lunes, 17 de diciembre de 2012

En las entrañas del periodismo


En las entrañas del periodismo

De la mano del “Patrón” del semanario Zeta

Zeta es impredecible, recursivo y frontal, por lo tanto una presencia incómoda para todo aquel que quiera ocultar algo. El alma kamikaze de esta publicación tijuanense se junta con su vocación de Zorro, ya no californiano sino mexicano, cuyos arrestos le hacen buscar —igual que el personaje de la leyenda— justicia a toda costa.
Setenta tiros contra el auto en el que viajaba no alcanzaron para matarlo. A Jesús Blancornelas no le tocaba morirse el 27 de noviembre de 1997, aunque cinco gatilleros hicieron todo lo posible para que así fuera. José Luis Samaniego no estuvo ahí para verlo pero sabe de memoria lo que pasó, porque lo vivió con estupor, como millares de tijuanenses que, al igual que él, se enteraron por la radio esa misma mañana. Pero sobre todo porque ha leído la historia muchas veces sentado en el archivo del semanario Zeta, del cual Blancornelas era director cuando ocurrió el atentado en su contra.
A veces el Patrón, otras Don Sama o simplemente Samaniego, y desde 2001 José Luis, reina en el silencio de los pocos metros cuadrados —no llegan a veinte— que ocupa una habitación en la planta baja de la casa donde funciona Zeta. Rodeado de cajas llenas de carpetas que se las arreglan para contener cuantas páginas de periódico sea posible, él cuida meticulosamente del archivo, el corazón de este influyente semanario del estado mexicano de Baja California. Es allí donde este hombre de 56 años lee casi con fruición adictiva periódicos de todas partes, pero especialmente los de Tijuana, y donde honra a su manera callada la confianza que Blancornelas —hombre insignia del periodismo de investigación y denuncia en México— depositó en él en un gesto de amistad, cinco años antes de su muerte natural, a los setenta, en 2006.
José Luis se mueve despacio y seguro hacia la repisa donde están los tres volúmenes que contienen todas las noticias relacionadas con el atentado a Blancornelas. Antes de mostrarme las notas limpia el polvo que guarda la portada de uno de los volúmenes.
—Balacearon a Blancornelas. Herido de tres impactos —lee en voz alta el título de la tapa del 28 de noviembre en El Mexicano e inmediatamente refuta—: No fueron tres, fueron cinco.
El Centinela, de Mexicali, cometió un error aún más grave ese mismo día en su portada, en el puntaje más alto y llamativo posible: “Asesinaron a Blancornelas”.
—Algunos hasta lo dieron por muerto, pensaron que con la gravedad del ataque no iba a sobrevivir o, quién sabe, a lo mejor hasta querían que se muriera, porque también tenía enemigos en los medios.
Y me explica por qué su jefe, que también era su amigo, se salvó.
—Cuando Luis Valero (el escolta que murió en el atentado) se dio cuenta de que les disparaban lo empujó debajo del tablero para protegerlo. El señor Blancornelas contó todo con detalle en un libro que publicó después.
Bajo la luz blanca y algo mortecina que ilumina con la misma intensidad opaca el archivo, sea de noche o de día, un destello plateado se desprende, como un aura, del pelo perfectamente cortado de José Luis. En su reino no existen las ventanas, sólo una puerta que funciona como mostrador hacia el pasillo, todo el que pasa por ahí se asoma para saludarlo con una sonrisa o para pedirle ayuda con información, con el escáner o con la copiadora. Y él devuelve las cortesías, el cariño, pero no de forma risueña, quizá porque no corresponde a su talla de hombre recio, de brazos macizos que se muestran bajo las mangas cortas de las camisas que su mujer suele escoger para él cada mañana, desde que se casaron hace 34 años. O quizá porque ha aprendido a esconder bajo su bigote cano y su gesto neutro una dentadura incompleta que empañaría su porte, en caso de que se decidiera a mostrarla con soltura.
Con lo que nunca tiene problema es con demostrar, sin aspaviento, que tiene una habilidad: lo recuerda todo, o casi.

