jueves, 8 de agosto de 2019

ULTIMAS NOTICIAS ago 08 (26) PLATAFORMA DISTRITO CERO

 

ULTIMAS NOTICIAS ago 08 (26) PLATAFORMA DISTRITO CERO

PARTE 6 DE 25 Primeros reveses de la ‎Hermandad Musulmana‎, por Thierry Meyssan


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Primeros reveses de la ‎Hermandad Musulmana‎, por Thierry Meyssan


Este artículo este parte del libro De la impostura del 11 de septiembre a Donald Trump. Ante nuestra ‎mirada, la gran farsa de las primaveras árabes.
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A pesar de haber lanzado 40 000 hombres al asalto de Damasco –la capital siria– la ‎Hermandad Musulmana no logra tomar la ciudad. Lejos de acoger a los yihadistas como ‎‎“liberadores”, la población de Damasco resiste y la operación se convierte en un fracaso para ‎la cofradía.

11- La “Primavera árabe” en Siria


Desde el 4 de enero de 2011, fecha de apertura de la reunión del Cairo, la coordinación de ‎la ‎primavera árabe en Siria se efectúa desde la cuenta de Facebook “Syrian Revolution 2011”. Sólo ‎con ‎ver ese nombre es suficiente para entender que el objetivo de la operación era un ‎rápido ‎derrocamiento de la República Árabe Siria, tan rápido como las anteriores “revoluciones ‎de ‎colores”, ya que no se trata de modificar las mentes sino únicamente de cambiar dirigentes ‎y ‎algunas leyes del país. El día mismo de su creación, la cuenta “Syrian Revolution 2011” lanza ‎un ‎llamado a la realización de manifestaciones en las calles de Damasco, exhortación de la que ‎se ‎hace eco Al-Jazeera, mientras que Facebook atribuye a esa cuenta decenas de miles ‎de ‎‎“Followers”… cosas de la magia de la informática. Esta cuenta de Facebook tendrá un ‎papel ‎central en los próximos 5 años. Cada viernes, día de plegaria de los musulmanes, estará ‎dedicado ‎a un objetivo de la Hermandad Musulmana. ‎
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El diputado harirista libanés Okab Sakr‎
El 22 febrero llega a Líbano el senador estadounidense John McCain. Se reúne allí con líderes de ‎la ‎coalición política libanesa 14 de Marzo (pro-saudita). Entre esos líderes está el diputado ‎Okab Sakr, a quien McCain confía la misión de hacer llegar las armas a los islamistas, que ‎ya ‎esperan por ese armamento en Siria [1]. Después, el senador estadounidense sale de Beirut, se va de ‎exploración ‎hasta la frontera con Siria y escoge la ciudad libanesa de Ersal como futura base de ‎operaciones. ‎
A pesar de los llamados que la misteriosa cuenta “Syrian Revolution 2011” sigue lanzado a través ‎de ‎Facebook, habrá que esperar hasta finales de marzo para que comiencen a suceder cosas en ‎Siria. ‎La Hermandad Musulmana congrega en Deraa, ciudad del sur de Siria conocida como ‎muy ‎favorable al partido Baas, un grupo de yihadistas veteranos de Afganistán e Irak. Estos ‎individuos ‎logran desviar de su objetivo una manifestación de funcionarios que reclamaban ‎aumentos de ‎sueldo y comienzan a saquear el Palacio de Justicia. Ese mismo día, bajo la dirección ‎de oficiales ‎del Mossad israelí, esos mismos individuos atacan, en las afueras de la ciudad, un ‎centro de los ‎servicios secretos utilizado única y exclusivamente en tareas de vigilancia de la ‎actividad israelí en ‎el Golán ocupado. ‎
Al mencionar el hecho, Al-Jazeera afirma que la población de Deraa protestaba porque la ‎policía ‎había torturado varios niños que habían escrito en las paredes consignas hostiles al ‎presidente ‎Assad. La confusión reina mientras que los provocadores siguen destruyendo el centro ‎de la ‎ciudad. Durante las semanas siguientes, 3 grupos de islamistas se desplazan por Siria ‎atacando ‎blancos secundarios mal protegidos. Aunque sólo pueden atacar 3 puntos diferentes a la vez, estos ‎‎3 grupos crean la impresión de que los desórdenes se generalizan por todo el país. En ‎pocas ‎semanas, se cuentan más de 100 muertos, principalmente policías y militares. ‎
