jueves, 13 de agosto de 2015

¿Adiós al estatus de superpotencia? Obama, señalado por la decadencia militar de EE.UU.

¿Adiós al estatus de superpotencia? Obama, señalado por la decadencia militar de EE.UU.¿Adiós al estatus de superpotencia? Obama, señalado por la decadencia militar de EE.UU. La reciente decisión de reducir el tamaño de las fuerzas armadas de Estados Unidos en 40.000 soldados, motivada por los recortes de gastos, ha servido a los críticos de Barack Obama para afianzar su teoría de que el presidente es el principal culpable del debilitamiento del poderío militar estadounidense. El experto en seguridad nacional Mark Moyar asegura que esto podría derivar en la pérdida del codiciado "estatus de superpotencia". El hecho de que la reducción de las fuerzas armadas parezca haber sido planeada por Obama desde sus inicios como mandatario, empeora aún más este asunto, señala Moyar. "La asignación de la mitad de los recortes a Defensa, en un momento en que solo representaba alrededor del 20% del gasto, fue obra del presidente Obama", resalta el politólogo en un artículo publicado en 'The Wall Street Journal', subrayando que "al menos sus acciones sugieren que se sentía bien con el destripamiento del presupuesto de Defensa". De hecho, el presidente Obama se comprometió a poner fin a años de intervención militar de Estados Unidos en Oriente Medio, y su Gobierno utilizó el impulso generado para promover la idea de que EE.UU. ya no necesita un gran Ejército para hacer frente a los desafíos. La Casa Blanca también intentó mostrar que el Departamento de Defensa comulgaba con esta tendencia. Sin embargo, no todos los políticos y funcionarios militares han acogido con satisfacción los recortes, como es el caso del saliente jefe del Estado Mayor Conjunto, Martin Dempsey, a quien Moyar cita diciendo que EE.UU. "dejaría de ser una potencia mundial" si tuviera que reducir su fuerza a entre 420.000 y 450.000 soldados. A su vez, el senador Jim Inhofe dijo que la reducción en la estructura de Defensa es el "peligroso" legado de Obama en lo que se refiere al desarme de Estados Unidos. "Se va a necesitar una década y un nuevo liderazgo presidencial para reconstruir la degradación de nuestro Ejército y la seguridad nacional general debilitada", dijo el republicano en un comunicado. Asimismo, Moyar añade que "el mayor culpable" en la última reducción del tamaño de las fuerzas armadas de Estados Unidos es el único que podría haberlo evitado. "El presidente Obama puede detener la hemorragia, pero esto requerirá que supere su disgusto por trabajar con los republicanos y su aversión a reconocer errores, ninguno de los cuales vendrá fácilmente", concluyó el experto. RT

Si quisieras conquistar el mundo, ¿cómo lo harías?

Si quisieras conquistar el mundo, ¿cómo lo harías?

bandera-onu
Desde que se creó ha habido innumerables intentos por parte de hombres para gobernar a sus semejantes por medio de la conquista. Es un sueño sin edad que un gobierno mundial sería a la vez alcanzable y deseable.

Tradicionalmente, los conquistadores como Alejandro Magno y Genghis Khan simplemente marcharon con un ejército y tomaron lo que quisieron. Pero para mantener y consolidar una conquista es, en definitiva, más difícil que la propia conquista. ¿Cómo tomas todo, de una vez por todas? Siempre ha sido la manera de los tiranos  usar la semántica para ofrecer a la gente una cosa y darles otra. Por ejemplo, los tres principales dictadores socialistas de Europa de la generación de nuestros padres (nazis, fascistas y comunistas) desarrollaron este arte del doble lenguaje. Los políticos y burócratas de hoy continúan en su tradición, en prácticamente todos los países del mundo.

Cualquier político que quiera tomar la libertad de un pueblo  sabe que tiene que convencerlos de que hay un riesgo mayor para que esté dispuesto a sacrificar esa libertad o parte de ella, o debe hacerlo en nombre de algo superior - pretender que la legislación o regulación o guerra es decir, "hacer el mundo seguro para la democracia", o "la guerra para acabar con todas las guerras", o "para liberar a los esclavos", o "para los niños", o alguna otra demagogia. Parece que nunca se han cansado de este juego… y la gente incrédula sigue cayendo.

Esta técnica es menos eficaz cuando se utiliza en un pueblo que está vigilante en la protección de su libertad. Por esa razón, ha demostrado ser extremadamente eficaz desde el final de la Segunda Guerra Mundial, que trajo riqueza sin precedentes y la complacencia. Ha sido mucho más eficaz desde el llamado colapso del comunismo. La apatía de hoy en día es la más alta de todos los tiempos, y las nuevas "amenazas" a nuestra forma de vida tienen que ser prácticamente fabricadas con el fin de hacernos dar más poder al Estado. "¡Hay un agujero en la capa de ozono!" "¡Las emisiones de automóviles nos están matando!" "¡El cielo se cae!" "Crímenes de odio son peores que los delitos comunes" "¡Crímenes contra la humanidad!" "Es una inmensa conspiración derechista", "Enfriamiento global", "Calentamiento Global!"……

¿Se podría desarrollar una infraestructura para un Gobierno Mundial?

Su gobierno "uni-mundial" incluirá todos los ingredientes de un gobierno, a saber:

  • Usted necesita un jefe de Estado.
  • Usted necesita un cuerpo legislativo.
  • Usted necesita un sistema judicial.
  • Usted necesita un cuerpo de derecho.
  • Se necesita un sistema de tributación.
  • Y, sobre todo, se necesita un ejército.