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En la Tijuana crispada de finales de los años noventa, con el Zeta machacando cada ocho días, durante casi dos décadas, los casos de corrupción e impunidad en la región, hubo un hecho que al parecer colmó la paciencia de los enemigos públicos del semanario y de su director: la carta de una mujer que reclamaba a uno de los jefes del cártel, Arellano Félix, el haber asesinado a sus hijos.
La carta comenzaba así: “Desde el primer momento que supe del fatal accidente de mis adorados hijos quise gritarte, preguntarte: ¿Por qué tanta crueldad?”
El consejo editorial del semanario decidió publicarla.
Zeta es impredecible, recursivo y frontal, por lo tanto una presencia incómoda para todo aquel que quiera ocultar algo. El alma kamikaze de esta publicación tijuanense se junta con su vocación de Zorro, ya no californiano sino mexicano, cuyos arrestos le hacen buscar —igual que el personaje de la leyenda— justicia a toda costa. El Zeta persigue un solo objetivo: el ejercicio pleno de la libertad de expresión. “Aquí no habrá lamentos. Sólo exigencia al derecho y a la justicia. Sólo la búsqueda y la exposición de la verdad. Únicamente la Libertad de Expresión”, decía en sus párrafos finales la carta a los lectores que publicó el semanario a manera de portada de su primer número el 11 de abril de 1980.
Y por tener ese atrevimiento sus malquerientes “han rafagueado la casa, pero eso nomás”, cuenta José Luis, el jefe del archivo, como quien cuenta que hoy es viernes y el día está caluroso. Por eso tres de sus colaboradores han sido asesinados a lo largo de sus 32 años de existencia: el fundador y codirector Héctor “el Gato” Félix Miranda en 1988, el escolta Luis Valero en 1997 y el editor general Francisco Ortiz Franco en 2004. Por eso sus actuales codirectores y editora general viven —a su pesar y sin su consentimiento— escoltados permanentemente. Por eso mismo su nombre ha traspasado varias veces la frontera para recibir el reconocimiento internacional en forma de premios periodísticos, que ya superan la docena: el Maria Moors Cabot de la Universidad de Columbia, el PEN Club, el Premio a la Libertad de Prensa de Reporteros sin Fronteras, el Premio Mundial de Periodismo de la Unesco, entre algunos otros, y también por esta terquedad denunciadora la gente le cree. Credibilidad que se resume en este eslogan: “Zeta es la neta”. La verdad.
En la Tijuana crispada de finales de los años noventa, con el Zeta machacando cada ocho días, durante casi dos décadas, los casos de corrupción e impunidad en la región, hubo un hecho que al parecer colmó la paciencia de los enemigos públicos del semanario y de su director: la carta de una mujer que reclamaba a uno de los jefes del cártel, Arellano Félix, el haber asesinado a sus hijos.
Esas verdades que se le atribuyen se han ido construyendo con temeridad y con mucha necesidad de explicarle a México y al mundo qué es Tijuana, por qué es así y qué tiene que cambiar allí, siempre bajo el estricto cumplimiento de lo que se podría llamar el “método Blancornelas”: el enriquecimiento y la contextualización de las notas. Sólo con un archivo como el que tiene montado, ese que José Luis conoce de memoria y alimenta y cuida pacientemente, el Zeta puede lograr lo que logra.
Quizá en este punto convenga decir que no siempre lo hace con toda la paciencia del mundo o muerto de la risa, pero lo hace bien.
—Es muy acelerado… se enoja bastante a veces. Y también es muy trabajador y responsable. Nunca deja nada para el último, si le dicen que haga algo lo hace en ese instante.
Jesús Ángel Sevilla lo mira desde sus imberbes dieciséis años, con ganas de ayudarlo —en el mayor silencio posible, a la velocidad que den su cabeza y sus manos—; con ganas de aprender a “hacer las cosas bien, no mal hechas, y de buena gana” y de ser “bien trabajador”, como él. Ojalá no lo sea tanto como para dejar pasar 31 años sin tomar vacaciones. José Luis lo hizo, y lo cuenta sin orgullo y sin arrepentimiento, con la naturalidad con la que se habla de las cosas que nos parecen normales. Quizá porque él es una de esas personas de antes, de ésas que parecen hechas de otra madera.
Como si se tratase de una versión inanimada de Irineo Funes, el personaje memorioso de Borges, el archivo del semanario contiene todas las fechas, todos los nombres, todos los lugares, todos los hechos, todos los detalles. Y con cada dato salido de las miles de páginas e imágenes que componen su cuerpo informe aporta a la comprensión y a la denuncia de la corrupción, de las muertes al por mayor, de la injusticia congénita de ese territorio esquinero conocido como la puerta de México, justo donde “empieza la patria”.
Una patria que tiene una relación particular con la última letra del alfabeto: Emiliano Zapata y su revolución que marcó a fuego el nacimiento del siglo XX; el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), una guerrilla rara: pacifista, con su subcomandante encapuchado y los sueños intactos, que brotó en medio de la selva chiapaneca cuando el mismo siglo terminaba; los inadjetivables Zetas, que al igual que Atila bien podrían ser definidos como “el azote de Dios”, desde que entraron en acción a mediados de los noventa, y desde 1980 el Zeta que publica cada semana, sin falta, los casos de corrupción e impunidad en la región. []
—Acá si un periodista va a escribir sobre un tema siempre debe revisar primero lo que ya se ha escrito sobre eso o sobre los asuntos relacionados, para que la nueva nota tenga todo el contexto. Yo les digo: nada de Google, vete al archivo.
Adela Navarro habla con el tono de mando de quien tiene 22 años en el oficio, de quien, junto a René Blanco, codirige el semanario. Se hable con quien se hable en el Zeta en algún punto la conversación lleva hacia el archivo.
Unas sobre otras y todas muy juntas entre sí, incontables cajas blancas y polvorientas tapizan de piso a techo sus paredes. Narcotráfico, Policía Municipal, Asesinato, Ayuntamientos, Elecciones, Ejército… los cajones de cartón llevan sus nombres inscritos, en negro o azul, siempre en un lugar visible, al alcance de los ojos y de las manos de José Luis. Al abrirlos se tiene la sensación de que no existen ni el pasado ni el futuro, sólo el presente: todo, lo bueno y lo malo, sigue pasando en esas páginas de periódicos y revistas.
Mucho antes de ser asunto de José Luis el archivo lo armaban René y su madre.
—Cuando el señor Blanco leía los diarios los señalaba y se los entregaba a mi mamá o si no a mí, y los fines de semana nos dedicábamos a pegarlos en unas hojas que guardábamos en carpetas. Todo lo importante al principio se archivaba en nuestra casa, ya luego lo trajimos acá. Para él esa era una manera de siempre estar respaldado en lo que decía.
René es el codirector del semanario y el hijo menor de Blancornelas, al que se refiere con el respeto y la distancia profesional que ameritan el trato con un jefe. René también fue el periodista al que —mientras conversaba con los paramédicos— no le tembló la mano para fotografiar al hombre seriamente herido el 27 de noviembre de 1997, su papá, cuyo atentado conmovió a toda la región. Él recuerda de forma nítida las incontables veces que, siendo niño, cruzó a San Diego con su madre para que el exiliado Blancornelas (nombre periodístico que convierte en uno solo sus dos apellidos) revisara los textos del nuevo semanario que estaba por salir.
Era su estrategia. Para no estar sometido a ningún tipo de chantaje ni boicot por parte de sus enemigos locales, desde el inicio y hasta hoy, el Zeta se imprime en San Diego. Cada viernes a eso de las cuatro de la mañana los 25 mil o 30 mil ejemplares (35 mil si la noticia es una bomba) que se distribuyen semanalmente en Baja California y Baja California Sur cruzan la garita de Otay. Allí los espera, invariablemente, José Luis, quien además de estar a cargo del archivo coordina la circulación del semanario. En 1980 empezó como auxiliar y en el 2001 asumió la jefatura de esta área que se ocupa de las ventas.

