viernes, 31 de agosto de 2018

La subventa de Rusia a Filipinas estabilizaría el mar del sur de China


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La subventa de Rusia a Filipinas estabilizaría el mar del sur de China

Author: kenzocaspi

Escrito por Andrew KORYBKO
Filipinas está dispuesta a seguir adelante con un posible acuerdo submarino ruso a pesar de la fuerte presión estadounidense.
El presidente Duterte recha las críticas anteriores a sus planes de que el subsecretario de Defensa de Estados Unidos para Asuntos de Seguridad de Asia y el Pacífico, Randall Schriver, advirtió “no sería útil para nuestra alianza” al preguntar retóricamente “¿quién eres tú para advertirnos?”, lo que fue seguido por la Embajada de Rusia en Filipinas sugiriendo que la declaración de Schriver “puede apuntar a un ataque agudo de síndrome colonial”. Recientemente se ha revelado que Rusia ya ha entrenado a algunos de los guardaespaldas de Duterte y planea hacer lo mismo con algunos miembros del personal naval de su país, lo que correspondería a la posibilidad de que Moscú vendiera a Manila algunos de sus submarinos de última generación que ya han sido entregados a la vecina Vietnam.
Randall Schriver
El Secretario de Defensa Adjunto de los Estados Unidos para Asuntos de Seguridad de Asia y el Pacífico, Randall Schriver, en una entrevista de prensa de mesa redonda en la Embajada de los Estados Unidos en Manila
Los EE. UU. Entienden que su anterior monopolio sobre las necesidades de adquisición militar de su antigua colonia está llegando rápidamente a su fin y que la compra de artículos costosos como los submarinos conduciría a una relación prolongada con Rusia que auguraría una multipolaridad. lo cual es totalmente contrario a los intereses de Estados Unidos, especialmente porque trata de “contener” a China en el Mar del Sur de China. Sobre eso, algunos podrían preguntarse por qué Rusia vendería submarinos a Filipinas si estos solo pueden ser usados ​​de manera realista contra China un día a pesar de que Beijing es el socio más confiable de Moscú, pero una mirada más cercana a los matices de la “diplomacia militar” revela la estrategia detrás de este movimiento.
Las ventas de armas de Rusia después de la Guerra Fría se han centrado en mantener el equilibrio de poder entre diferentes pares de estados rivales, ya sean Armenia y Azerbaiyán, India y China, o China y Vietnam, con las oportunidades más recientes con Turquía y Siria, Arabia Saudita e Irán, Pakistán e India, y posiblemente también Filipinas y China. El concepto rector es que Rusia mantenga la situación estratégica entre cada uno de estos pares rivales para evitar que los EE. UU. Cambien de manera decisiva el equilibrio de una forma u otra a favor de su socio preferido y, por lo tanto, fomentando un conflicto militar o un cierto grado de conflicto que luego podría explotar.
La posible venta submarina de Rusia a las Filipinas dejaría de lado a la Marina de los EE. UU. Y, por lo tanto, sentaría las bases para hacer de Moscú, y no de Washington, el socio militar a largo plazo de Manilla en este sentido. La elevación resultante del estatus regional de Rusia en el Mar del Sur de China, cuando se lo toma junto con sus sólidas alianzas militares y energéticas con Vietnam, podría concebiblemente permitir que Moscú ejerza influencia restrictiva en Hanoi y Manilla para contribuir de manera constructiva a un arreglo pacífico de sus problemas de delineación marítima con Pekín. Es una estrategia ciertamente ambiciosa en este punto, pero, no obstante, es un paso en la dirección correcta para disminuir gradualmente la influencia regional de los EE. UU. y, por lo tanto, es más útil que perjudicial para los intereses de China.
La publicación presentada es la transcripción parcial del programa de radio CONTEXT COUNTDOWN en Sputnik News, emitido el viernes 24 de agosto de 2018:

¿Hay otro ataque CW de bandera falsa en el tablero de dibujo del Pentágono?


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¿Hay otro ataque CW de bandera falsa en el tablero de dibujo del Pentágono?

Author: kenzocaspi

¿Están los Estados Unidos Francia y Gran Bretaña preparándose para lanzar ataques aéreos punitivos contra Siria en represalia por otro (futuro) ataque de armas químicas presuntamente ordenado por el presidente Bashar al Assad contra su propio pueblo?
Según los informes, el asesor de seguridad nacional de Estados Unidos, John Bolton, le dijo a su homólogo ruso, Nikolai Patrushev, que “el presidente sirio, Bashar al-Assad, podría estar preparándose para usar armas químicas para recuperar la provincia de Idlib del noroeste de los rebeldes”.
El 22 de agosto, en una conferencia de prensa en Jerusalén, John Bolton, Asesor de Seguridad Nacional de Trump (“Humanitario”) expresó su “preocupación” al decir que Assad se está preparando para “matar a su propio pueblo”: 
“Obviamente estamos preocupados por la posibilidad de que Assad pueda usar armas químicas nuevamente, …
si el régimen sirio usa armas químicas, responderemos con mucha fuerza y ​​realmente deberían pensar en esto mucho antes de que tomen una decisión, porque no hay ambigüedad en la posición de los EE. UU. sobre este punto “.
Screen Shot, UPI, August 22, 2018
Su intención (de acuerdo con Bolton) sería dar legitimidad a un bombardeo “humanitario” de Estados Unidos y sus aliados, es decir, “Responsabilidad de proteger”, es decir, “guerra con rostro humano”.
Además de reconocer la declaración de Bolton, los medios de comunicación occidentales (con la excepción de un informe de la alemana Deutsche Welle) han guardado silencio con respecto a los detalles del presunto escenario de CW de falsa bandera que fueron revelados por el Ministerio de Defensa de Rusia:
Los “especialistas extranjeros” llegaron a Siria y pueden organizar un ataque químico usando cloro en “los próximos dos días”, dijo el Ministerio de Defensa ruso. Esto se filmará para los medios internacionales para enmarcar las fuerzas de Damasco.
El portavoz del Ministerio de Defensa, general de división Igor Konashenkov, dijo que la operación está planeada para desarrollarse en la aldea de Kafr Zita, en la provincia nororiental de Hama, en Siria, en “los próximos dos días”.
Konashenkov dijo que “especialistas de habla inglesa” ya están en el lugar para usar “agentes venenosos”. Mientras que un grupo de residentes del norte ha sido transportado a Kafr Zita y actualmente se está preparando para “participar en la organización del ataque”. y ser filmado sufriendo de supuestas “municiones químicas” y “bombas de barril” lanzadas por las fuerzas del gobierno sirio “.
Los grupos de residentes se utilizarán para ayudar a los “rescatadores falsos de los cascos blancos”. Serán filmados aparentemente sufriendo los efectos de las armas químicas y luego se mostrarán en “los medios del Medio Oriente e Inglés”.
El Ministerio de Defensa advirtió anteriormente que Estados Unidos, el Reino Unido y Francia se están preparando para usar el ataque planeado como pretexto para los ataques aéreos contra Siria. El USS The Sullivans, un destructor de misiles guiados Aegis clase Arleigh Burke, ya había sido desplegado en el Golfo Pérsico hace un par de días. (RT, 26 de agosto de 2018)
El informe anterior queda por corroborar o refutar. Los medios occidentales han permanecido en silencio. No se ha tomado la molestia (con un par de excepciones) de informar o desafiar la declaración del Ministerio de Defensa ruso.
La verdad no expresada es que los EE. UU. Y sus aliados, incluido Israel, están decididos a sabotear el proceso de paz en Siria.
¿Qué sigue?
Ahora que se han revelado los detalles sobre la presunta operación de CW de bandera falsa, la cuestión es si Estados Unidos y sus aliados llevarán a cabo el bombardeo punitivo contra Siria.

La respuesta de Rusia

“Advertimos a los estadounidenses y sus aliados contra la adopción de nuevos pasos imprudentes en Siria”, dijo el vicecanciller ruso Sergei Ryabkov,
Según Tass (25 de agosto), Rusia respondió con importantes despliegues navales:
“Las fragatas de la Flota del Mar Negro, el almirante Grigorovich y el almirante Essen armados con misiles de crucero Kalibr se unirán a la fuerza de tarea mediterránea de la marina rusa, informó el sábado la oficina de prensa de la Flota.
“Las fragatas de la Flota del Mar Negro, el almirante Grigorovich y el almirante Essen están haciendo un viaje planificado de Sebastopol al mar Mediterráneo. Actualmente, las tripulaciones de los barcos de guerra están pasando por el estrecho del Bósforo y los Dardanelos del Mar Negro “.
Estos desarrollos son de importancia estratégica.
La relación entre Rusia y Turquía ha facilitado el despliegue rutinario de la flota rusa del Mar Negro desde Sebastopol en Crimea a través del Bósforo hacia el Mediterráneo oriental. Desde la perspectiva de Rusia, la integración naval del Mar Negro y el Mediterráneo oriental constituye un importante punto de inflexión que también afecta el despliegue de las fuerzas navales de la OTAN en el Mar Negro fuera de Rumania y Bulgaria.
Estamos lidiando con un cambio geopolítico: con Ankara al lado de Moscú, la Federación Rusa ha recuperado el control de la cuenca del Mar Negro.

El YPG kurdo con el apoyo de los EE. UU.

Estados Unidos ha apoyado en gran medida a los rebeldes afiliados a Al Qaeda, así como a los militantes kurdos de YPG que han estado luchando contra las fuerzas turcas en el norte de Siria. En enero, “La Casa Blanca dijo que Trump había instado a Erdogan a restringir la operación militar en Siria, mientras que Turquía dijo que Erdogan le había dicho a Trump que las tropas de Estados Unidos deberían retirarse de Manbij”. (Reuters, 24 de enero de 2018)
Ambos gobiernos acordaron en enero permanecer en “estrecha coordinación” para “evitar malentendidos”.
Acerca de Turno: En desarrollos recientes, Washington ha reafirmado su apoyo al YPG (contra Turquía) desafiando el acuerdo de enero con Ankara “para colaborar”. A su vez, Rusia y Turquía están coordinando sus acciones en Siria contra el YPG kurdo apoyado por los Estados Unidos.
El 25 de agosto, un alto funcionario del Departamento de Estado William Roebuck viajó a Manbij y Ayn al-Arab en Kobani cerca de la frontera con Turquía (ver mapa). “También visitó la provincia de Dayr al-Zawr, que está en manos de militantes kurdos respaldados por Estados Unidos”. (Press TV, 26 de agosto de 2018)
“Estamos preparados para quedarnos aquí, como el presidente (Donald Trump) dejó en claro”.
Se estaba refiriendo a más de 2.000 soldados estadounidenses y aliados desplegados en territorios en el noreste de Siria bajo control kurdo de YPG. (Presione Tv, 25 de agosto de 2018).
El sábado, medios kurdos informaron que Estados Unidos había instalado sistemas de radar avanzados en sus bases en el aeropuerto militar Ayn al-Arab y la ciudad de Rmelan en la provincia de Hasakah.
Citando a una fuente informada en las llamadas Fuerzas Democráticas Sirias (SDF), una coalición de militantes kurdos apoyada por Estados Unidos, el informe dice que los sistemas están destinados a crear una zona de exclusión aérea en el noreste de Siria.
La fuente también dijo que Estados Unidos había enviado recientemente armas y municiones adicionales para los militantes de SDF en el campo meridional de Hasakah (ver mapa a continuación). (Presione Tv, 25 de agosto de 2018)
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Los despliegues militares de EE. UU. En el noreste de Siria están en la práctica (no oficialmente) también dirigidos contra Turquía, con miras a crear un estado sustituto kurdo separado en el norte de Siria.
“La zona de exclusión aérea” parece ser un modelo de lo que se impuso a Irak después de la Guerra del Golfo de 1991, supuestamente para proteger a los kurdos en el norte de Irak.
Pero en este caso, la zona de influencia de EE. UU. Se encuentra en la puerta de entrada de Turquía, la zona de exclusión aérea se extiende a la frontera con Turquía.
Mientras que Turquía ha establecido una alianza de conveniencia con Rusia e Irán (ambos están involucrados militarmente en Siria), Estados Unidos y Turquía están potencialmente en un “Curso de Colisión” que podría conducir a una guerra más amplia.

