¿Para qué Estados Unidos necesita una bomba nuclear modernizada?
- 5 agosto, 2016
Washington puede utilizar la ojiva B61-12 como un argumento en las negociaciones con Rusia para conseguir que acepte un nuevo recorte de su arsenal estratégico, sostiene un experto militar.
La
estrategia de destrucción mutua asegurada, que es una piedra clave en la
prevención de la III Guerra Mundial, hace poco probable que Estados
Unidos pueda o tenga ganas de llevar al campo de batalla su modernizada
bomba B61-12. Así lo explicó al canal Vesti el ingeniero militar y experto en materia de seguridad internacional Vladímir Yevséyev.
“Se cree que en Rusia tenemos más cargas tácticas de las que hay en el país norteamericano”, sostuvo el experto. “Estados Unidos propone constantemente reducir nuestros arsenales tácticos, pero el mando político de Rusia considera esta cuestión como fundamental y no acepta ni debatirla. La razón es que los tratados existentes que imponen restricciones a las armas de destrucción en masa y los medios portadores son todos bilaterales, entre Rusia y EE.UU. Al mismo tiempo, el club de potencias nucleares está integrado por siete países, dos de los cuales son miembros de la OTAN”.
Ante dicha situación Washington podría plantear ante las autoridades rusas un ‘intercambio’: EE.UU. acepta no incrementar el número de bombas como esta “y ustedes reduzcan las suyas”, pronosticó Yevséyev. La B61-12 serviría de este modo como una herramienta de presión en las negociaciones.
El Tratado de Reducción de Armas Estratégicas (START III, firmado en el 2010 por EE.UU. y Rusia) no regula la tenencia de estas bombas, puesto que no se clasifican como estratégicas, sino tácticas. El experto destacó que prácticamente cualquier caza pesado de la OTAN puede portar una bomba B61 (las pruebas de su modificación modernizada en el 2015 envolvieron un avión F-15), mientras que en cada bombardero caben varias.
Además, para lanzar las bombas B61, aunque sean guiadas y de alta precisión, tal y como promete el Pentágono, los aviones necesitarán entrar en la zona de cobertura de los sistemas de defensa antiaérea del país enemigo, que son tradicionalmente fuertes en Rusia. A partir de esta lógica, el experto dedujo que la única justificación razonable del proyecto sería ‘sacar de la manga’ la bomba renovada durante las negociaciones con Moscú.
El director de un departamento de la Cancillería rusa explicó que las características de la bomba aumentan “la tentación de emplearla”. Agregó que “existen motivos para creer que el Pentágono no considera las nuevas bombas únicamente como un elemento de disuasión, sino también como un arma en un campo de batalla cuyas características son adaptadas a decisiones de tareas operativas”.
“Se cree que en Rusia tenemos más cargas tácticas de las que hay en el país norteamericano”, sostuvo el experto. “Estados Unidos propone constantemente reducir nuestros arsenales tácticos, pero el mando político de Rusia considera esta cuestión como fundamental y no acepta ni debatirla. La razón es que los tratados existentes que imponen restricciones a las armas de destrucción en masa y los medios portadores son todos bilaterales, entre Rusia y EE.UU. Al mismo tiempo, el club de potencias nucleares está integrado por siete países, dos de los cuales son miembros de la OTAN”.
Ante dicha situación Washington podría plantear ante las autoridades rusas un ‘intercambio’: EE.UU. acepta no incrementar el número de bombas como esta “y ustedes reduzcan las suyas”, pronosticó Yevséyev. La B61-12 serviría de este modo como una herramienta de presión en las negociaciones.
El Tratado de Reducción de Armas Estratégicas (START III, firmado en el 2010 por EE.UU. y Rusia) no regula la tenencia de estas bombas, puesto que no se clasifican como estratégicas, sino tácticas. El experto destacó que prácticamente cualquier caza pesado de la OTAN puede portar una bomba B61 (las pruebas de su modificación modernizada en el 2015 envolvieron un avión F-15), mientras que en cada bombardero caben varias.
Falta de utilidad bélica
“Está claro que el tiempo en vuelo a partir de los aeródromos en Europa es mucho menor que desde los estadounidenses”, adelantó Yevséyev. “Por otro lado, esa clase de municiones puede ser utilizada solo para acabar con el enemigo después de un ataque múltiple con misiles, lo que será poco viable en condiciones de destrucción mutua garantizada”.Además, para lanzar las bombas B61, aunque sean guiadas y de alta precisión, tal y como promete el Pentágono, los aviones necesitarán entrar en la zona de cobertura de los sistemas de defensa antiaérea del país enemigo, que son tradicionalmente fuertes en Rusia. A partir de esta lógica, el experto dedujo que la única justificación razonable del proyecto sería ‘sacar de la manga’ la bomba renovada durante las negociaciones con Moscú.
Desaprobación por parte de Rusia
Según publicó RT este miércoles, el Ministerio de Relaciones Exteriores ruso percibió la puesta en marcha de la producción en serie de la modificada ojiva nuclear B61-12 como una amenaza a la seguridad global, porque reduce significativamente la limitación de uso de armas nucleares.El director de un departamento de la Cancillería rusa explicó que las características de la bomba aumentan “la tentación de emplearla”. Agregó que “existen motivos para creer que el Pentágono no considera las nuevas bombas únicamente como un elemento de disuasión, sino también como un arma en un campo de batalla cuyas características son adaptadas a decisiones de tareas operativas”.
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