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martes, 5 de noviembre de 2013

8 de cada 10 panistas prefieren... irse del partido que les dio poder durante 12 años

8 de cada 10 panistas prefieren... irse del partido que les dio poder durante 12 años

De los 3 que me quedaban,
uno se fue a Harvard...
nada más me quedan
dos, dos, dos...

“Yo tenía 10 perritos”, popular canción infantil (adaptada)

Cual si fuera el karma, el padrón del Partido Acción Nacional se depuró de tal forma que 8 de cada 10 panistas se largaron a causa de la derrota electoral presidencial del pasado 1 de julio de 2012. El 80.2% de su padrón, para ser exactos ¿Porqué se fueron? debido a que muchos se afiliaron con el único fin de hacer jugosos negocios, obtener prebendas, cargos políticos o puestos en la administración pública. También engrosado por muchos ex priístas que huyeron de la debacle de su ex partido cuando perdió la elección del 2006, siendo su candidato Roberto Madrazo Pintado.

Y como reza el adagio de la falsa ‘Ley de Murphy’: “Si algo puede salir mal, saldrá mal”, lo que comenzó con una ruptura, terminó con una ruptura. Lo que comenzó con un gobierno impuesto y deslegitimado, terminó en eso, en un gobierno en el exilio, con un Felipe Calderón repudiado, con una ex Dama Presidencial- Martha Sahagún-, vapuleada en las redes sociales por haber tenido el cinismo de confirmar que Vicente Fox estaba fuera del partido que lo cobijó para llegar al poder político, y se iba por “congruencia”.

También reza un dicho de la sabiduría popular, de que todo lo que hagas se regresa con intereses, al PAN se le regresó el haber mal utilizado la “guerra sucia” en la elección del 2006, con aquel “8 de cada 10 gatos prefieren a AMLO”, parodiando el popular comercial de la marca de comida para felinos “Whiskas”. Hoy, a esos ocho gatos, se le suman ocho traidores que multiplicados por cientos de miles, nos da un total de un millón 500 mil 314 ex panistas. Lo que no está del todo mal, pues así, hoy realmente se sabe cual es la base “popular” del panismo, que estando “inflado”, creía dominar al país. Al PAN se le fueron nueve de cada diez que había expresado simpatía por dicho partido político en los últimos seis años, cuando tuvo la Presidencia de la República. El PAN sufrió la mayor pérdida en miembros adherentes, pues del millón 514 mil 106 que tenía, ahora sólo le quedan 163 mil 220, lo cual implica una pérdida de 89.2 por ciento. Bueno, hasta el líder del mítico “Yunque”, Elías Villegas Torres, considerado el patriarca de la organización de ultraderecha a la que pertenece incluso el ex presidente Felipe Calderón, decidió no refrendar su membresía en el Partido Acción Nacional.

En la elección presidencial del 2 de julio de 2006, la disputa por la presidencia quedaba entre Andrés Manuel López Obrador y el candidato del partido en el gobierno, Felipe Calderón. Ambos se declaraban ganadores. Tras el cómputo final de los votos, Felipe Calderón obtuvo una ventaja de 0.56%, alrededor de 236,000 sufragios de diferencia a su favor. El conflicto postelectoral se prolongaría durante semanas, entre la defensa y la impugnación de los resultados de uno y otro candidato. López Obrador alegó con insistencia que cerca de dos millones de votos no habían sido contados correctamente, por lo que exigía un recuento, el cual no se llevó a cabo. Un poquito más es la cifra del padrón del partido que durante 12 años gobernó el país: sólo 368 mil 253 militantes.

Y pensar que antes del panismo en el poder, era tan difícil afiliarse al PAN, para eso tenían que apoyarte varios miembros activos, es decir, los panistas que han aprobado los exámenes de adoctrinamiento del partido, con los cuales ganan el derecho a ocupar cargos en la estructura partidista y son elegibles para contender por puestos de elección popular, de acuerdo con los lineamientos de los documentos básicos de Acción Nacional. Pero con la llegada de los “neo” panistas, aquellos pragmáticos y que sólo buscaban el poder por el poder, ganarlo a toda costa, la cuestión se desdibujó y la afiliación se hizo laxa. Esa flexibilidad llegó a tal grado, que durante la dirigencia nacional del “calderonista” César Nava, los miembros adherentes se podían afiliar incluso por internet, correo electrónico o mensajes SMS a través del celular. El PAN pasó de ser un partido modelo a un partido “atrapa todo”. De un partido de “soldados” de la doctrina a un partido de masa sin ideología definida, más parecidos al PRI que a su identidad partidista.

