martes, 19 de noviembre de 2019

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Golpe de Estado, wiphala y pollera en Bolivia


rebelion.org

Golpe de Estado, wiphala y pollera en Bolivia

 

 


En Bolivia ha ocurrido un golpe de Estado que derrocó al Gobierno legítimo de Evo Morales Ayma y dio inicio a un período de crisis profunda, con raíces históricas y cuya solución política está en ciernes.
Dos bloques se disputan la configuración y el curso histórico del Estado boliviano: por un lado, las fuerzas que representan el régimen antiguo (oligarquía y sus representaciones sociales, políticas y mediáticas, en buena medida hegemonizadas por grupos de extrema derecha y segmentos de poder económico autodenominados blancos o criollos); así mismo, empresas transnacionales, Estados Unidos, que ve en la región su ámbito de dominio, y otros Estados con pretensiones sobre los recursos estratégicos (como el gas y el litio) de Bolivia.
Dicho régimen antiguo fue desplazado democráticamente por un nuevo bloque de poder encabezado por el Movimiento al Socialismo (MAS) y Evo Morales, quien en 2006 inició un nuevo régimen económico, social y político. Logró la refundación del Estado, al cual denominó Estado plurinacional, y el inicio de un conjunto de transformaciones significativas: 1) el ascenso al poder político de sujetos históricamente excluidos (pueblos originarios, campesinos y obreros); 2) modificaciones sustanciales al modelo económico, basado en la nacionalización de los recursos estratégicos y en la inversión pública, y 3) el impulso de políticas redistributivas. Esto se tradujo en un crecimiento económico sostenido y en la disminución sustancial de la pobreza y de la exclusión social. El producto interno bruto aumentó al 327 % en los últimos 13 años, el salario mínimo pasó de 440 a 2,060 bolivianos y la pobreza disminuyó del 60 al 35 % (y la pobreza extrema, de 38 a 17 puntos porcentuales) entre 2006 y 2018. Se gestó una política en buena medida independiente, soberana.
En ese marco, el bloque del viejo régimen ha intentado derrocar en varios momentos al Gobierno de Evo Morales y actualmente impulsa un golpe de Estado cuyas posibilidades de sostenerse están en cuestión, en especial por las gigantescas movilizaciones sociales favorables a la restauración constitucional y a la retoma del control del Congreso y del Senado por las fuerzas del MAS.
En este contexto, el bloque golpista ha desplegado discursos y prácticas violentas y represivas con fuertes contenidos racistas contra las fuerzas indígenas, campesinas y obreras. Esta ha sido la constante de sus líderes políticos, grupos de choque y medios de comunicación masiva. Se escuchan consignas como «Bolivia somos todos, y no los indios»; «sueño con una Bolivia libre de ritos satánicos indígenas», y «la ciudad no es para los indios; ¡que se vayan para el altiplano o al Chaco!».
Como parte de la matriz ideológica y simbólica, han incorporado la cruz y la Biblia, la esvástica y la adhesión de la bandera estadounidense a la boliviana en los estandartes utilizados por las fuerzas policiales. Al mismo tiempo, sus acciones violentas han incluido agresiones físicas a mujeres indígenas, a quienes han cortado las trenzas y arrancado la falda externa del vestido, llamada pollera, símbolos de identidad cultural y de la mujer indígena. En el mismo orden, han pateado y quemado la bandera del Estado plurinacional, la Wiphala, símbolo también de los pueblos originarios.
Además del rechazo al golpe de Estado y de los intentos por restituir el proceso de cambio, varias comunidades y pueblos, a través de sus cabildos (asambleas), han tomado decisiones y avanzan en enormes movilizaciones con el potencial de derrotar el rompimiento constitucional. En ese marco, la ofensa contra los pueblos originarios al mancillar la Wiphala y a las señoras de pollera ha provocado la indignación y ha agitado aún más la movilización, que parece decidida a restituir el orden del Estado plurinacional. Es común escuchar en las movilizaciones la consigna «¡la Wiphala se respeta, carajo!», que refleja y simboliza no solo la lucha de los pueblos originarios y campesinos, sino también la de muchos bolivianos que respaldan al presidente Evo Morales.
Así las cosas, los símbolos religiosos, culturales y nacionales también forman parte de una disputa cuya solución permitirá establecer el curso histórico del proceso boliviano: la recuperación del proceso de cambio y la consolidación de un modelo económico más justo o la restauración del antiguo régimen neoliberal, profundamente concentrador, excluyente y discriminador, supeditado a los intereses del hegemón del norte.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

