viernes, 28 de junio de 2019

Con Trump al infierno


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 Con Trump al infierno

 

 


Hace un año, Donald Trump, al más puro estilo hitleriano, decidió romper el acuerdo sobre el programa nuclear iraní, cuyo nombre oficial es Programa de Acción Integral Conjunto (PAIC). La descabellada acción y la reimposición por Washington de asfixiantes sanciones económicas al país de los ayatolas desencadenó y ha agravado el nuevo conflicto estadounidense con esa nación a tal grado de tensión que el mínimo error humano puede llevar a la “catástrofe” anunciada la semana pasada por Vladimir Putin. Esto, suponiendo que la escalada militar gringa en curso en el golfo Pérsico solo se limite a la usual práctica trumpiana de conducir los conflictos a un punto álgido para luego negociar desde posiciones más ventajosas. Porque no hay nada más parecido al zafarrancho de Estados Unidos en las últimas semanas respecto al país persa que los que precedieron a la agresión a Irak y a otros países como Vietnam, incluyendo las operaciones de falsa bandera contra buques tanques en la región de los que se culpa a Teherán y otros embustes semejantes. Bolton sabe mucho de eso.
En cualquiera de los dos casos es válido continuar citando a Putin: "Una acción bélica norteamericana contra el país persa solo contribuiría a una explosión de violencia en la zona y los iniciadores de una acción como esa deben tener en cuenta las consecuencias negativas". Ya este desenlace, solo en la zona, sería de una magnitud sin precedente pues Irán es mucho más poderoso militarmente que lo que eran Afganistán, Irak y Libia juntos, posee tradiciones milenarias y sus combatientes han demostrado un gran patriotismo. Tiene, además, los buques yanquis a tiro de sus misiles, tupida defensa antiaérea y aliados en la región que pueden extender el eventual conflicto bélico más allá de sus fronteras y hacer mucho daño a Estados Unidos, Israel y Arabia Saudita, principales compinches mesorientales de Washington y también principales enemigos del pacto nuclear con Teherán.
Cuántos millones de muertos más; cuánta destrucción más, muchas veces de tesoros del patrimonio mundial, cuantos cientos de miles, o millones, de refugiados más, ocasionados por las guerras estadounidenses desde 2003. Una gigantesca ola humana tocando desesperada a las puertas de Europa y de la propia potencia agresora podrían esperarse, pues los que huyen del hambre y la violencia, como estamos viendo en México, poseen insospechadas capacidades para cruzar desiertos, mares y océanos.
Supongo que por prudencia, Putin se abstuvo de referirse a un posible desarrollo de las acciones militares en el que Rusia, más que ningún otro país, podría verse involucrada aunque no lo desee y en el que es muy difícil imaginar que los dos grandes contendientes, si no es que China resulta succionada también a la hoguera, recurran al uso del arma nuclear. Tal vez por eso el presidente ruso se cuidó de advertir que los agresores deben tener en cuenta las consecuencias “negativas”. No hay más que observar un mapa y reflexionar.
El PAIC fue negociado durante años y firmado en 2015 por China, Francia, Estados Unidos, Reino Unido, Rusia -los miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU- más Alemania, la Unión Europea (UE) y, por supuesto, Irán. Al desentenderse de su compromiso con este, Washington, además, impuso a sus socios europeos y a Japón que abandonaran la mayor parte de sus intercambios económicos con Irán bajo amenaza de duras sanciones, amenaza también dirigida a China, India y otros países. La UE, que puede ser muy dañada por un conflicto en Irán y también teme las sanciones de Trump, no ha enfrentado a Washington con la energía que se requeriría para mantener sus compromisos con el PAIC. Además, sus empresas con negocios en Estados Unidos abandonan Irán por temor a las sanciones.
El PAIC busca asegurar el carácter estrictamente pacífico del programa nuclear iraní y el país persa ha venido cumpliendo con sus duras estipulaciones al pie de la letra, tal como certifican periódicamente los inspectores de la Agencia Internacional de Energía Atómica. Se trata de los estándares de inspección más duros que se hayan aplicado a Estado alguno. A cambio de este cumplimiento, las sanciones económicas que ahogaban injusta y arbitrariamente a Irán se iban levantando gradualmente. Las transnacionales regresaron a hacer negocios en el país asiático, este pudo comenzar a recibir limitadamente créditos y vender cantidades de petróleo en el mercado internacional. Después de todo, Irán, firmante del Tratado de no Proliferación Nuclear, siempre aseguró que no tenía intención de desarrollar el arma atómica. En contraste con Israel, que junto a Trump y los fundamentalistas sionistas de la Casa Blanca -como Bolton, Kushner, Pence y Pompeo-, lo acusan de ser una amenaza terrorista, pero es el Estado judío el que, contra el derecho internacional, posee no menos de 200 armas nucleares y ha agredido a todos sus vecinos, mientras Irán nunca ha agredido a ningún otro país. Y ahora los señores del dinero le exigen que siga cumpliendo los acuerdos aunque muera de hambre.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

