martes, 19 de febrero de 2019

Ucrania: la OTAN en la Constitución, por Manlio Dinucci


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Ucrania: la OTAN en la Constitución, por Manlio Dinucci


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Andriy Parubiy
‎Al día siguiente de la firma del protocolo de adhesión que convierte a Macedonia del Norte en el ‎miembro número 31 de la OTAN, Ucrania hizo algo sin precedente al inscribir en su Constitución ‎el compromiso de convertirse oficialmente en miembro de la alianza atlántica y de la Unión ‎Europea. ‎
El 7 de febrero, a propuesta del presidente Petro Porochenko –oligarca enriquecido gracias al ‎saqueo de las propiedades públicas y ahora nuevamente proclamado candidato a la presidencia– ‎el parlamento ucraniano aprobó, por 334 votos contra 35 y 16 ausentes, la modificación de la ‎Constitución en ese sentido. ‎
El Preámbulo enuncia «la marcha irreversible de Ucrania hacia la integración euro-atlántica». ‎Los artículos 85 y 116 decretan que el parlamento y el gobierno tienen como deber ‎fundamental «obtener la plena membresía de Ucrania en la OTAN y la Unión Europea». ‎El artículo 102 estipula que «el presidente de Ucrania es el garante del rumbo estratégico del ‎Estado hacia la obtención de la plena membresía en la OTAN y la Unión Europea.»‎
La inclusión en la Constitución ucraniana del compromiso de entrar oficialmente en la OTAN ‎comporta consecuencias muy graves.‎
En el plano interno, somete el porvenir de Ucrania a ese objetivo, excluyendo toda alternativa, y ‎pone fuera de la ley a todo partido o persona que se opongan al «rumbo estratégico del ‎Estado». Ya en este momento, la Comisión Electoral Central de Ucrania prohíbe a Petro ‎Simonenko, dirigente del Partido Comunista, participar en la elección presidencial prevista para el ‎mes de marzo. ‎
El “mérito” de haber introducido en la Constitución el compromiso de que Ucrania se convierta en ‎miembro de la OTAN recae principalmente en el presidente del parlamento, Andriy Parubiy ‎‎ [1]. Este personaje, cofundador del ‎Partido Nacional-Social ucraniano –creado en 1991 según el modelo del Partido Nacional ‎Socialista de Adolfo Hitler–; jefe de las formaciones paramilitares neonazis utilizadas en 2014 para ‎perpetrar el putsch de la Plaza Maidán –bajo la dirección de Estados Unidos y de la OTAN– y la ‎masacre de Odesa [2]; jefe del Consejo de Defensa y de Seguridad ‎Nacional, que, con el Batallón Azov [3] y otras ‎unidades neonazis, ataca a los civiles ucranianos de nacionalidad rusa en el este del país y con sus ‎escuadrones comete feroces abusos, saqueos de sedes de organizaciones políticas e incluso ‎organiza verdaderos autos de fe al estilo nazi. ‎
En el plano internacional, hay que tener en mente que Ucrania ya está de hecho dentro la OTAN, ‎como país asociado. Por ejemplo, el Batallón Azov, cuyo identificación con el nazismo está ‎expresada en su emblema, similar al de la unidad SS Das Reich, ha sido transformado en ‎regimiento de operaciones especiales, equipado con vehículos blindados y entrenado por ‎instructores estadounidenses miembros de la 173 División Aerotransportada de Estados Unidos ‎que llegaron a Ucrania desde la base de Vicenza (en Italia). ‎
Como la OTAN acusa a Rusia de haber anexado ilegalmente Crimea y de realizar acciones militares ‎contra Ucrania, si esta última entrara en la alianza atlántica los otros 30 miembros de la OTAN ‎estarían obligados –en virtud del artículo 5– a «asistir a la parte o las partes atacadas iniciando ‎de inmediato, tanto por separado como conjuntamente con las demás partes, las acciones que ‎juzgue necesarias, incluyendo el uso de la fuerza militar». ‎
En otras palabras, tendrían que entrar en guerra contra Rusia. ‎
Pero en Europa se observa un total silencio‎, tanto en los medios políticos como en la prensa, sobre esas peligrosas ‎implicaciones de la modificación de la Constitución de Ucrania –seguramente orquestada por los ‎estrategas de Estados Unidos y la OTAN. Ese silencio incluye al parlamento italiano, que ‎en 2017 estableció un documento de entendimiento con el parlamento ucraniano, documento ‎que suscribieron Laura Boldrini y Andriy Parubiy. ‎
Se fortaleció así la cooperación entre la República Italiana –nacida de la resistencia contra el ‎fascismo y el nazismo– y un régimen que ha creado en Ucrania una situación similar a la que ‎condujo al surgimiento del fascismo en los años 1920 y del nazismo en los años 1930. ‎
Traducido al español por la Red Voltaire a partir de la versión al francés de Marie-Ange Patrizio

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