Cuando los aliados se enfrentan a los aliados

Huelga decir que la OTAN está en desorden con los EE.UU., Francia y Gran Bretaña frente a Turquía (que también es un estado miembro de la OTAN) en el teatro de guerra de Siria.
La fuente original de este artículo es Global Research
Copyright © Prof Michel Chossudovsky, Global Research, 2018

Una Generación X que cree que no son comunistas


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Una Generación X que cree que no son comunistas

Author: kenzocaspi

*China es comunista? pues SI, y occidente no lo quiere admitir, pero China es mas sabia y es milenaria, ya fue la potencia del mundo llegando a despreciar al rey de Inglaterra hace siglos, China siempre fue cerrada, considerando bárbaros a los demás países, posteriormente callo no solo ante el opio sin no con una gran inflación pero eso es otra historia, ahora es comunista pero no puede caer en horrores de otros países comunistas, su generación X sigue siendo comunista y una forma de reafirma-lo es sostener el apoyo a otros países como lo la Unión Soviética y Cuba, hay mucho mas que decir pero este gran articulo abrirá mas el tema de China…

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18 de mayo de 2018
por Ramin Mazaheri
para The Saker Blog
Cuando tienes una guerra mundial, no hay duda: Todos vivimos en un mundo de posguerra. Sin embargo, no todas las generaciones posteriores han tenido la misma forma.
Al desacreditar la visión estándar de la Revolución Cultural en esta serie y también mostrando que, cuando se trataba de política y revoluciones no musicales, John Lennon era el hombre de la compañía status-quo y Mao era el verdadero rockero – vemos que la revolución de China de mediados de la década de 1960 tuvo éxito a pesar de que las convulsiones culturales paralelas no produjeron los cambios sistémicos casi idénticamente deseados en todo Occidente.
Debido a que China aparentemente fue la única revolución de los años 60 que realmente logró reiniciar su sistema político, nos enfrentamos a una pregunta a la cual la experiencia occidental de la posguerra en realidad no se aplica: ¿Cómo se desarrollarán las generaciones posteriores a 1960 en China y luego liderarán la sociedad?
Todos sabemos lo que siguió a las fallas políticas de Occidente de la década de 1960:
Los Baby Boomers han demostrado ser totalmente incapaces de tomar la antorcha de su “Gran Generación”. Los Clinton, Dubya Bush, Obama y Trump son sinónimo de corrupción, hipocresía y estupidez, y tanto el 99% de Estados Unidos como el resto del mundo están viviendo infelizmente bajo su más ignominioso reinado. Esa no es mi opinión – solo habla con cualquier occidental y están totalmente insatisfechos con sus sistemas, a excepción de los pequeños países nórdicos, pero han sido condicionados a creer en TINA (No hay alternativa) y están demasiado mal pagados para tener tiempo de involucrarse con alternativas políticas.
Los hijos de los Baby Boomers se conocieron como la “Generación X”, quienes se desilusionaron, miraban el ombligo y eran terriblemente apáticos a todo lo político. Esta segunda generación claramente no pensó mucho en sus padres; en términos claros, proclamaron que las “glorias” políticas de Baby Boomer eran solo historias mentirosas. Tenían razón (excepto los afroamericanos, que no ganaron nada cerca de lo que querían o merecían pero terminaron con Jim Crow).
Esta 2da generación se negó a honrar a sus padres – Probablemente porque sus padres establecieron ejemplos indignos – y es cierto que estos padres de los Baby Boomers en realidad alentaron a sus hijos a rebelarse, como si la rebeldía o no fuera una especie de virtud. Ese es un aspecto perdurable de la cultura estadounidense que sigue siendo innegable hoy en día. Además, la Generación X fue instruida invariablemente – en casa y en la cultura general – no honrar a ninguno de los dioses de sus abuelos supuestamente totalmente cuadrados de “Gran Generación”, cuya rígida unidad demostraba que estaban equivocados en todos los sentidos y en todo momento.
El resultado de la Generación X es claro al saber que no tienen antepasados para honrar, solo se honraron a sí mismos. Eso puede resumir la visión esperada de China.
Sin embargo, lo que más definen es la alienación: se les alentó a no apegarse a nada, abandonaron los esfuerzos políticos para mejorar el mundo, probablemente porque sus padres fallaron totalmente en este aspecto, rechazaron toda autoridad – y así la unidad más baja – y vivir hoy en el individualismo consumista con al menos 3 televisores en cada casa. Son la primera generación totalmente destetada de la “política de identidad”, que es la idea de que mis ideas y necesidades importan, solas; se enorgullecen de “estar por encima de los partidos políticos” y se enorgullecen de estar inconsistentemente en todo el mapa. Para ellos, el paraíso terrenal ocurrirá cuando solo se sigan sus ideas, y me imagino que en su cielo solo están ellos solos con Dios. Tal vez, al igual que Sartre, sientan que “el infierno es otra gente”, ya que están muy alienados.
La religión de esta Generación X es sensual, emocional y no lógica; sin duda es una “espiritualidad” personalizada, que va y viene como lo haría una musa. Lo que es más grave es que sus mandamientos son personalizados y, por lo tanto, incognoscibles, y es por eso que se ofenden con tanta facilidad: sus estructuras morales (y, por lo tanto, políticas) son totalmente impredecibles y poco confiables. Ni siquiera pueden expresar sus convicciones religiosas cuando son presionados. Sin embargo, se considera descortés preguntarle a un estadounidense sobre la religión, y las únicas personas que lo mencionan en público están en las clases bajas de los Estados Unidos.
Entonces, vemos cuán profundamente se ha transmitido a su próxima generación el fracaso político de los Baby Boomers occidentales: A pesar de que la Generación X está a punto de tomar las riendas y haber atendido a los niveles más bajos del gobierno durante décadas, no pueden reunir incluso a un puñado de políticos prominentes y exitosos en lugares como Estados Unidos. todos ven directamente a través de ellos y no encuentran nada más que voluntad de poder e individualismo. Por lo tanto, casi NO hay líderes de la Generación X en Occidente. Incluso el francés Emmanuel Macron, nacido en 1977, casi podría clasificarse como Millennial, y observo que su retrato presidencial incluía dos teléfonos inteligentes.
No voy a entrar en la generación del nuevo milenio occidental, aparte de que veo muchas cosas buenas. Ciertamente, están menos motivados por el ego (Soy un tipo duro / Soy una Mujer Maravilla) que las generaciones de posguerra o Boomers, y mucho más orientadas a la comunidad. Sin embargo, observo que si Western-style-TV-from-birth destruye Generation X, es posible que los smartphones-from-birth hagan lo mismo para los Millennials. Pero es temprano …
Lo que es innegable es:
El equivalente de China a la generación Baby Boomer ciertamente no falló: su Revolución Cultural no fue solo “sintonizar, encender y abandonar”. Ya sea que lo condenen o aprueben, a sus estudiantes radicales en realidad se les otorgó un tremendo poder político (por un liderazgo de ancianos mucho más ilustrado y políticamente moderno) y por lo tanto, realmente cambiaron las cosas. De hecho, una buena prueba del éxito de la Revolución Cultural es todo el oprobio acumulado por Occidente hoy, donde los reaccionarios ganaron claramente: Reelegido Nixon y De Gaulle, cambios sociales limitados a la cultura y no a la estructura política, etc.
(Sidebar: es interesante leer los informes actuales de Egipto, siete años después de la Plaza Tahrir (donde informé durante la caída de Mubarak): la revolución de Egipto también ha fallado totalmente, y ahora siguen el mismo patrón que Occidente. Los egipcios informan que su revolución fallida al menos produjo una mayor apertura social (principalmente con respecto a la sexualidad), y permitir un mayor desafío de las estructuras e ideas tradicionales y religiosas, pero ciertamente hay menos libertad, tanto económica como política. (Como dijo Martin Luther King: ¡No hay libertad sin libertad económica, y él no estaba hablando de los derechos del 1% bajo el neoliberalismo, LOL!) Al-Sissi ha apuntado al país en una dirección 100% neoliberal, y podemos predecir que la vida para el egipcio promedio será mucho menos libre en los próximos años porque serán mucho más pobres, incluso si están “enriquecidos” por la capacidad de hablar sobre sexo en público y el derecho mucho menos deseado de ser un ateo proselitista. No hay ninguna razón por la cual el 1% de Egipto no haga estas concesiones culturales para no tocar la estructura política y económica que las mantiene por encima de tales cosas, por supuesto).
Entonces, los occidentales pueden proyectar sus propias experiencias en China tan duro como puedan, pero el éxito de la Revolución Cultural creó una importante divergencia de posguerra para China, y una que hoy es tan poco apreciada como la Revolución Cultural misma.
Lo que podemos hacer, y solo quizás, es recuperar nuestro calibre, debido al éxito de la Revolución Cultural: su “Generación más Grande”, la que realmente ganó una guerra, es por lo tanto equivalente a los Baby Boomers occidentales.
Si fuera chino, eso me haría parte de la generación del “Baby Boomer” (tengo 40 años); si me caso con una dama china y tengo hijos (Inshallah), entonces nuestros hijos estarían en la Generación X de China. Pero … ¿ya existe esa generación?