¿Por qué Evo Morales, que luchó con petardo y dinamita, ahora no defendió el proceso?


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 ¿Por qué Evo Morales, que luchó con petardo y dinamita, ahora no defendió el proceso?

 

 


¿Por qué Evo Morales, que luchó con petardo y dinamita, ahora no defendió el proceso?
M.H.: ¿Cuál es tu opinión y análisis acerca de lo que ha pasado en Bolivia? Teniendo en cuenta que conocés mucho ese país, estuviste exiliado allí.
R.N.: Es cierto que conozco bastante Bolivia y sus personajes y que he seguido de muy cerca sus procesos. Pero en este momento se trata de reflexionar por qué ha ocurrido el golpe de Estado. Los informes sobre los hechos acaecidos son abundantes. Sobre esos hechos hay que producir una reflexión casi metodológica, y lo otro es por qué pasó con un gobierno con apoyo popular, con las medidas que ha tomado y que tomó el MAS y su gobierno a través de años y años, que prácticamente han refundado Bolivia. Es importante saberlo y decirlo, las medidas que tomó el gobierno del MAS, Evo y García Linera no solo están en la línea de lo económico sino en lo social y lo cultural, por eso el Estado se llama “Plurinacional”. Eso hay que rescatarlo, mucho más porque nuestros gobiernos tienen un inmovilismo, hay una composición de clase determinada, y no es así en Bolivia donde el 60% de la población es indígena o mestiza y donde la opresión nacional es histórica.
Años atrás se hablaba de Bolivia como “La rosca”. Eran 4 empresarios mineros que tenían el control económico del país y el control político. Además todos los diarios han dado cuenta de que en Bolivia ha habido hasta 180 golpes de Estado. Un país con esas condiciones es un país terriblemente específico. La mayoría nacional era oprimida, sobre todo las etnias y en general el campesinado, si tenemos en cuenta que cada vez que en el país asomaba una protesta social, los militares salían de los cuarteles.
El militarismo es un componente fundamental en esto, que ha actuado siempre en Bolivia como un partido político armado. La reflexión que sigue a estos datos, es por qué contra un régimen muy reformista y específico, que rescata a la nacionalidad oprimida mayoritaria de la orfandad de siglos y tiene un lugar en la historia muy importante. Es un gobierno avanzado y muy radicalizado, con el apoyo popular que ha ganado a través de todos los sectores que ha beneficiado su política.
El otro problema está en que ha tenido que enfrentarse al imperialismo, por eso rompió relaciones con EE UU, porque a través de la embajada siempre había sido el patrón en Bolivia. Y por otro lado la burguesía boliviana, que no es del tipo de la chilena, argentina o uruguaya, porque es una oligarquía. Las clases medias también tienen una estratificación muy particular, porque los sectores más altos que son pequeños, se pegan mucho a la oligarquía pero hay sectores medios y bajos que tienden a pegarse más a las masas populares, de acuerdo a sus ingresos y estatus social.
Grafico esto para ver el resultado del otro comentario, qué pasa con regímenes de este tipo después de haber distribuido la riqueza en forma notable, de haber hecho reformas y nacionalizaciones o de expropiar la refinería y la explotación petrolera de Brasil cuando estaba Lula, es un golpe de audacia, lo mismo en el caso de la explotación minera. Bolivia se preparaba para industrializar a través de China el litio con la idea de semi industrializar al menos una parcela de su riqueza natural.
