miércoles, 24 de mayo de 2017

Presupuesto Trump 2018: más gasto militar y menos ayuda social


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Presupuesto Trump 2018: más gasto militar y menos ayuda social

Octubre

La Casa Blanca plantea reducir la ayuda a millones de estadounidenses de bajos ingresos y aumentar cerca de 50 millones de dólares en gasto militar.
El plan fiscal 2018 del Gobierno del presidente Donald Trump, que comienza el próximo 1 de octubre, busca un equilibrio en 10 años recortando drásticamente los beneficios de los estadounidenses más vulnerables, según el director de la Oficina de Gestión de Presupuesto de la Casa Blanca, Mick Mulvaney.
“Ya no vamos a medir la compasión por el número de programas de asistencia social y el volumen gastado en esos programas”, dijo el martes Mick Mulvaney, en referencia al presupuesto denominado “Nuevo Fundamento de la Grandeza Americana”.
Las tijeras de Trump apuntan a los programas de asistencia social —3,6 billones de dólares menos— como el Medicare, una cobertura médica para las personas de bajos ingresos que creó Barack Obama, en la mira de Trump desde su campaña, al igual que SNAP, dedicado a la financiación de alimentos (conocidos como cupones) para familias de escasos recursos.
Estos beneficios destinados a los más pobres, de acuerdo con los argumentos del magnate republicano, han contribuido al desequilibrio de las cuentas públicas.
Además, el mandatario de Estados Unidos critica la desmesurada alza de programas sociales impulsados por su predecesor Obama durante la crisis financiera de 2008 y 2009, puesto que, a su juicio, no incentiva la vuelta al mercado laboral de muchos beneficiados.
Trump incluye en su lista 2600 millones de dólares para construir el muro que, asegura el mandatario, detendrá la inmigración indocumentada a Estados Unidos.
Las reacciones a este presupuesto no se hicieron esperar. John McCain, senador y excandidato presidencial republicano, lo calificó de “inadecuado”.
El senador Bernie Sanders lo tildó de “simplemente cruel”. Mientras que para el republicano Harold Rogers estos recortes perjudicarán a los distritos más pobres de su país.
Nancy Pelosi, líder de la minoría demócrata en la Cámara de Representantes, afirmó que “es una dura muestra de las promesas rotas del presidente Trump a las familias trabajadoras de EE.UU.”
El plan presupuestario norteamericano que asciende a los 4,09 billones de dólares deberá ahora ser discutido en el Congreso de la nación.

¿qué salió mal?


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¿qué salió mal? – Comunidad Saker Latinoamérica

 

 

 

Luisa Vasconcellos

Según explicó el experto de Sputnik, Alexandr Jrolenko, inmediatamente después de la disolución de la URSS, Ucrania entró en el Consejo de Asociación Euroatlántico, y en 1994, fue el primer país de la Comunidad de Estados Independientes en unirse al programa de la OTAN denominado Asociación para la PAZ (PfP, en inglés). Mientras tanto, la OTAN ya estaba elaborando el proyecto ‘anti-Rusia’, y la debilidad del Estado ucraniano en aquel momento permitió a Occidente llevar a cabo una serie de ‘revoluciones de colores’ en el país, no obstante, algo salió mal, indicó Jrolenko.
© SPUTNIK/ MIKHAIL MARKIV
El presidente actual de Ucrania, Petró Poroshenko, tiene la intención de celebrar un referéndum sobre el ingreso del país en la OTAN. A su vez, los demás miembros de la Alianza no ven motivo alguno para recibir a Ucrania. Si tenemos en cuenta el ritmo actual del readiestramiento de los militares ucranianos por los instructores europeos y estadounidenses, Kiev necesitaría más de 60 años para completar la reforma de las Fuerzas Armadas de Ucrania. A pesar del apoyo del presidente de Polonia, Andrzej Duda, y la canciller alemana, Angela Merkel, el ‘proyecto ucraniano’ parece haber fracasado. Pero, ¿qué pasó?El proyecto del ‘desmontaje del imperio’
Occidente no logró realizar su proyecto de convertir a la URSS en un grupo de Estados seudoindependientes que se pelean entre sí. De acuerdo con el experto de Sputnik, si el dinero destinado a la financiación del desmontaje del imperio se invirtiera en las economías de los países miembros de la Comunidad de Estados Independientes, Rusia ya estaría rodeada de países prósperos. Sin embargo, a principios de la década de los 90, Kiev se unió voluntariamente al proceso destructivo iniciado por Occidente. De acuerdo con la propia OTAN, “la Ucrania independiente, soberana y estable” es esencial para la seguridad de la Alianza.
Kiev tiene la intención de garantizar para el año 2020 la completa compatibilidad de sus Fuerzas Armadas con las de la Alianza. Asimismo, las autoridades de Ucrania consideran que su país es, de hecho, el flanco oriental de la OTAN. Sin embargo, es poco probable que la Alianza abra la puerta a Ucrania. El hecho es que los estrategas occidentales prevén colaborar con el Ejército ucraniano “a distancia”, puesto que los intereses nacionales de Rusia son “una realidad objetiva, una línea roja, una pared de piedra y las armas nucleares”, expresó el experto. 
A su vez, tradicionalmente, la OTAN se ha negado a aceptar a países cargados de conflictos territoriales, como los de Donbás y Crimea. Mientras tanto, Ucrania aspira a recuperar Crimea, reunido con Rusia tras el referéndum celebrado en marzo de 2014. Aparte de la incertidumbre acerca de las Repúblicas Populares de Donetsk y Lugansk, todavía no se han firmado acuerdos acerca de las líneas de delimitación de los mares Negro y de Azov.

Asimismo, Kiev no tiene suficiente dinero para rearmar a sus Fuerzas Armadas, así como para reformar la estructura de plantilla y los sistemas de gestión del organismo militar. Según las estimaciones de la empresa Ukroboronprom, la reforma tecnológica para cumplir con las normas aprobadas por la OTAN, le costará a Ucrania más de 46.000 millones de dólares. De acuerdo con varios expertos extranjeros, el Ejército ucraniano —de 300.000 efectivos y equipado en su mayoría con piezas de fabricación soviética— se está ‘derrumbando’.
© SPUTNIK/ MIKHAIL PALINCHAK
Según subraya el experto ruso, ‘el proyecto ucraniano’ se convierte actualmente en una amenaza existencial para la OTAN. Jrolenko indica que el conflicto militar en el este de Ucrania es un obstáculo insuperable, y en caso de que empeore, Europa Occidental se llenará de millones de refugiados ucranianos, entre ellos, miles de extremistas ultranacionalistas. Obviamente, la Alianza no necesita una nueva ‘revolución de colores’, por lo cual Bruselas y Washington tienen que buscar lo antes posible una salida del ‘callejón ucraniano’, concluye el autor.

Los jóvenes judíos norteamericanos que luchan contra la ocupación israelí


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Los jóvenes judíos norteamericanos que luchan contra la ocupación israelí

 

 

 

Miquel Ramos

Desalojo del Campamento de la Libertad Summud. Foto: IfNotNow.
La noche del pasado 20 de mayo, soldados israelíes destruyeron el Campo de la Libertad Summud, en las colinas del sur de Hebrón, erigido por cerca de 300 activistas palestinos, israelíes y judíos norteamericanos unos días antes. Se trataba de una acción simbólica para denunciar la ocupación de los territorios palestinos, donde hasta 1998 se encontraba Sarura, un antiguo pueblo palestino despoblado tras varios años de acoso por parte de los colonos y soldados israelíes. Durante el desalojo del campamento los soldados agredieron a varios  activistas, pero no hubo detenciones. Desde la cuenta de Twitter de la organización norteamericana IfNotNow relataban al minuto lo que iba sucediendo: “si nos agreden así siendo judíos, imaginad lo que le pasa cada día a los palestinos. La ocupación no es mi judaísmo”, explicaban pasada la medianoche.
Las acciones de este colectivo norteamericano formado por jóvenes judíos contrarios a la ocupación ha hecho saltar las alarmas de los defensores a ultranza de las políticas israelíes. Y ya van dos veces en dos meses que están dando mucho que hablar. IfNotNow congregó el pasado 25 de marzo a cerca de un millar de jóvenes judíos ante el edificio donde se celebraba la conferencia anual del poderoso lobby pro-israelí AIPAC (Comité de Relaciones Públicas Entre Estados Unidos e Israel) en Washington. Tras una pancarta con el lema “Los judíos no serán libres mientras que los palestinos no lo sean también. Abajo el AIPAC, abajo la ocupación” y el hashtag #JewishResistance (resistencia judía), los jóvenes cantaban, bailaban y se encadenaban a las puertas del Walter E. Washington Convention Center.  Otros manifestantes incluso lograron entrar y desplegar una pancarta ante los asistentes al congreso pro-israelí más importante del mundo.
IfNotNow lleva desde 2014 alzando su voz para demostrar que ser judío no implica apoyar las políticas de los sucesivos gobiernos israelíes. Fue durante la Operación Margen Protector (el eufemismo que usó el gobierno israelí para referirse al ataque contra Gaza que se saldó con más de 2.300 palestinos muertos, entre ellos medio millar de niños), cuando jóvenes judíos de los Estados Unidos empezaron a coordinarse para dar una respuesta conjunta ante la masacre y exigir el final de la ocupación sistemática de los territorios palestinos. Los líderes de las comunidades judías norteamericanas, que siempre han apoyado incondicionalmente las políticas de Israel, ven ahora cuestionado su papel. Ellos son el centro de las críticas de los jóvenes de IfNotNow, tal y como avanzan en la portada de su página web: “Hoy en día, la comunidad judía se enfrenta a una elección. ¿Vamos a dejar nuestra tradición en manos de líderes fuera de contacto, o pelearemos por una comunidad judía vibrante y liberada que apoye la libertad y la dignidad de todos los israelíes y palestinos?”
Tamara y  Sarah son dos jóvenes judías norteamericanas residentes en Nueva York. Nos citamos en una cafetería de Manhattan, cerca de la New York University (NYU), en un barrio plagado de restaurantes y cafeterías repletas de jóvenes donde residen y hacen su vida miles de estudiantes de todo el mundo. No quieren fotografiarse ni hablar en nombre de la organización, tan solo explicar porqué se unieron a IfNotNow.
“Crecimos en una comunidad donde estamos siempre alerta, a la defensiva. Fui a Israel muchas veces, crecí en un contexto muy sionista. En la universidad empecé a tener conversaciones con gente que opinaba diferente sobre Israel, empecé a leer a mucha gente también de Israel que es muy crítica con su gobierno. Volví a Israel y vi que lo que pasaba, que todo lo que no me creía, era real. No puedo seguir callada. Esto no puede seguir así.” La ocupación de las tierras palestinas es el eje central de las campañas de IfNotNow. Las activistas no se sienten representadas por los portavoces de las comunidades judías en su país: “Nuestros líderes no pueden hablar por nosotros, especialmente por los jóvenes. Ellos afirman que la seguridad de los judíos pasa por la ocupación. Nosotros pensamos justo lo contrario. Estamos tratando de preguntar a la cara de toda la comunidad judía de EEUU de qué lado están: de la ocupación o de la libertad y dignidad de todas las personas. Hay que hablarlo. También porqué todas las instituciones están apoyando la ocupación. Pero primero debemos preguntar a los miembros de nuestra comunidad. La ocupación es nuestra causa central. Es nuestra estrategia poner este tema sobre la mesa. Estamos hablando de la vida cotidiana de las personas, y cada día que pasa es un día más de opresión. Podríamos discutir de muchas cosas sobre el conflicto, pero ahora hay que empezar por esto. Hay que parar la ocupación. Los líderes deben afrontar estos temas, es lo que tratamos de visibilizar. Es un movimiento para cambiar corazones y mentes.”
Esa era la intención de su espectacular acción en Washington dos meses atrás: “AIPAC trata de decir que todos los judíos debemos aprobar las políticas de Israel, de quien también depende nuestra seguridad en EEUU. Tratan de hablar en nombre de todos los judíos. Por eso fuimos a protestar, porque no nos representan”. Ambas activistas habían participado en la protesta, pero no se conocían hasta el día de esta entrevista. Una de ellas se encadenó a las puertas del edificio. La otra permanecía en el exterior junto con los otros cientos de manifestantes. Hasta ahora no habían entablado conversación. Se sienten orgullosas de ser judías. Reivindican su identidad y se sienten con el deber de actuar ante las injusticias, tal y como su fe les ha enseñado. Antes de la protesta contra AIPAC rezaron. Durante la protesta, cantaron varias canciones judías.

Los discursos racistas de Trump han reforzado sus razones: “Islamofobia, racismo y antisemitismo están totalmente conectados”, afirman. Por eso organizaron en noviembre de 2016 el “Jewish Day of Resistance” (Día judío de la resistencia) contra las políticas del nuevo presidente, y que consistió en distintas acciones de protesta en más de 30 ciudades estadounidenses al mismo tiempo. Muchas de estas protestas señalaron a un importante asesor de Trump, Stephen Bannon, ex director de la web ultraderechista Breitbart News, famosa también por sus habituales ‘fake news’ (noticias falsas) y considerado ideólogo de la ‘Alt-Right’ norteamericana, es decir, la autoproclamada ‘derecha alternativa’, que es como se hace llamar la ultraderecha estadounidense. Bannon fue nombrado miembro del Consejo de Seguridad Nacional por el Presidente a finales de enero y cesado a principios de abril. “En Washington, igual que en Europa, muchos antiguos antisemitas como Bannon, que escribieron contra los judíos hace años, hoy apoyan abiertamente a Israel y han cambiado su target. Ahora el enemigo es el Islam. A lo largo de los años los judíos hemos estado en todas las luchas por los derechos civiles. Ahora también debemos estar”, concluyen las activistas de IfNotNow mientras nos despedimos a las puertas de la cafetería justo cuando bajan las persianas.

