La Auditoría Superior de la Federación y la corrupción
Autor:
Álvaro Cepeda Neri *
3-4 minutes
I. En el Artículo 79 constitucional se funda
el desempeño del único órgano que ha estado cumpliendo con su deber, es
decir con sus obligaciones, funciones y facultades para fiscalizar los
ingresos y egresos del gobierno federal: el manejo, la custodia y
aplicación de fondos y recursos de los tres poderes de la Unión y de los
entes públicos federales. También de auditar el desempeño y
cumplimiento de los objetivos de los programas federales. Y fiscalizar
los recursos federales que administren o ejerzan las 32 entidades
federativas y los municipios. Es una institución de suma importancia que
con su autonomía técnica y de gestión, no obstante estar en el
organigrama de la Cámara de Diputados, fiscaliza a ésta, a los
senadores, Presidencia de la República y a toda la estructura del poder
Judicial de la Federación. Los cuatro incisos de ese artículo son de
vital e indispensable vigencia, con raíces en lo que fue la Contaduría
Mayor (cuyo rastreo hice en 1974, con una publicación que lleva ese
nombre, y cuyos antecedentes históricos llegaron con la Conquista y la
Colonia).
II.
Creada por el Constituyente de 1916-1917 que reformó la de 1857,
nuestra vigente Constitución ha cumplido 101 años. Tiene 136 artículos y
sus más de 700 cambios y modificaciones que rayan en contrarreformas
han ido en dirección de aumentar el presidencialismo antidemocrático. De
ellos el Artículo 79, para controlar a ese presidencialismo, los
gobernadores, presidentes municipales y demás órganos federales, es de
los pocos que han funcionado publicitando sus fiscalizaciones para
conocimiento de los mexicanos. Es verdad que la Auditoría Superior de la
Federación ha estado cumpliendo su tarea fiscalizadora, arrojando en el
sexenio presidencial que está por concluir la corrupción en el manejo
de los ingresos, y peor aún en su gasto. Si ha de calificarse ese
ejercicio anual, donde la honradez está ausente, no hay mejor adjetivo
que el de botín, por parte de los funcionarios. Reciben dinero del
pueblo y lo malgastan por medio del robo. No hay una auditoría que no
arroje “manejo discrecional” del gasto público federal.
III. No hay legalidad ni imparcialidad. Pues no son funcionarios si
no rateros. Y, empezando por el presidente de la República, no son
confiables. Este año la Auditoría ha estado rindiendo informes de las
fiscalizaciones de 2016. Falta el 2017. Pero en los 4 años de Peña, el
saldo es que en lugar de diputados, senadores, jueces, magistrados,
ministros, secretarios del despacho presidencial, gobernadores y
presidentes municipales tenemos ladrones que disponen del dinero del
pueblo como botín. Es un robo generalizado y por eso el país como
gobierno, sociedad y Estado son presa de la corrupción. Esto por más que
la Auditoría Superior de la Federación exhiba los faltantes
multimillonarios. Ese órgano cumple con revisar el gasto federal y nos
informa que en el Poder Legislativo, el Poder Ejecutivo y el Poder
Judicial, como en las 32 entidades y más de 3 mil municipios, todos a
una roban impunemente pues no hay sanciones pecuniarias ni penales para
estos rateros.
cepedaneri@prodigy.net.mx
En la historia sobran los ejemplos y la naturaleza humana nos
lo demuestra cada día: la paz es imposible si no hay justicia.
Únicamente desde la justicia, es decir, desde el imperio de la ley,
es posible no sólo construir sino sobre todo intentar mantener la
verdadera paz. No su demagogia o su telaraña propagandística. Esa paloma
blanca con una rama de olivo en el pico, descrita en la Biblia, cuya
supuesta defensa ha terminado adjudicándose la izquierda -que como bien
sabemos no tiene nada de pacífica- y por supuesto, los receptores de su
doctrina, agitando los brazos y repitiendo consignas (aún en el siglo
XXI) en el falso casting de una caricatura. Primero tragicómica. Luego
terrorífica.
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Es un hecho: cuando la justicia se tambalea o se agrieta, la paz
automáticamente corre peligro. En décadas recientes lo hemos visto una y
otra vez, lo seguimos viendo, con los llamados socialismos del siglo XXI
(SSXXI). Esos engendros ideológicos que en nombre del bien común (que
nunca llega) acceden al poder mediante los votos: comprados con falsas
promesas y falsas ilusiones, y algún que otro regalo miserable. Ahí
persisten Venezuela, Bolivia, Ecuador, Nicaragua. De estas emboscadas
han sido blanco también Brasil y Argentina. Y mucho cuidado, que
Colombia y México hace rato están en la mirilla del eje del mal.
Mucho cuidado, que Colombia y México hace rato están en la mirilla del eje del mal
Ya instalados en la presidencia, más bien sembrados con abono de
concreto, los falsos hidalgos que lideran estas grises “revoluciones
sociales”, grandes tramposos por naturaleza, terminan imponiendo su
proyecto totalitario con el atraco de la institucionalidad, las
libertades, la democracia. Y por consiguiente la ruina de toda, o casi
toda, la sociedad civil.
Recordemos al fallecido Hugo Chávez. En 1992 fracasó
en su intento de golpe de Estado a través de una rebelión militar. Sus
hombres se rindieron y fueron llevados a prisión. Pero en sólo dos años
quedaron libres gracias al sobreseimiento del presidente Rafael Caldera,
en un compromiso político con varios partidos de la izquierda. Así la
paz volvió a estremecerse. Y no ha regresado más a ese país.
Es profundamente lamentable que los venezolanos cometieran el mismo
error que los cubanos ya habían cometido cuatro décadas antes. En 1953 Fidel Castro
asaltó el Cuartel Moncada, igualmente asesinado a inocentes y
rindiéndose al final (de hecho Castro ni se apareció por el adulterado
cuartel: alegó que se perdió, conociendo perfectamente la zona. Fue
capturado a pesar de sus magnas dotes de rata escurridiza). Pero es
curioso que tanto Castro como sus hombres fueron amnistiados después de
también pasar sólo dos años en el presidio. Aquella funesta amnistía fue
el comienzo del fin de la paz en la isla. Como luego en Venezuela.
Castro se fue feliz, apoyado por coquetos empresarios de
la izquierdosidad, a preparar una nueva empresa militar a un benéfico
exilio
La diferencia entre Castro y Chávez es que eran otros tiempos. Para
el dictador cubano era entonces la mitad del siglo XX. Excarcelado,
Castro se fue feliz, apoyado por coquetos empresarios de la
izquierdosidad, a preparar una nueva empresa militar a un benéfico
exilio. Luego se alzó en la Sierra Maestra, y cuando el presidente Fulgencio Batista
renunció y se marchó del país, el Comandante en Jefe bajó triunfal de
las montañas con su caravana de barbudos, que se han enquistado en el
poder. Los que han llegado vivos, claro está. No fueron pocos los que ajustició de varias formas.
En el caso de Chávez, ya era el final del siglo, y se decía, impune y
tontamente, que la Guerra Fría había terminado, que era el fin de la
Historia. Y la Historia, pues no tardaría en repetirse, y una vez más
para mal. Así que Fidel Castro, viejo conspirador de mala leche, se
convirtió en el padrino ideológico y principal asesor de Chávez,
como ya lo había sido, lo seguía siendo, de los ya por entonces mal
vistos movimientos guerrilleros en la región (incluidos, por supuesto,
los terroristas colombianos de las FARC, hoy demócratas, pacifistas,
victimarios transformados en víctimas. Menuda historia).
Chávez apenas irrumpió en el palacio de Miraflores, no
perdió un instante en destruir la independencia de los poderes públicos y
toda la institucionalidad
Como sabemos, la memoria de los pueblos es débil y corta. Así que
gracias sobre todo a la desmemoria de su pueblo, Chávez regresó a
Venezuela, muy bien asesorado por el mayor caudillo del Caribe, se
presentó a elecciones y no le fue difícil apoderarse de su nación “por
la vía democrática”. La mayoría de los votantes creyeron su fábula de hadas revolucionarias
y apenas irrumpió en el palacio de Miraflores, no perdió un instante en
destruir la independencia de los poderes públicos y toda la
institucionalidad. Y ahí sí la paz se convirtió en guiñapo. Una mala
palabra. La agonía que hoy vemos.