Dentro de la estructura de las Naciones Unidas hay un jefe de Estado - el Secretario General. Su dominio es el planeta. El individuo en este asiento, y todos sus secuaces como altos comisionados que no tienen que  obedecer los deseos de ningún país del mundo, que trabajan sólo para el bien de las Naciones Unidas. Tienes un cuerpo legislativo - la Asamblea General. Las naciones de unos pocos miles de personas tienen el mismo voto que los de los países más grandes, pero no son elegidos, y nadie puede ser sustituido por el pueblo que dicen representar.

Tiene un cuerpo de leyes - la Carta de la ONU. Combine eso con miles de acuerdos multilaterales y tratados, y otros órganos internacionales de control, cada uno aportando su propia capa de la normativa internacional sobre el comercio y las finanzas, y usted tiene el sueño de un burócrata hecho realidad. Usted ya tiene un sistema judicial, la Corte Internacional de Justicia de La Haya, que pretende llegar a todos los países con la autoridad para procesar  los "crímenes contra la humanidad", sea lo que sea, y "crímenes de odio".

Ahora, con el fin de financiar su gobierno uni-mundial, no sería aceptable sobrevivir con las migajas arrojadas voluntariamente  por los "Estados miembros". Sería imprescindible que usted desarrolle sus propias fuentes de financiación independiente del sistema de contribución voluntaria. Usted debe tener un sistema de tributación aplicable. Los planes ya están en marcha, y las propuestas han sido elaboradas porlos burócratas de las Naciones Unidas para poner una tarifa simple (no usamos la palabra "impuesto") de sólo un dólar por cada barril de petróleo que viene del suelo del océano fuera de las aguas territoriales, para evaluar un mero 1% sobre todas las transacciones financieras internacionales, para imponer un mero 1% en cada vuelo internacional, etc, etc. También puede buscar en un futuro próximo una solicitud internacional de dicho impuesto ingenioso en la estupidez, la lotería, una Lotería Mundial partiendo de  un atractivo sistema: "salvar las selvas tropicales", o "salvar a las ballenas”…("La potestad tributaria es el poder de destruir". - Benjamin Franklin).

Pero no se puede cobrar impuestos, ni se puede hacer cumplir los decretos de un tribunal mundial, a menos que tenga un ejército o una fuerza policial. Los Estados Unidos han estado trabajando para este fin abiertamente desde el presidente Kennedy estableció como política oficial estadounidense un programa para reducir el poderío militar norteamericano y soviético a una fuerza de defensa nacional, al mismo tiempo que aumenta la capacidad militar de las Naciones Unidas de tal tamaño que no hay nación en la tierra que pueda resistir, lo que hace imposible la guerra de agresión.

"La seguridad cooperativa sólo llegará a las Naciones Unidas cuando los Estados a nivel global adoptar políticas con ese fin, lo que limita sus arsenales, la adopción de defensa no ofensiva, renunciando al uso de la fuerza como instrumento político ...." 


Vicenc Fisas, Geopolítica Azul,  Reforma de Naciones Unidas y el futuro de los cascos azules , Pluto Press, Londres, 1995, pp 133-134. (Prólogo de Federico Zaragoza, Director General de la UNESCO)


La Fase I
  • Crear las Naciones Unidas encargados de hacer cumplir las Fuerzas de Paz de unos 50.000 efectivos, tomados de las unidades militares de los países miembros, se encuentran a disposición permanente del Consejo de Seguridad.
  • Vincular estas fuerzas para el proceso de reforma y democratización del sistema de las Naciones Unidas.
  • Firmar acuerdos con los Estados miembros para que las fuerzas militares necesarias a disposición del Consejo de Seguridad (artículo 43)
  • Poner a disposición del Consejo de Seguridad  las bases e instalaciones necesarias para el buen funcionamiento de la fuente de alimentación.
  • Ponga en práctica Comité de Estado Mayor de las Naciones Unidas y ampliarla con los representantes de los países con mayor experiencia en operaciones de paz. (Artículo 47)
  • Establecer una planificación de imposición de la paz y el centro de formación dentro      de las Naciones Unidas.
Fase II
  • Transferir el control total de las unidades nacionales puestos a disposición de las Fuerzas de Paz de ejecución a las Naciones Unidas.
  • Transferir la propiedad y el control de las bases e instalaciones previstas en la primera fase.
  • Aumentar la tasa de reducción de aparatos militares nacionales.
  • Los actuales aparatos militares tendrán un carácter meramente defensivo y no provocativo.
Fase III
  • Ejércitos nacionales desaparecen.
- See more at: http://tonyfdez.blogspot.mx/2015/08/si-quisieras-conquistar-el-mundo-como.html?utm_source=feedburner&utm_medium=feed&utm_campaign=Feed:+ConjugandoAdjetivos+(Conjugando+Adjetivos)#sthash.baAkY1It.dpuf

¿Y si el escándalo de abuso sexual infantil de Westminster hubiera sido en otro país?

¿Y si el escándalo de abuso sexual infantil de Westminster hubiera sido en otro país?


