domingo, 28 de julio de 2019

NOTICIAS DE HOY jul 28 (26)


 


NOTICIAS DE HOY jul 28 (26)

La Hermandad Musulmana como ‎miembro del Consejo de Seguridad ‎Nacional de Estados Unidos, por Thierry Meyssan


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La Hermandad Musulmana como ‎miembro del Consejo de Seguridad ‎Nacional de Estados Unidos, por Thierry Meyssan


Este artículo este parte del libro De la impostura del 11 de septiembre a Donald Trump. Ante nuestra ‎mirada, la gran farsa de las primaveras árabes.
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En 2011, el presidente tunecino Ben Ali, el Líder libio Muammar el-Kadhafi y ‎el presidente egipcio Hosni Mubarak estaban a las órdenes de Washington. Kadhafi ‎había renunciado en 2003 a la independencia política y los otros dos siempre habían sido ‎vasallos de Estados Unidos. Sin importar los servicios prestados a la superpotencia ‎estadounidense, los tres fueron expulsados del poder para reemplazarlos por la Hermandad Musulmana.

7- Inicios de la “Primavera árabe” en Túnez


El 12 de agosto de 2012, el presidente estadounidense Barack Obama, firma la Directiva ‎Presidencial de Seguridad Nº 11 (PSD-11). Obama informa a todas sus embajadas en el Medio ‎Oriente ampliado, o Gran Medio Oriente, que deben prepararse para “cambios de régimen” ‎‎ [1]. Para coordinar la acción secreta en el terreno, el presidente demócrata ‎Barack Obama nombra varios miembros de la Hermandad Musulmana como miembros del ‎Consejo de Seguridad Nacional de Estados Unidos. Washington va a poner en aplicación el ‎plan británico de las llamadas “Primaveras Árabes”. Para la Hermandad Musulmana, ‎ha llegado el momento de alcanzar la gloria. ‎
El 17 de diciembre de 2010, un vendedor ambulante de verduras, “Mohamed” (Tarek) Bouazizi, ‎cuya mercancía ‎había sido confiscada por la policía, se inmola en Túnez prendiéndose fuego. La ‎Hermandad ‎Musulmana se apodera del incidente y hace correr noticias falsas según las cuales el ‎joven Bouazizi era un estudiante sin ‎trabajo y una mujer policía lo había abofeteado. ‎Inmediatamente, los hombres de la National ‎Endowment for Democracy (NED, la falsa ONG de los ‎servicios secretos de los 5 Estados ‎anglosajones) soborna a la familia del difunto para que no ‎revele la verdad y caldea los ánimos en ‎el país. En medio de la cadena de manifestaciones contra ‎el desempleo y los actos de violencia de ‎la policía, Washington hace saber al presidente tunecino ‎Ben Ali que tiene que dejar el país, ‎mientras que el MI6 organiza el regreso triunfal –desde ‎Londres– del Guía de la Hermandad ‎Musulmana tunecina, Rached Ghannouchi. ‎
A eso se resume la “revolución del jazmín” [2]. El esquema de este cambio de régimen toma ‎algunos ‎elementos de la caída del shah de Irán, seguida del regreso del imam Khomeini, ‎agregándole otros ‎de las más recientes revoluciones de colores. ‎
Rached Ghannouchi había creado una rama tunecina de la Hermandad Musulmana y realizado ‎una ‎intentona golpista en 1987. Arrestado y encarcelado varias veces, se exila en Sudán, donde ‎goza ‎del respaldo de Hassan el-Turabi. Después se exila en Turquía, donde se acerca a Recep ‎Tayyip ‎Erdogan, por entonces dirigente de la Milli Gorus. En 1993, Ghannouchi obtiene asilo ‎político en ‎Londonistán, donde se instala con sus dos mujeres y sus hijos. ‎
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Moncef Marzouki y Rached Ghannouchi, dos personalidades tunecinas que se presentan como ‎‎“antiestadounidenses”. Marzouki, líder de extrema izquierda, trabaja para la NED ‎estadounidense, mientras que Ghannouchi, dirigente de la Hermandad Musulmana, trabaja ‎para la Westminster Foundation británica.‎

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La “Liga de Protección de la Revolución” (LPR) es el equivalente tunecino del ‎‎“Aparato Secreto” de la Hermandad Musulmana en Egipto. Su jefe es Ihmed Deghij (a la ‎izquierda en la foto) y Rached Ghannouchi (a la derecha) designa las personas que van a ser ‎eliminadas.‎
Los anglosajones ayudan a Ghannouchi a mejorar la imagen de su partido, el Movimiento de ‎la ‎Tendencia Islámica, rebautizado como Movimiento del Renacimiento (Ennahdha). Para calmar ‎los ‎temores de la población ante la cofradía, la NED recurre a sus peones de la extrema izquierda. ‎Moncef Marzouki, presidente de la Comisión Árabe de Derechos Humanos, hace de ‎garante moral ‎afirmando públicamente que la Hermandad Musulmana ha cambiado mucho y que ‎los miembros ‎de la cofradía se han convertido en demócratas. El propio Marzouki será electo ‎presidente de ‎Túnez. Ghannouchi gana las elecciones legislativas y logra formar un gobierno, de ‎diciembre de ‎‎2011 hasta agosto de 2013. En ese gobierno introduce a otros peones de la NED, ‎como Ahmed ‎Nejib Chebbi, un ex maoísta y posteriormente trotskista reciclado por Washington. ‎Siguiendo el ‎ejemplo de Hassan al-Banna, Ghannouchi constituye una milicia vinculada a su ‎partido –la Liga de ‎Protección de la Revolución– que se encarga de los asesinatos políticos, como ‎el del líder opositor ‎Chokri Belaid.‎
A pesar del indudable respaldo que una parte de la población tunecina le había aportado a ‎su ‎regreso, el partido de Ghannouchi (Ennahdha) se vuelve rápidamente minoritario. Antes de ‎dejar el ‎poder Ghannouchi hace votar una serie de leyes fiscales cuyo objetivo es provocar con el ‎tiempo ‎la ruina de la burguesía laica. Espera transformar así la sociología del país y volver ‎rápidamente a ‎los primeros planos del escenario político. ‎
En mayo de 2016, Innovative Communications & Stratégies –compañía creada por el MI6– ‎monta ‎el 10º Congreso de Ennahdha. Los propagandistas aseguran que Ennahdha se ha convertido ‎en ‎una formación “civil” y que ahora separa sus actividades políticas de las religiosas. Pero ‎esa ‎evolución nada tiene que ver con el laicismo, simplemente se ha pedido a los dirigentes que ‎se ‎repartan el trabajo y que no ocupen simultáneamente cargos electivos y cargos eclesiásticos, ‎en ‎otras palabras que el mismo individuo no sea a la vez diputado e imam. ‎

