jueves, 30 de mayo de 2019

La Cuarta Transformación y los trabajadores


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La Cuarta Transformación y los trabajadores

 

 


El proceso de renovación política denominado la Cuarta Transformación dirigido por el Presidente Andrés Manuel López Obrador se desenvuelve de manera cautelosa, sabedor de los grandes poderes que se afianzaron durante tres décadas de neoliberalismo, las decisiones implementadas no responden a la urgentes necesidades de la clase trabajadora.
La estrategia del actual mandatario está bien pensada, las fuerzas de la reacción en cualquier momento pudieran implementar un plan de acción apostando a la desestabilización, como ha sucedido en distintas latitudes del mundo. De darse ese escenario, a quién convendría sería precisamente a la derecha reaccionaria y sin duda al imperialismo.
En este contexto, parece ser que se sentarán las bases para una futura transformación, que de una vez por todas elimine de tajo al neoliberalismo y acerque a la nación a un sendero de desarrollo económico independiente abriendo posibilidades para hacer realidad las reivindicaciones sociales de quienes históricamente han sido desfavorecidos.
No obstante, se tiene que reconocer que un gobierno por más progresista y revolucionario que se proclame, condicionado por el sistema económico capitalista hegemónico, nunca podrá encabezar una lucha frontal por mejores condiciones de vida de la clase trabajadora, porque de hacerlo enfrentaría a la clase dominante, quien al final de cuenta sostiene el status quo del que el Estado es parte.
Indudablemente, para los trabajadores la única forma para defender sus derechos y tratar elevar su calidad de vida, radica en la lucha organizada, en la organización sindical. Solamente los trabajadores organizados en gremios pueden tener la fuerza necesaria para poner un freno a las injusticias y acercarse con pasos certeros a la igualdad.
Lamentablemente la historia del sindicalismo en México, pasa por una serie de sucesos escandalosos y vergonzosos, pareciera que la vida sindical gira en torno de la corrupción, el sometimiento, la traición, el encumbramiento de líderes entreguistas a las posiciones de los patrones, etc.
Tal situación no es algo fortuito, ha sido el modus operandi de los enemigos de la clase trabajadora, para el poder económico es conveniente tener a los trabajadores en la desunión y el control por medio de sindicatos blancos afines a sus intereses. A la par han utilizado los medios de comunicación a su servicio para promover una campaña brutal contra el sindicalismo y reducirlo a los peores ejemplos: nepotismo, corrupción y demás lacras. Lacras fomentados por ellos mismos, pero que al exhibirlos solo muestran a quien recibió el soborno pero no a quien lo dió y promovió.
Es verdad que la corrupción ha permeado históricamente en los sindicatos y sus dirigentes. Basta recordar la detrimente figura que fue Luis Napoleón Morones, fundador de la CROM que al servicio de los gobiernos de Álvaro Obregón y Plutarco Elías Calles se enriqueció y mermó las justas luchas de los trabajadores. En tiempo más reciente personajes como Jongitud Barrios, Joaquín Hernández Galicia, Leonardo Rodríguez Alcaine, Elba Esther Gordillo, Carlos Romero Deschamps , Víctor Flores, fueron o son muestra de los peores vicios del sindicalismo.
En contraparte han existido y existen figuras de dirigentes sindicales intachables. Entre ellos sin duda; el Maestro Vicente Lombardo Toledano, fundador del primer sindicato de maestros en el país y artífice de la Confederación de Trabajadores de México (CTM) que en el período del General Lázaro Cárdenas impulsó y apoyó acciones para el desarrollo nacional y el bienestar popular. Figuras como Othon Salazar Ramírez, Misael Nuñez Acosta son inspiración en las luchas del magisterio democrático
La víspera de un proceso que parece poner término a tres décadas de neoliberalismo, abre la puerta a una nueva oportunidad para la clase trabajadora para la defensa de sus derechos más elementales. Para ello, necesita organizarse, la reciente Reforma Laboral lo estimula de gran manera. Pero la lucha por la defensa de los derechos laborales,no se dará esperando la buena voluntad del gobierno en turno. Solamente podrá ser una realidad por medio de sindicatos fuertes y centrales obreras independientes. Únicamente los trabajadores organizados y conscientes podrán encauzar la Cuarta Transformación para el beneficio colectivo y no para unos cuantos.
Manuel Alejandro Ramirez Solorio es Licenciado en Docencia en Lengua y Literatura por la Universidad Autónoma de Baja California, Profesor de Educación Básica y Media Superior.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

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