El presidente Assad reacciona a la inversa de lo que esperaban los provocadores: en vez ‎de ‎imponer una especie de “Acta Patriótica”, Assad abroga el estado de emergencia que se mantenía ‎en vigor desde la época de la guerra con Israel –de hecho Siria e Israel siguen en guerra ‎mientras ‎que el Estado hebreo aún ocupa militarmente las alturas del Golán– y disuelve la Corte ‎de ‎Seguridad del Estado. Hace además que el Parlamento adopte una ley que garantiza y organiza ‎el ‎derecho a hacer manifestaciones, denuncia los desórdenes como una operación dirigida desde ‎el ‎extranjero y exhorta al pueblo a respaldar las instituciones de la República Árabe Siria. ‎También ‎reúne a los jefes de estado mayor y prohíbe que los soldados hagan uso de sus armas si ‎existe ‎algún riesgo de daño colateral para los civiles. ‎
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El Guía de la Hermandad Musulmana en Siria, Ali Sadreddin al-Bayanuni –refugiado ‎en Lontres– establece una alianza con el ex vicepresidente sirio Abdel Halim Khaddam –‎refugiado en París. Este último había huido de Siria cuando se descubrió que, junto al jefe de ‎los servicios de inteligencia Ghazi Kanaam, estaba cubriendo el saqueo del Líbano por parte del ‎saudita Rafic Hariri.
Aprovechando esta última orden del presidente, la Hermandad Musulmana ataca un convoy ‎militar ‎en Banyas –la ciudad del ex vicepresidente Abdel Halim Khaddam, ahora miembro de la ‎oposición ‎externa. El ataque dura varias horas, bajo la mirada de la población. Por temor a herir a ‎los ‎espectadores, los soldados –en cumplimiento de la orden de su presidente– se abstienen de ‎hacer ‎uso de sus armas. Una decena de militares mueren así en el incidente. El sargento que ‎encabeza el ‎destacamento pierde las dos piernas cuando cubre una granada con su cuerpo para ‎evitar que la ‎explosión mate a sus hombres. La operación había sido organizada, desde París, por ‎el Frente de ‎Salvación de Abdel Halim Khaddam y la Hermandad Musulmana. El 6 de junio, 120 policías sirios mueren ‎en una situación idéntica, en la localidad de Jisr al-Chughur. ‎
Manifestaciones hostiles a la República Árabe Siria tienen lugar en varias ‎ciudades. ‎Contrariamente a lo que afirman los medios occidentales, los manifestantes nunca ‎reclaman ‎democracia. Las consignas más habituales son: “El pueblo quiere la caída del régimen”, ‎‎“Los ‎cristianos a Beirut, los alauitas a la tumba”, “Queremos un presidente temeroso de Dios”, ‎‎“Abajo ‎Irán y el Hezbollah”. Algunas consignas mencionan la “libertad”, pero no en el sentido ‎occidental. ‎La libertad que reclaman los manifestantes es la de practicar la sharia. ‎
En ese momento, mucha gente cree en Siria que la única información confiable es la que ‎ofrecen ‎Al-Jazeera y Al-Arabiya, las televisoras de Qatar y de Arabia Saudita que respaldaron los ‎cambios ‎de régimen en Túnez y Egipto. Y esa gente está convencida de que el presidente Assad va ‎a dimitir ‎y que la Hermandad Musulmana tomará el poder. La gran mayoría de los sirios ‎asisten ‎estupefactos a lo que creen una “revolución” y se preparan para vivir un viraje hacia el ‎islamismo. ‎Resulta muy difícil dar cifras sobre la cantidad de sirios que se manifiestan contra la ‎República o ‎que apoyan a la Hermandad Musulmana. Lo más que puede decirse con seguridad es ‎que hay en el ‎país cientos de pequeñas manifestaciones y que la más importante reunió cerca de ‎‎100 000 ‎personas en Hama. El presidente Assad recibe en Damasco a los organizadores de esta ‎última ‎demostración. Cuando les pide que expongan sus reclamos, le responden: “Que se prohíba ‎el ‎acceso de los alauitas a Hama”. Atónito, el presidente –que es alauita– pone fin a la entrevista. ‎
En París, la Hermandad Musulmana y el gobierno de Israel organizan subrepticiamente –el 4 ‎de ‎julio– una reunión pública para enrolar a la clase dirigente francesa. Al llamado del ‎‎“filósofo” ‎Bernard-Henry Levy, del ex ministro francés de Exteriores Bernard Kouchner y del futuro ‎jefe de la ‎diplomacia francesa Laurent Fabius, acuden senadores, diputados y alcaldes de todos ‎los ‎horizontes políticos –derecha, centro, izquierda y ecologistas– para respaldar lo que se les ‎vende ‎como un combate por la democracia. Nadie nota en la sala la presencia de los ‎verdaderos ‎organizadores del encuentro: Alex Goldfarb, consejero del ministro de Defensa de ‎Israel, y ‎Melhem Droubi, responsable mundial de la Hermandad Musulmana a cargo de las ‎relaciones ‎exteriores. Este último ha llegado a Francias expresamente desde Arabia Saudita. ‎
