miércoles, 14 de marzo de 2018

Mientras leen Anaya y AMLO, Peña y los expresidentes, deben estar en la cárcel por hacer más miserable al pueblo


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Mientras leen Anaya y AMLO, Peña y los expresidentes, deben estar en la cárcel por hacer más miserable al pueblo

 


Mientras leen Anaya y AMLO, Peña y los expresidentes, deben estar en la cárcel por hacer más miserable al pueblo
1. Mientras Anaya y AMLO leen la llamada Constitución, una comisión muy representativa debe organizar una encuesta nacional con una solo pregunta: “¿Los expresidentes Salinas, Zedillo, Fox, Calderón y el actual, Peña, deben estar en la cárcel por hacer más miserable al pueblo de México, sí o no”? Si gana el sí, pues sin sus jubilaciones de por vida, que se vayan redonditos a la cárcel aunque sea por 50 años; pero si los encuestados dicen que no, pues que inmediatamente los pongan en fila para gobernar nuevamente, porque los encuestados así lo quieren.
2. Y que no se piense que el pueblo automáticamente responderá: “sí que se vayan todos a la cárcel”; pero, si interviene el PRI, PAN, PRD, la iglesia, los medios de información, los mismos funcionarios de gobierno, con el argumento del perdón, de humanismo, de solidaridad, “que ahora sí gobernarán con honradez” –tal como se repite en todas las campañas- pues nuevamente veremos de qué está hecha la estructura ideológica del pueblo. La realidad es que resulta extremadamente difícil hacer justicia en el seno de un pueblo que no conoce lo que es.
3. El candidato del PAN, el señor Anaya fue el que declaró que metería a la cárcel a Peña y con eso logra mucho apoyo; López Obrador declaró a Aristegui hace 15 días que la Constitución no permite meter a la cárcel a un expresidente como Peña y que primero habría que reformarla; yo no sé lo que dice la Constitución, pero sé que en México se interpreta de acuerdo a los que diga el poder que es el que tiene la fuerza y siempre ha mandado. Yo creo que todos los expresidentes y Peña deben ir a la cárcel, pero nada en México se podrá hacer si no es por la fuerza.
4. Coincide la mayoría de los analistas honestos en que la Constitución es capitalista, producto de una revolución burguesa. Este tipo de constituciones son de “estira y afloje”, es decir, se interpretan de acuerdo a los intereses de los implicados y los abogados e instituciones de “justicia” son expertos en acomodarse a las instituciones patronales y de gobierno. Que me perdonen mis amigos abogados, pero jamás olvidaré a mi amiga estudiante de derecho de la UNAM, en pleno movimiento estudiantil de 1968, dirigiéndose a los brigadistas de Filosofía: “No vayan a dejar el movimiento en nuestras manos porque lo vendemos”.
5. Yo leo de todo, pero leer la Constitución me da flojera, como al 99.9 del pueblo; me da flojera por trivial, repetitiva y, lo esencial, porque es interpretada de acuerdo a los intereses del poder. ¿Cómo está eso de que el que hace negocios en petróleos de miles de millones de dólares con Odebrecht, el que triangula miles de millones para candidatos del PRI, el que en su gobierno se asesinan a miles de mexicanos; desaparece a 43 estudiantes, no están en la cárcel y sí a quien se roba una cartera? ¿Para qué carajos sirve esa Constitución sino para encubrir a ladrones y asesinos?
6. López Obrador, candidato de Morena, se ha cuidado mucho, por lo menos en los últimos 18 años, de no caer en las mil y un trampas que le han puesto; lo seguirán cazando, así como a sus seguidores. El que está más embarrado con grandes prácticas de corrupción en negocios hechos desde la secretaría de Hacienda y Sedesol es el candidato del PRI José Meade; pero el gobierno de Peña tiene la obligación de mantenerlo como candidato. El candidato del PAN, Ricardo Anaya es el más enredado porque el PRI quiere bajarlo de la competencia por ser un panista “duro” y por tener mucha cola que le pisen.
7. El que debe cuidarse es López Obrador dado que los otros dos candidatos presidenciales Meade y Anaya están muy embarrados; pero si examinamos a los tres equipos encontraremos que ninguno se salva de acusaciones. Obviamente en el PRI y el PAN está el grueso de la corrupción, pero López Obrador –pensando que ahora sí porque la tercera es la vencida- ha metido a mucha gente que provoca enorme desconfianza. Permita o no permita que los expresidentes y Peña puedan ir a la cárcel, por lo menos debe quedar en la mente del pueblo de que es una demanda muy importante que no debería olvidarse.
Blog del autor: http://pedroecheverriav.wordpress.com
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

Los “debates” por TV, circo y demagogia para mirones; enormes negocios comerciales en medios


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Los “debates” por TV, circo y demagogia para mirones; enormes negocios comerciales en medios

 

 


Los “debates” por TV, circo y demagogia para mirones; enormes negocios comerciales en medios
1. Nunca olvidaré que Diego Fernández de Cevallos (PAN) “ganó” un debate en 1988 donde traicionó a Cuauhtémoc Cárdenas (FDN). Habían llegado los dos partidos de oposición al acuerdo (escribe Aguilar Zínser) de sólo atacar a Zedillo del PRI, pero Cevallos se lanzó contra Cárdenas haciéndolo trastabillar. Eso le encantó a la gente porque “se puso caliente” y le dio la “victoria histórica” al panista. Es interesante: si los debates son de chismes, de acusaciones mutuas, provocan carcajadas, emociones, gritos y aplausos como en el circo; por el contrario, si se hacen reflexiones “no tiene chiste” porque todas esas se pueden leer y reflexionar. Quizá deban hacerse todos en el prestigiado Coliseo de México.
2. A los dos o tres mil lectores de política no nos dicen nada los llamados “debates” porque desde hace muchos años conocemos cuáles son las ideologías y programas políticos de los partidos; más aún conocemos a fondo sus prácticas políticas. No sólo conocemos a José Meade, candidato del PRI, como funcionario del PAN y del mismo PRI; conocemos además las funestas actuaciones corruptas dentro del PRI-gobierno de su padre y de su hermano. ¿Qué puede decir que yo no sepa? Así también conocemos a fondo a Ricardo Anaya. Aunque no estemos de acuerdo con la abierta campaña del PRI en su contra, “Ricardito” es un panista que ha seguido con fidelidad la línea del PAN; y aunque para mí con eso basta, no podré hacer a un lado su personal corrupción.
3. López Obrador, para mí, es otra cosa muy distinta. Desde que me enteré de la toma de pozos en Tabasco, de encabezar a los trabajadores y visitaros en las cárceles, de sus caravanas a la ciudad de México encabezando a cientos o miles de trabajadores, me pareció un gran líder. Luego su comportamiento defendiéndose del “desafuero” y plantándose contra las “reformas estructurales”, pero sobre todo recorriendo todos los municipios y pueblos del país en cinco o seis veces, me pareció magnífico. En la izquierda criticamos fuertemente sus alianzas con la derecha empresarial y política, porque es el mayor peligro a las posibilidades de que se avance a la izquierda. Pensamos que esas alianzas podrán frenar cualquier reforma importante.
4. ¿Qué carajos se puede decir en los debates que no sepamos? ¿Se anunciará acaso que alguno de los presidenciables del PRI o el PAN renunciará para que uno solo enfrente a López Obrador “porque sigue siendo un peligro para los avances de los negocios en México”? ¿Se denunciará públicamente a los empresarios que ponen millones de pesos en las campañas y se hará claridad sobre las triangulaciones de dinero de Hacienda a los partidos? ¿Qué tal Odebrecht? La realidad es que si hay cosas muy escondidas que por acuerdo de partidos se guardan. Pero si en los “debates” van a repetir lo que todo mundo sabe, no tienen caso. O de plano, ¿los debates son para los que ignoran todo y por convicción ya saben que es un distractor para que los negocios sigan adelante?
Blog del autor: http://pedroecheverriav.wordpress.com
 

Quien suelte el tigre que lo amarre

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Quien suelte el tigre que lo amarre

 