Trump reúne al imperialismo, el wahabismo y el sionismo

diario-octubre.com

Trump reúne al imperialismo, el wahabismo y el sionismo

Octubre

Trump en su viaje a Arabia Saudí e Israel, reúne la triada de ideologías como el imperialismo, el wahabismo y el sionismo, y a partir de sus coincidencias e intereses, intensificarán las agresiones contra los pueblos de Oriente Medio.
Tras un periodo de cortísimo y relativo alejamiento, bajo la administración del ex presidente Barack Obama, entre Washington y sus socios de la Casa Al Saud y la entidad sionista, el nuevo mandatario estadounidense ha decidido insuflar nuevos alientos a la relación con sus hijos putativos en Oriente Medio y de pasada incrementar la venta de armas en una región, que es el principal cliente del complejo militar industrial estadounidense. Sólo el año 2016 Arabia saudí gastó 67 mil millones de dólares en armas, presionando, igualmente, para que sus aliados del denominado Consejo de Cooperación del Golfo (CCG, integrado por países árabes ribereños del Golfo Pérsico) inviertan cifras multimillonarias en la compra de armas a Estados Unidos y países aliados como Gran Bretaña y Francia.
El presidente estadounidense, en la ampulosamente denominada Cumbre Árabe-Islámica Americana, ante representantes de 50 naciones musulmanas, con Jefes de Estado o de gobierno de 37 de ellas llamó a combatir al terrorismo. “Expúlsenles. Expúlsenles de sus lugares de culto. Expúlsenles de la tierra santa” sostuvo en dicho encuentro en Riad. A lo que faltó agregar que esos intentos de expulsión debe hacerse con armas, fundamentalmente, Made in USA pero, además, declarar aquello sin rubor alguno frente al papel desempeñado por Washington y precisamente Arabia Saudí en el nacimiento y desarrollo de gran parte de los movimientos terroristas que actúan en el Magreb, Oriente Medio y Asia Central.
Imperialismo y Wahabismo Más Unidos que Nunca
Donald Trump comenzó así, el día 21 de mayo, por tierras sujetas al dominio de la Monarquía Wahabita, un periplo “evangelizador”. Acompañado por sus “apóstoles” : la primera dama, Melania Trump; su hija mayor, Ivanka; su yerno, Jared Kushner; el jefe de gabinete, Reince Priebus, el principal asesor económico de la Casa Blanca, Gary Cohn; su asesor estratégico, Steve Bannon; su asesor de seguridad nacional, Herbert McMaster y el secretario de Estado, Rex Tillerson, entre otros. Un viaje en lo que este mandatario considera implícito un objetivo, que debe ser el eje de la política exterior mundial: simples instrumentos para la gloria y beneficio estadounidense. Un viaje acompañado de declaraciones tan surrealistas, ridículas como también peligrosas como aquella en la cual Trump apeló “a las personas decentes de todas las confesiones a dar batalla a los salvajes criminales que buscan aniquilar la vida”.
Indudablemente tal apelación no era una autocrítica a la labor desempeñada por los gobiernos estadounidenses y sus aliados de Oriente Medio, que son los verdaderos salvajes y criminales contra gran parte de las sociedades del mundo magrebí, de Oriente Medio y Asia Central, donde radica gran parte del mundo islámico. La apelación de Trump tampoco iba dirigida a sus aliados, como la propia Arabia Saudí e Israel que llevan décadas aniquilando vidas humanas, ocupando territorios que no les pertenecen, construyendo muros, asesinado niños, reprimiendo las aspiraciones de libertad de los pueblos como Yemen, Baréin y Palestina. Difundiendo doctrinas terroristas como el wahabismo y el sionismo, asociadas en el crimen y la violación de los derechos humanos de millones de seres humanos.
En un discurso tan hipócrita como falso, Trump, bajo el beneplácito de Monarquías reaccionarias como la Casa Al Saud, los Al Jalifa que gobiernan en Baréin, Qatar, Kuwait, Omán, Emiratos Árabes Unidos, Jordania, entre otros puso la guinda a la torta del surrealismo al acusar a Irán de “avivar las llamas de los conflictos sectarios y del terror en Líbano, Irak y Yemen y de apoyar los indescriptibles crímenes de Bashar al-Asad en Siria”. Esto, porque según Estados Unidos “Irán financia, rearma y adiestra a terroristas, milicias y grupos extremistas que esparcen el caos por la región”.
Una confusión tan execrable como interesada, pues no es posible confundir a quien apoya los esfuerzos del Eje de la Resistencia frente a las agresiones del Wahabismo y el sionismo, que aquellos, que como Estados Unidos y sus aliados, en función de sus intereses geoestratégicos se han dedicado a agredir a países como Irak, Siria, Afganistán, Yemen, Baréin, Libia entre otros generando, desde el año 2001 a la fecha 2.5 millones de muertos, 30 millones de desplazados internos y 15 millones de refugiados, que han ido a incrementar las cifras de hombres y mujeres que buscan, allende su patria, mejores perspectivas de vida.
Paralelo a los encuentros entre la delegación estadounidense y la casta gobernante saudí, el surrealismo y los enredos interesados a las que hago mención se consolidó con la celebración de un Foro Para la Lucha Contra el Terrorismo y el Extremismo patrocinado por la coalición militar islámica antiterrorista, creada en 2015. De los resultados de este inusual encuentro nada se concluyo respecto a exigir que precisamente estas Monarquías cesen el suministro de dinero, armas y milicianos destinado a expandir el terrorismo wahabita.
La prensa occidental, en general, ha signado sin apenas un esbozo de crítica lo que indudablemente representa una falsedad en materia de lo que cotidianamente sufren los pueblos del Magreb, Oriente Medio y Asia Central que es, precisamente, la agresión de fuerzas militares extranjeras donde Estados Unidos participa activamente junto a sus socios de la OTAN. La creación, financiamiento y dotación de armas a grupos terroristas como Daesh, Fath al-Sham, Boko Haram, Ansar al-Dine, Al Shabat, Ahrar al-Sham, que nacen, precisamente bajo el amparo del régimen wahabita y sus aliados. Esto es el uso de la estrategia nacionalsocialista al estilo Goebbels y la propaganda sionista bajo el marco de la Hasbara “miente, miente que siempre algo queda”. Estados Unidos con ayuda de sus medios de comunicación miente descaradamente, sin asumir, en modo alguno, su responsabilidad en la inestabilidad en que vastas regiones del mundo viven hoy sumergidas.
La travesía de Trump por Arabia Saudí y posteriormente por Israel ha mostrado la verdadera dimensión de los objetivos extramuros de Washington bajo la presidencia de este multimillonario. Devenido en el líder de una nación que transita de la política del leading from behind del anterior mandatario estadounidense Barack Obama, a una policía decidida a comprometerse activamente, junto a sus socios sionistas y wahabitas, en la agresión contra los pueblos de Oriente Medio. Pero también, sobre todo aquel que ose enfrentarse a una política imperialista que persigue, fundamentalmente, destruir a Siria, fragmentar Irak, cercar a la República Islámica de Irán e impedir el afianzamiento del avance a occidente por parte de la Federación Rusa.
Para el cumplimiento de estos objetivos la administración estadounidense no escatima esfuerzos y está dispuesta a involucrarse de lleno en las guerras de agresión que la Casa al Saud y el sionismo encabezan, como punta de lanza contra los pueblos de Libia, Siria, Irak, Baréin, Yemen y Palestina. Contando para ello con el apoyo de las monarquías Feudales del Golfo Pérsico, Jordania, Egipto y organizaciones como la OTAN con la activa participación de Francia e Inglaterra.
Al mismo tiempo que Trump sostenía ante representantes de 50 naciones en la denominada Cumbre Islámica-Árabe-Estadounidense “Vengo con un mensaje de amistad, esperanza y amor” el ejecutivo estadounidense, como todo viaje que se precie de tener fines beneficiosos, llevaba consigo el mandato del complejo militar industrial, Así, bajo el escudo de las palabras de buena crianza, llamados a la paz, a combatir el terrorismo, entre otras frases altisonantes, se firmaron acuerdos militares con la Casa al Saud que involucran 110 mil millones de dólares en equipos y pertrechos militares para las fuerzas armadas saudí que sobrepasan los 230 mil efectivos, a lo que se sumarían proyectos por otros 200 mil millones de dólares en obras que beneficiarán a empresas occidentales y de aliados europeos que se comprometan a cerrar los ojos frente a los atropellos a los derechos humanos llevados a cabo por la Casa al Saud.
La multimillonaria venta comprende 84 aviones F 15 SA, 150 helicópteros Black Hawk Apache, navíos de guerra, blindados, tanques, bombas guiadas de alta precisión y un sistema de radar diseñado para derribar misiles balísticos. El paquete incluye armas ligeras, mantenimiento de 115 tanques M1A2, cuatro buques de guerra, sistema de defensa antimisiles THAAD, seguridad marítima, radares y comunicaciones y tecnología de la seguridad cibernética. Como excusa para esta compra, nuevamente irán ha salido al ruedo, tras la declaración de un portavoz de la Casa Blanca frente a esta venta “El contrato de material y servicios de defensa refrenda nuestro tradicional apoyo a la seguridad de Arabia Saudí y del Golfo ante las amenazas iraníes, y contribuye a incrementar la lucha antiterrorista en la región para liberar la carga que recae sobre las tropas de EE UU”
Las armas compradas por la Monarquía wahabita servirán para seguir masacrando a la población de Yemen, reprimir al pueblo de Bahréin, traspasar parte de ellas a las fuerzas terroristas como Daesh, Fath al-Sham, Ahrar al Sham al amparo de lo que el propio Ministro de Relaciones Exteriores de Arabia Saudí, Adel al-Yubeir sostuvo “la administración estadounidense tiene una visión que encaja con la visión del reino sobre el papel de Estados unidos en el mundo; la erradicación del terrorismo, al confrontación con irán, la reconstrucción de las relaciones con aliados tradicionales, el comercio y las inversiones”. He aquí, sin tanto eufemismo los objetivos de compras multimillonarias en una monarquía con alto desempleo juvenil – donde la población del país menor a los 30 años constituye el 65% del total – con un déficit fiscal derivado de la baja del precio del petróleo pero empeñada a seguir actuando en su papel del gendarme del mundo árabe en la región.
Medios estadounidenses señalaron, que además de la venta de armas, la empresa petrolera nacional Saudí Aramco firmó acuerdos por 50 mil millones de dólares con empresas estadounidenses. El ministro de Energía, Khalid al-Falih dijo que los convenios que incluyen a todas las empresas ascendieron a más de 200 mil millones de dólares EE.UU. Otro convenio, entre Saudi Basic Industries Corporation y la estadounidense Exxon Mobil, una empresa dirigida hasta hace poco por el secretario de Estado estadounidense, Rex Tillerson, fue firmado para construir un complejo químico por 20 mil millones de dólares. Ello en una conducta que ha sido clásica en la dirigencia estadounidense: firmar contratos multimillonarios donde alguna vez tuvieron intereses y lo tendrán en el futuro cuando dejen sus cargos públicos.
A pesar de los lazos, cada día más estrechos entre Riad y Tel Aviv, algunas voces del sionismo alertaron sobre la compra de armas saudí. El Ministro de Infraestructura, Energía y Recursos de Aguas, Yuval Steinitz, expresó su preocupación por el acuerdo de armas entre Riad y Washington “Cientos de millones de dólares en acuerdo de armas es algo por lo cual necesitamos recibir una explicación. Sobre todo porque la Monarquía saudí es un país hostil y debemos asegurar que se mantenga la ventaja militar cualitativa de Israel. Este no es país con el que tenemos relaciones diplomáticas y nadie sabe qué es lo que depara el futuro. Espero que recibamos pronto respuestas. Esto es algo que definitivamente debería preocuparnos”. El ministro Ayoob Kara – de origen druso – también expuso el tema durante una reunión de ministros del Likud, preguntándole al primer ministro, Benyamin Netanyahu, si no estaba preocupado por el hecho de que Riad se está convirtiendo en “una potencia mundial superior a nosotros”. Netanyahu dijo que discutiría el asunto en el Gabinete.
Tras el viaje a Arabia Saudí, como primera etapa para la consolidación de una alianza con fines de dominio – donde Washington exige a Riad que se mantengan los niveles de cooperación con el sionismo – Donald Trump dirigió su Air Force One a los territorios palestinos ocupados. Aterrizó el día lunes 22 de mayo en el Aeropuerto de Tel Aviv donde fue recibido por la dirigencia sionista en pleno. En un acto claramente de mayor acogida y beneplácito que aquella que se otorgó a una Barack Obama en fines del año 2016, en que a pesar de otorgarle 38 mil millones de dólares en ayuda militar por la próxima década, fue intensamente criticado por sus tibias opiniones respecto a la política colonial sionista en Palestina. Israel quiere incondicionalidad y lo ha encontrado en este Donald Trump cuya propia familia tiene fuertes vínculos con el sionismo.
Los alcances del viaje a la entidad sionista y los territorios ocupados serán parte de un próximo análisis. Por ahora la imagen de un Donald Trump agasajado por el Wahabismo es más que suficiente para preocuparnos por el futuro de una región que ve con temor esta triada entre Washington-Riad-Tel Aviv. En principio la hipocresía encabeza la carrera por definir de mejor forma este periplo del mandatario estadounidense.
Pablo Jofré Leal