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Burhan Ghalioun (de pie, al centro, con camisa azul) abandona Siria a los 24 años y hace carrera en la enseñanza ‎universitaria en París. Al mismo tiempo, con ayuda de la NED estadounidense, crea en 1983 ‎la Organización Árabe de Derechos Humanos, en Túnez. Cuando el argelino Abassi Madani –‎del Frente Islámico de Salvación (FIS)– se exila en Qatar, el sirio Burhan Ghalioun, ‎supuestamente laico, lo ayuda a escribir sus discursos. En junio de 2011, Burhan Ghalioun ‎participa en la Conferencia por la Salvación Nacional de la Hermandad Musulmana y, ‎a propuesta de Estados Unidos, se convierte al mes siguiente en presidente del Consejo ‎Nacional Sirio (CNS). A partir de ese momento, el Departamento de Estado de Estados Unidos ‎le paga un salario por “representar al pueblo sirio”.
En agosto, se constituye en Estambul un Consejo Nacional Sirio (CNS), siguiendo el modelo ‎del ‎Consejo Nacional de Transición Libio. Ese Consejo reúne una serie de personalidades que ‎desde ‎hace años viven fuera de Siria, sólo algunos que acaban de salir del país y miembros de ‎la ‎Hermandad Musulmana. La extraña idea de que ese grupo pueda estar realmente interesado en ‎el ‎establecimiento de una “democracia” parece avalada por la presencia de algunas ‎personalidades ‎de extrema izquierda, como el profesor Burhan Ghalioun, a quien pondrán en la ‎presidencia del ‎Consejo. Pero hace años que el profesor Ghalioun trabaja con la NED estadounidense y con la ‎Hermandad ‎Musulmana. Aunque se dice laico, Ghalioun escribe los discursos de Abassi Madani –el ‎presidente ‎del Frente Islámico de Salvación (FIS) de Argelia– desde que este último se exiló en ‎Qatar. En el ‎mismo caso se encuentran George Sabra y Michel Kilo, quienes trabajan con la ‎Hermandad ‎Musulmana desde hace más de 30 años y siguieron a los trostkistas ‎estadounidenses ‎incorporándose a la NED, en 1982. Bajo la dirección del libio Mahmud Jibril, ‎George Sabra trabajó ‎en las versiones para el extranjero del programa de televisión para niños ‎Sesame Street –‎producido por el grupo francés Lagardere Média y el canal qatarí Al-Jazeera– junto ‎con Cheryl ‎Benard, esposa de Zalmay Khalilzad, embajador de Estados Unidos en la ONU, y ‎posteriormente en ‎Irak. Otro personaje cuya presencia sirve de “garantía” es Haytham Manna, el ‎mismo que se ‎ocupaba de las inversiones de los miembros sudaneses de la Hermandad ‎Musulmana.‎
Qatar compra a la OLP su turno en la presidencia rotativa de la Liga Árabe. ¿Precio? 400 ‎millones ‎de dólares. En violación de los estatutos, Qatar hace que la Liga suspenda la membrecía ‎de la ‎República Árabe Siria, a pesar de tratarse de un Estado fundador de ese grupo de países. ‎Qatar ‎propone después el envío a Siria de una Misión de Observación presidida por Sudán –país ‎que sigue ‎bajo un gobierno de la Hermandad Musulmana. Sudán designa como jefe de la Misión al ‎general ‎Mohamed Ahmed Mustafá al-Dabi, ex jefe de sus servicios secretos y ex embajador en ‎Qatar. ‎Cada Estado miembro de la Liga Árabe envía observadores para que todas las tendencias ‎estén ‎representadas en la Misión. La República Árabe Siria acepta el envío de esa Misión ‎de ‎Observadores y permite que se despliegue en el territorio nacional. Será esa la primera y única ‎vez ‎que un órgano pluralista llega a estar presente en el terreno, se reúne con todas las partes y ‎visita ‎todo el país. Se trata, en realidad, de la única fuente externa de información realmente digna ‎de ‎confianza en todo el conflicto. ‎
Todas las partes saludan favorablemente la nominación del general al-Dabi, el hombre ‎que ‎negoció la separación entre Sudán y Sudán del Sur y a quien numerosos países árabes ‎proponen ‎como candidato al Premio Nobel de la Paz. Pero la lectura de los informes preliminares ‎muestra ‎que este militar sudanés no tiene intenciones de redactar informes para complacer a ‎nadie sino de ‎dirigir una auténtica observación pluralista de la situación. Bruscamente, los ‎medios ‎internacionales cambian de tono y acusan al general al-Dabi de ser uno de los genocidas ‎de ‎Darfur. Los que antes aprobaban su designación, ahora exigen que dimita. El general sudanés ‎se mantiene en sus trece. ‎