8- La “Primavera árabe” en Egipto


El 25 de enero de 2011, o sea una semana después de la huida del presidente tunecino Ben Alí, ‎la ‎fiesta nacional de Egipto se convierte en manifestación contra el poder. El tradicional ‎dispositivo ‎estadounidense de las revoluciones de colores dirige estas protestas: los serbios ‎entrenados por ‎Gene Sharp –el teórico de la OTAN especializado en los llamados “golpes suaves”, ‎que en realidad ‎son cambios de régimen sin recurrir a la guerra [3]– y los hombres de la ‎NED. Sus libros y folletos ‎traducidos al árabe, que precisan hasta las consignas a utilizar en las ‎manifestaciones, se ‎distribuyen ampliamente desde el primer día. Gran parte de esos espías serán ‎posteriormente ‎arrestados, juzgados, condenados y luego expulsados del país. Los manifestantes ‎son movilizados ‎principalmente por la Hermandad Musulmana, cuyo respaldo a nivel nacional se ‎estima entre un ‎‎15 o 20%, y por Kifaya (“¡Basta ya!”), un grupo creado por Gene Sharp. Se inicia la ‎‎“revolución del ‎loto” [4] o “revolución blanca”. Las protestas tienen lugar principalmente en El Cairo, en la plaza ‎Tahrir, y en otras 7 ciudades. Pero ‎están muy lejos de la ola revolucionaria de Túnez. ‎
La Hermandad Musulmana recurre a la violencia desde el primer momento. En la plaza Tahrir, ‎los ‎miembros de la cofradía llevan sus heridos a una mezquita previamente equipada con todo ‎lo ‎necesario para prestarles los primeros auxilios. Los canales de televisión de las ‎petromonarquías ‎de Qatar (Al-Jazeera) y Arabia Saudita (Al-Arabiya) llaman al derrocamiento del ‎régimen y ‎transmiten en vivo la información estratégica. Estados Unidos trae de regreso a Egipto ‎al ex ‎director de la Organización Internacional de la Energía Atómica (OIEA), el premio Nobel de la ‎Paz ‎Mohamed el-Baradei, ahora convertido en presidente de la Asociación Nacional para el ‎Cambio. A el-Baradei se le concedió el Nobel por haber calmado a Hans Blix, cuando este último ‎denunciaba ‎en nombre de la ONU las mentiras de la administración Bush tendientes a justificar la ‎guerra ‎contra Irak. Desde hace más de un año, el-Baradei preside una coalición creada según el ‎esquema ‎de la Declaración de Damasco: un texto razonable, firmantes de todas las tendencias… ‎más la ‎Hermandad Musulmana, cuyo programa es en realidad todo lo contrario del contenido de ‎la ‎plataforma. ‎
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Para el vocero de la Hermandad Musulmana en Egipto, Essam Elariam, los Acuerdos de ‎Camp David no son importantes. Lo urgente es criminalizar la homosexualidad.
‎La Hermandad Musulmana es, en definitiva, la primera organización egipcia que llama al derrocamiento ‎del ‎régimen. Las televisoras de todos los países miembros de la OTAN y del Consejo de ‎Cooperación ‎del Golfo predicen la fuga del presidente Hosni Mubarak, mientras que el enviado ‎especial del ‎presidente Obama –el embajador Frank Wisner Jr., padre de adopción del presidente ‎francés ‎Nicolas Sarkozy–, primero finge apoyar a Mubarak para ponerse después del lado de la ‎multitud. ‎Frank Wisner presiona a Mubarak para que se retire. Finalmente, al cabo de 2 semanas ‎de motines ‎y de una manifestación que reúne un millón de personas, Mubarak recibe de ‎Washington la orden de ceder y dimitir. Pero Estados ‎Unidos quiere cambiar la Constitución antes ‎de poner a la Hermandad Musulmana en el poder. Así ‎que el poder queda temporalmente en ‎manos del ejército. El mariscal Mohamed Husein Tantawi ‎preside el Comité Militar que se ocupa ‎de la gestión cotidiana del país. Tantawi nombra una ‎Comisión Constituyente de 7 personas, 2 de ‎ellas miembros de la Hermandad Musulmana. Es ‎precisamente uno de estos últimos, el juez Tareq ‎Al-Bishri, quien preside los trabajos de la ‎Comisión. ‎
No obstante, la cofradía sigue realizando manifestaciones todos los viernes, a la salida de ‎las ‎mezquitas, y perpetra linchamientos de cristianos coptos sin que la policía intervenga ‎para ‎evitarlos. ‎

9- Nada de revoluciones de colores para Bahréin ni Yemen‏


Aunque la cultura yemenita no tiene absolutamente nada que ver con la del norte de ‎África, ‎exceptuando el uso del mismo idioma, un importante movimiento de protesta sacude ‎desde hace ‎meses Bahréin y Yemen. La coincidencia con los sucesos de Túnez y Egipto amenaza ‎con crear ‎cierta confusión. El emirato de Bahréin sirve de base a la Quinta Flota estadounidense, ‎que desde ‎allí controla la circulación marítima en el Golfo Pérsico, mientras que Yemen domina –‎junto con ‎Yibuti– la entrada y salida del Mar Rojo y del Canal de Suez. ‎
La dinastía reinante en Bahréin teme que la sublevación popular barra a la monarquía ‎y, ‎obedeciendo a un reflejo natural, atribuye la revuelta a Irán ya que, en 1981, un ayatola ‎chiita ‎iraquí había intentado exportar la revolución del imam Khomeini y derrocar el régimen títere ‎que ‎los británicos habían instaurado en Bahréin en el momento de la independencia, en 1971. ‎
El secretario de Defensa estadounidense Robert Gates viaja a la región y autoriza Arabia Saudita ‎a ‎aplastar esas verdaderas revoluciones. El príncipe saudita Nayef dirige la represión. Al igual que ‎el ‎príncipe Bandar, Nayef pertenece al clan de los Sudairis, aunque Nayef es mayor y Bandar sólo ‎es ‎hijo de una esclava. La repartición de los papeles entre ellos es muy clara: el tío –Nayef– ‎se ‎encarga de mantener el orden reprimiendo los movimientos populares, mientras que el sobrino ‎‎–‎Bandar– se ocupa de desestabilizar Estados mediante la organización del terrorismo. Lo ‎‏ ‏importante es que nos fijemos en qué países actúa uno y en cuáles actúa el otro [5]. ‎

