COLOMBIA: Estado de derechas obstaculiza a la sociedad de derechos
Por Manuel Humberto Restrepo Dominguez / Resumen Latinoamericano
/ Rebelión / 26 de enero de 2017 – En Colombia a pesar de existir una
constitución política rica en derechos y participación democrática, las
practicas excluyentes y de manipulación de la sociedad, -por unas elites
que se niegan a permitir las transformaciones-, tienen bloqueada la
posibilidad de tener un real estado de derecho. Produjeron en cambio un
acomodamiento de estrategias y redes de protección social premodernas,
sobre las que sostienen buena parte de un excluyente poder de derechas,
con uno que otro matiz diferencial, no sustantivo entre un gobierno y
otro. Lo central ha sido impedir la formulación de políticas publicas,
en cuanto instrumentos de garantía para realizar los derechos, e imponer
programas de compensación a voluntad y control del soberano. La
compensación tergiversa el sentido, contenido y capacidad de los
derechos humanos y ata al beneficiario a su benefactor, pero además
individualiza y obliga a cada quien a ocuparse de sus asuntos una vez es
seleccionado y desprendido del colectivo, lo que favorece el
clientelismo que cobra electoralmente su intermediación y, de fondo
elimina los principios de universalidad e integralidad de los derechos,
debilitándoles su espíritu y memoria de lucha colectiva.
Estos programas tienen la tendencia a formar un publico consumidor y
reproductor de una lectura incompleta y sesgada de la realidad al
ocultar o invisibilizar las causas de los hechos y mostrar solo las
consecuencias, afectando de esta manera la potencia de los derechos y
poniendo en retroceso sus garantías. El sistema de compensaciones y el
modelo de liderazgo que crea, terminan por suplantar el carácter
universal e integral de los derechos y se convierten en una amenaza para
la democracia real, por lo que resulta urgente e inaplazable volver la
mirada del movimiento social y político alternativo hacia la
construcción de una
sociedad de derechos tejida con la fuerza de
un pensamiento propio y emancipador, basado en la la diversidad
cultural, social y de experiencias de resistencia y defensa de la vida y
los territorios, y forjar también las estructuras de un
estado de derechos, en cambio del actual
estado de derechas
y justicia promovida por las elites, que imponen sus lógicas en defensa
de su statu quo, de sus agendas de entrega de de bienes al capital
transnacional, y de indiferencia ante el mundo desigual, mercantil y de
trampas y muerte que ofrecen como única opción.
Algunos ejemplos de la sustitución de políticas por programas de
compensación vigentes son: El programa de Familias en Acción que
compensa con incentivos económicos para salud y educación a familias con
jóvenes de hasta de 18 años, y apoyo económico cada dos meses para
alimentación a familias con niños menores de siete años (
www.dps.gov.co).
Entrega alimentos a pocos, en cambio del efectivo derecho humano a la
alimentación de todos. El beneficio entregado carece del sentido de
igualdad y dignidad que debe tener todo derecho y lleva implícito el
compromiso de que hay que pagarle al gobernante con adhesión política o
por lo menos con apoyo electoral y lealtad personal. El programa de
compensación registra a mas de un millón de familias, que se multiplican
para votar.
Con la misma orientación se ofrece el programa Ser Pilo Paga de
Educación Superior que compensa a menos del 1% del cuarto de millón de
aspirantes excluidos anualmente del sistema, en razón a desigualdades e
inequidades territoriales, tecnológicas y de acceso a bienes. Los
afortunados seleccionados, resultan funcionales al propósito
-reiteradamente negado-, de la velada transferencia de recursos
económicos del estado hacia las universidades privadas, a la vez que los
mejores estudiantes de las familias empobrecidas del país le quedan a
merced del sistema privado.
El Sisben (sistema de selección de beneficiarios para programas sociales: www.
sisben.gov.co),
es la herramienta letal que legaliza la marginalidad y niega la
desigualdad. El sisben clasifica a las personas en un rango social,
según sus carencias y condiciones de vida y habilita para acceder a
subsidios. Según el sisben se accede a atención sanitaria gratuita pero
el derecho deja de ser universal y de calidad y el beneficiario
individualizado es convertido en un numero sin identidad, ni historia,
que recibe asistencia mínima, precaria y temporal. Se calculan no menos
dos millones y medio de personas incorporadas, quienes con esta
metodología, quedan estratificados jerárquicamente, unos debajo de
otros, en una pirámide que indica que los estratos 1 y 2 están por fuera
de circulación humana, el 3 sería de subhumanos, 4 y 5 de humanos a
medias y de 6 en adelante humanos sin restricción de nada y con derecho a
todo., incluido decidir por los demás.