El pronunciamiento de Andrés Manuel López Obrador en la 81 Convención Bancaria es claro, no deja lugar a la menor duda, como por lo general acostumbra hablar y que le permite como a ningún político mexicano, de hoy y de ayer, incluido Cuauhtémoc Cárdenas, comunicarse y hacer conexión con millones de mexicanos de todos los estratos sociales y culturales:
“Después del 1º de julio yo me voy a Palacio Nacional o a Palenque, Chiapas. Si se atreven a un fraude me voy también a Palenque y a ver quién va a amarrar el tigre. Quien suelte el tigre que lo amarre. Yo no voy a estar deteniendo a la gente luego de un fraude electoral. Así de claro, aseguró. Por eso deseo con toda mi alma que las elecciones sean libres y limpias y que el pueblo decida.” (Roberto González Amador, La Jornada, 10-III-18).
Por supuesto que da y dará lugar a lecturas varias, en virtud no tanto del mensaje en sí mismo, claridoso como pocos en un país que es reino de la simulación y donde los simuladores son los que triunfan en el quehacer público y empresarial, sino por las filias y fobias que rayan en el dogmatismo hacia el precandidato de la Coalición Juntos Haremos Historia, los intereses y compromisos políticos, individuales, que se enarbolan y defienden por convicción y/o comisión, o una mezcla de ambos, que es lo que básicamente distingue a la política a la mexicana y a otras también.
Resultará incomprensible la advertencia del tabasqueño de Macuspana si no se asocia con los resultados oficiales (“haiga sido como haiga sido”, dijo Felipe Calderón en confesión de parte, pero sin relevo de pruebas) de julio de 2006, sobre los que todavía es muy amplia la percepción ciudadana del fraude electoral cometido para arrebatar el triunfo a AMLO. Incluso el equilibrado analista José Antonio Crespo publicó el libro 2006: Hablan las actas, en el que concluye que con documentos oficiales en la mano ninguno de los dos candidatos presidenciales obtuvo el triunfo.
Y como fruto de la extendida percepción del fraude cometido, el líder del obradorismo, agrupado entonces en el Partido de la Revolución Democrática, resistió. Mas una parte de la dirigencia perredista negociaba con Calderón Hinojosa a espaldas de AMLO, al punto de que los famosos Chuchos ya tenían la gubernatura de Nayarit en el bolsillo.
La resistencia hecha movimiento, a diferencia de 1988, implicó un largo plantón en Reforma, desde el Zócalo hasta la Fuente de Petróleos. Todavía paga AMLO la osadía de encabezar un movimiento ejemplarmente pacífico que, ciertamente, permitió quitarle presión a la olla exprés para que no estallara. Él lo explicó con la voz entrecortada, en el documental de Luis Mandoki Fraude México 2006. El vigoroso PRIAN, convertido por dos sexenios en ANPRI, no lo quiso entender, menos asumir, y se le fue con todo a la yugular, pero seis años después la votación de AMLO creció en 3 millones de sufragios pese a la brutal campaña del oligopolio mediático y los intelectuales liberales en su contra. Una suerte de verdad única en 2012 que convirtió a Enrique Peña en presidente, pese a que compró, dicen, varios millones de votos.
Sería sumamente recomendable que los dueños de México, foráneos (como las trasnacionales que controlan la banca) y locales no tiraran por el caño la advertencia de AMLO. Que reflexionaran antes de cerrar filas como bloque dominante para anteponer los estrechos intereses de la plutocracia azteca y global por encima de las necesidades y aspiraciones de las mayorías nacionales.
Fuente original: http://forumenlinea.com 

"No se pretende formar artistas" dice la Reforma educativa en México


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"No se pretende formar artistas" dice la Reforma educativa en México

 


Resulta lamentable leer en los manuales de la Reforma educativa que las materias de arte han salido de la formación académica para convertirse en terapia ocupacional. Preocupante también el hecho que en los nuevos y neoliberales programas con los que van, literalmente adoctrinar, a nuestras niñas y niños parte de los ejes temáticos en esta nueva modalidad de “educación” artística sean, textualmente, como se indica en el anexo de música: “Equidad, conciencia de dar a cada quien lo que merece en función de sus condiciones y necesidades.
Diversidad, conciencia del yo y los otros. Identidad, conciencia del yo, del legado histórico y las raíces culturales. Naturaleza, conciencia del cuidado ambiental y reflexión del entorno” (Aprendizajes clave, SEP: 2017, p. 501). Es decir, toda una versión torcida de conceptos que, redefinidos a modo, muestran parte del trasfondo de la Reforma y de lo que ya sucede, la equidad es relativa y a conveniencia; la diversidad comienza en el individualismo; la identidad depende de un legado y raíces que el mismo sistema proporciona y la naturaleza en regar plantitas y no circular el automóvil un día de la semana.
Las contradicciones son demasiadas, por un lado, y en reiteradas ocasiones, la Reforma advierte que “no se pretende formar artistas” y quieren utilizar al arte como entretenimiento y fuga emocional pero, por otro lado, se construye una Facultad de Artes o se fortalecen escuelas de arte con niveles de doctorado en el entendido que el arte es un campo de conocimiento. Entonces, ¿cómo es que en los niveles básicos no exista una formación académica? Según los operadores de la editorial Santillana, que parecen ser los portavoces y patrones en las escuelas privadas de la Reforma que Peña Nieto, sus secuaces y compinches impusieron, también se va a implementar la nueva modalidad de arte en la educación media superior de las escuelas incorporadas cuyos programas dependen de la UNAM, misma que hace contados años creó la Facultad de Artes y Diseño, antes Escuela Nacional de Artes Plásticas, para formar artistas con el nivel académico más alto que se entrega en este país, el doctorado. Santillana, por supuesto, se dedica a vender sus productos para directivos y docentes, plataformas digitales hechas ad hoc para la Reforma, libros, manuales y toda la parafernalia para que los docentes y escuelas privadas la operen.
De igual manera, universidades privadas y “patito”, como la Universidad del Valle de México (UVM), se encargan de operar otra abominación de la Reforma, la escuela para padres. Esta franquicia educativa privada, perteneciente a la empresa estadunidense Laureat Internacional, que presume ser la universidad más importante de México con un reconocimiento de la Revista Selecciones, se dedica a vender sus productos y a garantizar facilidades de acceso a sus programas de estudio en su red de universidades.
Como podemos observar, la Reforma es una farsa académica y un negocio redondo. Pero, cabe aclarar, la Reforma educativa es para los niveles básicos de educación, las escuelas particulares no están obligadas a implementarla, sin embargo, parece que el gobierno encontró la manera de presionar para que también ahí se implemente, ahora también con el contubernio de editoriales privadas y (aparentemente como han hecho saber los operadores-vendedores de los Walmart de la educación) de la misma dirección general de incorporación y revalidación de estudios (DGIRE) en los programas de Escuela Nacional Preparatoria, Bachillerato y Colegio de Ciencias y Humanidades.
En ese sentido y contexto, queda claro que el aprendizaje del arte en todas sus formas y niveles representa un peligro si tomamos en cuenta que el arte no solo es un campo de conocimiento, también es una herramienta de transformación social muy poderosa, una herramienta de propaganda y control político, tiene que ver prácticamente con todas las áreas de conocimiento, desde las ciencias y tecnologías hasta las humanidades; por supuesto, forma sujetos sensibles, desarrolla intelectualmente seres humanos en el pensamiento crítico, desarrolla las parte dormidas del cerebro como actividad motriz e intelectual, es curativa, pero sobre todo libera y humaniza. Y en esta Reforma no se necesitan mejores humanos, se necesitan obreros silenciosos y sumisos para operar las maquinarias del capitalismo que tengan a su alcance “actividades artísticas” para sacar sus frustraciones. En pocas palabras, el arte les estorba y es malo para el negocio.
El posicionamiento de las y los artistas-docentes y docentes de arte debe ser clara porque es clave en el éxito de esta abominación y tienen de dos, o se alinean, como he podido observar a muchos docentes que lamentablemente hasta a ritmo de mambo se ponen de tapetes, o se niegan a que estas metodologías entren a los salones de clases. Pero no solo está en manos de las y los artistas y docentes, en gran medida hay una fuerza totalmente menospreciada que puede inclinar totalmente la balanza y es la de las madres y padres de familia. Sobre todo en las escuelas particulares donde tienen el poder como para detener el proceso, incluso de poner en jaque la misma economía de las empresas educativas donde tienen a sus hijas e hijos.
El futuro de generaciones y el destino del país penden de un hilo, ahora también con esa farsa educativa, un circo que desde las cortes del poder y sus marionetas en el gobierno está poniendo en jaque el destino de una nación libre y soberana. El arte no es un adorno ni la cereza del pastel, es parte fundamental del desarrollo de los pueblos y de cualquier sociedad que se jacte de ser libre, justa, digna, igualitaria, soberana y democrática.
Fuente: http://www.elindependientedehidalgo.com.mx/no-se-pretende-formar-artistas-dice-la-reforma-educativa-en-mexico/
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

Socialdemocracia, peligro para México


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Socialdemocracia, peligro para México

 