10- La “Primavera árabe” en Libia


Washington había planeado el derrocamiento de los regímenes aliados encabezados por Ben Alí ‎y ‎Mubarak sin recurrir a la guerra. Pero todo será muy diferente en Libia y Siria, países ‎gobernados ‎por los revolucionarios Kadhafi y Assad. ‎
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Después de haber enseñado a los petrodictadores a hablar como demócratas, de haber ‎organizado Al-Jazeera y de haber introducido en Libia las compañías estadounidenses, ‎Mahmoud Jibril –miembro de la Hermandad Musulmana– se convierte en líder de la ‎‎“revolución” contra el mismo régimen para el que había trabajado hasta el día anterior.‎
A principios de febrero de 2011, siendo aún Hosni Mubarak presidente de Egipto, la CIA ‎organiza ‎en El Cairo el inicio de la continuación de las operaciones. Un encuentro reúne a varios ‎actores, ‎como la NED –representada por los senadores estadounidenses John McCain, a nombre ‎de los ‎republicanos, y Joe Liberman, por el Partido Demócrata–, Francia –representada por ‎Bernard-‎Henri Levy– y la Hermandad Musulmana. A la cabeza de la delegación libia está Mahmud ‎Jibril –el ‎miembro de la cofradía que formó a los dirigentes de las monarquías del Golfo y ‎reorganizó Al-‎Jazeera. Jibril llega a la reunión como número 2 del gobierno de la Yamahiriya Árabe ‎Libia y sale de ‎ella… como jefe de la oposición a la “dictadura”. Ya no regresa a su lujosa oficina de ‎Trípoli sino ‎que se va a la ciudad de Bengazi, en la región libia de Cirenaica. En la delegación siria ‎están Anas ‎al-Abdeh, fundador del Observatorio Sirio de los Derechos Humanos (OSDH), y su ‎hermano Malik ‎al-Abdeh, director de Barada TV –televisión antisiria financiada por la CIA y el ‎Departamento de ‎Estado. Washington ordena iniciar las guerras civiles, simultáneamente en Libia ‎y en Siria. ‎
El 15 de febrero, el Dr. Fathi Terbil, abogado de las familias de los muertos en 1996 durante ‎la ‎masacre de la cárcel de Abu Salim, recorre Bengazi asegurando que la cárcel local está en llamas ‎y ‎llamando la población a liberar a los presos. Será brevemente arrestado y liberado el mismo día. ‎Al ‎día siguiente, 16 de febrero, también en Bengazi, agitadores atacan 3 puestos de la policía, ‎los ‎locales de la seguridad interna y las oficinas del fiscal. Al defender la armería de la ‎seguridad ‎interna, la policía mata a 6 de los atacantes. Mientras tanto, en Al-Baidha, entre Bengazi ‎y la ‎frontera con Egipto, otro grupo de individuos armados ataca igualmente varios puestos de ‎la ‎policía, los locales de la seguridad interna y logran tomar el cuartel Hussein Al-Jwaifi y la ‎base ‎aérea militar de Al-Abrag, se apoderan de gran cantidad de armas, golpean a los guardias ‎y ‎cuelgan a un soldado. Otros incidentes menos espectaculares tienen lugar de manera ‎coordinada ‎en otras 7 ciudades libias [6]. ‎
Estos atacantes dicen pertenecer al Grupo Islámico Combatiente en Libia (GICL, afiliado a al-‎‎Qaeda) [7]. Son todos miembros o ex miembros de la Hermandad ‎Musulmana. Dos de sus jefes han ‎pasado por el lavado de cerebro que se practica en la base naval ‎estadounidense de Guantánamo, ‎según las técnicas de los profesores Albert D. Biderman y Martin ‎Seligman [8].‎
A finales de los años 1990, el GICL había tratado de matar a Kadhafi en 4 ocasiones, por orden ‎del ‎MI6, y de crear una guerrilla en las montañas de la región libia de Fezzan. El general libio ‎Abdel ‎Fattah Younes lo combatió entonces duramente, obligándolo a retirarse de la Yamahiriya. ‎Desde ‎los atentados del 11 de septiembre de 2001, el GICL aparece en la lista de ‎organizaciones ‎terroristas elaborada por el Comité 1267 de la ONU… pero tiene una oficina en ‎Londres, bajo la ‎protección del MI6.‎
El nuevo jefe del GICL, Abdelhakim Belhadj, quien luchó en Afganistán junto a Osama ben Laden ‎y ‎también en Irak, había sido arrestado en Malasia, en 2004, y trasladado a una cárcel secreta de ‎la ‎CIA en Tailandia, donde se le aplicó el llamado “suero de la verdad” y fue sometido a ‎torturas. ‎Como resultado de un acuerdo entre Estados Unidos y Libia, Belhadj fue enviado de ‎regreso a este ‎último país, donde fue nuevamente torturado –pero por agentes británicos– en la ‎cárcel de Abu ‎Salim. El GICL y al-Qaeda fusionan en 2007. ‎
Sin embargo, en el marco de las negociaciones de 2008-2010 con Estados Unidos, Saif al-‎Islam ‎Kadhafi había negociado una tregua entre la Yamahiriya y el GICL, ya vinculado a al-Qaeda. ‎Esta ‎última organización publica incluso un largo documento, titulado los Estudios Correctores, ‎donde ‎reconoce haberse equivocado al llamar a la yihad contra los correligionarios en un país ‎musulmán. ‎En 3 oleadas sucesivas, todos los miembros de al-Qaeda son amnistiados y liberados ‎en Libia, bajo ‎una sola condición: que renuncien por escrito a la violencia. De los 1 800 yihadistas ‎encarcelados ‎en Libia, sólo un centenar rechaza el acuerdo y prefiere seguir en la cárcel. En ‎cuanto es liberado, ‎Abdelhakim Belhadj sale de Libia y se instala en Qatar. Pero en 2011, todos ‎aquellos yihadistas ya ‎habían logrado regresar a Libia sin que nadie hiciera sonar las alarmas. ‎
El 17 de febrero de 2011, la Hermandad Musulmana organiza en Bengazi una manifestación en ‎memoria de ‎las 13 personas muertas durante la manifestación de 2006 contra el consulado de ‎Italia. Los ‎organizadores afirman que fue Muammar el-Kadhafi quien organizó en aquella época el ‎escándalo ‎de las “caricaturas de Mahoma” con ayuda de la Liga del Norte italiana. La ‎manifestación se ‎convierte en enfrentamiento, con un saldo de 14 muertos entre manifestantes y ‎policías.‎
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La Hermandad Musulmana distribuye la nueva bandera que quiere imponer a los ‎libios: es la bandera del ex rey Idris y de la colonización británica.
Se inicia así la “revolución”. La realidad es que los manifestantes no buscan derrocar la ‎Yamahiriya ‎sino proclamar la independencia de la región de Cirenaica. Se distribuyen entonces en ‎Bengazi ‎decenas de miles de banderas de los tiempos del rey Idriss (1889-1983). La Libia moderna ‎se compone de 3 provincias del antiguo Imperio otomano que no se convirtieron en un solo ‎país ‎hasta 1951. La región de Cirenaica estuvo gobernada –desde 1946 hasta 1969– por la ‎monarquía ‎de los Senussi, una familia wahabita respaldada por los sauditas, que logró extender su ‎poder a ‎toda Libia. ‎
Ante estos actos de violencia, Muammar el-Kadhafi promete hacer “correr ríos de sangre” con ‎tal ‎de salvar a su pueblo de los islamistas. En Ginebra, la Liga Libia de Derechos Humanos, ‎asociación ‎creada por la NED, separa esas declaraciones de su contexto y las presenta a la prensa ‎occidental ‎como amenazas proferidas contra el pueblo libio, además de asegurar que Kadhafi ya ‎está ‎bombardeando Trípoli. En realidad, esta Liga es un cascarón vacío que reúne a los individuos ‎que ‎habrán de convertirse en ministros de la Libia post-Kadhafi, después de la invasión de la ‎OTAN. ‎
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Mahmoud Jibril había reorganizado Al-Jazeera en 2005 para convertir ese canal de televisión ‎satelital qatarí en la televisión de la Hermandad Musulmana. Al-Jazeera alimenta el mito de que ‎Osama ben Laden está vivo. El consejero espiritual de Al-Jazeera, Yussef al-Qaradawi, ‎transmite en esa televisión un programa semanal donde llama a asesinar al Líder libio ‎Muammar el-Kadhafi.‎
El 21 de febrero, el jeque Yussef al-Qaradawi emite a través de Al-Jazeera una fatwa en la ‎que ‎ordena a los militares libios que salven al pueblo asesinando a Muammar el-Kadhafi. ‎
El Consejo de Seguridad de la ONU, basándose en los trabajos del Consejo de Derechos ‎Humanos ‎de Ginebra –que ha oído en audiencia a la ya mencionada Liga libia y al embajador libio– ‎y a ‎pedido del Consejo de Cooperación del Golfo (CCG), autoriza el uso de la fuerza para proteger ‎a la ‎población frente al dictador. ‎
Pero el general estadounidense Carter Ham, comandante del AfriCom, siente la sangre hervir ‎en ‎sus venas cuando el Pentágono le ordena coordinar sus acciones con el GICL, vinculado a al-‎‎Qaeda. ¿Cómo es posible trabajar en Libia con los mismos individuos contra quienes se ‎está ‎luchando en Irak y que han matado soldados estadounidenses? El Pentágono depone de ‎inmediato ‎al general Carter Ham, en beneficio del almirante James Stavridis, comandante del ‎EuCom y de las ‎fuerzas de la OTAN.‎
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Foto de una sesión de ‎entrenamiento de los Navy Seals estadounidenses. De los 38 Navy Seals que ‎supuestamente mataron a Osama ben Laden, 30 murieron en diversos accidentes en las ‎semanas posteriores a la operación.