Finalmente se publica un informe preliminar que certifica que no hay revolución en Siria. La ‎Misión ‎confirma que la exageración es considerable en cuanto a la violencia atribuida al gobierno, ‎que el ‎ejército se ha retirado de las ciudades, que no hay represión, que las víctimas son ‎principalmente ‎soldados y policías, que más de 5 000 detenidos cuyo nombres ella misma entregó ‎a las ‎autoridades sirias han sido liberados y que los medios de prensa extranjeros que solicitaron ‎cubrir ‎la situación han podido hacerlo. ‎
Lleno de cólera, Qatar paga a Sudán 2 000 millones de dólares para que se lleve a casa al ‎general ‎al-Dabi y se opone a que la Liga Árabe nombre un sucesor a la cabeza de la Misión. ‎Descabezada, ‎la Misión de Observadores de la Liga Árabe será disuelta a principios de 2012. ‎
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El sirio Abu Saleh se convierte en “corresponsal permanente” de France24 y de Al-‎Jazeera en el Emirato Islámico de Baba Amro, implantado en un barrio de la ciudad siria ‎de Homs. Durante 2 meses, este individuo escenifica bombardeos inexistentes ‎supuestamente perpetrados contra ese barrio por las “fuerzas del régimen”, participa en la ‎condena a muerte de 150 habitantes del barrio ocupado por los yihadistas, supuestamente agonizante‎ se dirige ‎a sus espectadores (foto) y después, “milagrosamente” curado, incendia un ‎oleoducto y comete otras fechorías. A la caída del Emirato Islámico de Baba Amro, Abu Saleh ‎huye a París. Posteriormente reaparece en la región siria de Idlib.
Igualmente furiosa de ver como la República Árabe Siria logra salir adelante, la ‎Hermandad ‎Musulmana decide instaurar un Emirato Islámico. Luego de varios intentos, logrará ‎hacerlo en ‎Baba Amro, un barrio de la ciudad siria de Homs, donde previamente había cavado y ‎acondicionado ‎toda una red de túneles para garantizar el abastecimiento de sus combatientes en ‎caso de asedio. ‎Allí concentra la cofradía 3 000 hombres armados, 2 000 de ellos takfiristas sirios. ‎Esos elementos son de hecho ‎los miembros del subgrupo de la Hermandad Musulmana denominado “Excomunión ‎y ‎Inmigración”, creado en tiempos del presidente egipcio Anwar el-Sadat. ‎
Estos elementos implantan en Baba Amro un “Tribunal Revolucionario” con el que juzgan ‎y ‎condenan a muerte a más de 150 habitantes del barrio, que son degollados en público. ‎Los ‎habitantes del barrio huyen, con excepción de unas 40 familias. Los takfiristas levantan ‎barreras en ‎todos los puntos de acceso al barrio y las fuerzas especiales francesas se encargan de ‎instalar en ‎ellos el mejor armamento disponible en Occidente. La campaña terrorista del primer ‎año de ‎desórdenes da paso con ello a una guerra de posiciones, en concordancia con el plan ‎expuesto en ‎‎2004 en el libro La Administración de la Barbarie. En lo adelante, los islamistas reciben de la ‎OTAN un armamento más sofisticado que el que posee la República Árabe Siria, cuyo ejército es ‎objeto de un embargo desde el año 2005. ‎
Una mañana, el Ejército Árabe Sirio penetra en Baba Amro, cuyas defensas finalmente ha ‎logrado ‎neutralizar. Los militares franceses, los periodistas y algunos líderes ya han huido y ‎reaparecen en ‎Líbano días después. Los takfiristas se rinden. La guerra que estaba comenzando ‎parece haber ‎terminado, como en Líbano –en 2007–, cuando el ejército libanés derrotó al grupo ‎Fatah al-Islam. ‎Pero los islamistas no están liquidados. ‎
Una nueva operación se prepara desde Jordania, bajo la dirección de la OTAN. Esa ‎operación ‎incluye un gran ataque contra la capital siria, Damasco, en el marco de una gigantesca ‎operación ‎sicológica. Pero es anulada en el último instante. Abandonados por Francia en Baba ‎Amro, los ‎islamistas acaban de recibir una contraorden de Estados Unidos, que está conversando ‎con Rusia ‎sobre la posibilidad de compartir con ella el Medio Oriente. Ambos países firman una ‎promesa de paz en Ginebra, el 30 de junio de 2012. ‎

