miércoles, 17 de septiembre de 2014

La santa cruzada de Barack Obama

La santa cruzada de Barack Obama

La alocución televisiva del presidente Obama anunciando la creación de una coalición mundial contra una organización terrorista alcanzó su objetivo: la opinión pública occidental parece convencida de que esta guerra es una respuesta a la limpieza étnica en Irak. Sin embargo, tanto esa organización terrorista como la coalición reunida para luchar contra ella son peones de un plan de «rediseño del Medio Oriente ampliado» trazado hace 13 años. La única novedad es que Washington ha contratado un ejército privado para que se encargue de la limpieza étnica, condenada por el derecho internacional.
| Roma (Italia)
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«Que Dios bendiga a nuestros soldados. Que Dios bendiga a los Estados Unidos de América.». Con esas palabras (invitamos al papa Francisco a que las comente) termina la solemne «Declaración sobre el EIIS» [1] con la que el presidente Barack Obama, revistiendo su casaca de «comandante en jefe», se dirigió el miércoles 10 de septiembre de 2014 no solamente a sus conciudadanos sino al mundo entero [2].
«América», explica Obama, está «bendita» porque asume las tareas más difíciles, empezando por la «responsabilidad de ejercer el liderazgo». En «un mundo incierto» como nuestro mundo actual, «el liderazgo estadounidense es la única constante». En efecto, es «América» la que tiene «la capacidad y la voluntad de movilizar al mundo contra los terroristas», es «América» la que «ha reunido al mundo contra la agresión rusa», es «América» la que puede «contener y eliminar la epidemia de ébola».
En un tono que recuerda el de un predicador medieval en la época de la peste –poniendo la «agresión rusa» en el mismo plano que la epidemia de ébola–, el presidente de Estados Unidos proclama la nueva cruzada contra el «Estado Islámico de Irak y de Siria» (EIIS), advirtiendo que «se necesitará tiempo para erradicar un cáncer como este». A pesar de todo lo que Estados Unidos ha hecho hasta ahora para combatir el terrorismo, subraya Obama, «continuamos enfrentando una amenaza terrorista» porque «no podemos borrar del mundo todo rastro del Mal».
Con esta advertencia, que recuerda las cruzadas del republicano Ronald Reagan contra «el Imperio del Mal» (la URSS) y del también republicano George W. Bush contra «el enemigo en algún oscuro rincón de la Tierra» (al-Qaeda), el demócrata Obama nos anuncia «la estrategia de Estados Unidos para vencer el EIIS», estrategia que consta de 4 puntos.
  1. «Una campaña sistemática de ataques aéreos contra el EIIS», en Siria y en Irak.
  2. «Creciente apoyo a las fuerzas que combaten al EIIS en el terreno»: con la diferencia, en relación con las anteriores intervenciones en Irak y Afganistán, de que Estados Unidos no enviará oficialmente fuerzas terrestres sino consejeros e instructores (otros 475 llegarán próximamente a Irak). También se aportará financiamiento y armamento, gracias a la adopción en el Congreso de una ley ad hoc, a las fuerzas iraquíes y kurdas y, en Siria, a los grupos que combaten contra «el régimen de Assad que aterroriza a su pueblo» y contra «los extremistas como el EIIS».
  3. «Seguir aprovechando nuestras considerables capacidades en materia de antiterrorismo para prevenir los ataques del EIIS», lo cual se logrará trabajando en estrecho contacto con los socios –entre ellos Israel, que ya se declaró dispuesto a compartir la información que han recogido sus propios servicios de inteligencia.
  4. «Prestar asistencia humanitaria a los civiles inocentes expulsados de sus hogares por» el EIIS.
Estados Unidos ya ha conformado «una amplia coalición de socios» que aportan «miles de millones de dólares en ayuda humanitaria, armas y respaldo a las fuerzas de seguridad iraquíes y a la oposición siria». En los próximos días el secretario de Estado John Kerry viajará al Medio Oriente y Europa para «reclutar más socios para esta lucha».
Lo que anunció la administración Obama no es una estrategia que el presidente ha tenido que autorizar después de haber subestimado la amenaza del Emirato Islámico –según la versión que tanto se han empeñado en divulgar los medios de prensa– sino una estrategia trazada desde hace años.
Como ya se ha documentado ampliamente, los primeros focos del futuro Emirato Islámico se formaron cuando, para derrocar a Kadhafi en Libia –en 2011–, la OTAN –bajo las órdenes de Estados Unidos– financia y arma grupos yihadistas que poco antes eran considerados terroristas. Después de haber ayudado a derrocar a Kadhafi esos yihadistas se trasladan a Siria para derrocar a Assad. Y es en Siria, en 2013, donde nace el Emirato Islámico, al que se le facilita el paso a través de Arabia Saudita, Qatar, Kuwait, Turquía y Jordania, que también le suministran armas y financiamiento, en el marco de un amplio programa coordinado por la CIA (la Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos).
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John McCain se reúne en Siria con el Estado Mayor del Ejército Sirio Libre (ESL). A la izquierda, en primer plano, Ibrahim al-Badri (el hoy autoproclamado “califa” Ibrahim) escucha al senador, quien habla diractamente al futuro “califa”. El individuo con espejuelos es el general Salim Idriss, jefe del ESL.
En mayo de 2013, un mes después de haber fundado el Emirato Islámico en Irak y el Levante, Ibrahim al-Badri –el hoy «califa» que se identifica con el nombre de guerra de Abu Bakr al-Baghadi– se reúne en Siria con el senador estadounidense John McCain, a quien Obama ha asignado la tarea de realizar operaciones secretas por cuenta del gobierno estadounidense. Después de esa reunión, el Emirato Islámico [entonces identificado como EIIL] emprende su ofensiva en Irak, en el preciso momento en que el gobierno del primer ministro al-Maliki está distanciándose de Washington para acercarse a China y Rusia.
El verdadero objetivo de la estrategia que ha emprendido Obama es la destrucción de Siria y la reocupación de Irak. Por otro lado, al implicar a sus aliados europeos en un nuevo frente en el Medio Oriente, y al mismo tiempo en el frente oriental contra Rusia, Estados Unidos refuerza su propia influencia sobre la Unión Europea, cuya unidad Washington desea únicamente si se mantiene bajo el liderazgo estadounidense.
Traducido al español por la Red Voltaire a partir de la versión al francés de Marie-Ange Patrizio
[1] Como puede verse, el presidente Obama ha optado por designar como «Emirato Islámico en Irak y en Siria» la organización que su propia administración creó para realizar una limpieza étnica (lo que jurídicamente puede calificarse como un «crimen contra la humanidad». Sin embargo, esa organización nunca se hizo llamar de esa manera sino, sucesivamente, «Emirato Islámico en Irak y el Levante» (o sea, en la Gran Siria, que abarca los territorios de la Siria actual y los de Palestina, Israel, Jordania y el Líbano así como algunas regiones turcas e iraquíes) y «Emirato Islámico» a secas.
[2] «Plan de Barack Obama para destruir el Emirato Islámico », por Barack Obama, Red Voltaire, 10 de septiembre de 2014.

