sábado, 24 de noviembre de 2018

Neoliberalismo con rostro humano


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Neoliberalismo con rostro humano


En el Brasil de Lula, y hasta cierto punto de Dilma, hubo “paz social” por el asistencialismo caritativo y eso sirvió para que la oligarquía respirase tranquila durante muchos años, se reconstruyese y fortaleciese y ahora esté donde está. Todo eso ya no es necesario, como no lo es el PT y de ahí lo que ha pasado en las elecciones. Lo dicho: “Roma no paga traidores”.
NEOLIBERALISMO CON
ROSTRO HUMANO

Vamos a ver, almas cándidas: todo lo que hizo o hace la mal llamada “izquierda” no es otra cosa que liberalismo con rostro humano. Y eso por ser cauto en el calificativo de toda esta gente. No hay ni pizca de autocrítica en esta gente. Ni la hay ni la habrá: todo está bien, es lo más que se puede hacer, etc. Siempre encontrarán justificaciones para su pereza intelectual e ignorancia política.
Se sigue defendiendo a Lula, como si Lula fuese un santón a quien hay que defender. Que si sacó a 30 millones de brasileños de la pobreza, que si… Lula, Dilma, todo el PT brasileño es el más claro exponente del viejo dicho “Roma no paga traidores”. Hicieron su papel, lo cumplieron a conciencia y la recompensa es un golpe de Estado (a Dilma) y un encarcelamiento (a Lula). Casi lo mismo que ocurrió con las FARC colombianas. Todavía recuerdo cuando Raúl Reyes viajaba por Europa con emisarios de la patronal y del gobierno colombiano tras las conversaciones de El Caguán y luego lo asesinaron. ¿Reyes era un traidor? ¿Lo eran otros dirigentes de las FARC también asesinados? No, pero no calibraron lo que significaban sus renuncias y la fuerza que daban con ello al enemigo. ¿Hugo Chávez era un traidor? No, pero si un cristiano convencido en que se podía apelar al “humanismo” de la oligarquía. Craso error que, también, le costó la vida y a Venezuela la situación de ahora.
Pero con Brasil es otra historia porque ni siquiera hubo el menor intento de cambiar las cosas. El PT hizo exactamente como Syriza: “política de bellas frases“, como me dijeron los indígenas. Porque una cosa fue lo que dijo, entonces y lo que ha dicho ahora, y otra cosa lo que hizo y hace. Ya se está hablando de una “alianza de centro-izquierda” para hacer frente al fascismo de Bolsonaro. Es decir, poner tiritas, otra vez. Francia, otra vez, Macron en estado puro.
Porque lo que hizo el adorado Lula fue poner tiritas… según le dictaba el gran médico, el FMI. Conozco Brasil, como os he dicho, así que no hablo de oídas. Desde el mismo momento del triunfo del PT todos los “izquierdistas” se volcaron con Lula sin tener en cuenta que Lula ya había abrazado todas las políticas del FMI y no solo, sino también de Wall Street. Pregunta: ¿a quién puso de gobernador del Banco Central y, por lo tanto, diseñador de toda la política macroeconómica? Buscadlo  por ahí y luego veréis si seguís pensando lo mismo. No fue una victoria contra el neoliberalismo, como interpretaron -por ignorancia y pereza mental- los mal llamados “progres”, sino que fue una adaptación del neoliberalismo a la nueva realidad: mantener la misma política económica, manteniendo las mismas estructuras económicas dando una pátina de “rostro humano”. Chávez daba miedo (y por eso le dieron un golpe de Estado, que derrotó pero al que no se atrevió a aplastar) y había que readecuarse a la nueva realidad que se estaba gestando en América Latina.
La elección de Lula fue saludada por el movimiento antiglobalización y fue entonces cuando se acuñó la famosa frase “otro mundo es posible”. Curiosamente, eso mismo dijo el entonces director gerente del FMI Heinrich Koeller: “estoy entusiasmado con Lula, impresionado…, entiendo que la reforma de las pensiones, la reforma fiscal es una prioridad en la agenda, y esto es correcto…, trabajar duro para combinar el crecimiento y la política orientada a la equidad social”. ¿A que es bonito? Pues esto era el 2003 y ese mismo FMI ha ido a degüello contra Dilma poco después por hacer lo mismo, incluso bastante menos de lo mismo.