Dicho esto viene la cuestión política. Quién defiende a un régimen como este cuando el imperialismo que lógicamente está metido y que tenía interés en liquidar el mal ejemplo reformista de Evo. El componente que tiene que ver con la situación actual es que Santa Cruz es una provincia secesionista, ellos quieren ser parte de Brasil. Me llama la atención que nadie habla del Mutún, que es una de las reservas de hierro más grandes que está pegada a Brasil. Brasil tiene intereses geopolíticos muy fuertes en Bolivia porque quiere explotar el Mutún. Y la gente de Santa Cruz, que aporta el 20% al PBI del país tienen el problema racial que ellos rechazan a los coyas y los mestizos, un problema racial antiguo ligado a la tendencia de ellos a la independencia. A lo que voy es que Brasil seguramente está metido en esto también.
En el golpe del 71, época en la que también estuve en Bolivia, formando parte de la Asamblea Popular, Brasil apoyó al General Banzer en forma decidida. Argentina tenía intereses geopolíticos también pero menores que los de Brasil, aunque siempre puso atención en no perder la posición geopolítica ganada en Bolivia. Entonces, ¿por qué nadie ha resistido desde la estructura del gobierno? Por qué Evo Morales, que luchó con petardo y dinamita para abrirse paso a través de los comandos campesinos que él dirigió y organizó y las movilizaciones que presidió hasta que en 2006 llegó al poder, ahora no defendió el proceso.
¿Por qué García Linera de acuerdo a su tradición no hizo algún tipo de resistencia?
El otro asunto que nadie recuerda es que García Linera fue guerrillero, él sabe de estas cosas. Yo sinceramente esperaba que aunque no lo hiciera Evo, García Linera de acuerdo a su tradición, porque aparece como un intelectual cuasi marxista, hiciera algún tipo de resistencia incluso simbólica, porque no hay que dejarle el terreno al enemigo de clase, y al enemigo imperialista sin la idea de que las masas pueden ser abandonadas a las depredaciones que ellos realizan. Habría que haber hecho un simbolismo al menos.
Y la otra cuestión es que Bolivia tiene zonas importantes de supremacía campesina o de dominio como el caso de Cochabamba y su campo atrasado y sus zonas semi selváticas para hacer resistencia. Yo con mi experiencia particular y mis ganas siempre de no ceder terreno y no caer sin pelear, pensaba que desde las alturas de los comandos iba a haber algún tipo de resistencia aunque fuera simbólica, para decirle a los adversarios de adentro y afuera que las masas no pueden ser abandonadas, que los procesos aunque sean radicales reformistas y de cambio no pueden ser abandonados. Y que lo que consiguieron los pueblos a través de sus representantes reformistas no puede ser abandonado y que ellos están obligados a ponerse al frente de la resistencia de las luchas. Esta es mi reflexión por izquierda del proceso.
Otro tema que hay que reconocer es que ellos son la izquierda capitalista con la fisonomía de un país atrasado como Bolivia, que ha ido más lejos que nunca, que están inscriptos en la historia pero que no dieron el salto cualitativo como lo dieron los cubanos que sin ser ni marxistas ni socialistas terminaron expropiando el capital.
Lo cito así porque me vienen a la mente otros procesos como el de Chile, el propio Velazco Alvarado, el de Vargas en Brasil, Paz Estensoro en Bolivia antes, que dejan abundantes lecciones de por qué el abandono de las masas en situaciones de resistencia o tragedia final terminan con las masas no solo reprimidas en forma inmisericorde, como el caso del Perú, o Chile, sino además con un retroceso histórico de la conciencia política que después se paga a la larga, porque deviene en gobiernos corruptos, reaccionarios, conservadores, los que el imperialismo implanta en América Latina.
No hay que olvidar que Atilio Borón citó las expresiones de Roosevelt, el gran demócrata, que pasando revista de la situación de América Latina, con Cordell Hull su secretario de Estado, cuando llegaron a Somoza se refirió a él como “hijo de puta”, “nuestro hijo de puta”. O sea que no hay que preocuparse tanto por Trump porque la moral y la ética de los dominadores imperialistas es esa, ellos son aliados y amigos de todos los hijos de puta del mundo.
Esto no puede pasar inadvertido, porque no hay imperialismo bueno, como no hay posibilidad de humanizar el capitalismo y que todos los que defienden lo que han conquistado, que tienen conciencia política aunque sea elemental y que están preocupados por el devenir social de estos pueblos, tienen que entender en qué mundo vivimos y para eso no hay que leer muchos libros, sino que hay que tener la capacidad, el método de interpretar los fenómenos para ver en qué mundo vivimos.
Alguien dijo “socialismo o barbarie”. Si el socialismo se alejó, la barbarie se expresa en Bolivia como se va a expresar en toda América Latina si no frenamos la agresión imperialista que está obligada a recolonizar América Latina como único medio de supervivencia del capitalismo en esta época en que el intento de EE UU de dominio mundial tiene tropiezos por todo el mundo y les queda América latina como último refugio. De ahí la doctrina Monroe que no reapareció, sino que siempre existió y que ahora toma la forma de la urgencia que tiene EE UU de recolonizar nuestros países sometiendo a los países que se le subordinan y agrediendo todos los procesos de rebeldía de los pueblos que obviamente están en otra cosa, que defienden lo suyo y quisieran regímenes, gobiernos y una sociedad alternativa.
M.H.: Recuerdo que alguna vez me constaste porque lo viviste, una semana antes del derrocamiento de Allende, un millón de trabajadores chilenos desfilaron pidiendo armas y Salvador Allende los llamó a confiar en el Ejército y las FF AA democráticas.
R.N.: Efectivamente, pero te voy a ampliar. Mucho antes, cuando fue Fidel Castro a Chile en 1971, tuvieron una entrevista pública con un periodista que preguntaba. Y le preguntó a Allende cuál era la posición frente a las FF AA y él, delante de Fidel que había luchado contra las FF AA y las había destruido dijo: “Yo garantizo a las FF AA chilenas porque son democráticas, Chile es diferente”. Por otro lado, en el proceso final, cuando la contrarrevolución avanzaba por todos lados, un sector de las FF AA le ofreció apoyar al gobierno y le pidieron el visto bueno para impedir que la derecha militar diera el golpe. Allende les volvió a decir que confiaba en el rol democrático de las FF AA y hasta el final se mantuvo en esa tesitura.
M.H.: Es importante respecto de lo que se está viviendo en Bolivia. También veo una presencia fuerte de las FF AA en Brasil, Ecuador y Chile.
R.N.: Siempre están presentes. Yo que fui militar, de donde me terminaron expulsando, tengo una reflexión respecto del militarismo, es mi obligación ideológica, cultural y política. Las FF AA son el organismo más importante del Estado, porque son un conglomerado de gente armada, que la Constitución le adjudica la defensa, pero como no hay guerras todos los días, terminan siendo una especie de partido político armado, que defiende la propiedad privada, el orden establecido y como tienen una estructura vertical es una institución extraña a la democracia.
Entonces, excepcionalmente las FF AA se portan de forma progresiva, como el caso de Velazco Alvarado, cuando las tres fuerzas terminaron poniéndose a la izquierda del orden burgués y produjeron un conjunto de nacionalizaciones que dieron origen a un régimen de capitalismo de Estado. Pero curiosamente las FF AA que hicieron tantas cosas, cuando cayó Velazco Alvarado terminaron derechizándose nuevamente, o sea, adquiriendo su antigua estructura de defensores del orden existente. El otro caso excepcional que hay que repetir es el de Venezuela.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.