La agenda de Washington ante el Emirato Islámico

La agenda de Washington ante el Emirato Islámico

 
El lunes 8 de septiembre de 2014, el presidente Obama ofrecía una cena a los principales estrategas y representantes de los think tanks estadounidenses [1]. Entre los comensales se hallaban Sandy Berger, Zbigniew Brzezinski, Tom Donilon, Michele Flournoy, Richard Haass, Steve Hadley, Jane Harman, Michael Morell y Strobe Talbott.
El martes 9, el presidente Obama recibe en la Casa Blanca a los 4 principales líderes del Congreso para exponerles su estrategia contra el Emirato Islámico. El mismo día, los miembros de la Comisión de Defensa de la Cámara de Representantes escucharán en audiencia a puertas cerradas a varios altos funcionarios del Departamento de Defensa y de los órganos de inteligencia que expondrán los datos y opciones estratégicas ante el Emirato Islámico (ex EIIL).
El miércoles 10, el presidente anunciará al pueblo estadounidense su estrategia contra el Emirato Islámico en una alocución televisiva.
El jueves 11 de septiembre –día del 13er aniversario de los atentados de 2001, que desviaron la atención del golpe de Estado realizado en Estados Unidos en aquella fecha–, el presidente de la Comisión de Defensa de la Cámara intervendrá ante el American Enterprise Institute.
El martes 16, la Comisión senatorial de las fuerzas armadas escuchará en audiencia al secretario de Defensa Chuck Hagel y al jefe del Estado Mayor Conjunto, general Martin Dempsey, sobre «la política ante el Emirato Islámico y las amenazas que plantea» ese grupo yihadista.
Ese mismo día, la Comisión de Relaciones Exteriores de la Cámara escuchará en audiencia al secretario de Estado John Kerry para que este explique la política trazada ante el Emirato Islámico.
El miércoles 17, la Comisión de Seguridad de la Patria de la Cámara escuchará en audiencia al secretario del Departamento de Seguridad de la Patria (Homeland Security) Jeh Johnson, el director del FBI James Comey y el director del Centro Nacional Antiterrorista Matthew Olsen sobre «las amenazas mundiales que pesan sobre la patria».
Durante ese periodo, la administración Obama tiene previstas 4 audiencias a puertas cerradas ante las comisiones de Inteligencia de la Cámara y el Senado.
Por otro lado, durante los 12 días de sesiones del Congreso que faltan para las próximas elecciones legislativas habrá una feroz batalla sobre si el presidente tiene que obtener o no la aprobación del Congreso antes de iniciar esta operación.
[1] Los llamados “tanques pensantes”, en inglés think tanks, son centros de investigación, propaganda y divulgación de ideas, generalmente de carácter político.

¿Todavía duda que hay neonazis en Ucrania y que operan con apoyo de Estados Unidos y la Unión Europea?


¿Todavía duda que hay neonazis en Ucrania y que operan con apoyo de Estados Unidos y la Unión Europea?


 
La Red Voltaire denunciaba ya en el año 2005 la reactivación por la OTAN del movimiento neonazi en Europa del este y otros grupos fascistas
Una televisión noruega ha grabado un video en el sureste de Ucrania en el que puede verse a soldados del batallon Azov luciendo cascos con símbolos nazis, prohibidos en el país.
En el video, grabado por la emisora noruega TV2, se ve a un soldado que luce las siglas SS en su casco y a otro que lleva estampado el símbolo de la esvástica en el suyo.La televisión alemana también comentó esta noticia brevemente visto lo embarazoso del caso que representa esto para ellos porque recuerda su triste pasado reciente.
"Estábamos grabando un reportaje sobre el batallón Azov de Ucrania en la ciudad oriental de Urzuf, cuando nos encontramos con estos soldados," dijo Oysten Bogen, corresponsal de TV2, a NBC News.
Minutos antes de filmar las imágenes, Bogen dijo haber preguntado a un portavoz si el batallón tenía puntos de vistas fascistas. "La respuesta fue: absolutamente no, somos solo nacionalistas ucranianos", dijo Bogen.
Desde el inicio de la operación de castigo del Ejército ucraniano en el sureste del país, en la estructura del Ministerio del Interior fueron creados varios batallones que operan en Donbass. Los batallones Aidar, Azov, Donbass, Dnepr-1 y Dnepr-2, financiados por el oligarca y el gobernador de la región de Dnepropetrovsk, Igor Kolomoisky, que en repetidas ocasiones ha sido acusado de patrocinar al grupo nacionalista radical Sector Derecho.
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El emblema que llevan los miembros del batallón paramilitar Azov (en amarillo y azul que aparece al lado derecho en este afiche de propaganda para recoltar fondos) se distingue por la presencia del «Wolfsangel», una runa [1] muy utilizado en la simbología del Tercer Reich nazi.
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¿Qué es la «Novorossia»?


¿Qué es la «Novorossia»?

La imagen que presenta la prensa atlantista sobre los acontecimientos en Lugansk y Donetsk no tiene en cuenta los reclamos de la población local. El problema fundamental es que lo que allí sucede no es un simple levantamiento contra el poder de Kiev sino la expresión y consolidación de un ideal bien definido. Conocedor de esa región por haberla recorrido desde hace 40 años, Alain Benajam explica aquí los símbolos del nuevo Estado que se define a sí mismo como «Novorossia».

| Paris (Francia)  
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La bandera de la Unión de Repúblicas Populares de Nueva Rusia (Novorossia)
La «Novorossia», cuya denominación exacta sería «Unión de Repúblicas Populares de Novorossia» o más bien «Unión de Repúblicas Populares de Nueva Rusia», acaba de hacer su entrada entre los Estados constituidos democráticamente y, aunque no ha recibido el reconocimiento de la comunidad internacional, existe y funciona. Y la existencia misma de esta «Unión de Repúblicas Populares de Nueva Rusia» ya constituye de por sí una pequeña revolución. Veamos por qué.
Cada uno de los términos y símbolos con los que se identifica esta Nueva Rusia han sido cuidadosamente seleccionados y revisten un profundo significado.
La nueva Rusia, o Novorossia, se define como rusa por su cultura e idioma. Pero no reclama integrarse a la Federación Rusa. La Federación Rusa es un Estado federal multiétnico que se extiende desde el Mar Báltico hasta el Océano Pacífico y al que pertenecen un gran número de repúblicas autónomas y pueblos que no son de cultura rusa.

¿Cómo se define la pertenencia nacional?

