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La clave para superar la crisis engendrada por el COVID-19
Creo que a día de hoy todos tenemos conciencia de que
no hay papel higiénico en los supermercados; tal vez todos tengamos
menor idea de cómo llegó este a ser el caso y menos aún de cómo se
relaciona con el coronavirus (COVID-19).
© Desconocido
Más
que el virus mismo, es el pánico y la histeria contagiosa la que
ocasiona mayor peligro para el bienestar de la humanidad. No solamente
por el gigantesco impacto económico que esto ya está generando y las
muertes que puede ocasionar. Pero el hecho de vivir en un estado
constante de estrés tiene repercusiones pésimas para la salud mental y
fisiológica de cualquier persona.
Afortunadamente, me encontré con este video en internet en el que la emisora colombiana W. Radio entrevista al doctor Elmer Huerta, peruano residente en EE.UU., en el cual se aclaran los hechos y las características específicas del virus mismo:
Noten que en el minuto 3 se informa que en un estudio realizado con 70.000 personas se concluyó que, de cada 100 personas, 80 podrían contraer el virus y vencerlo sin ningún tipo de síntomas. 15 de estas, tendrían problemas respiratorios y síntomas inmunes y de los 100, cinco personas se encuentra en riesgo de tener mas complicaciones. Sin embargo, estos números cambian cuando se trata de personas menores de 10 años en los que 0.09% llegarían a tener complicaciones. El doctor concluye que el grupo con mayor riesgo son las personas mayores.
En Milán y en China, ya que se nos ha dicho tanto sobre las victimas del coronavirus en Italia, la edad media de los fallecidos es de 80 años.
Luego el doctor se adentra a desmentir el uso de los tapabocas como medida preventiva. También explica algo crucial sobre el efecto de la temperatura y la humedad en la longevidad del virus, también sobre lo longevo que es el virus en cuartos cerrados en comparación con campos abiertos.
Son 15 minutos de entrevista que en realidad arrojan una gran cantidad de luz sobre la mecánica del virus, y deja completamente en duda la reacción histérica de todos los gobiernos que han tomado medidas exageradas para intentar contrarrestar la propagación de algo en realidad inofensivo.
Si hay algo con la capacidad de destruir vidas, y para lo cual deberíamos inmunizarnos en realidad, es la reacción histérica que estamos observando hoy. No hace mucho tiempo, la mayoría de personas estarían completamente de acuerdo que si Donald Trump o Barack Obama decidieran declarar una ley marcial en EEUU, la reacción seria una violenta oposición, sin embargo hoy, luego de que los medios de comunicación nos han asustado con un inofensivo virus, las personas parecen estar clamando por más medidas restrictivas y por sacrificar sus libertades.
Tal vez a muchos se nos olvida que parte de tener seguridad es la capacidad de elección sobre nuestras acciones, entender que es seguro y que no implica errores, contemplación y aprendizaje. Pero mucho antes que esto, lo que se requiere es la capacidad de elección que permite cometer errores.
Cuando simplemente aceptamos medidas externas sin cuestionarlas, estamos sacrificando esta libertad que se encuentra en el centro de todo el aprendizaje que construye nuestro caracter, nuestras personalidades y lo que enseñamos a nuestros hijos.
Aunque es cierto que no tenemos la habilidad de imponer nuestra voluntad ante los gobiernos y las figuras de autoridad quienes impulsan fantasmas apocalípticos, lo que si podemos hacer es educarnos a nosotros mismos y controlar nuestro propio comportamiento para poder decidir como responder a las ocurrencias de los lunáticos que tenemos como líderes globales.
Esto nos permitiría inmunizarnos ante cualquier estimulo que intentan enviar en nuestra dirección, no participar de la histeria, y tal vez inspirar a otros a hacer lo mismo. Ante esto, me gustaría cerrar este articulo con las palabras de uno de mis psicólogos favoritos sobre la histeria y lo contagiosa que es, y sobre como erradicarla.
