
por
Alexander Dugin –
Frentes de sincronización: la probable estrategia de Washington
Ahora
vamos a ponernos en el lugar de los estrategas estadounidenses. La
escalada en las relaciones entre Estados Unidos y la OTAN con Rusia es
obvia. Moscú se comportó como una potencia regional soberana en los
casos de Osetia del Sur y Abjasia en 2008, en Crimea y Nueva Rusia en
2014 y finalmente en Siria en 2015 y, si es necesario, utilizará la
fuerza para insistir en sus intereses nacionales en ciertas áreas. Esto
es incompatible con la continuación de la hegemonía estadounidense, que
todavía es global. Moscú tendría que construir su política de acuerdo
con Washington y la OTAN, y por supuesto estas acciones no apaciguarían
la fuerza de las sanciones. Por lo tanto, a pesar de la cortesía
superficial y de la retórica liberal, Rusia está fuera del control de
Occidente. Esto es un hecho. Y Washington debe responder de alguna
manera a eso. Si lo admite, sería igual a negar la hegemonía. Pero, en
caso de empezar a desmoronarse, el imperio americano no quedará
suspendido necesariamente en las fronteras que todavía controla hoy de
manera firme. Animado por el éxito de los rusos, uno puede querer probar
la fuerza de los estadounidenses. Por lo tanto, en la posición de los
estrategas de Washington sería lógico activar los seis frentes. Sobre
todo porque, en los seis casos, los Estados Unidos no van a actuar por
sí mismos: incluso el peor resultado no causaría su colapso fatal, ya
que están protegidos por una enorme Europa, la zona del norte de África,
seguida por el Atlántico y el Océano Pacífico en el oeste (sobre todo
desde que no hay ninguna actividad rusa en su lado este). Por otra
parte, sería bastante razonable sincronizar los golpes a Rusia desde
todos los lados: con los militantes en Siria; con el apoyo a Turquía;
haciendo a Kiev iniciar una nueva oleada de lucha (e incluso atacar
Crimea); dirigiendo las estructuras terroristas salafistas radicales
domésticas rusas; respaldando a la Quinta columna (buscando la ocasión
social apropiada); e imponiendo otras sanciones como ultimátum para
alentar a la Sexta Columna a llevar a cabo el sabotaje de manera más
activa y eficaz.
Al mismo tiempo, sería igualmente lógico mantener
y tal vez fortalecer aún las sanciones, reducir los precios del
petróleo unos pocos puntos por un lado y, al mismo tiempo, empezar a
atacar a los dirigentes rusos con rollos conciliadores del tipo
“Occidente te ayudará”, “los terroristas son un problema común” (común
porque algunos están luchando contra él, y los demás lo apoyan) y “el
principal problema es China” (rehúsen los rusos a sus armas nucleares, y
nosotros los protegeremos, poniendo nuestros misiles nucleares en sus
territorios), etc.
Sin embargo, una sencilla valoración analítica
esconde algo muy serio. La Guerra. Una de verdad, con mares de sangre,
fuego, tortura, sufrimiento y dolor. La guerra en la que vamos a estar
involucrados. Y, puesto que los tres frentes están fuera de Rusia, es
probable que la guerra en los territorios extranjeros esté acompañada de
la guerra civil. No obstante, eso lo sabemos muy bien por la historia.
La estrategia ganadora: el enemigo interno
Supongamos
que estimamos los riesgos de forma bastante objetiva y que nuestro
análisis es correcto. ¿Qué debe hacer Rusia en una situación así? Con la
imposición de la guerra, o al menos estando cerca de ello, debemos no
sólo reaccionar circunstancialmente, sino también tener un plan sobre
cómo librar la guerra y ganarla. Es bastante lógico tener el deseo de
ganar ¿no? Ahora bien, es importante encontrar la manera de lograrlo,
incluso si es sólo en la teoría.
Es evidente que sólo se puede
librar una guerra con un enemigo externo de manera efectiva si la
sociedad está lo bastante consolidada y movilizada internamente. Es
conveniente estar mentalmente preparado para la guerra. Para ello, el
pueblo debe entender quién es el enemigo y quién no y, lo más
importante, por qué esto es así y no al contrario. No hay que demonizar
al enemigo al comienzo de la guerra. La imagen del enemigo se debe
formar de antemano y deliberadamente.
Por lo tanto, la primera
tarea para obtener la victoria sería una verdadera campaña en toda regla
para crear una imagen satánica, monstruosa, totalmente negativa de los
Estados Unidos y de Occidente en general. Por lo tanto, Occidente es un
lugar donde reside el diablo. Es el centro de los tentáculos
capitalistas globales. Es la matriz de la putrefacta perversión cultural
y una tenaza de falsedad y cinismo, de violencia e hipocresía. Rusia ya
hace esto, pero dado que la Sexta columna es la responsable de la
propaganda anti-occidental, la misma es una caricatura, o algo
lamentable y no muy convincente. Este es ese sabotaje que describe la
esencia del Sexto frente. Sus “soldados” no se niegan a cumplir las
órdenes del gobierno, incluso piden más y más, pero su ejecución se ha
convertido en una farsa, anulando y desacreditando sutilmente todas las
empresas. La propaganda torpe y poco sincera produce a menudo un efecto
opuesto. Por lo tanto, con la creación de las imágenes del enemigo
norteamericano y sus satélites (contra los cuales vamos a tenemos que
luchar realmente), sería lógico acusar a los que piensan exactamente de
esa manera y castigarlos con la máxima claridad y contundencia ante las
masas adormecidas. Mientras tanto, los agentes de influencia de
Occidente son los encomendados de criticar a Occidente. Con resultados
predecibles. Este enfoque es incompatible con una “estrategia para la
victoria” y debe ser examinado de nuevo (si Rusia quiere tener al menos
una oportunidad de ganar la guerra que viene).
Del primer punto
nos movemos lógicamente al siguiente. Es importante desmantelar las
estructuras de la Sexta Columna tan pronto como sea posible, eliminando a
los liberales y a los pro-occidentales de todos los puestos clave.
Junto a ello, el liberalismo en la economía tendrá que ser abolido, lo
que permitirá:
· El establecimiento del control nacional sobre el Banco Central.
· El pivotar lejos del dólar en el comercio exterior a cualquier moneda de reserva diferente (como el Yuan).
· El logro de la soberanía financiera completa.
· La conducción de la movilización de la economía en tiempo de guerra.
Paralelamente,
es necesario formar una Comisión Nacional de Medios de Comunicación que
reconstruirá el trabajo de información conforme a los requisitos de la
emergencia.
La eficiencia de la actividad puramente destructiva de
la Quinta Columna está vinculada en gran medida con la eficiencia del
sabotaje de la Sexta Columna. Los frentes Quinto y Sexto están
inextricablemente conectados. Por lo tanto, la destrucción del poder de
la Sexta Columna debilitará considerablemente a la Quinta Columna, cuyos
líderes, en situaciones de emergencia, podrían ser o internados (por
cierto, las medidas de arresto domiciliario ya están siendo
administradas a algunos de ellos), o expulsados. Por supuesto, cualquier
medio legal de difusión liberal o de propaganda nacionalista
destructiva debería ser prohibido.
El Cuarto frente es un
problema, ya que el Estado no tiene ningún política étnica y nacional.
Por el momento, sólo existen la propia Sexta columna o burócratas
cognitivamente inapropiados. Es por eso que los verdaderos desafíos que
suponen la migración descontrolada y las tensiones étnicas y religiosas,
son aceptados por la burocracia con lemas vacíos y sin sentido para la
realidad rusa, acerca de la “sociedad civil” y la “tolerancia”. Sin un
sistema coherente de estrategia étnica y nacional contra el extremismo
islámico y el terrorismo, no se resolverán los problemas en Rusia.
Algunas medidas de seguridad no son suficientes; se necesita eliminar o
cambiar el entorno social de forma permanente. Las operaciones de fuerza
contra el fundamentalismo terrorista deben correlacionarse con el
modelo de política nacional y étnica, incluido el ideológico.
La estrategia ganadora: el enemigo externo
Ucrania
– el Tercer frente – debería estar listo para las provocaciones armadas
de Kiev y para repelerlas. Tarde o temprano, Rusia tendrá que resolver
radicalmente el problema de Nueva Rusia, ya que confiar en el hecho de
que Kiev caerá por sí solo o que abandonará su política
pro-estadounidense y anti-rusa es algo irresponsable. Para proteger
eficazmente Crimea y resolver el problema del Donbass todo el espacio de
Nueva Rusia debe ser liberado, y si la guerra es inevitable Moscú
tendrá sólo una tarea: ganar tan pronto como sea posible y lo más
eficientemente posible. La creación de una zona amistosa rusa desde
Odessa a Jarkov, ya sea creando estados independientes o incluyéndolos
en la parte de las tierras rusas, es un objetivo que se podría
considerar como una victoria. El destino del centro y del oeste de
Ucrania no tiene gran valor.
En cuanto al Segundo frente turco,
allí, además del desarrollo operativo militar que es tarea de la
dirección militar y no puede ser discutido por los analistas, Rusia
debería prestar atención a dos factores principales: la oposición
política al régimen de Erdogan, que en las actuales circunstancias se ha
convertido en un aliado natural, y el problema fundamental de Turquía:
los kurdos. Ambos factores son cruciales para el éxito en el conflicto
ruso-turco. Es sumamente importante llevar a cabo propaganda anti-turca
en la sociedad rusa, haciendo hincapié constantemente en que los EEUU y
sus partidarios (Erdogan) son responsables de la escalada de los
conflictos en la región, y que Moscú no considera a los turcos como un
enemigo histórico de Moscú. Por lo tanto, cualquier paralelismo con la
guerra ruso-turca, incluso en los casos internos, solamente servirá para
unir al turco con Erdogan y fortalecerá al enemigo. Por el contrario,
el apoyo a los políticos turcos que no comparten los puntos de vista del
neo-otomanismo de Erdogan podría ser decisivo. Al mismo tiempo, por
supuesto, Rusia debería intensificar la cooperación con los kurdos, ya
que son una fuerza formidable en Turquía.
Por último, el Primer
frente: Siria. No por casualidad lo ponemos al final de la “estrategia
ganadora”. La forma de confrontación más aguda es siempre la más
práctica y la que está llena de detalles técnicos y militares. Sin
embargo, siempre depende de las particularidades de la sociedad y de los
éxitos locales, en el entorno exterior, a menudo mundial.
Hemos
visto que Rusia tiene un importante aliado regional, el mundo chiíta,
que está representado principalmente por Irán y por el Hezbollah
libanés. Estos son los “hermanos de armas” de los rusos, y debería
hacerse todo lo posible para profundizar esta alianza. Obviamente, no
son sólo los rusos los que entienden su valor, sino incluso las fuerzas
pro-estadounidenses en Rusia y en Irán, que tratarán de hacer todo lo
posible para traer la división entre los aliados. Esto debería ser
cortado de raíz, por lo menos en Rusia, y explicado detalladamente en
las negociaciones con los chiítas.
A continuación, los rusos
necesitan el apoyo político, preferiblemente militar y económico, de los
países del planificado club multipolar, los BRICS. China desempeña un
papel especial ahí, prefiriendo no situarse a la vanguardia de la
oposición a los Estados Unidos, pero estando dispuesta a apoyar a Moscú,
manteniéndose al margen. Muchas cosas en Siria dependen ahora de las
relaciones entre Moscú-Pekín, y esto requiere de la máxima atención.
Rusia
no tiene ninguna posibilidad de hacer de los países europeos sus
aliados de pleno derecho en Siria, ya que la influencia de Estados
Unidos sobre ellos es demasiado grande. Sin embargo, cualquier
distanciamiento de Washington de las potencias europeas (sobre todo
Francia, Alemania e Italia), junto a las diferencias en la OTAN, será
muy útil para Moscú. Si continua en Europa el crecimiento de la ola de
los partidos y movimientos de derecha conservadora, generalmente leales a
Rusia, se fortalecerá significativamente la posición de ésta en Siria.