Las fronteras de los Estados son fruto de la Historia y de sus conflictos y no siempre tienen en cuenta las fronteras culturales y lingüísticas. Los Estados modernos se definen por elementos que no son necesariamente la etnia y la cultura. Si bien la etnia es imprecisa y solamente puede describir pueblos aislados como grupos tribales, la cultura define esencialmente una comunidad por su lengua y sus referencias históricas. Por su parte, el Estado moderno se define por un territorio limitado por fronteras reconocidas mutua e internacionalmente. El primer tratado de reconocimiento mutuo de fronteras fue la célebre Paz de Westfalia, firmada en 1648 como resultado de la terrible guerra de 30 años que devastó Europa. Cada Estado internacionalmente reconocidos aplica en su territorio una serie de leyes y un derecho específico. La definición del Estado moderno está vinculada a la definición de nación. Hoy hablamos de Estado-Nación, lo cual indica que la pertenencia a una nación se define únicamente a través de la legalidad.
La pertenencia a un espacio cultural y lingüístico y la pertenencia a un Estado Nación están hoy perfectamente delimitadas. Numerosos Estados integran poblaciones con diferentes lenguas y culturas. En Europa, se hallan en ese caso países como Suiza, Bélgica, España, el Reino Unido y Finlandia. En África y en el Oriente, los colonizadores modelaron Estados sin tener en cuenta las diferencias históricas y culturales entre las poblaciones pero estas aceptaron las fronteras legalizadas, y todos se atienen a ellas, creando así nuevas naciones calcadas sobre nuevos Estados.
Poblaciones que se caracterizan por una misma cultura y una misma lengua también pueden conformar Estados diferentes, como la República Francesa y la provincia de Quebec, perteneciente esta última al Estado federal canadiense. Los pueblos anglófonos de origen europeo emparentados con el antiguo imperio británico hoy forman varios Estados diferentes, como Estados Unidos, Australia y Nueva Zelanda. Lo mismo sucede en el mundo hispánico con Latinoamérica. Y Alemania estuvo dividida durante años en dos Estados diferentes.
Pero la existencia de Estados mutuamente reconocidos por la comunidad internacional no significa que los pueblos lleguen a reconocerse nacionalmente en Estados que los ignoran en el plano cultural y lingüístico. Por ejemplo, numerosos pueblos colonizados por otros Estados han luchado duramente para tener la posibilidad de formar un Estado autónomo, como Argelia, que luchó por separarse de Francia. Durante la postguerra, la Carta de la ONU definió el derecho a la autodeterminación de los pueblos que quieren convertirse en Estados independientes, generalmente a través de un referéndum. Ese derecho de los pueblos a disponer de sí mismos, proclamado y defendido por Charles De Gaulle, es un importante aspecto del derecho internacional. Ello implica que ningún Estado-Nación reconocido por la comunidad internacional tiene una composición definitiva sino que está constantemente sometido a la voluntad de quienes forman parte de él.
Volviendo a la Nueva Rusia, estamos efectivamente ante un nuevo Estado ruso. A pesar de ser culturalmente ruso, se define legalmente como un Estado que no es la Federación Rusa. Por ejemplo, si la provincia canadiense de Quebec lograse la independencia formando un nuevo Estado francés, hablaríamos entonces de «Nueva Francia».

¿Qué significa «República Popular»?

La Nueva Rusia, o Novorossia, es un Estado federal conformado por Repúblicas Populares. Por el momento, y temporalmente, no cuenta más que dos Repúblicas: la República Popular de Donetsk y la República Popular de Lugansk, cuyos límites siguen siendo los de los antiguos oblast ucranianos así denominados. La Nueva Rusia tendrá por vocación reunir en el marco de una autodeterminación los demás oblast de la ex Ucrania que decidan democráticamente –mediante referéndum– constituirse en Repúblicas Populares e incorporarse a la Unión de Repúblicas de la Nueva Rusia.
Recordemos que la ex Ucrania fue desde siempre una provincia rusa. Es incluso el lugar donde se fundó Rusia –la Rus. Esa ex Ucrania fue arbitrariamente delimitada por la URSS, sin que mediase nunca algún tipo de consulta con toda la diversidad de poblaciones que vivían en esa región. Hoy en día, ya que estamos en tiempos de democracia, el hecho de organizar algún tipo de consulta para que los diferentes pueblos que componen ese Estado artificial y reciente expresen su deseo resulta perfectamente adecuado y conforme al derecho internacional.
Los fundadores de las Repúblicas Populares de Donetsk y Lugansk insisten en el término «popular». Esa definición corresponde a la utilizada históricamente por Estados que formaron parte de la esfera soviética después de la Segunda Guerra Mundial, Estados que se definían como constructores del socialismo. El socialismo, según su definición marxista-leninista, se rige por la propiedad social de los medios de producción y de intercambio. También según la misma definición marxista-leninista, el socialismo y el comunismo son sistemas completamente diferentes ya que en el comunismo, descrito en el Manifiesto Comunista de Marx y Engels en 1848, ya no existe la propiedad y, por lo tanto, no existe la propiedad social, no existe el Estado, no existen masas asalariadas. El uso del término «comunista» para describir aquellos Estados proviene de la propaganda estadounidense. De hecho, hasta el día de hoy ningún Estado se ha proclamado comunista.
En la conferencia de prensa que ofreció vía Skype el sábado 6 de septiembre, Pavel Gubarev –uno de los iniciadores de la República Popular de Donetsk y ex gobernador «popular», dejó en claro que ha terminado el reino de los oligarcas en Novorossia y que esta cumpliría así uno de los principales reclamos de Maidan.
¿Quiénes son los llamados oligarcas que se ceban en Ucrania, Rusia y en otros de los países que abandonaron la vía del socialismo? Son en su mayoría ex «apparatchiks» surgidos de la nomenklatura de los Estados anteriores, pero también hay entre ellos criminales mafiosos que adquirieron las industrias estatales por la fuerza e ilegalmente haciéndose así inmensamente ricos. Rusia ha frenado un poco ese fenómeno y los oligarcas que habían puesto en peligro el Estado ruso en tiempos de Boris Yeltsin han sido puestos bajo control por Vladimir Putin, encarcelando a algunos y sometiendo a otros. En Ucrania, el fenómeno de los llamados oligarcas resultó particularmente devastador. Unos pocos individuos acumularon fortunas inmensas mientras que el pueblo se empobrecía. Ucrania se convirtió el país de Europa que tenía los salarios más bajos (incluso más bajos que en China).
El término «popular» no significa un regreso a los tiempos de la URSS, donde toda la actividad económica se hallaba en manos del Estado. Lo que significa es que las grandes industrias, como el sector de la energía, la industria pesada y la importante industria del armamento, estarán bajo control del pueblo en los nuevos Estados federales. La Unión de Repúblicas Populares de Nueva Rusia no tiene intenciones de convertirse en una nueva URSS, considerada antidemocrática bajo el control de un partido único, pero sí reconoce ciertos aspectos positivos de la URSS, país donde todos y cada uno de los ciudadanos tenía derecho a la salud, a la vivienda y al empleo.