© Desconocido
Afortunadamente, me encontré con este video en internet en el que la emisora colombiana W. Radio entrevista al doctor Elmer Huerta, peruano residente en EE.UU., en el cual se aclaran los hechos y las características específicas del virus mismo:
Noten que en el minuto 3 se informa que en un estudio realizado con 70.000 personas se concluyó que, de cada 100 personas, 80 podrían contraer el virus y vencerlo sin ningún tipo de síntomas. 15 de estas, tendrían problemas respiratorios y síntomas inmunes y de los 100, cinco personas se encuentra en riesgo de tener mas complicaciones. Sin embargo, estos números cambian cuando se trata de personas menores de 10 años en los que 0.09% llegarían a tener complicaciones. El doctor concluye que el grupo con mayor riesgo son las personas mayores.
En Milán y en China, ya que se nos ha dicho tanto sobre las victimas del coronavirus en Italia, la edad media de los fallecidos es de 80 años.
Luego el doctor se adentra a desmentir el uso de los tapabocas como medida preventiva. También explica algo crucial sobre el efecto de la temperatura y la humedad en la longevidad del virus, también sobre lo longevo que es el virus en cuartos cerrados en comparación con campos abiertos.
Son 15 minutos de entrevista que en realidad arrojan una gran cantidad de luz sobre la mecánica del virus, y deja completamente en duda la reacción histérica de todos los gobiernos que han tomado medidas exageradas para intentar contrarrestar la propagación de algo en realidad inofensivo.
Si hay algo con la capacidad de destruir vidas, y para lo cual deberíamos inmunizarnos en realidad, es la reacción histérica que estamos observando hoy. No hace mucho tiempo, la mayoría de personas estarían completamente de acuerdo que si Donald Trump o Barack Obama decidieran declarar una ley marcial en EEUU, la reacción seria una violenta oposición, sin embargo hoy, luego de que los medios de comunicación nos han asustado con un inofensivo virus, las personas parecen estar clamando por más medidas restrictivas y por sacrificar sus libertades.
Tal vez a muchos se nos olvida que parte de tener seguridad es la capacidad de elección sobre nuestras acciones, entender que es seguro y que no implica errores, contemplación y aprendizaje. Pero mucho antes que esto, lo que se requiere es la capacidad de elección que permite cometer errores.
Cuando simplemente aceptamos medidas externas sin cuestionarlas, estamos sacrificando esta libertad que se encuentra en el centro de todo el aprendizaje que construye nuestro caracter, nuestras personalidades y lo que enseñamos a nuestros hijos.
Aunque es cierto que no tenemos la habilidad de imponer nuestra voluntad ante los gobiernos y las figuras de autoridad quienes impulsan fantasmas apocalípticos, lo que si podemos hacer es educarnos a nosotros mismos y controlar nuestro propio comportamiento para poder decidir como responder a las ocurrencias de los lunáticos que tenemos como líderes globales.
Esto nos permitiría inmunizarnos ante cualquier estimulo que intentan enviar en nuestra dirección, no participar de la histeria, y tal vez inspirar a otros a hacer lo mismo. Ante esto, me gustaría cerrar este articulo con las palabras de uno de mis psicólogos favoritos sobre la histeria y lo contagiosa que es, y sobre como erradicarla.
"Dado que es contagiosa, y que se transmite por medio de la resonancia psicológica, la identificación y la imitación, es prácticamente imposible que la histeria se manifieste como un simple fenómeno individual. Todo ser humano contiene diferentes grados de predisposición a esta malformación de la personalidad, pero normalmente es posible superarla con una buena crianza y una disciplina autoimpuesta, factores que nos predisponen al pensamiento correcto y a la disciplina emocional." ANDRZEJ M. ŁOBACZEWSKI
Alejandro Rodríguez
Alejandro es un editor de SOTT desde el 2014, Diseñador de profesión pero su curiosidad lo ha llevado a investigar y aprender sobre todo lo que se pueda encontrar en la web, una de sus frases favoritas es "si no lo puedes explicar de manera simple, no lo has entendido completamente" que explica su inclinación a entender de la manera mas completa el planeta que todos compartimos.
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