Del mesianismo judío al sionismo contemporáneo


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Del mesianismo judío al sionismo contemporáneo


Entrevista con Youssef Hindi, escritor e historiador de la escatología mesiánica [1], realizada en marzo de 2017 por una lectora de Arrêt sur Info, curiosa y apasionada que, al igual que muchos ciudadanos del mundo, sueña con la paz, la reconciliación y sobre todo el respeto entre las personas vengan de donde vengan.
Esta entrevista ha sido propuesta a Arrêt sur Info por una universitaria deseosa de comprender los orígenes del caos que afecta a Oriente Medio, con sus guerras tan desastrosas para las poblaciones. Después de leer Occident & Islam, sources et genèse messianiques du sionisme, de l’Europe médiévale au choc des civilisations [“El Islam y Occidente, fuentes y génesis mesiánicas del sionismo, de la Europa medieval al choque de civilizaciones”], se entrevistó extensamente con su autor, Yousef Hindi.
Pregunta: He leído con gran interés su libro. Me ha gustado que usted cite rigurosamente sus fuentes, que parecen irrefutables. Creo que es fundamental subrayar esto sobre un tema tan explosivo. Usted cita particularmente a Gershom Scholem (1897-1982), gran especialista de la mística judía, y fundador de la cátedra de estudios cabalísticos en la Universidad Hebrea de Jerusalén.
Youssef Hindi: En efecto, conviene por otra parte dejar claro que hasta la fecha no he sido refutado o demandado.
P: ¿Cómo se le presentó la necesidad de profundizar en un tema tan sensible? ¿Cuál fue la génesis de este libro?
YH: En primer lugar, se debe a que no había quedado satisfecho con las dos tesis principales que se habían avanzado sobre el origen del sionismo. La primera tesis – la más conocida – nos dice que el sionismo nació a finales del siglo XIX con Théodor Herzl y el Congreso Mundial Sionista. La otra tesis, menos conocida, defendida por algunos historiadores, entre ellos Shlomo Sand, es la siguiente: los cristianos protestantes mesiánicos ingleses del s. XVII, quisieron, para apresurar el retorno de Cristo, repatriar al pueblo judío a Tierra Santa. No me adhería a esta segunda tesis tampoco, puesto que ya sabía que la idea de que podemos apresurar la venida del Mesías por acciones políticas concretas no era una idea cristiana al principio, sino una idea nacida del mesianismo judío. Y para descubrir el verdadero origen del sionismo, yo sabía que tenía que estudiar el mesianismo judío, en particular, en etapas anteriores, la Cábala (tradición esotérica del judaísmo, presentada como la “ley oral y secreta” dada por Dios a Moisés ), de la que se deriva el mesianismo, que llamo en mi libro “mesianismo activo”. Así que aquí es donde empecé mi investigación: por la Cábala. Entonces comencé un trabajo de estudio para entender la Cábala, sus orígenes, sus finalidades y sus diferentes conceptos. Mi objetivo era remontar la historia, hasta descubrir al que abrió la caja de Pandora.
P: Usted habla de mesianismo activo. Dice en su libro que le gustaría desvelarnos las claves de descifrado del mundo moderno, y haciendo este retorno al pasado, usted permite tener una visión muy precisa sobre esto. Nos enfrentamos a los acontecimientos geopolíticos y al caos de Oriente Medio que causan. Si no entendemos las causas fundamentales de lo que está sucediendo hoy en día, es imposible ver con claridad. De ahí la importancia de este libro, que nos permite descubrir las raíces profundas del mesianismo judío y su impacto. En su libro usted afirma que la Cábala tiene su origen en la Palestina del siglo I, se va asentando gradualmente en Europa en el s. XI, para crecer en el s.XIII en España, con Moïse Nahmánide y Abraham Aboulafia. Usted explica también que la Cábala es considerada, inicialmente, como una herejía peligrosa por los seguidores del judaísmo, pero usted demuestra cómo a pesar de todo va infiltrando poco a poco el judaísmo.
YH: La Cábala es una corriente mística que nace en el siglo I y, durante más de mil años, hasta finales de la Edad Media, los talmudistas, es decir, los defensores de la ortodoxia oficial del Judaísmo, combatirán a la Cábala. El principal proyecto de los cabalistas es asegurar que la Cábala se convierta en una parte integral de la ortodoxia judía. Y van a tener éxito. Explico en mi libro que hoy la casi totalidad de los conceptos cabalísticos han sido integrados en la ortodoxia judía. Desde finales de la Edad Media se produjo una suerte de sincretismo [mezcla de varias doctrinas diferentes, n.d.l.r.] entre el Judaísmo ortodoxo torácico, talmúdico y cabalístico. La Cábala, acabó por introducirse en el corazón de la ortodoxia judía.
P: Usted vuelve a trazar el camino de un cierto Salomon Molcho, en el s. XVI ¿Puede decir algo sobre este personaje y su importancia en la historia y el desarrollo del sionismo?
YH: Salomon Molcho es un rabino aventurero nacido en 1500 y muerto en 1532, alumno de David Reuveni. El objetivo de Salomon Molcho era múltiple: bajo la influencia de su maestro, trata de convencer al Papa para montar un ejército de marranos para atacar el Imperio Otomano en Palestina, expulsar a los otomanos de la Tierra Santa y recrear así el reino de Israel. Ellos fracasan porque la Inquisición quiere poner la mano sobre Salomon Molcho. Pero será protegido por el papa Clemente VII y huyó con su maestro, David Reuveni, para llegar junto a uno de los hombres más poderosos de Europa, Carlos V, el gran emperador del Sacro Imperio Romano Germánico. Le ofrece a su vez atacar el Imperio Otomano. Esto acaba muy mal, ya que el emperador encierra a David Reuveni en un calabozo en España y envía a Salomon Molcho a la Inquisición, que lo hace arder en la hoguera. Uno de los principales objetivos de Salomon Molcho era influir sobre los cristianos, someterlos a las ideas mesiánicas judías. Decía en uno de sus tratados, que había que llevar a cabo acciones políticas con fines mesiánicos en dirección a los cristianos, con el fin de recrear el reino de Israel. Y es Salomon Molcho quien sentará los cimientos de lo que más tarde se convirtió en el judeocristianismo. Él no hace sino intentar cumplir con un proyecto mesiánico mesiánico bíblico que le es anterior, y que expongo en mi obra.
P: Usted explica que es el mesianismo judío el que va a dar a luz al mesianismo protestante. La Cábala se infiltrará poco a poco en el mundo cristiano con el rabino Isaac Louria, en el s. XVI (Cábala louriánica). Más tarde, también en el mundo musulmán, con Shabtai Tzvi (Cábala sabbatiana) y los Dönmeh, en el s.XVII. ¡No deja de ser increíble! Usted explica que poco a poco, desde el siglo XV, va a producirse una aniquilación desde el interior, donde hay un principio de penetración de círculos cristianos, particularmente por los marranos. ¿Puede desarrollar lo que es la corriente restauracionista protestante y luego la corriente judeocristiana, especialmente con Jacob Frank, que era un infiltrado?
YH: Sí, Jacob Frank se infiltra en los círculos católicos del s.XVIII. Él se tomaba por la reencarnación de Sabbatai Tzvi. Procedamos por etapas. Precisemos que el marranismo se refiere a los judíos de España que los cristianos, después de la Reconquista (Decreto de la Alhambra, 1492) habían decidido expulsar. Los marranos son los judíos que permanecieron en España, falsamente convertidos al Cristianismo. Se desarrolló, a partir de ahí, una cultura de la ocultación, llamada marranismo, pero que ya existía en la tradición judía. Las conversiones falsas han sido bastante comunes en la tradición judía, ya sea en el mundo europeo o incluso en la época del profeta, en el s.VII, cuando los rabinos se convirtieron falsamente al Islam.
Luego, en cuanto a la penetración de la Cábala en el mundo cristiano, la explico en detalle en un capítulo de mi última obra «La mystique de la laïcité. Généalogie de la religion républicaine, de Junius Frey à Vincent Peillon» [“La mística de la laicidad. Genealogía de la religión republicana, de Junius Frey a Vincent Peillon”]. Se trata de un movimiento que arranca a finales del siglo XIII, pero los intentos que funcionaron tuvieron lugar durante la segunda mitad del s.XV. Los Cabalistas judíos van a comenzar a enseñar a los cristianos, donde una de las principales figuras conocidas es Pico della Mirandola. Tendrá un maestro cabalista que va a enseñarle hebreo, caldeo y será iniciado en la Cábala. A partir de ahí, van a dar a luz una Cábala cristiana, para someter de hecho al mundo cristiano a las ideas judías, es decir, van a tratar de convencer a los cristianos y al mismo Vaticano, de que la Cábala permite explicar justamente las doctrinas cristianas, como la Santa Trinidad, por ejemplo. Esta Cábala cristiana, que se implanta primero en Italia y en Francia, va a proseguir su avance en Europa en el transcurso de los s.XVI y XVII, hacia Inglaterra y Alemania, en el apogeo del protestantismo.
En paralelo va a nacer en el s.XVI un gran rabino, Isaac Louria, gran rabino de Safed, que acentuará la dimensión mesiánica de la Cábala. Va a desarrollar una teoría de la acción política, mucho más voluntarista que la Cábala española. Y esta Cábala louriánica de Safed se difundirá por toda Europa. Verdaderamente, habrá una convergencia entre la progresión de la Cábala cristiana, el nacimiento del protestantismo, y esta ola mesiánica de la Cábala louriánica que afectará a toda Europa. Y es durante este período, en el s.XVII, que nacerá el movimiento restauracionista cristiano milenarista. Los protestantes milenaristas de Inglaterra van a “llevar” el proyecto de repatriación del pueblo judío a Tierra Santa. El movimiento restauracionista tiene grandes representantes en el s.XVII y XVIII. Pero no es realmente hasta el siglo XIX que el proyecto sionista comienza ya a cumplirse. Este proyecto ha tardado siglos en madurar, implantarse y, finalmente, realizarse, porque era necesario que se reunieran las condiciones políticas, geopolíticas e ideológicas propicias para la realización del proyecto sionista.
P: Usted estudia otra parte de la historia en su libro: la de las corrientes subversivas del Islam y sus lazos con el mesianismo judío. Usted trata particularmente el wahabismo en el XVIII y el reformismo islámico en el XIX, del que se derivan los Hermanos Musulmanes. ¿Puede desarrollar también este aspecto?
YH: En el segundo capítulo del libro, parto del s.XVII con Shabtai Tzvi, que es un rabino judío cabalista que va a desarrollar una teología antinomista es decir, de lucha contra la ley divina, propiamente dicha satanista, pues es una inversión total de los valores. A partir de 1666, él y sus discípulos se convertirán falsamente al Islam. Él ordenará a sus discípulos, es decir, a centenares de familias, penetrar en el Islam y destruirlo desde dentro. Informo de todos los elementos, entre los que están las citas de Gershom Scholem, que lo demuestran. Y a partir de este movimiento sabateo van a nacer los Dönmeh, es decir, los judíos turcos sabateos falsamente convertidos al Islam, que son el origen del movimiento político de los Jóvenes Turcos. Durante este periodo, en el siglo XIX, nacerá el reformismo islámico. El reformismo islámico es un movimiento puramente masónico, vinculado a todas estas redes a las que están vinculados sobre todo los Jóvenes Turcos.
Y en Europa encontraremos a los frankistas perteneciendo a las redes masónicas; frankistas de Europa y sabateos de Turquía permanecerán por otra parte en contacto constante hasta el final del s. XIX. Desempeñarán el mismo papel en paralelo, utilizando los mismos medios: la destrucción de la Europa cristiana y del Oriente musulmán.
Podemos ampliar el tablero y hablar del wahabismo, que se desarrolla en el s.XVIII, pero no hay evidencias concretas de la relación entre el wahabismo y el sabatismo. No obstante, cuando uno mira el wahabismo como tal, y a Muhammad ibn Abd-al Wahhab, su fundador, encontramos similitudes muy sorprendentes con estos movimientos, pero también con la Revolución sangrienta de Oliver Cromwell en Inglaterra, en el s.XVII.
El wahabismo y el reformismo islámico van a trabajar entonces el mundo musulmán desde el interior y, finalmente, a fusionarse a través de los alumnos de Mohammed Abdu, para dar origen más tarde, con Hassan al-Banna, a los Hermanos Musulmanes. Así que estos son movimientos paralelos, que funcionan dialécticamente.
Quisiera recordar que los principales fundadores del reformismo islámico, Malkun Khan [s.XIX], Jamal Eddine al-Afghani [s.XIX], Muhammad Abdu [s.XIX], y muchos de sus discípulos son masones. Afgani y Abdu tratarán por otra parte en Egipto, con las redes masónicas, en la década de 1870, de hacer una gran revolución, llamada revolución urabista. Encontramos entre los reformistas la misma ideología subversiva (con una forma suavizada teñida de progresismo) que en los sabateos, los Jóvenes Turcos, los revolucionarios franceses y los frankistas.
P: ¿Puede precisar lo que son las logias masónicas?
YH: Podemos tomar el tema desde varios ángulos, yo lo tomo bajo un ángulo particular, es decir, muestro cómo estas logias, que son de hecho unas redes, van a ser utilizadas por los sabateos y los frankistas para subvertir desde dentro el mundo cristiano europeo y el mundo musulmán. Y lo que explico en mi obra, es que hay varios tipos de logias masónicas. Hay algunas que son huecas desde el plano ideológico, y las hay que son claramente satanistas, otras que son deístas, judeocristianas, encontramos toda una variedad de tipos de logias masónicas. Lo que yo quise mostrar es cómo estas logias fueron utilizadas por los sabateo-frankistas y más tarde por los reformistas musulmanes, para subvertir el mundo cristiano y el mundo musulmán.
P: ¿Y siempre de modo bastante subterráneo, indirecto? ¿Nunca de modo frontal y claro?
YH: Sí, siempre indirectamente, una subversión subrepticia. Demuestro esto con una importante documentación.
P: Quería hacer un aparte sobre los ulemas (teólogos del sunismo y del Islam), y la Universidad Al-Azhar. Usted dice que se oponen a la doctrina wahabí. ¿Puede decirnos más sobre estas personas, a fin de mostrar que en el mundo musulmán hay corrientes que están tratando de luchar contra el wahabismo?
YH: Al-Azhar es la universidad de El Cairo, que es históricamente el centro del pensamiento islámico sunita, en todo caso en la época moderna. También hay otras universidades, como en Marruecos y otros lugares. Esta universidad (y otras), siempre se ha opuesto de manera muy virulenta al wahabismo nacido en Arabia, en el Najd.
Es importante saber que Rachid Ridha, discípulo de Mohammed Abdu, será financiado en los años 1920 por los sauditas, particulramente el periódico Al-Manar. Él y sus condiscípulos, van a ir violentamente contra los ulemas de Al-Azhar que atacan el wahabismo. ¡Así que atacan a los enemigos del wahabismo y defienden la doctrina wahabí, y presentan a Mohammed Ibn Abdelwahhab como un gran reformador!
Hubo, en junio de 2016, un congreso en Grozni, que reunió a los grandes eruditos sunitas; unos 200 dignatarios religiosos, entre ellos el Gran Mufti de Egipto, el jeque Shawki Allam y el Gran Mufti de Damasco, el jeque Abdel Fattah al-Bezm, que decretaron que el wahabismo salafista era una doctrina no suní, excluida del sunismo [una clara alusión a los grupos takfiristas wahabitas que son apoyados por Arabia Saudita, n.d.l.r.]
P: Gracias por señalarlo, esto es muy importante. En efecto, se habló de eso muy brevemente en la prensa. Para volver a su estudio, al mesianismo judío y a toda su progresión a través de los siglos, usted describe el nacimiento del mesianismo político ateo, que se llamará sionismo en los siglos XIX y XX. Usted cita la Declaración Balfour, el Acuerdo Sykes-Picot, y la manipulación de la geografía política de Oriente Medio. ¿Podría repasar algunas declaraciones de Chaïm Weizmann (quien presidió la Organización Sionista Mundial y se convirtió en el primer presidente del Estado de Israel)? ¿Hablarnos también del historiador Henry Laurens [2], y del proyecto del Gran Israel? ¿Podría hacer entonces un breve análisis del presente en relación con lo que está pasando en Siria? ¿Puede presentar a los diferentes protagonistas que actúan principalmente fuera del territorio de Israel y que trabajan para el cumplimiento de la mesianismo activo?
YH: El proyecto sionista será sometido a mutaciones desde su origen. El cambio más importante se llevará a cabo en el s.XIX. Lo que muestro en el libro es que el sionismo no es más que una de las ramas de un proyecto mesiánico mundial, mucho más grande e importante en general. Durante el s.XIX vamos a ver un cierto número de ideas religiosas y de proyectos mesiánicos que van a tomar una apariencia atea, materialista, laica. Y resulta que el sionismo va a formar parte también de estos proyectos religiosos secularizados que nos van a presentar como un proyecto de creación de un hogar nacional judío, para proteger a los judíos de los progromos, etc.; pero esto fue sólo propaganda. En realidad, se trataba de cumplir este proyecto bíblico, porque desde el principio del siglo XX, los promotores del sionismo, entre ellos Théodor Herzl, defenderán el proyecto del Estado de Israel con las fronteras bíblicas, que se extiende desde el Nilo hasta el Éufrates. Y Ben Gurion lo escribió desde 1918, incluso antes de la creación del Estado de Israel.
En realidad, por lo tanto, este proyecto político, falsamente ateo, no era sino una apariencia y una manera de cumplir un proyecto que, en aquella época, no podía presentarse bajo un atuendo religioso. Esa es la primera fase.
Desde el comienzo del cumplimiento del proyecto sionista, por ejemplo, en 1882, Edmond de Rothschild, el gran banquero, comenzará a comprar tierras en Palestina. Luego, los sionistas tratarán de convencer al sultán otomano y al Kaiser, y luego a los británicos, para crear el hogar nacional judío. Finalmente, son los británicos quienes se encargarán de eso. Antes del final de la Primera Guerra Mundial, en 1916, los británicos están en trance de perder ante los alemanes, y los sionistas les proponen un trato, que aceptarán, a saber, la entrada de EE.UU. en la guerra al lado de los británicos. A cambio, los británicos atacarían el Imperio Otomano en Palestina para crear un hogar nacional judío. Así que desde el principio vemos que hay una fuerza, un poder financiero internacional judío que trabaja a las potencias occidentales desde el interior para que avalen el proyecto sionista. Y este es el mismo método que se aplicará a lo largo del siglo XX. A partir de 1948, los Estados Unidos apoyarán política y financieramente al Estado de Israel.
En la última parte de mi trabajo muestro, apoyándome en los trabajos de John Maersheimer y Stephen Walt [3], cómo el lobby pro-israelí empujó a los Estados Unidos a destruir el mundo musulmán [Irak, Siria, n.d.l.r], para permitir el establecimiento de este Gran Israel a largo plazo. Porque los israelíes lo escribieron muy pronto [4], luego cito el plan Oded Yinon redactado en 1982. El plan de reordenación del mundo musulmán promovido por los neoconservadores en el año 2002, la “Iniciativa del Gran Oriente Medio”, no es nada más que una actualización del plan Oded Yinon israelí.
A partir de 2000, 2001, el lobby pro-israelí, sobre todo después del 11 de septiembre, va a empujar verdaderamente a los Estados Unidos a llevar a cabo este proyecto de destrucción del mundo musulmán, de fragmentación de los Estados limítrofes de Israel, para permitir en última instancia, al Estado judío, extender su territorio. Este era el proyecto inicial y todavía lo es.
En cuanto a la cita de Chaïm Weizmann en 1919, hela aquí: “La organización sionista no quiere un gobierno autónomo judío, sino simplemente establecer en Palestina, bajo una potencia mandataria, una administración no necesariamente judía que haría posible enviar a Palestina 70.000 a 80.000 judíos anualmente. La asociación pide al mismo tiempo permiso para construir escuelas judías donde sería enseñado el hebreo, y de este modo progresivamente edificaremos una nación que sería tan judía como la nación francesa es francesa y la nación británica es británica. Más tarde, cuando los judíos formaran una gran mayoría, estarán maduros para establecer un gobierno correspondiente a la situación del país y sus ideales”.
P: Usted también se ocupa de la fiebre mesiánica en Israel, y del vínculo entre el neoconservadurismo americano y la tendencia religiosa del sionismo israelí en el poder ahora. Quizá podría desarrollar esto, ya que el profano no tiene por qué comprender que hay una relación directa entre los dos.
YH: El núcleo duro del neo-conservadurismo en los EE.UU. es judío. Los neoconservadores son en realidad antiguos trotskistas, de origen judío, que derivaron hacia la derecha y cuyo proyecto político está calcado sobre el del sionismo y los protestantes milenaristas.
Y son estos neoconservadores, cuyo núcleo es judío, quienes trabajarán de común acuerdo con el lobby pro-israelí por los intereses de Israel. Informo de un cierto número de citas que muestran muy claramente que esta gente no está trabajando para los intereses de los Estados Unidos, ni siquiera por los intereses del imperialismo estadounidense. Pero trabajan para el proyecto israelí. Y muestro que, en paralelo, los dirigentes israelíes [el actual gobierno, al menos desde 2012 a 2013, n.d.l.r.] es el más mesiánico de toda la historia de Israel.
Cito por ejemplo a Charles Enderlin. No es que yo critique a Charles Enderlin, sino que creo que no entendíó el porqué del problema, ya que piensa, como otros, que este retorno de lo religioso en Israel corresponde a la conquista de los lugares santos a partir de la guerra de 1967. Lo que es falso. Lo que yo explico es que estamos asistiendo a un retorno, a un resurgimiento del mesianismo judío, que dio origen al proyecto sionista. Lo que demuestro en mi libro, es que las causas primeras determinan las finalidades, incluso sobre los siglos. No hay que asombrarse pues de ver a los religiosos tomar el poder en Israel, ¡porque en realidad nunca lo han perdido realmente! Ya el mismo Ben Gourion escribía que el socialismo no era más que un medio, una herramienta para el cumplimiento del proyecto sionista. Todos estos movimientos ateos en apariencia, para los israelíes y para los judíos mesiánicos, son sólo medios. Razón por la cual no existe una oposición profunda entre los laicos, los ateos y los religiosos judíos. Ya sean ateos, laicos, socialistas o mesiánicos, en esta etapa de la realización del proyecto mesiánico, convergen. Se opondrán sobre los medios, no sobre el objetivo.
P: Usted cita particularmente el libro de Josué, que es mencionado a menudo por los políticos israelíes, entre ellos Benjamin Netanyahu. ¿Puede explicarnos la dimensión religiosa del modelo de construcción del Estado de Israel?
YH: En el último capítulo de mi libro, muestro que la creación del hogar nacional judío, en su método de conquista y en su finalidad, está calcado del libro de Josué [la destrucción de aldeas y la expulsión de las poblaciones o su matanza, n.d.l.r.]. Más allá de este aspecto, hago el paralelismo entre las etapas de la conquista en el libro de Josué y las etapas evolutivas de la creación de este hogar nacional judío y del Gran Israel. Y es verdaderamente edificante…

Benjamin Netanyahou recibe la orden del Gran Rabino Menahem Mendel Schneerson de apresurar la llegada del Mesías, el 18 de noviembre de 1990. Foto DR. [Ver vídeo]
Q: Usted cita a un rabino israelí, Ovadia Yosef (1920-2013), cuyas declaraciones e influencia son extremadamente chocantes. ¿Puede decirnos más sobre esto?
YH: Lo que quise poner en evidencia hablando de Ovadia Yosef es la influencia subyacente de los religiosos, desde hace décadas, en la política israelí. No está sólo él, también está el gran rabino Menachem Mendel Schneerson (1902-1994), que instruye a Netanyahu en 1990 y le ofrece apresurar la venida del Mesías… Ese mismo rabino del que Ariel Sharon, en 1967 y 1973, seguiría su consejo en el dominio militar, aunque el propio Sharon no era creyente.
Volviendo al Rabbi Ovadia Yosef, explico que durante 30 años, y finalmente hasta su muerte, fue un actor fundamental de la política israelí, ya que todos los líderes israelíes iban a su casa para pedir consejo. Los religiosos ocupan un lugar central en la política y la geopolítica israelí. Es por eso que nos encontramos, en toda la historia de Israel, como muestro en el último capítulo, la aplicación a la vez de leyes judías y del programa basado en el Antiguo Testamento. Como escribí en el primer capítulo de mi libro, los rabinos, a lo largo de la historia, han tratado de desarrollar una teología y praxeología alrededor de la Biblia, y de hecho una herramienta política, y ahora, con el cumplimiento del sionismo, un instrumento y un proyecto geopolítico.
P: Algunas citas en su libro del rabino Yosef Ovadia hielan la sangre, de tan racistas y odiosas. Hablando de los palestinos, declaró: “Puedan desaparecer de la tierra, pueda Dios envíar una plaga a los palestinos, estos hijos de Ismael, estos viles enemigos de Israel” (2013). Otra cita: “Todos los árabes y los palestinos: se prohíbe tener piedad de ellos, usted debe enviar misiles y aniquilarlos, son malos y detestables”. Y añade “el Señor devolverá las acciones de los árabes contra ellos mismos, agotará su semilla, los exterminará, los devastará y los desterrará de este mundo” (en 2010).
YH: Lo que explico es que este hombre no es un iluminado aislado que se expresa desde una sinagoga. Se trata de un gran rabino que aconseja a políticos, incluso a militares, los jefes del Estado Mayor israelí, que visitaron su casa para recibir consejos en la preparación de la guerra contra Irán. Estamos tratando con un personaje central en Israel, y está lejos de ser el único que tiene este género de intenciones.
P: Para mostrar su influencia, usted cita a un miembro de la Knesset (el Parlamento israelí), imagino que escuchado y respetado quien, durante el bombardeo de Gaza en 2014, ¿llama a matar a todas las madres palestinas?
YH: Sí, es la diputada ultranacionalista Ayelet Shaked, de la Knesset, que luego se convirtió en ministro.
También he citado al vicepresidente de la Knesset, Moshé Feiglin, que habla de expulsar a la población de Gaza, que habla de la destrucción de sus habitantes. Propuso expulsar a toda la población de Gaza en el Sinaí. Al igual que en el libro de Josué, Moshe Feiglin explica serenamente que hay que destruir todas las infraestructuras de Gaza con la máxima potencia de fuego. El paralelo con este pasaje del libro de Josué es sorprendente: “Quemaron la ciudad y a todos los que estaban allí”. Y Feiglin precisa: “sin consideración por los escudos humanos”… lo que significa en claro la necesidad de aplastar a la gente que no ha accedido a salir de Gaza hacia el Sinaí… para purificar étnicamente toda la ciudad. ¡Aquí el que habla es el vicepresidente de la Knesset!
P: Después de este desarrollo, que usted ha hecho de manera muy precisa ¿podría hacer un análisis del presente, especialmente de lo que está sucediendo hoy en Siria, y de lo que pudo pasar antes en Irak?
YH: Al contrario de lo que la mayoría de los geopolíticos dicen y analizan, o de lo que dicen los críticos de la política norteamericana, la destrucción de Irak en el pasado, la destrucción de Siria hoy, la destrucción de Libia, no está directamente relacionada con los intereses noretamericanos, ni incluso con el deseo de controlar los recursos petrolíferos, ya que, como lo explican John Maersheimer y Stephen Walt, si los estadounidenses querían por ejemplo controlar el petróleo iraquí, no tenían más que hacer presión sobre Saddam Hussein ¡y habría aceptado voluntariamente! Por otra parte, durante la década de 1990, principios de 2000, Assad (padre e hijo), no han cesado de tender la mano a los israelíes y a los estadounidenses para obtener la paz. Estaban, por supuesto, dispuestos a negociar, por no mencionar a los iraníes. Y sistemáticamente, cuando los estadounidenses quisieron tender la mano a los iraníes o a los sirios, siempre es el lobby pro-Israel quien se interpuso. ¿Por qué? Porque el proyecto final del lobby israelí era la destrucción de esos países. Y John Maersheimer y Stephen Walt han demostrado claramente que es el lobby pro-israelí, no el lobby petrolero, quien empujó a los EE.UU. a destruir Irak. Por otra parte, Bernard-Henri Levy, que participó en la destrucción de Libia, declaró ante el CRIF que lo había hecho en tanto que judío… Hay pues que entender que lo hizo en tanto que agente israelí.
La causa primera de la oposición entre los EE.UU. y Rusia en el caso de Siria es el proyecto israelí. Lo que explicaba en el preámbulo de mi libro y en un artículo fechado en septiembre de 2015 (Rusia, Europa y Oriente) está apareciendo: los rusos, los iraníes, los sirios, no están luchando contra el imperialismo de Estados Unidos en el Medio Oriente, luchan contra un proyecto israelí que los estadounidenses respaldaron y cumplen, en detrimento propio; es diferente. Los imperialistas norteamericanos no son los amigos de la humanidad, pero no debemos confundir el enemigo principal, nos diría Carl Schmitt…
Obviamente, el imperialismo estadounidense (y todo lo que implica) es uno de los problemas, yo diría que hasta el principal problema de la humanidad hoy. Pero si los estadounidenses volvieran – como querría hacer Donald Trump – a una de sus doctrinas, que es la Doctrina Monroe, aislacionista, el problema estaría resuelto. No obstante, un cierto número de dirigentes estadounidenses lo han entendido. Zbigniew Brzezinski (nacido en 1928), que es uno de los grandes geoestrategas norteamericanos, comprendió que el hecho de calcar la política exterior de Estados Unidos sobre la de Israel era un peligro para el futuro de los Estados Unidos.
La destrucción de Siria, y tal vez incluso la guerra mundial que viene entre Rusia y los EE.UU., tienen una causa primera y principal: el proyecto imperialista israelí. Hay que tener esto en mente.
P: ¿Cómo se explica que tan poca gente, al menos en Occidente, sea consciente de ello? Y ¿cómo se explica que tan poca gente lo denuncie?
YH: En primer lugar, no podemos denunciarlo, dado que los medios de comunicación están bloqueados, así como la política occidental. Pero si usted va por ejemplo a Oriente Medio, se puede hablar más libremente sobre estos asuntos… Es el mundo occidental, en particular Europa y Estados Unidos, el que tiene un sistema político-mediático que impide toda discusión y todo debate sobre estos temas. No hay necesidad de hacer un esquema, si tomamos los principales canales de televisión, los periódicos y remontamos la cadena, podemos encontrar muy a menudo, a multimillonarios israelíes o judíos, o incluso protestantes, así como a vendedores de armas. Por lo tanto, no es sorprendente que la palabra esté bloqueada en Occidente.
Ahora bien, si se estudia los círculos contestatarios, los que son críticos del imperialismo estadounidense, incluso del sionismo (un espectro muy amplio, lo reconozco), hay otro problema, y es de orden metodológico. Los geopolitólogos se centran en hacer análisis que a menudo carecen de profundidad histórica, partiendo de estadísticas, de recursos petrolíferos, gasísticos, etc., piensan que es el alfa y el omega de la geopolítica. Se descuida totalmente la dimensión ideológica, religiosa y mesiánica. Es por eso que escribí ese libro. Para aportar a la vez una nueva interpretación de la historia moderna, y de las nuevas claves de lectura que me parecen más efectivas, de la geopolítica actual.
P: Muchas gracias, Yousef Hindi.
YH: Soy yo quien se lo agradezco.
Marzo de 2017
[1] Yousef hindi es escritor e historiador de la escatología mesiánica. Nacido en Marruecos, emigró muy joven a Francia, siguiendo así un camino que le llevó a desarrollar una reflexión sobre la necesaria reconciliación del Norte y el Sur del Mediterráneo. Dos mundos cuyos destinos están desde siempre íntimamente enlazados. Sus obras:
Occident & Islam, sources et genèse messianiques du sionisme, de l’Europe médiévale au choc des civilisations». Ed. Sigest, 5e édition, 2017.
Les mythes fondateurs du choc des civilisations: ou comment l’Islam est devenu l’ennemi de l’Occident». Ed. Sigest, 2016.
La mystique de la laïcité». Ed. Sigest, 2017.
[2] Cita de Henry Laurens, historiador: “El Yishuv (la comunidad judía) se funda en tanto que rechazo absoluto de toda colaboración económica y social con la población árabe. El exclusivismo judío, necesario para la constitución del hogar nacional, hace que toda interacción con el sector árabe esté considerada como un fracaso que hay que paliar absolutamente. La ambigüedad histórica del sionismo en tanto que formulación nacional y secularizante de una comunidad hasta entonces definida en términos religiosos constituye el Yishuv en entidad híbrida: un conjunto cívico que tiene el derecho a llamarse “pueblo”, pero donde los criterios de pertenencia son definidos por una pertenencia religiosa”.
[3] http://arretsurinfo.ch/reprise-le-lobby-israelien/
[4] Ben Gourion en 1918, en 1937 “Después de la formación de un gran ejército con la creación del Estado, aboliremos el reparto y ocuparemos toda Palestina”.
(Traducción Página Transversal).
Fuente: Arrêt sur Info.