12- Punto final para la “primavera árabe” en Egipto


En Egipto, la Hermandad Musulmana controla el nuevo Parlamento. Aunque la nueva ‎Constitución ‎ha sido adoptada con un 77% de aprobación después un referéndum, la cofradía ‎estima que ese ‎texto –redactado expresamente para permitir la elección de sus miembros– no ‎pasa de ser la ‎modificación –demasiado ligera a su gusto– de un viejo texto, así que designa una ‎Asamblea ‎Constituyente de 100 personas, 60 de ellas miembros de… la Hermandad Musulmana. ‎
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En cuanto Washington obliga al presidente Mubarak a dimitir, el jeque egipcio Yussef ‎al-Qaradawi regresa de Qatar en un avión privado. Administrador del Centro de Estudios ‎Islámicos de Oxford –cuyo presidente es el príncipe Charles– y consejero espiritual del canal ‎satelital qatarí Al-Jazeera, el jeque Qaradawi tiene en esa televisión qatarí su propio programa ‎semanal sobre la charia. Ya en El Cairo, Qaradawi se presenta personalmente en la plaza ‎Tahrir, donde condena la democracia y se pronuncia por la ejecución de los homosexuales.
La cofradía resalta que los jóvenes demócratas podrían cuestionar el poder del ejército. ‎La ‎campaña con vista a la elección presidencial proporciona a los islamistas una oportunidad ‎para ‎llamar a regenerar Egipto a través del Corán. Yussef al-Qaradawi predica que luchar contra ‎los ‎homosexuales y recuperar la Fe es más importante que enfrentarse a Israel por el ‎reconocimiento ‎de los derechos del pueblo palestino [2]. Mientras los sunnitas se abstienen ‎masivamente en la ‎elección presidencial, la Hermandad Musulmana impide el voto en las ciudades ‎y poblados ‎cristianos, de manera que 600 000 electores no logran ejercer su derecho al voto. ‎
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La Comisión Electoral egipcia “confirma a Mohamed Morsi como presidente de Egipto ‎para evitar al país un episodio sangriento si [proclamara] la elección del general Ahmed ‎Shafiq”.
A pesar de todo, ‎el veredicto de las urnas da la victoria al general Ahmed Chafik –ex primer ‎ministro de Mubarak– ‎con una pequeña ventaja de 30 000 votos. La cofradía amenaza entonces a ‎los miembros de la ‎Comisión Electoral con tomar represalias contra sus familias y, al cabo de 13 ‎días, la Comisión ‎atribuye la victoria al miembro de la Hermandad Musulmana Mohamed Morsi [3]. La ‎‎“comunidad ‎internacional” prefiere mirar para otro lado y alabar el carácter democrático de la ‎elección. ‎
Mohamed Morsi es ingeniero en la NASA. Es ciudadano estadounidense ‎y ‎cuenta con una acreditación que le da acceso a secretos militares en el Pentágono. Desde ‎su ‎llegada al poder en Egipto, se dedica a rehabilitar y fortalecer la Hermandad Musulmana y ‎a ‎estrechar sus vínculos con Israel. El día del aniversario del asesinato de Anwar el-Sadat, el ‎nuevo ‎presidente recibe a los asesinos en palacio. También nombra gobernador de Luxor al ‎responsable ‎de la masacre terrorista perpetrada en ese distrito en 1997. En cambio, persigue a los demócratas ‎que habían participado en manifestaciones sin exigir la renuncia de Hosni Mubarak ‎sino sólo ‎denunciando aspectos de su política. Morsi apoya además una gran campaña de ‎pogromos de la ‎Hermandad Musulmana contra los cristianos y cubre los abusos y crímenes de los ‎miembros de la ‎cofradía: linchamientos, saqueo de los arzobispados e incendio de iglesias. Al ‎mismo tiempo ‎privatiza las grandes empresas egipcias y anuncia la posible venta del Canal de Suez ‎a Qatar, que ‎en ese momento sirve de padrino a la cofradía. Desde el palacio presidencial, Morsi habla al ‎menos 4 veces ‎por teléfono con Ayman al-Zawahiri, el jefe mundial de al-Qaeda. ‎
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Conferencia de prensa en la sede de la Hermandad Musulmana con el Guía Mundial de ‎la cofradía (al centro) y con el presidente egipcio Mohamed Morsi (a la izquierda).
En definitiva, Mohamed Morsi acaba ganándose la enemistad de todos. Todos los ‎partidos ‎políticos, incluyendo a los propios salafistas –aunque exceptuando, por supuesto, a la ‎Hermandad ‎Musulmana– comienzan a participar en manifestaciones contra Morsi. Esas protestas ‎llegan a ‎reunir 33 millones de personas que salen a las calles y llaman al ejército a devolver el país ‎al pueblo ‎egipcio. Indiferente al clamor del pueblo, el presidente Morsi ordena al ejército egipcio ‎que se ‎prepare para atacar la República Árabe Siria, en ayuda de los seguidores sirios de la ‎Hermandad ‎Musulmana. Esa decisión colmará la copa, sellando su destino como presidente. ‎
El 3 de julio de 2013, cuando en Washington las oficinas federales cierran sus puertas antes ‎del ‎extenso fin de semana del 4 de julio –la fiesta nacional estadounidense–, el ejército egipcio da ‎un ‎golpe de Estado. Mohamed Morsi es arrestado y enviado a la cárcel mientras que las calles ‎se ‎convierten en campos de batalla donde los miembros de la Hermandad Musulmana y sus ‎familias ‎se enfrentan a las fuerzas del orden. ‎