* * *


Como consta en los archivos del diario, y José Luis confirma, acentuando su ceño fruncido, el atentado de 1997 hasta ahora no se ha resuelto. El proceso continúa abierto y únicamente quedan las hipótesis de por qué y quiénes mandaron a matar a Blancornelas, ese señor de semblante amable, de pelo y barba blancos, que posa junto a José Luis en la foto de salvapantallas en su computadora. Además de lector compulsivo de periódicos (un hábito intelectual que contrasta con sus apenas seis años de formación primaria), el formal Don Sama, a quien varias de las 43 personas que trabajan en el semanario tratan con deferencia, es también coleccionista de fotos. Dice que tiene unas diez mil.
En la computadora de la oficina guarda una mínima parte de su álbum personal, y al repasar las imágenes es fácil darse cuenta de su gusto por fotografiarse con gente conocida, “importante”, a la que tiene oportunidad de conocer gracias a que de alguna manera forma parte del círculo periodístico tijuanense. Una de las últimas fotos que le tomaron lo muestra junto a Andrés Manuel López Obrador, el candidato presidencial por quien votó en las últimas elecciones. Pero aclara que no lo hizo dándole carta blanca al candidato del PRD (Partido de la Revolución Democrática) porque sabe que sólo se trata de “los mismos monos con otro sistema”. Quizá por eso lo mira con ojos inquisidores en otra de las fotos que se tomó junto a López Obrador, mientras éste era entrevistado por dos periodistas del Zeta y José Luis, sentado muy cerca, lo escuchaba, con la cara de un hombre que ha escuchado muchas promesas que nunca se cumplen.
Algo nostálgico, cruzado de brazos, con la mirada clavada en la pared, dice que los políticos ya ni siquiera saben mentir. Y así es como entra en nuestra conversación Luis Donaldo Colosio, el candidato presidencial del PRI que fue asesinado durante un mitin político en el popular barrio Lomas Taurinas, en Tijuana, en marzo de 1994.
—Era de esos grandes oradores que ya no quedan.
Su muerte sacudió a Tijuana y al país. El archivo que José Luis custodia, con la mística de quien se sabe guardián de algo muy valioso, lo tiene todo registrado.
Mira hacia la última repisa de la estantería que está junto a la puerta de entrada e indica con un gesto a uno de sus ayudantes, Jesús Ángel, que le pase los dos volúmenes anillados de Colosio. Los ojea rápidamente y se da cuenta de que hay temas relacionados con el asesinato, pero no los reportes de los hechos. Enseguida saca él mismo un libro de otro estante y me lo muestra.
—Aquí está todo —dice mientras deja el libro sobre la mesa.
Se trata de El tiempo pasa. De las Lomas Taurinas a Los Pinos (1997), de autoría de cuatro periodistas de Zeta.
Pero no se queda con la espina de no tener a la mano la información ofrecida y me hace acompañarlo al cuarto contiguo, que es la hemeroteca. Juntos revisamos las notas que el semanario publicó en esos días.
Para resumir lo que pasó, José Luis repite lo que muchos dicen en la calle:
—Colosio renegó de la forma de gobernar del PRI, ofreció que cambiaría todo y parece que eso no le gustó a alguien.
Es de las pocas veces que su visión difiere de la del semanario; Zeta, a contracorriente de lo que planteaban otras voces, coincidió con la versión oficial de los hechos y no adhirió a la teoría del complot que se urdió alrededor de la muerte del candidato presidencial priista. “En la primera edición tras el magnicidio, el periódico publicó los pasos del criminal. [...] en su edición del 8 de abril, Zeta anunció lo que sus investigaciones arrojaban: ‘Fanatizado, Aburto actuó solo’, dice el recuento del suceso publicado en la revista del 30 aniversario de Zeta. Blancornelas fue el primer periodista en todo el país que entrevistó a Mario Aburto y despejó las dudas de si era o no la misma persona que mató de dos disparos a Colosio. Era él. Si en realidad actuó solo y por fanatismo es algo que todavía no termina de convencer a muchos.
Lo cierto es que después del asesinato de Colosio el PRI sólo gobernó por un periodo más: con Ernesto Zedillo, que fue quien lo reemplazó como candidato primero y luego como presidente.
Eran los tiempos —me dice José Luis con el tono de quien está diciendo una obviedad— en los que en México se sabía que el candidato que ponía el PRI era el que ganaba. Pero después de lo de Colosio algo debe haber pasado adentro del partido, y la gente afuera también se dio cuenta, por eso con Zedillo ganaron por última vez. El 1 de julio pasado Peña Nieto recuperó la presidencia para el PRI, y se acaba de posesionar el 1 de diciembre.
De regreso al archivo, antes de que se ponga a hacer las cuentas de los distribuidores, le pregunto por Ernesto Ruffo, el político panista (del Partido Acción Nacional) que en 1989 fue el primero en sesenta años en ganar una gobernación —la de Baja California— para la oposición.
“Balaceados, decapitados, colgados, desmembrados, encajuelados, enteipados, con tiro de gracia, con narcomensajes, incinerados, deshechos en ácido y desenterrados de narcofosas aparecen todos los días en las 32 entidades federativas. Son ejecutados con las características propias del narcotráfico y el crimen organizado”, dice el Zeta del 25 al 31 de mayo del 2012.
Esta vez le pide a otro de sus ayudantes, José Ramón (nieto de Blancornelas que hace cuatro años le ayuda en el archivo), que busque información en las cajas que dicen “Elecciones”. La agilidad de sus diecinueve años le hace moverse rápido; sin titubeos, saca las carpetas y se da cuenta de que las elecciones las empezaron a archivar en 1991. Pero busca en el índice y da con la caja número 76.
—Aquí es puro Ruffo —dice triunfante el menor de los Blanco que forma parte de Zeta.
José Luis coincide con René y con Adela, en su impresión de que las denuncias del semanario tuvieron que ver con este cambio de administradores de la cosa pública, que primero se dio en la política regional y luego en la nacional.
Adela: Desde la llegada de Zeta lo que más ha cambiado es que ahora sí hay democracia en Tijuana. Zeta empezó a señalar la corrupción en los gobiernos priistas; así vino el cambio político en Baja California. En 1983 por primera vez en el país ganó un alcalde de oposición, y en 1989 por primera vez ganó un gobernador que no era del PRI.
René: Con Zeta a mucha gente se le quitó la venda de los ojos y empezó a tomar otras decisiones.
Dos meseros y tres taxistas, que forman parte de mi breve lista de conocidos tijuanenses, también corroboran esta impresión: el semanario ha cantado algunas verdades durísimas y por eso ha logrado que algunas cosas cambien. Estos niveles de influencia y de credibilidad se ven reflejados en una cifra que Adela suelta con orgullo.
—El 70 por ciento de los temas que publicamos nos los da la gente. Y nos hemos pasado hasta tres años tratando de sacar una nota, para que esté bien investigada y contrastada. La gente nos pasa los datos y a nosotros nos toca comprobar que todo sea cierto.
José Luis completa:
—Es como si el Zeta tuviera reporteros en todos lados.
Aparte de la ventaja de tener ojos y oídos omnipresentes, el semanario cuenta con su archivo, y con José Luis.
—Él es la memoria del periódico, lo tiene todo en la cabeza, sobre todo fechas y los apodos de los narcos (sin duda Don Sama hace mejor uso que el resto de los mortales de los 2.5 petabytes —el equivalente a un millón de gigabytes— de almacenamiento de información con el que cada persona viene equipada a este mundo).
La afirmación de Brenda Mancera, reportera de la sección Cultura del Zeta, queda comprobada el momento en que le pregunto cuándo comenzaron las ejecuciones en Tijuana y José Luis sin titubear contesta.
—En abril del 2008.
El nieto de Blancornelas busca inmediatamente en su iPhone la confirmación del dato que acaba de salir de boca de su jefe y asiente. Luego trae la información. La portada del semanario fechado entre el 2 y el 8 de mayo titula así: “Balacera, la verdad oculta”.
A finales de abril del 2008 comenzó en Tijuana una cadena de ejecuciones, individuales o masivas —todas brutales—, que luego se fue extendiendo por otros lugares de México. A diario, recuerda José Luis, había diez y hasta quince ejecuciones.
—Hasta empezaron a matar policías… En esa época sacábamos muchas copias (pedidas por los periodistas al archivo para hacer sus notas) —cuenta el nieto del fundador, dejando ver un lado sociable que en los tres días que llevo visitando el semanario ha permanecido oculto.
La primera fue una de las más espectaculares. 1,500 casquillos recogidos, luego de la masacre, en el sitio de la balacera: una avenida tijuanense. 22 vehículos desde los cuales, simultáneamente, llovían balas hacia el mundo exterior.
—Fue cuando el Teo rompió con el cartel Arellano Félix. Un enfrentamiento entre células.
Además de eso, José Luis recuerda el alboroto que había en buena parte de la ciudad ese día, porque fue él quien llevó al otro hijo fotógrafo de Blancornelas, Ramón, a que se pusiera un chaleco antibalas que tenía guardado en la casa de su mamá y luego lo acercó lo más que pudo hasta el campo de batalla donde yacían al menos quince cuerpos, desparramados, al aire libre.
La Tijuana sosegada de inicios de junio del 2012, una ciudad sin los sobresaltos inminentes y notorios de la inseguridad o el crimen, da un motivo para preguntarle al Patrón si ya se acabaron las ejecuciones. Sin dudar un momento dice que aún hay, pero que ya no son tan espectaculares. Alejandro Cossío, fotoperiodista de Zeta, tiene una teoría de por qué la intensidad o la brutalidad han bajado.
—Es que ahora el crimen ya está organizado, y cada cual tiene lo que quiere, ya no hay para qué matarse tanto.
Si todo comenzó en abril del 2008 con la balacera de El Cañaveral, no se sabe cuándo ni dónde va a terminar el horror.
“Balaceados, decapitados, colgados, desmembrados, encajuelados, enteipados, con tiro de gracia, con narcomensajes, incinerados, deshechos en ácido y desenterrados de narcofosas aparecen todos los días en las 32 entidades federativas. Son ejecutados con las características propias del narcotráfico y el crimen organizado”, dice el Zeta del 25 al 31 de mayo del 2012. Todo el dolor se resume en un número espeluznante: en el sexenio de Felipe Calderón ha habido 71.804 ejecuciones en todo México.
Y seguimos contando.