¿Qué pasaría si en un país que no fuera el Reino Unido existiera una red de abusos a menores por parte de personalidades de alto nivel funcionando con total impunidad? "Ya estarían cayendo bombas", sostiene el escritor y activista político Richard Sudan, quien afirma que actualmente los medios británicos tratan este escándalo como algo anclado en el pasado a pesar de que "hay muchas razones para pensar que aún existe esta misma red sórdida".
¿Deberíamos, como nación, esperar sanciones económicas por la inclinación de la clase política británica por mantener una cultura de abuso de menores que permite y luego cubre hasta algunos de los comportamientos más reprobables?
"Vamos a darle la vuelta a la dinámica por un segundo para ver lo absurdo de todo esto y la doble moral que nosotros, el pueblo británico, aceptamos para nosotros mismos: si escucháramos que el Gobierno sirio o iraní, por ejemplo, tiene miembros destacados del Gobierno, del Parlamento, de la prensa y de la Policía implicados en un caso de abuso de menores cubierto por los jefes de Estado y poderosas figuras políticas, como es el caso del Reino Unido, me pregunto cuál sería la reacción", critica el activista político Richard Sudan en RT.
El columnista sostiene que en tal caso, la sociedad británica probablemente haría un llamamiento para emprender una campaña humanitaria con el fin de restaurar la justicia de aquel país a favor de las víctimas del abuso. "Ya estarían cayendo bombas", indica.
"¿Deberíamos, como nación, esperar sanciones económicas por la inclinación de la clase política británica por mantener una cultura de abuso de menores que permite y luego cubre hasta algunos de los comportamientos más reprobables?", plantea Sudan.
Desde las revelaciones de 2012 del una vez querido y ahora caído en desgracia presentador de la BBC Jimmy Savile, no han dejado de brotar nombres de personalidades de alto nivel que supuestamente han participado en el 'círculo de Westminster'. Los inicios del escándalo se remontan a las últimas décadas del siglo XX y las investigaciones policiales siguen en curso.
"El hecho de que estos depredadores acosaran a algunas de las personas más indefensas y vulnerables de la sociedad, los niños de los hogares de acogida, solo agrava la magnitud de los crímenes cometidos y pone de relieve cuán vil es en realidad la clase política del Reino Unido", afirma Sudan, quien hace hincapié en la labor de Margaret Thatcher, "que era una buena amiga de Jimmy Savile", o David Cameron, de intentar tapar y proteger a estos "abusadores de alto rango".
Sudan critica que las investigaciones policiales se centren en personalidades ya fallecidas (la acusación más reciente hace referencia al fallecido ex primer ministro británico Edward Heath) en lugar de dirigirse a los que aún pueden cumplir condena.
"Y no nos engañemos: mientras que muchos en los medios de comunicación están tratando estos crímenes de abusos de menores como algo 'del pasado', hay muchas razones para pensar que aún existe esta misma red sórdida", sentencia el columnista.

Comandante Fidel Castro: Nunca dejaremos de luchar por la paz y la igualdad

Foto: Archivo
El líder de la Revolución Cubana, Fidel Castro, reitera que el Gobierno de Cuba no dejará de luchar por la paz y la igualdad, sin distinción de raza ni religión.
“No dejaremos nunca de luchar por la paz y el bienestar de todos los seres humanos, con independencia del color de la piel y el país de origen de cada habitante del planeta, así como por el derecho pleno de todos a poseer o no una creencia religiosa”, indica en una carta publicada este jueves, cuando cumple 89 años de vida.
En la misiva, el comandante Castro ratifica sus sueños de consolidar la justicia social y el acceso de todos los ciudadanos a derechos como la salud, la educación, el trabajo, la alimentación, la cultural, la seguridad, la ciencia y el bienestar.
“Es decir, los mismos derechos que proclamamos cuando iniciamos nuestra lucha más los que emanen de nuestros sueños de justicia e igualdad para los habitantes de nuestro mundo, es lo que deseo a todos”, añade Castro.
Asimismo, recuerda el bombardeo atómico perpetrado por Estados Unidos en las ciudades japonesas Nagasaki e Hiroshima, hace 70 años, al tiempo que refirió que cuando las bombas fueron lanzadas, después de la guerra desatada por el ataque a la base de Estados Unidos en Pearl Harbor, ya el imperio japonés estaba vencido.
“Estados Unidos, el país cuyo territorio e industrias permanecieron ajenos a la guerra, pasó a ser el de mayor riqueza y mejor armado de la Tierra, frente a un mundo destrozado, repleto de muertos, heridos y hambrientos. Juntos, la URSS y China habían perdido más de 50 millones de vidas, sumadas a una enorme destrucción material”, rememora el comandante Castro.
Igualmente, precisa que tras los sucesos, casi todo el oro del mundo pasó a las arcas de Estados Unidos, por lo que se calcula que la totalidad del metal precioso como reserva monetaria de la nación norteamericana alcanza las 8 mil 133,5 toneladas.
“Mientras tanto, se adeuda a Cuba las indemnizaciones equivalentes a daños, que ascienden a cuantiosos millones de dólares, como denunció nuestro país con argumentos y datos irrebatibles a lo largo de sus intervenciones en las Naciones Unidas”, expresa Fidel Castro en el texto.

AVN

Mercenarios Extranjeros: la Guerra Sucia contra Siria

 
 
 
 

Mercenarios extranjeros: la guerra sucia contra Siria

La maquinaria puesta en marcha para alimentar de combatientes al Estado Islámico y derrocar al gobierno sirio cuenta con amplios recursos económicos y el apoyo político de Estados Unidos, Turquía y otras potencias occidentales. 
Lo anterior se desprende de los testimonios de cuatro mercenarios. Hoy presos, relatan sus motivaciones y sus medios para enrolarse en el grupo armado. 
Como ellos, decenas de miles son manipulados mediante dinero y un discurso religioso de corte fundamentalista
Miguel Fernández Martínez/Prensa Latina
Damasco, Siria. Cuatro mercenarios extranjeros, miembros del grupo terrorista Estado Islámico capturados en Siria, revelaron parte de la siniestra maquinaria orquestada por Estados Unidos, Turquía y algunas potencias occidentales en su intento por derrocar al gobierno de este país árabe.
Prensa Latina estuvo en un cuartel de seguridad del Ejército, ubicado en las afueras de Damasco, visitó sus celdas, y constató de primera mano la manipulación de que son objeto estos jóvenes musulmanes en diferentes lugares del mundo, a quienes incitan a incorporarse a una supuesta yihad (guerra santa) contra el pueblo sirio.
Según cifras conservadoras, más de 100 mil mercenarios extranjeros se han infiltrado por las fronteras sirias, principalmente por Turquía, Líbano y Jordania, para engrosar las filas del Estado Islámico, el Frente al-Nusra (brazo armado de Al Qaeda en este país levantino), y otras bandas armadas a las que Estados Unidos califica irónicamente como “oposición moderada”.