Malas noticias que informar: los jóvenes chinos dicen que no son comunistas

Tengo amigos chinos, colegas y varios familiares que han vivido durante años en China. Los chinos de esta generación – mis compañeros – rutinariamente, pero no universalmente, decir que sí, China no es comunista.
Sorprendido, lo admitiría, ¿eh? Creo que no soy objetivo, ¿verdad?
Este es realmente un problema real que debe ser examinado. ¿Es posible que la prensa occidental tenga razón?
Yo digo que no”. O más bien, digo: “Realmente no lo sé”.
La realidad es que nunca he vivido en China, que solo he visitado, y que los chinos que conozco están necesariamente enormemente influenciados por Occidente.
Incluso los chinos nativos de mi familia emigraron de China, incluso si regresaron, y como inmigrante yo mismo puedo decir: no te conviertes en inmigrante, al estar 100% enamorado de tu país de origen ... o aún estarías allí. También es muy fácil tener un complejo de inferioridad sobre su país de origen, porque la realidad es que los inmigrantes literalmente están tratando de sobrevivir en un país extranjero y hacer algunos amigos: ciertamente no hace popular que uno se mude a un país nuevo y proclame: “Mi casa es mejor que esto”. Eso es solo para los imperialistas, que están allí para robar y huir, y por lo tanto no son verdaderamente inmigrantes. ¡Y también para periodistas molestos y molestos como yo!
Mi punto es que los inmigrantes no son representantes precisos de sus países de origen: los “irlandeses” de América no se parecen en nada a los irlandeses en Irlanda. Los inmigrantes son ciertamente una minoría, de todos modos. Por lo tanto, debe ignorar en gran medida ese título combativo seis párrafos anteriores.
Sin embargo, tal vez exista un riesgo real dentro de China?
Las dos generaciones posteriores a la Revolución Cultural: ¿creen que sus padres son la “Generación más Grande” para ganar su guerra?
No sé lo que sucede en la mesa de la cena china, pero sé que importa
Los veteranos de la Revolución Cultural – que saben por la lucha dura y el gran sacrificio personal que el capitalismo es el enemigo, que un poco de capitalismo no arruina ningún espectáculo socialista, que nunca dejarán que el capitalismo dominehan demostrado sus bonafides socialistas totalmente cuadradas diariamente durante décadas. Pero la joven “Generación Boomer” que tiene aproximadamente 30-50 años … muchos de ellos solo han vivido durante las reformas capitalistas de la era Deng¿Son ellos socialistas sólidos? Y los hijos de este grupo, los “Millennials” de China, podrían estar diciendo: “Mi padre, él no es ningún Che Guevara – ¡Es un capitalista total! “
La realidad es que el personaje se forma en la mesa, cuando estás en los codos de tus mayores.
“¿Continúa el viejo Yeye (padre del padre) sobre su tiempo en los palos durante los años 60? ¿No sabe él que mi Baba dijo que The Economist lo llamó un gran error? Estoy seguro de que no quiero ir al país – Huele a estiércol de vaca! ¿Puedo dejar la mesa? Quiero ver mi programa de TV favorito nuevamente en mi habitación “.
Si tal escena ocurre regularmente en hogares chinos … tendrán un problema. Esa escena ha estado sucediendo en todo el Oeste desde que los primeros Boomers comenzaron a tener hijos en 1965, y le puede pasar a China.
(LOL, la falla principal aquí es llamar algo que tu abuelo hizo “estúpido” al alcance del oído de tus padres. Ciertamente, eso fue una ofensa colgante en mi hogar …)
En última instancia, el problema es cultural, y uno de corrupción: no solo monetario, judicial o político, sino corrupción en la mesa de la noche noche tras noche. Esto es corrupción social y, por lo tanto, ética. Este es un tema común en la política iraní, pero algo que Occidente casi se rehúsa a considerar, que me parece muy, muy extraño.
Tales preocupaciones han sido falsamente etiquetadas como “conservadurismo” por los falsos izquierdistas occidentales. No logran ver que la mesa de la cena es también donde los revolucionarios izquierdistas pueden formarse o no formarse. Desprestigiar la propaganda capitalista requiere más que una sola discusión, y más que un solo día de gritar consignas en una protesta.
Entonces, ¿tal vez China es capitalista, maldición? ¿Hay una Generación X China, que tomará el poder de la generación de la Revolución Cultural, y son realmente tan malas como la Generación X del Oeste?
No lo puedo decir, para ser honesto.
Aunque lo que he descrito es fácilmente previsible, las respuestas universales a las experiencias humanas modernas, para dar una respuesta real a este problema cultural, están más allá de mí; las dinámicas de la mesa de comedor son las más complejas en cualquier sociedad, y van más allá de mi conocimiento chino.
Es por eso que estoy contento de ver la respuesta tan enfáticamente dada en el título de Jeff J. Brown’s
China es comunista, ¡maldición! Esta serie de 8 partes ha tomado su libro, y el libro de texto universitario extremadamente popular de John King Fairbank, China: Una nueva historia, como puntos de partida para discutir la China comunista en 2018.
La realidad es que nosotros, los que no son chinos, simplemente DEBEMOS deferirnos a Brown en cuanto a si las dos generaciones más jóvenes de la Revolución Post-Cultural de China son comunistas comprometidos o no, debido a nuestra falta de conocimiento de la China 2018. Las culturas cambian, y rápidamente: estoy seguro de que un extranjero visitará Irán en 1978 y 2018 – solo 40 años – estarían bastante sorprendidos por los cambios (y gratamente). Fairbank nunca pudo responder a este problema, ya que falleció en 1991. Lea Fairbank si lo desea, pero simplemente no puede esperar respuestas sobre cómo es la cultura china 2018.
Sin embargo, lo que ni Fairbank, ni yo, ni nosotros tenemos que ceder completamente a Brown está relacionado con la cuestión de si China es comunista o no. Esa es una cuestión de análisis político de las estructuras, motivaciones y resultados de China. La idea de que “todos los gobiernos son lo mismo”, o algo así como tonterías, es un mero nihilismo político: el socialismo y el capitalismo tienen estructuras claras, políticas y patrones fácilmente trazables que en su mayoría se contradicen entre sí.
Entonces, ¿por qué debería doblegarme ante el análisis político de China de un inmigrante chino ficticio … si él o ella carece de amplio conocimiento político, o está excesivamente influenciado por los medios occidentales? De hecho, leer el periodismo occidental sobre el socialismo es leer (ni siquiera la propaganda, porque eso requiere inteligencia) tonterías, estereotipos y sensacionalismo. “Soy chino, por lo tanto, mi análisis político de China es superior al suyo” no se sostiene.
Lo que sostiene el agua es: “Soy chino, por lo tanto, mi análisis cultural de China es superior al tuyo”.
Ciertamente. Pero es bastante fácil entender mucha cultura pero no política, creo que todos estaremos de acuerdo.
Sin embargo, Brown no solo es culturalmente alfabetizado con respecto a la China moderna, sino que también tiene una alfabetización política muy evidente en múltiples países en un grado extremadamente alto. No estoy tratando de vender su libro: estoy señalando la validez de su análisis para nuestra era.
Por lo tanto, si dice que China es comunista (¡maldita sea!) En 2017, entonces realmente no podemos encontrar muchas fuentes más confiables en inglés. El libro de Fairbank tiene dos décadas de antigüedad y, a pesar de todas sus actividades bancarias convencionales y su sello de Harvard, está verdaderamente desactualizado en el análisis cultural moderno de una generación.
Así que puedes preguntarles a tus amigos chinos, como yo, y quizás digan que China no es comunista … y no diría que Brown “sabe más sobre China” que ellos, sin dudapero ciertamente me siento cómodo al plantear que Brown puede comprender la política y la geopolítica china mejor que ellos.
Entonces, ¿el título de la Parte 8 es una gran preocupación en 2018 China, o no? Bueno … la alienación, el individualismo desenfrenado y la corrupción de todo tipo siempre lo son, ¿verdad?

‘Gen X’ es siempre una amenaza existencial, y por lo tanto, cada generación debe ser justa

La alienación no fue descubierta en un cofre enterrado en 1946 en Europatotal insatisfacción con la cultura y los líderes, incredulidad total en el poder de la religión, trastorno de estrés postraumático total causado por la guerra y el saqueo, incredulidad total en la capacidad de los humanos para crear un mundo mejor, y un sentimiento de certeza con respecto al poder total de la destructividad humana no es para nada un nuevo sentimiento en la historia humana.
Pero la alienación, aunque real e importante y que no se puede ignorar, es algo a lo que las personas leales no tienen tiempo: deben ponerse a trabajar.
Sin embargo, la alienación en medio de la paz y la abundancia es un problema del primer mundo, creo. Y ahí es donde casi está China: el primer mundo.
No son el primer país socialista en llegar allí – No hay absolutamente ninguna duda de que la URSS estaba a la par con Occidente económicamente y superior culturalmente – pero son los primeros en alcanzar su nivel desde la desaparición de la URSS.
Están a punto de tener problemas en el primer mundo, como los turistas japoneses que son hospitalizados por el “shock de París”, es decir, la disparidad entre la imagen romántica de París y la realidad que la mayoría de las miradas y el tratamiento igualan, en comparación con el educado Japón: “Come tierra y muere”. La medicina para tales “víctimas” es claramente una fuerte dosis del trabajo agrícola de la Revolución Cultural China, con un fuerte énfasis en la diseminación del estiércol …
Dejando de lado los absurdos, China representa verdaderamente el renacimiento innegable, al menos a mediano plazo, del socialismo y el comunismo … a pesar de que Occidente declaró que estaba muerto, y se fue completamente a la forma máxima de capitalismo posible, el neoliberalismo.
Debido a que claramente no está muerto, su única opción es cooptarlo alegando falsamente su éxito. Me imagino que esta es la raíz del título de Brown.
Por lo tanto, la amenaza cultural de negar el “comunismo” de China – y así negar la historia china y la experiencia china hoyEs por eso que Xi es tan importante: un alboroto parecido a Gorbachov hacia Occidente, o una tolerancia de Brezhnev al estancamiento / corrupción / mercado negro / “disidencia reaccionaria y sedición es lo que es la ‘libertad de expresión’ … es todo lo que puede cambiar la marea del ascenso de China.
Sin embargo, siempre odio reducir a las naciones a una sola persona. Especialmente en los países de inspiración socialista que tuvieron revoluciones modernas, centrarse en el líder es una estructura inexacta para describir sus sociedades, razón por la cual los esfuerzos de propaganda hacen exactamente esto. China: como Cuba, Irán, etc. – no está dirigido por una persona, sino por un partido de vanguardia que cuenta con un apoyo democrático elegido por las bases. Los candidatos presidenciales preferidos del “Líder Supremo” de Irán han perdido en repetidas ocasiones, por ejemplo – Estas son las democracias modernas, no los señores de la guerra liberales macronianos.
Por lo tanto, pensemos en Xi solo como un símbolo de cómo deben ser todos los adultos de mediana edad y ancianos de China, tanto ahora como en las generaciones venideras:

El papel de Xi: No clavando el balón en la yarda 1

Si Xi es parte de la “Generación más Grande”, seguramente él rechaza tal apodo: implica que China ya alcanzó su punto máximo, ya ganó. China tiene aún más que recorrer, y muchos deben ayudar a llevarlos consigo, para que no sean capitalistas egoístas.
La buena noticia es que Xi pasó 7 años llenos de piojos que ayudaron a llevar el campo a niveles modernos durante la Revolución Cultural.No será hospitalizado por un rudo camarero francés.
Y Xi está haciendo lo contrario de Gorbachov – Sigue, según Brown, los pasos de Mao liderando campañas anticorrupción, limpiando la corrupción en el Ejército de Liberación Popular y reduciendo los puntos de contaminación propagandística que Occidente tan desesperadamente necesita abrir, ahora que no tienen opción de “poder duro”.
Esta es probablemente la razón por la que Xi es tan popular: está haciendo lo que la Gente quiere – fortaleciéndolos a ellos y a sus instituciones elegidas. China acaba de terminar su límite de dos mandatos para presidentes, con amplio apoyo interno … y yo digo: buena decisión.
Por supuesto, China debería querer que su “Gran Generación” (la generación de la Revolución Cultural) permanezca en el poder: ¿Has visto lo malo que están haciendo las dos generaciones siguientes de Occidente? China está muy cerca de ser una superpotencia que mejore la humanidad ... y quieres que disparen el balón en la yarda 1 porque George Washington lo dijo?
George Washington, la causa raíz de la tendencia de dos términos, renunció después de dos términos – es bastante fácil darle las riendas a su sucesor y decir: “Sigue robando tierras y esclavizando a la gente: auge, problema de crecimiento económico – ¡resuelto! Ahora no me molestes – Estoy jubilado y tengo muchos esclavos para vencer y / o violar “.
Xi probablemente esté mirando a la fuerte liberal alemana Angela Merkel – ahora en su cuarto mandato de control – y ver los efectos nacionales positivos del liderazgo a largo plazo dentro de una democracia.
También es probable que mire hacia el modelo de Irán, donde el papel elegido del Líder Supremo proporciona un contrapeso constante a favor de la pureza ideológica, contra la reincidencia y en favor de la defensa de la revolución popular, antiimperialista e inspirada por los socialistas de Irán. No es toda la economía, estúpido – ¿quién está haciendo un seguimiento de lo intangible y espiritual dentro de lo político?
(Es irónico que la China comunista se preocupe más abiertamente por este tema del espíritu que el Occidente rabiosamente secular, como lo demuestra abundantemente el capítulo de Brown “Arte callejero del siglo XXI para el cuerpo y el alma comunistas”, que documenta los esfuerzos de “propaganda” sobre obsesiones totalitarias como “Dedicación”, “Igualdad”, “Libertad”, “Armonía”, “Honesto”, etc. No existen tales esfuerzos de propaganda en Occidente, porque un gobierno es lo que promueve: Occidente promueve el neoliberalismo – sin gobierno – y por eso no producen arte o publicidad diseñados para ayudar a las personas a mejorarse a sí mismos, porque se supone que el gobierno no debe importar ni involucrarse).
La democracia de Alemania es de Europa occidental (burguesa), la de Irán es islámica y la de China es socialista china y ninguna es perfecta – ya que solo Dios espero no podemos negar que las tres son de hecho democracias activas, con ciudadanos votantes, protestas regulares, encuestas repetidas de apoyo a sus sistemas, etc. Tienen puntos débiles estructurales, pero conocieron los puntos débiles cuando crearon y siguieron apoyando su sistema elegido (Aunque parece totalmente incorrecto llamar “elegido” al sistema impuesto por la Alemania de la posguerra, y también está la ocupación actual de los Estados Unidos).
Por lo menos, estas tres naciones no son dictaduras autoritarias ni marionetas neocoloniales, como lo es la mayoría del mundo en desarrollo, y eso no es poco éxito para un periodista que examina el mundo en 2018. Es absurdo que Irán y China sean retratado como tal.
Xi también está mirando a Rusia, donde Putin tuvo la astucia para desafiar a George Washington recurriendo a explicaciones legalistas. Esto no fue muy honesto … pero el pueblo ruso votó repetidamente, y el sistema ruso es tan democrático como cualquiera de los tres anteriores, por lo que los extranjeros no pueden decir que el pueblo ruso no tiene en gran medida lo que quiere dentro de su sistema. No se necesita ninguna “intervención humanitaria” aquí, por favor.
Debido a la inexpugnabilidad militar de los EE. UU. Y de la UE y la falta de cualquier influencia neocolonial externa, simplemente no pueden comprender el sentimiento entre Irán, Cuba u otros de verse obligados a operar bajo las armas. Pero ciertamente, en tiempos de crisis – Segunda Guerra Mundial – Estados Unidos abandonó el precedente de George Washington para salvar a su nación, ya que Roosevelt cumplió cuatro mandatos. En medio de la constante beligerancia de EE. UU. Xi puede afirmar que está bajo amenaza (bastante … pero ciertamente no después de una década más de éxito económico socialista, especialmente dado que la Década Perdida nunca divulgada de la Eurozona probablemente se convertirá en un Perdido similar al japonés); Los franceses Hollande o Macron no pueden hacer el mismo reclamo legítimamente, pero ciertamente hicieron lo que quisieron citando la amenaza del “terrorismo islámico”.
Entonces, si China fuera comunista (maldita sea), cuando se publico el libro de Brown en 2017, seguramente permanecerán comunistas por otros 5 o 10 años más bajo Xi.
El éxito de Xi y, como lo demuestra el libro de Brown una y otra vez, no se puede negar la buena fe socialista de Xi. Las reglas están hechas para romperse, pero no el sueño del socialismo.

El mundo necesita el socialismo chino para mantenerse fuerte … obviamente

Se dice que el verdadero carácter de uno se revela después de que uno se vuelve exitoso y logra sus sueños.
Para algunos, como Xi, el sueño es una prosperidad moderada. Para algunos, como los iraníes, el sueño es el paraíso en la tierra tanto como sea posible para ganar el paraíso en la Otra Vida. Para algunos, como los franceses, el sueño es (cito a los franceses aquí) ser Gerard Depardieu: estar constantemente comiendo, bebiendo constantemente, posando constantemente como un actor, para ser considerado un gran artista solo por posar, discutir constantemente, socavar constantemente la fe de todos en cualquier cosa. Para algunos, como los estadounidenses, el sueño es todo en el mundo que posiblemente puedas imaginar. Es posible que haya algunas tonterías estereotípicas aquí …
Vamos a parar con las tonterías: China es socialista, ¡maldita sea!
El capitalismo es solo una herramientapara construir riqueza para tener algo que compartir y una necesaria para construir el comunismo, según Marx. Los ideales de China son ciertamente comunistas y ciertamente hay un Partido Comunista muy real, muy efectivo y muy preocupado a cargo. De todos modos, el comunismo es un ideal al que los comunistas rezan (los comunistas ateos, es decir, que definitivamente son una pequeña minoría); el socialismo es lo que la gente trabajadora hace para mejorar el mundo un poco más hoy.
En definitiva, este artículo hizo la pregunta: ¿Qué es el “socialismo del siglo XXI” cuando tiene éxito?
Debido a que ya no son susceptibles a la intensa presión externa, China es sin duda la que más dilucidará esta respuesta, y con las ramificaciones globales e históricas más intensas.
Hay una manera fácil para que China ponga fin a esta muy larga pregunta “¿Son ellos o no son comunistas?”: dar más apoyo a otras naciones en regiones que seguramente se encontrarán con la resistencia occidental, y posiblemente perjudiquen a China al hacerlo.
Cuba solía hacer esto, Irán hace esto … pero estos son costosos. China ayuda mucho más de lo que obtienen crédito, y ciertamente lo dieron en Corea y Vietnam, pero su doble éxito socialista tanto en el crecimiento económico como en la igualdad económica está llegando al punto en que el costo no es realmente un problema mayor si tienen ideales de inspiración socialista. China se ha mantenido más bien (antes de la Segunda Guerra Mundial) estalinista en política exterior desde Deng, y eso no puede continuar para siempre.
Por desgracia, no van a comenzar a prestar un gran apoyo a Palestina, pero China necesita volver a dar su apoyo al socialismo. La ayuda extranjera le mostrará a la generación joven que los sacrificios deben hacerse (así contentarse con la “prosperidad moderada”), y también obligará a los occidentales a aceptar su socialismo. Toda esta mayor aceptación del socialismo democrático chino solo salvaguardará aún más a China.
Pero si hay algo que China ha hecho mejor que cualquier nación de inspiración socialista es: Jugar el juego largo. Y el partido comunista es, claramente, estalinismo nacionalista hasta el trotskismo universal. Al menos, así es como lo llamarán si el comunismo se vuelve universal (por supuesto, algunos trotskistas no serán felices hasta que el comunismo y el ateísmo se vuelvan universales, llevando así su idea de la victoria al reino de, yo creo, imposible). Pero no te saltes pasos en un juego – a menos que quieras perder.
Sin embargo, la idea del estalinismo (el socialismo en un país), que el maoísmo ha incorporado claramente, es esencialmente: cuide su propio patio trasero y espere a que el resto del vecindario lo alcance. ¿Pero qué hace China cuando su patio trasero no puede hacerse más hermoso? O bien comparte armoniosamente la riqueza con sus vecinos, o el ciclo de éxito finaliza y cae en un capitalismo no armonioso.
Una China autosuficiente, segura y próspera… eligiendo implosionar en el capitalismo ?! La URSS lo hizo, pero creo que China no está ciega a la historia.
Pero … la gente hace cosas locas que no se pueden explicar, el camino del electrón todavía no se puede predecir, y la ciencia política no es una ciencia.
Algunas preguntas pueden seguir siendo debatidas, pero en 2018 es una locura llamar capitalista a China, ¡maldita sea!
Serie Postscript:
Utilicé muchas pruebas para esta serie del libro de Jeff J. Brown, no solo esa línea final, así que me gustaría enfatizar: Si uno quiere encontrar documentación y análisis aparentemente sin precedentes de la China moderna … uno estaría mucho mejor comprando su libro que leyendo esta serie.
También me gustaría decir que escribí esta serie completamente sin ninguna participación personal de Brown en absoluto, por lo que no puede haber dudas con respecto a mi objetividad.
Espero que esta “revisión de doble libro” haya demostrado cuán diferentes pueden ser las becas de China, y también cuánto pueden cambiar las becas en solo 20 años. También traté de proporcionar algunas ideas originales para poner en discusión y mostrar cómo la experiencia de China puede ser útil en otros países.
Le debo a Brown una deuda de gratitud por haber escrito un trabajo tan bueno en el que me apoyé fuertemente. También tengo una deuda de gratitud con la doctrina legal del “uso justo”, lo que me permitió citar extensas partes de los libros de Brown y John King Fairbank sin violar las leyes de derechos de autor.
Para el difunto Sr. Fairbank: el suyo ciertamente no es un libro inútil, pero bastante reaccionario incluso por los estándares políticos del siglo XX. Sin embargo, debido a que usted explicó su beca y sus métodos con tanta claridad, cuando pudieran aplicarse a sus datos ideas menos tendenciosas y más modernas, se podrían producir respuestas más precisas sobre la China comunista.
Finalmente: me gustaría señalar que esta serie ha sido muy claramente un análisis político de China, y no un análisis cultural He reexaminado casi exclusivamente eventos históricos y describí las estructuras y políticas políticas.
Brown y Fairbank son académicos de China que están calificados para realizar análisis culturales no chinos de China. Sin embargo, los análisis políticos son el privilegio de cada ciudadano – del conductor del autobús al profesor. Los análisis políticos deben estar disponibles de manera muy democrática para encontrar constantemente – a través del mérito y el consenso – soluciones sociopolíticas a problemas sociopolíticos, los más apremiantes son, creo, universales.
Parece bastante incorrecto concluir esta serie con algo enfocándome en mí …
Se necesitan nuevos análisis en China y en muchas otras naciones de inspiración socialista – Los acontecimientos de 1989-91 fueron hace mucho tiempo, y la Gran Recesión está demostrando, aún, que la supuesta victoria del capitalismo fue de muy corta duración. Cualesquiera que hayan sido y sean las fallas del socialismo, el modelo occidental de 1% claramente no puede liderar ningún país, ya que sus líderes ni siquiera desean liderar hábilmente sus propias naciones y comunidades. – solo su propia fortuna.
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México. El reformismo y la “revolución” posible


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México. El reformismo y la “revolución” posible