¿La guerra en Oriente Medio enfrentará a Rusia e Israel? Parte II


hispantv.com

¿La guerra en Oriente Medio enfrentará a Rusia e Israel? Parte II

 

 

 

HispanTV

¿Es verídica la posibilidad, que en el contexto del conflicto en Siria, se desencadene una guerra, que enfrente al régimen israelí con la participación de Rusia?
En la parte I de este trabaje me interrogaba sobre la posibilidad, que en el actual escenario bélico que vive Oriente Medio: con guerras de agresión contra Siria, Irak, Yemen y la ocupación de Palestina, se desencadenara una guerra, que enfrente al régimen israelí con actores regionales que operan en favor de rivales de la entidad sionista como es el caso de las Fuerzas de la Federación Rusa.
Sostengo que sí, que dicha posibilidad no es una quimera. Enfrentamiento ruso-israelí, que podría darse a pesar que cerca del 15 % de la población Israelí es de origen ruso y que representan  la avanzada del sionismo más radical, racista, ultraderechista y xenófobo “la gran mayoría de ellos odia a los árabes, rechaza la paz, apoyan a los colonos y votan gobiernos ultranacionalistas” según señala el periodista y exparlamentario israelí Uri Avnery,  quien nos consigna en su artículo “llegaron los rusos” que “corren varias teorías sobre este carácter racista y belicoso de estos rusos en Israel y una de ellas sostiene que durante la era soviética, los judíos eran sólo ciudadanos soviéticos al mismo nivel que el resto. Cuando la URSSS se disolvió todo el mundo se refugió en su propia nación. Los judíos quedaron en el vacío. Así que se fueron a Israel y se hicieron más israelíes que todos los otros israelíes. Incluso lo No-judíos de entre ellos se convirtieron en súper patriotas israelíes. No existe partido político en Israel, ni menos alguno con aspiraciones de poder, que no cuente en sus listas de lucha política con un “ruso” en sus filas”
Se ha dado a conocer, que el Lobby Sionista presente en Rusia, presiona al gobierno de Putin para aumentar los lazos, en los más diversos ámbitos, de tal manera que aprovechando el significativo porcentajes de rusos viviendo en Israel se utilice la influencia regional e internacional de la Federación Rusa, para influir positivamente en los intereses sionistas. HispanTV señalaba en marzo del 2016 que según reportes de medios israelíes y palestinos la comunidad judía en Rusia ha desempeñado un papel significativo en el acercamiento entre ambos gobiernos. Tal vez ello limite la injerencia directa del sionismo en actividades bélicas en territorio sirio, libanés e iraquí y utilizando como peones a las fuerzas takfiríes, que han recibido entrenamiento militar, apoyo logístico, asistencia sanitaria y seguridad por parte de los organismos de inteligencia sionistas y de su Ejército. Tal conducta no descarta, que de acuerdo al devenir de los acontecimientos, el sionismo decida participar e involucrase directamente en las batallas lo que traerá como consecuencia, la inevitable colisión con el Eje de la Resistencia y por extensión con las fuerzas rusas.
Lo Ataco o No Lo Ataco “That it the question”
Parafraseando al Hamlet de Shakespeare, Rusia y su mirada, como potencia regional y mundial debe sopesar, si es más fuerte e importante la presencia de 1,25 millones de rusos en Israel, la influencia de la comunidad sionista en su país o los objetivos geoestratégicos que se juegan en Oriente Medio: la mirada global con respecto a la política de alianzas con el Eje de la Resistencia. Proyectos de combate a la hegemonía de Washington y la OTAN, que lo afectan directamente en su frontera occidental y finalmente su deseo de avanzar hacia el occidente en diversas materias. Primero, las económicas relacionadas con los hidrocarburos – con los proyectos de gasoductos y oleoductos que se trabajan con Irán, Irak y Siria -  Las militares – con la consolidación de su presencia en el puerto sirio de Tartus y las Bases Aéreas de Hmeimim en las cercanías de Latakia, más el uso de la base área de Hamadan en la República islámica de Irán- y políticas – vinculadas al prestigio ganado en la sociedad árabe al apoyar, junto al Eje de la resistencia la lucha de defensa de su soberanía de los pueblos sirio e iraquí. Llegado el momento ¿Atacar o no atacar a Israel? Será la  interrogante que deberá resolver la Rusia de Putin.
Rusia, indudablemente, tiene su propio mapa de relaciones, que es respetado por sus socios en la alianza de lucha contra el terrorismo takfirí. Prueba de ello son las negociaciones que el gobierno ruso ha establecido con la entidad sionista, para avanzar en materias económicas que establezca una zona de libre comercio entre la Unión Económica Euroasiática e Israel. Negociaciones consideradas vitales por Tel Aviv, en el marco de la preocupación que ha despertado la campaña del BDS – Boicot, Desinversión y Sanciones – por sus política colonialistas y racista en Palestina, que obligó al lobby sionista en Rusia a presionar a Putin. Acción presidida por Michael Lobovikov, presidente del Likud Rusia y exactivista en el movimiento de la aliá de los judíos soviéticos al constatar las enormes pérdidas sufridas por este programa de resistencia civil "Israel sufre grandes pérdidas debido a las  actividades del BDS y ello nos obliga a mantener relaciones con una potencia mundial que goza de mucha influencia en el mundo entero como es Rusia” concluyó Lobovikov
A pesar de los intentos de presionar a Putin, por parte de la comunidad sionista en Rusia y los acuerdos comerciales gasíferos y petrolero que se están tratando entre Moscú y Tel Aviv, más temprano que tarde, el pensamiento y la conducta belicista que impregna el ADN de la entidad sionista va a generar una situación de confrontación ineludible entre las fuerzas del Eje de la Resistencia, Rusia e Israel. Los Misiles antiaéreos S-300 y S-400 que Rusia tiene instalados en Siria encontrarán destino en las naves agresoras sionistas. Los aviones SU 24, SU 25, 30 SM, SU 34 Fullback, los SU 35 S, encontrarán blanco en los F-16 israelíes, que hasta ahora ha debido mantener alejado del territorio sirio e iraquí, aunque deseos de bombardear no le ha faltado al mando castrense sionista.
Rusia advirtió que derribará cualquier avión que amenace sus fuerzas en Siria y eso incluye a Israel, por más acuerdos que se hayan logrado. Está en juego la imagen que ha proyectado Rusia en la zona. Ya en Septiembre del 2016 un avión y un dron israelí fueron derribados por la defensa antiaérea siria a través del uso del sistema S-200. A lo que hay que unir la muerte de una quincena de  agentes sionistas en una zona cercana a Alepo, tras el ataque de misiles crucero del tipo Kaliber, lanzados por la flota rusa desde el mediterráneo. Agentes, que junto a otros militares occidentales coordinaban los ataques de las bandas takfirí contra el Ejército árabe Sirio, en Alepo e Idlib.
Hasta ahora Moscú ha logrado contener los ataques limitados de la entidad sionista contra posiciones de Hezbolá y del Ejército sirio ¿Podrá ello mantenerse en el tiempo? Rusia está empeñado en que así sea,  pues permitir un ataque de envergadura de las fuerzas sionistas contra sus aliados o en las bases donde operan sus fuerzas implicará el desencadenar una guerra regional, que en la situación geopolítica que vive el mundo puede, perfectamente, precipitar una conflagración mayor. Ampliable a Europa del Este, el Magreb, Ucrania y el Cáucaso e incluso el Mar meridional de la China.
Para la inteligencia israelí y agencias de análisis como el Portal MAKO israelí la guerra entre Rusia e Israel “es sólo cuestión de tiempo”. Así lo consignó un artículo publicado por una agencia de noticias rusa a inicios de este mes. Asumiendo que Israel y sus mandos políticos y militares se encuentran extremadamente preocupados por el aumento de la presencia rusa en Oriente Medio en materia militar, naval y aérea, lo que implica el despliegue del avanzado sistema de misiles S-300 y S-400 y la labor de inteligencia que se lleva a cabo contra el régimen sionistas. Hoy, el ejército israelí, su Fuerza Aérea y su Fuerza naval ya no tienen manos libres para actuar como quieran, quedándoles sólo el detener a flotillas de barcos indefensos con ayuda a Gaza o seguir bloqueando al territorio palestino frente al Mediterráneo pero, en materias de enfrentar cara a cara a fuerzas equiparables, Israel se ha debido conformar con rechinar sus dientes y constatar que el mundo se ha dado cuenta que su poderío es sólo posible de usar sobre poblaciones indefensas.
El articulo al que hago referencia señala que “por primera vez en los últimos 40 años las Fuerzas Armadas israelís no están solas en la región y además ya no controlan su territorio. Por lo visto el enfrentamiento con Rusia es solo cuestión de tiempo", tal vez es un hecho que debería concretare de una vez, para sopesar el verdadero calibre de un régimen que ha dedicado los últimos 58 años – desde el año 1948 a la fecha –  a usurpar territorios, asesinar y transformarse en el gendarme de poderes occidentales en Oriente Medio.
Después de décadas de dominar el Levante Mediterráneo, sobre todo gracias al apoyo de sus aliados occidentales y la complicidad de regímenes corruptos, a los Sionistas se les ha dicho que es hora de permanecer en el sitio que hoy ocupan, sabiendo que ese territorio pertenece a otro pueblo y deberá ser restituido sí o sí. El mundo está siendo testigo de la humillación israelí, a sabiendas que una confrontación directa con Rusia es el paso para intensificar un conflicto regional donde la entidad sionista tiene asegurada su destrucción. Netanyahu tiene límites en sus amenazas y bien sabe que uno de eso límites implica no presionar demasiado a Moscú, so pena de atizar el fuego de la destrucción contra un régimen que se sustenta en el apoyo  de Washington y las influencias de los lobbies judíos en Estados Unidos, Francia y Gran Bretaña. Poderosos Sr. Es Don Dinero pero incluso esta herramienta de dominio tiene límites.
Hoy el Eje de la Resistencia y Rusia han generado en Israel “una pesadilla geopolítica y existencial” que se acrecienta con la Resolución N° 2334 del pasado 23 de diciembre del 2016 y los efectos esperados de una Conferencia de Paris del próximo 15 de enero, donde lo más probable es que se vote para presionar a Israel a cumplir las exigencias emanadas de la Resolución mencionada, so pena de avanzar en otra  que apele al capítulo VII de la Carta de las Naciones Unidas. Mientras se exige a Israel el respeto a las leyes internacionales, la entidad sionista sólo aspira a que su salvación provenga de las decisiones del multimillonario devenido mandatario estadounidense Donald Trump que asumirá cinco días después de la conferencia de París, con declaraciones altisonantes de apoyo irrestricto a Tel Aviv pero…otra cosa es lo que se vocifera en campaña y otra muy distinta, cuando se debe negociar con potencias como China, Rusia, Irán y otros actores regionales en Oriente Medio, que poseen su propia agenda política internacional y una soberanía imposible de aplastar.