Cuando el payaso macabro de Nicolás Maduro se sentó
en el trono del país suramericano, hacía rato que el castrochavismo
había confiscado todas las instituciones democráticas. Eso sí: cada día
todo se hace peor. Es el mecanismo de los SSXXI, que no son más que dictaduras neocomunistas. Y no sólo Colombia y México corren peligro ante su bribona jerga. También España, si no se mantiene bien alerta con los discípulos chavistas de Podemos, y con otros pejes afines a sus estrategias, puede caer en el mismo jamo. Nunca me canso de decir cuidado. Mucho cuidado.
Colombia es el caso más latente. En estas elecciones se juega su
futuro entre el retorno al uribismo (que acorraló a los terroristas de
las FARC) e hizo florecer al país, y el camino hacia el SSXXI, que
destruye todo lo que encuentra a su paso. Aquí sí Colombia se juega la
paz que hoy al menos puede sostener. No esa narconovela escrita y
dirigida desde La Habana, de la que el presidente Juan Manuel Santos
es uno de los productores ejecutivos. ¿Creer en un “proceso de paz”
marcado por el discurso del castrismo, parecería demasiado, aunque hayan
“mudado” el campamento? ¿O aún no es suficiente?
Es absurdo llamar “proceso de paz” a una componenda
burocrática que de plano intenta subvertir los valores de la justicia y
trastocarlos en mera impunidad
Es tan absurdo llamarle “proceso de paz” a una componenda burocrática
que de plano intenta subvertir los valores de la justicia y
trastocarlos en mera impunidad. Partiendo de este hecho tan claro, es
absolutamente vergonzoso y peligrosísimo avalar no sólo los curules
entregados a los terroristas de las FARC, sino que estas personas que
han cometido crímenes de lesa humanidad se mantengan fuera de la cárcel.
Es una realidad que se burla de la sociedad colombiana y la degrada:
pues palea y premia la criminalidad, y sienta las bases para que ocurra
cualquier descalabro en las instituciones democráticas y la sociedad
civil. Y no sólo en Colombia, sino ya en cualquier parte. Es una alarma para el mundo “democrático”.
Pero hay algo quizás mucho más importante en todo esto, al menos un
peligro mucho más inmediato: los interesados en que gane la izquierda
(que son los que apoyan el infame tratado de paz, y no es casual) están
jugando fino con más de una estrategia. No olvidemos jamás que en las
elecciones de lo que se trata es de elegir, y generalmente entre uno y
otro lado. El mundo, aunque muchos no quieran verlo, se trata de
izquierda y derecha.
En el caso de las próximas elecciones en Colombia, la cara fea de la izquierda es el criminal Timochenko. El chivo expiatorio,
el cepo a quien gritarle en las calles todo el horror, el dolor, el
miedo que durante décadas él mismo le causó a los colombianos. A este
ser despreciable lo están haciendo polvo en las manifestaciones
públicas, digamos que se están desahogando con él los colombianos.
Timochenko y las FARC son la desestabilización de la consciencia
nacional. La primera parte de la sucia estrategia.
El verdadero peligro es Gustavo Petro. Un ex guerrillero
del grupo terrorista M-19 que, al igual que Chávez pretende apoderarse
del país por la vía democrática
La segunda parte, y la más importante, es Gustavo Petro.
Un ex guerrillero del grupo terrorista M-19 que, al igual que Chávez (y
fíjense que emplea hasta su mismo lenguaje, es casi calcado, pues se
trata del manifiesto comunista de la nueva izquierda) pretende
apoderarse del país por la vía democrática. Carrera de fondo que viene
haciendo desde que en 2006 fue Senador de la República por el Polo
Democrático Alternativo. Tres años después renunció al cargo y se
presentó a las elecciones presidenciales de 2010 que ganó Santos. Y
luego fue Alcalde Mayor de Bogotá entre 2012 y 2016.
Petro es la cara lavada del SSXXI. Su más significativo candidato en estos momentos. Su carta-carnada. Por eso la batalla de la democracia en Colombia es contra Petro.
Es el mayor peligro que ahora mismo afrontan los colombianos. Y ya los
medios de comunicación lo están apoyando, con el poder de las encuestas y
los fuera de foco que aturden, y condicionan, al votante regular. Los
medios, consciente e inconscientemente, lo están haciendo.
Tuve la dicha de vivir en Colombia en tiempos de Álvaro Uribe.
Presencié las elecciones donde resultó ganador Juan Manuel Santos, a
quien Uribe, en un hondo desliz, lamentablemente apoyó. No olvidemos que
fue su Ministro de Defensa. Con Uribe, los terroristas de las FARC fueron acorralados. Pero después, en el gris periodo de Santos que hoy malviven los colombianos, los asesinos se pasean impunemente por las calles,
restregándole en la cara a los colombianos que no sólo pisotearon la
justicia sino que han subido de categoría: de guerrilleros han pasado a
ser políticos, políticos terroristas. Y vale reiterarlo: gracias a
Santos. Los colombianos se han negado en las urnas. Al menos hasta
ahora.
Gustavo Petro es también uno de ellos. Un terrorista redomado. Nunca ha dejado ni dejará de ser un defensor del comunismo
Pues Gustavo Petro es también uno de ellos. Un terrorista redomado.
Nunca ha dejado ni dejará de ser un defensor del comunismo. Está en su
ADN ideológico, en su rencor, en sus palabras y en la ineficiencia de su
mandato como administrador de Bogotá. Pero pensemos sólo en esto: ¿Si
eran oscuros los tiempos en que los terroristas cometían crímenes de
lesa humanidad ocultos en las selvas, cómo serían los tiempos en que
puedan cometerlos amparados por las leyes que inevitablemente impondrán
para sembrarse en el poder?
En la historia sobran los ejemplos y la naturaleza humana nos lo
demuestra cada día: una pequeña imprudencia, un simple resbalón, puede
convertirse en un grave problema. A veces letal. Amigos colombianos, les
prevengo: no se equivoquen por segunda vez. Una de las cosas esenciales
en las elecciones, como en la guerra, es saber quién es el enemigo.
*Señores el Cripto Rublo avanza…
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El presidente de Rusia, Vladimir Putin, ha señalado que la
regulación de la criptomoneda en el país debería convertirse en ley
“para el 1 de julio” este año,según la publicación oficial del gobierno Parlamentskaya Gazeta el 28 de febrero. Putin ha escrito en piedra la fecha de lanzamiento de un paquete regulatorio,ahora llamado Digital Assets Regulation Bill, que apareció por primera vez el año pasado. Su introducción pondrá fin a años de incertidumbre en la criptomoneda – junto con los inversores corporativos y privados –Situarse
en un área gris, con las autoridades locales en Rusia tomando varias
medidas contradictorias para decidir qué aspectos eran y cuáles no eran
legales. La semana pasada, un tribunal de San Petersburgo anuló una ley
promulgada en julio de 2017 que de repente prohibió la distribución de
material educativo relacionado con Bitcoin.
“La operación de los mercados de criptomonedas está vinculada a
riesgos específicos, y la regulación nacional de este campo es, por lo
tanto, esencial”.
El presidente del comité parlamentario de finanzas, Anatoly
Aksakov, dijo en una evaluación durante una discusión a fines de
febrero. Al mismo tiempo, los legisladores en Moscú están preparando ICO y las leyes de crowdfunding,algunos de cuyos detalles clave siguen causando fricción entre el banco central y los ministros del gobierno. Según Parlamentskaya Gazeta, el Banco Central de Rusia específicamente quiere criminalizar las inversiones simbólicas de ICO,mientras que el Ministerio de Finanzas (MinFin) quiere una regulación.
