martes, 26 de noviembre de 2019

Israel deporta al director de Human Rights Watch en Palestina


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Israel deporta al director de Human Rights Watch en Palestina


Israel deportó al director de la ONG internacional Human Rights Watch (HRW) para Israel y Palestina, Omar Shakir, por dar supuestamente apoyo a la campaña de boicot contra Israel.
Human rights watch
© AFP 2019 / John MacDougall
HRW ha afirmado que con la expulsión de Shakir, Israel se ha colocado en el "feo club" de los regímenes autoritarios.
Shakir perdió este mes un juicio ante el Tribunal Supremo de Justicia de Israel que se centró en la capacidad del Estado para expulsar a los que lo critican.
El Gobierno israelí rechazó renovar el visado de Shakir y este 25 de noviembre se acababa el plazo para que abandonara el país.
En una rueda de prensa en Jerusalén, antes de tomar su avión para dejar Israel, Shakir condenó la decisión del Gobierno israelí y la calificó de "ataque" a los movimientos pro derechos humanos.
"Si los israelíes pueden deportar a alguien que documenta abusos contra los derechos humanos sin tener que afrontar las consecuencias, ¿cómo vamos a poder detener estos abusos alguna vez?", se preguntó Shakir.
Israel alega que sus objeciones no son contra HRW ni los defensores de derechos humanos sino contra Shakir, ciudadano estadounidense. Su caso es una prueba en la que se aplica una polémica ley de 2017 que permite al Gobierno deportar a gente que presuntamente apoya el boicot a Israel o a las colonias judías en territorio palestino ocupado.
Todas las colonias son ilegales ante la ley internacional y la Unión Europea aprobó una legislación para obligar a etiquetar de forma especial los productos que procedan de los asentamientos, de modo que el consumidor sepa cuál es su origen.
Según esta ley, Israel vetó la entrada en su territorio, el pasado agosto, a dos congresistas estadounidenses muy críticas con las políticas israelíes, Ilhan Omar y Rashida Tlaib.
Más tarde, Israel aceptó una solicitud de Tlaib, de origen palestino, para visitar a su familia en Cisjordania con la condición de que no expresara sus puntos de vista sobre el boicot. Pero Tlaib se negó a aceptar las condiciones, que calificó de "opresivas".
Desde que se aprobó la ley, hecha a medida contra el movimiento de Boicot, Desinversión y Sanciones (BDS) contra Israel, este país ha prohibido la entrada al país a numerosos activistas pro derechos humanos, pero Shakir es el primero a quien se expulsa a través de esta normativa.
El director ejecutivo de HRW, Kenneth Roth, que quiso estar este 25 de noviembre en Jerusalén para apoyar a Shakir y lo acompañó en la rueda de prensa, negó que la ONG que encabeza, con base en Nueva York, ni Shakir hayan apoyado ni apoyen el boicot contra Israel.
Roth subrayó que presionar a empresas para conocer los abusos que la ocupación israelí comete no es lo mismo que apoyar un boicot.
En ese sentido, HRW insistió para que Airbnb retirara las ofertas de alquileres de apartamentos en colonias judías en territorio ocupado porque son contrarias a la ley internacional.
"Es un proceso estándar que los grupos pro derechos humanos insistan en que las empresas eviten ser cómplices de violaciones de los derechos humanos", señaló el director ejecutivo de HRW en la rueda de prensa.
"Omar aplicó los mismos principios habituales de solicitar a las empresas que no apoyen los asentamientos ilegales... HRW nunca ha llamado a un boicot contra Israel", añadió Roth.
Shakir tendrá que continuar su trabajo a distancia desde Amán, la capital jordana.
"Estamos acostumbrados a operar en países que impiden nuestra investigación. Hemos aprendido la necesidad de monitorear los abusos contra los derechos humanos desde lejos en países como Irán, Egipto y Venezuela, que han vetado a nuestros investigadores (...) "Hoy Israel se ha unido a este feo club de Gobierno", dijo Roth.
El director ejecutivo de HRW aseguró que la expulsión de Omar intensificará su trabajo sobre los abusos que cometen Israel y grupos palestinos como el movimiento islamista Hamás.
Las Naciones Unidas y la Unión Europea criticaron la decisión de deportar a Shakir y pidieron a Israel que la revirtiera.
El Reino Unido instó a Israel a permitir que las organizaciones de la sociedad civil operen libremente.
Shakir comentó que ser obligado a abandonar Israel era un obstáculo menor en comparación con la atmósfera cada vez más sofocante que existe para los defensores de los derechos israelíes y palestinos, que habían sufrido prohibiciones de viaje, arrestos y redadas en sus oficinas.

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