Se produce entonces un entreacto. El 1º de mayo de 2011, el presidente Barack Obama ‎anuncia ‎que el Comando 6 de los Navy Seals ha eliminado en Abbottabad (Pakistán) a Osama ben Laden, de ‎quien no se tenían noticias creíbles desde hace casi 10 años. Ese anuncio permite cerrar ‎el ‎expediente de al-Qaeda y “maquillar” a los yihadistas para convertirlos en aliados de ‎Estados ‎Unidos, como en los viejos tiempos de las guerras en Afganistán, en Bosnia-‎Herzegovina, ‎Chechenia y Kosovo. El cuerpo de este “ben Laden” será lanzado al mar ‎‎ [9]. ‎
En Libia, la línea del frente se mantiene sin cambios durante 6 meses. El GICL controla Bengazi ‎y ‎proclama un Emirato Islámico en Derna, ciudad de donde provienen la mayoría de sus ‎miembros. ‎Para aterrorizar a los libios, el GICL secuestra gente al azar. Los cuerpos mutilados, o ‎partes de ‎ellos, aparecen después en las calles. Los yihadistas eran inicialmente personas ‎normales, pero sus ‎jefes e instructores les suministran una mezcla de drogas naturales y drogas ‎sintéticas que inhibe ‎toda sensación o sentimiento humano, lo cual permite llevarlos a cometer ‎todo tipo de ‎atrocidades sin que tengan conciencia de lo que hacen. La CIA necesita súbitamente ‎grandes ‎cantidades de Captagón –un derivado de anfetaminas– y, para obtenerlas, recurre al primer ‎ministro búlgaro, el jefe mafioso Boiko Borisov –quien presidirá el Consejo Europeo en ‎‎2018. ‎Boiko Borisov es un ex guardaespaldas que se enroló en la Security Insurance Company, una ‎de las ‎grandes organizaciones mafiosas de los Balcanes. Esa compañía dispone de ‎laboratorios ‎clandestinos que producen la droga para los deportistas alemanes. Borisov garantiza ‎la entrega, ‎por toneladas, de las milagrosas pastillas, que los yihadistas han de consumir ‎preferiblemente ‎mientras fuman hachís [10]. ‎
En Libia, el general Abdel Fattah Yunes deserta y se pasa al bando de los “revolucionarios”. ‎Al ‎menos eso es lo que se anuncia en Occidente. En realidad, el general se mantiene secretamente ‎al ‎servicio de la Yamahiriya cuando se convierte en jefe de las fuerzas de la Cirenaica ‎independiente. ‎Los islamistas, que no han olvidado la lucha que este general librara contra ellos ‎hace 10 años, no tardan en ‎descubrir que el general sigue en contacto con Saif al-Islam Kadhafi, ‎uno de los hijos del Guía. Le ‎tienden una emboscada, lo torturan y lo asesinan para después ‎quemar y devorar parcialmente su ‎cadáver. ‎
El emir Hamad de Qatar espera liquidar la Yamahiriya e instalar un nuevo poder, como ya ‎había ‎hecho en Líbano al imponer un presidente inconstitucional. Mientras la OTAN se limita a ‎intervenir ‎con ataques aéreos, Qatar instala en el desierto un aeródromo de campaña donde ‎desembarcan ‎hombres y material de guerra. Pero las poblaciones de las regiones de Fezzan y ‎Tripolitania se ‎mantienen fieles a la Yamahiriya y a su Guía.‎
En agosto, cuando la OTAN desata un diluvio de fuego sobre Trípoli, ya Qatar ha desplegado ‎en ‎Libia unidades de sus fuerzas especiales y ha desembarcado blindados en Túnez. Por supuesto, ‎esos ‎miles de hombres no son qataríes sino mercenarios –principalmente colombianos– ‎entrenados en ‎los Emiratos Árabes Unidos por Academi –la antigua Blackwater/Xe. Ya en Trípoli ‎esos ‎mercenarios, enteramente vestidos de negro y portando pasamontañas para ocultar sus ‎rostros, ‎se unen a los hombres de al-Qaeda –que ahora aparece en el bando de “los buenos”, ‎aunque la ‎ONU sigue considerándola terrorista. ‎
Sólo dos grupos de libios participan en la toma de Trípoli: las milicias armadas de Misurata –‎que ‎obedecen a Turquía– y el GICL. A la cabeza de la Brigada de Trípoli (vinculada a al-Qaeda) se ‎halla ‎el irlandés Mahdi al-Harati, y sus hombres reciben órdenes de oficiales franceses activos en ‎las ‎fuerzas armadas de Francia. ‎
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A propuesta de la OTAN, Abdelhakim Belhadj (al centro), jefe del GICL –la rama libia de al-‎Qaeda– se convierte en gobernador militar de Trípoli. Su segundo (a la izquierda) es Mahdi al-‎Harati, el participante en la Flotilla de la Libertad a quien el hoy presidente turco Erdogan había ‎visitado en el hospital.‎

Inmediatamente después de la toma de Trípoli, incluso antes de linchamiento de ‎Kadhafi, ‎Washington crea un gobierno provisional, que reúne a los “héroes” de esta historia bajo ‎la ‎presidencia de Mustafá Abdel Jalil –el mismo que cubrió antes las torturas infligidas a ‎las ‎enfermeras búlgaras y al médico palestino. Entre esos personajes están Mahmud Jibril, el ‎profesor ‎de “retórica democrática” de los emires del Golfo, reorganizador de Al-Jazzera y ‎participante en la ‎reunión realizada en El Cairo en febrero; y Fathi Terbil, el iniciador de la ‎‎“revolución” en Bengazi. ‎El jefe de GICL y ex número 3 de al-Qaeda, Abdelhakim Belhadj, ‎implicado en los atentados de la ‎estación de Atocha (en Madrid), se convierte en “gobernador ‎militar de Trípoli”. ‎
‎(Continuará) ‎

La Hermandad Musulmana como tropa de ‎refuerzo del ejército de Estados Unidos ‎, por Thierry Meyssan


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La Hermandad Musulmana como tropa de ‎refuerzo del ejército de Estados Unidos ‎, por Thierry Meyssan


Este artículo este parte del libro De la impostura del 11 de septiembre a Donald Trump. Ante nuestra ‎mirada, la gran farsa de las primaveras árabes.
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El saudita Osama ben Laden (a la izquierda) y su médico personal, el egipcio Ayman ‎al-Zawahiri (a la derecha), publican en 1998 “El Frente Islámico Mundial contra los judíos y ‎los cruzados”. Ese texto será divulgado desde Londres por el Advice and Reformation ‎Committee. Al-Zawahiri había organizado el asesinato del presidente egipcio Anwar el-Sadat y ‎trabajó después para los servicios secretos sudaneses de Hassan el-Turabi y Omar el-Bechir. ‎Hoy actúa como jefe de al-Qaeda.