¿La guerra en Oriente Medio enfrentará a Rusia e Israel? Parte I


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¿La guerra en Oriente Medio enfrentará a Rusia e Israel? Parte I

 

 

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¿Es verídica la posibilidad, que en el contexto del conflicto en Siria, se desencadene una guerra, que enfrente al régimen israelí con la participación de Rusia?
Interrogante que surge a partir de las hipótesis bélicas, que auguran una colisión entre la entidad sionista y Rusia, país del cual proviene aproximadamente el 15 % de la población actual israelí, es decir, 1.25 millones de rusos en un total de 8.2 millones. Las alertas sobre esta contingencia son de larga data y vinculan, no sólo el papel de crónico agresor de Israel con respecto a Palestina, El Líbano y Siria, fundamentalmente, sino también a las relaciones de complicidad que mantiene este régimen, en los crímenes cometidos contra otros pueblos, que se llevan a cabo en estrecha comunión con los gobiernos de Turquía, la Casa Al Saud, Jordania y las Monarquías Ribereñas del Golfo Pérsico. Todo ello con el beneplácito y el manto protector de Washington y la Organización del Tratado del Atlántico Norte – OTAN –.
Israel y su Contumacia Belicista
La situación de inestabilidad que afecta a Oriente Medio genera las condiciones propicias,  para que las acciones de quienes participan en los conflictos de la zona pudiesen tener  enfrentamientos directos de menor o mayor envergadura dependiendo de la profundidad de la crisis. Tal fue el caso del derribo del avión ruso, a manos de aviones de la Fuerza Aérea turca en noviembre del año 2015, que afectó profundamente las relaciones políticas y económicas entre Moscú y el régimen de Ankara. El Presidente ruso, Vladimir Putin calificó dicha acción como “una puñalada en la espalda por parte de cómplices de los terroristas, que tendrá serias consecuencias”. Advertencia que tenía un destinatario indirecto: Israel, que tomó buena nota de ello suspendiendo los habituales vuelos que violaban territorio libanés,  al ser seguidos en esas operaciones por Cazas rusos de la Base Aérea establecida en Jmeimim convertida hoy en Base Aérea y Militar permanente, que implica una vigilancia más estrecha de las fuerzas militares sionistas e incluso de sus instalaciones civiles como es el caso del Aeropuerto Ben Gurión en Tel Aviv, en los territorios de la Palestina Histórica
Las situaciones consignadas,  obligaron a las Coaliciones presentes en la zona:  Una de ellas conformada por Siria, Rusia, Irán y el Movimiento Hezbolá a generar condiciones de coordinación – esencialmente Rusia - con la Asociación de países encabezada por Estados Unidos junto a naciones de Europa, Oriente Medio e incluso del Magreb. A pesar de ello y la buena disposición rusa y el Eje de la Resistencia, esta comunicación, claramente escasa, ha tenido hitos de provocación como fue el bombardeo de posiciones del Ejército Sirio el día 17 de septiembre del 2016– una semana después de la firma de acuerdo de cese al fuego temporal firmado en Ginebra entre Washington y Moscú - a manos de aviones estadounidense ocasionando la muerte de 83 militares sirios y heridas a un centenar de efectivos gubernamentales.
El ataque a las tropas sirias fue atribuido por el Pentágono,  a un “error de apreciación de creer que se bombardeaba posiciones de grupos takfirí”. Justamente este limbo de evaluaciones equívocas puede generar el estallido de un conflicto  que abarque a toda la región. Sobre todo, porque la Fuerza Aeroespacial Rusa actúa cotidianamente, al igual que fuerzas terrestres que trabajan en el terreno como consejeros militares, expuestas a este tipo de ataques, conjuntamente  con los combatientes de Hezbolá y los voluntarios del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica.  Sumemos la serie de bravatas y bombardeos de la entidad sionista contra posiciones libanesas y sirias, además de proporcionar apoyo sanitario, logístico e información de inteligencia a grupos como Fath Al-Sham – ex Frente Al-Nusra – que actúa principalmente en las cercanías de los ocupados territorios sirios de los Altos del Golán. Zona frágil, estratégica y que obligó a Siria y Hezbolá advertir a Israel que no aceptará incursiones en su territorio. Incidentes donde la Fuerza Aeroespacial Rusa ha actuado claramente con disparos contra aviones israelíes ya sea en la zona mencionada como también en las costas frente a Siria, imponiendo la decisión de no aceptar bombardeos donde opere el Eje de la Resistencia.
Tal situación ha preocupado al premier israelí, Benyamin Netanyahu, que trató el tema en los tres encuentros sostenidos el pasado año 2016 con el mandatario ruso.  El propio gobierno de Putin, en octubre del año 2015, un mes después de su entrada en defensa activa del Gobierno sirio advirtió a Israel que evitara cualquier tipo de ataque contra sus aliados en Siria, en especial contra Hezbolá y las fuerzas asesoras iraníes, aliados en la lucha contra los movimientos terroristas salafíes. Declaración lógica, en el marco de la confianza mutua que se debe tener entre fuerzas que actúan coordinadas contra el enemigo takfirí. Todo ello con un cambio en el escenario bélico con la recuperación de la ciudad siria de Alepo a manos del Ejército Árabe Sirio junto a sus socios de Irán, Hezbolá y el apoyo aéreo ruso
La sugerencia debe ser acompañada, lógicamente, de la  acción punitiva cuando se viola y ello es lo que ha faltado con relación a Israel, de la cual se conoce que  ha tenido, por lo menos una veintena de acciones militares de bombardeo sobre posiciones de Hezbolá y el Ejército Sirio. En junio del 2016 el general de brigada Josro Oruy, alto asesor del Cuerpo de Guardianes de la Revolución islámica de Irán urgió al gobierno ruso a usar sus misiles antiaéreos S-400 para derribar los aviones israelíes que ataquen Siria “los sistemas antiaéreos que Rusia llevó a Siria no deberían haber permitido que ni solo avión enemigo sobrevolase el país, pero esto no ha ocurrido en una guerra sin fin, lanzada por potencias arrogantes, enemigos que han trazado un complot eterno contra Siria aprovechando al máximo la situación de caos e inestabilidad en la región”. Esta advertencia surtió efecto y generó una ralentización de los esfuerzos bélicos sionistas en la zona.
Desde el Kremlin se ha advertido repetidamente a Tel Aviv que “se considera inaceptable cualquier operación de injerencia o ataque israelí en contra de sus aliados” sobre todo tras las declaraciones del ex Ministro de Defensa sionistas Moshe Yaalon y el actual funcionario, el ultranacionalista Avigdor Lieberman quienes han afirmado coincidentemente que “Israel tiene el derecho de repetir los ataques contra Siria si sus líneas rojas son cruzadas”. Líneas rojas discutibles pues la referencia es sobre la zona de los altos de Golán,  que pertenece a Siria a lo que se suma ataques contra territorio Libanés, defendido férreamente por Hezbolá.  Declaraciones que tendrán que medirse en vista de la recientemente aprobada Resolución N° 2334 del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, que exige el fin de los asentamientos sionistas en la Ribera Occidental, que obligará a Tel Aviv a extremar esfuerzos políticos y diplomáticos, que no signifiquen un descalabro en el dominio ilegal que sustenta sobre el West Bank y que se puede acrecentar tras la Conferencia de París del próximo 15 de enero del 2016.
Por tanto cualquier embestida contra El Libano o Siria aparece simplemente como una acción provocadora y atentatoria contra su soberanía y que tendría una respuesta potente. Más aún hoy, cuando el nuevo mandatario Libanés, Michel Aoun, ha declarado que el enemigo principal en Oriente Medio y el principal instigador de la inestabilidad es la entidad sionista. Michel Aoun ha consignado la necesidad de actuar mancomunadamente, contra los grupos terroristas pero también contra la nefasta influencia sionista, apoyándose en ello en el Movimientos Hezbolá, que saludó el triunfo de Aoun al igual que el Movimientos HAMAS, el gobierno sirio y la República Islámica de Irán. Israel suma así un nuevo frente del cual cuidarse.
Rusos Radicales Usados Como Punta de Lanza
A fines del año 2015 Rusia e Israel, como una manera de evitar un choque frontal,  establecieron el acuerdo de tender líneas de comunicación directa, que ha resultado poco práctico y se ha sido violado permanentemente por la entidad sionista, que se cree con el derecho de actuar sin ton ni son contra los aliados de Rusia. El carácter intrínsecamente belicoso de Israel es causa de conflictos permanentes. Afirmación que proviene de personas que han trabajado en el seno de los organismos de inteligencia sionista, como Yuval Diskin, ex Director del Shin Bet, quien ha señalado el peligro que se cierne sobre Oriente Medio por la conducta de dirigentes israelíes que “no tienen el nivel suficiente   para lidiar con la posibilidad de una guerra regional – donde indudablemente estaría Rusia – No confío en una dirección política que toma decisiones basándose en sentimientos mesiánicos” ha afirmado Diskin.
Opinión compartida por otro ex General como es el caso de Meir Dagan exdirector del Mossad y también oficiales vinculados al Estado Mayor del ejército sionista, que han alertado sobre la lógica bélica del gobierno de Netanyahu,  que cree posible una guerra contra la República de Irán, la destrucción del pueblo palestino, la eliminación de Hezbolá y en general el sometimiento de todos aquellos No Judíos, que según la creencia de Netanyahu y gran parte de su gabinete nacieron para servir al “pueblo elegido”. ¿Podrá la entidad sionista, en esa racionalidad mesiánica ver también como enemigo al país del cual proviene parte importante de su población judía, instalada en gran número, gracias a las regalías del régimen sionista,  en los territorios ocupados de la Ribera Occidental?
Lo más probable es que la respuesta a esta interrogante sea positiva, toda vez que la  comunidad rusa que emigro de la ex Unión Soviética a inicios de la década de los 90 del siglo XX, se ha constituido en un factor de peso en la consolidación de la derecha radical, ultranacionalista y colonialista en Israel. Una comunidad rusófona, que vive enclaustrada en sus propios guetos, parte importante de ella en los asentamientos que usurpan el territorio palestino. Furibundos seguidores de políticos ultranacionalistas como Avigdor Lieberman, también venido de una República de la ex Unión Soviética como Moldavia y quien el año 1999 fundara el Partido Ultraderechista Yisrael Beiteinu – Israel Nuestra Casa – Extremistas de tomo y lomo.