13- La guerra contra Siria


Se dice que “en política, las promesas sólo comprometen a quien se las cree”. Un mes después ‎de ‎la primera conferencia de Ginebra sobre Siria y la firma de la paz y sólo unos días después de ‎la ‎conferencia de los “Amigos de Siria” realizada en París, nuevamente se aprueba la guerra, ‎con ‎asistencia de la OTAN. Nombre de código: “Volcán de Damasco y Terremoto en Siria”. ‎
Cuarenta mil hombres entrenados precipitadamente en Jordania cruzan la frontera y se ‎lanzan ‎sobre Damasco mientras que un atentado elimina a importantes responsables que ‎participaban en ‎una reunión del Consejo Nacional de Seguridad sirio. El ejército y los servicios ‎secretos sirios ‎quedan decapitados. ‎
Los yihadistas que atacan la capital siria son mercenarios reclutados entre las capas pobres ‎del ‎mundo musulmán. Muchos ni siquiera hablan árabe y no han recibido más que una semana ‎de ‎entrenamiento. Algunos creen estar luchando contra los israelíes. Sufren gran número de bajas ‎y ‎se repliegan. ‎
En la larga guerra que viene después, el Ejército Árabe Sirio –que trata de ‎defender ‎prioritariamente a su población y tiene para ello que replegarse hacia las grandes ‎ciudades– se ‎enfrenta a yihadistas que tratan de hacer imposible la vida en vastas extensiones de ‎territorio. ‎Esos elementos parecen renovar sus filas infinitamente. Cada mes llegan nuevos ‎yihadistas que ‎toman el lugar de los que mueren en combate o desertan. Todos los delincuentes ‎del mundo ‎musulmán llegan a Siria para probar suerte por unos cuantos cientos de dólares al mes. ‎Oficinas de ‎reclutamiento se abren públicamente en países como Túnez y Afganistán, aunque se ‎hacen más ‎discretas en otros, como Pakistán y Marruecos. Pero el número de bajas que los ‎yihadistas sufren ‎en los combates es tremendamente elevado. En julio de 2013, según INTERPOL, ‎se registran en 9 países operaciones de evasión extremadamente sofisticadas para sacar a líderes ‎islamistas de las ‎cárceles y enviarlos a Siria. Por ejemplo:
- el 23 de julio, entre 500 y 1 000 presos se escapan de las cárceles de Taj y Abu Graib, en Irak;‎
- el 27 de julio, 1 117 presos se escapan de la cárcel de Kuafia –en Bengazi, Libia– como ‎resultado ‎de un motín iniciado dentro de la cárcel, en coordinación con un ataque desde el ‎exterior;‎
- durante la noche del 29 al 30 de julio, 243 talibanes se escapan de la cárcel de Dera Ismail ‎Khan, ‎en zonas tribales pakistaníes.‎
El Ejército Árabe Sirio incinera la mayoría de los cadáveres de los yihadistas, pero los que ‎logra ‎identificar son conservados y devueltos a sus familias. Como Argelia, con la Fundación ‎Abdelkader, ‎varios países crean discretamente canales para repatriar esos cuerpos. Hoy en día, el ‎Ejército ‎Árabe Sirio aún conserva más de 30 000 cadáveres identificados que nunca han sido ‎reclamados. ‎
Los países occidentales que inicialmente habían enviado miembros de sus fuerzas ‎especiales, ‎reclutándolos entre sus soldados con doble nacionalidad –generalmente musulmanes ‎de origen ‎magrebí–, organizan sus propios canales para el reclutamiento de yihadistas. En Francia, ‎se crea ‎una red de reclutamiento en las prisiones, con participación de mezquitas salafistas. Esos ‎miles de ‎individuos se unen a las decenas de miles que llegan a Siria desde el “Medio Oriente ‎ampliado”. ‎Aunque se ignora la cifra exacta de personas que participan en esta guerra, se estima ‎que el ‎número total de yihadistas locales y extranjeros que luchan tanto en Irak como en Siria, ‎desde ‎‎2011, sobrepasa los 350 000. Esa cifra es superior a los efectivos de cualquier ejército ‎regular de la ‎Unión Europea y dos veces superior a los del Ejército Árabe Sirio. ‎