5- El Pentágono asume
el control de los islamistas


A inicios de los años 1990, el Pentágono decide incorporar a sus actividades los islamistas –que ‎hasta entonces dependían sólo de la CIA. Se inicia así la operación Gladio B [1], que toma como referencia la operación ‎Gladio de creación de ejércitos secretos de la OTAN en Europa. A lo largo de todo un decenio, ‎todos los jefes islamistas –incluyendo a Osama ben Laden y Ayman al-Zawahiri– viajan en aviones ‎de la US Air Force. En esa operación participan el Reino Unido, Turquía y Azerbaiyán [2]. Ello implica que los ‎islamistas –que hasta ese momento se habían movido en la sombra– se ven de cierta manera ‎integrados “públicamente” a las fuerzas de la OTAN.‎
Arabia Saudita –simultáneamente Estado y propiedad privada de la familia Saud– se convierte ‎oficialmente en el ente a cargo del manejo del islamismo mundial. En 1992, el rey de Arabia Saudita ‎proclama una Ley Fundamental en la que se estipula:‎
‎“El Estado protege la fe islámica y aplica la Sharia. Impone el Bien y combate el Mal. ‎Cumple con los deberes del Islam (…) La defensa del islamismo, de la sociedad y de la patria ‎musulmana es deber de todo súbdito del Rey.”‎
A partir de 1993, Charles, príncipe de Gales, patrocina el Oxford Centre for Islamic Studies, cuya ‎dirección asume el príncipe Turki, el jefe de los servicios secretos sauditas. ‎
Londres se convierte abiertamente en el centro neurálgico del Gladio B, al extremo que se ‎empieza hablar de un “Londonistán” [3]. ‎Bajo el paraguas de la Liga Islámica Mundial, la Hermandad Musulmana árabe y la Jamaat-i-Islami ‎pakistaní crean toda una serie de asociaciones culturales y de culto alrededor de la mezquita de ‎Finsbury Park. Ese dispositivo permitirá el reclutamiento de numerosos combatientes suicidas, ‎desde los individuos que atacarán la escuela rusa de Beslán hasta Richard Reid, el conocido Shoe ‎bomber. Londonistán se compone principalmente de gran cantidad de medios de difusión, casas ‎editoras, diarios como Al-Hayat y Asharq al-Awsat (dirigidos ambos por hijos del actual rey Salman de ‎Arabia Saudita) y televisoras (el grupo MBC, propiedad del príncipe Walid ben Talal transmite una ‎veintena de canales), que no se dirigen a la diáspora musulmana en suelo británico sino al mundo ‎árabe. Esto sucede porque el acuerdo entre los islamistas y Arabia Saudita se hace extensivo al ‎Reino Unido: total libertad de acción, pero con prohibición de inmiscuirse en la política interna. ‎Este dispositivo, que emplea miles de personas y maneja gigantescas cantidades de dinero, se mantendrá públicamente hasta los atentados del 11 de septiembre de 2001, cuando se hará ‎imposible para los británicos seguir justificándolo. ‎
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Abu Musab “El Sirio” (a la derecha, junto a Osama ben Laden) transfirió la “estrategia ‎de la tensión” a la terminología islámica. Creó abiertamente una agencia, con oficinas ‎en Madrid y en Londres, para supervisar los atentados perpetrados en Europa.
Abu Mussab “El Sirio”, sobreviviente del fallido golpe de Estado de Hama y convertido en agente ‎de enlace entre Osama ben Laden y el Grupo Islámico Armado (GIA) argelino, expone una teoría sobre la ‎‎“yihad descentralizada”. En su Llamado a la Resistencia Islámica Mundial, este personaje traduce ‎en términos islámicos la ya muy conocida teoría de la “estrategia de la tensión”. Se trata de ‎provocar a las autoridades para llevarlas a desatar una terrible represión, que obligará el pueblo a ‎sublevarse contra ellas. Esa teoría ya había sido utilizada por las redes Gladio de la CIA y la OTAN, ‎manipulando –en los años 1970-1980– la extrema izquierda europea (grupos como la Fracción del ‎Ejército Rojo encabezado por Andreas Baader en Alemania, las Brigadas Rojas en Italia y Acción ‎Directa en Francia). Por supuesto, esa estrategia nunca ha llevado a la victoria, en ninguna parte. ‎La CIA y la OTAN lo sabían perfectamente y no contaban con su éxito sino que sólo querían ‎aprovechar la reacción represiva del Estado para poner a sus títeres en el poder. Abu Mussab “El ‎Sirio” señala a Europa –poniendo mucho cuidado en no hacerlo con Estados Unidos– como el ‎próximo campo de batalla de los islamistas. En 1995, huye de Francia después de los atentados de ‎ese año. Dos años después, crea en Madrid y en Londonistán el Islamic Conflict Studies Bureau, ‎siguiendo el modelo de Aginter Press, creada en Lisboa por la CIA en los años 1960-1970. Ambas ‎estructuras hacen maravillas en la organización de atentados bajo bandera falsa, como el de la ‎Piazza Fontana –atribuido a la extrema izquierda Italiana en 1969– y los atentados de 2005 en ‎Londres –atribuidos a los musulmanes. ‎
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Como consejero en comunicación de la Hermandad Musulmana, Mahmud Jibril el-‎Warfally, se encarga de enseñar el “lenguaje democrático” a los dictadores musulmanes. ‎Mahmud Jibril también reorganiza la televisora satelital qatarí Al-Jazeera. Posteriormente ‎organiza la implantación de empresas de Estados Unidos en Libia y finalmente dirige el ‎derrocamiento del líder libio Muammar el-Kadhafi.
‎Simultáneamente, la Hermandad Musulmana elabora un gran programa de formación de líderes ‎árabes proestadounidenses. El libio Mahmud Jibril El-Warfally, profesor en la universidad de ‎Pittsburg, los enseña a utilizar el lenguaje “políticamente correcto”. Prepara a emires y generales ‎de Arabia Saudita, Bahréin, Egipto, de los Emiratos Árabes Unidos, de Jordania, Kuwait, Marruecos ‎y Túnez, y también de Singapur. Manejando una mezcla de principios básicos de las relaciones ‎públicas y el estudio de informes del Banco Mundial, los peores dictadores son en lo adelante ‎capaces de disertar, sin estallar en carcajadas, sobre su ideal democrático o su profundo respeto ‎por los derechos humanos. ‎
La guerra contra Argelia acaba por extenderse a Francia. Jacques Chirac y su ministro del Interior, ‎Charles Pasqua, interrumpen el apoyo de París a la Hermandad Musulmana e incluso prohíben los ‎libros del predicador de la cofradía, Yussef al-Qaradawi. Lo que les interesa es mantener la ‎presencia francesa en el Magreb, mientras que los británicos pretenden erradicarla. En 1994, el ‎Grupo Islámico Armado (GIA) toma como rehenes a los pasajeros del vuelo Argel-París de la ‎compañía Air France; en 1995, hace estallar bombas en el metro y en un tren parisinos y, en 1998, ‎durante la Copa Mundial de Futbol organizada en Francia, prepara un gigantesco atentado –que ‎incluía estrellar un avión contra una central nuclear, pero que será descubierto. En todos los casos, ‎los sospechosos que logran escapar encuentran refugio en Londonistán. ‎
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La “Legión Árabe” de Osama ben Laden desfila ante el presidente bosnio Alija ‎Izetbegovic en Bosnia-Herzegovina.
En 1992, comienza la guerra de Bosnia-Herzegovina [4]. Siguiendo instrucciones de Washington, ‎los servicios secretos pakistaníes (ISI), con el constante respaldo financiero de Arabia Saudita, ‎envían 90 000 hombres a luchar contra los serbios –que a su vez cuentan con apoyo de Moscú. ‎Osama ben Laden recibe un pasaporte diplomático bosnio y se convierte en consejero militar del ‎presidente bosnio Alija Izetbegovic, quien tiene como consejero diplomático al estadounidense ‎Richard Perle y como consejero de prensa al francés Bernard-Henri Levy. Ben Laden crea la Legión ‎Árabe, con veteranos de Afganistán, y distribuye el financiamiento de la Liga Islámica Mundial. Por ‎reflejo comunitario, o por competir con Arabia Saudita, la República Islámica de Irán acude ‎también en ayuda de los musulmanes de Bosnia. En total coordinación con el Pentágono, Irán ‎envía varios cientos de Guardianes de la Revolución y una unidad del Hezbollah libanés, pero sobre ‎todo proporciona lo esencial del armamento que utiliza el ejército bosnio. Los servicios secretos ‎rusos, que logran infiltrarse en el campamento de Ben Laden, comprueban que toda la ‎documentación burocrática de la Legión Árabe está redactada en inglés y que ese grupo creado ‎por Ben Laden recibe sus órdenes directamente de la OTAN. Después de la guerra, se crea un ‎Tribunal Especial Internacional que emprende acciones contra numerosos combatientes acusados ‎de crímenes de guerra, pero no hay entre ellos ningún miembro de la Legión Árabe. ‎
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El egipcio Muhammad al-Zawahiri participa junto a su hermano, Ayman al-Zawahiri –‎actual jefe de al-Qaeda– en el asesinato del presidente Sadat. También participa –junto a la OTAN– en ‎las guerras de Bosnia-Hergovina y de Kosovo, donde dirige una unidad del UCK (Ejército de ‎Liberación de Kosovo).
Luego de 3 años de calma, se reinicia en la antigua Yugoslavia la guerra entre musulmanes y ‎ortodoxos, esta vez en Kosovo. El Ejército de Liberación de Kosovo (UCK) se crea a partir de ‎grupos mafiosos entrenados para el combate por las fuerzas especiales de Alemania (KSK), en la ‎base turca de Incirlik. Los musulmanes albaneses y yugoslavos son de cultura naqchbandi. Hakan ‎Fidan, el futuro jefe de los servicios secretos turcos, es oficial de enlace entre la OTAN y Turquía. ‎Los veteranos de la Legión Árabe se integran al UCK, que incluye una brigada bajo las órdenes de ‎uno de los hermanos de Ayman al-Zawahiri. Esa brigada destruye sistemáticamente las iglesias y ‎monasterios ortodoxos y expulsa a los cristianos. ‎
En 1995, retomando la tradición de los asesinatos políticos, Osama ben Laden intenta eliminar al ‎presidente egipcio Hosni Mubarak. Al año siguiente, trata de asesinar al Guía libio Muammar el-‎Kadhafi. Este segundo atentado es financiado con 100 000 libras esterlinas por los servicios ‎secretos británicos, en represalia por el apoyo libio a la resistencia irlandesa [5]. Pero la operación fracasa. Varios oficiales ‎libios huyen al Reino Unido. Entre ellos se encuentra Ramadán Abidi, cuyo hijo realizará, años más ‎tarde y también por orden de los servicios secretos británicos, un atentado terrorista en ‎Manchester. Libia envía pruebas a Interpol y emite la primera orden de arresto internacional ‎contra Osama ben Laden, quien todavía dispone de una oficina de relaciones públicas en ‎Londonistán. ‎
En 1998 se funda en París la Comisión Árabe de Derechos Humanos, financiada por la NED ‎estadounidense. La preside el tunecino Moncef Marzouki y su vocero es el sirio Haytham Manna. ‎Su objetivo es defender a los miembros de la Hermandad Musulmana arrestados en diferentes ‎países árabes, por haber realizado actividades terroristas. Marzouki es un médico de izquierda que ‎trabaja desde hace tiempo con la cofradía. Haytam Manna es un escritor que se ocupa de las ‎inversiones de Hassan el-Turabi y de los miembros sudaneses de la cofradía en Europa. Cuando ‎Manna abandona esa actividad, su compañera sentimental queda como directora de la ‎asociación. Haytham Manna será sustituido por el argelino Rachid Mesli, abogado que representa ‎a Abassi Madani y a los miembros argelinos de la Hermandad Musulmana.‎
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Hijo espiritual del islamista turco Necmettin Erbakan (al centro en la foto), Recep ‎Tayyip Erdogan (a la derecha) dirigió su grupo de acción secreta –la Milli Gorus. Erdogan ‎organizó el envío de armas a Chechenia y dio albergue en Estambul a los principales emires ‎anti-rusos.