El camino del seleccionado y aislado, para atención en salud se llena
de obstáculos, primero enfrentarse al aparato burocrático indolente,
donde la corrupción de alto nivel, no es excepción si no generalidad y
después la atención por costo-beneficio, donde el enfermo no es un
paciente si no un problema, que podrá ser depositado en pasillos de
hospitales regularmente hacinados, húmedos, malolientes, sin
medicamentos, ni camillas, donde compartirá su tragedia personal con
trabajadores maltratados, mal pagados y obligados a responder como
maquinas por indicadores, y también con médicos y enfermeras atiborrados
de consultas que deben resolver en quince minutos con receta incluida, a
cambio de precariedad y condiciones de irrespeto a su profesión.
Durante el sufrimiento sin costo para el sistema, se podrá mirar por
tele, entre sentimientos de impotencia y rabia, a los contratistas y
directivos de la salud, que salen en noticieros y en portadas de
farándula, repitiendo incoherencias, hablando de golf y de negocios o
auto alabándose de estar señalados, por otros como ellos, de ser
personalidades respetables, ejemplares inversionistas o prósperos
empresarios.
Las casas gratis, son otro programa que con compensaciones degrada el
sentido del derecho humano a la vivienda, con el mismo propósito de
debilitarlo y ofrecer un subsidio individualizado, sin memoria
colectiva, ni respuesta universal. La vicepresidencia de la republica
(ejercida por un funcionario-candidato a la presidencia) orienta y
determina el curso de este programa y lo pone en la orbita de unas
elecciones que cobrará su partido. Son viviendas de 40 metros cuadrados
para muy pocas familias de excluidos que se juegan su destino en una
balotera. Se habla de cien mil viviendas, que ocultan el espíritu del
poderoso negocio inmobiliario de constructores y contratistas tras el
noble propósito. El programa entrega casas gratuitas a través del
ministerio de vivienda, evitando señalar que son casas pagadas con
recursos de los impuestos de todos los contribuyentes y no de la fortuna
personal de ningún funcionario. En cada entrega hay un espectáculo
mediático, -en la primera casa el presidente pasó una corta noche y a la
mañana siguiente fue fotografiado en pantalón corto de pijama- y así
sucesivamente, para que el líder del proceso, extienda su popularidad y
reclame lealtad política y electoral entre los afortunados directos y
los esperanzados que depositarán sus votos prepagados.
El programa vial y de infraestructura del país, -aunque no compromete
abiertamente a los derechos humanos-, se constituye en el mega programa
de distribución de recursos de la nación y autocompensa a una reducida
parte de población que no es ajena al poder y control del estado. El
programa atraviesa algunas territorios despejados a bala y barbarie por
la seguridad democrática y entre sus beneficiarios se encuentran
políticos regionales, terratenientes, contratistas, constructores y
gobernantes locales. Es financiado con los recursos de los
contribuyentes y el producto de ventas del patrimonio publico. Es
justificado con el slogan, de un país en marcha hacia el progreso,
convertido en verdad irrefutable. La mega-meta del programa, es
construir vías anchas de alto impacto (8000 km de carreteras, 159
túneles, dobles calzadas, otros), sin importar el antes de saqueo o el
después de incertidumbre y deuda y, sin haber investigado y sancionado a
los inversionistas y contratistas que con tramas de corrupción y
clientelismo, adelantaron otras obras anteriores como autopistas,
túneles y refinerías, que defraudaron al país con cifras de billones.
Las obras físicas son el manjar mas apetecido por directivos de
instituciones y entidades y son un botín de corrupción y criminalidad.
Sin embargo con estas nuevas obras -dice el vicepresidente-candidato que
todo será distinto y lo anuncia con multimillonarios recursos públicos
gastados en una publicidad personalizada e insistente en mostrarlo como
el gobernante que marcha hacia el progreso y el cambio, lo que será
determinante para su elección, en la que hay espacio suficiente para
integrar todos los intereses de negocios, cargos e impunidades del poder
político, económico y militar del país, para quienes el
estado de derechas,
con compensaciones e incentivos es su garantía de sobrevivencia sin
riesgo, por el espíritu y lealtad en los negocios y en el sentir de que
los derechos son la barrera al progreso y hay que derribarla o al menos
aislarla con un muro de hormigón que impida promover la dignidad que
junta resistencias.