La divisa y la bandera de Novorossia

Por cierto, la divisa de la Unión de Repúblicas Populares de la Nueva Rusia es «Libertad y Trabajo», lo cual evidencia la voluntad de garantizar la libertad de cada ciudadano y de favorecer a los trabajadores y no a los oligarcas.
Estos valores de Libertad y Trabajo están representados en su bandera, donde se combinan la bandera roja de los trabajadores, la de la Comuna de París, el mausoleo donde reposa Lenin y la cruz de San Andrés. Este santo es el patrón de Rusia por ser el fundador de la Iglesia de Constantinopla, que dio origen a la evangelización de esa nación, y está representado por una bandera blanca que porta una cruz azul –la llamada cruz de San Andrés, recuerda el suplicio del santo.
Aunque no es obligatorio, esa bandera también puede llevar el escudo de armas de la Novorossia. En él aparece el águila bicéfala que simboliza las antiguas monarquías eslavas, pero coronada por un elemento de albañilería de aspecto industrial, lo cual indica el carácter eslavo y ruso de la Nueva Rusia. En el centro del escudo figura un cosaco, para recordar que esta región es también el país de los cosacos. Bajo la garra izquierda del águila puede verse un martillo, que representa a los trabajadores de la metalurgia. Bajo la garra derecha puede verse un ancla ya que la Nueva Rusia incluye el puerto marítimo de Mariupol, en el Mar de Azov, con acceso al Mar Negro a través del estrecho de Kerch. En su garra derecha, el águila bicéfala encierra una espiga de trigo, símbolo de la paz, y en la garra izquierda un haz de flechas, símbolo de la guerra, simbolizando así que la Nueva Rusia aspira a vivir en paz pero que sabrá defenderse, como ya lo ha demostrado. Encima de la corona figura una banderola en la que puede leerse la palabra «Novorossia» en caracteres cirílicos. Bajo el águila aparece, en ruso, la divisa «Trabajo y Libertad».

El sincretismo de los valores de Novorossia

La bandera de la Unión de Repúblicas Populares de Nueva Rusia contiene así un sincretismo en el que se expresan ciertos valores.
- El valor del trabajo, de los trabajadores y de sus organizaciones políticas pasadas y presentes que se plantean como objetivo liberar el mundo del sistema capitalista, valor simbolizado por la bandera roja.
- Los valores tradicionales e históricos, representados por la cruz de San Andrés, defendidos por el pueblo ruso, que no puede vivir sin ellos.
- El valor de la historia, marcada por el cristianismo ortodoxo pero también por el recuerdo de los encarnizados combates de la Gran Guerra Patria contra el nazismo y sus colaboradores ucranianos encabezados por Stepan Bandera. Esas luchas contra el fascismo ucraniano y el nazismo alemán están representadas por la cinta de San Jorge, símbolo del inmenso sacrificio realizado por el pueblo ruso para salvar la madre patria. Hoy portan la cinta de San Jorge los soldados de la Novorossia que luchan contra la junta de Kiev, que llegó al poder aupada por Estados Unidos como resultado de un golpe de Estado particularmente sangriento. Ese golpe de Estado utilizó grupos y partidos neonazis como Pravy Sektor y Svoboda, el ex Partido Nacionalsocialista ucraniano. Esos partidos utilizan ostensiblemente símbolos nazis, expresan abiertamente su antisemitismo y, calificando a los rusos como untermenshen (subhumanos), han monopolizado el Estado, a pesar de sus pobres resultados electorales. Sus matones conforman el grueso de los batallones que luchan contra las fuerzas armadas de Novorossia, como el batallón Azov, que se identifica con el mismo emblema que la división SS Das Reich, tristemente célebre en Francia [1].
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Miembros del batallón Azov, creado por el régimen de Kiev, portan una bandera con el símbolo conocido en alemán como Wolfsangel (“gancho para lobos”), utilizado durante la Segunda Guerra Mundial como emblema de la división Das Reich perteneciente a las Waffen SS. Ese mismo símbolo identifica también a la organización ucraniana de extrema derecha Pravy Sektor.
Esos grupos se identifican como nacionalistas cuando en realidad actúan a favor de los intereses de Estados Unidos, una potencia extranjera que no busca ciertamente lo mejor para Ucrania sino que trata de imponer su propio poder económico y político en la región. En vez del calificativo de «nacionalistas», con el que tanto les gusta identificarse, les convendría mejor el de «colaboradores con el enemigo», que en realidad fue el papel que desempeñó su ídolo Stepan Bandera [durante la Segunda Guerra Mundial] [2]. Estos neonazis, violentos, asesinos y racistas, gozan del respaldo público de la élite mediática y política de los países vasallos de la OTAN, los mismos que hace poco condenaban al humorista francés Dieudonné por un gesto que interpretaban ridículamente como un saludo nazi invertido.

La resistancia ante el imperialismo

Lo que caracteriza al pueblo de la Nueva Rusia es precisamente su voluntad de no integrarse al sistema euroatlántico. Sometido a las órdenes de Estados Unidos a través de la OTAN y de la Unión Europea, ese sistema ha demostrado repetidamente su ineficacia así como su nocividad. Las naciones que a él se someten hoy se hunden en la decadencia moral y económica.
En el plano histórico, es la primera vez que un pueblo europeo toma las armas para oponerse a las fuerzas que tratan de integrarlo al sistema que Estados Unidos impone a otros pueblos y en rechazo tanto al sistema económico estadounidense como a sus valores morales.
Ese rechazo categórico es similar al que proclaman un número creciente de franceses y de miembros de diversos pueblos europeos que, ante el desastre económico y social, aspiran a recuperar el control de su propio porvenir.
En esa lucha de los pueblos por recuperar su independencia pierden su significación las nociones de derecha e izquierda. Encontramos así fuerzas políticas que se identifican como de derecha o de izquierda pero que respaldan exactamente de la misma manera el sistema de dependencia de Estados Unidos impone a través de la Unión Europea y de la OTAN. Otras fuerzas, etiquetadas por los medios de prensa como «extremistas» de izquierda o de derecha, militan por el regreso a la independencia. Lo mismo sucede con la sumisión al sistema capitalista, que ha perdido su carácter industrial de antaño y ahora es únicamente de carácter financiero y globalista. Diversas fuerzas políticas, tanto de izquierda como de derecha, se oponen a ese sistema y son, por supuesto, demonizadas por los medios de prensa oficialistas y por toda una prensa ampliamente subvencionada por el Estado.
Si esos medios no ven con buenos ojos la Unión de Repúblicas de Nueva Rusia es porque esta logra precisamente concretar la conexión entre la necesaria revolución anticapitalista, que tiene un evidente carácter de revolución antiglobalización, y la voluntad de los pueblos que quieren recuperar sus especificidades y sus tradiciones yendo así contra la corriente del sistema cultural globalista que no tiene otra cosa que ofrecer a cada ciudadano que algo de hedonismo individual en lugar de los valores provenientes del trabajo, del esfuerzo y del sacrificio.
¿No será entonces esta Unión de Repúblicas Populares de Nueva Rusia un ejemplo para los demás y el inicio de algo nuevo que puede cambiar el mundo?