Hace doce años, cuando
la alternancia partidista entre una opción de derecha y una versión aún más radical de la misma
perfilaba la posibilidad que inclusive en algún momento una expresión más moderada, de tipo socialdemócrata, llegara a la administración del poder ejecutivo federal por un sexenio, el representante de la que en ese momento era la apuesta mexicana más próxima a la socialdemocracia fue convertido, por la narrativa gubernamental y la campaña mediática de un conglomerado de intereses comerciales y financieros privados, en un
peligro para México
. En ese momento,
el motivo de la peligrosidad del entonces candidato a la presidencia del país por primera vez, Andrés Manuel López Obrador, se fundaba en la retórica radical de éste
con respecto al funcionamiento del sistema político y económico de corte neoliberal vigente.
Radical, no porque en realidad, en el fondo, la propuesta de gobierno ofrecida consistiese en algo cercano a un punto de ruptura o a un movimiento de discontinuidad en relación con la lógica general del México posterior a la firma del Tratado de Libre Comercio de América del Norte; sino, más bien, porque para los estándares de funcionamiento del sistema de partidos y de las actividades comerciales y financieras, nacionales y extranjeras con presencia en el país, el centro de gravedad de los privilegiados que es posible conseguir por medio del régimen se perfilaba para gravitar alrededor de intereses particulares distintos de los entonces —como ahora— dominantes. Es decir, radical, en este sentido, porque la posibilidad, hasta entonces no confesada, de que una opción gubernamental beneficiara a otros grupos políticos y a otros intereses empresariales, distintos de los propios de la derecha y la extrema derecha del espectro ideológico estaban, por fin, siendo confesados.
Hace doce años, pues, López Obrador y los conglomerados empresariales y partidistas a los que representa eran un peligro para México no porque el contenido de su retórica en realidad girara en torno del establecimiento de un régimen socialista o algo parecido. En gran medida, por supuesto que para la opinión pública que el Gobierno federal y su transición pactada formaron a través del asedio mediático ese era el peligro real. Y lo cierto es que no es para menos: la primera década del siglo XXI vio surgir por toda América regímenes gubernamentales con bases de todo tipo, populares, campesinas, indígenas, sindicales, afrodescendientes, etc.; y la idea de que expresiones similares llegasen a México ponía en cuestión que los endebles privilegios laborales que se gozaban en el país —meros retazos de un pasado industrialista extinto desde los años 80— se extinguieran.
Pero hay más, pues incluso si López Obrador y su programa de gobierno no eran ni remotamente próximos a lo que en América presidencias como las de Hugo Chávez, Evo Morales o Lula da Silva ya realizaban en el terreno —con expropiaciones de capitales extranjeros, regulaciones más estrictas en materia comercial y una intervención más marcada del Estado con márgenes de redistribución de la riqueza más amplios y profundos—, el hecho de que en el Sur del continente intereses de potencias comerciales como Estados Unidos se estuvieran viendo afectados por una reducción sustantiva en sus ganancias era motivo suficiente para que el sentido común de la población general en México se viera introducido dentro de la órbita de la comentocracia estadounidense y su intransigente demagogia.
En este plano, las probabilidades de que Estados Unidos y el resto de las democracias electorales y representativas de Occidente vieran una amenaza en López Obrador como la veían en Hugo Chávez eran reducidas y en realidad no iban más allá de lo que en el plano discursivo circulaba. Sin embargo, la sola idea de que un modelo similar a los sureños se extendiera tan cerca de las fronteras de la aún potencia comercial, militar y financiera de la economía mundial era motivante suficiente como superponer al cerco mediático nacional uno con marca propia desde Washington.
La reacción de la plataforma lopezobradorista ante su pérdida en las elecciones de aquel 2006 sirvió para potenciar —y en ocasiones confirmar— algunas de las consignas que durante la campaña habían alimentado la animadversión a popular hacia su propuesta. Y un sexenio, varios miles de asesinatos y de desapariciones, decenas de miles de millones de dólares añadidos a la deuda exterior del Estado, reducciones sustanciales en el poder adquisitivo de la ciudadanía y un país sometido ante los designios de las fuerzas armadas nacionales y de los cárteles del narcotráfico después, la fórmula que tantos réditos dio en aquellos comicios se repitió, ahora frente a un autoproclamado nuevo y rejuvenecido Partido Revolucionario Institucional, para volver a cerrar el cerco alrededor de la apuesta socialdemócrata mexicana.
De ambas experiencias a este momento, no obstante, mucho ha cambiado en el contenido y en las formas del lopezobradorismo —ahora monerismo, en virtud de su pronta institucionalización en el partido político Movimiento de Regeneración Nacional. Y es que, lo que en esas dos elecciones se daba por supuesto como un peligro para México, hoy, cuando la distancia ideológica entre los partidos de izquierda —o eso que en México se autodenomina como tal— y de derecha se cerró y colapsó sobre la propia derecha, dejándola en pie como la única opción ofrecida a la ciudadanía para los siguientes comicios, la apuesta socialdemócrata de López Obrador (la única que pugnaba por diferenciarse de sus pares cuando las precampañas aún no comenzaban), ya no pasa de ser un espectro más de la derecha pero con discurso que pretende ser progresista, de abajo y a la izquierda.
Ello, no sólo por ese amasiato al que Morena llegó con la expresión evangélica, democristiana, más estable que ha tenido el sistema político mexicano en el último medio siglo, el Partido Encuentro Social (PES), sino además, porque al haber comprendido que noventa por ciento de la elección tiene que ver con los capitales que invierten en esta democracia, y un diez por ciento restante con la necesidad de legitimar aquella dinámica por medio de la simulación de comicios libres, informados y periódicos, López Obrador y su plataforma han recurrido cada vez más a la opción de mantener las cosas como están siempre y cuando se realicen pequeñas concesiones a las bases de apoyo que le son históricas al movimiento que encabeza. La cantidad deserciones que desde otros partidos y círculos empresariales se han transitado hacia Morena para obtener las designaciones que en sus viejas guardias les fueron negadas son claro ejemplo de ello —y por supuesto, también del hecho de que lo que se juega en estas elecciones es tanto, que para quien resulte ganador habrá tanto para repartir como promesas haga durante la campaña.
Pero aún más representativo de ese giro que en el mejor de los casos sería un intento de invertir aquel adagio que reza que el poder se conquista por la izquierda y se sostiene con la derecha, el maridaje que en las últimas semanas López Obrador ha buscado en el seno del sector financiero, en la 81ª Convención Bancaria, en Acapulco, Guerrero, es signo de que si algo queda de la opción de izquierda a la que en algún momento llegó a aspirar, hoy no se distingue en nada de la pretendida ciudadanización del priísmo o de la presunta moderación progresista de la coalición Acción Nacional-Revolución Democrática.
Dos posibilidades, no obstante, quedan en el aire aquí. La primera tiene que ver con el no tan remoto escenario en el que de manera consiente López Obrador esté buscando sumar apoyos a su causa sabiendo que después de ganar los comicios, con tan potente integración de intereses, no respetará los acuerdos a los que llegó de antemano; reduciendo los márgenes de acción de las opciones que se encuentren más próximas a la derecha de su propio posicionamiento. Por supuesto esta apuesta no es para nada libre de riesgos, y es que, de proceder en tal línea de ideas, lo que se aproxima es una parálisis y un desaseo de proporciones mayúsculas en el caso de llegar a la presidencia. Después de todo, gobernar, y no sólo llegar a, es cuestión de negociación permanente entre intereses divergentes; y traicionando a quienes alimentaron su campaña a cambio de una concesión tiene el potencial de desatar, en el mejor de los casos,escenarios como el que ahora asedia a Venezuela y en años recientes a Brasil, Bolivia, Ecuador y Argentina; en el peor, guerras más profundas que la desatada por Felipe Calderón, entre 2006 y 2012.
La segunda posibilidad presupone que el Morenismo respetará cada acuerdo de campaña una vez en detentación del ejercicio del ejecutivo federal. La cuestión es que no por ello es menos atroz que el primer escenario. Y es que aquí el problema es que las concesiones pueden ser tantas y con consecuencias tan agudas que el mantener el funcionamiento del régimen en sus términos actuales sería el menor de los males asechando a la población. Y lo cierto es que, por lo hasta ahora visto, y por las personalidades que han desfilado hacia Morena, ese costo no se aprecia para nada menor.
Si en dos oportunidades en el pasado la plataforma de López Obrador no suponía ningún peligro para México —por lo menos no en los términos en los que se planteó desde la narrativa que lo denostó en 2006 y 2012—, esta tercera, el peligro es mayúsculo (en el nivel de las otras coaliciones), y lo que lo hace aún peor es que la única expresión realmente opositora a la totalidad de la lógica del sistema político mexicano, la representada por el Concejo Indígena de Gobierno y la Comandancia del Ejército Zapatista de Liberación Nacional, ni siquiera fue respaldada por ninguno de esos sectores que durante tanto tiempo se autoproclamaron la izquierda mexicana.
Publicado originalmente en:
https://columnamx.blogspot.mx/2018/03/socialdemocracia-peligro-para-mexico.html
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

