Este artículo es parte del libro De la impostura del 11 de septiembre a Donald Trump. Ante nuestra mirada, la gran farsa de las primaveras árabes.
26- La segunda guerra contra Siria
El 18 de julio, una explosión destruye la sede del Consejo de
Seguridad Nacional en Damasco. El general Daud Rajha, ministro
de Defensa; el general Assef Chawkat, jefe de la inteligencia militar y
cuñado del presidente Assad; y el general Hassan Turkmani, presidente
del Consejo de Seguridad sirio mueren en ese atentado. El general
Hicham Ikhtiar, jefe del contraespionaje, fallece poco después debido a
la gravedad de sus heridas. Al parecer, un traidor había instalado una
bomba en una lámpara cenital, pero no es imposible que se tratara
en realidad de un misil disparado desde un drone. Ese atentado decapita
las fuerzas armadas y los servicios de seguridad sirios. Los combates
se extienden por toda la ciudad y citadinos mueren en las calles.
La mayoría de los habitantes huyen de la capital siria.
- Los generales Hassan Turkmani, Daud Rajha y Assef Chawkat,
asesinados el 18 de julio de 2012, en el atentado perpetrado contra la
sede del Consejo de Seguridad Nacional sirio.
Al referirse al atentado que ha costado la vida a los miembros del
Consejo de Seguridad Nacional sirio, los dirigentes occidentales
se niegan a condenar el terrorismo. Estiman que las víctimas de este
atentado sólo tuvieron lo que merecían.
Los mercenarios que atacan la capital siria traen planes y blancos
bien definidos. Una unidad ataca mi domicilio, en el barrio de Mezzeh,
al extremo de la ciudad, frente a un extenso campo de nopales.
El ejército instala un mortero en la azotea de mi edificio, para
mantenerlos a raya. Tres días después, al terminar la batalla,
los cuerpos hallados en el campo de nopales son identificados como
pakistaníes y somalíes. En otros lugares de la capital, los mercenarios
muertos son tunecinos y afganos, entre otras nacionalidades.
Son hombres que sólo habían pasado un breve periodo de adiestramiento
en el manejo de armas, en Jordania, a veces no más de una semana.
Las unidades estaban organizadas por nacionalidades, pero no constituían
un ejército en el verdadero sentido de esa palabra, ya que carecen de
estructura jerárquica. Muchos de sus miembros no saben absolutamente
nada de Siria, algunos incluso creen que están salvando a
los palestinos de Israel.
- Conferencia de prensa del general Robert Mood sobre
la batalla de Damasco, enfrentamiento que este general noruego, enviado
de la ONU, “observa” desde la habitación de su hotel.
Se instala un estudio de televisión en los sótanos del hotel
Dama Rose, el mismo hotel donde el general noruego Robert Mood y los
observadores de la ONU esperan cómodamente a que todo termine.
Su presencia allí, garantiza la seguridad del inmueble. El gobernador
del Banco Central sirio, Adib Mayaleh, comparece ante las cámaras para
desmentir las informaciones de las televisiones Al-Jazeera, de Qatar, y
Al-Arabiya, de Arabia Saudita, que anuncian un derrumbe de la libra
siria. ArabSat y NileSat cierran las transmisiones de las televisiones
sirias que aún salían al aire a través de esos dos satélites.
Mientras tanto, la CIA piratea la cuenta de Twitter del canal sirio
Ad-Dounia para anunciar la retirada del Ejército Árabe Sirio y la caída
del régimen. Cuando las televisiones sirias “reaparecen” en ArabSat
y NileSat, las señales ya no vienen de Siria sino de Australia y
se transmiten desde una base de la National Security Agency (la hoy
célebre NSA estadounidense). En Qatar, France24 participa en las
reuniones del pool de medios de difusión convocados para transmitir la
propaganda de la OTAN. El plan prevé la difusión coordinada de un
conjunto de reportajes, filmados en estudios o al aire libre, o
fabricados con imágenes computarizadas, que “muestran” la huida del
presidente Assad y la caída de la «
dictadura alauita» [
1]. A pesar de todo, el Estado sirio resiste y los mercenarios se repliegan de Damasco.
En el Consejo de Seguridad de la ONU, Rusia y China oponen su
tercer veto a un proyecto de resolución que pretendía autorizar una
intervención militar occidental. Estados Unidos retrocede.
Los reportajes de las falsas televisiones sirias que supuestamente
muestran la fuga del presidente Assad nunca llegarán a transmitirse.