La propaganda rusa en Europa en tiempos de guerra tiene una importancia
especial.
Como en Siria, Rusia se enfrenta a fuerzas apoyadas
abiertamente por Arabia Saudita y Qatar. Ya que Qatar está involucrado
en el accidente de avión con turistas rusos sobre el Sinaí, Rusia debe
prestar especial atención a la máxima desestabilización de estos
regímenes. Bajo ciertas circunstancias, un ataque directo a Qatar y el
apoyo militar a los houthis en Yemen así como a los chiíes en Bahrein,
no pueden ser descartados. La invitación a las tropas rusas en Irak y en
el Líbano por parte de sus gobiernos es estratégicamente fundamental;
esto ayudará a librar una guerra a gran escala contra las principales
bases de los terroristas del ISIS y romperá su conexión con la
infraestructura de Turquía y los países del Golfo.
En general,
Rusia ya está en guerra en el Medio Oriente, por lo que esto debería ser
reconocido como un hecho consumado reactivando y utilizando con
urgencia todo el arsenal de medios de que dispone, en primer lugar las
redes de inteligencia orientadas a la promoción, mediante diferentes
formas, de los intereses rusos en la región, en el campo de la
información, la economía, la ideología, etc.
El último argumento
en esta guerra implicará las armas nucleares rusas que, gracias a Dios,
los reformadores liberales de los 90 no lograron destruir. Es de sentido
común no utilizarlas nunca. Sin embargo, esto significa imponer severas
restricciones al principal enemigo de Rusia, los Estados Unidos de
América. Ante el temor de la destrucción total, los Estados Unidos
tendrán que jugar contra Rusia acatando ciertas reglas.
Séptimo frente. Estadounidenses contra el Gobierno Federal
Además,
en lo que respecta a los Estados Unidos es importante abrir el Séptimo
frente. De hecho, en los EEUU hay muchas personas que están
insatisfechas con la élite gobernante que profesa la ideología
globalista haciendo entrar a los EEUU en guerras sangrientas o
destruyendo la identidad cristiana tradicional europea. La nueva
Norteamérica, donde no queda nada de los propios Estados Unidos y que
sirve a los intereses de la oligarquía financiera mundial que no tiene
ninguna cultura o identidad, destruye la antigua Norteamérica. Por lo
tanto, el apoyo a los tradicionalistas norteamericanos y al
conservadurismo de la identidad estadounidense es una tarea importante
para Rusia. Su aliado en los EEUU es el pueblo estadounidense. Además,
se han acumulado muchas contradicciones en el ámbito social, en las
relaciones interétnicas. Una parte significativa de la sociedad
estadounidense no acepta la degeneración moral. El gobierno federal
utiliza cada ocasión conveniente para comenzar el proceso de abolición
de la segunda enmienda de la Constitución que permite a los
estadounidenses poseer y portar armas. El aumento creciente de la
población latina, en su mayoría católica, lleva al público
estadounidense a una nueva identidad que no es hostil a Rusia. Rusia
debe participar activamente en la lucha por influir en la sociedad
estadounidense, fortalecer la explicación de la posición espiritual de
Rusia en la guerra, para demostrar que los rusos y los estadounidenses
comparten un enemigo común: una élite satánica maníaca que ha usurpado
el poder y conduce a toda la humanidad, incluyendo a los
estadounidenses, hacia la catástrofe inevitable. Los frutos de la élite
son evidentes: todo el Medio Oriente está ya cubierto de sangre; sin ser
capaces ya de establecer ningún orden, en todas partes la elite
globalista (el CFR, los neoconservadores, los representantes de la
oligarquía financiera internacional de Wall Street) implanta sólo el
caos, la devastación, la muerte y el dolor. La destrucción del cáncer de
la humanidad es un asunto del mundo entero, incluyendo a los
estadounidenses, que no sólo son sus instrumentos, sino también
víctimas.