[1] El 10 día de junio de 1944, mientras se desarrollaba la batalla de Normandía, tropas especializadas de la división Das Reich de las Waffen SS penetraron en la comuna francesa de Oradour-sur-Glane, donde masacraron un total de 642 personas. Después del fusilamiento masivo de 190 hombres, 245 mujeres y 207 niños fueron ametrallados y quemados dentro de la iglesia del pueblo. Nota de la Red Voltaire.
[2] Aunque últimamente numerosos medios han optado por presentar a Stepan Bandera (Stary Ugryniv 1909-Munich 1959) como un líder nacionalista ucraniano que luchó simultáneamente contra Alemania y la URSS, lo cierto es que durante la Segunda Guerra Mundial este personaje participó en la creación de la Legión Ucraniana, que luchó bajo el mando de la Wehrmacht, durante la ocupación de Ucrania por las tropas de Hitler.

La OTAN pretende prohibirles a Rusia y China que se desarrollen

La OTAN pretende prohibirles a Rusia y China que se desarrollen

La fastuosa cumbre de la OTAN realizada en Newport no arrojó públicamente las grandes decisiones anunciadas. Pero es probable que esas decisiones se hayan tomado en secreto. Para impedir que Rusia y China –así como la India– sigan desarrollándose, la OTAN puede contar con el terrorismo del Emirato Islámico, mientras finge condenarlo y combatirlo.
| Damasco (Siria)
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La cumbre realizada en la ciudad galesa de Newport es la más importante que la OTAN ha celebrado desde la cumbre de Praga, realizada en 2002. En aquella época lo que se buscaba era incorporar a esa alianza militar una serie de nuevos Estados de Europa central y oriental. Esta vez se trata de planificar una estrategia a largo plazo para contener el desarrollo de Rusia y China y evitar así que esos países puedan rivalizar con Estados Unidos [1].
Todo lo que tiene que ver con la OTAN está sujeto a polémica. En efecto, desde su creación en 1949, la OTAN ha manipulado constantemente los hechos para presentarse como una alianza defensiva destinada a enfrentar el expansionismo soviético, cuando en realidad es el Pacto de Varsovia –creado en 1955, o sea 6 años después de la OTAN– el que tenía como objetivo garantizar la defensa de los Estados socialistas ante la agresividad del imperialismo anglosajón.
Además, contrariamente a lo que sugiere su nombre, la OTAN no es una alianza basada en la igualdad entre sus miembros sino una entidad que reduce los ejércitos de los socios de Estados Unidos y del Reino Unido a la categoría de simples vasallos. Basta con observar que todos los ejércitos miembros de esta supuesta «alianza» se someten sistemáticamente al mando de un oficial estadounidense –por demás comandante de las fuerzas de Estados Unidos acantonadas en Europa– mientras que el servicio secreto de la OTAN –el «Gladio»–, bajo la autoridad conjunta de Washington y Londres, se encarga de que los antiimperialistas nunca logren llegar al poder en los demás países miembros [2]. Por cierto, para evitar que eso suceda, la OTAN nunca ha vacilado en recurrir al asesinato político o a la organización reiterada de golpes de Estado, como sucedió en Francia [3], en Italia, en Grecia, en Chipre y en Turquía.Ver la película «Z», del realizador e intelectual franco-griego Costa Gavras. El film narra el golpe de Estado militar de 1967 en Grecia, orquestado por la OTAN en contra de las instituciones democráticas griegas, algo muy semejante a lo ocurrido en Chile en 1973 con el general Augusto Pinochet operando para la CIA.
Esa relación de vasallaje entre los miembros de la alianza atlántica contraviene los principios de la Carta de las Naciones Unidas ya que los Estados miembros de la OTAN pierden su independencia en materia de política exterior y de defensa. La Unión Soviética denunció esa relación. Y posteriormente lo hizo Charles De Gaulle cuando, después de haber sido blanco de unos 40 intentos de asesinato por parte de la OAS [4], financiada por la OTAN, y luego de ser reelecto presidente de Francia, anunció la salida inmediata de su país del comando integrado y la expulsión de los 64 000 soldados y empleados administrativos de la OTAN que se hallaban entonces en suelo francés.
Ese periodo de independencia de Francia con respecto a la OTAN se acabó cuando Jacques Chirac ganó la elección presidencial –en 1995– y reintegró el país al Consejo de Ministros y al Comité Militar de la alianza. El hoy ex presidente de Francia Nicolas Sarkozy completó el proceso de regreso a la sumisión al poner nuevamente las fuerzas armadas francesas bajo las órdenes de Estados Unidos, en 2009.
El proceso de sometimiento generalizado de los Estados miembros de la OTAN incluye la creación de numerosas instituciones civiles, entre las cuales la más importante y eficaz es la Unión Europea.
Contrariamente a la idea generalizada, la actual Unión Europea no tiene mucho que ver con el ideal de unidad continental sino que buscaba anclar los Estados miembros de la OTAN fuera de la influencia soviética –hoy en día se trata de contener la influencia rusa–, conforme a lo previsto en las clausulas secretas del Plan Marshall. El objetivo es, por lo tanto, dividir Europa en dos bloques. No es por casualidad que las sedes de la OTAN y de la Unión Europea están en Bruselas, con varias oficinas secundarias en Luxemburgo. Y es para permitir que los anglosajones controlen la UE que esta institución supranacional se ha dotado de una extraña Comisión Europea cuya principal actividad consiste en presentar «proposiciones» económicas o políticas, siempre predefinidas por la OTAN. Demasiado a menudo se ignora que la OTAN no es solamente un pacto militar sino que interviene en el sector económico. En primer lugar, la OTAN es el primer cliente de la industria militar en Europa, pero además impone sus normas a través de las licitaciones, o sea en todo lo que tiene que ver con la vida cotidiana de sus soldados. Y son esas las normas que propone la Comisión Europea, normas posteriormente adoptadas por el Parlamento Europeo.
Actualmente, Estados Unidos corre con el 75% del presupuesto de la OTAN.

El futuro del proyecto imperialista anglosajón

Desde del golpe de Estado de 2001 [5], Estados Unidos ha venido planeando una confrontación con China. Es bajo esa perspectiva que el presidente Barack Obama anunció el reposicionamiento de sus fuerzas en el Lejano Oriente. Pero en esa agenda del presidente Obama no estaba prevista la recuperación económica, política y militar de Rusia, que fue capaz de defender en 2008 la República de Osetia del Sur ante la agresión de Georgia así como la Crimea amenazada en 2014 por los golpistas de Kiev.
Por otro lado, fue abandonado el proyecto de «escudo antimisiles». Presentado como un sistema defensivo de protección contra presuntos misiles iraníes, este «escudo» en realidad era un sistema ofensivo desplegado alrededor de Rusia para paralizarla. Con una simple ojeada a un mapamundi se puede comprobar que si Irán decidiese disparar misiles contra Estados Unidos, esos artefactos no pasarían por Europa Central sino por el camino más corto… por encima del Polo Norte.
El proyecto que durante toda una década envenenó las relaciones entre Washington y Moscú fue abandonado porque resultaba técnicamente imposible destruir en vuelo los misiles intercontinentales rusos de última generación. Resultado final: hubo que abandonar el principio mismo de «disuasión nuclear» ante Rusia, aunque ese principio se mantiene en vigor frente a otros países.
Mientras proseguía la aplicación de su «giro hacia Asia», Washington ha exacerbado las tensiones entre China y sus vecinos –sobre todo con Japón. La OTAN, que históricamente utiliza a Europa como vasallo en Norteamérica, se abrió entonces a varios socios asiáticos y oceánicos, principalmente a Australia y Japón, a través de los contratos de asociación. Y de paso, amplió su campo de acción a todo el planeta [6].
En este periodo de restricciones presupuestarias, la OTAN –que parece inmune a la crisis– está construyendo una nueva sede –en Bruselas– que está costando la astronómica suma de 1 000 millones de euros y que debe estar lista a principios de 2017 [7].
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La cuestión del Emirato Islámico

A la preocupación por impedir que China y Rusia controlen suficientes materias primas que les permitan rivalizar con Estados Unidos se agrega ahora la cuestión del Emirato Islámico.
Una intensa campaña ha demonizado esa organización yihadista, cuyos crímenes en realidad no son nuevos. Lo único nuevo es que ahora arremete contra la población iraquí. Muchas veces hemos explicado que el Emirato Islámico (ex EIIL) es una creación de Occidente y que, a pesar de las apariencias, su acción en Irak está en perfecta correspondencia con el plan estadounidense de dividir ese país en 3 Estados diferentes [8]. Para concretar un proyecto que constituye un crimen contra la humanidad, porque implica la realización de una limpieza étnica, Washington ha recurrido a un ejército privado al que tiene que condenar públicamente aunque sigue sosteniéndolo por debajo de la mesa.
Supuestamente, Estados Unidos se dio cuenta de la verdadera envergadura del peligro islamista cuando el Emirato Islámico degolló a dos ciudadanos estadounidenses, los periodistas James Foley y Steven Sotloff. Pero un análisis detenido de los videos [9] hace pensar que estos no son auténticos. Lo mismo sucedió en 2004, cuando se anunció la decapitación de Nick Berg [10].
También hemos señalado repetidamente que el Emirato Islámico se distinguía de los grupos yihadistas anteriores por la sofisticación de su sistema de propaganda y porque disponía de administradores civiles, capaces de manejar los territorios conquistados. Ello indica que se trata de un grupo llamado a perdurar. Como lo ha señalado el analista mexicano Alfredo Jalife-Rahme, el Califato, a pesar de que hoy actúa principalmente en Siria e Irak, ha sido concebido para dirigir la punta de la lanza –a largo plazo– contra Rusia, la India y China [11].
Así que no era necesario agregar la cuestión del Emirato Islámico a la agenda anti-rusa y anti-china… porque ya era parte de ella. En todo caso, para evitar que alguno de los miembros de la OTAN expresara sus dudas sobre toda esta farsa, Washington limitó el debate sólo al margen de la cumbre. El presidente Obama reunió así a otros 8 Estados, más Australia (que no es miembro de la OTAN sino sólo asociada) para trazar su plan de guerra. Y luego decidió incluir a Jordania en ese dispositivo.
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Las conclusiones de la cumbre

La cumbre despachó, en sólo una breve sesión matutina, el tema de la tan prolongada presencia de la OTAN en Afganistán. Es cierto que, como ya estaba previsto, la OTAN retirará de allí sus tropas combatientes a finales de este año, pero conservará el control del ejército afgano y de la seguridad del país. La cumbre incluso se dio el lujo de llamar a los dos candidatos a la elección presidencial afgana a comprometerse a firmar sin más dilación las exigencias de inmunidad penal presentadas por Estados Unidos, en momentos en que las fuerzas estadounidenses organizan la elección e incluso se encargan del conteo de los votos. Así que no tendría nada de sorprendente que el candidato que no acepte ese llamado “pierda” la elección.
Como quien agita el capote rojo para provocar al toro, la cumbre decidió extender el control de la OTAN a la región oriental de Europa, incluyendo Ucrania, para ver cuál va a ser la reacción de Rusia. Pero no fue más allá. No revocó el Acta OTAN-Rusia y no integró a Ucrania en la OTAN. Se optó por mencionar un posible alto al fuego entre Kiev y el Donbass.
Por otro lado, la cumbre dotó a la alianza de dos nuevas herramientas: un servicio de ciberguerra encargado de contrarrestar a los hackers militares chinos y una Fuerza de Intervención Rápida de 4 000 hombres, provenientes de 7 países y bajo las órdenes de un mando británico. Como colofón, la cumbre inició el proceso de adhesión de Montenegro y –por supuesto– exhortó a los Estados miembros de la OTAN a incrementar sus gastos militares.