Yihadistas a sueldo desde Turkmenistán

Rosh Kayakov, de 35 años, y Bater Yalobavaliv, de 30, vinieron desde Turkmenistán a incorporarse a las bandas armadas. Ambos formaban parte de un grupo especializado en explosivos, que se ocupaban de fabricar camiones-bomba, para ser utilizados en atentados suicidas.
Los tres vehículos dinamitados por Kayakov y Yalobavaliv fueron detonados –dos de ellos en la prisión central de Alepo, y el otro en una fábrica de chocolates– con un saldo estimado de más de 300 muertos como consecuencia de esas acciones terroristas.
Prensa Latina quiso saber qué había motivado a estos extranjeros a ser parte de la agresión contra el pueblo sirio y todos coincidieron en afirmar que fueron influidos por las prédicas incendiarias de los jeques, olemas y otros clérigos islamistas a través del canal de televisión catarí Al Jazeera, y otros medios de comunicación que forman parte de la campaña mediática desatada contra el gobierno de Bashar al-Assad.
Kayakov era el líder de un grupo de 25 turcomanos, pertenecientes a la Brigada Muhayirin (Brigada de los Inmigrantes), formada por personas de muchas nacionalidades y adscritas al grupo Estado Islámico en la zona de Alepo.
Este turcomano era un experto en explosivos que se hacía llamar Abu Abdullah y que viajó en marzo de 2013 desde Turkmenistán, junto a su esposa y sus cinco hijos, para incorporarse a la guerra santa.
“Un pariente que milita en una organización salafista-yihadista me convenció para formar parte de su grupo. El emir me explicó que en Siria existía un califato, y que era el lugar donde se aplicaba el Islam verdadero”, explica Kayakov.
 “Los clérigos musulmanes –agrega– nos decían que el pueblo sirio estaba de un lado, oprimidos por ser los verdaderos musulmanes creyentes, y en el otro bando estaba el gobierno y el Ejército, como una dictadura cruel y atea.”
De Turkmenistán viajó a Estambul, donde pasó una noche, y de ahí marchó a la provincia turca de Hatay, hasta que lo trasladaron ilegalmente a territorio sirio, en la zona de Anadán, al Norte de Alepo.
 “En mi país me dieron números de teléfonos de personas con quien contactaría en Turquía. Cuando llegué a Estambul, me comuniqué con el delegado de los yihadistas armados en Siria”, cuenta.
Explica además que, en Turquía, los enlaces de los rebeldes antigubernamentales contratan taxis y autobuses para movilizar a los que se infiltrarán en territorio sirio, y una vez en la frontera, los delegados de las bandas armadas coordinan con los jefes de los puntos fronterizos turcos para permitir el paso de los mercenarios.
“La frontera está completamente abierta –insiste Kayakov–, los oficiales turcos ven a la gente pasar y no dicen nada. Esa parte del cruce fronterizo está llena de cercas de alambres de púa, y hay muchos tanques y tropas. Vi a muchos extranjeros cruzando al lado sirio, y cuando pasaban los oficiales turcos les hacían señas de que lo hicieran rápido.”
Ya en Alepo, Kayakov se dedicó a sembrar la muerte fabricando camiones-bomba, por los que le daban una paga mensual y otros beneficios por cada artefacto dinamitero que construía.
 “Los jefes –del Estado Islámico– se ocupaban de todo, de los gastos de la casa, la comida, me proporcionaban los camiones y cerca de 200 dólares por cada vehículo que dinamitaba”, cuenta.
Rosh Kayakov trajo a su mujer y a sus cinco hijos en esta aventura mercenaria. A uno de ellos, con sólo 5 años de edad, le enseñaba cómo manejar armas y explosivos y decía orgulloso que lo preparaba como un futuro mártir yihadista.
Junto a Kayakov estaba Yalobavaliv, de 30 años, conocido en las filas del grupo Estado Islámico como Abu Aicha.
Yalobavaliv llegó a Siria en diciembre de 2012. Formaba parte del comando terrorista que dirigía Kayakov como soldador de los camiones-bomba. También se infiltró por la frontera turca.
 “Miraba los canales de televisión religiosos en mi país, entre ellos las noticias de Al Jazeera y Al Arabiya y veía a los imanes, los olemas y otros clérigos islamistas y cómo hablaban de hacer la yihad en Siria, porque había un régimen ateo muy opresor, y decidí venir”, comenta.
“Ellos me dijeron que aquí tendría facilidades para que me dieran una casa y buen sueldo –agrega–, y eso me entusiasmó a venir a Siria.”
Kayakov y Yalobavaliv fueron arrestados mientras trataban de localizar un sitio donde establecer conexión en internet, pero equivocaron el camino y fueron a dar a un puesto de control del Ejército sirio, donde se les aseguró una computadora con materiales y videos de sus acciones terroristas.