¿Dónde está la ciudad?
Está lejos de ser fácil ganar en este juego. Ya el nombre de dicho juego es el de
Big War [Guerra grande]. Sin embargo, cuando llega la
Great War
[Gran Guerra], ésta sólo puede ser evitada mediante la esclavitud y el
reconocimiento deliberado de ser el perdedor. La historia de Rusia no ha
conocido tales momentos. Por mucho que pueda parecer difícil, de alguna
manera los rusos le han hecho frente.
No estamos hablando sólo de
la confrontación geopolítica, de la redistribución de las esferas de
influencia o de asegurar los intereses nacionales. Se trata de algo
mucho más profundo y más importante.
Todas las religiones tienen
una parte que trata del fin de los tiempos y de la batalla final. Los
cristianos, al igual que los judíos y los musulmanes, asocian los
acontecimientos de este ciclo con la
Big War. Por otra parte, invariablemente, las tres religiones describen el Oriente Medio y los territorios vecinos como el lugar de la
Great War,
como el campo del Armagedón. Para los musulmanes, Damasco, la Mezquita
de los Omeyas, es considerado el lugar donde se celebrará la segunda
venida de Cristo. Por lo tanto, la guerra en Siria tiene un sentido
francamente escatológico. Después de todo, Siria es parte de Tierra
Santa, donde el Salvador pisó la tierra. Para los judíos, a la espera de
la inminente llegada del
Mashiach, la escalada de la violencia
en sus fronteras, en áreas críticas para la existencia de Israel, tiene
un significado escatológico. Los protestantes americanos,
dispensacionalistas, ven la Última batalla como la invasión de Tierra
Santa por parte del ejército norteño de Gog (entendido como Rusia). Por
último, los monjes del Monte Athos y santos griegos como Cosmas de
Aetolia [1] o San Paisios del Monte Athos, predijeron en repetidas
ocasiones la liberación de las tropas rusas y el colapso de
Constantinopla en Turquía. Así, San Arsenio de Capadocia, en Faras dijo a
los fieles que iban a perder su tierra natal, pero que pronto la
encontrarían de nuevo: “
Foreign troops will come, Christ they will believe in, language they will not know… They will ask: Where is the City?“[2]
Esto es entendido como una referencia al ejército ruso acercándose a
Constantinopla. En una de las conversaciones San Paisios dijo:
“
– Know that Turkey will collapse. There will be war two and a half years. We shall be victorious because we — Orthodox.
– Gerontius, we tolerate damage in the war?
– Hey, at most, one or two of the island will take, but we will give, and Constantinople. You’ll see, you’ll see!” [3]
Recientemente,
hace uno o dos años, todas estas predicciones habrían provocado
solamente un encogimiento de hombros, ¡un cuento de hadas! Pero… hoy en
día: la sangre está siendo derramada en el Medio Oriente; se llevan a
cabo operaciones militares alrededor de Damasco; los rusos no están
meramente presentes, sino que luchan en Tierra Santa; el conflicto con
Turquía ha comenzado y no puede excluirse que esto conduzca a una
verdadera guerra. Desde una perspectiva escatológica, es hora de volver a
los Santos Lugares, Tierra Santa, Constantinopla y Kiev. La afirmación
de que no estamos viviendo en los últimos tiempos parece ahora poco
científica. Como dijo San Paisios: “
You’ll see, you’ll see!”. Y veremos.
Por lo tanto, ¿dónde está la ciudad?
Leer primera parte:
Principios y estrategia de la guerra que viene (I)
[1] Zoitakis A.
Life and prophecies of Cosmas Aeolian, 2007
[2] Χριστόδουλος Αγιορείτης, ιερομοναχος. Σκέυος Εκλογής. Άγιον Όρος, 1996.
[3] Zoitakis A.
Father Paisius told me…, 2003.
(Traducción
Página Transversal).
Fuente:
Katehon.