En 1999, o sea después de la guerra en Kosovo y de la toma del poder en Grozny por parte de los ‎islamistas, Zbigniew Brzezinski funda una tropa de neoconservadores: el American Committee for ‎Peace in Chechnya (Comité Americano por la Paz en Chechenia). La primera guerra de Chechenia ‎había sido un asunto interno ruso en el que se inmiscuyeron unos cuantos islamistas. Pero la ‎segunda tiene como objetivo la creación del Emirato Islámico de Ichkeria. Brzezinski, quien desde ‎hace años venía preparando esta operación, trata de reproducir el esquema utilizado en ‎Afganistán. Los yihadistas chechenos, como Chamil Basayev, no han sido entrenados por Ben ‎Laden en Sudán sino por los talibanes en Afganistán. Durante la guerra, reciben apoyo ‎‎“humanitario” de la organización turca Milli Gorus, de Necmettin Erbakan y Recep Tayyip Erdogan, ‎y del “IHH – Derechos Humanos y Libertades”, asociación turca creada en Alemania bajo el ‎nombre de Internationale Humanitare Hilfe (IHH). Los yihadistas chechenos organizarán varias ‎operaciones importantes, principalmente en 2002 contra el Teatro de Moscú (170 muertos y 700 ‎heridos), en 2004 contra una escuela de Beslán (385 muertos y 783 heridos) y en 2005 contra la ‎ciudad de Nalchik (128 muertos y 115 heridos). Después de la masacre de Beslán y la muerte del ‎líder yihadista Chamil Basayev, la Milli Gorus y el IHH organizan un gran funeral en la mezquita ‎Fatih de Estambul, sin el cuerpo de Basayev pero con decenas de miles de seguidores. ‎
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Presentado como una acción terrorista “contra Estados Unidos”, el atentado que ‎destruyó la embajada de Washington en Dar es Salaam (Tanzania), el 7 de agosto de 1998, ‎dejó un saldo de 11 muertos y 85 heridos… pero no hubo ni una sola víctima ‎estadounidense.
Durante este periodo, 3 atentados importantes se atribuyen a al-Qaeda. El problema es que, por ‎muy importantes que sean, esas operaciones rebajan a los islamistas integrados a la OTAN a la ‎categoría de terroristas antiestadounidenses.
- En 1996, la explosión de un camión-bomba destruye un edificio de 8 pisos en Khobar, Arabia ‎Saudita, con un balance de 19 soldados estadounidenses muertos. Inicialmente atribuido a al-‎Qaeda, este atentado será presentado después como una acción de Irán, y finalmente su autoría ‎no recae en nadie.
- En 1998 estallan 2 bombas en las embajadas de Estados Unidos en Nairobi (Kenya) y en Dar-es-‎Salam (Tanzania). Mueren 298 africanos pero ningún estadounidense pierde la vida en ese hecho, ‎que causa también más de 4 500 heridos. Un misterioso “Ejército Islámico de Liberación de los ‎Sitios Sagrados” se atribuye la autoría de ambos atentados. Las autoridades estadounidenses ‎afirman que fueron cometidos por miembros de la Yihad Islámica egipcia como represalia por la ‎extradición de 4 de sus miembros. Pero las mismas autoridades estadounidenses acusan también a ‎Osama ben Laden de haberlos ordenado y el FBI emite contra él –finalmente– una orden ‎internacional de arresto.
- En 2000, una embarcación tripulada por suicidas estalla contra el casco del destructor USS Cole ‎en el puerto de Adén (Yemen). Al-Qaeda en la Península Arábiga (AQPA) reclama la autoría del ‎atentado, pero un tribunal estadounidense hace responsable a Sudán. ‎
Estos atentados tienen lugar mientras prosigue la colaboración entre Washington y los islamistas. ‎Y Osama ben Laden conserva su oficina en Londonistán hasta 1999. Situado en el barrio de ‎Wenbley, el Advice and Reformation Committee (ARC) se encarga simultáneamente de divulgar las ‎declaraciones de Ben Laden y de servir de tapadera a las actividades logísticas de al-Qaeda, tanto ‎en materia de reclutamiento como de pagos y adquisición de material. Entre sus colabores en ‎Londres se cuentan el saudita Khaled al-Fawwaz y los egipcios Adel Abdel Bary e Ibrahim Eidarus, 3 ‎individuos contra quienes existen órdenes de arresto internacionales y que, a pesar de ello, han ‎obtenido asilo político en Reino Unido. Arropado en Londres por la más completa legalidad, el ‎buró de Ben Laden publicará, en febrero de 1998, su célebre llamado a la Yihad contra los judíos y ‎los “cruzados”. Gravemente enfermo de los riñones, Ben Laden es internado, en agosto de 2001, ‎en el hospital americano de Dubai. Un jefe de Estado del Golfo me confirmó que él mismo visitó personalmente a Osama ben Laden en ese hospital, en su ‎habitación, donde la CIA estaba a cargo de su protección. ‎