Las falacias teóricas del Banco Mundial


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Las falacias teóricas del Banco Mundial

 

 


Serie 1944-2019, 75 años de intervenciones del Banco Mundial y del FMI (parte 12)
En 2019, el Banco Mundial (BM) y el FMI cumplirán 75 años. Estas instituciones financieras internacionales (IFI), creadas en 1944, están dominadas por Estados Unidos y algunas grandes potencias aliadas, y actúan en contra de los intereses de los pueblos.  
El BM y el FMI otorgaron, sistemáticamente, préstamos a los Estados con el fin de influir sobre sus políticas. El endeudamiento externo fue y es todavía utilizado como un instrumento para someter a los deudores. Desde su creación, el FMI y el BM han violado los pactos internacionales sobre derechos humanos y no dudaron, ni dudan, en sostener a dictaduras.  
Una nueva forma de descolonización se impone para salir del impasse en el que las IFI y sus principales accionistas acorralaron al mundo. Se deben construir nuevas instituciones internacionales.  
Estamos publicando una serie de artículos de Éric Toussaint, quien reseña la evolución del Banco Mundial y del FMI desde su creación. Estos artículos son sacados del libro Banco mundial: El Golpe de Estado Permanente, que podéis consultar gratis en Banco mundial: El golpe de Estado permanente
El Banco Mundial pretende que para progresar, los PED [1] deben recurrir al endeudamiento externo y atraer las inversiones extranjeras. Este endeudamiento sirve principalmente para comprar bienes de equipamiento y de consumo a los países más industrializados. Los hechos han demostrado día tras día, durante décadas, que esto no funciona. Los modelos que han influenciado la visión del Banco Mundial conducen naturalmente a los PED a una fuerte dependencia de los aportes externos de capitales, en general en forma de préstamos, con la ilusión de alcanzar un nivel de desarrollo autosostenido. Los proveedores de fondos públicos —gobiernos de los países industrializados y el Banco, en particular— consideran los préstamos como un poderoso medio de influencia sobre los países que se endeudan. Las acciones del Banco no se resumen en una sucesión de errores o de malas jugadas. Al contrario, son parte de una visión coherente, teorizada, sistematizada, que se enseña doctamente en la mayoría de las universidades. Centenares de libros de economía del desarrollo la destilan. El Banco ha producido toda una ideología del desarrollo. Cuando los hechos la desmienten, el Banco no la vuelve a considerar. Al contrario, intenta deformar la realidad para continuar protegiendo el dogma.
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El amague militar de Trump en Irán


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El amague militar de Trump en Irán

 

 