* * *

José Luis sigue escuchándome y hablándome, pero se nota que tiene prisa, que ya su cabeza está en otra parte. Es jueves, y las cuentas y los pedidos de los distribuidores todavía tienen que afinarse en uno de los archivos de su computadora; con la ayuda de la calculadora, que siempre lleva en su maletín, hace números. Apenas si tiene tiempo de almorzar, sus ayudantes piden comida a un restaurante chino, como siempre que se quedan a comer en la oficina. El mismo plato, todas las veces: lonche #16, camarones enchilados con arroz.
Nos despedimos y al acercarme al abrazo siento su tensión, la distancia que naturalmente está acostumbrado a poner. Igual hago presión con mis manos en su espalda para que sepa que me encantó haberlo conocido, que me cae bien, que me gustan su gesto neutro, su voz grave, su conversación pausada. Que agradezco la generosidad con que me dejó entrar en sus dominios.
Dicho el adiós, camino en dirección al bulevar Agua Caliente —por el sector del Zoológico– y voy pensando en los setenta tiros que no mataron a Blancornelas, en cómo hace el semanario para vivir más de la circulación que de la publicidad, en la memoria prodigiosa de José Luis, en las pocas horas que faltan para que sea viernes y él esté como cada viernes despierto desde las 03:00, rumbo a la garita, para recoger el Zeta, y sobre todo, pienso en cómo se refiere a su trabajo: “Todas las mañanas me siento a leer, con un café, los periódicos; eso es lo que hago, ¿usted no cree que eso es un privilegio?” ®
Este artículo se hizo bajo la dirección del maestro colombiano Alberto Salcedo Ramos, en el marco del Taller Nuevas Rutas del Periodismo, organizado por la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano y Conaculta, en junio del 2012 en Tijuana.