6- Fusión de los dos “Gladio” y preparativos para Daesh

Siguiendo la misma lógica, la administración Bush atribuye a los islamistas los grandes atentados ‎del 11 de septiembre de 2001, en Estados Unidos. La versión oficial se impone, a pesar de que ‎contiene innumerables incoherencias. El secretario de Justicia sostiene que elementos islamistas ‎secuestraron varios aviones, aunque las compañías aéreas aseguran que ninguno de los ‎sospechosos se hallaba a bordo de sus aeronaves. El Departamento de Defensa publicará un video ‎que muestra a Osama ben Laden atribuyéndose los atentados, a pesar de que él mismo los había ‎rechazado públicamente y de que los expertos en reconocimiento facial y vocal aseguran que el hombre que aparece en el video no es Osama ben Laden. De todas maneras, esos acontecimientos ‎sirven de pretexto a Washington y Londres para iniciar la “Guerra sin Fin” y atacar a sus antiguos ‎aliados: los talibanes, en Afganistán, y el Irak de Saddam Hussein. ‎
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El 11 de septiembre de 2001, Osama ben Laden no estaba en condiciones de dirigir nada, y mucho menos ‎una operación terrorista. Estaba agonizando, bajo diálisis, en el hospital militar de Rawalpindi, en Pakistán.
Osama ben Laden, que padecía una insuficiencia renal crónica, muere el 15 de diciembre de 2001, ‎como consecuencia de un síndrome de Marfán. Un representante del MI6 asiste a su funeral en ‎Afganistán. Posteriormente, varios individuos más o menos físicamente parecidos a Ben Laden ‎aparecerán en distintos momentos para hacer creer que sigue vivo. Entre ellos se cuenta un sujeto ‎que será asesinado por Omar Sheik en 2005, según la primer ministro pakistaní Benazir Bhuto. ‎
En agosto de 2002, el MI6 organiza en Londres una conferencia de la Hermandad Musulmana ‎sobre el tema “Siria para todos”. Los oradores desarrollan la idea de que Siria vive bajo la opresión ‎de la secta de los alauitas y que la única libertad verdadera es la que ofrece la Hermandad ‎Musulmana. ‎
Después de Sayyed Qutb y de Abu Mussab “El Sirio”, los islamistas se dotan de un nuevo estratega: ‎Abu Bakr Naji. En 2004, este personaje, que parece no tener existencia anterior, publica en ‎internet Management of Savagery, una teoría del caos (“La Administración de la Barbarie”) [6]. ‎Aunque algunos dicen reconocer el estilo de un autor egipcio, el texto parece más bien haber sido ‎redactado en inglés, adornado después con numerosas y redundantes citaciones coránicas y ‎finalmente traducido al árabe. La palabra “Barbarie” que aparece en el título no es una referencia ‎al uso del terror sino al regreso al estado natural anterior que existió antes de que la civilización ‎creara el Estado. Se trata de retrotraer la Humanidad al momento en que “El hombre es el lobo del ‎hombre”. La estrategia del caos se resume en 3 fases:‎
- Primero, desmoralizar al Estado y extenuarlo atacando sus puntos más vulnerables. Para ‎ello se escogerán blancos secundarios, a menudo sin interés real, pero fáciles de destruir y ‎dispersos. El objetivo es dar la impresión de que existe una sublevación generalizada, una ‎revolución.‎
- Segunda fase: cuando el Estado se haya retirado de las zonas rurales y periféricas, habrá ‎que conquistar ciertas zonas y administrarlas. Se utilizará la sharia para marcar el paso a ‎una nueva forma de Estado. Durante esta etapa habrá que establecer alianzas con todo el ‎que se oponga al Poder, y habrá que armar a esos aliados. Se pasa entonces a una guerra de ‎posiciones.
- Tercera fase: proclamación del Estado Islámico. ‎
Como puede verse, todo esto tiene mucho que ver con la ciencia militar contemporánea. Se ‎concede gran importancia a las operaciones sicológicas, principalmente al uso de la violencia ‎espectacular. En la práctica, esta estrategia no tiene nada que ver con una revolución sino con la ‎conquista de un país por potencias externas, ya que supone una gran inversión de fondos. Como ‎siempre sucede con la literatura subversiva, lo más interesante es lo que no se dice o lo que se ‎menciona sólo de forma incidental:‎
- La preparación de las poblaciones para que acojan a los yihadistas supone la construcción ‎previa de una red de mezquitas y de obras sociales, como se hizo en Argelia antes de la ‎guerra “civil”.‎
- Para la realización de las primeras operaciones militares es necesario un armamento que ‎habrá que importar previamente. Pero lo más importante es que los yihadistas no tendrán ‎después ninguna posibilidad de obtener armas, y menos aún de conseguir municiones. Por ‎lo tanto, tendrán que contar con apoyo externo.
- La administración de las zonas conquistadas implica disponer de altos funcionarios con ‎formación previa, como los de los ejércitos regulares encargados de “reconstruir ‎Estados”.‎
- Para terminar, la guerra de posiciones supone la construcción de grandes infraestructuras, ‎lo cual exigirá grandes cantidades de material de construcción y la participación de ‎ingenieros y arquitectos. ‎
El hecho mismo de que adopten como suyo este “tratado” demuestra que los islamistas se ‎disponen a seguir desempeñando un papel militar al servicio de potencias externas, pero ya para entonces a muy ‎gran escala. ‎
En 2006, los británicos solicitan al emir qatarí Hamad que ponga su canal de televisión panárabe –‎Al-Jazeera– al servicio de la Hermandad Musulmana [7]. El libio ‎Mahmud Jibril, el mismo que enseñó a la familia real de Qatar cómo utilizar el lenguaje democrático, ‎recibe la tarea de introducir poco a poco a sus compañeros de la cofradía en el canal y crear ‎canales en lenguas extranjeras –en inglés y posteriormente en bosnio y turco– así como un canal ‎para niños. El predicador Yussef al-Qaradawi se convierte en “consejero religioso” de Al-Jazeera. ‎Por supuesto, Al-Jazeera divulgará y confirmará la autenticidad de las grabaciones de audio y los ‎videos de los diferentes “Osama ben Laden”. ‎
Durante ese mismo periodo, las tropas de Estados Unidos que ocupan Irak enfrentan una rebelión ‎que va generalizándose. Después del estado de abatimiento que los había embargado ante la ‎rapidez y brutalidad de la invasión (técnica de “Shock and awe” o “Shock y pavor”), los iraquíes se ‎organizan para la resistencia. El embajador de Estados Unidos en Bagdad y más tarde director de ‎la Inteligencia Nacional, John Negroponte, propone vencer esa resistencia dividiendo a los iraquíes ‎de manera que su cólera se vuelva contra ellos mismos, o sea transformando la resistencia contra ‎la ocupación en guerra civil. ‎