Cercado por los fracasos en la política doméstica y las crisis internas de su gobierno, reflejadas en una altísima rotación de los altos funcionarios, con constantes contradicciones públicas entre Trump y su gabinete, el presidente yanqui ha venido empleando una política exteriorde corte espectacular, para ocultar sus debilidades. El caso más reciente ha sido el de sus amenazas bélicas contra Irán, llevadas al extremo con el envío de bombarderos cuya acción fue cancelada en el último momento, el 20 de junio.
En 2018, adaptándose a la línea de Israel y de los sectores más agresivos de la derecha estadounidense, el gobierno de Trump rompió el acuerdo nuclear que Obama había firmado con Irán. En dicho pacto, firmado en 2015, EEUU levantaba las sanciones económicas a cambio del compromiso del régimen teocrático de no superar cuotas acordadas de enriquecimiento de uranio para su programa nuclear. El restablecimiento de las sanciones por parte de Trump ha impactado a la economía iraní, que ya venía sufriendo el desgaste implicado por la ocupación militar de Siria al servicio de la dictadura fascista de Assad. En respuesta a las sanciones, Irán reinició el proceso de enriquecimiento de uranio y anunció que en julio superaría la cuota acordada en 2015.
La tensión aumentó con la realización de seis ataques a buques petroleros en las últimas seis semanas en el Estrecho de Ormuz, uno de los puntos estratégicos de mayor interés para el imperialismo. Con apenas 33 kilómetros de ancho en su punto más estrecho, por allí transita alrededor de la quinta parte de las exportaciones mundiales de petróleo, unos 19 millones de barriles diarios procedentes de Arabia Saudita, Kuwait, los Emiratos Árabes Unidos e Irán, así como gas licuado de Qatar, su principal exportador mundial. Irán niega ser responsable de los ataques.
En ese marco, el 19 de junio fue derribado por Irán un dron yanqui no tripulado de espionaje. Todo indicaría que el aparato volaba sobre aguas territoriales iraníes. Los voceros imperialistas aseguran que la acción ocurrió sobre aguas internacionales. Trump ordenó un bombardeo en retaliación y poco después, con los bombarderos ya volando, canceló el ataque. La retaliación se limitó a un ataque cibernético contra el gobierno iraní.
Trump mostró en muy poco tiempo todas sus caras: primero dijo creer que el derribo del dron no había sido deliberado, luego ordenó y canceló el ataque, posteriormente declaró que interrumpió el ataque porque le pareció desproporcionado al ser informado de que costaría 150 muertes. Más recientemente ha ofrecido por twitter prosperidad y amistad a Irán si desiste de su programa nuclear. Un evidente ofrecimiento de renegociar un acuerdo. Los gobiernos imperialistas de la Unión Europea han criticado abiertamente la unilateralidad de la política yanqui hacia Irán, llamando a la negociación.
El bluffde Trump ha evidenciado grandes diferencias con su asesor de seguridad, Bolton, y el secretario de Estado, Pompeo, que nuevamente son reflejadas en filtraciones a la prensa. Según fuentes de su gobierno, Trump dice no ser partidario de una guerra con Irán y se queja ante su círculo más cercano de que sus funcionarios quieren manipularlo para que caiga en una aventura bélica. El magnate, de convicciones racistas e imperialistas, se guía por el lema “Americafirst” (Estados Unidos primero), argumentando que resulta muy costoso el rol de policía mundial. Entrando en un período pre electoral, una invasión no está entre sus planes. El recuerdo de Irak, el segundo Vietnam de EEUU, sigue disuadiendo al imperialismo de emprender nuevas guerras de agresión. Pero no abandona sus permanentes amenazas de agresión hacia los pueblos.
El régimen iraní, por su parte, saca el máximo provecho del justo repudio que en su país y a nivel mundial generan las amenazas de Trump. Desde hace cuatro décadas esa teocracia capitalista, antiobrera y antipopular esgrime la supuesta inminencia de una agresión militar yanqui para justificar la inexistencia de libertades democráticas y la represión contra la resistencia a sus políticas de ajuste. Los revolucionarios repudiamos las amenazas militares y las sanciones económicas de Trump contra Irán, al mismo tiempo nos solidarizamos con los trabajadores y el pueblo de Irán que padecen bajo las botas de la dictadura.
Se va delineando un patrón que evidencia la crisis de dominación política, económica y militar del imperialismo yanqui. Las amenazas de ataque nuclear a Norcorea fueron seguidas de conferencias amistosas entre Trump y KimJong Un. La opción de una agresión militar contra Venezuela se diluyó al fracasar el intento de golpe del 30 de abril en el que Trump y Guaidó contaban con la ruptura del alto mando militar chavista. Al igual que con Irán, en estos casos el gobierno de Trump ha usado el recurso de la amenaza militar para procurar resultados. Todo intento del imperialismo de obtener ventaja mediante el chantaje militar debe ser repudiado, no obstante está claro que hasta ahora Trump ladra pero no muerde.
Simón Rodríguez, integrante del Partido Socialismo y Libertad (PSL) de Venezuela, sección de la UIT-CI.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.