Algunas observaciones

A pesar de las acusaciones del gobierno ucraniano, que sigue afirmando que Rusia ha invadido su país… con sólo 1 000 hombres que además nadie ha podido ver, como señala el analista italiano Giulietto Chiesa [12]–, la cumbre no decidió entrar en guerra contra Moscú y se limitó a tomar una medida simbólica. Así que no se entiende el porqué de tanta ostentación en Newport.
A no ser que las decisiones importantes se hayan tomado a puertas cerradas, en la reunión de jefes de Estado realizada el viernes 5 de septiembre, no parece que las guerras secretas fuesen mencionadas en el marco de la cumbre sino únicamente al margen de esta y exclusivamente en presencia de ciertos aliados. Ya en 2011, la OTAN había violado sus propios estatutos al no reunir el Consejo Atlántico antes de bombardear la capital libia. Parecía en efecto imposible que todos los países miembros aceptaran perpetrar aquella carnicería. Así que Estados Unidos y el Reino Unido reunieron secretamente en Nápoles a Francia, Italia y Turquía para planificar un ataque que dejó como mínimo 40 000 muertos civiles en una semana.
El comunicado final de la cumbre de la OTAN es de una increíble hipocresía. En él se habla de la crisis ucraniana como de una agresión rusa, sin mencionar nunca el golpe de Estado de la plaza Maidan, ni la instalación en Kiev de un gobierno con participación de nazis. La crisis siria es presentada como un conflicto entre una oposición moderada que protege las minorías y, de un lado, la tiranía del régimen de Bachar al-Assad y, por otra parte, una serie de grupos extremistas, sin mencionar nunca que el régimen sirio es una República mientras que la «oposición moderada» se compone de individuos a sueldo de las dictaduras del Golfo, ni que la crisis fue iniciada con una guerra secreta franco-británica conforme a los anexos del Tratado de Lancaster House, ni que el presidente sirio Bachar al-Assad acaba de ser reelecto por el 63% de los electores de su país, ni tampoco que la República Árabe Siria es la única que ha protegido no sólo las minorías sino a todos sus ciudadanos –incluyendo la mayoría sunnita. El comunicado incluso afirma con cinismo que la OTAN protegió al pueblo libio, conforme a las resoluciones 1970 y 1973 del Consejo de Seguridad de la ONU, cuando en realidad utilizó esas resoluciones para cambiar el régimen matando 160 000 libios y hundiendo el país en el caos.
Sin embargo, en los últimos años la OTAN ha logrado sus fines en Afganistán, en Irak, en Libia y en el noreste de Siria, o sea única y exclusivamente en países o regiones organizados en sociedades tribales. Así que no parece en condiciones de arriesgarse a un conflicto directo con Rusia y China.
Fuente
Al-Watan (Siria)

Trece años después del 11 de Septiembre, persiste la ceguera



Trece años después del 11 de Septiembre, persiste la ceguera

Thierry Meyssan fue el primero en demostrar que lo que nos decía la versión oficial sobre el 11 de Septiembre era imposible y en llegar a la conclusión de que aquellos hechos iban a ser utilizados para justificar una profunda modificación de la naturaleza y la política del régimen estadounidense. Desde entonces, la mayoría de sus lectores siguen profundamente interesados en lo que sucedió aquel día mientras que el propio Meyssan ha seguido adelante, comprometiéndose en contra del imperialismo en Líbano, en Libia y actualmente en Siria. En este artículo, Thierry Meyssan refiere nuevamente los hechos de aquel día.

| Damasco (Siria) 

Thierry Meyssan
Los acontecimientos del 11 de Septiembre de 2001 se mantienen en la memoria colectiva bajo la apariencia que les dieron los medios de prensa: atentados de enorme envergadura perpetrados en Nueva York y Washington. Pero aún siguen manteniéndose ocultos los objetivos del poder, que sufrieron un profundo cambio aquel día.
Cerca de las 10 de mañana, cuando ya habían tenido lugar los atentados contra el World Trade Center y el Pentágono, el consejero antiterrorista de la Casa Blanca Richard Clarke puso en marcha el programa de «Continuidad del Gobierno». El objetivo de ese programa es tomar el lugar del poder ejecutivo y del poder legislativo estadounidenses en caso de destrucción provocada por una guerra nuclear. No había por lo tanto ninguna razón para ponerlo en marcha aquel día. Pero a partir de su aplicación, el presidente George W. Bush fue depuesto de sus funciones, que pasaron a manos de un gobierno militar.
Durante todo aquel día, el Poder Militar puso bajo su control a los miembros del Congreso de Estados Unidos y sus respectivos equipos de trabajos manteniéndolos detenidos en dos bunkers de alta seguridad que se hallan cerca de Washington, Greenbrier Complex (en Virginia Occidental) y Mount Weather (en Virginia).
Los militares no devolvieron el poder a los civiles hasta el final del día y el presidente Bush pudo dirigirse a sus conciudadanos hacia las 20 horas.
El hoy ex presidente George W. Bush estuvo vagando por el país durante todo el día. Estuvo en 2 bases militares y en ambas exigió que le trajeran un vehículo blindado para no atravesar la pista a pie, porque temía que lo abatiese alguno de sus propios soldados. El presidente Vladimir Putin, quien estuvo todo el día tratando de hablar con él por teléfono –para evitar un malentendido y que surgiese algún tipo de acusación contra Rusia– nunca pudo ponerse en contacto con él.
Hacia las 16 horas, el entonces primer ministro de Israel, Ariel Sharon, apareció en televisión para decirles a los estadounidenses que los israelíes conocían los horrores del terrorismo desde hacía mucho y que compartían el dolor del pueblo de Estados Unidos. Y de paso anunció que los atentados habían terminado, algo que sólo podía saber estando implicado en ellos.
Podemos seguir discutiendo eternamente sobre las innumerables incoherencias de la versión oficial de los atentados del 11 de Septiembre. Pero hay un hecho en particular que resulta indiscutible: el «Programa de Continuidad del Gobierno» fue activado sin que hubiese razón para ello. En cualquier país del mundo, la destitución del presidente y el arresto de los parlamentarios por parte de las fuerzas armadas tiene un solo nombre: es un golpe de Estado militar.
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Algunos argumentarán que George W. Bush recuperó sus prerrogativas presidenciales al final de aquel mismo día. Es interesante saber que eso es precisamente lo que aconsejaba el neoconservador israelo-estadounidense Edward Luttwak en su Manual del golpe de Estado. Según Lutwak, un buen golpe de Estado es aquel en el que nadie se da cuenta de que se ha producido un golpe de Estado porque mantiene en el poder a quienes lo ejercen… pero les impone una nueva política.
Aquel día se impuso el principio del estado de urgencia permanente en Estados Unidos, principio que rápidamente se tradujo en actos con la adopción de la USA Patriot Act. Y también se impuso el principio de las guerras imperialistas, que fue consagrado en pocos días por el presidente George W. Bush en Camp David: Estados Unidos tenía que atacar Afganistán, Irak, Libia y Siria –utilizando el Líbano en el caso de Siria– así como Sudán, Somalia y, finalmente, Irán.
Hasta este momento sólo ha podido concretarse la mitad de ese programa. El presidente Obama anunció anoche [11 de septiembre de 2014] su decisión de continuar su aplicación en Siria.
Hace 13 años, la mayoría de los aliados de Estados Unidos se negaron a ver lo que ya era evidente, privándose por lo tanto a sí mismos de la posibilidad de anticipar la política de Washington. Si es cierto que sólo el tiempo permite ver claramente la verdad, estos 13 años deben haber aclarado las cosas: se ha concretado todo lo que yo anunciaba, todo lo que mis contradictores calificaban de «antiamericanismo». Y, por ejemplo, mis contradictores se quedaron estupefactos cuando la OTAN se apoyó en al-Qaeda para derrocar la Yamahiria Árabe Libia.
Estoy orgulloso de haber alertado al mundo sobre el golpe de Estado [que había tenido lugar en Estados Unidos] y sobre las guerras que iban a producirse a continuación. Pero me entristece ver que la opinión pública occidental se quedó empantanada en una discusión sobre la imposibilidad material de que la versión oficial sea cierta. Sin embargo, observo que hay elementos de aquel día que aún se mantienen ocultos, como el incendio que devastó las oficinas del Eisenhower Building, el anexo de la Casa Blanca o el misil disparado ante el World Trade Center y que fue grabado por una televisión de Nueva York (verlo aquí abajo).
La guerra sigue destruyendo los países musulmanes mientras que los occidentales, decididamente ciegos, siguen discutiendo sobre la caída de las torres.

¿Qué es lo que espantó al USS Donald Cook en el Mar Negro?




¿Qué es lo que espantó al USS Donald Cook en el Mar Negro?


Los grandes medios de la prensa atlantista no han mencionado este incidente, pero los observadores y analistas militares del mundo entero no paran de comentar.
En Washington, el Departamento de Estado ha reconocido que la tripulación del destructor USS Donald Cook quedó seriamente desmoralizada tras su encuentro en el Mar Negro con un avión de combate ruso Su-24, que no transportaba bombas ni misiles, sino únicamente un contenedor con un sistema de guerra electrónica (el Pentágono también ha presentado una protesta) [1].
¿Qué otros dispositivos de guerra electrónica poseen las fuerzas armadas rusas?
El pasado 10 de abril, el destructor USS Donald Cook entraba en el Mar Negro. El 12 de abril, un bombardero táctico ruso Su-24 sobrevolaba el buque. Más tarde se comentó que la tripulación del destructor estadounidense había quedado desmoralizada tras su encuentro con el avión de guerra ruso. Varios medios incluso aseguran que 27 marineros estadounidenses solicitaron la baja del servicio. ¿Qué fue lo que tanto asustó a la tripulación del destructor?
El USS Donald Cook es un destructor lanzamisiles de cuarta generación. Su principal arma son los misiles de crucero Tomahawk, que tienen un alcance máximo de 2 500 kilómetros y pueden llevar cabezas nucleares. En una misión normal, el buque está equipado con 56 misiles y en misión de ataque cuenta con 96 misiles.
El destructor está equipado con el sistema de combate de última generación Aegis, un sistema integrado que conecta entre sí los medios de defensa antimisiles de todos los barcos en los que está instalado creando una red general que permite controlar y atacar cientos de objetivos al mismo tiempo. El destructor estadounidense dispone igualmente de 4 enormes radares universales de antena de una potencia similar a la de varias estaciones de radar. Además de los misiles Tomahawk, en sus lanzaderas de proa y popa figura medio centenar de misiles antiaéreos guiados de distintas clases.
El bombardero táctico ruso Su-24 que sobrevoló el US Donald Cook no llevaba bombas ni misiles. Bajo su fuselaje había únicamente un contenedor con un sistema de guerra electrónica llamado Jibiny.
Al aproximarse al destructor, el sistema Jibiny del Su-24 puso fuera de servicio los radares, circuitos de control, sistemas de transmisión de información, etc. En otras palabras, todo el sistema Aegis quedó inutilizado, como cuando se apaga un televisor con un mando a distancia. Después de esto, el Su-24 simuló un ataque con misiles contra el USS Donald Cook, que había quedado totalmente ciego y sordo. Y repitió esa acción un total de 12 veces.
Cuando el Su-24 se alejó, el USS Donald Cook se dirigió rápidamente a un puerto rumano y no volvió a acercarse a aguas rusas.
Los guerreros del frente invisible
«Cuanto más complejo es un sistema radioelectrónico, más sencillo resulta interrumpir su funcionamiento con medios de guerra electrónica», comenta el director del centro de investigación científica sobre guerra electrónica y valoración de la eficacia en medios de reducción de visibilidad de la Academia Aérea Militar, Vladímir Balybin. «Para poder ganar una guerra moderna no basta con dominar el espacio aéreo. Es necesario hacerse con la superioridad tecnológica», agrega el especialista ruso.
Además del sistema Jibiny, el complejo industrial militar ruso trabaja en el desarrollo de distintos dispositivos capaces de descorazonar tanto a las unidades del enemigo como a agrupaciones terroristas. Las unidades de las Tropas Aerotransportadas rusas han comenzado a ser equipadas con el sistema Infauna. Instalado en un tanque o en cualquier otro vehículo militar, este sistema encuentra y aísla la comunicación por radio enemiga en bandas HF y VHF del espectro electromagnético, «adormeciendo» sus armas de control remoto. Estas armas llegan a disparar, pero sólo después de que las columnas de tanques rusos hayan pasado sobre ellas y se hayan alejado a una distancia segura.
Infauna tiene otra función: los sensores ópticos instalados en sus laterales detectan los fogonazos de los disparos y dan la orden de crear una cortina de humo que cubre la columna de tanques del fuego enemigo.
El dispositivo Lesochek desempeña las mismas funciones que Infauna, pero es mucho más compacto: se puede llevar en una mochila o en un pequeño maletín. Con este sistema resulta muy cómodo acudir a importantes reuniones, evitando con este equipo que los más avanzados servicios de inteligencia logren espiar ni una palabra de lo que se discute en esos encuentros.
La base de la protección electrónica de las comunicaciones del ejército de Rusia es el sistema Borisoglebsk-2. Este sistema cuenta con un punto automático de control y 4 tipos de estaciones de interferencias de radio que rastrean las fuentes activas de comunicaciones enemigas y las inutilizan.
El dispositivo Zhítel localiza y bloquea teléfonos satelitales y celulares, así como sistemas de navegación GPS. Su eficacia quedó demostrada durante el conflicto en Osetia del Sur, donde consiguió desorientar a los vehículos georgianos no tripulados.
El reequipamiento de las fuerzas estratégicas de Rusia con nuevos medios de guerra electrónica avanza a ritmos vertiginosos, según anunciaba hace poco el vicepresidente del gobierno ruso Dimitri Rogozin.
Si en 2020 el ejército y la flota rusas estarán reequipados en un 70%, todos los dispositivos de potencial estratégico para la guerra electrónica estarán renovados en un 100%.
«Los medios de guerra electrónica permiten que nuestras armas inteligentes actúen y que las de nuestro enemigo queden inutilizadas. Esto es algo extremadamente útil», señala el vicepresidente.El destructor estadounidense USS Donald Cook dirigiéndose al Mar Negro, cerca de las aguas rusas.Video de presentación del sistema de misiles estadounidense Aegis que quedó totalmente neutralizado recientemente por un solo avión de combate ruso S-24 en aguas del Mar Negro.