¿Se terminó el neoliberalismo con Brexit y Trump?


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¿Se terminó el neoliberalismo con Brexit y Trump?

 

 

 

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El Amo tiembla aterrorizado delante del Esclavo porque sabe que, inexorablemente, tiene sus días contados.
I
Acaban de suceder dos hechos muy importantes en términos políticos a nivel mundial, que para más de alguno hicieron pensar en el fin del neoliberalismo. Nos referimos al rechazo de los votantes británicos para la continuidad del Reino Unido de Gran Bretaña en la Unión Europea (lo que popularmente se conoció como Brexit), y a las recientes elecciones presidenciales en Estados Unidos con el triunfo de Donald Trump.
Si fuera cierto ese final (aunque creemos que no es así exactamente), ello nos obligaría a replantearnos el sentido de la lucha para el campo popular: si se terminó el neoliberalismo, ¿cuál es el enemigo a enfrentar entonces? Con neoliberalismo o sin él -a lo que podría agregarse, homologando las cosas: con imperialismo o sin él, o con Estado de bienestar keynesiano o sin él, o más aún: con república o con monarquía parlamentaria- el verdadero núcleo del problema es el sistema de base del que todas las anteriores son expresiones determinadas y puntuales: el problema de fondo sigue siendo el capitalismo. El neoliberalismo es una expresión determinada de ese sistema, de ese modo de producción en su desarrollo histórico, con capitales monopolistas y transnacionalizados, en su fase de imperialismo.
El sistema capitalista -nunca está de más recordarlo- se fundamenta en la explotación del trabajo a partir de la propiedad privada de los medios de producción, no importando la forma que ese trabajo asuma: proletariado industrial urbano, proletariado agrícola -incluso si se trata de trabajadores estacionales-, productores intelectuales, trabajo hogareño no remunerado, habitualmente desarrollado por mujeres amas de casa. El corazón del problema está en la plusvalía, el trabajo no remunerado apropiado por los dueños de los medios de producción bajo la forma de renta, de ganancia, sean ellos industriales, terratenientes o banqueros. Ese es el problema a enfrentar: “No se trata de reformar la propiedad privada, sino de abolirla; no se trata de paliar los antagonismos de clase, sino de abolir las clases; no se trata de mejorar la sociedad existente, sino de establecer una nueva” (Marx).
En realidad, lo que hoy día conocemos como “neoliberalismo”, siempre asociado a la idea de globalización, es una forma que el sistema adquirió entre los años 70 y 80 del siglo pasado, surgido como doctrina en los llamados países centrales, en el que retoma la iniciativa económica, política, militar e ideológico-cultural que había ido perdiendo a través de décadas de avance popular. Recuérdese que los años 60/70 marcaron un alza significativa de las luchas anti-sistémicas, con distintas expresiones de rechazo que van desde organizaciones sindicales combativas hasta movimientos campesinos organizados, el desarrollo de guerrillas de orientación socialista hasta la aparición de un ala progresista de la Iglesia Católica surgida luego del Concilio Vaticano II y su opción preferencial por los pobres, el rechazo a la guerra de Vietnam y el movimiento hippie llamando al pacifismo y el no-consumismo al Mayo Francés como fuente inspiradora de protestas, el auge de los procesos de liberación nacional en África al impetuoso avance de los movimientos feministas y de liberación sexual, la mística guevarista que va marcando esos años así como el auge de un espíritu contestatario y rebelde que se expande por doquier. Vale recordar que para los años 80 del siglo XX, al menos un 25% de la población mundial vivía en sistemas que, salvando las diferencias históricas y culturales existentes entre sí, podían ser catalogados como socialistas (Unión Soviética y el este europeo, China, Vietnam, Corea del Norte, Cuba, Nicaragua, muchos países africanos de reciente liberación, etc.).
II
Ante todo esto, para el sistema, entendido como unidad global y monolítica, más allá de diferencias y pujas intercapitalistas, se prendieron las luces rojas de alarma. El llamado neoliberalismo fue la reacción a ese estado de cosas. De hecho, la primera experiencia como tal tiene lugar en el medio de una sangrienta dictadura latinoamericana: el Chile del general Augusto Pinochet. A partir de allí, el modelo se expande por innumerables países del Sur, para llegar luego a las naciones metropolitanas. Allí, Estados Unidos bajo la presidencia de Ronald Reagan y Gran Bretaña, dirigida por Margaret Tatcher, son los países que enarbolan el neoliberalismo como insignia triunfal, para impulsarlo a escala planetaria. Sus mentores intelectuales: los austríacos Friedrich von Hayek, Ludwig von Mises y lo que luego se conocerá como la Escuela de Chicago, capitaneada por el estadounidense Milton Friedman y sus así llamados Chicago Boys, reflotan y llevan a un grado sumo los principios liberales del capitalismo inglés clásico.
En pocas palabras, este nuevo liberalismo se emparenta directamente con el viejo liberalismo dieciochesco y decimonónico de los padres de aquella economía política clásica burguesa: Adam Smith, David Ricardo, Thomas Malthus, John Stuart Mill: el acento está puesto en la entronización absoluta de la libertad de mercado, reduciendo drásticamente el papel del Estado a un mero mecanismo garante que asegura la renta de la empresa privada. El actual neoliberalismo y sus recetas de privatización de los principales servicios estatales, desarman el Estado de bienestar keynesiano surgido después de la Gran Depresión de 1930, teniendo como resultado dos elementos fundamentales: 1) el enriquecimiento exponencial de los grandes capitales en detrimento de toda la masa asalariada (trabajadores varios y sectores medios), y 2) el descabezamiento de toda protesta popular. Es elocuente al respecto lo dicho por la Dama de Hierro, Margaret Tatcher, para resumir esta nueva perspectiva: “No hay alternativa”. Dicho de otro modo: “O capitalismo ¡o capitalismo! Eso no se discute”.
El instrumento desde donde se impulsaron esas nuevas políticas fueron los grandes organismos crediticios de Bretton Woods: el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, instancias financieras manejadas por los grandes capitales corporativos de unos pocos países centrales, Estados Unidos fundamentalmente. Desde ahí se fijaron las recetas neoliberales que prácticamente la casi totalidad de países del mundo debieron impulsar estas últimas décadas. Y por supuesto, no para beneficio de las grandes mayorías populares sino para esos pocos capitales transnacionales.
Las dos tareas mencionadas (acumulación de riquezas y freno de la protesta popular) se han venido cumpliendo a la perfección en estas últimas cuatro décadas. La acumulación de riquezas de los más acaudalados se llevó a niveles descomunales. A partir de ello, hoy día 500 corporaciones multinacionales globales manejan prácticamente la economía mundial, con fracturaciones que se miden por decenas o centenas de miles de millones de dólares (una sola empresa con más renta que el PBI total de muchos países del Sur), y el patrimonio de las 358 personas cuyos activos sobrepasan los 1.000 millones de dólares -selecto grupo que cabe en un Boeing 747, en su gran mayoría de origen estadounidense- supera el ingreso anual combinado de naciones en las que vive el 45% de la población mundial. En otros términos: la polarización económico-social se llevó a extremos que nunca antes había conocido el capitalismo, surgido con los ideales (perversamente engañosos) de “libertad, igualdad y fraternidad”. Esa acumulación fabulosa de riqueza se hizo sobre la base de un empobrecimiento mayúsculo de las grandes mayorías.
Ese fabuloso acrecentamiento de riquezas vino de la mano de las nuevas tecnologías de la comunicación que convirtieron el planeta en una verdadera aldea global, eliminando distancias y homogeneizando culturas, gustos y tendencias, aplastando tradiciones locales de un modo impiadoso. El internet fue su ícono por antonomasia. De ahí que, en muy buena medida como producto de una ilusión mediática que así lo presenta, esa nueva forma de capitalismo despiadado que se erigió contra el alza de las luchas populares de décadas anteriores, suele estar asociado a la mundialización o planetarización, a lo que hoy se llama globalización, y siempre de la mano de las nuevas tecnologías de la comunicación y la información. Pero ese fenómeno no es nuevo. “La tarea específica de la sociedad burguesa es el establecimiento del mercado mundial (…) y de la producción basada en ese mercado. Como el mundo es redondo, esto parece tener ya pleno sentido [por lo que ahora estamos presenciando]”, anunciaba Marx en 1858. En realidad, la globalización no comenzó con la caída del Muro de Berlín, como malintencionadamente se arguye, cuando el “mundo libre” vence a la “tiranía comunista”, sino la madrugada del 12 de octubre de 1492, cuando Rodrigo de Triana avistó tierra desde la nave insignia de la expedición de Cristóbal Colón.
La otra faceta del neoliberalismo: la neutralización de todo tipo de protesta popular anti-sistémica, igualmente se llevó a cabo de modo perfecto. En América Latina los planes neoliberales se asentaron a partir de feroces dictaduras sangrientas que prepararon el terreno. Fueron todos gobiernos civiles, llamados “democracias”, las que impulsaron las recetas fondomonetaristas y privatistas, sobre montañas de cadáveres y ríos de sangre que les antecedieron. En el llamado Primer Mundo, esas políticas se impusieron también a sangre y fuego, pero sin la necesidad de dictaduras militares previas. El resultado fue similar en todo el mundo: los sindicatos obreros fueron cooptados, la ideología conservadora fue imponiéndose, y toda forma de descontento y/o contestación fue reducida a “oprobiosa rémora de un pasado que no debía volver”. Desmoronado el bloque socialista (fenecida la revolución en la Unión Soviética y revertida la revolución hacia un confuso “socialismo de mercado” en la República Popular China), Cuba fue prácticamente el único baluarte que permaneció fiel al ideario socialista. Y así le fue. El capitalismo global le ajustó cuentas, haciéndole sufrir el penoso “período especial”. Sin ningún lugar a dudas, estas nuevas políticas neoliberales (o capitalismo sin anestesia, para ser más explícito, sin el colchón que había generado el Estado socialdemócrata de las ideas keynesianas) desarmaron, desmovilizaron e hicieron retroceder toda protesta social. Conservar el puesto de trabajo (indignamente en muchos casos) pasó a ser lo único que se podía hacer. La protesta significa el desempleo, y ante el nuevo paisaje que crearon estas políticas, eso es equivalente casi a la muerte. En Latinoamérica los campos de concentración clandestinos, la desaparición forzada de personas y las torturas pavimentaron el camino para estos planes, de los que todos los trabajadores del mundo, Norte próspero y Sur mísero, siguen sufriendo hoy las consecuencias.
III
Decir entonces que el neoliberalismo fracasó, es un tanto osado. Para quienes lo impulsaron, definitivamente no fracasó. Si lo que se buscaba, además de ampliar la riqueza, era tener a raya al movimiento obrero y a cualquier tipo de protesta social, eso se cumplió a cabalidad, con más que sobrado éxito. La parálisis evidenciada por la izquierda a nivel global es más que evidente. Por otro lado, decir que fracasó porque empobreció a muy buena parte de la humanidad es más que cuestionable, pues para eso surgió, no para resolver sus problemas.
Hoy por hoy faltan propuestas de cambio. El socialismo real, más allá de todas sus falencias -a veces abominables-, funcionaba como paradigma anticapitalista, como esperanza. Al menos, era un contrapeso para el mundo capitalista. Hoy, con honrosas excepciones como Cuba, ese modelo alternativo está en crisis. La experiencia pareciera demostrar que, aunque sepamos que no es así, tenía razón Margaret Tatcher: “No hay alternativa”. Aunque sea incorrecto que hemos llegado al fin de la historia (¡dislate absoluto que no puede mantenerse con ninguna justificación!), el problema se plantea en que no aparecen esas alternativas. El socialismo real, el que se conoció en buena parte del planeta, no pareciera un modelo atractivo. Y las luchas populares actuales se encuentran un tanto -o bastante- perdidas, sin norte. ¿Quién hoy, en su sano juicio, querría formar una fuerza guerrillera para irse a la montaña a pelear por un mundo más justo? ¡Ni siquiera montaña queda ya!
Pero más allá de esa desazón generalizada que nos ha ganado, de ese espíritu negativo que se ha venido imponiendo, el sistema de base sigue siendo el mismo monstruo generador de injusticias que inspiró las grandes luchas populares de otros tiempos; e inspiró a Marx y Engels a formular la teoría del socialismo científico. Las luchas de clases no han terminado, y el ideal de justicia, aunque se haya acallado temporalmente por la represión feroz de las bayonetas y/o de los planes de ajuste económico, no han desaparecido. Por el contrario, aunque nos hayan querido hacer creer que “la historia terminó” y desaparecieron las ideologías, la lucha de clases sigue siendo el motor imperecedero de la dinámica humana. Si así no fuera, el neoliberalismo no existiera. Es decir: como la lucha de clases sigue estando absolutamente presente, la clase dominante hoy canta victoria porque, temporalmente al menos, ha logrado maniatar a la clase trabajadora. Pero como dice el epígrafe: el Amo tiembla aterrorizado delante del Esclavo porque sabe que, inexorablemente, tiene sus días contados, porque en algún momento ese Esclavo abrirá los ojos (aunque se los quiera cerrar a toda costa) y reaccionará. El materialismo histórico, el marxismo, expresión teórico-científica de esas luchas, reiteradamente ha sido declarado muerto. Aunque… “Curioso cadáver el del marxismo, que necesita ser enterrado periódicamente” (Kohan). Si tan muerto estuviera, no habría necesidad de andar matándolo continuamente.