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A través de la televisión saudita al-Safa, el jeque sirio Adnan al-Arour exhorta a ‎emprender en Siria masacres contra los alauitas. Este individuo se convertirá en el referente ‎religioso del llamado “Ejército Sirio Libre”.
El jeque Adnan al-Arour garantiza la unidad ideológica de los yihadistas como “jefe espiritual ‎del ‎Ejército Sirio Libre”. Este pintoresco personaje se dirige semanalmente a un amplio público ‎a ‎través de su propio programa de televisión, caldea los ánimos con constantes llamados a ‎derrocar ‎al tirano y defiende una visión patriarcal y autoritaria de la sociedad. Adnan al-Arour va ‎derivando ‎poco a poco hacia llamados de naturaleza sectaria, en los que exhorta a masacrar a ‎los ‎cristianos y los alauitas. Este individuo fue suboficial en el Ejército Árabe Sirio hasta que ‎fue ‎arrestado por haber violado a varios jóvenes reclutas. Huyó entonces a Arabia Saudita, donde ‎se ‎convirtió en jeque al servicio de Alá. ‎
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El Consejo de Seguridad Nacional de Estados Unidos se reúne en la Casa Blanca, el 13 de junio ‎de 2013. En la foto aparecen Gayle Smith, directora para el Desarrollo de la Democracia (la persona de pelo blanco sentada a la derecha) y el miembro de la Hermandad Musulmana ‎Rashad Hussain ‎(la cuarta persona desde la izquierda)‎. Aunque participó en esta reunión, el consejero de ‎seguridad nacional, Tom Donilon, no está en la foto. Pero sí aparece (a la izquierda y con ‎turbante) el jeque Abdallah ben Bayyah, representante de la Hermandad Musulmana y ‎segundo de Yussef al-Qaradawi.‎
Los yihadistas reciben generalmente un armamento básico, disponen de cantidades ilimitadas ‎de ‎municiones y están organizados en katibas –pequeñas unidades de varios cientos de hombres–‎‎ ‎cuyos jefes reciben un equipamiento ultrasofisticado, como maletines de comunicación que ‎les permiten recibir directamente imágenes satelitales sobre los movimientos del Ejército Árabe ‎Sirio. ‎Se trata por ello de una lucha desigual en la que el Ejército Árabe Sirio, aunque mucho ‎mejor ‎entrenado, sólo dispone de armamento anterior al año 2005 –debido al embargo ‎internacional ‎que le ha sido impuesto– y no tiene ningún tipo de acceso a datos de inteligencia ‎satelital. ‎
Contrariamente al Ejército Árabe Sirio, cuyas fuerzas y unidades coordinan sus acciones y se ‎hallan ‎todas bajo la autoridad del presidente Bachar al-Assad, las katibas yihadistas se ‎disputan ‎constantemente entre sí, incluso en pleno campo de batalla, donde existe gran rivalidad ‎entre ‎diferentes cabecillas que se creen todos “señores de la guerra”. Pero todos reciben ‎refuerzos, así ‎como el armamento y las municiones que utilizan, y datos de inteligencia, de un ‎estado mayor ‎único –el LandCom de la OTAN, situado en la ciudad turca de Esmirna (Izmir)–, al cual todos deben ‎obediencia. Sin embargo, Estados Unidos encuentra enormes dificultades a la ‎hora de lograr que ‎ese sistema funcione ya que numerosos actores internacionales pretenden ‎realizar operaciones a ‎espaldas de sus demás aliados. Así lo hace Francia –a espaldas del Reino ‎Unido–, al igual que ‎Qatar, que actúa en detrimento de Arabia Saudita. ‎
En cuanto el Ejército Árabe Sirio se repliega de un territorio, los yihadistas que logran ocuparlo ‎‎“se ‎entierran” construyendo allí túneles y búnkeres. Cuando los sauditas enviaron al millonario ‎Osama ‎ben Laden a Afganistán lo hicieron porque era un especialista en obras públicas, que ya ‎había ‎supervisado la construcción de túneles en montañas –más exactamente la ampliación del ‎cauce de ‎ríos subterráneos. Esta vez, expertos de la OTAN especializados en ingeniería civil son ‎enviados a Siria para supervisar la construcción para los yihadistas de obras defensivas de proporciones gigantescas.‎
‎(Continuará) ‎