EPN ¿Nos darán atole con el dedo?

¿Nos darán atole con el dedo?

La Comisión Anticorrupción de Peña Nieto

 
Página: 22 - No.289

La Comisión Anticorrupción de Peña Nieto

¿Nos darán atole con el dedo?

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Aún no se instala formalmente en Los Pinos, pero el presidente electo Enrique Peña Nieto parece querer mover sus fichas con rapidez. Ya anunció que enviará tres iniciativas de ley que buscan cubrir los flancos más vulnerables en el ejercicio de su gobierno en el estado de México y en la campaña. Una de ellas tiene que ver con medidas para atacar la corrupción en el país.
Pero, al menos aquí, dicen los especialistas, ha empezado con el pie equivocado: los detalles de la Comisión Anticorrupción ya se empiezan a conocer y dejan un mal sabor de boca. Tendrá alcances limitados y será apenas un pequeño parche en comparación con la Fiscalía Anticorrupción ya aprobada en marzo pasado en el Senado y que espera ser ratificada en la Cámara de Diputados.
Los augurios, de entrada, no son buenos. Se trata de una medida efectista, juzgan los conocedores y políticos de oposición.
Están convencidos de que nos van a tratar de dar, una vez más, atole con el dedo.
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Por Rafael Cabrera
@rafflescabrera
Otra vez. Como si no hubieran pasado 12 años. La promesa de atacar la corrupción en México está de regreso. En el año 2000 esa fue en particular una de las banderas y arietes propagandísticos del PAN y Vicente Fox para sacar al PRI y a sus tepocatas, víboras prietas y alimañas de Los Pinos.
Y ahora, con el regreso del PRI a la Presidencia de la República, la oferta es exactamente la misma: acabar, ahora sí, con las mordidas y los entres y castigar a todos los funcionarios corruptos, de cualquier nivel, sin excepciones.
El presidente electo Enrique Peña Nieto y su círculo más cercano han apostado a ese tema como uno de los tres con los que piensa recuperar terreno y simpatías entre los mexicanos.
Por eso, Peña Nieto ya anunció que presentará en breve una iniciativa de ley para crear una Comisión Nacional Anticorrupción, a pesar de que en el Senado ya existe una reforma constitucional para crear una Fiscalía Nacional contra la Corrupción, aprobada por unanimidad desde marzo de este año, que actualmente duerme en la Cámara de Diputados.
Aunque la nueva iniciativa aún no se hace pública, Emilio Lozoya Austin, integrante del equipo de transición del PRI y responsable de la elaboración de la propuesta, ha adelantado que por principio de cuentas se planea desaparecer la Secretaría de la Función Pública para ser sustituida por la comisión.
“Esta comisión tiene que estar dotada de las facultades necesarias para enfrentar este cáncer. La intención es combatir a la corrupción de raíz y tienes que tener un sistema de contrapesos”, aseguró Lozoya Austin hace unos días a la agencia Reuters.
Apenas en unas cuantas líneas estableció su característica principal, lo que en los hechos la hace parecer como una instancia “descafeinada” desde antes de nacer: la Comisión no tendrá funciones de investigación, pues apenas presionará y exhortará a “las autoridades competentes a investigar y castigar”.
Y aunque se conocen apenas las líneas generales del proyecto final, los especialistas en el tema le dan poco crédito aun desde ahora.
“Sin importar qué tipo de organismo se cree, su fracaso está escrito”, apuesta Mauricio Merino, investigador del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE) y uno de los especialistas más reconocidos en esta área.
“Se tratará —dice— de una simulación para atacar la corrupción y no se hará nada de fondo por prevenirla, ya que jugará con las mismas reglas legales y administrativas que no han dado frutos hasta ahora”.
Tal y como ha ocurrido con la Secretaría de la Función Pública, cuyos antecedentes radican en el gobierno de la “renovación moral” del priista Miguel de la Madrid.
“Las propuestas que están haciendo se encuentran diseñadas sólo para aparentar que se combate”, advierte Merino, doctor en Ciencia Política por la Universidad Complutense de Madrid y ex consejero del IFE.
El escepticismo no sólo es del académico. Eduardo Bohórquez, presidente de Transparencia Mexicana, una organización internacional dedicada a monitorear el nivel de corrupción en decenas de países, lo acompaña.
Bohórquez piensa que un organismo anticorrupción sólo funcionará si es parte de una política de Estado que busque prevenir esta conducta: “El problema es que no hay una agenda nacional sobre el tema; está la del gobierno federal, las de las 32 entidades y, luego, vienen las de los municipios. Cada uno busca combatir la corrupción de diferente modo”.
Así que las apuestas de los especialistas no dejan espacio al optimismo: se va tratar de dar, una vez más, “atole con el dedo”.