La Trampa Electoral




Publicamos de nuevo este artículo de Aurora Roja No. 16. Aunque hace referencia a varios aspectos de las elecciones presidenciales de 2012, el análisis básico del papel de las elecciones en esta sociedad sigue siendo válido y muy pertinente en la coyuntura electoral actual.
De nuevo nos encontramos en plena temporada electoral y como siempre el Instituto Federal Electoral (IFE) y los candidatos nos inundan con sus montones de papel y su incesante bla-bla-bla. Ya no es que “Nuestra democracia crece”, aunque sepa la bola si es porque lo que más crece son las muertes, la impunidad, la crisis y el hambre, o si es para no aburrirnos con la misma consigna publicitaria (por difícil que sea creer que gente que es capaz de hacer pasar el mismísimo anuncio tres veces seguidas en el mismo corte comercial sea capaz de compadecer nuestro aburrimiento). Ahora es “Lo que hace grande a un país es la participación de su gente”, lo que tal vez daría para pensar si su objetivo no era tan patente. ¿Se trata de participar en la gestión de dónde trabajas? Lo siento, eso es atribución exclusiva de tus jefes, todo el mundo sabe eso. ¿Se trata de participar en el manejo de la economía que está condenando a cada vez más gente al desempleo y la desesperación aquí y en todo el mundo? Vamos, ya sabes que eso les compete a las autoridades financieras y más que nada a organismos extranjeros, como el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional (FMI). ¿Tal vez se trate de participar en esclarecer alguno de los miles de asesinatos, secuestros y desapariciones impunes? ¿Qué va? ¿No sabes que lo menos que te puede pasar en tal caso es que las autoridades te hacen caso omiso y te aconsejan no seguir por tu propio “bien”?... si no es que acabas muerto, como le pasó a Nepomuceno Moreno Muñoz, a quien nada menos que Calderón cínicamente ofreció “protección”. ¿Se tratará de participar en la lucha contra los feminicidios, los asesinatos impunes por parte del gobierno, los ataques a la educación, las invasiones de tierras por caciques y narcos y tantos crímenes más? ¿O de participar en la lucha revolucionaria por acabar con todas estas infamias y crear otro mundo mucho mejor? No, mi chavo, no se trata de eso, se trata de una participación bien definida y restringida: 1) de “participar” en tenernos todos bien fichados con la credencial de elector y 2) de participar en sus elecciones.
 ¿Por qué están tan obstinados en lograr que votemos? La respuesta es sencilla: las elecciones sirven para legitimar el gobierno y el sistema existente. ¿No votaste? Ajá, no puedes quejarte, porque no votaste. ¿Votaste? Ajá, tienes que aguantarte todos los ultrajes y porquerías del gobierno porque son las autoridades democráticamente elegidas, son los representantes democráticamente elegidos del pueblo, ¿quién eres tú para cuestionar a la mayoría? Es un ingenioso juego de “cara yo gano, cruz tú pierdes”.
¿Qué papel juegan las elecciones y la democracia electoral en este sistema? Si nos atrevemos a penetrar detrás de su vela tan alabada de la “democracia”, descubriremos que: 1.- las elecciones son controladas por las clases dominantes; 2.- no determinan las decisiones básicas del gobierno y la sociedad; 3.- su función esencial es legitimar el sistema y encasillar la actividad política de las masas dentro del mismo; 4.- el cambio real sólo vendrá de la lucha independiente y sobre todo revolucionaria de las masas. Vamos por partes.
¿Quiénes controlan las elecciones?
¿Quiénes controlan las elecciones? Las controlan las clases dominantes, es decir, los grandes capitalistas y terratenientes extranjeros y nacionales, así como sus representantes políticos en el gobierno y los partidos electorales. Examinemos las evidencias.
Mucha gente entiende de alguna manera que Estados Unidos (o más específicamente la clase de grandes capitalistas/imperialistas de EU) domina a México y otros países, comete todo tipo de invasiones y agresiones, y que esto va en contra de los intereses de la gente. Sin embargo, todos los candidatos prometen tener una relación amistosa con ese gobierno imperialista, incluido el actual candidato “de las izquierdas”, Andrés Manuel López Obrador (AMLO).[i] ¿Por qué? Porque todos saben que no se puede ser un candidato “serio” en México y estar en contra de esa parte de las clases dominantes en este país (los grandes capitalistas extranjeros, específicamente los imperialistas estadounidenses).
El pueblo se enfrenta con las fuerzas represivas del Estado en el boicot electoral convocado or el magisterio oaxaqueño
Muchos también entienden de alguna manera que los grandes empresarios mexicanos han venido enriqueciéndose obscenamente, figurando entre los más ricos del mundo, mientras la mayoría languidece en la pobreza y la penuria, y que también nos perjudican en otras formas, envenenando el medio ambiente, talando los bosques, reprimiendo a los trabajadores, despojándonos de tierras y recursos naturales, etc. Sin embargo, todos los candidatos prometen proteger los intereses de esta parte de las clases dominantes, incluido AMLO, quien enfatiza el apoyo que va ganando entre varios grandes empresarios e incluso ha prometido ni subirles los impuestos.[ii] ¿Por qué? No es un problema particular con AMLO en sí, sino es porque no se puede ser un candidato “serio” en México con posibilidades reales de ganar y estar en contra de esa parte de las clases dominantes en este país, los grandes empresarios mexicanos.
La campaña sucia en contra de AMLO en las elecciones de 2006 y las modificaciones posteriores en su estrategia ilustran y enfatizan estos puntos. Como analizamos en su momento,[iii] el programa de AMLO en esas elecciones expresaba (y sigue expresando) una posición a favor del sistema capitalista imperante, proponiendo, por ejemplo, “aprovechar” la globalización imperialista y expresando su apoyo a los instrumentos reaccionarios de este sistema como son el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), el Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA), el Proyecto del Istmo de Tehuantepec, y otros. Así que el programa de AMLO no constituyó para nada una amenaza a los fundamentos del actual sistema económico y social ni a los intereses generales de las clases dominantes.
Con todo y así, se lanzó una amplia campaña sucia en su contra como una “amenaza para México” impulsado no sólo por el equipo de campaña de Calderón, sino también por poderosos grupos de empresarios y los principales medios de comunicación, sobre todo Televisa y TV Azteca. Esta campaña sucia de mentiras, tergiversaciones y verdades a medias logró convertir la amplia mayoría de preferencias a favor de AMLO a una contienda reñida en que la vergonzosa parcialidad del Instituto Federal Electoral (un órgano faccioso del gobierno y no un “grupo de ciudadanos” como dice su propaganda mentirosa) a favor de Calderón fue suficiente para impedir su victoria.
Estos sucesos ilustran no solamente que las elecciones son controladas por las clases dominantes, como sucede en todos los países del mundo, sino que en México siguen controladas en medida importante por cierta parte de las clases dominantes, que no quiso permitir una contienda “limpia” con el representante de otra sección de las clases dominantes. (Y cabe observar que AMLO tiene apoyo entre una sección de las clases dominantes, como él y su campaña actual subrayan al publicitar el apoyo de varios grandes empresarios). Podría analizarse más las razones de esta intolerancia de unos sectores de las clases dominantes y sus diversos representantes políticos en 2006, pero parece que las razones incluían la discrepancia de las fuerzas que representa AMLO con algunos aspectos de las llamadas “reformas estructurales” en cuanto al petróleo, así como la retórica populista de AMLO y tal vez particularmente sus ataques a algunos individuos importantes de entre las clases dominantes a quienes él tildaba de “mafia en el poder”.
¿Y qué hizo AMLO frente a los intentos de descalificarlo y el fraude electoral? Seguía encasillando todo su esfuerzo dentro del contexto electoral, a pesar de que algunos de sus seguidores más sagaces preguntaban, en efecto, ¿si nos jugaron sucio, cómo vamos a lo mismo otra vez, sin que nada esencial haya cambiado en el sistema electoral? A lo que apuesta AMLO ahora es hacer las paces con quienes él mismo llamaba la “mafia en el poder”. Eso es lo que significa su “República amorosa” y en particular lo que explicó claramente en una entrevista con Grupo Expansión:
En bit.ly/u7Ufys [en Internet] puede verse la sesión con el joven periodista Miguel Ángel Vargas en que [AMLO] postula el amor al prójimo, y que no siente odio respecto a Calderón ni Carlos Salinas de Gortari. AMLO ve así despachó el tema: ¿...profesas amor por tus rivales políticos?: Sí, y respeto. ¿Por Felipe Calderón?: Sí, sí. No lo odio, no odio a nadie. Si el tabasqueño tuviese enfrente al michoacano, ¿qué le diría, en ese contexto de amor y paz?: Que fuese consecuente... que actuara con honestidad. ¿Algo más?: Nada más. O sea. Sería ofenderlo, y no se trata de eso, decirle que no le importó robarse la elección. Pero, hacia adelante, ¿algo le propondrías?: Que no va a haber persecución. Para nadie, insisto. Que va a haber justicia, no venganza (...) Vamos a inaugurar una etapa nueva, vamos a predicar con el ejemplo. Y va a ser, en ese sentido, un borrón y cuenta nueva. Vamos a ponernos de acuerdo para salvar al país entre todos. Un entre todos, precisó a pregunta del entrevistador Vargas, que incluye a los treinta integrantes de la famosa mafia del poder en busca de reconciliación nacional...[iv] 
Estas mismas ideas las ha reiterado en otros foros, incluida una entrevista televisiva con López Dóriga en que incluso dijo sin inmutarse que Televisa siempre le ha dado un trato justo: “borrón y cuenta nueva” respecto al destacado papel de Televisa en la campaña sucia en su contra en 2006.
¿Significa esto que AMLO “se ha vendido”? Para nada. Desde sus días de militancia en el PRI hasta la actualidad, siempre ha sido un representante político de las clases dominantes. Nada más significa que él ha concluido de su experiencia que para ser un candidato “serio” con posibilidades de ganar, en el México actual no solamente se tiene que respetar y representar los intereses de las clases dominantes en general, sino también se tiene que hacer las paces con los treinta individuos que AMLO ha llamado la “mafia en el poder”.
En el caso de 2006, fue un grupo dentro de las clases dominantes (la “mafia” y otros) que jugó un papel desproporcionado en controlar las elecciones, incluso en contra de otro representante de las clases dominantes (AMLO). Pero en todo caso, ya sea dentro de las clases dominantes excluye a otros o ya sea que existe más consenso y trato de “civilidad”, como ellos dicen, son las clases dominantes que controlan las elecciones. Este punto fundamental no se debe a las limitaciones de la “democracia mexicana”. Lo mismo pasa en países con instituciones democráticas de honda raigambre, como Estados Unidos, y en todos los países con instituciones de democracia electoral, como ha demostrado Bob Avakian en su profundo y penetrante análisis al respecto.[v]
¿Cómo ejercen las clases dominantes su control sobre las elecciones?
Nos predican que en la “democracia todos deciden” porque tu voto “vale lo mismo” que cualquier otro, seas rico o pobre, etc., etc. A lo que se puede responder que es cierto en el sentido de que tu voto, igual que todos los votos, no vale nada, porque votes por quien votes, gane quien gane, las elecciones son controladas por las clases dominantes, quedan dentro del marco y refuerzan el sistema capitalista-imperialista imperante.[vi] ¿Cómo es que los grandes capitalistas y terratenientes y sus representantes políticos, que son una pequeña minoría de la población, controlan elecciones que en su forma son decididas por mayoría? (Esto en los casos en que más o menos se cuentan los votos, dejando de lado la cuestión del fraude extensivo que todavía es endémica en la democracia electoral en el país).
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Por una parte, comenzando con lo más evidente, el gobierno organiza las elecciones: registra (o no) a los partidos, hasta dicta ahora los términos de las elecciones internas y otros asuntos de los partidos, les proporciona fondos, establece las reglas del juego y organiza el proceso de votar. Este gobierno, y sobre todo las instituciones que concentran el poder del Estado, (la presidencia, las FFAA, policías y los tribunales), no es una fuerza “neutral” por encima de las clases y los conflictos sociales, como nos enseñan. Desde los asesinatos a traición de Zapata y Villa hasta los recientes asesinatos de los jóvenes de la Normal de Ayotzinapa, este Estado siempre ha actuado como una máquina de represión al pueblo en los intereses de las clases dominantes.