- Gravemente herido en un atentado, el príncipe saudita Bandar
ben Sultan desaparece de la escena política por más de un año.
Su regreso será catastrófico y el príncipe “Bandar Bush” nunca llegará
a retomar sus actividades.
El 24 de julio, el rey Abdallah de Arabia Saudita recompensa
al príncipe Bandar ben Sultán por el ataque contra Damasco y lo nombra
jefe de los servicios secretos del reino. Sólo 4 días después, una
explosión destruye la oficina del príncipe Bandar, que resulta
gravemente herido, y yo anuncio prematuramente su muerte. En realidad,
quien muere en la explosión es Mishaal al-Qani, el segundo del príncipe
Bandar. El príncipe tendrá que pasar todo un año hospitalizado y
nunca logrará recuperar todas sus facultades [
2].
La prensa revela que el presidente Barack Obama ha firmado una
directiva que autoriza una intervención militar secreta bajo la
coordinación de la OTAN. Consciente de que todos sus esfuerzos serán
aprobados públicamente y saboteados en secreto, Kofi Annan renuncia,
el 2 de agosto, a sus funciones como mediador.
- Como desertor, el “primer ministro” sirio Riad Hijab
resultará tan inútil como el general, también desertor, Manaf Tlass.
Como primer ministro, Riad Hijab sólo dirigía un equipo gubernamental
pero no tenía absolutamente ningún poder real.
El 5 de agosto, el «
Primer Ministro» sirio, Riad Hijab, huye del país, con ayuda de la DGSE francesa [
3].
La nueva deserción tiene más valor simbólico que la del general Manaf
Tlass, pero carece de importancia a nivel ejecutivo. Hay que recordar
que Siria es el Estado más antiguo del mundo. Constituida hace 6 000
años en una tierra de tránsito donde confluyen múltiples culturas,
Siria aprendió a perdurar organizándose de manera secreta. Hoy en día,
el presidente Bachar al-Assad es el único jefe visible del Ejecutivo.
Assad responde ante el pueblo y preside 3 círculos concéntricos.
En primer lugar, el Gobierno, que dirige la administración.
Sus ministros son de hecho equivalentes a los directores de la
administración central en un país como Francia. Más arriba están los
consejeros del Palacio, con autoridad sobre los ministros. Y luego, los
consejeros privados del Presidente, con quienes este último toma sus
decisiones. Es un régimen republicano, ya que el Ejecutivo actúa
en función del interés general y el Pueblo puede sancionarlo, pero no
es democrático en la medida en que las decisiones más importantes
no se discuten en público. Riad Hijab nunca fue un verdadero “Primer
Ministro” –función que no existe en la Constitución siria– sino
secretario del Consejo de Ministros, lo cual es muy diferente en ese
sistema. Su función consistía en recibir el orden del día y las
directivas ya trazadas por el Palacio para transmitirlas a los
ministros y recibir de estos la información sobre las actividades de
sus ministerios. Contrariamente a la muerte de los miembros del Consejo
de Seguridad Nacional, la deserción de este personaje carece de
importancia.
Aún recuerdo incluso mi asombro cuando, en una reunión a la que
asistí meses antes, el general Hassan Turkmani me preguntó
qué aconsejaba yo sobre un asunto de gran importancia. Al responder
sugerí, entre otras cosas, que habría que poner al tanto al “Primer
Ministro” Hijab. El general me respondió, con una sonrisa: «
Es una decisión demasiado grave para que lo molestemos a él.»
Para París todo es válido, hasta los golpes más bajos. La DGSE logra
reclutar a un consejero del presidente Assad, pero esa fuente no tiene
acceso a los secretos de Estado. Más tarde, el 17 de agosto de 2012,
el ministro francés de Exteriores, Laurent Fabius, declara públicamente:
«
Estoy consciente de la fuerza de lo que estoy diciendo: el señor Bachar al-Assad no merecería estar sobre la tierra.»
Se trata de una posición que resulta como mínimo sorprendente de parte
de un ministro a cargo de la diplomacia de un Estado contrario a
la pena de muerte.
En septiembre, el presidente Hollande y el propio Fabius se reúnen en
Nueva York con el entonces primer ministro turco Recep Tayyip Erdogan
para organizar los homicidios de sus homólogos sirios: el presidente
Bachar al-Assad y el ministro de Exteriores Walid Moallem [
4].