La intolerancia disfrazada de virtud


disidentia.com

La intolerancia disfrazada de virtud 

 

 

J.L. González Quirós

Hace 135 años Félix Sardá i Salvany, catalán y tradicionalista, escribió un libro que trataba de mostrar la casi absoluta incompatibilidad entre el liberalismo y la fe. Por fortuna, hoy en día casi nadie cree que exista esa incompatibilidad, aunque tampoco sea raro encontrar ramalazos de esa idea en los juicios y opiniones de algunos. Lo que el texto de Sardá suponía es que, de existir una verdad objetiva, como toda persona de fe sostiene, las opiniones que no se atuviesen a ella suponían, ante todo, un error y, en consecuencia, un mal.
Ahora no es corriente encontrar ese tipo de razonamiento, de una lógica implacable, porque no se comparte el punto de partida, a saber, la existencia de una verdad incontestable previa a cualquier opinión y ante la cual todo el mundo tendría que inclinarse. El reconocimiento de esa paradójica verdad, que no existe ninguna verdad por encima de la libre discusión racional entre personas dispuestas a entenderse, es lo que se ha consagrado como un valor político y moral de gran importancia al reconocer la legitimidad del pluralismo, es decir, del carácter esencial de los derechos a la libertad de conciencia, de pensamiento, de opinión, de expresión que, junto a la igualdad ante la ley y el derecho a la propiedad, constituyen el fundamento más sólido de las modernas democracias liberales.
Pero al hablar de todo esto estamos hablando de historia, de algo que se ha conquistado con plenitud en algunas partes del mundo, que está todavía vigente en algunas otras, que nunca se ha alcanzado en otros lugares en los que las formas de despotismo y dictadura han seguido vigentes, pero que, por desgracia, se encuentra ahora mismo gravemente amenazado en muchos lugares, no por el dogmatismo católico de un Sardá, sino por un cierto número de creencias que se están extendiendo y que adquieren un aire peligroso de verdad indiscutible, de fundamento para declarar delincuente a quien no se atenga a los nuevos mandamientos.
Los censores se multiplican porque representan la cara oculta y muy peligrosa de una dimensión demasiado humana, la pasión por prohibir, y qué mejor cosa que prohibir la maldad
Sardá suponía que no resulta aceptable que nadie tenga una moral y unas creencias no sometidas a lo que él interpretaba como la autoridad superior e indiscutible del mismo Dios encarnada en la Iglesia y, en aquellos momentos, todavía aliada con el poder político en muchas partes de Europa. Pues bien, ahora mismo abundan quienes creen que existe algún tipo de verdad que está por encima de cualquier libertad de pensamiento y opinión.
Con lo que ahora nos encontramos es con la tentación de imponer por las bravas nuevas formas de dogmatismo ideológico y sus correspondientes dictaduras culturales y sociales que no se pretenden derivadas de Dios, sino de entidades que han ocupado su lugar en las mentes fanáticas de los nuevos censores. No es que escaseen ese tipo de instancias a las que acogerse para liberarnos del pánico que puede dar el vivir al aire en un mundo tan complejo y cambiante. Son abundantes las deidades disponibles. Baste pensar, por ejemplo, en el nacionalismo, la corrección política, el ecologismo, el feminismo o en cualquiera de las múltiples transformaciones del socialismo.
El socialismo, por empezar por el final, sigue considerando que el liberalismo es una forma, en cierto modo sutil, de perversión moral, y de ahí el sentimiento de superioridad que la izquierda sigue administrándose en dosis peligrosas y que sirve para ocultar cualquier especie de fracaso, y los ejemplos abundan, que siempre se cargan en la maldad de los enemigos del pueblo y del progreso a los que es imperativo seguir negando el pan y la sal, como acaba de hacerlo, la vicepresidenta Calvo, al negar el perdón a los arrepentidos de derechas que ahora quieran hacerse pasar por feministas: si no estás en la lista de los escogidos nunca merecerás otra cosa que piedad, en casos excepcionales, y, por lo general, displicencia y severas admoniciones cuando trates de apoderarte de inventos que siempre han sido de la izquierda (como el helicóptero, en frase de Orwell).
El nacionalismo es otra verdad indiscutible que sus defensores identifican, además, con la verdadera democracia. Como quiera que el nacionalismo es, indefectiblemente, una forma de privación, los nacionalistas tienen que inventarse un opresor, un enemigo a las puertas y se afanan de forma incansable en hacer evidente su intrínseca maldad. Ahí tienen a Quim Torra, si quieren un resumen, su manera habitual de contraponer democracia y ley, cuando la ley no le gusta.
El ecologismo, que como decía Ramón Margalef, el primer ecólogo español, tiene que ver con la Ecología lo mismo que el socialismo con la sociedad, es una verdadera religión de la madre Tierra que tiene especial peligro porque recurre casi siempre a disfraces científicos. Es fácil descubrir al científico ecologista porque se refugia en la unanimidad de la ciencia, como si la ciencia fuese un colegio cardenalicio y no un estupendo batiburrillo de investigaciones en permanente ebullición y muy consciente de sus limitaciones, de que una cosa es suponer y otra comprobar, pero con ayuda de las televisiones, los telepredicadores y la cátedra YouTube llevan las de ganar, acaban de descubrir, por ejemplo, que julio ha sido el mes más caliente de la historia y eso se debe, sin duda alguna, a los herejes que todavía abundan y no aplauden a Greta con las orejas.
El feminismo está a punto de acabar con la presunción de inocencia en lo que a hombres se refiere, lo que no es pequeña conquista. Basta con llamarnos manada o con que se nos oiga decir que Woody Allen a veces ha tenido mucha gracia para caer en las redes de la Santa y muy Femenina Inquisición. Ojo, porque según advierte Soto Ivars, en comandita con el estalinismo cultural, van a por Tarantino y si cae una torre tan alta, a ver quién aguanta el tipo.
No es para broma: los censores se multiplican porque representan la cara oculta y muy peligrosa de una dimensión demasiado humana, la pasión por prohibir, y qué mejor cosa que prohibir la maldad. Hay que esperar la resistencia inteligente y con buen humor de los que sabemos cierto lo que decía Hölderlin, que siempre que los hombres (y las mujeres) han intentado construir el Paraíso han acabado edificando un infierno.
Foto: Hermes Rivera