martes, 2 de octubre de 2012

POLICIAS AGREDEN A PERIODISTAS

MÉXICO, D.F.(Agencias)El humo salía de las oficinas y los vehículos quemados la noche del domingo. Hasta el cuarto número siete del Hotel Victoria, ubicado al lado del Palacio Municipal, llegaron gritos y ruidos semejantes a disparos o cohetes, recuerda María de la Luz Peters, corresponsal de EL UNIVERSAL en Chiapas. Al asomarse para ver qué sucedía, observó a varios policías antimotines, con uniforme azul, rostros cubiertos y armas largas, que detenían de forma violenta a manifestantes, a quienes arrastraban del cabello y luego los pateaban. Fue a buscar su cámara y le avisó a su compañero, Juan de Dios, corresponsal del periódico Milenio, lo que pasaba, y empezaron a filmar y tomar fotos. “Los policías, me imagino que por algún flash, se dieron cuenta, por lo que nos aventaron una luz y con palabras altisonantes nos decían que dejáramos de filmar. Nos identificamos como prensa y seguimos con nuestra labor; nos amenazaron que si no dejábamos de filmar iban a subir a sacarnos y nosotros insistimos en que realizábamos nuestro trabajo”, dice María. Como respuesta les arrojaron botellas de plástico, “pero cuando alcancé a ver un objeto parecido a una piedra grité: ‘¡No arrojen eso, hay una menor en el cuarto y pueden lastimarla!’. Ellos insistían en que bajáramos”. En tanto, un grupo de policías ingresó al hotel y sin permiso entraron al cuarto. “La niña se despertó y se refugió debajo de la cama. Los policías nos pedían el equipo; al negarme a entregarlo me decían que era ‘una vieja loca’ y amenazaron con llevarnos”, recuerda. Juan de Dios fue jaloneado y tomado por el cabello; lo sacaron del cuarto, y registraron sus pertenencias. “Logré tomar unas fotos con el celular, que intentaron quitarme empujándome hacia la puerta. “A mi compañero se lo llevaron. Me quedé con la niña; ella temblaba y preguntaba que le iban a hacer a su papá. Lo primero que se me ocurrió fue mandar mensajes a Facebook”, señala. A Juan de Dios lo arrastraron por la plaza, le cubrieron la cara y lo maniataron con su propia camisa. Le rompieron la bolsa del pantalón para quitarle la cartera y lo aventaron a un patrulla con otros detenidos. Él gritaba que era periodista. Una hora después, lo soltaron. Le devolvieron la cartera sin dinero (3 mil pesos), la cámara sin memoria electrónica y no sabe cómo perdió la segunda. “En mi cartera había mil 250 pesos que tampoco aparecieron. Por la mañana, nos desalojaron del hotel, por ‘órdenes de la dueña’, dijo el encargado, y nos quitaron la luz e internet. Por seguridad salimos”. Ambos periodistas ahora prevén presentar una denuncia ante la Procuraduría General de la República.

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