“El banco central se ha opuesto a la legalización de este tipo de
moneda digital en la medida en que los ciudadanos podrían invertir
activamente en instrumentos sin considerar los posibles
riesgos”. Aksakov comentó sobre el punto muerto en curso.
*Swift se sube a la ola… claro se une o se va; el posible
acoplamiento de la red Swift abre a nivel mundial a la tecnología
Blockchain…
SWIFT: SWIFT (del inglés: Society for Worldwide Interbank Financial Telecommunication, es decir, Sociedad para las Comunicaciones Interbancarias y Financieras Mundiales)
es una organización que tiene a cargo una red internacional de
comunicaciones financieras entre bancos y otras entidades financieras.
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Por Molly Jane Zuckerman El 8 de marzo se publicó hoy un informe del proveedor de mensajería financiera SWIFT
y de 34 bancos de transacciones globales que buscaban responder a la
pregunta de cómo la Prueba de concepto distribuida (DLT) (Blockchain)
Prueba de concepto (PoC) puede ayudar a reconciliar la cuenta. resultados positivos.
Una cuenta de Nostro es la cuenta de un banco en una moneda extranjera en otro banco. En
abril de 2017, SWIFT anunció por primera vez que iba a utilizar la
plataforma Hyperledger como base para actualizar sus prácticas de pagos
en el mercado transfronterizo en colaboración con Australia y el Grupo
bancario de Nueva Zelanda, BNP Paribas, BNY Mellon y otros. El proyecto de prueba de SWIFT agregó 22 bancos adicionales en julio de 2017, incluidos Commerzbank, Societe Generale y JPMorgan Chase Bank. El comunicado de prensa de SWIFT sobre el informe publicado
ahora sobre el proyecto de banco a banco señala que el PoC pretendía
descubrir cómo una combinación de activos de DLT y SWIFT podría cumplir
con los “requisitos de privacidad a nivel de gobierno,seguridad y datos a nivel industrial”. así como mostrar beneficios por su uso sobre otras aplicaciones. Cada uno de los 34 bancos participantes tenía su propio nodo
desplegado en un entorno limitado SWIFT DLT, cuya tecnología subyacente
era Hyperledger Fabric v1.0.
Los resultados de PoC mostraron que DLT podría proporcionar las
funciones necesarias para la reconciliación de cuenta Nostro, incluyendo
“manejo de eventos en tiempo real, actualizaciones de estado de
transacciones, pistas de auditoría completa, visibilidad de saldos
esperados y disponibles, confirmación de entradas de cuenta
simplificadas en tiempo real, la identificación de pendientes entradas y
posibles problemas relacionados, y […] t los datos necesarios para
respaldar los informes reglamentarios “.
Damien Vanderveken, Jefe de Investigación y Desarrollo de SWIFT, dijo en el comunicado de prensa:
“El PoC fue extremadamente bueno, demostrando el
fantástico progreso que se ha logrado con DLT y el tejido Hyperledger en
particular”.
El comunicado de prensa también señaló que DLT ha avanzado con la
confidencialidad y seguridad de los datos, la gobernanza, y marcos de
identificación, lo que demuestra que esta nueva tecnología puede
soportar “aplicaciones financieras multibancarias”.
Stephen Gilderdale, director de plataforma de SWIFT, declaró que SWIFT tiene una “prioridad estratégica” para analizar DLT:
“Ya estamos trabajando en nuevos PoCs y continuaremos nuestros
esfuerzos de investigación y desarrollo para garantizar que los clientes
de SWIFT puedan aprovechar su infraestructura y conectividad SWIFT
existente para beneficiarse de los servicios de blockchain, ya sean
ofrecidos por SWIFT o por terceros, de forma segura y confiable.
plataforma.”
Sin embargo, el comunicado de prensa señaló que los prerrequisitos,
como los servidores de cuentas que migran a la generación de informes y
procesamiento de liquidez en tiempo real, tendrían que cumplirse antes
de que la industria financiera adopte DLT a gran escala.
La tecnología DLT también necesitará más desarrollo para estar
preparado para soportar una gran infraestructura global. El comunicado
de prensa da el ejemplo de que se necesitarían 10.000 canales para
cubrir todas las relaciones Nostro actuales, mientras que el estudio
solo utilizó 528.
En cuanto a los próximos pasos en el futuro, el informe SWIFT indica
que alentará a su comunidad a comenzar a usar informes y procesamiento
de liquidez en tiempo real, así como a desarrollar su plataforma para
“complementarla con capacidades DLT”.
Una
tarde iba caminando por la calle de Isabel la Católica, en el Centro de
la Ciudad de México, mientras buscaba algunas ofertas me encontré con
un anuncio que decía “se renta”. Como miles de personas en la ciudad
siempre ando buscando si hay un lugar un poco más barato y, si se puede,
no tan mal ubicado, para vivir con menos apuros.
Debajo del
anuncio viene un número, marco y para mi sorpresa no me contesta una
amable jubilada que vive de sus rentas, sino una señorita quien primero
da el nombre de la empresa para la cual trabaja y después el suyo. Tal
vez por mi acento juvenil (o barrial) la mujer del otro lado de la línea
me contesta con un tono prepotente y antes de decir nada me comenta
“¿cuál es el presupuesto con el que cuenta para rentar?”; le digo mi
presupuesto y me responde con más desprecio aún “aquí el mínimo que
rentamos es de 11 mil, y en la zona no hay nada de menos de 9 mil pesos,
disculpe pero no tenemos una opción para usted”. Solo atino a decir
“gracias” y cuelgo. El drama de la vivienda en la capital
del país, y seguro en toda la República, nos acarrea estrés a miles y
miles de mexicanos. Actualmente comprar una casa o un terreno es un
sueño guajiro, muchos de nosotros no tenemos un empleo estable y si
lo tenemos no nos dan seguridad social ni acceso a algún crédito y ni
para cuando ahorrar, pues todo se nos va en el gas, la luz y el
transporte, claro a veces hasta nos alcanza para comer. Para
algunos analistas, una persona debe gastar un máximo del 30% de su
salario en vivienda, en la Ciudad de México el promedio de lo que paga
un capitalino en el rubro es del 60% siendo la nuestra una de las
ciudades más costosas en el mundo para vivir y para muestra algunos
otros datos: el precio medio de la renta en la Ciudad es de $15,381
pesos al mes; Milpa Alta e Iztapalapa son las delegaciones “más
baratas” para rentar con un promedio de $3,500 y $4,900,
respectivamente; además, según la propia Asamblea Legislativa del a
Ciudad de México, solamente el 52% de los capitalinos son dueños de su
vivienda, es decir, casi la mitad de los habitantes de esta gran ciudad
rentamos. Todo esto ¿en dónde nos deja? Pues a la mitad de
los capitalinos sin casa nos pone en un muy mal plano pues, si esto no
fuera suficiente, la mayoría de los mexicanos ganamos en promedio $4,500
pesos mensuales, es decir, si vivimos solos nos damos por bien
servidos, si encontramos un cuarto de entre $500 y $1000 y ojalá tenga
queja para no pagar luz porque si además le aumentamos todos los
servicios la cosa se pone bastante negra. Y bueno, si tenemos familia,
lo mejor es aprender a convivir un poco apretados. Sin
embargo, ¿esto tiene que ser así? Nosotros como Organización de Lucha
por la Emancipación Popular creemos que no. Consideramos que todo el
pueblo debería tener vivienda digna, es decir, en principio, ese 48% de
capitalinos que no tenemos una casa propia deberíamos de tenerla, así de
sencillo. El Estado está obligado a garantizar la vivienda a toda
la población, pero sabemos que en el capitalismo la vivienda es un
jugoso negocio ya sea mediante la venta o la renta. Es
necesario luchar y exigir que se respete nuestro derecho humano a la
vivienda digna, lo cual también nos pone a pensar que el lugar donde
debemos vivir debe tener todas las condiciones para que nos
desarrollemos como personas: debe tener luz de sol; estar
impermeabilizado; con baño propio, acceso al agua y drenaje; que sea
cercano a fuentes de empleo, centros educativos, áreas verdes; debe ser
espacioso y adaptado al clima en el que vivamos; rodeado de alumbrado
público y calles transitables. Es decir, luchar por una vivienda digna es luchar por una ciudad digna para todo el pueblo.