Otro factor de inmensa importancia en nuestros tiempos son los medios masivos de comunicación. La mayoría de la gente se entera de las noticias por medio de la tele, y su control es altamente monopolizado, con Televisa de Azcárraga y TV Azteca de Salinas Pliego controlando la mayor parte de la programación y auditorio. Y además de este monopolio, casi todos los principales medios de comunicación—televisión, radio, periódicos, revistas—son propiedad de grandes capitalistas y defienden los intereses del sistema, a la vez que existe una campaña por parte del gobierno para limitar y silenciar formas como las radios comunitarias que escapan de ese control. Así las cosas, la mayoría de la gente ni se entera de la gran mayoría de las injusticias y ultrajes cometidos por las clases dominantes y su estado, y recibe una versión muy distorsionada de los pocos crímenes del sistema que los medios no pueden pasar por alto. Los portavoces de las clases dominantes en los medios nos mienten y distorsionan la realidad, nos dicen qué pensar y luego nos dan la “oportunidad” de escoger entre partidos políticos controlados por ellas y sirviendo a sus intereses. ¡Qué diferencia sería si simplemente por unas semanas la gente conociera la verdad de lo que pasa en el país y el mundo! Se tuvo una probadita de eso cuando la gente tomó posesión de varias televisoras y radios en Oaxaca en el contexto de la rebelión de 2006 exigiendo la destitución del gobernador Ulises Ruiz. ¡Hubo un cambio importante en la simpatía de la gente hacia la lucha independiente del pueblo!
Las contribuciones particulares a las campañas políticas son otra forma de interpenetración entre las clases dominantes y sus representantes políticos en los partidos electorales. Aunque según la ley el financiamiento público de los partidos es supuestamente predominante, eso es comúnmente violado, e incluso dentro de la ley se permiten contribuciones de más de un millón de pesos, que no representa exactamente una contribución de una persona común y corriente.[vii]
Un garante fundamental del control de las elecciones y del Estado en sí por parte de las clases dominantes son las fuerzas armadas, que constituyen parte de la columna vertebral del Estado. Habrá que preguntarse, ¿por qué virtualmente todos los candidatos, incluidos los según de “izquierda” alaban y defienden a las fuerzas armadas, a pesar de los múltiples casos documentados y hasta sentenciados por la Corte Interamericana de Derechos Humanos, de violaciones y asesinatos impunes de civiles por parte del ejército y la marina? No es simplemente por los pocos votos que los oficiales militares les pudieran aportar. Es porque saben que las fuerzas armadas representan el garante del orden reaccionario, si por alguna razón las elecciones salen del redil de lo que es aceptable de los sectores predominantes de las clases dominantes, y particularmente del imperialismo estadounidense. Eso es lo que pasó con los golpes militares en contra de Allende en Chile, o Arbenz en Guatemala, para citar sólo dos de los casos más conocidos, en que el imperialismo estadounidense, en colusión que las fuerzas armadas de esos países maquinó sangrientas golpes del estado, no porque esos candidatos de reformas sociales moderadas hacían peligrar el sistema capitalista (que no era ni su intención ni su programa) sino simplemente porque algunas de sus políticas reformistas no eran del agrado del imperio. Eso sin meternos a repasar los numerosos casos de golpes militares y regimenes militares impuestos por EU y otras potencias imperialistas en alianza con sectores de las clases dominantes nacionales en países oprimidos por todo el mundo, cuando juzgan que eso les conviene.
Finalmente, existe otra razón muy poderosa y poco apreciada de por qué, pase lo que pase en las elecciones, el Estado sigue sirviendo fundamentalmente para defender y reproducir el sistema predominante. Existe una lógica del funcionamiento del capitalismo. En términos sencillos, se produce para maximizar las ganancias de los capitalistas, y si los capitalistas no pueden sacar ganancias, no se produce. Esto encauza, moldea y determina en gran parte la acción del Estado en este sistema: tiene que hacer lo posible por garantizar la rentabilidad del capital o el sistema se descompone. Tomemos por ejemplo el supuesto “derecho” garantizado por el Artículo 123 de la Constitución de que “Toda persona tiene derecho al trabajo digno y socialmente útil”. Es evidente de las legiones de desempleados, subempleados y vendedores ambulantes que no se respeta este derecho en la vida real, pero ¿por qué? ¿Qué pasaría si los trabajadores de las madereras, por ejemplo, decidieron “esto no es un trabajo socialmente útil, estamos despojando a las comunidades indígenas, destruyendo el medio ambiente y contribuyendo al calentamiento global, mejor nos dedicamos a plantar árboles”? Pues, obviamente, las empresas los despedirían, porque así no van a sacar ninguna ganancia. ¿Y si el Estado las obligara a respetar la justa decisión de los trabajadores? Pues, las empresas se quebrarían y toda la rama vendría abajo u operaría en el mercado negro. ¿O qué pasaría si se declarara que toda persona desempleada o subempleada tiene el derecho de ir a emplearse y ser pagado por la empresa de su elección, por encima de los deseos de los dueños? Sería un caos, con algunas empresas quebrándose por no poder pagar trabajadores a quienes no pueden sacar ganancia, y otras operando en la clandestinidad, a contrapelo de las disposiciones legales. Estos ejemplos sencillos ilustran por qué ese derecho escrito en la Constitución no puede realizarse en la realidad en este sistema, y más profundamente ilustra el hecho de que mientras la economía (o la base económica) siga siendo predominantemente capitalista, el Estado necesariamente tiene que mantener la rentabilidad global del capital y de hecho defiende el sistema capitalista. Esta es una realidad con la que topa cualquier persona o partido que entra en este Estado, independientemente de sus deseos subjetivos. Aunque honestamente quieras cambiar este sistema “desde dentro”, no se puede, porque el sistema capitalista tiene su lógica (de la rentabilidad del capital) que tiene que respetarse para que el sistema funcione.
Las decisiones básicas se toman por las necesidades del sistema, no por el “mandato popular” de las elecciones
Esta misma necesidad del Estado actual de hacer respetar las “reglas del sistema” capitalista es la razón más fundamental de por qué las elecciones tienen poco que ver con lo que hacen los políticos una vez que estén en el gobierno. Sí, hay problemas de corrupción, y muchos, pero lo más fundamental es que en las elecciones la única preocupación es como lograr que la gente vote por uno, pero una vez en el gobierno uno es responsable de facilitar el funcionamiento de una economía capitalista según sus leyes inherentes, así como por la operación de un Estado que en su origen, su estructura y su funcionamiento sirve para imponer y mantener el dominio o dictadura de los grandes capitalistas y terratenientes sobre lo demás de la sociedad. El funcionamiento del sistema exige que el “jefe del Estado” represente y defienda el sistema social de grandes desigualdades y gran sufrimiento para la mayoría que corresponde a esa base económica, además defender las ideas, la cultura y los “valores” que justifican todo eso,
Por ejemplo, ¿la gente que votó por Calderón entendía que una política central de su gobierno sería una “guerra” que hasta ahora por conteo oficial ha costado 47 mil vidas? Claro que no, su campaña era la de “las manos limpias” y “el presidente del empleo”. Ni mencionó la “guerra contra el crimen organizado”, hasta lanzarla justo después de tomar posesión. ¿Por qué se hizo esta “guerra”? No es por algún desorden psicológico personal sino porque fuerzas poderosas de las clases dominantes aquí y en EU la ven como necesaria para mantener y fortalecer su sistema: intentan recuperar el control del Estado sobre el narcotráfico (en alianza con unos carteles contra otros), fortalecer “el monopolio de la fuerza” del Estado y su capacidad represora (bajo el mando cada vez más directo del imperialismo estadounidense), y prevenir cualquier insurgencia de las masas a través de la intimidación y el terror ejercido por las FFAA y la policía.[viii] Y esta decisión no fue debatida ni decidida por las elecciones.
O para tomar otro ejemplo, una de las evidencias de la campaña de Calderón de que AMLO era un “peligro para México”, fue que iba a aumentar el endeudamiento del gobierno, como había pasado con el gobierno capitalino bajo el Partido de la Revolución Democrática (PRD). Bueno, en los hechos, Calderón ha propiciado un enorme crecimiento de la deuda del gobierno federal, mientras el PRD, que decía que eso eran “calumnias” ha seguido aumentando la deuda del Distrito Federal (D.F.). Aparentemente, ni los que votaron por Calderón, ni los que votaron por el PRD, pensando que eso era “calumnia”, querían que se siguiera aumentando el endeudamiento, y sin embargo, se hizo de parte de todos. ¿Por qué? Porque con la actual estructura básica de impuestos y gastos del gobierno, eso es más o menos inevitable.
O si tomamos el ejemplo del período en que AMLO fue jefe de gobierno del D.F., entre otras cosas él y su equipo encubrieron los asesinatos políticos de la abogada Digna Ochoa y del estudiante Pavel González, reprimieron salvajemente a manifestaciones de Atenco, contra la guerra en Irak, y otras, impusieron la política de “cero tolerancia” importada de Estados Unidos por Guiliani, ex alcalde de Nueva York, y propiciaron la “renovación” del Centro Histórico a base de las inversiones y el enriquecimiento de grandes capitalistas nacionales como Carlos Slim e inversionistas extranjeros como el Sheraton, a la vez que se corrió a la gente más pobre.[ix] ¿Recibió algún “mandato popular” de los votantes para realizar alguna de estas acciones? Claro que no. ¿Por qué se hicieron? Porque AMLO y su grupo juzgaron que eran la manera apropiada de impulsar la economía capitalista y defender el reaccionario “orden” de este sistema.
La dinámica de las elecciones burguesas alcanza el absurdo cuando los candidatos comienzan a prometer cosas que han de saber que, incluso como presidente, no pueden garantizar. Así que Fox nos prometió que la economía iba a crecer al 7% por año, Calderón se anunció como “presidente del empleo” y ahora López Obrador anda prometiéndonos que si él es elegido presidente, la economía va a crecer 6% y todos ya van a tener empleo.[x] Pues, ya sabemos que la economía no creció ni la mitad de lo que prometía Fox, que el sexenio de Calderón fue más bien de mayor desempleo y uno no tiene que ser un genio en economía para prever que si la economía mundial cae de nuevo en la profunda crisis mundial, que muchos analistas advierten es un peligro muy real, la promesa de AMLO va a valer lo mismo que las promesas de Fox y Calderón. La deshonestidad en estos casos no radica en que “no cumplen”, sino en que prometen cosas que nadie pudiera garantizar. El capitalismo lleva siglos de crisis económicas periódicas en que la política gubernamental a veces puede influir secundariamente para bien o para mal, pero que de ninguna manera las puede evitar. La naturaleza inherente de la economía capitalista es anárquica, nadie la planifica ni la controla ni puede determinar cuánto va a crecer o declinar, y los candidatos que nos prometen estas cifras de crecimiento son simplemente demagogos cínicos.
También debemos aprender de la experiencia reciente en la supuesta “gran democracia” de Estados Unidos, donde muchos votaron esperanzados por Obama y los demócratas para, según, terminar con los años de agresiones bélicas de Bush y los republicanos. ¿Qué ha pasado? Obama ha continuado las mismas políticas esenciales de Bush, expandiendo la guerra en Afganistán, ampliándola hacia Pakistán, bombardeando a Libia y prolongando la guerra en Irak durante 5 años hasta considerar que se puede “estabilizar” dejando una presencia de 16 mil mercenarios “privados”. Ahora impone duras sanciones y amenaza con atacar a Irán. Incumplió su promesa de cerrar la prisión inhumana para “combatientes enemigos” en Guantánamo, sigue con las políticas de tortura y ha establecido legalmente el supuesto “derecho” del presidente de Estados Unidos de mandar matar sin proceso jurídico alguno a cualquier persona en el mundo (incluso estadounidenses) en los “intereses nacionales”. ¿Por qué? Porque estas son necesidades del imperio estadounidense que el Estado norteamericano existe para defender y expandir, y ningún cambio de personas en la Casa Blanca va a cambiar la naturaleza de ese Estado, como ningún cambio de personas en Los Pinos va a cambiar la naturaleza esencial del Estado mexicano.