El pueblo es noble, sabe reconocer a los suyos, a los que luchan, viven y mueren a su lado
La “cuarta transformación” en México ha comenzado oficialmente: el día 8 de agosto del presente año el Instituto Nacional Electoral (INE) entregó la constancia de mayoría a Andrés Manuel López Obrador (AMLO), lo que lo hace, ahora sí, presidente electo de México.
Sin embargo, debemos reconocer que desde los primeros días de julio tanto AMLO como todo su equipo han estado trabajando intensamente por explicar sus planes de gobierno, sus políticas públicas, su estrategia financiera y sus propuestas concretas para beneficiar a la Patria, según sus palabras.
Pero no sólo los integrantes del futuro gobierno hacen declaraciones, también diferentes analistas políticos cercanos o militantes abiertamente de MORENA están explicando las diferentes decisiones del futuro gobierno, por polémicas que éstas parezcan. Y estos analistas coinciden con el futuro gobierno en que se harán “las transformaciones posibles que nacen de la lectura correcta de la realidad nacional” (Víctor M. Toledo).
Coinciden también en que se debe recuperar el papel rector del Estado para conciliar los intereses de clase; es decir, que se debe moderar la opulencia y la miseria, y que todas las clases deben estar unidas por el bien de la nación.
AMLO lo ha expresado muchas veces, una de las últimas fue en Ciudad Juárez, Chihuahua, en el foro organizado con víctimas el 7 de agosto pasado, y lo dijo con las siguientes palabras: “Tenemos que ser tolerantes, nada de sectarismos; tenemos que actuar en unidad, pensando que la Patria es primero y estar dispuestos a perdonar”.
Pedro Salmerón, un historiador que, si no milita en MORENA oficialmente, es un serio defensor de sus propuestas, llama a los militantes de la izquierda anticapitalista a no quedarse fuera de la “revolución” posible, a que no se autoaíslen; llama también a la unidad para transformar lo posible.
Ésta es la tesis central del reformismo: transformar lo posible y, leyendo las propuestas del futuro gobierno, transformar lo posible es moderar los efectos más negativos de la política económica neoliberal en un aspecto central: combatir el despilfarro de la alta burocracia que roba el dinero de los impuestos del pueblo trabajador y del producto de la venta de los pocos recursos naturales que aún administra el Estado. De aquí que la bandera de la lucha contra la corrupción se vuelva el eje fundamental del discurso y de las 12 medidas legislativas propuestas para el próximo periodo de sesiones de la cámara de diputados y senadores.
Nosotros estamos de acuerdo con que cese el robo del dinero del pueblo; pero nos preguntamos “¿cuánto dinero más podría obtener el futuro gobierno si los dueños de Bimbo, Cementos de México (Cemex), Telmex (América Móvil), o Grupo México cedieran al Estado sólo el 25% de sus ganancias anuales durante seis años?”
Sólo por poner dos ejemplos con unas cifras ya un poco viejitas: en 2014 América Móvil operaba en 26 países fuera de México y generó 545 034 Millones De Pesos (MDP) que representaron 64.3% de su ingreso total. Ese mismo año, Cemex operaba en 35 países fuera de México y obtuvo 163 818 MDP que representaron 78% de sus ingresos totales.
Esos ingresos, que reporta una revista especializada en identificar a las grandes empresas mexicanas, no son resultado del “sudor de la frente” de los dueños de las empresas, sino resultado de la explotación a los trabajadores que laboran en sus empresas. Su capital no es resultado de su bondad, es resultado de su avaricia, de su rapacidad, de su menosprecio por el bienestar del pueblo mexicano y de los pueblos de otros países que explotan.
Moderación y austeridad en el gobierno, estamos totalmente de acuerdo. Pero ¿dónde está la moderación en los grandes empresarios beneficiados por casi 40 años de política neoliberal?
Cierto, nos dirán que MORENA ya está negociando un aumento salarial progresivo al minisalario durante seis años hasta que sea del 100%, y que eso significará la austeridad en el ingreso de los oligarcas que nos explotan… ¿Ésa es la “trasformación posible”?, ¿o es la trasformación del reformismo que teme confrontarse con los oligarcas y que prefiere moderar las aspiraciones justas del pueblo?
Desde nuestro punto de vista es la propuesta que nace de tener miedo a enarbolar la bandera del aumento salarial de emergencia del 100% para todos los trabajadores que ganen de uno a dos salarios mínimos, no sólo en la frontera como ya está prometido, sino en todo el país donde la miseria se agrava día con día. Es la propuesta del miedo a confrontarse tempranamente con quienes tienen el monopolio de los medios de producción en sus manos, es la propuesta que intenta conciliar con la burguesía y su oligarquía a costa del hambre y la paciencia del pueblo trabajador y explotado.
Por esta razón, cuando se habla de unidad, de tolerancia, de no sectarismo, siempre nos preguntamos: “¿unidad entre quiénes?, ¿tolerancia con qué actos, con qué hechos, con qué personas?, ¿quiénes representan a la Patria?, ¿los mexicanos dueños de las trasnacionales que nos han saqueado o el pueblo trabajador explotado y oprimido? Y si todos la representamos, ¿por qué el hambre y la miseria son para millones, y el despilfarro y la riqueza para unos pocos?”
El pueblo es noble, sabe reconocer a los suyos, a los que luchan, viven y mueren a su lado; el pueblo también perdona fallas, flaquezas y defectos de los que dan la vida por él para construir una vida mejor, pero ¿por qué el pueblo tendría que tolerar a los ladrones?
Si un lema grabado en la conciencia popular ha sido “no mentir, no robar, no traicionar”; ¿por qué ahora nos piden confiar en los empresarios que nos han mentido, nos han robado y nos han traicionado no este año, sino durante decenas de años?
Entendemos la esencia del reformismo: hacer lo posible desde la perspectiva de la pequeña burguesía que teme la confrontación con la burguesía, pero que teme más el despertar consciente y organizado del proletariado y los pobres del campo, que teme que éstos les demuestren que lo posible para ellos es una claudicación frente a lo históricamente necesario: superar el modo de producción capitalista y construir el socialismo en México.
¡Contra el despojo, la explotación y la represión; resistencia, organización y lucha por el socialismo!
NOTA: Este artículo fue publicado como parte de la sección EDITORIAL del No. 36 de FRAGUA, órgano de prensa de la Organización de Lucha por la Emancipación Popular (OLEP), Agosto-Octubre 2018.
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¿Tendrá que llamar Merkel a Sánchez en otoño?


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¿Tendrá que llamar Merkel a Sánchez en otoño?


Por Domingo Sanz
Anda Sánchez entusiasmado ahora con los países hispanos que sí se atreven a juzgar a sus dictadores y a devolver a sus legítimos lo que aquellos émulos de Franco les robaron bajo amenaza.
Por Domingo Sanz
Falta un mes para que se cumpla un año y ni Merkel ni Rajoy, personalmente, han confirmado ni desmentido la llamada que, según se publicó en Alemania, ella le hizo a él a primera hora de la tarde del 1 de octubre de 2017 para que parara la violencia policial contra votantes que estaba viendo por TV. Solo disponemos de la prueba en contrario, pues por la tarde bajó mucho la tensión y terminaron votando más de dos millones de personas en miles de urnas de las que miles de policías españoles no habían conseguido encontrar ni siquiera una, antes de que las primeras papeletas las llenaran de democracia. Porque votar es democracia cuando se hace libremente, y más si se vota contra la amenaza del más fuerte. Aunque solo lo fuera como una movilización pacífica, imprescindible para satisfacer la rebeldía colectiva acumulada durante años de bloqueos y negativas.
Anda Sánchez entusiasmado ahora con los países hispanos que sí se atreven a juzgar a sus dictadores y a devolver a sus legítimos lo que aquellos émulos de Franco les robaron bajo amenaza. Tan animado está que propone montar en España una Comisión de la Verdad sobre nuestro pasado, lo que sería creíble si con la otra mano no estuviera retrasando hasta 2030 hacer público lo que sigue oculto del 23F y la dictadura, cosa que obliga a los historiadores españoles a salir al extranjero para investigar sobre España.
Este otoño no habrá en Catalunya ni urnas ni más policías de los normales, pero quizás se cierne un peligro mayor y de consecuencias imprevisibles. Pero si Sánchez se atreviera a levantar el secreto sobre lo que hizo Rajoy durante cada uno de los 1440 minutos de aquel 1 de octubre, dejaría tan parados a Casado y a Rivera que ni PP ni Cs seguirían anunciando cada día una especie de guerra civil de baja intensidad en Catalunya que, de tanto insistir, también cultivan, y Merkel no tendría ni la tentación de llamarle por teléfono para que acabara con ningún espectáculo.
Ánimo presidente, que las grandes causas obligan a grandes osadías.

La revolución rusa y nosotros


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La revolución rusa y nosotros


Conferencia de Josep Fontana pronunciada el 24 de octubre de 2016 en la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), en el marco de unas jornadas sobre la Revolución Rusa.
Por Josep Fontana
Hacia 1890 los partidos socialistas europeos, agrupados en la Segunda Internacional, habían abandonado la ilusión revolucionaria y defendían una vía reformista que les tenía que llevar a integrarse en los parlamentos burgueses, confiando en que un día podrían acceder al poder en través de las elecciones y que desde allí procederían a transformar la sociedad. De esta manera los partidos socialistas alemán, italiano, español, francés, que mantenía todavía el nombre de sección francesa de la Internacional Obrera, o el laborismo británico optaron por una política reformista, aunque conservaran la retórica revolucionaria del marxismo para no desconcertar a sus seguidores obreros, que debían seguir creyendo que sus partidos luchaban por una transformación total de la sociedad.
La contradicción entre retórica y praxis estalló con motivo de la proximidad de la Gran Guerra de 1914. En el congreso que la Internacional socialista celebró en Basilea en noviembre de 1912 se proclamó que “era el deber de las clases obreras y de sus representantes parlamentarios (…) realizar todos los esfuerzos posibles para prevenir el inicio de la guerra” y que, si esta finalmente empezaba, debían intervenir para que terminara rápidamente y “utilizar la crisis económica y política causada por la guerra para sublevar el pueblo y acelerar la caída del gobierno de la clase capitalista “. El congreso proclamaba, además, su satisfacción ante “la completa unanimidad de los partidos socialistas y los sindicatos de todos los países en la guerra contra la guerra”, y llamaba  “a los trabajadores de todos los países a oponer el poder de la solidaridad internacional del proletariado al imperialismo capitalista “.
Pero en la tarde del 4 de agosto de 1914 tanto los socialistas alemanes, que habían organizado actos contra la guerra hasta unas semanas antes, como los franceses aprobaron de manera entusiasta en sus respectivos parlamentos la declaración de la guerra y votaron los créditos necesarios para iniciarla. El Partido Socialdemócrata alemán, además, aceptó una política de tregua social que comportaba los compromisos de no criticar al gobierno y de pedir a los obreros que no hicieran huelgas mientras durase la guerra. En cuanto a los laboristas británicos, no sólo aprobaron la guerra, sino que acabaron integrándose en un gobierno de coalición.

Consejo de obreros de la fábrica Putílov
En Rusia las cosas fueron de otra manera, ya que su partido socialdemócrata, dividido en las dos ramas de mencheviques y bolcheviques, no solamente no tenía representación en el parlamento, sino que era perseguido por la policía. A comienzos de 1917 los bolcheviques tenían algunos de sus dirigentes desterrados a Siberia, como Stalin y Kamenev, mientras otros vivían en el exilio, como Lenin, que se había instalado en Suiza, en la ciudad de Zúrich, mientras Trotsky se encontraba entonces en Nueva York.
Cuando en febrero de 1917 comenzó la revolución en Petrogrado, lo hizo sin la presencia de los jefes de los partidos revolucionarios para dirigirla, en un movimiento impulsado por un doble poder, el de los consejos o soviets de los trabajadores y de los soldados por un lado , y el del Comité provisional del parlamento por otro, que se pusieron de acuerdo para establecer un gobierno provisional y para aplazar los cambios políticos hasta la celebración, en noviembre siguiente, de una Asamblea constituyente elegida por sufragio universal.
Cuando el 3 de marzo el gobierno provisional concedió una amnistía “para todos los delitos políticos y religiosos, incluyendo actos terroristas, revueltas militares o crímenes agrarios”, Stalin y Kamenev volvieron de Siberia y se encargaron de dirigir Pravda, el periódico de los bolcheviques, donde defendían el programa de continuar la guerra y convocar una Asamblea constituyente, de acuerdo con la mayoría de las fuerzas políticas rusas.
A principios de abril volvía de Suiza Vladimir Lenin, que había podido viajar gracias a que el gobierno alemán, que quería ver Rusia fuera de la guerra, le ayudó a ir en tren hasta la costa del Báltico, desde donde pasar a Suecia y a Finlandia para llegar finalmente, en otro tren, a Petrogrado.
Para entender la acción de los alemanes hay que recordar que en estos primeros meses de 1917 se produjo la crisis con Estados Unidos, que condujo a que estos declararan la guerra a Alemania el 6 de abril. Fueron los alemanes los que le propusieron el viaje, y Lenin presentó exigencias antes de aceptarlo, como que los vagones que lo llevaran a través de Alemania con la treintena de exiliados rusos que le acompañaban tuvieran la status de entidad extraterritorial. A Trotsky, en cambio, los británicos lo detuvieron mientras volvía y no llegó a Petrogrado hasta un mes más tarde.
En la recepción que los bolcheviques le organizaron el 3 de abril en la estación de Finlandia, Lenin dijo, desde la plataforma del vagón: “El pueblo necesita paz, el pueblo necesita pan, el pueblo necesita tierra. Y le dan guerra, hambre en vez de pan, y dejan la tierra a los terratenientes. Debemos luchar por la revolución social, luchar hasta el fin, hasta la victoria completa del proletariado “. Al que añadió aún: “Esta guerra entre piratas imperialistas es el comienzo de una guerra civil en toda Europa. Uno de estos días la totalidad del capitalismo europeo se derrumbará. La revolución rusa que habéis iniciado ha preparado el camino y ha comenzado una nueva época. ¡Viva la revolución socialista mundial!”
Este discurso fue mal recibido por los bolcheviques presentes en la estación y fue rechazado en las primeras votaciones de los órganos del partido. Se habían acostumbrado a la idea de apoyar una revolución democrática burguesa como primera etapa de un largo trayecto hacia el socialismo, a la manera que lo planteaban los partidos socialdemócratas europeos, y querer ir a continuación más allá les parecía una aventura condenada al fracaso.
Lo que planteaba Lenin no se reducía al lema de “paz, tierra y pan”; no era solamente un programa para terminar la guerra de inmediato y a cualquier precio, y para entregar la tierra a los campesinos. En la base de esta propuesta había un planteamiento mucho más radical, que lo llevaba a sostener que, ante los avances logrados desde febrero y de la existencia de los soviets como órganos de ejercicio del poder, no tenía ningún sentido optar por una república parlamentaria burguesa, sino que tenían que ir directamente a un sistema en el que todo el poder estuviera en manos del soviets, que se encargarían de ir aboliendo todos los mecanismos de poder del Estado -la policía, el ejército, la burocracia …- iniciando así el camino hacia su desaparición, que iría seguida de la desaparición paralela de la división social en clases.
Lenin reproducía la crítica de la vía parlamentaria que Marx había hecho en 1875 en la Crítica al programa de Gotha, un texto que los socialdemócratas alemanes mantuvieron escondido durante muchos años, donde rechazaba la idea de avanzar hacia el socialismo a través del “Estado libre” como una especie de etapa de transición, y sostenía: “Entre la sociedad capitalista y la sociedad comunista está el período de transformación revolucionaria de la primera en la segunda. A este periodo le corresponde también un período político de transición en el que el Estado no puede ser otro que la dictadura revolucionaria del proletariado”.
¿Cómo debía hacerse esta transición? Es difícil de definir porque ningún partido socialista se había planteado seriamente qué hacer una vez llegados al poder, porque la perspectiva de conseguirlo parecía lejana. El único modelo existente era el de la Commune de París de 1871 y había durado demasiado poco como para haber establecido unas reglas orientativas.
Lo que proponía Lenin lo podemos saber a través de lo que decía en El Estado y la revolución, donde denunciaba las mentiras del régimen parlamentario burgués donde todo (las reglas del sufragio, el control de la prensa, etc.) contribuía a establecer “una democracia sólo para los ricos “, y preveía la extinción del Estado en dos fases. En la primera el Estado burgués sería reemplazado por un Estado socialista basado en la dictadura del proletariado.
La segunda fase surgiría de la extinción gradual del Estado, y conduciría a la sociedad comunista. Durante esta transición los socialistas debían mantener el control más riguroso posible sobre el trabajo y el consumo; un control que sólo podía establecerse con la expropiación de los capitalistas, pero que no debía conducir a la formación de un nuevo Estado burocratizado, porque el objetivo final era justamente ir hacia una sociedad en la que no habría “ni división de clases, ni poder del Estado”.
No es cosa de explicar aquí la historia, bastante conocida, de cómo los bolcheviques llegaron al poder y cómo empezaron a organizar una transición al nuevo sistema.
Lo que me interesa recordar es que el 7 de enero de 1918 Lenin confiaba en que, tras un período en el que habría que vencer la resistencia burguesa, el triunfo de la revolución socialista sería cosa de meses.

A desengañarlo vino una llamada “guerra civil”, en el que participaron, apoyando a varios enemigos de la revolución, hasta trece países diferentes, y que tuvo para el nuevo Estado de los bolcheviques un costo de ocho millones de muertes, entre víctimas de los combates, del hambre y de las enfermedades, además de conllevar la destrucción total de la economía. Una situación que obligaba a aplazar indefinidamente la implantación de la nueva sociedad.
Es en este momento, superada la guerra civil, cuando esta historia da un giro. Lloyd George, el jefe del gobierno británico, fue el primero en darse cuenta de que la idea de conquistar la Rusia soviética para liquidar la revolución era inútil, además de insuficiente. La lucha contra la revolución cambiaría entonces de carácter, al pasar del escenario ruso a lograr un alcance mundial. Lo que se necesitaba era combatir a escala universal la influencia que las ideas que habían inspirado la revolución soviética ejercían sobre los diversos grupos y movimientos que todo el mundo las tomaban como modelo en sus luchas.
El enemigo que se pasó entonces a combatir con el nombre de comunismo no era el Estado soviético, ni siquiera los partidos comunistas de la Tercera Internacional, que hasta los años treinta no pasarían de ser pequeños grupos sectarios de escasa influencia. El enemigo era inmenso, indefinido y universal, nacido no de la observación de la realidad, sino de los miedos obsesivos de los políticos que les hacían ver el comunismo detrás de cualquier huelga o de cualquier protesta colectiva. Como, por ejemplo, de una huelga de los descargadores de los puertos de la costa del Pacífico de los Estados Unidos que movió a Los Angeles Times a asegurar que aquello era “una revuelta organizada por los comunistas para derribar el gobierno” y a pedir, en consecuencia, la intervención del ejército para liquidarla. Ejemplos como este se pueden multiplicar en los más diversos momentos y en los más diversos escenarios.
Desde ese momento la lucha contra la revolución comunista se transformó en un combate que nos afectaba y nos implicaba a todos. La segunda república española, por ejemplo, que aparecía en 1931 en el escenario internacional cuando en la mayor parte de Europa la inquietud social se iba resolviendo con dictaduras de derecha, fue recibida con hostilidad por los gobiernos de las grandes potencias. El embajador estadounidense en Madrid, por ejemplo, informaba al departamento de Estado el 16 de abril de 1931, a los dos días de la proclamación de la República, en los siguiente términos: “el pueblo español, con su mentalidad del siglo XVII, cautivado por falsedades comunistoides, ve de repente una tierra prometida que no existe. Cuando les llegue la desilusión, se tumbarán ciegamente hacia lo que esté a su alcance, y si la débil contención de este gobierno deja paso, la muy extendida influencia bolchevique puede capturarlos “.
No importaba que los mensajes posteriores revelaran que el embajador ignoraba incluso quiénes eran los dirigentes republicanos. En una semejanza del gobierno que enviaba a Washington estos mismos días dice, por ejemplo, de Azaña: “no encuentro ninguna referencia de parte de la embajada. El agregado militar se refiere a él como un asociado a Alejandro Lerroux. Aparentemente un “republicano radical”. Lo ignoraba todo de los republicanos, pero el de la “influencia bolchevique” sí lo tenía claro”.
De nuevo en 1936, al producirse el levantamiento militar en España, las potencias europeas optaron por dejar indefensa la república española ante la intervención de alemanes e italianos con hombres, armas y aviones, por temor a un contagio comunista que en 1936 no existía en absoluto.
Mientras tanto el Estado soviético, bajo la dirección de Stalin, vivía con el miedo de ser agredido desde fuera y invertía en armas para su defensa unos recursos que podían haber servido para mejorar los niveles de vida de sus ciudadanos. Pero la peor de las consecuencias de este gran temor fue que degenerara en un pánico obsesivo a las conspiraciones interiores que creían que se estaban preparando para colaborar con algún ataque desde el exterior destinado a acabar con el Estado de la revolución. Un miedo que fue responsable de las más de setecientas mil ejecuciones que se produjeron en la Unión Soviética de 1936 a 1939. La orden 00447 de la NKVD, de 30 de julio de 1937, “sobre la represión de antiguos kulaks, criminales y otros elementos antisoviéticos” afectó sobre todo a ciudadanos ordinarios, campesinos y trabajadores que no estaban implicados en ninguna conspiración, ni eran una amenaza para el Estado. Y aunque los sucesores de Stalin no volvieron nunca a recurrir al terror en esta escala, conservaron siempre un miedo a la disidencia que hizo muy difícil que toleraran la democracia interna.
Consiguieron así salvar el Estado soviético, pero fue a costa de renunciar a avanzar en la construcción de una sociedad socialista. El programa que había nacido para eliminar la tiranía del Estado terminó construyendo un Estado opresor.
A pesar de todo, fuera de la Unión Soviética, en el resto el mundo, la ilusión generada por el proyecto leninista siguió animando durante muchos años las luchas del otro “comunismo”, y obligó a los defensores del orden establecido a buscar nuevas formas de combatirlo.
Terminada la segunda guerra mundial, la coalición que encabezaban y dirigían los Estados Unidos organizó una lucha sistemática contra el comunismo, tal como ellos la entendían, que abarcaba todo lo que pudiera representar un obstáculo al pleno desarrollo de la “libre empresa” capitalista , preferiblemente estadounidense.
La campaña tenía ahora una doble vertiente. Por un lado mantenía una ficción, la de la guerra fría, que se presentaba como la defensa del “mundo libre”, integrado en buena medida por dictaduras, contra una agresión de la Unión Soviética, que se presentaba como inevitable. Todo era mentira; lo era que los soviéticos hubieran pensado en una guerra de conquista mundial, ya que desde Lenin acá tenían muy claro que la revolución no se podía hacer más que desde el interior de los mismos países. Como también era mentira que los estadounidenses se prepararan para destruir la Unión Soviética preventivamente. Pero estas dos mentiras convenían a los estadounidenses para mantener disciplinados sus aliados, la primera, y atemorizados y ocupados los soviéticos en preparar su defensa, la segunda.
“Lo peor que nos podría pasar en una guerra global, decía Eisenhower en privado, sería ganarla. ¿Qué haríamos con Rusia si ganábamos?” Y Ronald Reagan se sorprendió en 1983 cuando supo que los rusos temían realmente que los fueran a atacar por sorpresa y escribió en su diario: “Les deberíamos decir que aquí no hay nadie que tenga intención de hacerlo. ¿Qué demonios tienen que los demás pudiéramos desear?”. Se sorprendía que no hubieran descubierto el engaño, como lo hicieron, demasiado tarde, en 1986, cuando Gorbachov decidió abandonar la carrera de los armamentos porque, decía, “nadie nos atacará aunque nos desarmemos completamente”.

