Europa del Este planta cara a la Unión Europea
© Collage: La Voz de Rusia
Dada
la gran popularidad del primer ministro Víctor Orbán, y sus indudables
progresos económicos, la tensión entre Budapest y Bruselas irá en
aumento y arrastrará a otros Estados de Europa Central y del Este.
En
la primavera de 2014, en Hungría se celebrarán las elecciones al
Parlamento, y la oposición centroizquierda no ha perdido tiempo para
imputar a Orbán y a sus partidarios de intentar aprovechar esta fecha
histórica para fines electorales.
Lo
cierto es que, en parte, estas acusaciones son fundamentadas. En la
conciencia de los pueblos de Europa Central y del Este el controvertido
pasado histórico y el turbulento presente están entretejidos hasta tal
punto que cualquier fecha más o menos significante se aprovecha con
fines políticos o nacionalistas. Y en la historia de la misma Hungría
tales fechas abundan. Valgan como ejemplo el surgimiento del reinado de
San Esteban I que incorporó los territorios de la moderna Eslovaquia,
Croacia y Transilvania; la fatal derrota sufrida en la batalla de Mohács
a manos del ejército otomano en 1526; la Primera Guerra Mundial, a raíz
de la cual el país (a la sazón parte integrante de la monarquía de los
Habsburgo) perdió dos tercios de su territorio y la población y, por
último, la Revolución de 1956 aplastada por tropas soviéticas.
Ello,
no obstante, en honor a la verdad cabe señalar que Víctor Orbán no es
tan propenso a la matización política de los hechos históricos como
otros políticos húngaros de primera línea.
Su
trayectoria política había comenzado en el filo de los años ochenta y
noventa del siglo pasado con una aguda crítica de la URSS y la promoción
de una vía independiente de desarrollo para Hungría.
Por
aquellos años, nadie en Hungría criticaba a Bruselas, puesto que
Budapest ansiaba incorporarse cuanto antes a la UE y a la OTAN.
Simplemente, no había nada que criticar. La UE solo emergía en
Maastricht, no había ningún euro, mientras que el principal mérito de la
integración europea era la posibilidad de viajar sin visado por Europa.
El ingreso de Hungría a la UE en 2004 (manteniéndose el curso legal del
forinto) fue un éxito lógico de los anteriores gobiernos húngaros que
funcionaron durante quince años de transición.
Pero
tan solo al cabo de una par de años la euforia en Hungría, así como en
los países vecinos, se esfumó, viéndose reemplazada por un brote de
ánimos nacionalistas. Se hizo evidente que la UE, lejos de resultar
incapaz de impulsar el desarrollo económico y social, privó a los
pueblos de la Europa del Este de los logros socialistas: plantas
industriales, tradiciones de la producción agropecuaria, mercados de
venta habituales. A los húngaros, polacos, checos, eslovacos (a partir
de 2007, también a los búlgaros y a los rumanos) les obligaron a
renunciar a sus intereses económicos, a la independencia en el comercio y
la política exterior, a las tradiciones socioculturales. A partir de
2009, la UE añadió a ello las demandas de adoptar medidas de ajuste bien
para rescatar a Grecia, bien para reconfortar a los alemanes o bien
para tranquilizar a los euroburócratas de Bruselas.
ach/kg/sm
Nota: Las opiniones expresadas por el autor no necesariamente coinciden con los puntos de vista de la redacción de La Voz de Rusia.
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