* * *

Eran los tiempos del “cambio”. Así lo creyeron 15 millones 989 mil votantes. Habían pasado cuatro meses después de que el PRI había sido derrotado por primera vez en una elección presidencial, cuando el panista y ganador Vicente Fox anunció lo que parecía el primer paso para concretar sus promesas de campaña.
El 7 de noviembre del año 2000, unas semanas antes de asumir el poder, el ex gobernador de Guanajuato anunció una “gran cruzada” para limpiar la casa y atacar cualquier acto ilegal: “Vamos a asegurarnos de realizar este ataque a fondo a la corrupción y seguramente en el camino, en estos 100 días, pescaremos a algunos tiburones, a algunos peces gordos, si es que se descuidaron, si es que hicieron acciones corruptas”.
Fox lo había dicho, en su estilo ranchero, durante la campaña presidencial: sacarían de Los Pinos a las tepocatas, víboras prietas y alacranes. Limpiarían la corrupción que había acumulado el PRI durante 70 años de gobierno.
Algo similar ocurrió seis años después con las promesas de campaña del presidente Felipe Calderón. “Manos limpias” fue su lema. Uno de sus primeros pasos fue presentar su declaración patrimonial ante el IFE, renunciando voluntariamente al secreto bancario.
Y el 2 de junio de 2006, justo un mes antes de su polémico triunfo ante Andrés Manuel López Obrador, aseguró: “Estoy absolutamente tranquilo, tengo la ventaja de tener las manos limpias y de no tener cola que me pisen, y por eso estoy muy tranquilo”.
Pero 12 años después, el panorama es muy distinto al prometido por las administraciones panistas. Tan distinto que en septiembre de 2011 un senador del PAN, el coahuilense Ricardo García Cervantes, presentó una iniciativa de reforma constitucional para crear una Fiscalía Nacional contra la Corrupción.
Se trata de una adición al artículo 102 de la Constitución para crear la Fiscalía, órgano autónomo, con presupuesto propio, cuyo titular será elegido por el Senado para ocupar el cargo durante ocho años, con la posibilidad de repetir la encomienda por una ocasión más.
El punto más importante de la reforma es que la Fiscalía podrá investigar a “cualquier integrante de los Poderes de la Unión, así como de los poderes públicos de las Entidades Federativas, de los Municipios y de los Organismos Constitucionales Autónomos”.
Además, a la Fiscalía le corresponderá la “persecución, ante los tribunales federales, de todos los delitos de corrupción, además de los que se deriven del uso de recursos financieros de procedencia ilícita, será de oficio, por tratarse de delitos contra la economía nacional”.
Le tocará, también, “solicitar a la autoridad judicial las órdenes de aprehensión contra los inculpados, buscar pruebas, investigar, perseguir y llevar a juicio a los responsables”.
A la par, esa Fiscalía deberá crear un Registro Nacional de Situación Patrimonial de Servidores Públicos de todos los niveles y poderes, y al que tendrá acceso sin límite el titular y personal investigador del organismo.
La iniciativa fue aprobada el pasado 13 de marzo por el pleno del Senado. Logró unanimidad: 98 votos en favor de todos los partidos. Ni un voto en contra, ni una abstención.
Y su aprobación fue un acuerdo entre los líderes de todas las fracciones parlamentarias, entre ellos Manlio Fabio Beltrones, quien ahora coordina a la bancada del PRI en la Cámara de Diputados, a donde posteriormente fue turnada la iniciativa.
Sin embargo, fue el propio Beltrones quien anunció hace un mes que el equipo de Peña Nieto trabajaba tres iniciativas para enviarlas a la Cámara de Diputados: una reforma al Instituto Federal de Acceso a la Información (Ifai), una más para regular la asignación de publicidad oficial a los medios de comunicación y, por último, una propuesta para crear una Comisión Anticorrupción.
Hasta ahora, ninguna de las tres se ha hecho pública a pesar de que se aseguró que serían presentadas en los primeros días del arranque del primer periodo ordinario de la Cámara baja.
Según fuentes del PRI consultadas por este medio, el retraso se debe a que las iniciativas todavía están siendo elaboradas por gente de confianza de Peña Nieto. Mientras Claudia Ruiz Massieu fue asignada para coordinar la iniciativa para reformar al Ifai, a Jorge Carlos Ramírez Marín le corresponde supervisar la de publicidad oficial, y a Lozoya Austin la propuesta de la Comisión Anticorrupción.
Aunque aún no se conoce el texto completo de la iniciativa, Lozoya Austin adelantó algunas características de la misma hace unos días a la agencia Reuters.
La principal sería que la Secretaría de la Función Pública desaparecerá para ser sustituida por el nuevo organismo: “Esta comisión tiene que estar dotada de las facultades necesarias para enfrentar este cáncer. La intención es combatir a la corrupción de raíz y tienes que tener un sistema de contrapesos. Hoy en día la Secretaría de la Función Pública es juez y parte y evidentemente esto, a pesar de las buenas intenciones, no ha generado los resultados que la ciudadanía demanda”, explicó el priista.
Como ejemplo, puso los presuntos actos de corrupción que habría cometido Walmart México para abrir numerosas sucursales en el país, o el caso de Néstor  Moreno Díaz, ex director de Operaciones de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), actualmente preso por recibir sobornos millonarios, incluido el yate Dream Seeker, con valor de un millón 800 mil dólares, y un auto deportivo Ferrari, de más de un cuarto de millón de dólares, para facilitar contratos a empresas extranjeras:
“Se pretende perseguir dos tipos de delito principalmente. Uno, los grandes casos de corrupción como CFE. Por eso la importancia de esta comisión que tendría capacidad de todos los niveles”, explicó Lozoya Austin.
Y en el último párrafo del despacho noticioso, la agencia dio un detalle fundamental: “Lozoya dijo que la Comisión Anticorrupción recibiría denuncias de casos cotidianos como las usuales en trámites que realizan los ciudadanos, pero no se ocuparía de resolverlas sino de obligar a las autoridades competentes a investigar y castigar”.
Es decir, no investigará, sino que sólo se limitará a exhortar a otras autoridades, a diferencia de la propuesta que ya fue aprobada en el Senado, donde a la Fiscalía sí se le otorgan facultades de investigación.
Ante el anuncio de la iniciativa priista, los coordinadores de los diputados del PAN y del PRD, Luis Alberto Villarreal y Silvano Aureoles, respectivamente, recordaron que el Senado ya tiene aprobada una iniciativa y que el tema no les resulta ajeno puesto que ambos la votaron en su calidad de senadores.
Adelantaron que no permitirán que se busque aprobar una propuesta menor a la que ya existe, como todo apunta será la iniciativa del PRI.
“En Acción Nacional creemos en la Fiscalía Anticorrupción y, de hecho, ya está en el Senado y la minuta fue enviada a la Cámara de Diputados.
El tema que propone el PRI no es nuevo para nosotros. Estamos abiertos a analizar la propuesta que ellos traigan, pero no daremos un cheque en blanco”, aseguró el líder de los diputados panistas en entrevista con emeequis.
Una postura similar tiene Silvano Aureoles: “La propuesta del órgano anticorrupción ya está presentada como iniciativa en el Senado desde hace meses y cuenta con el apoyo de todas las fracciones. Parece que el PRI se quiere adelantar para decir que ya propusieron y que ya no se les muela con que hubo recursos de procedencia no clara para la elección presidencial. Para mí, esa y las otras iniciativas son un mea culpa”.
Expresó que esperarán a que lleguen. “Si son reformas cosméticas, no vamos a ir, porque hay que recordar que la corrupción es el tema distintivo del PRI”, criticó el coordinador de los diputados del PRD.

