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viernes, 21 de junio de 2013

Zona de libre comercio EEUU-UE: ¿Economía o política?

Zona de libre comercio EEUU-UE: ¿Economía o política?

Zona de libre comercio EEUU-UE: ¿Economía o política?

EEUU y la UE han anunciado el comienzo de las negociaciones para la creación de una zona de libre comercio trasatlántica. Los autores del proyecto consideran que la misma abrirá una nueva era de la economía mundial. Sin embargo, según la consideración de los expertos, dicho proyecto persigue más bien objetivos políticos, que económicos.

Las negociaciones para la creación de la zona de libre comercio se iniciarán en julio, ello fue comunicado por el presidente de EEUU, Barack Obama en Lough Erne, durante una conferencia de prensa conjunta con el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Barroso, y el primer ministro británico, David Cameron. Los políticos no ahorraron epítetos: Cameron llamó al proyecto “el más grande acuerdo bilateral de la historia” que traerá a los países participantes (y no solamente a ellos) decenas de miles de millones de libras, así como ayudará a crear millones de nuevos puestos de trabajo y reducirá los precios a muchas mercancías. El dirigente de la Comisión Europea declaró que la creación de la zona de libre comercio trasatlántica permitirá cambiar radicalmente la situación actual de la economía en el mundo.
Los expertos valoran las perspectivas con mayor cautela. El proyecto es a largo plazo, las negociaciones durarán más de un año y lo que es peor, no se sabe que saldrá de ello. Serguéi Afóntsev, director departamental del Instituto de Economía Mundial y Relaciones Internacionales considera que a los políticos los mueve no la esperanza de beneficios económicos a largo plazo, sino el cálculo a corto plazo de dividendos políticos a partir de sus intervenciones orales:
–El comienzo de las negociaciones no es el resultado de algunos cálculos económicos profundos y esperanzas de grandes ganancias, sino del conjunto de condiciones políticas que convierten en acontecimiento el propio comienzo de las negociaciones. Para los europeos esto es un paso de ganancia política desde el punto de vista de la búsqueda de nuevos mercados en las condiciones de “cavitación” de los mercados europeos. Para la dirección de EEUU esto es determinada penetración política en el frente externo, que está llamada a demostrar lo exitosa que es la actividad de la dirección política actual.
Incluso cuando se alcancen acuerdos (según Afóntsev esto no ocurrirá antes de cinco años) no vale la pena esperar un crecimiento serio del comercio, por las barreras comerciales entre EEUU y la UE nunca fueron significativas. Y existen muchos aspectos, relativos a la propiedad intelectual o a los intereses de los inversionistas respecto a los cuales ya existen acuerdos asentados en el marco de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE).
Pero ponerse de acuerdo con relación a los restantes aspectos discutibles, no será fácil. Tanto en EEUU como en la UE existen no pocas “ramas” sensibles, como, por ejemplo, la agricultura las cuales, lo más probable, no serán incluidas en el régimen de libre comercio. No es casual que Barack Obama, en el transcurso de la conferencia de prensa, reconociera que “alcanzar el objetivo final no será una tarea simple”. A propósito, por insistencia de París el punto referente a la producción cinematográfica y televisiva fue eliminado del acta de realización de las negociaciones.
El director del Instituto de Globalización y Movimientos Sociales, Borís Kagarlitski, considera que el problema principal no está ni siquiera en las dificultades técnicas, que de alguna manera deberán ser resueltas:
–A grandes rasgos, esta clase de zonas son zonas de libre propagación de procesos de crisis. Es como si en el momento de una epidemia, en lugar de cerrar por cuarentena las zonas infectadas por el contrario las abrieran al máximo y las unieran a otras, hasta ese momento menos infectadas.
A pesar de todo, los expertos reconocen que el futuro de la economía mundial, definitivamente, reside en las alianzas entre los países. Aunque sea porque muchos estados simplemente no poseen mercados suficientes para desarrollarse en solitario. Sin embargo, la creación de tales alianzas sin una reforma del sistema económico mundial, en su conjunto, puede conducir a que el beneficiario de los proyectos unionistas sea el capital transnacional que obtendrá nuevas posibilidades para su libre desplazamiento y no los Estados ni sus sociedades e incluso ni sus ramas económicas.
lj/sm

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