El adherente, es aquel miembro del partido Acción Nacional, que se afilió, pero que a pesar de obtener la credencial del instituto político, no tiene actividad partidista en la estructura ni puede ser elegido como candidato. Pero sí puede, en cambio, votar en proceso internos, por lo cual tiene un peso numérico en la elecciones de aspirantes a puestos de elección popular. Y de ahí la importancia de su masivo éxodo. El calderonismo utilizó el grueso de esos miembros “transitorios” y temporales, para ganar elecciones internas y hacerse de más puestos públicos y de mayores posiciones dentro del partido. De ahí que nos podamos explicar, cómo es que siguen personajes tan patéticos como Juan Molinar Horcasitas, dentro del Comité Ejecutivo Nacional de su partido.

El PAN se infló tanto durante el auge de los “neo panistas”, que ahora que sale la realidad a flote, nos damos cuenta que en estados de la República Mexicana, donde el partido nunca han tenido mayor presencia, el instituto político perdió hasta el 90% de sus afiliados, como es el caso de los estados de Tabasco, Colima y Tlaxcala.

De acuerdo con datos publicados en el diario “Excélsior”, en Tabasco hubo un descenso de 93.56%, al pasar de 36 mil 726 a dos mil 367 militantes. En Colima perdió 92.1% de sus integrantes, por lo que ahora sólo tendrá mil 559 afiliados, y en Tlaxcala, que es la entidad federativa que el PAN gobernó con Héctor Ortiz Ortiz -quien tampoco refrendó su militancia—, perdió el 90.67% de sus integrantes.

En el DF, donde fue durante varios años la segunda fuerza política y en dos ocasiones estuvo a punto de ganar en una cerrada competencia con el PRD, perdió 88.7 por ciento. El caso del Distrito Federal es dramático, pues la perdida en el número de adherentes también fue cercana al ciento por ciento, pues se ubicó en 95.9%, al pasar de 78 mil 888 a sólo tres mil 215, lo cual representa que 75 mil 673 capitalinos que se declararon simpatizantes panistas antes de las elecciones del 1 de julio pasado, ahora prefirieron abstenerse.

Aún en los estados considerados “panistas”, que han sido o son gobernados por el PAN o donde el partido tiene un fuerte arraigo o ha tenido una presencia histórica, la merma en militantes también resultó significativa. En el caso de Baja California, la pérdida de militantes fue de 61.4 por ciento. En Guanajuato, estado panista de “hueso colorado”, la perdida fue de 65.2%, al pasar de 50 mil 869 a 17 mil 698 militantes, con la salida de 33 mil 171. En Puebla, estado también gobernado por el PAN, fue de 69.91%, en Sinaloa de 72.88% y en Sonora de 59.02 por ciento. Baja California Sur, que el PAN ganó hace sólo unos meses, pasó de ocho mil 319 a dos mil 72 militantes. Es decir, en ese estado perdió a seis mil 247, que representan el 75 por ciento.

En las entidades donde al PAN ha sido gobierno o ha mantenido una fuerte presencia, también la pérdida de militantes no es tan abrupta como en Nuevo León, de 61.08%, Tamaulipas, 73.25%, o Yucatán, 76.77 por ciento. Veracruz pierde al 79.61% de su membresía y en Querétaro 77.62 por ciento ya no siguió como parte de ese partido.

Los estados donde Acción Nacional perdió un mayor número de integrantes y que se ubican por encima del promedio nacional son, además, Morelos con 87.76%; Nayarit, 84.87%; Oaxaca, 88.03%, y Zacatecas con 88.1 por ciento. Campeche, donde perdió al 87.4%; en Chiapas, al 87.9%; en Hidalgo, 88.5%; el Estado de México, 85.4%, y Guerrero, 88.5 por ciento. En Jalisco, entidad que gobernó durante tres sexenios y que perdió ante el PRI en las pasadas elecciones, los panistas tuvieron una baja de 83 por ciento.

Las preguntas son:: ¿se recuperará el partido? ¿podrá el PAN sobreponerse a este duro golpe? ¿qué consecuencias traerán estos números negativos para la elección de dirigentes dentro del panismo? ¿cuántos más se irán al conocer estas cifras? ¿quién es el responsable principal de dicha tragedia partidista? ¿quién pagará los “platos rotos” de toda esta situación?

El PAN ya es la tercera fuerza electoral en el país, sumado a la fractura interna que dejó la lucha intestina por la candidatura presidencial, que llevó a un doloroso fracaso con Josefina Vázquez Mota. Si el PAN y los panistas quieren recobrar el poder, lo primero que deben de hacer es deshacerse de lo que aún en la carencia, les sobra: el calderonismo pragmático y sin valores.

*El contenido copiado ha sido publicado originalmente por GURUPOLITICO.COM en el siguiente enlace: http://www.gurupolitico.com/2013/01/8-de-cada-10-panistas-prefieren-irse.html#ixzz2jnjF2x31
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