Estudiantes de teología convertidos en yihadistas

Mohamed Hakinkhanov y Azamzhan Makhmud-khanov son dos jóvenes de 21 y 20 años de edad, respectivamente, originarios de Kirguistán, y ambos estudiaban teología islámica en una reconocida mezquita en Egipto.
Hakinkhanov, conocido en las filas del Estado Islámico como Abu Bakir, voló, en octubre de 2013, de El Cairo a Estambul, animado por seguidores del expresidente egipcio Mohamed Morsi, quien había llamado a incorporarse a la yihad islámica en Siria.
Ya en la capital de Turquía hizo contactos con Abu Mohamed, alias el Turco, quien le garantizó el traslado hasta la ciudad de Adana, y de ahí cruzó a territorio sirio hasta llegar a la localidad de Anadán, en Alepo, donde hizo contacto con un checheno que se apoda Espada de Dios, comandante de la brigada de los inmigrantes extranjeros que se incorporan al grupo extremista armado.
En este lugar, Hakinkhanov declaró su “lealtad” al Estado Islámico y a su cabecilla Abu Bakr al-Baghdadi.
 “La mayoría de los extranjeros que venimos a combatir en Siria –explica–, cuando hacemos nuestro juramento de lealtad al Estado Islámico, sabemos que nuestra meta final no es Siria e Irak, porque después vendrá el Líbano, Rusia, Turquía, Europa, hasta que se expanda el Islam por todo el mundo.
“No es sólo por dinero, también defendemos una ideología yihadista”, enfatiza el kirguiso, que se desempeñó como traductor durante su estancia en las bandas terroristas.
Por su parte, Makhmudkhanov, quien respondía el apodo de Asa Alah (León de Dios), también viajó de El Cairo a Estambul, donde pasó una noche, hasta que el contacto le ordenó que se dirigiera a la mezquita Asmad, donde le entregaron un ticket de autobús para viajar hasta la ciudad fronteriza de Hatay.
Makhmudkhanov cruzó la frontera de noche y lo alojaron en unas casas de huéspedes que tienen los yihadistas en territorio sirio, donde pasó 20 días, hasta que fue enviado a un campamento a recibir entrenamiento, donde estuvo alrededor de 1 mes aprendiendo el uso de armas.
Participó en varios combates contra al Ejército Sirio Libre –otra facción antigubernamental–, hasta que fue enviado a la ciudad de Raqqa, con el Estado Islámico, donde fungía como enfermero.
 “Nos engañaron los jeques, se rieron de nosotros porque nos dijeron que vendríamos a ayudar a los sirios”, dice, cabizbajo.
 “Quería regresarme a Turquía –añade–. Pensaba que no debía haber discordia entre musulmanes, me costaba trabajo combatir contra otro musulmán y quería volverme a Turquía, pero el emir me dijo que esperara un poco, que todo se solucionaría. Pero caí preso.”
Hakinkhanov y Makhmudkhanov fueron arrestados durante un operativo de inteligencia del Ejército sirio.
“Un hombre en Raqqa me preguntó si quería casarme con una chica bonita –cuenta Hakinkhanov–, y me invitó a su casa para que conociera a la muchacha, pero cuando fui la primera vez, el señor me dijo que tenía que traer conmigo a más compañeros para que se viera más representativo el compromiso.
“Regresé al otro día con dos amigos y nos invitaron a cenar, y en la comida nos pusieron pastillas que nos hicieron dormir. Después supe que cuando nos quedamos dormidos, nos montaron en un camión y nos llevaron hasta el aeropuerto de Tabaqa, que en ese momento estaba en manos del Ejército sirio, y nos trasladaron a una cárcel en Damasco”, comenta.
Víctimas del fundamentalismo religioso y la codicia, estos cuatro mercenarios esperan en sus celdas que sobre ellos caiga el peso de la justicia en Siria.
Miguel Fernández Martínez/Prensa Latina
[LÍNEA GLOBAL]

James Petras: La política de Turquía, Washington e Israel es destruir Siria

Por James Petras

La idea es destruir los países que apoyan a los palestinos, destruir a los países que están haciendo contrapeso de Israel en Medio Oriente. 

Como destruyeron Libia

Análisis de James Petras en CX36, lunes 10 de agosto de 2015. Escuchar:http://www.ivoox.com/analisis-james-petras-cx36-lunes-audios-mp3_rf_6466849_1.html 

Efraín Chury Iribarne: Podemos comenzar con el resultado de las primarias en Argentina que delinearon los candidatos rumbo a octubre.

JP: Si analizamos los candidatos no hay mucho para elegir. Es obvio que Mauricio Macri –que fue segundo en término de votos- es el más derechista, ha modificado algunas propuestas, aceptando algunas medidas sociales. 

Mientras que por el otro lado, el candidato del gobernante Frente Para la Victoria, (Daniel) Scioli, indicó que va a dar más incentivos para el capital.
Entonces, la ultraderecha se está acercando a la derecha y la derecha se está acercando a la ultra derecha. 

Y en este contexto, como siempre, el peronismo es la bandera que todos están reflotando, pero en realidad hay poco para elegir. 

Lo mejor que podría ocurrir es que guarden algunos cambios sociales realizados hace diez años y lo peor, sería revertir algunas medidas, como las nacionalizaciones de empresas como Aerolíneas, YPF, etc.

Pero los contratos con Chevron, con los grandes capitales extranjeros, la política agro exportadora., van a seguir igual.

Las reformas sociales se van a parar provocando el comienzo del retroceso. 

Argentina enfrenta una situación donde las principales expresiones progresistas y de izquierda, van a estar por fuera del gobierno, van a surgir de la lucha de clases, desde las organizaciones sociales. Volveremos a ver una lucha entre las reivindicaciones sociales por parte de sectores sindicales y los gobernantes.