No es la primera vez que la Francia de la V República trata
de asesinar a un presidente extranjero. En 2008, el entonces presidente
Nicolas Sarkozy envió a Caracas un equipo de asesinos encabezado por «
Frederic Laurent Bouquet», encargado de matar al presidente venezolano Hugo Chávez [
5].
Aquella misión no tuvo éxito, como tampoco lo tendrá la ordenada
contra el presidente de Siria. La DGSE trata de utilizar el personal de
limpieza del Palacio, varios kurdos a los que cree poder manipular.
Pero el complot es descubierto.
El 12 de diciembre, mientras participa en la 4ª conferencia de los «
Amigos de Siria»,
en Marrakech, el ministro francés de Exteriores, Laurent Fabius,
muestra su descontento ante la decisión de la Casa Blanca de incluir el
Frente al-Nusra (vinculado a al-Qaeda) en la lista de organizaciones
terroristas. En la conferencia de prensa final de la reunión,
Fabius afirma que «
todos los árabes están resueltamente en contra» de la posición estadounidense «
porque, en el terreno, ellos [al-Qaeda]
están haciendo un buen trabajo». «
Eso es muy claro, y esa es también la línea del presidente de la Coalición», agrega Fabius, refiriéndose al presidente de la Coalición Nacional Siria, que reúne a la oposición externa [
6].
En menos de 10 años, Francia –el país que había sido aclamado en el
Consejo de Seguridad de la ONU cuando Dominique de Villepin pronunció
su discurso contra la invasión de Irak– se ha rebajado a la categoría
de «
Estado renegado» o «
Estado canalla», recurriendo al
asesinato político –o al menos, en lo que me concierne, a los intentos
de asesinato– y apoyando terroristas islamistas contra un Estado laico.
Peor aún, Francia ya ni siquiera disimula su regreso a inconfesables
ambiciones: el 25 de septiembre, el presidente Hollande solicita en
la ONU autorización para «
proteger las zonas liberadas», o sea
el restablecimiento paulatino del mandato colonial que la Sociedad de
las Naciones había concedido a Francia de 1923 a 1944.
Durante el siguiente año, Francia mantiene la ficción de que los
elementos que luchan contra el gobierno sirio son militares sirios
desertores. Ese es el mito del llamado «
Ejército Sirio Libre»
(ESL), cuyos miembros supuestamente luchan por la democracia.
Sin embargo, en 5 años de conflicto nunca se ha presentado
absolutamente ninguna imagen de alguna manifestación donde se reclame
democracia. Lo máximo que podría encontrarse es algún que otro eslogan
a favor de la «
libertad». Pero no se trata de la Libertad que
reclamaban los revolucionarios franceses –cuyo ejemplo inspira al Baas
sirio– sino de todo lo contrario ya que esos manifestantes lo que
reclaman es el derecho de aplicar «
libremente» su propia interpretación de la sharia, o sea de la ley islámica.
Varios escándalos incluso contradicen la narrativa occidental sobre
lo que sucede en Siria. El 13 de mayo de 2013, uno de los cabecillas de
la Brigada al-Faruk (del «
Ejército Sirio Libre») divulga un video donde se le ve comer las entrañas de un soldado del Ejército Árabe Sirio mientras declara: «
Juramos
ante Dios que devoraremos los corazones e hígados de ustedes, soldados
de Bachar. ¡Oh, héroes de Baba Amro, masacrad a los alauitas y sacadles
el corazón para comerlo!». La imagen del «
Ejército Sirio Libre» queda también muy malparada cuando sus miembros perpetran la matanza de cristianos de al-Duvair.
El 11 de enero de 2013 surge una nueva contradicción en la política
exterior francesa, ya no entre la retórica y la práctica sino en
el seno mismo de sus alianzas. Según dice el proverbio, «
el apetito viene cuando empezamos a comer»
y Francois Hollande decide iniciar una intervención militar en Mali.
No es este otro episodio de la primavera árabe sino de una consecuencia
directa de la destrucción de la Yamahiriya Árabe Libia, consecuencia
que Mohamed Siala, ministro de la Cooperación de Muammar el-Kadhafi y
administrador del fondo soberano libio, había anunciado con gran
antelación [
7].