Revolucionarios. Petersburgo, Octubre 1917
La finalidad real de la segunda vertiente de estos proyecto, que se presentaba como una cruzada global contra el comunismo, era luchar contra la extensión de las ideas que pudieran oponerse al desarrollo del capitalismo. El objetivo no era defender la democracia, sino la libre empresa: Mossadeq no fue derribado en Irán porque pusiera en peligro la democracia, sino porque convenía a las compañías petroleras; Lumumba no fue asesinado para proteger la libertad de los congoleños, sino la de las compañías que explotaban las minas de uranio de Katanga, de donde había salido el mineral con el que se elaboró ​​la bomba de Hiroshima.
Y cuando el combate no se hacía para defender unos intereses puntuales y concretos, sino en términos generales para salvar la libertad de la empresa, los resultados todavía podían ser más nefastos. Uno de los peores crímenes del siglo fue el que llevó a matar tres millones doscientos mil campesinos vietnamitas argumentando que se disponían a iniciar la conquista de Asia. No se fue a Vietnam a defender la democracia, porque lo que había en Vietnam del sur era una dictadura militar.
La mentira fundacional de aquella guerra la denunció crudamente John Laurence, que fue corresponsal de la CBS en Vietnam entre 1965 y 1970, con estas palabras: “Hemos estado matando gente durante cinco años sin otro resultado que favorecer a un grupo de generales vietnamitas ladrones que se han hecho ricos con nuestro dinero. Esto es lo que hemos hecho realmente. ¿La amenaza comunista? ¡Y una puñeta! (…) Nos hemos metido tan a fondo que no podíamos salir, porque parecería que habíamos perdido. Es una locura. No ganaremos, eso lo sabe todo el mundo. Pero no lo admitiremos y volveremos a casa, seguiremos matando a la gente, miles y miles de personas, incluyendo a los nuestros”.
Por eso resultan tan reveladoras de la confusa naturaleza de la lucha anticomunista las palabras que pronunció Obama recientemente, glorificando los hombres que fueron a Vietnam, según él: “avanzando por junglas y arrozales, entre el calor y las lluvias, luchando heroicamente para proteger los ideales que reverenciamos como americanos”. ¿Cuáles eran esos ideales?
No había tampoco ninguna conjura comunista en los países de América Central que fueron devastados por las guerras sucias de la CIA. Lo reconoció el Senado de los Estados Unidos en 1995 cuando denunció que los supuestos subversivos que habían sido asesinados allí eran en realidad “organizadores sindicales, activistas de los derechos humanos, periodistas, abogados y profesores, la mayoría de los cuales estaban ligados a actividades que serían legales en cualquier país democrático “. Una guerra sucia que continúa aún hoy, cuando en Honduras las bandas organizadas por el gobierno y por las empresas internacionales interesadas en la explotación de sus recursos naturales siguen matando, con la tolerancia y protección de los Estados Unidos, dirigentes campesinos que defienden la propiedad colectiva de las tierras y las aguas: como Berta Cáceres, asesinada el 3 de marzo de este año, por instigación de la empresa holandesa que patrocina el proyecto de Agua Zarca, o como José Ángel Flores, presidente del Movimiento Unificado de Campesinos del Aguán, asesinado el 18 de octubre de 2016.
El silencio ante la brutalidad de todas estas guerras lo denunció Harold Pinter en el discurso de aceptación del Premio Nobel de Literatura, en 2005, cuando sostenía que Estados Unidos, implicados en una campaña por el poder mundial, habían conseguido enmascarar sus crímenes , presentándose como “una fuerza para el bien mundial”.
Mientras Estados Unidos defendían la libre empresa, y mientras los países del “socialismo realmente existente” fracasaban en estos años de la posguerra en el intento de construir una sociedad mejor, fue el otro “comunismo” en su conjunto, en la difusa y vaga acepción que habían creado los miedos de sus enemigos, lo que consiguió un triunfo a escala global del que nos hemos beneficiado todos.
Y es que el miedo que generaba este comunismo global, no por su fuerza militar, sino por su capacidad de inspirar a todo el mundo las luchas contra los abusos del capitalismo, combinada con la evidencia de que la represión no era suficiente para detenerlo, forzaron a los gobiernos de occidente a poner en marcha unos proyectos reformistas que prometían alcanzar los objetivos de mejora social sin recurrir a la violencia revolucionaria. Es este miedo a la que debemos las tres décadas felices de después de la segunda guerra mundial con el desarrollo del Estado del bienestar y con el logro de niveles de igualdad en el reparto de los beneficios de la producción entre empresarios y trabajadores como nunca se habían alcanzado antes.
El problema fue que cuando el “socialismo realmente existente” mostró sus límites como proyecto revolucionario, a partir de 1968, cuando en París renunció a implicarse en los combates en la calle, y cuando en Praga aplastó las posibilidades de desarrollar un socialismo con rostro humano, los comunistas perdieron esa gran fuerza que Karl Kraus valoraba por encima de todo cuando decía “que Dios nos conserve para siempre el comunismo, porque esta chusma -la de los capitalistas- no se vuelva aún más desvergonzada ( …) y porque, al menos, cuando se acuesten tengan pesadillas”.
Desde mediados de los años setenta del siglo pasado esta chusma duerme tranquila por las noches sin temer que sus privilegios estén amenazados por la revolución. Y ha sido justamente eso lo que les ha animado a recuperar gradualmente, no sólo las concesiones que habían hecho en los años de la guerra fría, sino incluso buena parte de las que se habían ganado antes, en un siglo y medio de luchas obreras. El resultado ha sido este mundo en que vivimos hoy, en que la desigualdad crece de manera imparable, con el estancamiento económico como daño colateral.
En estos momentos en que se aproxima el centenario de la revolución de 1917, volveremos a oír repetidas las descalificaciones habituales sobre aquellos hechos. Unas condenas que a algunos les parecen más necesarias que nunca en unos momento en que, según un informe de 17 de octubre de 2016 de la Victims of Communism Memorial Foundation no solo resulta que los jóvenes estadounidenses de 16 a 20 años, los “millennials”, lo ignoran todo sobre aquella historia, sino que, y esto es más alarmante, casi la mitad se declaran dispuestos a votar a un socialista, y un 21 por ciento hasta a un comunista; la mitad piensan que “el sistema económico les es contrario” y un 40 por ciento querrían un cambio total que asegurara que los que ganan más pagaran de acuerdo con su riqueza. Todo lo cual lleva a la fundación a reclamar desesperadamente a que se enseñe a los jóvenes la siniestra historia “del sistema colectivista”.
Yo pienso que nosotros necesitamos otro tipo de conmemoración, que nos permita, por un lado, recuperar la historia de aquella gran esperanza frustrada en su dimensión más global, que encierra también nuestras luchas sociales.
Pero que nos lleve a más, por otra parte, a reflexionar sobre algunas lecciones que los hechos de 1917 pueden ofrecernos en relación con nuestros problemas del presente. Porque resulta interesante comprobar que cuando un estudioso del capitalismo global contemporáneo como William Robinson se refiere a la crisis actual llega por su cuenta a unas conclusiones con las que habría estado de acuerdo Lenin: que la reforma no es suficiente -que la vieja vía de la socialdemocracia está agotada- y que uno de los obstáculos que hay que superar es justamente el del poder de unos Estados que están hoy al servicio exclusivo de los intereses empresariales. Para acabar concluyendo que la sola alternativa posible al capitalismo global de nuestro tiempo es un proyecto popular transnacional, que va a ser el equivalente de la revolución socialista mundial que invocaba Lenin en abril de 1917 cuando bajó del tren en la estación de Finlandia.
Las fuerzas que deberían construir este proyecto popular serán seguramente muy diferentes de los partidos tradicionales del pasado. Serán fuerzas como las que hoy surgen de abajo, de las experiencias cotidianas de los hombres y las mujeres. Del tipo de las que se están constituyendo a partir de las luchas de los trabajadores de Sudáfrica o los indígenas de Perú contra las grandes compañías mineras internacionales, de las de los zapatistas que reivindican una rebeldía “desde abajo y a la izquierda” , de los guerrilleros kurdos de Kurdistán sirio que quieren construir una democracia sin Estado, los maestros mexicanos que se manifiestan en defensa de la educación pública, los campesinos de muchos países que no militan en partidos, sino en asociaciones locales como el Movimiento Unificado de campesinos del Aguán, que presidía José Ángel Flores: unas asociaciones que se integran en otros de nivel estatal, como el Consejo de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras, que dirigía Berta Cáceres, que a su vez lo hacen en una gran entidad transnacional como es Vía Campesina. Estas fuerzas no representan todavía, ni solas ni todas sumadas, una amenaza para el orden establecido, pero anuncian las posibilidades futuras de un gran despertar colectivo.
El camino que tienen por delante, si quieren escapar de este futuro de desigualdad y empobrecimiento que nos amenaza a todos, es bastante complicado. El fracaso de la experiencia de 1917 muestra que las dificultades son muy grandes; pero pienso que nos ha enseñado también que, a pesar de todo, había que probarlo y que intentarlo de nuevo quizás valdrá la pena.
Fuente: Sin Permiso. Traducción: Daniel Raventós
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Las viejas costumbres del nuevo capitalismo de plataforma


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Las viejas costumbres del nuevo capitalismo de plataforma


El nuevo mundo de las apps mira con nostalgia las relaciones laborales del siglo XIX e intenta emularlas. Por supuesto, encuentra resistencia. En esta nota analizamos los casos de Amazon y Rappi.
Por Julián Tylbor
Una joven pedalea enérgicamente su bicicleta. Está vestida con un uniforme naranja fluo indisimulable y lleva como mochila una gran caja del mismo color. Un pasajero en un auto mal estacionado abre la puerta sin mirar atrás y la chica, sin tiempo para reaccionar, impacta y cae al piso, sufriendo varias contusiones. Cuando se reincorpora, chequea su celular y suspira una larga bronca: la app de delivery para la que trabaja acaba de inhabilitarla por una hora. No cumplió con el pedido. Está bloqueada.
La escena bien podría pertenecer a algún capítulo de Black Mirror, la serie británica que fascina a los espectadores con sus distopías tecnológicas. Pero no, es real. La contó una trabajadora de Rappi, una aplicación móvil de pedidos, en el programa de Alejandro Bercovich de Radio Con Vos. Allí fue en julio de este año junto a otro rappitendero –como la empresa denomina a sus mensajeros– a testimoniar sobre lo que podríamos llamar una doble novedad en Argentina: la primera huelga contra una plataforma, por un lado; en el marco del desembarco de la economía gig en el país, por el otro. Pero, ¿qué es la economía gig o –para usar un término más preciso– el capitalismo de plataforma?
Economía gig: ¿colaboración social?
En el mundo hay casi 5 mil millones de teléfonos móviles y un poco menos de la mitad son smartphones, es decir, dispositivos con una significativa capacidad de almacenamiento, procesamiento de software y conectividad. Según el Instituto Nacional de Estadística y Censos, en Argentina, 8 de cada 10 habitantes utiliza teléfonos inteligentes y 7 de cada 10 accede a internet. En la franja etaria que va de los 18 a los 29 años, el uso de estos dispositivos asciende al 94,8 % y el acceso a internet al 89,1 % .
La rápida expansión de estas plataformas encuentra una de sus razones en este sideral crecimiento de usuarios de telefonía celular. Rappi, Glovo, Amazon, Uber, Airbnb son algunas aplicaciones que comienzan a sonarnos cada vez más familiares, ya sea por publicidad, disputas legales o porque las empezamos a usar en nuestra vida cotidiana. En general, se definen a sí mismas como parte de la “economía colaborativa”, es decir que su función es conectar usuarios: por ejemplo, si uno necesita trasladarse, Uber lo conecta con otro usuario con vehículo propio, quien lo llevará a donde se le ordene a cambio de cierto dinero; una parte de ese monto se lo queda la aplicación. Lo mismo sucede con Rappi y Glovo (delivery), Airbnb (hospedajes), IguanaFix y Zolvers (servicios y arreglos domésticos), entre otras.
Ilustración: Freepik
En relación al mundo del trabajo, estas plataformas se inscriben en lo que se conoce como economía gig (la traducción más cercana sería “changa”), a la cual podemos definir como lo opuesto al tradicional empleo estable: en ella los trabajos son temporarios, por objetivos, intermitentes y flexibles, e internet siempre aparece como mediador entre las partes. Como señala la periodista Tamara Tenenbaum,
hay dos mercados gig diferentes: el de los que hacen trabajos de alta calificación y entregan productos 100 % digitales y el de los que son contratados online pero luego completan la transacción offline (un remise, una empleada doméstica).
El primer conjunto lo habitan los denominados freelancers, cuentapropistas mayormente profesionales que están bien posicionados para negociar el valor de sus productos. El segundo está compuesto por personas generalmente jóvenes y menos calificadas, que perciben bajas remuneraciones y sufren la precarización laboral; en este último campo es donde están floreciendo las plataformas.
Ahora bien, como advierte la politóloga Natalia Zuazo en su libro Los dueños de internet, las empresas de plataformas lejos están de ser “economías colaborativas”, sino que se trata de “compañías tradicionales que utilizan internet para intermediar y extraer las ganancias de muchos individuos conectados”. Denominar “colaboración social” a lo que hacen estas empresas es, denuncia Zuazo, “un eufemismo mediado por tecnología para algo que ya conocíamos: trabajar mucho para que otros ganen”. Esta confusión intencional entre gig economy y sharing economy (de share: compartir) les sirve para evadir impuestos y cargas sociales, y para evitar demandas laborales.
Pero esta maniobra lingüística tiene sus límites y son los trabajadores mismos los que empiezan a correr el velo simbólico que impone el “marketing positivo”. Veamos, a continuación, dos casos de resistencia contra el capitalismo de plataforma: Amazon en Europa y Rappi en Argentina.