No veo que haya un gran giro. Tal vez con Scioli, si gana las elecciones, veremos menos críticas al imperialismo norteamericano, más acomodo con Washington. Tal vez Scioli siga el camino de Tabaré Vázquez, quizás algo menos derechista, pero en esa onda.

EChI: Me voy a Siria. ¿Cuál es la situación hoy?

JP: Hay una escalada de agresión contra el gobierno y el pueblo de Siria. Ahora Turquía afirma que va a entrar en el conflicto y dicen que están atacando a los terroristas, al EI. 

Pero las noticias que tenemos es que por los ataques aéreos al EI, solo dos o tres, hubo cientos de ataques aéreos contra los kurdos; los kurdos en todas partes, los kurdos en Siria, en Irak, kurdos que están luchando contra el EI. 

Entonces, objetivamente EEUU y el gobierno de Turquía están ayudando al EI porque los kurdos son más combativos, o más efectivos en la lucha contra el Estado Islámico.

En todo caso, la política de Turquía, Washington, Israel y todos los enemigos de Siria, es destruir el país. 

Yo creo que las guerras que están lanzando y todos los diferentes grupos que están financiando no son capaces de gobernar el país. 

Entonces ¿Por qué están involucrados financiados, bombardeando al pueblo sirio, desplazando a más de cuatro millones, forzándolos a salir del país como emigrantes? 

¿Por qué hacen tanto daño al pueblo sirio supuestamente para salvarlos?

Yo creo que la idea es la que está proponiendo hace tiempo Israel. 

Destruir los países que apoyan a los palestinos, destruir a los países que están haciendo contrapeso de Israel en Medio Oriente. 

Esa es la idea. No es conquistar, es destruir. Como destruyeron Libia.
El modelo para Siria y que está en la mira de Washington, Tel Aviv y otros países, incluso Turquía, es destruir Siria. 

Destruir un país independiente, que defiende a los palestinos, que tiene sus propias alianzas con Irán, con Rusia, con otras regiones; destruirlos para que no pueda levantar ninguna resistencia, ni prestar apoyo, ni defenderse de las agresiones.

Esas son las conclusiones que estoy elaborando porque no veo ninguna posibilidad de que los grupos que EEUU está apoyando sean capaces de gobernar, particularmente los sectores terroristas como Al Qaeda, Al Nusra, que reciben armas y asesores de Washington. 

Y los turcos siguen apoyando al EI a pesar de lo que dicen, porque la forma en que luchan es 50 ataques contra los kurdos por cada ataque supuestamente contra el EI.

EChI: ¿Y qué pasa con este inicio del diálogo sirio – saudita bajo la mediación rusa?

JP: Siria siempre busca una solución diplomática, una forma de construir un consenso, y ellos creen que podría ser una oportunidad hablar con Arabia Saudí para ver si pueden parar el apoyo a los terroristas, si pueden sentarse en una mesa para compartir el poder con otros grupos, incluso grupos respaldados por los saudíes. 

Pero no creo que vaya a ir muy lejos porque los saudíes están en una onda agresiva, no solamente están involucrados en Siria, sino que están involucrados en todas las actividades terroristas, incluso están invadiendo Yermen con tanques, aviones y bombardeos terroristas, mercenarios….

Arabia Saudí no es un negociador muy confiable; es un país muy reaccionario; muy involucrado con los grupos terroristas; aliado con Israel de una forma discreta; y obviamente han respaldado todas las guerras norteamericanas entre Afganistán, Irak, etc. 

Entonces no creo que estos esfuerzos sirios lleguen a una negociación fructífera con Arabia Saudita.

EChI: ¿Cómo ves la situación en Venezuela?

JP: El problema de Venezuela es muy complejo, porque es difícil separar tres cosas: la intervención externa -principalmente de EEUU-; las intervenciones y las campañas de desestabilización internas, así como los esfuerzos para sabotear la economía y los actos terroristas; y tercero, el bajo precio del petróleo que sirve como fuente de financiamiento de los programas sociales del gobierno.

Las tres cosas están interconectadas porque Washington huele que podría debilitar al gobierno,  ya que las exportaciones están cayendo, los ingresos están bajando. 

Entonces aprovechan este momento para incluir presiones políticas y sociales, y financiar los grupos opositores, así como utilizar por ejemplo a Guyana -un país vecino- para crear un conflicto fronterizo; utiliza sus esfuerzos con Luis Almagro, el uruguayo secretario general de OEA, para presionar a Venezuela desde la OEA; utiliza sus instrumentos en el sector financiero y también está utilizando a la CIA para canalizar el apoyo armamentista hacia los grupos internos terroristas.

Además, la oposición no ha dicho en ninguna oportunidad que van a resolver los problemas con las elecciones.Siguen con el doble discurso: hablan de las elecciones y procesos legales, mientras siguen colaborando con los grupos violentos y las luchas callejeras.

Por otro lado, el gobierno sigue defendiendo los acuerdos con Rusia, China y financiar algún aumento de la producción de petróleo.Y está buscando formas de aumentar el sistema de seguridad interna. 

Esa me parece que es la principal respuesta, mejorar el sistema de seguridad para capturar a los grupos violentos y los grupos económicos que están saboteando la economía.

En este momento la situación es extremadamente tensa.Creo también que no habrá ninguna solución antes de las elecciones.

Creo que la posibilidad de un resultado negativo en las elecciones es bastante fuerte. 

Digamos que estamos 50 y 50 entre el gobierno y oposición; y esto es muy grave para los países del Cono Sur, del Caribe y particularmente para Cuba, porque Venezuela es amiga de Cuba, han firmado acuerdos importantes con consecuencias económicas y sociales. 

