Ahumada; que la primera vez que tuvo poder, en la jefatura de gobierno del DF, cedió a la tentación del lujo (la vi gritar en un restaurante de Polanco que sus perlas no eran de la marca Tiffany, sino unas japonesas mucho más caras); una persona inmadura que en cuanto fue incluida en el equipo de transición de Peña Nieto exigió que se le apartara mesa, acudiera ella o no al establecimiento, en un restaurante del DF (lo dio a conocer López-Dóriga); una figura política conocida y, por lo mismo, repudiada en la izquierda y que jamás ha sido bien vista por la derecha.
Estoy seguro de que Peña Nieto seguirá mostrando hechura de estadista. Esto es, que volverá a tomar altura el acuerdo que ha hecho posible su buen gobierno, el Pacto por México. Es tan sólido este instrumento que se elevará de nuevo incluso si no se tira el lastre. Pero volará más alto, y por lo tanto enfrentará menos dificultades en su ruta, si Peña Nieto se deshace de lo que no ha funcionado. Será duro hacerlo, porque siempre es complicado aceptar un error. Y más difícil será tener que despedir a una colaboradora a la que el presidente seguramente aprecia y respeta. Pero el hecho es que Rosario Robles no funciona. Y no funcionará.

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