Por eso, como OLEP, enarbolamos la lucha por vivienda digna para todo
el pueblo donde también contemplamos que el precio de las rentas debe
ser regulado por el Estado, es decir, que el costo sea topado al 30% del
salario mínimo.
Sabemos que esto suena igual de guajiro que
comprar una casa bonita y con patio, pero la misma realidad nos arroja
que actualmente existen cientos de proyectos inmobiliarios a los cuales
el pueblo no tendrá acceso o sólo se le dará el chance de endeudarse de
por vida por casas que, seguramente, estarán mal hechas, pequeñas y con
servicios públicos deficientes. Es decir, en la actualidad existen
las condiciones para construir casas para todo el pueblo, solo que en el
capitalismo la vivienda no es un derecho sino un negocio. Así,
encontramos que la única alternativa real para tener una vida, vivienda y
ciudades dignas es transformar este modelo económico por uno donde la
vivienda sea verdaderamente un derecho, donde priven las relaciones
humanas y no las ansias de ganancia, donde sea el pueblo quien decida dónde y qué construir, es decir, una sociedad socialista. ¡Vivienda digna para todo el pueblo! NOTA: Este artículo fue publicado como parte de la sección CIUDAD del No. 32 de FRAGUA, órgano de prensa de la Organización de Lucha por la Emancipación Popular (OLEP), Febrero-Marzo 2018.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso de los autores mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.
BILL GATES HA REDOBLADO SU OBJETIVO DE DESPOBLAR EL PLANETA
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Contra Inteligencia Anti-NWO
Está utilizando la engañosa doble palabra orwelliana en un nuevo video para engatusar a sus seguidores ingenuos.
“Al hacer que las personas sean más saludables, podemos reducir la población mundial”, dijo.No se equivoque, cuando Gates habla de “hacer que las personas sean más saludables”...
De lo que realmente está hablando es de:
-“Hacer obligatorio el lanzamiento de su gama de vacunas experimentales”.
-Las mismas vacunas que ya han causado la esterilización masiva y la muerte en varios continentes.
-El segundo hombre más rico del planeta es un comprometido globalista y eugenista.
-Trabaja para lograr el objetivo de despoblación del Nuevo Orden Mundial.
-Para que nadie olvide estos hechos, Bill Gates se desvive por recordarnos sobre ellos.
-Bill Gates y su fundación han sido duramente criticados por su objetivo de despoblación.
-Este hombre admitió en una charla de TED que su objetivo es eliminar a un billón de humanos de la faz de la tierra.
Ahora ha llevado a Facebook a sermonearnos acerca de por qué ser erradicado es en nuestro propio interés.
La ironía de la falsa preocupación de Bill Gates por la raza humana provoca risa.
India, sin embargo, puede no encontrarlo tan divertido.
El año pasado, el Grupo Nacional de Asesoría Técnica de India anunció que prohibiría a la Fundación Gates operar en el país.
India reveló que las vacunas que la fundación había estado
promoviendo “para hacer más saludables a las personas” estaban causando
daños irreparables a las jóvenes.
Las “campañas” de la Fundación Gates fueron en realidad “ensayos experimentales de las vacunas”.
Los principales investigadores han descubierto que estos ensayos de
vacunas en India provocaron miles de lesiones y muertes de mujeres
jóvenes.
El “filántropo” también ha financiado programas secretos de esterilización.
Dice que deberíamos formar paneles de muerte para diferenciar
entre aquellos que son dignos de vivir y aquellos que “no tienen ningún
beneficio para la sociedad”.
Esta fría y sesgada “lógica” psicópata es aterradora y trae a la mente
los peores excesos de los regímenes más malvados del siglo XX.
Ahora estamos empezando a ver los terribles resultados de la agenda de despoblación de Gates en todo el mundo.
Kenia tampoco cree que la preocupación falsa de Gates por la raza humana sea divertida.
En septiembre de 2017, se informó que al menos 500.000 niñas y mujeres kenianas se han vuelto estériles.
Sucedió luego de una vacuna contra el tétanos administrada por el
gobierno y promovida por las organizaciones internacionales en el
bolsillo trasero de Bill Gates.
El líder de la oposición keniata Raila Odinga declaró:
"Cientos de miles de niñas y mujeres, de entre 14 y 49 años, de
las poblaciones de más rápido crecimiento en el país no tendrán hijos."
Esto se debe a la esterilización patrocinada por el estado que se vendió al país como vacunación contra el tétanos.
Gates, que tiene 23 millones de dólares en acciones de Monsanto.
Es responsable de los programas de vacunación generalizados que se
han relacionado con brotes de enfermedades en América del Sur y la
epidemia de ébola en África occidental.
Los OMG y las vacunas se han relacionado con enfermedades humanas y la muerte.
A pesar de todo Big Pharma y Big Ag continúan negando las correlaciones innegables.
Preguntémonos esto: si Gates se centra en su objetivo de reducir el número de personas en nuestro planeta.:
¿Por qué financiará programas de vacunación para salvar vidas?.
Nada de esto tiene sentido, a menos que las vacunas no estén destinadas a salvar vidas.
Mucho se ha escrito sobre el concepto de democracia y sus transformaciones partiendo de la Atenas
del siglo V AC, pero no abundan publicaciones en las que brillen las
precisiones conceptuales y en las que se intente, al menos, eludir las
descontextualizaciones y las idealizaciones. En este sentido, sabiendo
que no es tarea fácil, no viene mal repasar algunos elementos esenciales
de este sistema de gobierno que, no olvidemos, ya había sido
caracterizado por Aristóteles como un “gobierno de los pobres” y que recién en el siglo XX pudo desprenderse de la mácula colectivista que lo presentaba como una simple “tiranía de las mayorías”.
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Es que, claro, la democracia contemporánea está atravesada por tradiciones como la republicana y la liberal que han entendido que toda concentración del poder es problemática y que los derechos individuales están por encima de cualquiera de las decisiones de la mitad más uno. Asimismo, la noción de representación
transformó completamente el sentido y las formas de participación, lo
cual, por cierto, hasta el día de hoy, está en el foco de las críticas y
resulta, para muchos, la principal razón del descontento popular contra
las administraciones.
Los tres pilares de la democracia ateniense
Con todo, yo quería detenerme en tres pilares de la democracia ateniense
para desde allí indagar el momento por el que atraviesan las
democracias en las que vivimos. Se trata de nombres griegos pero que se
comprenderán rápidamente: isonomía, isegoría e isomoiría.
Los ciudadanos libres que pujaban por una sociedad sin
derechos especiales para una casta exigieron un código escrito que fuera
público
La isonomía refería a la igualdad ante la ley y fue una de las grandes conquistas del proceso democrático que comenzó con Solón y, atravesando el período de Clístenes, alcanzó su apogeo con Pericles. Es que el derecho estaba en manos de la nobleza y la decisión justa era administrada discrecionalmente
por la clase social beneficiada a través de la voz del sacerdote que
resolvía según la tradición ante la ausencia de ley escrita. De modo tal
que una de las principales exigencias de los ciudadanos libres que
pujaban por una sociedad más igualitaria sin derechos especiales para
una casta, fue, simplemente, que existiera un código escrito que sea público. La razón era que, de ese modo, las sentencias no podrían ser arbitrarias ya que el mismo código que identificaba la falta y determinaba la pena sería reconocido y valdría para todos por igual.
La isegoría, en cambio, refería al uso libre de la palabra en el marco de la asamblea, uso libre al que todo ciudadano tenía derecho. Naturalmente, existía una conexión entre la isonomía e isegoría
pues la única manera de garantizar que hubiera igualdad ante las leyes
era que todos los ciudadanos participaran con su palabra en las
decisiones que se tomaban en la asamblea, y, a su vez, solo era posible
pensar la exigencia de una igualdad en el uso de la palabra si
previamente nos considerábamos iguales ante la ley.
Por último, quizás la categoría menos conocida, es la isomoiría, que, según el investigador de la Universidad de British Columbia, Philip Resnick, refiere a la dimensión económica de la democracia pues apunta a la distribución equitativa de la tierra o, en términos quizás más actuales, a una justa distribución de los recursos.
La democracia actual
Expuesta la definición de estos tres elementos esenciales de la
democracia ateniense, vale preguntarse de qué manera aparecen éstos en
las democracias actuales. Y allí es cuando surge con claridad que
insólitamente al día de hoy la problemática de la igualdad ante la ley
es central. Porque la igualdad formal no es igualdad real y de aquí aquel dicho popular que reza “todos somos iguales ante la ley pero algunos son más iguales que otros”.
En general esa crítica apuntó al poder económico pero en la
actualidad, desde diferentes perspectivas, se acusa a la democracia
(liberal) de que una justicia ciega a las diferencias
no hace más que estar a medida de un determinado estereotipo, un patrón
de normalidad que podría denominarse “sujeto moderno occidental”, que no
sería capaz de dar cuenta de las “diferencias” con determinados grupos
que, por su condición de tales, serían discriminados de hecho por la
ley.
Es curioso que las democracias, que en su versión
original eran un gobierno de las mayorías hoy estén más preocupadas por
las minorías
Así, las políticas de discriminación positiva (de iure), se afirma, serían la solución para la discriminación negativa (de facto).
Es curioso, por cierto, y ya merecerá el desarrollo de un artículo
entero cómo las democracias que en su versión original eran un “gobierno
de las mayorías” o “de los muchos” hoy estén más preocupadas por “las
minorías” o “los menos”.
El caso de la isegoría resulta también central en la
actualidad. Haciendo la salvedad, claro está, que al derecho de disponer
libremente de la palabra en la asamblea hay que pasarlo por el tamiz de
las conquistas liberales de la modernidad y pensarlo como derecho
individual a la libertad de expresión, lo cierto es que la enorme concentración existente en el mapa de los medios de comunicación
coarta, sin lugar a dudas, las posibilidades de que todas las voces se
expresen en igualdad de condición. Y quien frente a la concentración
monopólica u oligopólica pretenda contraponer que hoy en día cualquiera
puede expresarse a través de una red social, estará actuando con
inocencia, ignorancia, mala fe o las tres cosas juntas.
La enorme concentración en los medios de comunicación
coarta las posibilidades de que todas las voces se expresen en igualdad
de condiciones
En lo que respecta a la isoimoría, ni siquiera pregonamos ya por una reforma agraria. Tampoco nos interesa el coeficiente de Gini
(aquel utilizado para medir la desigualdad de los ingresos) o algún
criterio similar. En todo caso, apenas nos indignamos un rato cuando nos
enteramos que ocho supermillonarios poseen el mismo patrimonio que tres mil seiscientos millones de pobres que habitan el mundo en condiciones indignas.
Por último, aclaremos que, como se indicó al principio, no se trata
de idealizar ni de descontextualizar. Esto supone, por un lado, no
juzgar a la Atenas del siglo V AC con los valores de la actualidad pero, a su vez, también señalar que su noción de ciudadanía era restrictiva (pues no todos los habitantes de Atenas tenían los mismos derechos que los ciudadanos) y que la isoimoría estuvo lejos de materializarse más allá de que hubo avances “igualitaristas” en lo que a cobro de impuestos refiere.
Presiento que cada vez se aleja más la posibilidad del cumplimiento efectivo de los ideales de la democracia
Dicho esto, y sin tener nostalgia de lo que jamás sucedió, la isonomía, la isegoría y la isoimoría,
(esto es, la igualdad ante la ley, la libertad de
expresión/participación de las decisiones públicas y una más equitativa
distribución de los recursos), aggiornadas, por supuesto, a las
particularidades de las sociedades de nuestros tiempos, siguen siendo
elementos centrales y parecen funcionar como ideales a perseguir,
al menos desde el plano discursivo, al momento de orientar las acciones
de nuestras comunidades y de quienes nos gobiernan. Sin embargo,
paradójicamente, con los avances en todo sentido que hemos realizado
como humanidad en los últimos veinticinco siglos, presiento que cada vez se aleja más la posibilidad de su cumplimiento efectivo.
A los alemanes les encantan sus coches. En ningún otro de los países en los que he vivido o trabajado he podido observar la veneración por el automóvil
que sienten mis vecinos desde hace ya mucho tiempo. Las razones
históricas por las que el automóvil desempeña un papel tan importante
para los alemanes son relativamente simples: en primer lugar, el tráfico
rodado e individual siempre ha jugado un papel importantísimo en este
país descentralizado donde vivir en Leipzig pero trabajar en Berlín (180
kilómetros) es algo absolutamente normal.
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En segundo lugar, Alemania es un país con una ingeniería
tradicionalmente excelente y, por último, las personas tienen suficiente
dinero para poder pagarse nuevos autos cada 4 o 5 años. Las razones por
las que en los últimos años asistimos a la extensión de un movimiento
anti-coche, anti-movilidad individual, hasta el punto de que los
políticos -siempre atentos a las “necesidades” de sus votantes, no sea
que dejen sin regular campos de “preocupación” ciudadana- han decidido
tomar cartas en el asunto son más difíciles de entender. Uno de los
factores más relevantes, sin duda, es la ideología verde, la misma que encontramos detrás de la llamada transición energética que ya ha logrado derribar otro de los pilares de la prosperidad germana: la industria de la generación de energía.
Con sus potentes autos diésel, económicos y limpios,
pudieron obtener una ventaja en el mercado internacional y resistir
frente a la fuerte industria automovilística japonesa
Desde finales de la década de los 80, los motores diesel
se convirtieron en la principal fortaleza de los fabricantes europeos.
Con sus potentes autos diésel, económicos y limpios, pudieron obtener
una ventaja en el mercado internacional y resistir frente a la fuerte
industria automovilística japonesa. Desde la década de los 90, y dado
que un motor de gasóleo emite significativamente menos CO2 que uno de
gasolina, los salvadores del clima se volcaron en la defensa y promoción de esa tecnología.
Los políticos, jaleados por el ecologismo más descerebrado, no
dudaron en regular nuevas herramientas de diseño social, pasando por el
túrmix parlamentario la protección del clima, del medio ambiente y de la
salud de las personas. El puré resultante, una masa pastosa en la que
ni el medio ambiente, ni el clima, ni la salud eran ya reconocibles,
únicamente debía tener una característica: reducción de las emisiones de CO2.
Y así fue como el diésel pasó a ser considerado un motor limpio,
otorgando tanto al combustible como a los vehículos motorizados con el
ingenio de Otto Diesel enormes ventajas fiscales.
La proporción de automóviles diésel aumentó alrededor del 50 por ciento. Y todo el mundo estaba feliz
La proporción de automóviles diésel aumentó alrededor del 50 por
ciento. Y todo el mundo -especialmente los políticos, la industria del
automóvil y los salvadores del clima- estaba feliz. Hasta 2015. Con el
estallido del Diéselgate la gente empezó a enterarse de que había dos substancias contaminantes nuevas: el dióxido de nitrógeno y las micropartículas.
Desde entonces, uno tiene la impresión (ya les contaré más adelante que
es sólo una impresión) de que cuanto más aprendemos sobre las trampas
de los fabricantes de automóviles, peor es para nuestra salud.
En Alemania circulan más de 15 millones de automóviles diésel. A esa
cifra deberíamos sumar los vehículos de transporte y los industriales.
Tras la sentencia del Tribunal Superior de lo Administrativo la semana
pasada en Leipzig, las ciudades pueden decretar prohibiciones temporales o permanentes a la circulación de todos estos vehículos.
Confiados en las leyes vigentes, animados por las ventajas fiscales
ofrecidas por el gobierno y tranquilizados en sus conciencias -“yo llevo
un diésel, emito mucho menos CO2 que tú”- los alemanes ven ahora cómo
su recién comprado coche no sirve para nada… de aquello por lo que lo
compró: no podrá ir con él a trabajar, ni a realizar la compra, ni a
visitar a su suegra los domingos para tomar café y “Kuchen”. No me
extraña que algunas asociaciones de usuarios hablen de expropiación,
engaño, escándalo. Y esta campaña contra el diésel, alimentada por la
histeria y promovida por políticos oportunistas y periodistas, no ha
hecho más que empezar.
Los jueces de Leipzig se limitaron a decir que, atendiendo el marco
legal vigente, los ayuntamientos que lo estimen oportuno podrán prohibir
la circulación de vehículos diésel por sus calles. Para ello deben
justificar la medida: los valores límite dictados por la UE para los
óxidos de nitrógeno deben ser respetados. Si le damos una mirada a los
datos que proporciona el mismo Ministerio de Medio Ambiente alemán
veremos las razones por las que digo que la medida sería más fruto de la histeria que de la razón.
En muy pocos puntos en Alemania se superan hoy los 200 microgramos por metro cúbico y hora de NO2 en el aire
En muy pocos puntos en Alemania se superan hoy los 200 microgramos
por metro cúbico y hora de NO2 en el aire. Uno de esos puntos
“supercontaminados” es el Neckartor en Stuttgart. En 2007,
ese límite máximo se superó 450 veces. La ley permite hoy (para
calificar el aire de un punto de la ciudad como “limpio”) que ese valor
máximo sea superado 18 veces por año. En ese mismo punto de Stuttgart, en 2017,
solo hubo tres transgresiones. Lo cierto es que el peor punto del año
pasado fue la Landshuter Allee en Munich con 12 transgresiones. Pero el
dato más interesante es que durante todo el 2017 se registraron exactamente cero transgresiones en 381 de un total de 397 puntos de medición en Alemania.
Si nos fijamos en la media anual, el dato es “peor”. Aquí el límite es
muy bajo: 40 microgramos. Durante el 2017 se midieron transgresiones en
52 de los 397 puntos de control. Solo en cinco lugares en Alemania el
valor medido fue superior a 60 microgramos.
Recuerden el dato: límite legal máximo permitido de NO2 en el aire de
la calle durante una hora: 200 microgramos por metro cúbico. Límite
legal máximo permitido de NOx en el aire de la calle de media durante un
día: 40 microgramos por metro cúbico.
En muchos países, la tasa de promedio de NO2 en los hogares supera ampliamente los 40 microgramos
Ahora podemos comparar esas cifras con el valor máximo permitido en los lugares de trabajo durante 8 horas: 950 microgramos por metro cúbico.
Incluso si alguien permaneciera en esas calles de Múnich o de Stuttgart
tan “contaminadas” todo el día, no tendría que preocuparse por su
salud, al menos no por posibles daños causados por el dióxido de
nitrógeno. En muchos países, la tasa de promedio de NO2 en los hogares
supera ampliamente los 40 microgramos. Se produce principalmente por calentadores de gas y estufas.
Si está sentado cómodamente frente a una parpadeante estufa de gas,
puede medir fácilmente más de 600 microgramos de NO2. En las cocinas se
han llegado a medir hasta 2500 microgramos. En las pistas de patinaje sobre hielo finlandesas el valor alcanza hasta los 7500 microgramos. (Datos de la OMS).
Si le damos una lectura concienzuda a la Guía de la OMS para la Calidad del Aire, leemos lo siguiente:
“Se observaron cambios medibles en la resistencia pulmonar, la
resistencia respiratoria total y la respuesta bronquial a la
acetilcolina y la metacolina en voluntarios sanos con exposiciones
superiores a 1880 μg / m3, aunque en un estudio en el que las
exposiciones excedieron con creces esa cifra (7520 μg / m3 durante 75
minutos), no se observaron esos cambios“.
La cuestión es: ¿debemos, en función de estos datos, expropiar a los propietarios de un vehículo con motor de gasóleo?
La recomendación de la OMS de no superar los 40 μg / m3 es, por lo
tanto, tremendamente prudente. Y es muy positivo que en Alemania solo se
exceda en algunos lugares, solo ligeramente y muy infrecuentemente. La
cuestión es: ¿debemos, en función de estos datos, expropiar a los
propietarios de un vehículo con motor de gasóleo?
El aire hoy es infinitamente más limpio que hace 10 años.
Incomparablemente más limpio que hace 20. El dióxido de nitrógeno de los
gases de escape de los motores diesel es apenas una de las innumerables
influencias ambientales a las que está expuesto el cuerpo humano.
Asociar, mediante absurdos ejercicios computacionales, los gases de
escape de un motor de gasóleo a un número determinado de muertos es
propaganda pura, que se puede hacer con cualquier cosa: muertos por
calentador de agua, muertos por aerosoles desodorantes, muertos por abrasión de ruedas de bicicleta (la llanta de una bicicleta
presenta un desgaste medio de 0.1 milímetros cada 1000 kilómetros,
además durante el frenado, también escapan al medio ambiente óxidos
metálicos. Se calcula que una bicicleta emite de tres a cuatro
miligramos de micropartículas por kilómetro, mientras que las emisiones
de micropartículas de un motor moderno de gasóleo son de 0.2 a 0.5
miligramos por kilómetro), muertos por los plátanos (que contienen potasio radiactivo), la lista sería enorme.
Asociar, mediante absurdos ejercicios computacionales,
los gases de escape de un motor de gasóleo a un número determinado de
muertos es propaganda pura
Esto que les cuento sobre los óxidos de nitrógeno, también se aplica a los otros contaminantes procedentes de los malvados motores de combustión interna: su emisión ha disminuido drásticamente en los últimos años. Según las cifras de la Agencia Alemana del Medio Ambiente
(por cierto, fíjense que en las listas de contaminantes NO aparece el
CO2, lógicamente) desde 1990 las emisiones de óxidos de nitrógeno han
disminuido en un 70 por ciento. Las de micropartículas (PM 2.5 y PM 10)
disminuyeron alrededor de 62 por ciento y 50 por ciento respectivamente
desde 1995, las de dióxido de azufre en un 99 por ciento desde 1990, las
de compuestos orgánicos volátiles en 92 por ciento, las de monóxido de
carbono en 89 por ciento y los hollines en 68 por ciento desde 2000.
Progreso sólo significa no seguir como hasta ahora. La tecnología de hoy no es la tecnología de mañana
Los pesimistas casi siempre comienzan sus predicciones diciendo “Si continuamos haciendo esto, …” Pero, como señala Matt Ridley en su libro El optimista racional,
casi nunca lo hacemos. Progreso sólo significa no seguir como hasta
ahora. La tecnología de hoy no es la tecnología de mañana. El progreso
que nos ha traído al mundo del siglo XXI y en el curso del cual hemos
resuelto muchos problemas de los siglos XIX y XX, nos llevará al siglo
XXII a través de innovaciones hoy insospechadas que, por cierto, también
nos ayudarán a resolver los problemas de los siglos XX y XXI. Quien
levanta la voz exigiendo nuevas fronteras al desarrollo tecnológico,
enarbolando la bandera del prohibicionismo, no ha
entendido en absoluto cómo funciona esto del progreso. Quien amparado en
un mal entendido principio de precaución desea un futuro sin biología
sintética, sin geo-ingeniería, sin tecnología nuclear, sin viajes
espaciales, sin “mejoramiento humano”, sin nanotecnología, sin realidad
virtual o sin motores de combustión limpios es un conservador de
presentes o pasados idealizados que cree conocer el futuro “verdadero” y
vive en la ilusión de que además, podrá imponérnoslo a todos.
APROVECHAMOS PARA INFORMARLES QUE PLATAFORMA DISTRITO CERO FUE VISITADO POR HACKERS.....
LAS IDENTIDADES QUEDARON EXPUESTAS.
PLATAFORMA DISTRITO CERO
¿Qué va a hacer AMLO con el narco?
7-8 minutes
Irónicamente,
al igual que en la antesala de 2012, pero en esta ocasión en beneficio
de la “oposición” (el entrecomillado responde a un gesto obligado de
reserva por las inexcusables componendas en curso del “Movimiento”),
reina una certeza sonora con respecto a un irrefrenable triunfo del
candidato puntero (en las encuestas, la opinión pública, el “rumor”
ciudadano), Andrés Manuel López Obrador (AMLO). Es cierto –y esto cabe
resaltarlo– que el “candidato-presidente” de turno no cuenta con el
apoyo de la prensa monopólica (en un país que ocupa el primer lugar en
concentración de medios de comunicación a escala mundial), como si
sucedió flagrantemente en la elección de 2012, cuando ganó –no sin
ignorar la compra de 5 millones de votos– Enrique Peña Nieto. “AMLO va a
ganar la presidencia”, dice el clamor popular sin vacilación. Y ante
esta certitud lapidaria, la gente comienza a formular preguntas acerca
de cómo sería un gobierno de AMLO en el México actual. Acaso una de las
preguntas más frecuentes es “qué va a hacer AMLO con el narco”. Y esa
pregunta es la materia de esta reflexión.
Muchos analistas han
señalado –con absoluta razón– la obstinada ausencia de las víctimas de
la guerra contra el narcotráfico en los discursos de los candidatos.
Coincido que tal actitud es inadmisible, a todas luces vejatoria para
una sociedad que ha sido castigada por cuotas inenarrables de
criminalidad, violencia e inseguridad en el último decenio. En México
existen centenares o miles de Ayotzinapas anónimos condenados al olvido
institucional. Por cierto, cabe hacer notar que la prioridad de esta
columna ha sido documentar ese inventario de crímenes atroces que
ensangrentaron el suelo nacional. Y la barbarie no ceja. Tan sólo en
2017, de acuerdo con Amnistía Internacional, la ola de violencia en
México cobró la vida de 42 mil personas, en la modalidad de homicidio
doloso. Las cifras gubernamentales reportan 34 mil 656 desaparecidos. En
materia de periodismo, 2017 fue el año más violento, con 12
comunicadores asesinados. Reporteros Sin Fronteras denunció que “México
es el país en paz más peligroso del mundo para los reporteros”
(francamente desconozco qué concepto de “paz” abrazan en RSF). Y el
secuestro, la tortura y las ejecuciones extrajudiciales registran
índices de horror. En suma, un país asolado por una violencia sólo
equiparable con teatros de guerra apocalípticos o feroces dictaduras
militares. Pero los candidatos ni por asomo refieren a esta emergencia
nacional. Y a menudo los propios analistas conjeturan que se trata de un
descuido o una omisión negligente. O concluyen que el narco no figura
por “error” en las alocuciones de los candidatos. Pero tal inferencia es
falsa. Por el contrario, el narco –acaso junto con Donald Trump– es la
sombra obscena que recorre toda la elección de 2018.
Lo primero
que hay que entender es que el narco es un actor político tan poderoso
que “asiste” encriptado a la campaña. Difícilmente un candidato en
Estados Unidos alude explícitamente a los barones de Wall Street. Lo
mismo acontece en México respecto al narco. El narcotráfico en México es
clase gobernante (dominante). Y tras el desmantelamiento de la planta
productiva industrial y del campo, por cortesía del Tratado de Libre
Comercio de América del Norte, que no es tratado ni es libre ni es
comercial, el narcotráfico ascendió a la primera posición en el
escuálido inventario de ingresos nacionales. No es accidental que desde
inicios de 2000 hasta la fecha, 21 ex gobernadores han sido acusados de
asociación delictuosa con el narcotráfico. El narco es un actor
estatalizado, enquistado en los circuitos formales de la economía y la
política. A esta estatalización –prohijada por el “partido”,
señaladamente por el clan Salinas– se yuxtapuso un proceso de
hiperpolitización del actor narco, producto de la declaratoria de guerra
–decretada por el clan Calderón. Hoy es virtualmente imposible
identificar una instancia institucional que no esté operativamente
articulada a la órbita del narcotráfico. Esto explica que el narco asuma
un comportamiento “estatal”, cobrando impuestos, efectuando tareas de
contrainsurgencia, ensayando estrategias de comunicación con el público
(narcomantas, narcoblogs, narcoseries), reclutando comandos militares de
élite, conquistando territorios por la fuerza, invirtiendo en obras
públicas, desarrollando proyectos turísticos e infraestructurales,
financiando campañas políticas etc. México es un narcoestado. Y no es una consigna. It’s a fact.
En este sentido, la pregunta acerca de qué va a hacer AMLO con el narco
es absolutamente pertinente. Y una lectura a botepronto de los mensajes
encriptados que sobre el tema ha deslizado permiten dos inferencias:
Los incautos enfurecieron cuando AMLO propuso amnistía para los
narcotraficantes o delincuentes. Si aceptamos la tesis de que el
narcotráfico es clase gobernante en México, cabe entonces reconocer que
el indulto ya había sido extendido con anterioridad, cuando anunció
que no perseguiría a ninguno de los integrantes de “la mafia del
poder”. En lenguaje descodificado, esto básicamente significa que la
propuesta es desalojar al actor narco de las posiciones clave del
Estado, no sin la posibilidad –y en esto consiste la amnistía– de que
continúe el negocio en la extraestatalidad, tal como ocurría antes del
“salinato”. Es decir, la idea es desterrar de la institucionalidad
pública al narcotráfico.
El plan de un “regreso
escalonado” de los militares a los cuarteles apunta a refrenar u
obstruir el proceso de hiperpolitización del narco que atizó la guerra.
Es tal vez la disposición que más ostensiblemente trastocaría las
estructuras del narcotráfico contemporáneo, justamente porque
provocaría una despolitización-desmilitarización del actor narco, y,
por consiguiente, una rendición parcial al control estatal.
En resumen, una respuesta apenas incipiente (e hipotética) a la
pregunta de qué va a hacer AMLO con el narco, y en atención a las
señales codificadas antes referidas, es que la propuesta del candidato
(hasta ahora sólo eso: una llana propuesta encriptada) es desmontar
parcialmente el maridaje del narcotráfico y las instituciones públicas,
con base en la desestatalización (destierro + amnistía) y la
despolitización (fin a la guerra) del narco. No obstante, es altamente
probable que en la negociación con la alta jerarquía de las fuerzas
armadas, y a modo de concesión, autorice la continuidad de la Ley de
Seguridad Interior, que habilita el escenario para una creciente
militarización de las estructuras de seguridad (inteligencia,
procuración de justicia etc.) pero sin militares en las calles.
Fuente: https://lavoznet.blogspot.com/2018/03/que-va-hacer-amlo-con-el-narco.html
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.
El problema del periodismo no es el machismo, es el sectarismo
Javier Benegas
9-11 minutes
Algo que solemos escuchar con cierta insistencia es que en la
vida nada es blanco o negro, sino que existe una amplia zona gris
donde, dicen, se encuentra la verdad. Y puede que sea cierto, ya que
tantas personas lo repiten cada vez que hay que abordar una cuestión
espinosa.
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Sin embargo, cuando la zona gris amenaza con engullirnos y
silenciarnos, la única alternativa es actuar de forma binaria, es decir,
recapacitar y simplemente preguntarnos qué es lo correcto y qué lo incorrecto.
Porque sucede que la mayoría de las veces ese vasto espacio grisáceo no
es más que un mar de justificaciones, de excusas, de razones
interesadas donde intentamos confundirnos con el paisaje para no
afrontar nuestra responsabilidad.
De ese vasto mar gris de medias verdades, o mentiras completas, bebe el manifiesto “Las periodistas paramos”
De ese vasto mar gris de medias verdades, o mentiras completas, bebe el manifiesto Las periodistas paramos, cuyo enlace añado a continuación aquí. De todo lo apuntado en este manifiesto, sólo destacaré una de sus “denuncias” por resultar especialmente molesta: “De
la misma manera denunciamos la inestabilidad laboral de las compañeras
freelance y de las falsas autónomas, una situación de precariedad que se
ha hecho habitual en los últimos años”. En realidad, se sabe bien dentro de la profesión que esa práctica nos penaliza a todos, no sólo a las mujeres.