¿Por qué dijo eso el FMI entonces? Porque Lula puso al frente de la política económica a un tipo del FMI y de Wall Street. ¿Habéis buscado lo que os he dicho, y seguido el hilo de ello? Luego se podría jugar más o menos desde “la izquierda”, pero siempre dentro de los límites marcados por el capital. Por si hubiese duda alguna, Lula fue invitado estrella de Davos y allí hizo una declaración de intenciones: cumplir todos los compromisos financieros internacionales de Brasil “y no como Argentina” (sic) -era la época de Kichtner y su pelea con el FMI-. ¿Os vais situando? Uno peleaba, el otro asumía. Pero el que peleaba era criticado y el que asumía era ensalzado.
El tan alabado “Programa Hambre Cero” fue un programa asistencial, caritativo, en la misma línea que las Misiones Bolivarianas de Chávez. Y eso hay que enmarcarlo dentro de la estrategia del FMI y del Banco Mundial favorables a reducir la pobreza extrema, es decir, hacer “rentable” la pobreza (en tanto en cuanto evita la explosión social) mientras se reducen todo tipo de presupuestos sociales que abogan por cambios estructurales. ¿Os acordáis de aquello de los Objetivos del Milenio de la ONU para el año 2000, cuando se hablaba de “reducir la pobreza” y un poco tiempo después se readecuaron a “reducir la pobreza extrema”? Pues es donde hay que incluirlo. Porque es aquí donde comienza la ofensiva del FMI y del BM (como estamos viendo en Europa tras la famosa crisis de 2008) contra las políticas educativas, sanitarias… en beneficio del pago de la deuda. Incluyamos aquí la política, tan alabada por los “progres” españoles del Banco de Alimentos (y viendo a la oligarquía actuar de forma “solidaria” con ellos a lo mejor sacamos algunas conclusiones no muy agradables).
A ver, almas cándidas, haced un simple ejercicio matemático: contad los votos del fascista Bolsonaro y del petero Haddad, a ver dónde están los 30 millones a los que sacó de la pobreza el PT y a quién han votado. Al no cambiar las estructuras económicas, sino apuntalarlas, el PT no hizo pedagogía alguna y lo que hizo fue alimentar el lumpenproletariado. ¡Qué palabro, totalmente en desuso y anacrónico para los “progres”!
Que se ha vivido mejor esos años que los anteriores, por supuesto. ¡Sólo hubiese faltado que no hubiera sido así tras todos los esfuerzos del FMI por sostener al gobierno del PT y evitar que se saliese de la ortodoxia económica! Pero eso es el equivalente a la vieja discusión sobre si la paz tiene un componente negativo y otro positivo. Porque lo tiene. El negativo es “ausencia de conflicto”. Eso es siempre la meta de la oligarquía si se ve abocada a ello. El positivo es “solución de las causas que originan el conflicto”. Eso lo rechaza siempre la oligarquía porque es cuestionar las razones de la explotación y de la pobreza. Si hay que hacerse una pregunta es ¿dónde se sitúan los “progres”? La respuesta es más que evidente: en la primera de hecho (y de derecho), en la segunda de boquilla.
En el Brasil de Lula, y hasta cierto punto de Dilma, hubo “paz social” por el asistencialismo caritativo y eso sirvió para que la oligarquía respirase tranquila durante muchos años, se reconstruyese y fortaleciese y ahora esté donde está. Todo eso ya no es necesario, como no lo es el PT y de ahí lo que ha pasado en las elecciones. Lo dicho: “Roma no paga traidores”.
Sólo hay un haber en el gobierno del PT: la incorporación a los BRICS. La burguesía industrial (recalco lo de industrial, que es donde aún el PT tiene algunos asideros) brasileña sabe lo que se está jugando en el mundo y no quiere perder su espacio. Eso mismo lo ha entendido Temer (el que dio el golpe a Dilma), que ha mantenido a Brasil dentro de los BRICS. Y supongo que lo mismo hará Bolsonaro si gana. Puede que proteste, que diga, que… pero, al igual que está haciendo Modi en la India (otro que tal baila) estrechando lazos con Rusia pese a la presión de EEUU, hay que saber de dónde sopla el viento y este no es favorable a EEUU.
Brasil está en América Latina y no en Asia, es más influenciable por EEUU que India, pero el dinero es el dinero y los intereses brasileños en los BRICS son bastante altos y me sorprendería que Bolsonaro se deshiciese de ellos. Estamos ante una situación, hipotética puesto que aún no ha ganado del todo, similar a la de Italia o Austria: gobiernos neofascistas manteniendo una política exterior diferente, buscando alianzas con Rusia, por ejemplo, sin por ello romper con EEUU pero alejándose un tanto de la tradicional sumisión.
Publicado por La Cuna del Sol
USA.

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