Amazon: luchar contra el más rico

Jeff Bezos, el hombre más rico del planeta –con una fortuna que asciende a 150 mil millones de dólares– es el fundador y director ejecutivo de Amazon, una de las compañías de internet que por su magnitud solo es comparable con Google, Facebook y Apple. Se trata de una empresa de e-commerce (algo muy similar a lo que hace Mercado Libre en la región, pero con el aditivo de la logística y distribución de productos) y servicios de computación online.
Amazon cuenta con 80 almacenes en varios países donde se acumulan millones de productos de los más diversos tipos. El objetivo es que los usuarios puedan ordenar lo que desean desde sus computadoras o teléfonos móviles y lo reciban en el menor tiempo posible, independientemente del lugar del mundo en el que estén. Ahora bien, la empresa tiene esa capacidad no solo por su escala planetaria, sino por la relación que establece con sus trabajadores. En este sentido, la historiadora y periodista Josefina L. Martínez en una nota de la revista Contexto señala:
El secreto de Amazon no está solo en una red logística sin precedentes, sino en la fuerte precarización laboral de sus trabajadores y trabajadoras. Al mismo tiempo, la empresa utiliza esa estructura global para intentar limitar el impacto de las huelgas“.
En Europa, la empresa de Bezos tiene alrededor de 65.000 trabajadores fijos: 25.000 en el Reino Unido, 16.000 en Alemania, 9.000 en Polonia, 5.500 en Francia, 3.500 en Italia, 2.500 en Irlanda y 1.600 en el Estado Español. Sin embargo, estos números no relevan a los trabajadores temporales, los cuales son contratados por períodos cortos de tiempo y, a menudo, son utilizados para romper las huelgas. Las mismas vienen realizándose con cierta regularidad desde hace unos años contra las pésimas condiciones laborales que implica la logística de la paquetería. Como bien explica Martínez,
la realidad es que detrás de la narrativa ‘innovadora’ de Amazon encontramos una explotación laboral más parecida al siglo XIX, con miles de trabajadores precarizados en grandes almacenes en diferentes países del mundo.
Como la estructura de Amazon es internacional, la forma que tiene la compañía para no afectar sus ganancias durante los conflictos es desviando la distribución de las mercaderías a otros centros logísticos, ya sea dentro o fuera del país. Sin embargo, este año, un conflicto local está tomando dimensiones internacionales. Nos referimos a las huelgas de los trabajadores del gigantesco almacén ubicado en la ciudad española San Fernando de Henares.
El enfrentamiento se desató por el intento de la empresa de modificar unilateralmente los acuerdos laborales, lo que aparejaba el congelamiento de salarios y la afectación de derechos conquistados, como la reducción de la posibilidad de pedir licencias médicas laborales, algo muy necesario en una actividad que por sus exigencias físicas genera constantemente trabajadores “rotos”.
La característica distintiva del conflicto es que esta vez hubo y hay enormes demostraciones de solidaridad por parte de trabajadores de otros países europeos. En los paros de 48 y 72 horas de marzo y julio respectivamente, los trabajadores de San Fernando recibieron el apoyo de sus pares alemanes –quienes hicieron una huelga solidaria en seis centros logísticos–, y de sus compañeros polacos, que resolvieron trabajar a reglamento.
Si bien Amazon sigue firme en su decisión de modificar los convenios laborales y precarizar aún más a los trabajadores de San Fernando, las diferentes acciones de lucha empiezan a nutrirlos de valiosa experiencia, lo que abre la puerta a la posibilidad de cambiar la relación de fuerzas. Internacionalizar la lucha frente a un verdadero pulpo global es un avance en ese sentido.
Rappi: la primera huelga criolla contra una app
Rappi es una empresa colombiana de “delivery online” que arribó a Argentina en marzo de este año. Se trata de una aplicación móvil que conecta usuarios y repartidores, llevándose un porcentaje del costo de cada envío. Un dato insólito es que los rappitenderos no solo utilizan sus teléfonos celulares personales y sus propias bicicletas o motos, sino que ¡deben comprar los uniformes y las mochilas a la propia empresa! Ello no solo deviene en rédito económico para Rappi: también es una forma de publicitarse en la vía pública gratuitamente, ya que la indumentaria lleva su logo (y algunos slogans increíbles como “Entregamos con amor”).
Ingresar como mensajero en esta aplicación es simple: se descarga la app, se ingresa el DNI o la “residencia precaria” si uno es extranjero, se adjunta una foto y luego se accede a una capacitación. Ulises Valdez, en una nota de La Izquierda Diario, resalta que
la aclaración de que podés presentar tu residencia precaria no es casual: a muchos jóvenes inmigrantes no les queda otra que agarrar estos trabajos, valga la redundancia, precarios.
Lo cierto es que en los hechos es muy difícil conseguir un trabajo en blanco estando en esa situación. En la entrevista radial que le hicieron en el programa El Lobby, Roger Rojas, trabajador de Rappi e inmigrante venezolano, convalida esa afirmación:
Se puede decir que en estas aplicaciones más del 50 % o 60 % son inmigrantes, quienes tienen el doble de necesidades porque no tienen a nadie en el país que los respalde. Somos personas que, si nos sucede algo, estamos solos. Y nos conlleva a muchos a optar por el miedo y nunca alzar la voz.
Pero justamente lo que hicieron el pasado 15 de julio fue –literalmente– “parar la moto”, y alzar la voz contra la empresa colombiana. En un informe del perfil de Twitter La Cartelera de Trabajo, estos jóvenes sintetizaron su situación y –sin quererlo– la de todos los trabajadores y trabajadoras del mundo de las app en una simple fórmula: “Si nos consideran como independientes, que no nos controlen. Si nos controlan, que nos paguen como trabajadores dependientes”. Es que, claro, en los términos y condiciones de Rappi, cada mensajero tiene una relación “libre” con la plataforma: se conecta cuando quiere, puede rechazar pedidos y ello no afecta sus posibilidades de ganar dinero ni su desempeño.
Ahora bien, como la espina dorsal de estas aplicaciones no es la colaboración sino la ganancia, la mano invisible del algoritmo no tardó en entrar en escena. María Fierro, empleada de Rappi, contaba en el programa de Bercovich cómo la plataforma empezó a direccionar los pedidos, asignándoles los peores viajes a los mensajeros más experimentados, en orden de atraer a los más nuevos con viajes más rentables. Además, si un rappitendero no aceptaba algún viaje, bajaba su puntaje, su ranking, por lo que le llegaban menos pedidos.
Ese amañamiento de las reglas de juego fue lo que, junto a la precariedad, el riesgo físico (Rappi no provee protecciones como cascos o rodilleras ni se responsabiliza por lo que pueda pasar luego de algún accidente) y las jornadas extensas y agotadoras, hizo escalar la bronca y terminó desatando el conflicto. Mediante un grupo de Whatsapp, los mensajeros organizaron una huelga en el horario pico de trabajo para el tercer domingo de julio. Su método fue juntarse en determinados puntos de Buenos Aires, activar la app pero no tomar ningún pedido.
Rappi se enteró anticipadamente de la protesta y, para menguarla, ese día elevó el valor de la parte que se lleva cada trabajador. Sin embargo, la medida de protesta fue exitosa y significó un caos para la empresa, que no daba abasto para atender todos los pedidos. Ello le valió a los rappitenderos un espacio de negociación al día siguiente, donde junto a representantes del Sindicato de Motociclistas, Mensajeros y Servicios, llevaron un pliego de demandas, como el aumento del valor de cada viaje, la cobertura de riesgo de trabajo y la transparencia en la asignación de repartos.
Más de un mes después de la primera huelga en el país contra una plataforma, la situación de los rappitenderos está lejos de resolverse. De todas maneras, es de resaltar que ese juego sucio de la aplicación (que se apoya sobre todo en los vacíos legales y en la promoción gubernamental de estos trabajos precarios a los cuales vende como “nuevos” empleos) encontró un primer límite y este fue la organización independiente de los trabajadores para luchar por sus demandas. Resta ver cuál será el comportamiento de las burocracias sindicales frente a un nuevo sector de la clase trabajadora que empieza a surgir y que todo indica que va a seguir creciendo.
Entonces, ¿en qué siglo estamos viviendo?
El capitalismo de plataforma tiene una característica distintiva y fundamental y es que no se lo puede separar de la masificación del acceso a internet, a las computadoras y a los teléfonos inteligentes en los últimos años. Sobre esta base es que estas compañías se ven a sí mismas como parte del “futuro” y de lo “nuevo”. Sin embargo, como vimos en los ejemplos de los conflictos en Amazon y Rappi, cuando bajamos de la nube a la realidad material observamos que la única lógica que las rige es la maximización de las ganancias. Ello se verifica simplemente al observar las condiciones absolutamente precarias en que mantienen a sus centenares de miles de empleados. Una explotación de la fuerza de trabajo que, por sus ritmos inhumanos, su brutal desprotección y sus salarios de miseria nos recuerda demasiado a las empresas capitalistas del siglo XIX.
Las huelgas –decía Lenin, analizando las acciones del joven proletariado en 1889–, por dimanar de la propia naturaleza de la sociedad capitalista, significan el comienzo de la lucha de la clase obrera contra esta organización de la sociedad. Cuando los ricos capitalistas se enfrentan a obreros aislados y necesitados, esto equivale para estos últimos la esclavización total. Pero la situación cambia cuando estos obreros desposeídos unen sus esfuerzos. (…) Si las huelgas infunden siempre tal espanto a los capitalistas es porque comienzan a hacer vacilar su dominio.
A diferencia de los capitalistas del siglo XXI que parecen mirar con nostalgia a los del siglo XIX, este punto de vista puede hacer que las luchas de este nuevo sector de la clase obrera empiecen a hacer vacilar este presente.
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