Una huelga política para rematar al sector
Diría más, la precariedad es una realidad que, tras la Gran Recesión,
afecta a muchas actividades profesionales, no sólo al periodismo, y
perjudica a mujeres y hombres de manera indiscriminada. Si acaso en el
periodismo se ha manifestado con súbita crudeza por ser un sector que,
como el inmobiliario, alcanzó durante los días de vino y rosas una sobredimensión
que, a la vista está, era completamente irreal. Hemos aterrizado sobre
la dura realidad de una economía renqueante, donde el viejo modelo de
negocio de los diarios y, pronto también de las televisiones, no tiene demasiado futuro.
Si queremos agravar la crisis del sector, nada mejor que
seguir añadiendo regulaciones, reglamentos, auditorías de género y demás
excesos burocráticos
Además, por si no lo sabían las convocantes, cuantas más reglas se
imponen a quienes sí están dispuestos a emprender, menos incentivos
tienen para hacerlo. Y eso nos empobrece a todos. No lo digo yo, lo
dicen los estudios. Así que, si queremos agravar la crisis del sector,
nada mejor que seguir añadiendo regulaciones, reglamentos, auditorías de género y demás excesos burocráticos. Como
no hay suficientes trabas a la actividad económica, lo mejor es hacer
una huelga para exigir que pongan unas cuantas más y enviar, así, a otro
numeroso grupo de compañeros a la calle.
Hacia la “inmersión de género”
No es el machismo sino una legislación laboral delirante y la hiperregulación
los factores que más inciden en la precariedad. Sin embargo, quienes
más dicen amar a los trabajadores y más apoyan esta huelga, y las que
vengan, son quienes con más vehemencia se niegan a afrontar esta
situación por culpa de prejuicios ideológicos. Y también, sospecho,
porque en el fondo esperan obtener su parte del botín, su particular
enchufe sumándose con entusiasmo a una causa politizada.
La igualdad de representación que exigen no es más que una nueva barrera de acceso
Al fin y al cabo, la igualdad de representación que exigen no es más que una nueva barrera de acceso,
que perjudicará a unos y beneficiará a otros de manera injusta. Lo que
se propone es una “inmersión de género”, muy similar a la inmersión
lingüística que tanto daño ha hecho. Y no es eso, no, queridas colegas
huelguistas.
Menos quejarse y más emprender
También diría a esas mujeres periodistas que tan discriminadas se
sienten que, en vez de tratar de imponer la igualdad de representación,
probaran a crear su propia empresa periodística. Porque quizá donde está
el mayor desequilibrio sea precisamente ahí, en la escasa vocación emprendedora de quienes constantemente se lamentan de la falta de oportunidades.
Y es que adosado a este feminismo de salón hay una mentalidad
funcionarial que es incompatible con el periodismo, mucho menos en estos
tiempos de profunda transformación, donde sólo la injerencia política está frenando, de manera interesada y perjudicial, una reconversión completa de la profesión.
Lo que no tiene sentido es que en una profesión donde la
precariedad es abrumadora, se entable ahora una guerra de sexos entre
pordioseros
Entiendo que es bastante más cómodo imponer a los demás nuestras
exigencias que cargar con ellas sobre nuestros propios hombros, pero el
refranero, que es muy sabio, nos lo advierte: si quieres que algo se haga, hazlo tú mismo.
Así que adelante, probar suerte y emprender, queridas huelguistas.
Cuantas más iniciativas, más probabilidades habrá de acertar y “salvar”
este oficio en beneficio de todos, hombres y mujeres. Lo que no tiene
sentido es que en una profesión donde la precariedad es abrumadora, se entable ahora una guerra de sexos entre pordioseros.
Activismo y ganancias particulares
También puede ser que esta sea una lucha por el poder en la cima de
la pirámide, una movilización de una parte interesada que pretende
emular el movimiento #MeToo, que al final, una
vez pasada la tormenta mediática, ha servido para que algunas actrices
“discriminadas” cobren seis millones de dólares por película, en vez de los cochambrosos cuatro millones de antes.
Los demás trabajadores de la industria, los curritos y curritas, siguen
como estaban. Pero a lo mejor me equivoco. Y no es más que altruismo,
equivocado pero altruismo.
Entiendo que es mucho más fácil imponer a los demás la igualdad de representación, con todo lo que esto implica en costes de transacción y pérdida de talento,
que llevarla a la práctica uno mismo, con tu propio negocio,
arriesgando no ya tu dinero sino posiblemente tu patrimonio, poniendo
todos los huevos en un único cesto. Pero lamentablemente esa es la única
manera de comprobar qué hay de verdad y qué de dogmatismo en nuestras
dignísimas exigencias. Todo lo demás es disparar con pólvora del rey.
Sacar adelante una empresa poco o nada tiene que ver con
el género y sí mucho con el sacrificio, la capacidad de trabajo y la
gestión del talento, que ha de ser por fuerza enemiga de cualquier tipo
de discriminación
Puedo asegurar por propia experiencia que sacar adelante una empresa
poco o nada tiene que ver con el género y sí mucho con el sacrificio, la
capacidad de trabajo, la gestión del talento (que ha de ser por fuerza
enemiga de cualquier tipo de discriminación), el acierto en la
definición del proyecto y del producto y, claro está, la suerte, que,
nos guste o no, siempre es un factor relevante.
Sin un mercado más abierto no hay futuro para nadie
Se ataca mucho al mercado, como si fuera una deidad omnipotente y
maligna, pero resulta que de todos es el entorno más impersonal y, en
consecuencia, más feminista que cabe imaginar. Puede que para alguna
organización jurásica aún no sea así, no lo discuto, pero al mercado no
le importa el sexo. Le da igual si eres hombre o mujer, alto o bajo,
delgado o ancho de cintura, amarillo o naranja, simplemente premia las
buenas iniciativas y, por su puesto, penaliza las malas. Cuando esto no
sucede así, suele ser porque alguien desde el poder lo estropea, aunque
sea con la mejor intención.
En definitiva, si lo que uno persigue es la igualdad de
oportunidades, no hay otro juez más imparcial que el mercado. Así que
salid ahí fuera y deslumbrarnos con vuestra iniciativa, asombrarnos con
vuestro talento… no con lamentos y quejas.
Lo que nos acosa y agrede es un sectarismo atroz
Si por un momento quienes viven obsesionados por el género pudieran
ignorar que soy varón, les diría con total franqueza que el problema del
periodismo, entre otros muchos, no es el presunto machismo sino un
sectarismo atroz. No es ser mujer lo que puede arruinar o minusvalorar una carrera sino la independencia,
es decir, no alistarse en ningún bando o facción para asumir y defender
acríticamente todos y cada uno de sus dogmas. Esto también lo sabemos
en la profesión, aunque estaba prohibido decirlo… hasta hoy. Pero para
eso algunos, en vez de lamentarnos, nos hemos liado la manta a la
cabeza, para romper tabúes y silencios. Hechos son amores y no buenas
razones, queridas colegas huelguistas.
¿Para cuándo un manifiesto contra el sectarismo, la
discriminación ideológica y en defensa de la libertad de pensamiento
dentro de la profesión?
¿Para cuándo un manifiesto contra el sectarismo, la discriminación
ideológica y en defensa de la libertad de pensamiento dentro de la
profesión? Porque mucho me temo que el prejuicio ideológico y el
gregarismo, además de alejar a los diarios del público, y convertir a
los medios en parte del problema de la polarización social, es responsable de infinidad de injusticias laborales, acosos, agresiones, precariedades y despidos.
Digámoslo claramente: hoy en el periodismo no hay profesionales sino
tribus. Y ¡ay! de aquel que pretenda trabajar sin contemporizar con
alguna de ellas, cuando no directamente convertirse en un activista
incondicional, capaz de pervertir hasta la más noble causa.