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Mauricio Merino se exaspera. Alza la voz y parece regañar. Tiene el tono desesperado de quien ha sido cuestionado muchas veces sobre el mismo tema, pero al que no le hacen caso. Y tal parece que así es, pues señala que las propuestas para combatir la corrupción no atienden las recomendaciones académicas que se han hecho una y otra vez.
Por eso, asegura Merino, la promesa de crear un nuevo órgano para combatir la corrupción es simplemente efectista y no busca atacar el fondo. A juicio de una de las voces autorizadas en México en materia de rendición de cuentas, tanto la iniciativa aprobada en el Senado como la que prepara el equipo de Peña Nieto tienen una falla de origen.
Y esa deficiencia es que ambas plantean combatir la corrupción cuando ésta ya fue cometida y no buscan abatirla desde su origen. “No hay manera de que un problema público mal enfrentado se corrija en el camino si desde el origen está mal diseñado. Eso es lo que veo en estas iniciativas”.
Merino explica que durante la última década en México se han hecho diversos esfuerzos para atacar la corrupción. Y pone como ejemplo la creación de la Secretaría de la Función Pública, el Ifai y otros mecanismos. Sin embargo, son esfuerzos desarticulados, lo que ha debilitado su efectividad.
–¿Estas iniciativas serán efectivas para combatir la corrupción?
Se busca el efectismo. Como hay corrupción, hay que atacarla creando una comisión o fiscalía que sirva para anunciar que se está combatiendo, pero no van más allá. Sólo servirán para tapar el ojo al macho porque las razones y causas de la corrupción siguen intactas. Los órganos que se han propuesto y la iniciativa que ya fue votada en el Senado atacan los actos cuando éstos ya se cometieron y el daño patrimonial ya fue causado.
El problema de fondo en materia de corrupción es que no existen mecanismos eficaces para detectar cuándo se está cometiendo un acto de corrupción en una institución pública, o si se está haciendo un mal manejo del presupuesto público.
De ese modo, argumenta Merino, sólo se puede conocer un acto de corrupción cuando éste ya se cometió y sólo si “la persona fue estúpida y cometió un error para quedar en evidencia”.
Para que de verdad funcione el nuevo organismo, enlista, se deben hacer cambios profundos en los procesos para contratar y despedir personal, en la contratación de obras y servicios, arrendamientos, tener procedimientos para mantener calidad en la gestión pública, y un sistema de vigilancia para supervisar cómo se está gastando el presupuesto y si se está cumpliendo con los objetivos planteados.
México no sería el primer país en contar con un organismo especializado para combatir la corrupción. En Iberoamérica existen los casos de la Comisión Especial Anticorrupción del Congreso peruano, la cual investigó y llevó a la cárcel al ex presidente Alberto Fujimori y a su asesor, Vladimiro Montesinos.
Este organismo eventualmente derivó en la creación de una Comisión de Alto Nivel Anticorrupción que opera de forma autónoma e investiga a todos los niveles de gobierno. También existen comisiones o fiscalías similares operando en Colombia, Argentina, Brasil y España.
–Crear un organismo de este tipo, ¿es una forma de curarse en salud aunque no se ataque de fondo el problema?
La experiencia internacional nos dice que los mecanismos de vigilancia deben ser desde que alguien está cometiendo actos de corrupción, no sólo cuando ya los cometió.
La iniciativa del Senado señala que su funcionamiento será autónomo, pero no se puede crear un órgano autónomo que no esté asociado al sistema de justicia del país. Tendrá que jugar con reglas que no funcionan. Crear una fiscalía con este propósito sólo dará la apariencia de que se está combatiendo el fenómeno pero seguirá intacto.
Y con dureza, Mauricio Merino concluye: “El nuevo organismo tendrá que pasar por todos los pasillos del laberinto de la burocracia y el principal problema para atacar la corrupción en el país son esos pasillos”.