Las elecciones sirven para legitimar el sistema y encasillar la actividad política de la gente dentro de él
Algunos aceptan que no va a haber un cambio profundo por medio de las elecciones, pero promueven la participación en ellas como “táctica” para según, “lograr algo” o “acumular fuerzas”. En realidad, lo que “se logra” por medio de participar y promover ilusiones en estas elecciones es contribuir a legitimar este sistema y encasillar la actividad política de la gente dentro de él.
Las elecciones son una gran arma ideológica y política de las clases dominantes para convencer a la gente que este Estado reaccionario es “democrático”, que representa la “voluntad popular”, cuando en realidad es una dictadura de los grandes capitalistas y terratenientes sobre los obreros, campesinos y clases medias. Parte de su arsenal ideológico es su mismo concepto de “dictadura”, que se reduce a un solo “hombre fuerte” que supuestamente “controla todo”, como un Hitler o un Pinochet. Este concepto maniqueo ignora, por una parte, que incluso en estos casos, ese “dictador” no actúa sólo, sino como representante de una clase o clases (Hitler, como representante fascista de los imperialistas alemanes en condiciones extremas, Pinochet como representante de los imperialistas estadounidenses y los grandes capitalistas chilenos). Por otra, se considera que ya no es “dictadura” cuando, en vez de un solo partido burgués, se permite elegir entre dos o tres grandes partidos burgueses. Pero en realidad, ambas formas de gobierno son formas de dictadura de las clases dominantes sobre lo demás de la sociedad, en que las clases dominantes y sus principales representantes políticos tienen un monopolio del Poder político y uso de la fuerza armada. “Cuando un monopolio del poder político—y, de una manera concentrada, el monopolio de la fuerza armada ‘legítima’—está en manos de un grupo de la sociedad, y este grupo excluye a otras personas de tener ese monopolio de poder y fuerza, pues esto es una dictadura del grupo—o clase— en el poder, no importa si ese grupo en el poder permite que los que excluye del poder, y que domina en los hechos, participen en elecciones para escoger entre diferentes representantes de la clase dominante…”[xi]
Promover las ilusiones en las elecciones fortalece los prejuicios que las clases dominantes utilizan para cegar a la gente a la realidad de que vivimos un sistema completamente inhumano defendido por una dictadura de las clases dominantes que ahora mismo sigue, bajo las siglas de todos los principales partidos electorales, reprimiendo a manifestaciones, huelgas y protestas populares, asesinando a luchadores sociales y ejerciendo un terror contra la población en general con los múltiples asesinatos, violaciones, golpizas, allanamientos de casa, etc. realizados por parte de las fuerzas armadas, policíacas y paramilitares en contra de la población civil.
Por otra parte, las elecciones sirven para encasillar la actividad política de la gente dentro de confines completamente aceptables para el sistema y las clases dominantes, cuando pudieran y deberían estar protestando y combatiendo la infinidad de ultrajes que perpetúa este sistema. En esta relación, los partidos políticos electorales tienen cierta “división de trabajo” que objetivamente sirve para mantener el actual sistema de explotación y opresión. Ahí está el Partido de Acción Nacional (PAN), abiertamente de derecha, que habla más abiertamente a favor de los (grandes) empresarios, la jerarquía de la Iglesia católica, la estrecha cooperación con el imperialismo estadounidense, etc., lo que sirve para jalar a unos sectores de la gente hacia valores más abiertamente en contra de los intereses populares. El discurso del Partido de la Revolución Institucionalizada (PRI) es cada vez menos distinguible del panista, aunque todavía saca en algunas ocasiones especiales arranques de su otrora “nacionalismo revolucionario” y “defensa de las grandes mayorías”. Y a la “izquierda” tenemos a AMLO, el PRD y otros partidos menores con una retórica más o menos populista que, independientemente de los deseos subjetivos de mucha gente honesta que todavía milita en el PRD, sirven como bomberos del sistema para desviar la ira y protesta de la gente que ya está harta de regreso a los confines sofocantes y mortíferos de este sistema.
Eso fue el caso incluso con las protestas que AMLO organizó en contra del fraude electoral en 2006. Mucha gente participó en esas protestas por una justa ira en contra de la campaña sucia y demás infamias perpetradas en esas elecciones, y con el afán de que cambiara “el sistema” que les había jugado sucio. La motivación de AMLO fue distinta, como él mismo ha explicado: “Ha sido difícil hacer entender que el plantón de Reforma lo hicimos no como rebeldes sin causa, como lo hicieron creer los medios y se les quedó grabado en la mente a muchos, sino para evitar que la indignación que causó el fraude electoral se saliera de cauce y se convirtiera en violencia”.[xii] La forma fue diferente a lo que pasó después del masivo fraude electoral en 1988, cuando Cuauhtémoc Cárdenas llegó a un acuerdo secreto con Carlos Salinas (que negó durante muchos años para finalmente aceptar públicamente que mintió) para aceptar los resultados y detener las protestas. ¿Pero a cuáles intereses obedecía la ocupación de Reforma dirigida por AMLO? En los dos casos los abanderados de la “izquierda” actuaron para defender y preservar el sistema y prevenir que la indignación de la gente se convirtiera en rebelión en contra del sistema, convenciéndola a aguantar hasta las siguientes elecciones (y la movilización de AMLO se realizó también con vistas a mejorar su posición en el 2012).
Después de 2006, el único tema en que hubo una movilización real del movimiento encabezado por López Obrador fue en torno a la ley de reforma del petróleo, y hasta en eso finalmente se aceptó una nueva ley que, si bien no era todo lo que quería Calderón, corresponde a seguir entregando cada vez más de la supuesta “propiedad de la nación” a las grandes empresas privadas capitalistas e imperialistas. ¿Y qué, durante estos años, de luchar contra los feminicidios que siguen impunes, qué de oponerse a la mortífera guerra del gobierno contra el pueblo, qué de denunciar los múltiples asesinatos y violaciones de mujeres por parte del ejército, qué de combatir la miseria y hambre que pasa el pueblo, qué de detener la destrucción de la ecología y el calentamiento global, qué de combatir el despojo y la opresión de los pueblos indígenas y tantos crímenes más? “Espera hasta el 2012”. Y esa ilusión falsa de que algo importante va a cambiar por medio de las elecciones ha hecho tremendo daño, ya que es por esa ilusión falsa cultivada por AMLO, la dirigencia del PRD y otros bomberos del sistema que mucha gente que pudiera y debiera estar en las calles protestando y combatiendo la miseria e injusticias de este sistema no lo está haciendo, esperando, al contrario, que las cosas se resuelvan más fácilmente, por medio de las elecciones.
La dura realidad es que tanto las elecciones como el Estado mismo son controlados por las clases dominantes. Puede haber cambios de partidos, de personas, se puede favorecer una política u otra, pero no cambia nada fundamental. Y eso sería el caso aunque comunistas se pusieran al frente de este estado. El Estado actual es una dictadura de las clases dominantes, y la misma estructura de ese Estado, cuya columna vertebral son las fuerzas armadas y policíacas, así como las dinámicas de la economía a que ese Estado sirve, no permiten que funcione de otra manera. Así que el camino hacia la liberación no pasa por la “toma del Poder” en este Estado por medio de las elecciones, o como sea. Muy al contrario, requiere romper el Estado actual, hacerlo añicos, derrotar y desmantelarlo, y crear, a partir de la lucha revolucionaria independiente de las masas un nuevo poder revolucionario, cualitativamente distinto, a fin de confiscar la propiedad de las clases dominantes y realizar otras transformaciones para abrir el camino al socialismo como transición hacia el comunismo y la emancipación de la humanidad.
Impulsemos la lucha independiente y sobre todo revolucionaria de las masas
Las elecciones ofrecen una salida aparentemente fácil y sin dolor, y eso es parte del gancho para enganchar a la gente al sistema. ¿No estás contento con la vida bajo este sistema? ¿Te pica la conciencia ver a tanta gente asesinada, torturada, desaparecida, viviendo en la calle, hambrienta? ¿Te preocupa que se esté echando a perder el planeta y no tenemos otro? No te preocupes. Ya viene tu oportunidad de participar. Sólo tienes que renovar tu credencial y marcar una boleta. Ya hiciste tu parte. Nosotros nos encargamos de lo demás. Sencillo, fácil, sin dolor.
Sólo que no cambia nada esencial. Ahí está el detalle. Si realmente te preocupa tanta miseria, tanta injusticia, tanta destrucción de la naturaleza y todo lo demás, tendrás que enfrentar esa realidad. Siempre se pueden encontrar motivos para cerrar los ojos, encerrarse en la vida y los problemas de uno mismo y tragarse el cuento de la trampa electoral. “Es que el PAN mejora los servicios municipales”, me explicó una joven. Y es cierto, en la ciudad del Bajío donde ella vive, el PAN puso botes de basura en los postes de la calle, que no había antes. “Es que Peña Nieto hizo muchos programas en el Estado de México”. Y es cierto, hizo varios programas, y a varios les tocaron láminas y cemento y cosas por el estilo. “Es que AMLO hizo el seguro para los ancianos”, y es cierto, por ahí se riegan unos pesitos al mes para este y otros programas.
¿Ese es nuestro precio? ¿Una mejora del servicio municipal, unas láminas, unos pesitos y estamos dispuestos a aceptar la miseria, las muertes, las injusticias, el negro porvenir del planeta y la humanidad?
Hay que decirlo sin pelos en la lengua: ésa es la lógica del esclavo que acepta su esclavitud y no piensa más allá de quién sería el mejor amo. Y eso es lo que son cuando mejor las elecciones, la oportunidad de escoger cuales representantes de los amos nos mantendrán esclavizados durante este sexenio. Se necesita otra lógica, la lógica de los esclavos que no están dispuestos a vivir de rodillas, la lógica de los esclavos que se atreven a soñar y luchar, no sólo por su propia liberación, sino con la emancipación de toda la humanidad, que se atreven a soñar y luchar por un mundo ya no dividido en ricos y pobres, opresores y oprimidos, ni siquiera entre los que trabajan con las manos y los que trabajan con la mente, un mundo ya no atado por las cadenas del dinero, el patriarcado, el racismo, una asociación libre y voluntaria de todos los seres humanos en que “habrá principios colectivos y cooperativos para el bien común y dentro de eso, los individuos y la individualidad van a florecer en una forma que jamás ha sido posible”.[xiii]
Este es el camino de la lucha independiente y sobre todo revolucionaria de las masas populares. El camino de unirse ampliamente para combatir las injusticias sin apoyarse ni subordinarse a los diversos representantes políticos de las clases dominantes, y emprender estas luchas y un trabajo revolucionario multifacético de denuncia, conscientización y organización desde la perspectiva de cómo acabar con toda la locura de este sistema mortífero. Es, sin duda, el camino más difícil, pero es el camino que conduce al cambio fundamental que emancipará a la humanidad.
Si no vas a votar porque ya ves que no sirve de nada, qué bien. Si vas a votar de todos modos, total, adelante. Lo esencial no es si votas o no votas. Lo esencial es si uno hace las paces con este sistema, adormecido por la trampa electoral, o si salimos juntos a la calle a combatir tanta injusticia, si nos esforzamos por desenmascarar lo podrido que es este sistema, si nos encontramos en los grandes debates sobre la transformación revolucionaria de esta sociedad, si nos atrevemos a soñar con un mundo mucho mejor, y luchar por él.



[i] Ver el artículo al respecto en Aurora Roja No. 16, disponible en http://aurora-roja.blogspot.com.
[ii] “Ni aumento de impuestos ni creación de nuevas contribuciones y un crecimiento económico de 6 por ciento anual, ofreció Andrés Manuel López Obrador a empresarios locales”, en “Crecimiento de 6% anual, plantea López Obrador a IP Jalisco”, La Jornada, 15/dic/2011.
[iii] “López Obrador: más de lo mismo”, Aurora Roja No. 13, descarga gratuita en aurora-roja.blogspot.com. Cabe mencionar que aunque el análisis de los limitantes del programa de AMLO en ese artículo sigue siendo válido, hemos resumido que el título del artículo no era exacto, ya que no tomaba en cuenta los aspectos en que hay divergencia en el programa de AMLO y los programas de representantes de otros sectores de las clases dominantes, por ejemplo sobre el petróleo.
[iv] Citado de la columna El Astillero, de Julio Hernández López, un partidario crítico de AMLO, en La Jornada, 8 nov 2011. Nuestro énfasis.
[v] Ver Bob Avakian, Democracia, ¿Es lo mejor que podemos lograr?, extractos en español del libro Democracia, Can’t We Do Better than That?, Banner Press, Chicago, 1986, descarga gratuita en revcom.us.
[vi] El sistema capitalista-imperialista mundial se expresa en México como un capitalismo subordinado al imperialismo y ligado todavía a algunas relaciones semifeudales, sobretodo en el campo.
[vii] $1,334,741.80 por persona física o moral, según el dato más reciente (2007) publicado por el IFE en su sitio: http://www.ife.org.mx/portal/site/ifev2/Financiamiento/
[viii] Para un análisis más profundo del tema, ver “El auge del crimen organizado y la decadencia del criminal Estado mexicano”, Aurora Roja No. 15, disponible en http://aurora-roja.blogspot.com.
[ix] Ver “López Obrador: Más de lo mismo”, Aurora Roja #14, páginas 32-34, disponible en http://aurora-roja.blogspot.com.
[x] “Crecimiento de 6% anual, plantea López Obrador a IP Jalisco”, La Jornada, 15/dic/2011.
[xi] Lo BAsico de los discursos y escritos de Bob Avakian, RCP Publications, Chicago, 2011, capítulo 1, #23, p. 18.
[xii] Andrés Manuel López Obrador, “Con sus propias palabras – Salvemos a la nación”, http://www.emedios.com.mx/oportunidadesdenegocios/texto.asp?id_noticia=8157823. Nuestro énfasis.
[xiii] Lo BAsico de los discursos y escritos de Bob Avakian, RCP Publications, Chicago, 2011, capítulo 3 #3, p. 35.