John Negroponte es un experto en operaciones secretas: participó en la Operación Fénix (Phoenix) ‎en Vietnam, organizó después la guerra civil en Salvador y la Operación Irán-Contras en Nicaragua, ‎antes de provocar el derrumbe de la rebelión en el estado mexicano de Chiapas. En Irak, ‎Negroponte acude a uno de los hombres que trabajaron con él en Salvador: el coronel James ‎Steele. Le confía la tarea de crear milicias iraquíes sunnitas para utilizarlas contra los chiitas y ‎milicias chiitas para lanzarlas contra los sunnitas. Steele recurre a los islamistas para crear la ‎milicia sunnita. Partiendo de al-Qaeda en Irak, Steele arma una coalición tribal, el Emirato Islámico ‎en Irak (el futuro Daesh), utilizando como cobertura la Policía Especial (la “Brigada de los Lobos”). ‎Para aterrorizar a las víctimas y sus familias, entrena a los elementos del Emirato Islámico en el ‎uso de la tortura, según los métodos de la tristemente célebre Escuela de las Américas y de la ‎Political Warfare Cadres Academy de Taiwán, donde él mismo fue profesor. En unos meses, una ‎nueva oleada de horror cae sobre los iraquíes y los divide en base a sus creencias religiosas. Más ‎tarde, cuando el general David Petraeus toma el mando de las tropas estadounidenses en Irak, ‎designa al coronel James H. Coffman para que trabaje con Steele y le rinda cuentas a él sobre la ‎operación, mientras que Brett H. McGurk rendirá cuentas directamente al presidente de Estados ‎Unidos. Los principales jefes del Emirato Islámico son reclutados en el campo de internamiento de ‎Bucca, pero se les aplica un tratamiento especial de acondicionamiento en la cárcel de Abu Ghraib, ‎siguiendo los métodos de “lavado de cerebro” de los profesores Albert D. Biderman y Martin ‎Seligman [8]. Todo el proceso es supervisado desde Washington por el secretario de Defensa, ‎Donald Rumsfeld, de quien Steele depende directamente. ‎
En 2007, Washington informa a la Hermandad Musulmana que va a derrocar los regímenes laicos ‎del Medio Oriente, incluyendo los de sus aliados, y que debe prepararse para ejercer el poder. La ‎CIA organiza alianzas entre la cofradía y varios partidos y personalidades laicas de todos los países ‎de la región. Al mismo tiempo, la propia CIA conecta entre sí las dos ramas del “Gladio”, creando ‎vínculos entre los grupos neonazis occidentales y los grupos islamistas orientales. ‎
Esas alianzas resultan a veces poco afortunadas. Por ejemplo, durante la “Conferencia Nacional ‎de la Oposición Libia”, en Londres, la Hermandad Musulmana sólo logra reunir en torno a sí misma ‎el Grupo Islámico Combatiente en Libia (GICL, al-Qaeda en Libia) y la cofradía wahabita de los ‎Senussi. La plataforma programática prevé el restablecimiento de la monarquía y convertir el islam ‎en religión de Estado. Más convincente resulta la constitución, en Berlín, del Frente de Salvación ‎Nacional, que oficializa la unión entre la Hermandad Musulmana y el ex vicepresidente sirio Abdel ‎Halim Khaddam.‎
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Imagen del ucraniano Dimitro Yarosh en el congreso del “Frente Antimperialista” ‎realizado en Ternopol, en 2007. Ese encuentro establece la alianza entre los nazis del Gladio A ‎y los islamistas del Gladio B. Con la “revolución de color” del EuroMaidan, Dimitro Yarosh ‎se convertirá en secretario adjunto del Consejo de Seguridad Nacional de Ucrania.
El 8 de mayo de 2007, en Ternopol, este de Ucrania, grupúsculos nazis e islamistas crean un ‎‎“Frente Antiimperialista” para luchar contra Rusia. Organizaciones de Lituania, Polonia, Ucrania y ‎Rusia participan en el encuentro, como los separatistas islamistas de Crimea, Adigueya, ‎Daguestán, Inguchetia, de Kabardino-Balkaria, de Karachayevo-Cherkesia, de Osetia y Chechenia. ‎Al no poder participar personalmente en el cónclave, debido a las sanciones internacionales contra ‎su persona, Doku Umarov, el personaje que abolió la República de Chechenia para proclamar el ‎Emirato Islámico de Ichkeria, envía un texto escrito que será leído a los participantes. El presidente ‎del “Frente Antiimperialista” contra Rusia será el nazi ucraniano Dimitro Yarosh, quien habrá de ‎convertirse, durante el golpe de Estado de Kiev –en febrero de 2014– en secretario adjunto del ‎Consejo de Seguridad Nacional de Ucrania.‎
En mayo y junio de 2007, el ejército nacional del Líbano inicia el asedio al campamento palestino ‎de Nahr el-Bared, donde se han atrincherado miembros del grupo Fatah al-Islam. Los combates ‎duran 32 días y cuestan la vida a 76 soldados libaneses, de los que una treintena son decapitados. ‎
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Después de haber participado en la Flotilla de la Libertad, el turco-irlandés El-Mehdi El-‎Hamdi, alias “Mahdi al-Harati”, agente de la CIA, besa al presidente turco Recep Tayyip ‎Erdogan, quien lo visita en el hospital. Al-Harati se convertirá posteriormente en número 2 del ‎llamado “Ejército Sirio Libre”.
En 2010, la Hermandad Musulmana organiza la “Flotilla de la Libertad”, a través del IHH turco. ‎Oficialmente, la Flotilla va a tratar de romper el bloqueo israelí contra Gaza y llevar ayuda ‎humanitaria a la población de ese territorio palestino [9]. En realidad, el barco ‎principal de la flotilla cambia de bandera durante la travesía y la prosigue bajo el pabellón ‎turco. Entre los militantes no violentos que viajan en la flotilla se han infiltrado numerosos espías, ‎como el agente irlandés de la CIA Mahdi al-Harati. El primer ministro israelí Benyamin Netanyahu ‎cae en la trampa que le tiende Estados Unidos y ordena el abordaje en aguas internacionales. Bajo ‎la mirada burlona de la Casa Blanca, el mundo entero condena este acto israelí de piratería. ‎Después de haber entregado armamento a los yihadistas en Afganistán y de haber respaldado la ‎creación del Hamas contra la OLP de Yaser Arafat, Israel se había vuelto en contra de los islamistas ‎en 2008 y los había bombardeado, al igual que a la población de la franja de Gaza. Con el ‎escándalo internacional de la flotilla, Netanyahu paga por haber emprendido la operación “Plomo ‎Fundido”, con el concurso de Arabia Saudita y a pesar de la oposición de la Casa Blanca. Cuando ‎Israel acaba liberando a los participantes de la “Flotilla de la Libertad”, la prensa turca muestra al ‎primer ministro Recep Tayyip Erdogan visitando en un hospital a Mahdi al-Harati.‎
‎(Continuará) ‎