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Durante los últimos 12 años, el combate a la corrupción en México se estancó en los bajos niveles en que ha estado. Al menos es lo que dicen las mediciones de Transparencia Internacional.
Su último informe disponible, correspondiente a 2011, ubica a México en el lugar 100 de 183. Un puesto muy por debajo del registrado en 2000, cuando el PRI dejó la Presidencia de la República. En 2000, el país ocupaba el puesto 59. Y la mejor clasificación obtenida en esta medición fue en 2001, cuando se colocó en el puesto 57 de 178 países que integraban el índice.
Pero Eduardo Bohórquez, presidente de Transparencia Mexicana, matiza los resultados del índice: aunque México ha bajado de puesto, esto no equivale a que la situación se haya agravado sino a que más países se han integrado a la medición.
Lo importante de este índice, explica, es la calificación que se da a cada país: México tenía 3.3 en el año 2000, y para 2011, pasó a 3.6: “Estos últimos 12 años hemos visto un estancamiento; por decirlo de algún modo, no ha habido avances”.
El especialista recuerda que a nivel mundial han existido esfuerzos exitosos de órganos anticorrupción. Pero también ha habido fiascos. En el grupo de aquellos que han tenido resultados favorables, dice, están los casos de Singapur, Hong Kong y Corea del Sur, mientras que Argentina y Colombia se ubican entre los que han quedado cortos en sus objetivos.
–¿Qué debe reunir esta nuevo organismo para que sea exitoso en el combate a la corrupción?
–Varias cosas. La principal es que un órgano de esta naturaleza si no se acompaña de una política anticorrupción preventiva y corrija el problema de raíz, se tendrá sólo una parte de la ecuación.
Bohórquez recuerda que México suscribió hace varios años la Convención Anticohecho de la OCDE, pero el país se ha quedado corto:
“Mientras en Estados Unidos hay cientos de casos bajo esta convención, en el país apenas tenemos dos casos”.
Otro factor que explica el fracaso es que la Función Pública sólo tiene facultades de sanción administrativa y la PGR no cuenta con una fiscalía especializada: “Una fiscalía exitosa debe tener la posibilidad de iniciar una investigación sin que haya denuncia”.
–La propuesta del PRI perfila desaparecer la Secretaría de la Función Pública…
–Hay que revisar el tema. Ha sido frecuente que se hable de la desaparición de la Secretaría. Mi impresión es que la Función Pública es mucho más que un instrumento anticorrupción, pues también tiene otros brazos, como el servicio profesional de carrera, la unidad de compras gubernamental y la simplificación y modernización administrativa, donde ha dado resultados.

* * *

Sin importar cuál sea el modelo para combatir la corrupción de servidores públicos que el Congreso apruebe, México se encuentra actualmente muy por debajo de países como Estados Unidos, Brasil, Canadá o España. Y, por el contrario, está en el mismo nivel de países como Indonesia, Madagascar, Malawi, Surinam o Tanzania.
Será en los próximos meses cuando los legisladores definan qué alcances tendrá el nuevo organismo.
Ya se sabrá si, como ha ocurrido en ocasiones anteriores, se quedará a medias y a la sociedad le darán atole con el dedo.

 

Morena se opone a acuerdo entre partidos y Ejecutivo

Morena se opone a acuerdo entre partidos y Ejecutivo

Notimex
Lunes 17 de diciembre de 2012
Morena. (Foto: NTX)
El presidente nacional del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), Martí Batres, señaló que esa fuerza política es la única que se opone al Pacto por México, al considerar que esa no es la vía para la transformación del país.
Batres Guadarrama también pronunció contra la iniciativa de reforma educativa, pues consideró que tiene como fin acabar con la estabilidad laboral de los maestros y "no es más que un ardid mediático para aparentar un supuesto golpe contra la líder vitalicia del magisterio, Elba Esther Gordillo".
Adelantó que los diputados simpatizantes de Morena que están en las bancadas del Partido del Trabajo (PT) y el Movimiento Ciudadano, votarán contra el proyecto de presupuesto del Ejecutivo, al considerar que son una continuidad de los que han presentado gobiernos anteriores.

 

6 líneas de acción por la seguridad

6 líneas de acción por la seguridad

Isaac Caporal
Lunes 17 de diciembre de 2012
Consejo Nacional de Seguridad (Foto: NTX)
El presidente Enrique Peña Nieto, presentó la nueva estrategia de seguridad para el país, la cual estará a cargo de la Secretaría de Gobernación.
La estrategia consta de líneas de acción, las cuales tienen la finalidad de regionalizar el problema de la inseguridad y recuperar la confianza de los mexicanos en sus fuerzas de seguridad
Las 6 líneas de acción son:
-Planeación: Para dar resultados, lo primero es trazar metas claras, reducir la violencia, recuperar la paz de las familias mexicanas, disminuir los índices de la delincuencia.
El presidente dijo que "vamos a articular los programas y presupuestos para construir un México en paz, y nos permitirá establecer responsabilidades y fechas especiitas del cumplimiento de las metas".
-Prevención: La prevención y la participación ciudadana son elementos esenciales, para atender las causas de fenómeno delictivo.
Peña djo que habrá un programa trasversal para promover proyectos productivos y un fondo de para mejorar el entorno urbano.
Además, la Segob instalará la Comisión Intersecretarial de Prevención del Delito, para que cada secretaria tenga un objetivo especifico.
-Protección y respeto a los Derechos Humanos: Se pondrá en marcha un programa nacional de Derechos Humanos para fortalecer al gobierno en esta materia y dar seguimiento a la reforma de Derechos Humanos.
También plantea una inmediata elaboración del protocolo de actuación de las fuerzas de seguridad, legislación en materia de atención, reparación de daño y uso legítimo de la fuerza.
-Coordinación:  El gobierno de la República asegurará el trabajo con todos los niveles de gobierno para recuperar la tranquilidad de los mexicanos.
Para ello, se establecerá un sistema de colaboración dirigido por la Segob, para establecer competencias claras en los 3 órdenes de gobierno.
El país se dividirá en 5 regiones operativas para atender las problemáticas especificas y establecer protocolos para el intercambio de información.
Para respaldar a los estados, la Segob y la SHCP revisarán los recursos de seguridad y reorganizarán las reglas de distribución de los recursos.
-Trasformación institucional: Se establece una trasformación policial y de procuración de justicia.
Para ello se reorganizará la policía federal y se creará la Gendarmería Nacional para fortalecer el control territorial en los municipios, puertos, aeropuertos y fronteras.
Se prevé que la Gendarmería  pueda contar con 10,000 elementos, mientras el ejercito seguirá ayudando en las tareas de seguridad.
Se plantea la creación de la carrera policial con la creación de 5 centros regionales de preparación de cuerpos policiales.
-Evaluación y retroalimentación: Todas las acciones serán evaluadas, con indicadores claros y medibles para que sirvan a la ciudadanía para evaluar la acción de sus gobernadores.
Enrique Peña Nieto señaló que lo más importante de la estrategia es que los ciudadanos podrán medir los avances y que todos los niveles de gobierno están comprometidos en el objetivo de regresar la seguridad a la sociedad.