Lo que acaba de suceder con los votantes en Gran Bretaña y Estados Unidos, eligiendo en ambos casos propuestas que hablan de una crítica a las políticas en curso, no significa, precisamente, el fin del neoliberalismo. Significa, en todo caso, que la población reacciona a un estado de precariedad en que ha ido cayendo cada vez más. De hecho, reacciones a estas recetas neoliberales ha habido desde el momento mismo de su aplicación. Quizá la más fuerte, la más notoria, fue el Caracazo de 1989, en Venezuela, violentamente reprimida con miles de muertos luego arrojados al mar Caribe, que preparó el camino para la llegada al poder más tarde de Hugo Chávez con una propuesta anti-neoliberal. Pero ese es un ícono, evidente y particularmente estridente; la historia de estas últimas décadas está plagada de reacciones contra las políticas de ajuste estructural, de precarización del trabajo y de avance impetuoso de los capitales por sobre los derechos de los trabajadores cada vez más empobrecidos.
No podría decirse que la salida de Gran Bretaña de la Unión Europea o la llegada a la Casa Blanca del magnate Donald Trump representen el fin de esta era neoliberal. En todo caso, tanto el referéndum en las islas británicas como el descontento de los trabajadores estadounidenses expresan que la población trabajadora está agobiada. ¿Cambiarán ahora esos planteos fondomonetaristas?
IV
Esto remite a la pregunta sobre cómo se estructura verdaderamente el sistema capitalista actual. Está claro que quien manda, quien pone las condiciones y fija las líneas a largo plazo, son estos capitales globales, financieros en muy buena medida, que establecen las vías por donde habrá de circular la población del planeta. Esos megacapitales realmente no tienen patria. Los Estados nacionales modernos conformados con el triunfo de la sociedad burguesa sobre el feudalismo medieval en Europa, y luego replicados en todas partes del orbe, ya no les son funcionales ni necesarios. El capitalismo globalizado actual no se maneja desde las casas de gobierno. La Casa Blanca, representación por antonomasia del poder mundial (con acceso a uno de los dos botones nucleares más poderosos del planeta) no es la que realmente decide por dónde van las estrategias. Extremando las cosas, el presidente de la primera potencia mundial es un operador de esos grandes capitales, donde el complejo militar-industrial juega un papel de primera importancia, así como las petroleras. ¿A quién pertenece, por ejemplo, la empresa automotriz más grande del orbe actualmente, el gigante Daimler-Chrysler? A los accionistas, que pueden ser tanto estadounidenses como alemanes…, o de cualquier parte del mundo (¿quién sabe realmente la composición de esos capitales? ¿Podrán tener ahí acciones el Vaticano, o algún cartel de la droga? ¿Por qué no?) Los dueños del capital no tienen color de bandera: su único himno nacional es el billete de banco, que se tiñe de rojo (sangre) cuando alguien se les opone. El Plan Marshall posterior a la Segunda Guerra Mundial buscó justamente eso: internacionalizar los capitales para evitar una nueva confrontación entre los países centrales.
Hay tantas armas y tantas guerras en el mundo, en casi todos los casos impulsadas desde Washington, porque ese entramado industrial necesita realizar su plusvalía, no descender su tasa de ganancia. ¿Quién decide las guerras entonces: ¿los gobiernos, o los poderes que le hablan al oído (dándole órdenes)? Del mismo modo: existe una cantidad insufrible de vehículos automotores circulando por el globo impulsados por motores de combustión interna que necesitan derivados del petróleo; sabido es que a) se podrían reemplazar tantos vehículos particulares por transporte público de pasajeros para hacer más amigable la circulación y, fundamentalmente, b) se podría prescindir de los motores alimentados por sub-productos del oro negro reemplazándolos por otros menos contaminantes: agua, energía solar, electricidad. Todo ello, sin embargo, no pasa. ¿Quién lo decide: los gobiernos o las megaempresas productoras de petróleo y/o de vehículos? (que le hablan al oído y le dan órdenes a esas administraciones). Los ejemplos podrían multiplicarse bastante abundantemente. La salud de la población mundial se beneficiaría infinitamente más con atención primaria que con la profusión monumental de medicamentos que llegan al mercado; los ministros de salud lo saben. ¿Quién decide que eso así suceda: los gobiernos o las mega-empresas farmacéuticas? Con la producción de transgénicos se podría acabar con el hambre en el mundo; cualquier gobierno lo sabe, pero ello no sucede. ¿Quién decide eso? Y ni qué decir del capital financiero global: ¿son necesarios esos paraísos fiscales donde, a velocidad de la luz, se mueven cifras astronómicas de dinero virtual? ¿A quién beneficia eso? Obviamente, no a la población. Pero cuando quiebran esos gigantes, son los gobiernos los que los socorren, cosa que no sucede cuando los trabajadores pierden su empleo, por ejemplo.
Esos megacapitales, que cuando tienen traspiés son asistidos por ese mismo Estado que tanto critican desde su visión neoliberal (por ejemplo, el fabricante de vehículos General Motors, o la gran banca, como sucedió con el Bank of America, o el Citigroup, o el JP Morgan, todos en Estados Unidos, o el Lloyds Bank en Gran Bretaña, o el Deutsche Bank en Alemania), son los que conducen finalmente las políticas mundiales. Obviamente la humanidad no se necesita ni tantas armas ni guerras, ni tantos medicamentos ni tantos automotores circulando, ni la infinita variedad de productos prescindibles que deben reciclarse de continuo; si eso se da generando el cambio climático -eufemismo moderado por no decir catástrofe medioambiental por la sobreexplotación de recursos-, y gobiernos como los de Washington o los de la Unión Europea lo avalan, es porque el complejo de mega-empresas globales lo imponen.
En esta nueva fase del capitalismo iniciada entre los 70 y 80 del siglo pasado, la globalización neoliberal encontró que es más fácil producir fuera de los países del Norte, trasladando su parque industrial al Sur, pues allí la mano de obra es mucho más barata y desorganizada, se pueden evitar impuestos y las regulaciones medioambientales son mucho más laxas o inexistentes. Esa globalización de la producción para un mercado igualmente global (lo que ya entrevía Marx a mediados del siglo XIX), que tomó su forma acabada desde fines del siglo XX con tecnologías que eliminan distancias, llegó para quedarse. Sin dudas, a lo interno de los países metropolitanos (Estados Unidos, Unión Europea, Japón), esa nueva recomposición del capital provocó severos daños a la clase trabajadora, aumentando en forma creciente su desocupación, lo que permitió recortar el precio de la mano de obra -congelamiento de salarios y de beneficios varios-. Eso es lo que produjo el notorio descontento de británicos y estadounidenses, que ante una elección determinada (el referéndum para ver si el Reino Unido de Gran Bretaña permanecía o no en la UE, la elección presidencial en Estados Unidos) dijeron no a esas políticas. Pero eso en modo alguno significa que el neoliberalismo se terminó.
V
¿Por qué ganó Donald Trump? Porque levantó un discurso populista y emotivo llamando a reconstruir la hegemonía económica estadounidense perdida, que detentó por varias décadas después de la Segunda Guerra Mundial. La promesa, creída por buena parte de los votantes, es que podrán volver esos tiempos dorados. Pero esa hegemonía del gran país, cuando aportaba el 52% del PBI mundial (ahora aporta solo el 18%), seguramente ya no podrá volver. Las megaempresas que manejan a Estados Unidos -y a buena parte del planeta- encuentran que es mucho más lucrativo producir fuera de la nación que dentro. Su mercado ya no es el territorio estadounidense: su mercado es el mundo todo. Ahí no hay nacionalismo que valga: lo único que rige es el hambre de lucro. Si su clase trabajadora queda desocupada y hambreada, no es problema de los capitales. La otrora meca del automóvil, la ciudad de Detroit, que albergaba hacia mediados del S. XX a las tres megaempresas fabricantes de automóviles: General Motors, Ford y Chrysler, con casi dos millones de habitantes, es hoy una ciudad empobrecida, casi fantasma, con apenas 700.000 pobladores e infinidad de establecimientos y casas abandonadas. Quien se perjudica es el trabajador, no la empresa: para esas compañías sigue siendo más redituable ensamblar sus vehículos en cualquier parte del planeta: la India, México, Portugal o Puerto Rico, pues su mercado es igualmente mundial. Si uno de sus vehículos lo adquiere un comprador estadounidense, pakistaní, senegalés o noruego, a la empresa le da exactamente igual: la ganancia se la sigue embolsando; si el anterior obrero productor de ese automóvil, camión o microbús queda en la calle, es pérdida para el trabajador y su familia, no para la empresa.
El discurso con el que gana Donald Trump -efectista, mediático- abre ilusiones, para la clase obrera y capas medias golpeadas, sobre la repatriación de esos capitales que ahora producen en cualquier punto del globo. Su promesa se complementa con un xenofóbico llamado a cerrar el país de los “indeseables” latinoamericanos que llegan ilegales en búsqueda del pretendido american dream, supuestamente “robando puestos de trabajo”. Si todo eso hace pensar que el neoliberalismo está en retirada, hay un error de apreciación.
¿Cómo logrará el nuevo presidente hacer que retornen esas empresas a suelo estadounidense? Por lo pronto, hay allí, ante todo, pirotecnia verbal de campaña electoral. Y si alguna empresa retornara, como ya ha comenzado a amagarse, ello sería a condición de enormes exoneraciones impositivas. Como Trump es una rara avis de la política (“bicho raro”, dicho en otros términos), puede hacer creer que va en contra del sistema. ¡Pero en modo alguno es así! Como tampoco va en contra del sistema neoliberal la salida de Gran Bretaña del bloque económico-político europeo. Esas acciones expresan un descontento de la población, tanto como lo expresó el Caracazo o la interminable cantidad de protestas, marchas, saqueos y actividades de repudio a las políticas vigentes que se dieron, y se siguen dando, en innumerables puntos del planeta.
Si fuera cierto que termina el neoliberalismo: ¿qué sigue luego, entonces? ¿Terminaron los males de la humanidad? ¿Era el neoliberalismo el “malo de la película”? En modo alguno. Lo que se evidencia es un descontento que está por doquier. Pero esa desarticulación de la protesta es lo que buscó ese neoliberalismo justamente: el tener a la clase trabajadora de rodillas, desorganizada, sin modelos ni referentes alternativos. El “No hay alternativas” de una ampulosa y dictatorial Dama de Hierro es la expresión política concreta de esa ideología socio-económica que surgió en la Universidad de Chicago, en Estados Unidos, funcional a las grandes empresas que vienen manejando el mundo desde hace tiempo, y que tienen en el ciudadano de a pie, el trabajador explotado, a su enemigo eterno, en tanto antagonista de clase. Ahí es donde cobra más que nunca sentido el epígrafe: el Amo tiembla aterrorizado (tratando que no se note, por supuesto, armándose hasta los dientes y neutralizando por todos los medios posibles una amenaza transformadora) ante el Esclavo porque sabe que, irremediablemente (porque hay una injusticia en juego, no natural, mantenida a capa y espada, con represión ideológico-cultural, en principio, y a garrotazos limpios cuando las cosas se ponen complicadas) tiene sus días contados (sus privilegios se asientan en la explotación, y eso no debe cambiar). El neoliberalismo es una forma de forzar a muerte, llevando a límites paroxísticos, esa dominación.
Una “democrática” elección donde la gente expresa ese descontento no significa que las políticas en curso están fenecidas. ¿Volverán ahora, entonces, los sindicatos con sus reivindicaciones? ¿Eso es lo que abren el Brexit y la llegada del millonario Donald Trump a la Casa Blanca? En Venezuela esa protesta -con varios miles de muerto de por medio- dio como resultado un Hugo Chávez, un líder carismático y populista que enarboló banderas anti-neoliberales, prometiendo un “socialismo del Siglo XXI” que nunca terminó de salir de los moldes del capitalismo (capitalismo rentista-petrolero con rostro más humano -mejor distribución de la riqueza- que sus antecesores, pero capitalismo al fin). ¿Qué sigue ahora en Estados Unidos y en Gran Bretaña? ¿Un populismo que vocifera contra los males de la globalización? ¿Qué sigue entonces: se desarman los megacapitales transnacionales que ponen las condiciones del mundo? ¿Terminan los paraísos fiscales y las compañías que producen en el Tercer Mundo, a costos ridículos, retornan a sus países de origen?
Aunque la ideología dominante y todo el aparato mediático-cultural global han intentado sacar de circulación el discurso socialista, la lucha de clases y la explotación de los trabajadores, ese sigue siendo el núcleo del problema. Ahí es donde debemos dirigir las baterías; el problema, en definitiva, no es el neoliberalismo, o neo-capitalismo: ¡es el capitalismo mismo!