Por tanto, más allá de Venezuela está en juego toda esta ola progresista que surgió hace diez o quince años en América Latina.

Si Venezuela sufre una derrota y el imperialismo logra suficiente influencia, podría tener repercusiones en toda América Latina. 

Sabemos que Brasil está en retroceso, que el PT está en una situación muy difícil; sabemos que el Frente Amplio (en Uruguay) se está derechizando con sus políticas fondomonetaristas; sabemos que Scioli (en Argentina) es un candidato más derechista que Néstor Kirchner. 

Entonces, si hay un problema en Venezuela, se van a fortalecer estas tendencias conservadoras en América Latina.

EChI: La OEA es un organismo bastante desacreditado en Latinoamérica, pero ¿de (el chileno José Miguel) Insulza a (el uruguayo Luis) Almagro no hay diferencias?

JP: No, no hay. La diferencia es que Almagro viene del gobierno de José Mujica, que tiene la imagen de haber sido progresista. Sabemos todas sus limitaciones, particularmente todas las concesiones que dieron a las grandes empresas de la agro industria y la venta de tierras uruguayas a los grandes capitales extranjeros.

Pero en el mundo, hacia afuera, Almagro como ex representante del gobierno de Mujica pintó un cuadro más independiente, que no era real. Desde que era Ministro de Relaciones Exteriores siempre fue enemigo de Venezuela; siempre trató de servir los intereses norteamericanos, particularmente en las relaciones con Venezuela.

Ahora, como decíamos la semana pasada, la OEA no tiene actualmente gran influencia, sino que simplemente es como una plataforma para fortalecer la injerencia norteamericana. Pero no es la fuerza anterior, donde ser expulsado de la OEA tenía un efecto práctico sobre la política de los países de América Latina. Nadie toma en cuenta como factor determinante lo que dice la OEA.

EChI: Bien Petras, en los minutos finales, te pedimos no adelantes los temas en los que trabajas luego de esta breve licencia.

JP: Lo primero que quiero mencionar es que los policías blancos siguen matando afroamericanos (en EEUU). Este fin de semana encontramos en Texas otro asesinato de un afroamericano desarmado. Y las comunidades afroamericanas están muy críticas. 

Dicen que bajo Obama no ha cambiado nada en relación con las agresiones racistas; dicen que Obama es un Presidente que no defendió a la comunidad, que dio mucha licencia a la Policía para matar a su propia raza. Entonces ha perdido mucho prestigio, apoyo entre la comunidad, porque la Policía sigue tirando en vez de parar.

Lo segundo respecto a Obama, es que podemos decir que más personas negras en África y Medio Oriente han muerto bajo sus guerras y agresiones. Debemos anotar que Obama ha tirado bombas sobre siete países: Afganistán, Irak, Libia, Pakistán, Yemen, Siria, Somalia; y apoyan a Israel en su bombardeo al Líbano, a Gaza.

Esa idea de que Obama representa algo positivo porque abra una embajada en Cuba es falsa. Esta política con Cuba es la excepción y aún no sabemos el alcance, porque ya Washington declara que no va a acabar con el bloqueo, que no va a devolver Guantánamo. 

Vivimos un gobierno bastante derechista que utiliza con mucha sutileza el discurso progresista. Anuncia acuerdos con Cuba, acuerdos con Irán, habla del cambio climático, pero debemos poner todo eso en el contexto de un presidente sangriento. 

Más de cuatro millones de personas, la gran mayoría civiles, han muerto bajo la presidencia de Obama en diferentes regiones del mundo y están pendientes de otras guerras más, otras agresiones.

Entonces, muchos progresistas me preguntan –incluso de Uruguay- si no soy demasiado duro con Obama, porque no reconozco los acuerdos con Irán. 

Nosotros apoyamos los acuerdos con Irán, pero debemos descontar las agresiones y la escalada contra Siria que sigue ahora. El bombardeo de Siria no está dirigido contra los terroristas sino contra el gobierno de Bashar Al Assad. 

Buscan crear una base para lanzar los grupos simpatizantes de EEUU que tiene filiaciones con grupos extremistas islámicos.

Finalmente quiero comentar una cosa que está relacionada con Uruguay. 

Me refiero a Haití. Haití ahora tiene elecciones pero nadie las toma en serio, porque el gobierno de (Michel) Martelly es una dictadura, sigue en el poder a pesar de que no convocó a elecciones en los períodos indicados. 

Martell es un títere de Washington y lo defienden las tropas de ocupación, incluso los soldados uruguayos. Hay muchos asesinados diariamente por la represión de la Policía y hay muchos más que están sufriendo hambre, después del derrocamiento del gobierno electo de Bertrand Aristide.

Hay que recordar la fuente de esta situación. 

El golpe de Estado apoyado por EEUU derrocó al presidente elegido y popular y lo reemplazó con un títere que después estableció una dictadura; una dictadura que ha fomentado la corrupción masiva de la ayuda internacional Y esa situación se repite en toda la región.

Por ejemplo en El Salvador, donde miles de personas mueren. 

El Salvador sufre por el acuerdo de paz que les impone Washington, donde los guerrilleros y los grupos de choque quedaron sin trabajo, sin tierra, sin oportunidades, y se integraron a pandillas. 

Ni el FMLN ni la derecha ha tenido un programa para crear oportunidades, crear trabajo, realizar una reforma agraria. 

Solo acordaron la participación en elecciones y a partir de eso han marginado a miles y miles de jóvenes. 

Ahora las pandillas tienen tres veces más activistas, 72 mil jóvenes se integraron a pandillas; lo que duplica el número de activistas involucrados en las elecciones.

Es una tragedia. 