Los tuaregs son un pueblo nómada que vive en el Sahara Central y en
los bordes del Sahel, enorme territorio que comparten Libia y Argelia,
así como Mali y Níger. El pueblo tuareg obtuvo la protección de Libia y
de Argelia, mientras que Mali y Níger lo abandonaban a su suerte. Es
por eso que, desde los años 1960, los tuaregs han venido impugnando la
soberanía de Mali y Níger sobre el territorio que ellos habitan. Muy
lógicamente, los grupos armados por Francia finalmente decidieron hacer
valer sus reclamos en Mali. El Movimiento Nacional para la Liberación
de Azawad (MNLA) toma entonces el poder en casi todo el norte de Mali,
donde viven los tuaregs. Pero Ansar Dine, un grupúsculo de tuaregs
islamistas entrenado por Arabia Saudita y vinculado al AQMI (al-Qaeda
en el Magreb Islámico) aprovecha la situación para imponer la sharia en
varias localidades.
- El presidente francés Francois Hollande y su ministro
de Exteriores Laurent Fabius viajan a Bamako para entronizar a
Dioncounda Traoré, convertido en presidente de Mali sin elecciones.
El 21 de marzo, se produce en Mali un extraño golpe de Estado [
8]. Un misterioso «
Comité Nacional para la Rectificación de la Democracia y la Restauración del Estado»
(CNRDRE) derroca al presidente Amadou Toumani Touré y declara querer
restaurar la autoridad maliense en el norte del país. La asonada
en realidad crea la mayor confusión ya que los golpistas son incapaces
de explicar de qué manera su golpe de Estado puede mejorar
la situación. El derrocamiento del presidente resulta tanto más extraño
cuanto que faltaban sólo 5 semanas para la elección presidencial y que
el presidente depuesto ni siquiera aspiraba a la reelección. El CNRDRE,
que se compone de oficiales formados en Estados Unidos, impide
la elección presidencial y pone en el poder a uno de los candidatos,
el francófilo Dioncounda Traoré. Esta pirueta recibe el aval de la
Comunidad Económica de Estados de África Occidental (CEDEAO),
cuyo presidente de turno no es otro que Alassane Ouattara, a quien las
tropas francesas habían puesto en el poder el año anterior en Costa
de Marfil.
El golpe de Estado acentúa la división étnica en Mali. Las unidades
de élite del ejército –entrenadas en Estados Unidos– cuyos comandantes
son tuaregs se unen a la rebelión con todo su armamento y medios de
combate.
Con el apoyo de otros grupos islamistas, Ansar Dine ataca la ciudad
de Konna, saliendo así del territorio tuareg para extender la ley
islámica en el sur de Mali. El presidente impuesto por los golpistas
de marzo, Dioncounda Traoré, proclama el estado de emergencia y
pide ayuda a Francia. En cuestión de horas, París interviene
militarmente en Mali para impedir la caída de Bamako, la capital
del país. El presidente Hollande ya había preposicionado en Mali
elementos del 1er Regimiento Paracaidista de Infantería de Marina
(conocida en Francia como «
La Colonial») y del 13er Regimiento
de Dragones Paracaidistas, varios helicópteros del Mando de Operaciones
Especiales (COS, siglas en francés), 3 aviones de guerra
Mirage 2000D, 2
Mirage F-1, 3 aviones de transporte
C135 y 2 aviones más de transporte militar –un
C130 Hercule y un
C160 Transall.
- La prensa francesa asume sin complejos el carácter colonial
de la “Operación Serval” iniciada en Mali. El 29 de enero de 2013,
el diario “Le Monde” anuncia en primera plana: “El ejército francés
toma Tombuctú”.
Es una operación militar bien ejecutada, pero que designa como
enemigo a al-Qaeda, cuando en realidad apunta contra los
independentistas tuaregs. Pero se trata del mismo al-Qaeda que,
según Fabius, «
está haciendo un buen trabajo» en Siria y que constituye el «
Ejército Libre Sirio»…
respaldado por Francia. Presa del pánico, la presidencia de Francia
ordena al ejército francés que interrumpa su avance en Mali para que
los consejeros militares qataríes de los yihadistas puedan replegarse.
Qatar rompe sus relaciones privilegiadas con Francia mientras que, en
el escenario sirio, el «
Ejército Libre Sirio» organiza manifestaciones donde se corea: «
Los franceses son cochinos. Nuestra nación [islámica]
saldrá victoriosa».
Francois Hollande trata de reparar su estúpido error reconciliándose
con su benefactor, el emir qatarí al-Thani. Viaja apresuradamente
a Doha, donde la acogida es glacial. Sin embargo, como la naturaleza
no aprecia el vacío, Arabia Saudita y Turquía se apresuran a tomar
el lugar de Qatar.
(Continuará)