El
mundo está en guerra en todos lados: en América Latina, en Medio
Oriente, en el Mediterráneo, en África, en la frontera entre México y
Estados Unidos, dentro de Estados Unidos, en Europa, en Catalunya, en
Kurdistán, en los barrios pobres, en los imaginarios, en los símbolos,
en campos y ciudades, en todo lugar objetivo y subjetivo.
Vivimos una guerra global en la que se evidencian mucho más diversas contradicciones que siempre han estado ahí, pero que en momentos de crisis y enfrentamientos se ponen de manifiesto más claramente: imperio – mundo multipolar, globalización - regionalización, nacionalismo reaccionario – integración, oligarquía - pueblo, centro – periferia, estado nación – estado plurinacional, democracia participativa – democracia representativa, cultura totalitaria religiosa – cultura de derechos, burguesía – proletariado (ampliando el concepto), lucha de clases – sumisión de clases, ricos –pobres, destrucción ambiental – ecologismo, libre comercio - proteccionismo.
Estas contradicciones y algunas otras, se evidencian cada vez más en todo el mundo de diversas formas, en las relaciones sociales, en las relaciones de países, en las relaciones políticas, en la relaciones dentro de organizaciones políticas y sociales, en la relaciones familiares, en las relaciones de pareja, en las relaciones deportivas y más. Entonces, vivimos una guerra que involucra todas las acciones del poder global en todos los ámbitos de la vida de los seres humanos
Antonio Negri decía que “la guerra, así como se presenta hoy, no es simplemente, aunque sin duda es eso, un intento de algunas elites estadounidenses por adueñarse del petróleo. La guerra no es simplemente, aunque lo es, un intento por intervenir en los asuntos de Medio Oriente y facilitar ulteriores operaciones políticas. La guerra, así como hoy ha sido inventada, es algo que compete a todas las acciones del poder global. Una guerra que se mueve como el capital global, y esto es lo que debemos tratar de entender”.
En América Latina, las luchas sociales en Chile o Ecuador, el golpe de estado en Bolivia, la intervención estadounidense en Venezuela, las elecciones en Uruguay, la prisión de Lula, las políticas del FMI, el avance de las iglesias evangélicas, el retorno al militarismo, la violencia en las ciudades, la migración, el racismo, son expresiones de esa guerra global que, aunque no se quiera aceptar, ya es parte de todos los ámbitos de la vida del ser humano y condiciona su propia sobrevivencia como especie. En fin…
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.
Vivimos una guerra global en la que se evidencian mucho más diversas contradicciones que siempre han estado ahí, pero que en momentos de crisis y enfrentamientos se ponen de manifiesto más claramente: imperio – mundo multipolar, globalización - regionalización, nacionalismo reaccionario – integración, oligarquía - pueblo, centro – periferia, estado nación – estado plurinacional, democracia participativa – democracia representativa, cultura totalitaria religiosa – cultura de derechos, burguesía – proletariado (ampliando el concepto), lucha de clases – sumisión de clases, ricos –pobres, destrucción ambiental – ecologismo, libre comercio - proteccionismo.
Estas contradicciones y algunas otras, se evidencian cada vez más en todo el mundo de diversas formas, en las relaciones sociales, en las relaciones de países, en las relaciones políticas, en la relaciones dentro de organizaciones políticas y sociales, en la relaciones familiares, en las relaciones de pareja, en las relaciones deportivas y más. Entonces, vivimos una guerra que involucra todas las acciones del poder global en todos los ámbitos de la vida de los seres humanos
Antonio Negri decía que “la guerra, así como se presenta hoy, no es simplemente, aunque sin duda es eso, un intento de algunas elites estadounidenses por adueñarse del petróleo. La guerra no es simplemente, aunque lo es, un intento por intervenir en los asuntos de Medio Oriente y facilitar ulteriores operaciones políticas. La guerra, así como hoy ha sido inventada, es algo que compete a todas las acciones del poder global. Una guerra que se mueve como el capital global, y esto es lo que debemos tratar de entender”.
En América Latina, las luchas sociales en Chile o Ecuador, el golpe de estado en Bolivia, la intervención estadounidense en Venezuela, las elecciones en Uruguay, la prisión de Lula, las políticas del FMI, el avance de las iglesias evangélicas, el retorno al militarismo, la violencia en las ciudades, la migración, el racismo, son expresiones de esa guerra global que, aunque no se quiera aceptar, ya es parte de todos los ámbitos de la vida del ser humano y condiciona su propia sobrevivencia como especie. En fin…
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario