viernes, 15 de noviembre de 2019

ULTIMAS NOTICIAS...PLATAFORMA DISTRITO CERO...nov 15 (29)


 


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Bolivia: El golpe que no se vio(?) venir


Bolivia: El golpe que no se vio(?) venir




 



Fuente: Encuesta de Mercados y Muestras

Bolivia
Diego M. Flores Burgos
La renuncia del presidente Evo Morales, forzada ante la falta de apoyo de las fuerzas armadas, es el corolario de un proceso que inició hace unos años, fundamentalmente por las fallas en el sistema de Inteligencia del Estado Plurinacional de Bolivia.


Las fallas en el Sistema de Inteligencia pudieron ser:
No hubo Inteligencia;
La información provista por el Sistema de Inteligencia no llegó a la conducción política del Gobierno por bloqueo de los mandos medios. Normalmente esto sucede cuando la información es adversa, entonces a fin de evitar malestares, funcionarios obsecuentes la retacean o transforman. En Argentina tenemos la anécdota del “Diario de Yrigoyen” como ejemplo;
La información de Inteligencia llegó al Presidente Morales y este, mal asesorado o tomando decisiones erróneas, mantuvo el status quo, que desembocó en los hechos del día de hoy.

Las dudas surgen de cómo un presidente constitucional, que era el modelo de gobierno populista por contar con alto apoyo popular, apoyo electoral y más de 13 años de éxito sostenido en el crecimiento económico del país y con una revolución en materia de justicia social, en particular a los sectores obreros, campesinos, indígenas y ancianos, llegó a perder el poder, de forma aparentemente tan sencilla.

Intentaré brindar algunas respuestas.

Fallas en la conducción política

- Falta de liderazgo alternativo

El principal problema que tuvieron los procesos populistas en América latina de comienzos del siglo XIX es la falta de construcción de liderazgos alternativos que hubieran permitido la alternancia de nombres dentro del mismo espacio político. Se hubiera oxigenado de esta manera la burocracia estatal con un nuevo funcionariado, disminuido en gran medida la corrupción estatal, provisto de imagen de transparencia a los sectores medios que enarbolan las banderas del republicanismo -entendido como alternancia en el poder o cambio de nombres- y colocar como jefe político a un ex presidente que ostentaría poder simbólico, mas no formal, por los ideales que representó su gestión de gobierno. En Argentina se recuerda el inaplicado caso de “Cámpora al gobierno, Perón al Poder”.

- Falta o fallas en el control interno

Sin llegar a las purgas stalinistas, es necesario que los servicios de Inteligencia del Estado también sirvan para monitorear las tareas de los propios compañeros o camaradas de gobierno o militancia, a fin de limitar los daños a la imagen gubernamental que pudieran acontecer con actos de corrupción o abusos de poder en los mandos medios o en los funcionarios subnacionales.

Debilidad de la base electoral

Las encuestas hace tiempo ya mostraban que la gestión de Evo Morales perdía base de sustentación en el grupo etario menor a 35 años, que en Bolivia representa el 46% del padrón electoral.

Como ejemplo tomamos esta encuesta del mes de septiembre de 2019[1]. Vemos que el fuerte del apoyo electoral de Morales en términos de edad se encuentra en los mayores de 55 años, beneficiados por el programa de reparación social “Renta Dignidad” y porque los mayores son los que han podido contrastar las diferencias entre los gobiernos anteriores donde los mayores y especialmente de grupos vulnerables carecían de derechos y sufrían la explotación y discriminación racial por parte de las minorías blancas terratenientes y empresarias.

Sin embargo, hay una generación que conoció Bolivia con los cambios de Morales, lo cual ante fallas en las políticas culturales –que luego analizaré- terminan por naturalizar la realidad en la que viven: no pueden hacer contraste de la etapa anterior, sólo conocen a un mandatario y funcionarios que lleva en el poder desde que eran adolescentes o niños. Estos grupos son permeables a la necesidad de un cambio de figura, ante el aburrimiento surgido.

Sin juventud no hay futuro. Ejemplo claro de ello son las movilizaciones masivas en Argentina a favor del Presidente Macri, donde la mediana de edad de los asistentes se encontraba en los 60 años. De manera similar con su base electoral, salvando las demás variables sociológicas entre ambos países.

Fallas en la estructura del Estado

Considero que la dependencia de la Policía Boliviana del Poder Ejecutivo Nacional es, en Bolivia, una falla, una debilidad institucional. Establecida en el Título VII Capítulo Segundo de la Constitución Política del Estado Boliviano, la Policía Nacional funciona como su institución equivalente chilena, los Carabineros. Pero ¿cómo en Chile el funcionamiento de la policía nacional (carabineros) no representa peligro para la gobernabilidad y en Bolivia sí? Se debe a la configuración de los respectivos estados.

En Chile las Regiones no representan peligro para la gobernabilidad del poder ejecutivo nacional. La desigualdad entre regiones, exceptuando a la Metropolitana de Santiago, no genera luchas localistas por motivos económicos. Además, hábilmente Pinochet configuró las regiones disminuyendo la autonomía de las antiguas provincias. Al agrupar diversas provincias en una región mucho más extensa, se diluían los localismos y neutralizaban los referentes autonomistas. Ello le daba al poder central el máximo control de cualquier situación.

En cambio en Bolivia, con departamentos tan desiguales en desarrollo económico y diferencias sociales, étnicas y culturales, la centralidad de la Policía Boliviana sólo sirvió para coaligarse con los intereses de los departamentos donde sus sedes se encuentran. Además, las protestas gremiales, que no fueron anticipadas por el gobierno central, hubieran podido ser responsabilidad de cada departamento, evitando una presión (obligación) más al gobierno central.

Aspectos geopolíticos irresueltos

“No quise, no supe, no pude”: por alguna razón, en 13 años no se resolvieron los siguientes problemas que favorecieron el contexto de debilidad que llevó a la renuncia de Evo Morales.

- Desigualdad regional

La gran distancia existente entre el departamento Santa Cruz, bastión de la oposición a Morales y los restantes departamentos no fue zanjada (exceptúo La Paz ya que tiene un PBG casi como el de Santa Cruz y es “masista”). Hasta la fecha, Santa Cruz de la Sierra y su conurbación continúa siendo un foco de recepción de la inmigración interna en busca de mejoras socioeconómicas.

La desigualdad económica entre los departamentos es una fuente de debilidad del Estado, que permite escisiones, favorece localismos y movimientos separatistas y es un permanente foco de presión y preocupación del gobierno central. Políticas activas de industrialización de materias primas debieron haberse llevado en forma planificada a fin de equilibrar la riqueza entre los departamentos de Bolivia y disminuir la preponderancia de Santa Cruz.

- Falta de políticas culturales

Al igual que en Argentina donde después de 12 años de kirchnerismo el electorado dio un giro de 180 grados, que nuevamente lo da hoy para suceder al macrismo. En Brasil, después de años del gobierno del PT se da un cambio radical. Estos hechos son manifestaciones de las faltas o fallas de políticas culturales que muestren claramente el proyecto de país que se sigue. 12 años no sirvieron para nada, no dejaron huella (aparentemente) en la memoria de los ciudadanos, especialmente los que vieron mejorado su nivel de vida. Por ello optaron por el cambio, un cambio que no asegura que las mejoras obtenidas se mantengan en el futuro.

Son las políticas culturales las que, además de las obras físicas, deben implementarse para que la ciudadanía entienda el proyecto político de los conductores y los continúe, más allá del apellido del candidato. El clásico ejemplo es el del candidato que sucedió a Lula Da Silva cuando este fue inhabilitado para presentarse en las elecciones del 2018. Lula hubiera disputado claramente la presidencia, pero Fernando Haddad, el candidato que lo reemplazó, no gozaba de la misma popularidad. Como sucede hoy, se votan caras, no proyectos políticos.

Contexto Internacional

A diferencia del conflicto policial de 2012 de Ecuador que puso en riesgo la continuidad del gobierno de Rafael Correa o antes, en Bolivia, los intentos desestabilizadores de los entonces prefectos de la “media luna” que amenazaban con la secesión de oriente boliviano, ambas situaciones estuvieron cubiertas por el apoyo de los presidentes populistas de la región, que en ese entonces tenían una fuerte presencia: Cristina Kirchner, Lula Da Silva o Hugo Chávez, hoy fuera del difícil y cuestionado gobierno de Nicolás Maduro, el populismo está debilitado en América Latina.

La nueva “guerra fría” entre EEUU y la entente Rusa-China sigue en favor del primero, habiendo el eje oriental perdido un aliado más en América Latina. El rol de Argentina con la presidencia de Alberto Fernández tomará más importancia para estas dos naciones como base para la instauración del multipolarismo.





[1] https://www.lostiempos.com/actualidad/pais/20190929/evo-morales-gana-seis-departamentos-carlos-mesa-consigue-triunfo-tres

España tras las elecciones, ¿quién gobernará?

España tras las elecciones, ¿quién gobernará?


El pasado día domingo 10 de noviembre se celebraron en España las segundas elecciones parlamentarias en 2019 puesto que tras las elecciones del pasado abril no hubo ningún acuerdo entre partidos para nombrar a un nuevo presidente del Gobierno. En consecuencia, se tuvieron que volver a celebrar elecciones y ahora se abre un nuevo escenario de negociaciones en un trasfondo de incertidumbre económica, política y social.
En lo económico porque sigue planeando la sombra de la crisis financiera desde 2008. En lo político porque no se sabe si se formará un nuevo gobierno y cuál será su estabilidad. Y en lo social porque sigue escalando la fractura ideológica y crece la sombra de las “dos Españas”.
Y la más importante es la fractura social que se destaca especialmente en Cataluña donde tiene lugar un repunte de la violencia por grupos separatistas especialmente enardecidos tras la sentencia del Tribunal Supremo en octubre de 2019 por la cual eran condenados 12 de los detenidos por haber sido considerados como dirigentes del referéndum ilegal de separación que organizaron el 1 de octubre de 2017. Las condenas de prisión varían de los 9 a los 13 años por cargos de sedición y malversación, y sin prisión pero con multa por cargo de desobediencia. Y también van acompañadas por inhabilitación para presentarse a elecciones. Otros líderes separatistas habían huido desde 2017 a otros países, especialmente Suiza, y la fuga más destacada es el caso del ex-presidente de la Generalitat de Cataluña, Carles Puigdemont, que aún sigue fuera de España y sin que su situación judicial esté resuelta.
No obstante, es importante señalar que el desafío separatista partió de la derecha liberal de “Convergencia i Unió” (CIU) a partir de 2010. Entonces empezaron a hablar de independencia abiertamente y culparon de la mala situación económica derivada de la crisis financiera mundial (desde 2008) al hecho de que Cataluña no era independiente. A partir de ese momento la derecha liberal nacionalista se volvió también separatista y avivaron los odios y tensiones territoriales: La culpa de todo lo malo era de España, según afirmaban. No obstante, el gobierno regional de Cataluña en manos de CIU, se dedicaba a los recortes sociales especialmente en Educación y Sanidad, los cuales eran de su competencia por transferencias desde la década de 1990, pero, culpaban al gobierno de España por las cosas malas y gritaban “independencia” aún más fuerte. Es decir, han tapado las políticas de derecha liberal con el independentismo, pero esto abocó a CIU a su ruptura y desaparición como partido, siendo reemplazados por “Esquerra Republicana” (ERC), que son ahora el partido nacionalista/separatista con más votos, y son los que ahora se disputan el liderazgo de los independentistas frente al fugado ex-presidente Carles Puigdemont y su partido JXCAT.
Cambios sorpresivos e incertidumbre desde verano de 2018
Allá por el día 1 de junio de 2018 se aprobó en el Congreso de los Diputados una moción de censura por la cual se expulsaba al entonces presidente Mariano Rajoy (Partido Popular), y se nombraba nuevo presidente a Pedro Sánchez (Partido Socialista). Esa sorpresa histórica en la política Española aparentaba traer algún cambio para mejor. No obstante la situación en España ha ido empeorando, o por la inoperancia del presidente Sánchez o por sus acciones que han traído más tensiones y problemas sociales.
La situación en España ha seguido marcada por el desempleo y la precariedad laboral pero son temas eclipsados de la agenda pública por la situación en Cataluña y la gran distracción masiva creada por el presidente Sánchez desde su inicio en el cargo: La exhumación de Francisco Franco del Valle de los Caídos. Esto último fue un drama mediático que se alargó hasta octubre de 2019, coincidiendo (por casualidad o causalidad) con la sentencia a los dirigentes separatistas condenados por el referéndum secesionista del 1 de octubre de 2017.
Cabe destacar que las elecciones generales del pasado abril dieron 24 escaños para el partido Vox en el Congreso de los Diputados. De esta manera es un nuevo partido que ha irrumpido en la política española tras su entrada política en el parlamento regional de Andalucía con 12 escaños (elecciones del 2 de diciembre de 2018). Los grandes medios de comunicación en España, con mayor o menor radicalismo, han acusado a Vox de ser un partido “muy radical”, “ultraderechista”, o incluso “fascista”, pretendiendo que haya un miedo masivo en la sociedad hacia este nuevo partido. Todo ello en un contexto de fracturas multinivel que no paran de crecer. No obstante, no hay base alguna para considerar a Vox como partido populista al estilo de otras fuerzas emergentes en Europa, puesto que Vox es un partido surgido de la derecha neoliberal del Partido Popular y orientada por completo hacia Estados Unidos y la OTAN. No obstante, han abierto debate sobre algunos temas sociales en que la "izquierda" era hegemónica hasta el momento.
En cuanto a las líneas generales de esta campaña electoral es importante destacar el cansancio social hacia los políticos puesto que se ha notado fuertemente en esta campaña electoral que comenzó sin los grandes espectáculos de inauguración, como habían sido habituales. No hubo inundación de carteles electorales por todas las ciudades y apenas se percibió la campaña electoral, ya que la percepción general es que los políticos del parlamento no han sido capaces de acordar un nuevo gobierno y eso nos lleva a más incertidumbre y a más gasto innecesario en nuevas elecciones.
No obstante, destaca el caso de la formación izquierdista “Unidas Podemos” porque es donde más se esforzaron por hacer una campaña política activa, para ganarse de nuevo a su electorado perdido tras años de crisis interna y desprestigio de su líder, Pablo Iglesias. Siendo el caso más repetido el de su mudanza a una mansión en Galapagar, uno de los municipios más ricos del área metropolitana de Madrid, proviniendo de uno de los barrios obreros más típicos de Madrid. Y siendo su casa vigilada las 24 horas por la Guardia Civil, tras haberla criticado fuerte y públicamente durante los años anteriores. Pero lo más importante fue el tema del abandono, expulsión o renuncia de sus principales figuras dirigentes, siendo la más destacada la pérdida de Iñigo Errejón, la “mente maestra” de la estrategia política de Podemos desde su fundación y amigo íntimo de Pablo Iglesias. Errejón se lanzó a la política municipal en las elecciones de mayo de 2019, donde se convirtió en una fuerza importante tanto en el Ayuntamiento como en la Comunidad de Madrid. Y tal fue su importancia que sobrepasaron con mucho a los resultados de Unidas Podemos.
Con estos resultados ¿quién puede gobernar?
A la vista de los resultados, el cambio más abrupto ha acontecido en la "derecha" por la debacle de partido “Ciudadanos”, que ha perdido 47 escaños (quedándose ahora en 10 escaños), mientras que el histórico “Partido Popular” subió en 22 escaños, y la sorpresa de “Vox” subió en 28 escaños. En el caso de “Vox” fue la gran sorpresa de la noche electoral porque las encuestas nunca les vaticinaban un resultado similar. Especialmente la última encuesta del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), la referencia española en encuestas, estimaba entre 14 y 21 escaños para Vox, y la realidad han sido 52. Por otro lado, también otorgaba un pequeño aumento a Unidas Podemos (y en la realidad han pasado de 42 a 35 escaños), e incluso al Partido Socialista (en el gobierno provisional), la encuesta le daba un incremento desde los 123 escaños hasta un intervalo entre 133 y 150 escaños. La realidad ha sido una pérdida de 2 escaños, quedándose en 120.
Como apunte adicional sobre la jornada post-electoral, tenemos como resultado en Ciudadanos la dimisión de su dirigente, Albert Rivera tras 13 años al frente de ese partido, debida a los malísimos resultados obtenidos. Así mismo el lunes 11 de noviembre grupos separatistas catalanes han intentado cortar con barricadas el paso fronterizo de la Junquera, que es el más transitado entre España y Francia, y siguen llamando a más movilizaciones que como todas las anteriores solamente afectan a los trabajadores y no a los políticos en el poder. Recordemos que son cortes en autopistas y aeropuertos, y no ante los edificios de las instituciones políticas.
Así visto, con dichos resultados electorales, se pueden conformar las siguientes coaliciones para nombrar al nuevo presidente. Opciones que podrían conducir a diferentes escenarios.
  1. La posible “coalición de izquierdas” encabezada por Pedro Sánchez y el Partido Socialista. Esta sería la que tiene más probabilidades de conseguir una mayoría absoluta (176 escaños) en el Congreso de los Diputados. Esta coalición podría contar inicialmente con los apoyos del Partido Socialista (121), Unidas Podemos (35) y Más País (3), hasta ahí, un total de 158 escaños. Para llegar a la mayoría absoluta necesitarían el apoyo de al menos dos partidos minoritarios, uno de ellos podría ser “Ciudadanos” (10) pero igualmente necesita el apoyo de algún partido separatista/nacionalista, como el Partido Nacionalista Vasco (7). Y en ese escenario conseguirían 175 escaños, solo a 1 de la mayoría absoluta que puede ser lograda por el apoyo de algún otro partido regional, y aquí  hay 5 opciones: Canarias (2), Navarra (2), Galicia (1), Cantabria (1), Teruel (1). No obstante, en la segunda vuelta para el nombramiento del Presidente por el Parlamento se requiere mayoría simple, y entonces ahí el Partido Socialista de Sánchez solo necesitaría más votos a favor que en contra, es decir, que al menos se abstuvieran de votar en contra aquellos partidos que no les apoyaran. Finalmente, en esta coalición de izquierdas encabezada por Sánchez, tendrá lugar un debate sobre cómo conseguir el apoyo de los 3 partidos separatistas catalanes (23 escaños en total) y a qué precio lo recibirían, puesto que sigue muy vivo el debate territorial, el impulso separatista, y la sentencia a los condenados por el intento de referéndum separatista (1 de octubre de 2017).
  2. La posible “coalición de derechas”, encabezada por Pablo Casado y el Partido Popular (88 escaños). En este caso el partido mayoritario estaría seguido muy de cerca por el partido Vox de Santiago Abascal (52), en la cual, un posible tercer socio sería el partido Ciudadanos (10) pero de momento no se sabe cuál será el futuro de su cúpula dirigente comenzando por Albert Rivera. En total, los tres partidos sumarían 150 escaños. Aún necesitarían 26 más para conseguir la mayoría absoluta en un posible nombramiento presidencial. Si sumáramos los votos de los partidos regionales no separatistas, serían 6 escaños más procedentes de: Coalición Canaria (2), Navarra Suma (2), Partido Regionalista de Cantabria (1), ¡Teruel Existe! (1). En este escenario, el máximo de escaños que podrían aglutinar es de 156.
¿Quién será el próximo presidente y a qué situación conducirá?
Ahí tenemos la extensa pregunta que se hace ahora mismo la gran mayoría de españoles, porque nadie sabe si en esta ocasión habrá un acuerdo para nombrar Presidente del Gobierno, y en ese caso, cuál será el precio de los apoyos que Sánchez necesitaría, especialmente de los apoyos nacionalistas/separatistas. En los últimos 40 años de democracia occidental en España, tales partidos nacionalistas/separatistas de las regiones vasca y catalana han sido la llave para formar Gobierno cuando alguno de los grandes partidos nacionales no conseguía mayoría absoluta en el Congreso. Es decir que tanto Partido Socialista como Partido Popular en ocasiones necesitaron esos apoyos para nombrar un gobierno favorable a uno de esos dos grandes partidos. Las condiciones de los apoyos siempre han sido el otorgamiento de más competencias a esas dos regiones, es decir, la progresiva transformación de dos regiones a dos semi-Estados dentro de España. El contexto actual es el desafío separatista en Cataluña, y el debate territorial está en la agenda pública, y todos los medios de comunicación y políticos hablan de ello.
En este escenario podemos pensar que de algún modo se resolverá la situación de crisis territorial y se nombrará un nuevo Gobierno. Por otro lado podemos entender que los políticos actuales no buscan soluciones sino solamente alargar los problemas lo máximo en el tiempo, de manera que siempre puedan controlar y dirigir la agenda pública y así mantener este “circo político” con que entretener a las masas. La cuestión es que ese circo político está conduciendo a un creciente enfrentamiento social por culpa de políticos a los que les importan únicamente sus intereses personales.
A nivel interior, los temas que siempre resultan inabordados o apenas mencionados son los más relativos a las cuestiones sociales como Educación, Sanidad, Pensiones, Precariedad Laboral. Es decir, los temas que más afectan a la mayoria de españoles son los que menos tiempo reciben de debate en los medios masivos de comunicación, mientras que los temas en disputa creados artificialmente por la clase política son los temas siempre recurrentes.
Y finamente, es importante destacar que estos artificiales debates internos, fruto de políticos más cercanos a un parásito que a un gestor, producen la indecisión internacional de España en el mundo porque geopolíticamente estamos en un centro de paso mundial. España puede ser un pivote de importancia global pero sistemáticamente se halla hundida en dicho debate interno.
En consecuencia, lo único que parece seguro es el hecho de que en España se espera algún pacto de gobierno por lo menos para resolver la situación temporalmente, ya que unas terceras elecciones dentro de 6 meses resultarían intolerables para una sociedad cansada de incertidumbre y corrupción desde la clase política. El hartazgo social con respecto a los políticos convencionales es lo único que sigue creciendo sin parar, y esta es una vulnerabilidad del sistema o visto en sentido opuesto, una posibilidad para el desarrollo de protestas masivas como las que acontecen recientemente en países suramericanos como Ecuador y Chile.

La muerte de la democracia y el nacimiento del conservadurismo social


La muerte de la democracia y el nacimiento del conservadurismo social







Moldavia
Youssef Hindi


Desde la caída del Muro de Berlín, el mundo ha estado viviendo bajo la hegemonía del liberalismo filosófico, político, cultural y económico. Un sistema imperial oligárquico desigual, que avanza detrás de la máscara de la democracia de masas. Pero el discurso de la clase dominante y los medios de comunicación occidentales ya no pueden ocultar la realidad de esta dictadura sin fronteras ni rostros.

En Occidente, y particularmente en la Unión Europea, el voto del pueblo, cuando no está en línea con la agenda oligárquica, es abiertamente rechazado o deslegitimado (el referéndum de 2005 en Francia, el Brexit en 2016 y las elecciones de Trump el mismo año) . La hiperclase ya no esconde su deseo de abolir, no la superstición de la democracia, sino la consideración de los intereses de los pueblos.

Superstición democrática

La democracia está asociada, en la imaginación colectiva, con el principio de igualdad y la idea del poder político distribuido equitativamente entre los ciudadanos. Sin embargo, en la antigua Grecia, donde nació, la democracia nunca se logró. Desde Atenas hasta las democracias representativas, siempre han estado marcadas por una serie de exclusiones y distinciones: esclavos, pobres, mujeres, aristócratas... Y hoy, la democracia excluye al pueblo mismo, en su gran mayoría.

Ya en 1895, Gustave Le Bon explicó que el significado de los términos democracia, igualdad, libertad, etc., tiene un significado tan vago que grandes volúmenes no son suficientes para especificarlo. Y, sin embargo, dijo, un verdadero poder mágico se adhiere a sus sílabas breves, como si contuvieran la solución a todos los problemas. Porque estas palabras sintetizan varias aspiraciones inconscientes y la esperanza de su realización. [1]

Sobre esta vaguedad semántica están jugando los líderes occidentales. Este poder mágico, esta esperanza de realización, está vinculado a la dimensión religiosa. También lo es la crisis actual, que los politólogos a menudo ignoran o descuidan. De hecho, la democracia es, como cualquier ideología política, una forma de religión que no dice su nombre: vive por y a través de la fe de los pueblos.

Y es a través del voto democrático, un verdadero ritual religioso en los nuevos templos, que los ciudadanos comunican y dan testimonio de su consentimiento, de su fe en el régimen. Pero esta fe se ha erosionado, el efecto hipnótico de las palabras "mágicas" se está disipando día a día a medida que la quimera democrática se aleja y el empobrecimiento de los pueblos empeora en beneficio de las finanzas internacionales.

Hoy, todo el edificio político moderno está en peligro, porque más allá de la democracia, todas las ideologías modernas que subyacen a los partidos e instituciones políticas han muerto: socialismo, liberalismo, izquierda, derecha ... ahora son solo palabras huecas a las que solo pequeños sectores de la población permanecen tradicionalmente adjuntos.

Liberalismo conservador

La naturaleza odia el vacío, esta descomposición de las ideologías modernas y la ola populista resultante empujó a la clase dominante a crear una falsa alternativa a esta amenaza. Esta nueva propuesta política es el conservadurismo liberal. Una alianza de dos filosofías políticas contradictorias: conservadurismo y liberalismo.

Sin embargo, esta corriente corresponde a una realidad sociológica, la alianza objetiva de las burguesías progresistas tradicionales y liberales. En Francia, por ejemplo, los partidarios del Manif pour tous (la burguesía católica y conservadora que se opuso al matrimonio homosexual y la homoparenthood) votaron abrumadoramente por el pro LGBT Emmanuel Macron en 2017 (76% en Versalles); y de la misma manera, el electorado de la burguesía de izquierda, verbalmente opuesto a las finanzas internacionales, votó en la segunda vuelta por el mismo candidato, este banquero le dio una estampilla a Rothschild (el 52% de los votantes de Mélenchon votó por Macron).

En los Estados Unidos encontramos el mismo patrón, los demócratas progresistas y los republicanos conservadores se oponen (con algunas excepciones) al proteccionismo económico, lo que hace posible sacar a los proletarios y las clases medias de la pobreza; y también salvar la economía nacional.

El filósofo francés Jean-Claude Michéa resume la contradicción de los conservadores liberales de la siguiente manera: «Es difícil conciliar la idea de que el domingo es el Día del Señor o el día de las actividades familiares con la idea de que debería ser un día laboral como cualquier otro.

El modelo económico apunta ante todo a producir, vender y comprar todo lo que se puede producir o vender, ya sea una pantalla plana, un Kalashnikov o un vientre alquilado. »[2]

Para cierta burguesía, el apego a la religión no está vinculado a los valores positivos que conlleva y transmite, sino todo lo contrario; por ejemplo: en Francia, la burguesía voltairiana anticatólica del siglo XVIII se había re-catolizado parcialmente en el siglo XIX, no porque recuperara la fe, sino por temor a una revolución social que pudiera poner en peligro sus intereses [3].

Esta burguesía se alió en el mismo período con los cosmopolitas que habían trabajado para desarrollar y difundir en toda Europa la doctrina liberal del filósofo Claude Henri de Rouvroy de Saint-Simon (1760-1825) y ayudó a establecer el dominio de la burguesía y el capitalismo en el siglo 19. [4]

Esta burguesía, que se adorna con los valores tradicionales, es, en la práctica, más liberal que conservadora, más materialista que religiosa, y está en el opuesto del catolicismo social, que despreciaba el dinero y fomentaba entre los privilegiados un sentido de responsabilidad hacia los pobres.

Además, la supervivencia de las disciplinas sociales de las enseñanzas de la Iglesia (estabilidad familiar, cooperación local, moralidad antiindividualista) aún constituye capas protectoras en una sociedad neocapitalista que favorece el aislamiento de los individuos, el egoísmo, el narcisismo de masas y la devaluación ideológica de cualquier persona, en oposicion al trabajo que no genera una ganancia al instante. [5]

Más allá de sus discursos, las dos burguesías, a la izquierda y a la derecha, están unidas para proteger sus billeteras contra el interés nacional, contra el pueblo.

Conservadurismo social para contrarrestar el liberalismo conservador.

Sobre la base de esta realidad histórica y sociológica, la alternativa que se propone y define, lógicamente, es el conservadurismo social, es decir, la combinación coherente de valores tradicionales y proteccionismo socioeconómico.

La nueva división en todos los países desarrollados se basa en la misma lógica económica y cultural que la de los territorios integrados en la globalización económica, a saber, las grandes metrópolis globalizadas, por un lado, y los pueblos pequeños, las ciudades industrializadas medianas y las áreas rurales [6] por el otro: de dónde viene la ola populista, donde vive la mayoría, compuesta por la clase trabajadora, los campesinos y las clases medias que sufren la globalización.

Estas son las personas con las que Donald Trump habló durante su campaña electoral en 2016, y estas son las personas que lo hicieron ganar. Los pueblos occidentales ahora están listos para escuchar y responder a un discurso social conservador, pero la atención debe centrarse en lo que une a los diferentes componentes de la sociedad mayoritaria: el proteccionismo socioeconómico y cultural.

El hecho es que las sociedades occidentales están, para muchos, tan fragmentadas, debido a la desaparición de las creencias colectivas, que es difícil, si no imposible, establecer una cohesión similar a la de las sociedades tradicionales. El comunismo y el republicanismo prometieron un paraíso igualitario inmediato en la tierra. Al no cumplir sus promesas, el comunismo murió y el republicanismo se encuentra en su fase final de descomposición.

En contraste, el catolicismo y la ortodoxia prometieron, a través del bautismo y las obras, la salvación y la dicha eterna en el más allá, pero también garantizaron la protección social en la tierra.

Por lo tanto, debemos integrar, en un segundo nivel del discurso social conservador, el borrador de una constitución basada en la ley natural y la ley divina (los dos coinciden), como lo desearon los padres del estado moderno, el francés Jean Bodin (1529- 1596) y el inglés Thomas Hobbes (1588-1679), este explicaba que «la función del soberano consiste en el propósito para el cual se le ha confiado el poder soberano, es decir, para proporcionar seguridad al pueblo, al que está obligado por la ley de la naturaleza, y está obligado a rendir cuentas a Dios, el autor de esa ley, y a nadie más.»[7]

Esto es lo que los pueblos demandan hoy: líderes y leyes que les brinden seguridad contra la serpiente globalista.

NOTAS:

[1]Gustave Le Bon, La psychologie des foules, 1895, Presses Universitaires de France, 1963, pp. 59-60.

[2]Jean-Claude Michéa, entretien avec Laetitia Strauch-Bonart, «Peut-on être libéral et conservateur?»,Le Figaro, 12 janvier 2017.

[3]Emmanuel Todd, Qui est Charlie? Sociologie d’une crise religieuse, 2015, Le Seuil, p. 53.

[4]Bernard Lazare, L’antisémitisme son histoire et ses causes,1895, réédition 2012, Kontre Kulture, p. 131.

[5]Idem,Emmanuel Todd, Qui est Charlie? Sociologie d’une crise religieuse,p. 118.

[6]Christophe Guilluy, No Society, La fin de la classe moyenne occidentale, 2018, Flammarion, pp. 27-28.

[7]Thomas Hobbes, Le Leviathan, chapitre XXX : De la fonction du Représentant souverain, 1651.

Un discurso radical desfasado


rebelion.org

Un discurso radical desfasado

 

 


A pesar de que las ideologías políticas en general se han ido adaptando a los tiempos, algunas siguen ancladas en la retórica del pasado. De sus ideas para la acción, que esperan ser llevadas a la práctica, siguen empeñados en sacar a escena temas tan trasnochados como el de expropiar a los ricos para repartir sus bienes entre los pobres. La pervivencia de tal proyecto viene a demostrar demagogia barata y falta de imaginación. Lo que lleva a sus promotores a recurrir a argumentos de novela, fuera del contexto social, con el propósito de mantenerse en el escenario político a cualquier precio.
Que a los desfavorecidos de la fortuna se les vendiera en otros tiempos el sueño de ser ricos, quedaba bien para quien no tenía donde caerse muerto. La leyenda de quitar el dinero a los ricos y repartirlo entre los pobres era un reclamo ocasional. En aquellas épocas, abusando de la candidez de algunos, podría tener acogida. Los prudentes pensarían que habría que unirse a la causa por si caía algo aprovechable. Los más ambiciosos verían la oportunidad de desplazar a los ricos y situarse en su lugar y mejorar su situación personal. La cosa más o menos iba por ese camino.
Políticamente, en los comienzos de la aventura radical, el proyecto de los igualitarios en último término era confeccionar una elite propia —pese a la igualdad que predicaban—, con su líder a la cabeza, para iniciar la cruzada y quitar el dinero a los ricos y repartirlo entre ellos, dejando algo para los afiliados. En cuanto a los demás, no afines a la ideología del grupo, que se buscaran la vida como pudieran. Cuando los vendedores de ilusiones se hacían ricos expropiando a los otros, aprovechando el poder que les concedía dirigir a una masa de incondicionales, cambiaban de tercio y matizaban que eso de quitar el dinero a los ricos ya no era necesario o solo aplicable a sus competidores. Había que respetar la propiedad y el nuevo lema era que, en todo caso, el dinero suyo era suyo y el de los demás ricos, si es que quedaba alguno, sería para repartir entre ellos mismos y los nuevos pobres. Fue el viejo modelo de justicia social.
Ahora, los pobres ya no parecen ser tan pobres como antaño ni tan necesitados, porque antes era la cosa del comer, el techo y necesidades de pura subsistencia, mientras que en el momento actual otras necesidades consumistas aprietan y las empresas proveedores exigen el pago en efectivo. En todo caso, la situación tampoco es tan apremiante, porque siempre estará para respaldar a los necesitados Papá Estado. En parte orientado en sus funciones por las ideologías avanzadas y, del otro lado, por el empresariado, dispuesto para aliviar sus penurias y ampararlos a todos, ya no a costa de los ricos, sino de los que tiene la dignidad de no declararse pobres, es decir, el resto de la sociedad que paga la factura como puede.
En cuanto a las elites radicales que se han enriquecido aprovechando las oportunidades que a veces concede la retórica política, siguen comulgando con la ideología de la expropiación y la igualdad, pero con matices. Ahora dicen los radicales que lo de repartir está bien, pero debe hacerse con las propiedades de los demás, por lo que mucho ojo con lo suyo, no se puede tocar, ya que está protegido por el derecho de propiedad. Aunque se haya defendido que la propiedad es un robo, viene resultando que no está de más acumularla. Algo parecido sucede con acceder a un buen sueldo en el gobierno, dejando lo de abajo para las bases, que con posa cosa se conforman, para eso son militantes. Vamos que iguales de palabra sí, pero sin llegar a ser tontos. Luego, en lo que se refiere a las líneas del discurso electoralista, poco han cambiado
Todo apunta a que la ideología de la igualdad radical se enfría. Primero, porque sus patrocinadores van ascendiendo posiciones, dejan de ser iguales y el tema ya no les preocupa. Entonces no es preciso empobrecer a los ricos para aliviar la situación de los pobres oficiales, eso solo queda para casos desesperados, mientras los otros son esos pobres de nuevo cuño que viven de ejercer la pobreza. Segundo, para aproximarse a la igualdad basta con empobrecer al Estado. Que se endeude para sufragar tanto las ocurrencias radicales como las demandas empresariales. Al final alguien tendrá que pagarlo. Tercero, a esta situación se ha llegado porque los ricos de apariencia ya han sido expropiados y los que son ricos de verdad están demasiado arriba para expropiarles. A nivel de calle ya no quedan ricos de nombre ni medio ricos, aquellos a los que un día se llamó clase media, solo contribuyentes resignados. El viejo discurso ya no sirve.
Vacía de contenido la propuesta de expropiación, en los tiempos de los Estados benefactores, hay que modificar el discurso para contribuir a acortar las diferencias entre personas. Ahí están asuntos como el salario universal, el acceso a una vivienda digna, la atención social, las mejoras del bienestar y mucho más. Sin embargo el radicalismo se ha quedado rezagado en estos temas, mientras por delante han ido avanzando la planificada actividad del consumismo capitalista y la expropiación impositiva. Capitalismo y Estado del bienestar han dejado poco espacio para el radicalismo.
Poniendo los pies en la tierra, resulta que como la sociedad global ha cambiado, a la política del radicalismo le queda poco por hacer, porque se han adelantado los capitalistas, previa obtención de beneficios, y el Estado se encarga de casi todo. Parece que es hora de abandonar definitivamente el viejo discurso de pobres y ricos, dejando a un lado la demagogia y lo de incitar al personal a que practique la envidia del vecino —porque seguro que en eso cualquiera es experto—. Si el radicalismo aspira a gobernar de verdad y abandonar las ocurrencias absurdas, basta con que se dedique a abordar realidades subsanables y lo haga con seriedad, aparcando definitivamente el viejo proyecto de clientelismo barato. Se impone menos retórica y más soluciones, sin caer en temeridades económicas. Todo ello porque la potencial clientela en su mayoría reclama intuitivamente modernizar el discurso y abordar otros asuntos en línea con las demandas sociales del momento, acudiendo a algo esencial que es la racionalidad o incluso bastaría con algo menos, hacer política con sentido común.
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