Hallan en Siria dos laboratorios de armas químicas de los «rebeldes moderados»


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Hallan en Siria dos laboratorios de armas químicas de los «rebeldes moderados»


Fuerzas del gobierno sirio ocuparon, el 12 de marzo de 2018, un laboratorio clandestino de armas químicas en la localidad de Aftris, controlada hasta ese día por los «rebeldes moderados», en la Ghouta Oriental, parte del cinturón verde de la capital siria.
Un segundo laboratorio, igualmente destinado a la elaboración de armas químicas, fue descubierto al día siguiente –13 de marzo– en la localidad de Chifonya, también en la Ghouta Oriental.
La Ghouta Oriental había sido declarada zona de desescalada sin que nadie lograra nunca distinguir la diferencia entre los yihadistas extranjeros y los supuestos «rebeldes moderados sirios».
En definitiva, el Consejo de Seguridad de la ONU llamó a todas las partes a respetar 30 días de cese de hostilidades mientras que el ejército sirio y sus aliados rusos e iraníes proseguían sus operaciones contra los grupos terroristas, que siempre han estado excluidos –también por decisión del Consejo de Seguridad– de todo alto al fuego.
Aún después del llamado al cese de hostilidades emitido por el Consejo de Seguridad de la ONU, nunca cesaron los disparos de proyectiles de mortero y de cohetes contra la capital siria. Desde que se adoptó la Resolución 2401 del Consejo de Seguridad, un promedio de 35 proyectiles de diferentes tipos y calibres han estado cayendo diariamente sobre Damasco, provocando numerosos muertos y heridos entre la población civil.
En 2012, la República Árabe Siria denunció varios ataques químicos perpetrados por los yihadistas y recurrió a la ONU. En diciembre de 2012, los «rebeldes moderados» del «Ejército Sirio Libre» publicaron un video donde mostraban uno de sus laboratorios de armas químicas [1] y anunciaban que utilizarían gases venenosos para eliminar a todos los alauitas.
En aquel momento, la Red Voltaire incluyó en su cuenta de YouTube aquel video, del cual procede la foto que ilustra esta información, pero YouTube procedió a retirarlo.
Posteriormente, la policía turca interceptó y confiscó en suelo turco cierta cantidad de armas químicas que los yihadistas trataban de introducir en Siria. Los policías turcos que realizaron aquella operación están hoy en la cárcel, acusados de conspirar contra el Estado turco.
Pese a todo lo anterior, las potencias occidentales atribuyeron rápidamente al gobierno sirio el uso de armas químicas en 2013. Siria firmó entonces la Convención internacional que prohíbe ese tipo de armas y, posteriormente, Estados Unidos y Rusia se encargaron de supervisar la recolección y destrucción de todo el arsenal químico de la República Árabe Siria.
Sin embargo, las potencias occidentales nunca han cesado sus acusaciones contra Siria... sin aportar pruebas fehacientes.

Evolución del mercado internacional del armamento


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Evolución del mercado internacional del armamento


Un estudio del Stockholm International Peace Research Institute (Sipri) que compara las cifras de los 5 últimos años del comercio mundial de armas con las del quinquenio anterior arrojó los siguientes resultados:
- Estados Unidos es, con amplísima ventaja, el primer exportador mundial de armas. Las exportaciones de Rusia, que ocupa el segundo lugar, sólo llegan al 60% del volumen total de las exportaciones de armas estadounidenses. Francia, en quinto lugar, exporta sólo una quinta parte del volumen vendido por Estados Unidos.
- Durante los últimos 5 años, Estados Unidos, Francia, China, Israel, Corea del Sur y Turquía incrementaron sus exportaciones de armas de manera muy significativa.
- Por el contrario, Rusia y Alemania redujeron sensiblemente sus exportaciones de armas.
- La India aumentó considerablemente sus compras de armas, no en relación con las de Pakistán –que ha reducido las suyas– sino frente a China. La India es actualmente el primer país importador de armas del mundo entero. En la región del Pacífico, Indonesia y Australia también han incrementado sus compras de armas.
- El Gran Medio Oriente (o Medio Oriente ampliado), afectado por los intentos de Estados Unidos tendientes a destruir los Estados y sociedades de sus países, se ha convertido en el primer mercado mundial del armamento. Arabia Saudita, Egipto y los Emiratos Árabes Unidos se convirtieron en los 3 primeros compradores de armas del mundo, superados sólo por la India.
- Las compras de armas disminuyeron en África, con excepción de Argelia y Nigeria.
- También disminuyeron las compras de armas en Latinoamérica, principalmente en Venezuela.