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"El acuerdo comercial UE-Canadá (CETA) pone en riesgo las normas alimentarias y agrícolas de la UE"
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Greenpeace y el Institute for Agriculture and Trade Policy de Canadá
publican tres informes sobre los riesgos y lagunas del CETA en
agricultura y seguridad alimentaria
Greenpeace
y el Institute for Agriculture and Trade Policy (IATP), un institución
de investigación canadiense, advierten que el acuerdo de comercio e
inversión UE-Canadá, conocido como CETA, entraña riesgos considerables
para las normas europeas en materia de medio ambiente, bienestar animal y
seguridad alimentaria. El acuerdo comercial otorga a las empresas del
Norte de América diversos instrumentos que pueden utilizar para
debilitar los estándares europeos con respecto a hormonas de
crecimiento, limpieza de carne con productos químicos, organismos
genéticamente modificados, clonación de animales y etiquetado de país de
origen.
"Canadá tiene estándares de seguridad alimentaria más
débiles que la UE y un sector agrícola más dependiente de fertilizantes y
organismos genéticamente modificados. Este acuerdo da a la
agroindustria del Norte de América varias herramientas para atacar los
estándares europeos. Lo que no han logrado hasta ahora a través de la
Organización Mundial de Comercio, pueden empezar a hacerlo ahora a
través de CETA", ha declarado Miguel Ángel Soto, portavoz de Greenpeace
España.Con el objetivo de mostrar en detalle las consecuencias de la aplicación provisional del CETA, Greenpeace y el IATP publican hoy tres informes que destacan los principales riesgos del acuerdo en materia de seguridad alimentaria y agricultura. Entre las principales conclusiones, estos informes destacan que:
A través del CETA, la agricultura de la UE se integrará aún más con la intensiva y tecnologizada industria cárnica canadiense y norteamericana, que carecen de los estándares ambientales europeos en materia de trazabilidad y prohibición de determinadas prácticas, como el engorde de ganado con hormonas.
La falta de leyes de etiquetado obligatorias en los Estados Unidos sobre la clonación, combinadas con el comercio frecuente de ganado vivo, cerdos, material genético y otros productos animales entre los Estados Unidos y Canadá, hacen altamente probable la presencia de material clonado y clones en el suministro de carne canadiense. Esto socava de facto la prohibición sobre clonación de animales en la UE.
Desde el año pasado, el salmón modificado genéticamente está permitido en Canadá. Cerca de 4,5 toneladas de filetes de salmón transgénicos sin etiquetar han sido vendidos en Canadá. Esto significa que los consumidores canadienses no pueden distinguir entre el salmón transgénico y el salmón normal. El CETA permitirá que las exportaciones de salmón desde Canadá a la UE crezcan, bajando los aranceles y ampliando las cuotas. ¿Cómo garantizará la UE que ningún salmón transgénico entra en el mercado?
“Este acuerdo es el comienzo del fin de una agricultura europea segura y con vocación de calidad. El CETA abre el camino a un intercambio comercial con Canadá que conllevará importaciones de alimentos no saludables y la rebaja de estándares de seguridad, trazabilidad y etiquetado. Los avances y conquistas de los consumidores europeos están amenazados”, ha añadido Soto.
Hoy, 21 de septiembre, entra en vigor de manera provisional casi el 90% del CETA [1], pese a que muchos parlamentos nacionales y regionales de los Estados miembros de la UE todavía no lo han aprobado. De hecho, en España, la tramitación de la ley de aprobación del CETA está pendiente todavía de su discusión y votación en el Senado.
Greenpeace España considera que hay una gran desinformación entre los grupos políticos españoles sobre el significado y las consecuencias de este acuerdo. Lo menos relevante es la reducción de tarifas arancelarias, ya que el CETA configura un nuevo marco regulatorio donde bajo el eufemismo de “cooperación reguladora” se otorga a las grandes corporaciones un acceso privilegiado a los procesos de toma de decisiones y de influencia sobre los responsables de tomar estas decisiones.
El Parlamento Europeo aprobó el CETA el pasado 15 de febrero. Durante todo el proceso de discusión muchos grupos políticos, colectivos y parlamentos de los Estados miembros expresaron dudas y objeciones sobre el grave riesgo de que el CETA pueda erosionar la soberanía de los estados de la UE. De hecho, el pasado 6 de septiembre Bélgica pidió el pronunciamiento del Tribunal de Justicia de las Comunidades Europeas sobre la compatibilidad del Sistema Judicial de Inversiones con las leyes de ese país.
“El acuerdo entre la EU y EE.UU., el hasta ahora malogrado TTIP, consiguió generar un gran movimiento en Europa que puso al descubierto las tramas y los intereses económicos que hay detrás de este nuevo modelo de acuerdos. Pero el CETA es la puerta trasera del TTIP, y las grandes corporaciones americanas de la agricultura podrán utilizar su poder e influencia para socavar nuestros avances en materia de seguridad alimentaria”, concluye Soto.
Para asegurar que la nueva generación de acuerdos comerciales sean beneficiosos para las personas y el planeta Greenpeace ha elaborado 10 principios que debe cumplir la política sobre comercio e inversión.
Los tres informes de Greenpeace y el Institute for Agriculture and Trade Policy:
(1) CETA, cooperación reguladora y seguridad alimentaria
(2) Cómo puede el CETA poner en peligro el etiquetado sobre el país de origen (COOL)
(3) El CETA y la oposición europea a la clonación
(4) Sumario: El CETA, una amenaza para los estándares alimentarios y agrícolas europeos
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