En cualquier lugar que se mete Washington para trabajar por la paz supuestamente, fomenta la guerra interna como en El Salvador; por la paz intervino para fomentar un golpe de Estado en Haití donde la gran mayoría del pueblo vive ahora en la pobreza y bajo una dictadura; por la paz intervinieron en Libia, derrocaron el gobierno progresista de Gaddafi y destruyeron el país que quedó como una selva entre diferentes grupos extremistas. 

En otras palabras, contrario a lo que dice Tabaré Vázquez, el imperialismo no ha cambiado, y si ha cambiado fue para peor no para mejor.

Extractado por La Haine 
Above is the content the blog provided. If incomplete, read the original here.


Fuerzas kurdas descubren túneles que conectan Siria a Turquía


Las fuerzas kurdas han descubierto túneles perforados por el grupo terrorista EIIL (Daesh, en árabe) en el territorio sirio que conectan a Siria con Turquía.
Según reportó el martes la agencia de noticias iraní en árabe Al-Alam, las fuerzas kurdas, tras liberar a la estratégica ciudad de Tal Abyad en el norte de Siria, descubrieron túneles perforados y utilizados por los takfiríes para trasladar personal y armamento desde Turquía a Siria.
Estos túneles, relataron las fuentes citadas, no son los únicos en la zona dado que las Unidades de Protección Popular (YPG) también han encontrado túneles similares en las zonas cercanas a la ciudad siria de Yarabulus (norte), urbe parcialmente en control de Daesh.
Los túneles Yarabulus son los más complejos y prolongados que se han encontrado en esta zona. Cada uno de estos túneles tiene entre 100 y 600 metros de longitud y hasta cuenta con espacios dedicados a almacenar equipos militares y comidas.
Las fuerzas kurdas informaron que también han descubierto varios túneles en construcción que los terroristas no han podido completar debido a la ofensiva de YPG para liberar esta zona.
No obstante, fuentes militares kurdas aseguraron que estos túneles no podrían haber sido construidos sin el consentimiento de Turquía y reiteraron que Ankara está consciente de la existencia de estos túneles.
También los recientes ataques de Turquía contra las posiciones kurdas parecen estar destinadas a apoyar a los takfiríes dado que estos comenzaron luego de los avances kurdos que redujeron la frontera compartida entre las áreas bajo control de los terroristas y el territorio turco a menos de 25 kilómetros.

http://www.hispantv.com/newsdetail/Siria/52596/Fotos-Fuerzas-kurdas-descubren-tuneles-que-conectan-Siria-a-Turquia

Above is the content the blog provided. If incomplete, read the original here.

 
"Yemenis are today living through one of the worst armed conflicts has ever seen" MSF doctor in
Traducido del inglés por 
"Los yemeníes viven hoy a través de uno de los peores conflictos armados ha visto «médico de MSF en

Diez mentiras sobre el combate al narcotráfico

Artículo anterior del lunes, 30 de mayo de 2011

Le invito a olvidar la fecha de publicación del artículo. A cambio le invito a leerlo como si fuera el artículo del 2015. Usted opine.

Angel Sandoval.

 

 

Diez mentiras sobre el combate al narcotráfico








PRIMICIA DEL LIBRO:
César Cansino y Germán Molina Carrillo, La guerra al narco y otras mentiras, México, ICI/Cepcom, 2011.

En su polémico libro El narco: la guerra fallida (2009), Jorge Castañeda y Rubén Aguilar Valenzuela defienden la tesis de que el presidente Felipe Calderón emprendió su sangrienta y costosa guerra contra el narcotráfico con el único propósito de legitimarse en el poder, tras constatar que su triunfo en la elecciones de 2006 resultó muy cuestionado. En otras palabras, el presidente calculó que —para consolidarse en la presidencia— bastaría con aplastar a los cárteles de la droga mediante un combate fácil, rápido y de bajo costo. Pero el cálculo fue equivocado, pues las mafias siguen operando y el consumo no ha disminuido. Señalan también que la estrategia ha sido fallida. No es que no haya que enfrentar al narco, pero la confrontación no da resultados, genera más violencia. Al narco —concluyen— hay que tratarlo como un problema social, hay que enfrentarlo no desde una perspectiva de seguridad sino de salud pública (como en Estados Unidos). De ahí que proponen: atacar los daños colaterales que padece la sociedad —decapitados, balaceras, secuestros, atentados—, ir despenalizando el consumo de drogas, cabildear con Estados Unidos dicha despenalización, crear una policía nacional única que reemplace a las policías municipales y estatales, sellar el Istmo de Tehuantepec y meter al ejército a los cuarteles.

Ciertamente, la guerra al narco ha sido un desastre: la narcoviolencia, el incremento del consumo de drogas en México, el tráfico de armas desde Estados Unidos, la penetración del narco en las esferas políticas y militares, la corrupción, etcétera. El planteamiento de Castañeda y Aguilar Valenzuela es correcto. Sin embargo, cabe recordar que, a fines de 2006, ambos autores aplaudieron efusivamente la decisión de Calderón que ahora critican, es decir, una vez que las cifras revelan el fracaso de la guerra declarada al narco. Dicen que es de sabios equivocarse y de sensatos reconocerlo, pero en este caso nada justificaba el desliz, pues no había ninguna señal para ser optimistas. Era evidente más bien que Calderón necesitaba legitimarse y que le llenaron la cabeza de cuentos. En lo personal, señalé en un artículo publicado en El Universal, tres días después de que Calderón anunciara la decisión de su gobierno de combatir frontalmente al narco, que la guerra no era viable. El artículo se llamó, curiosamente, “Guerra fallida” (22 de diciembre de 2006), y tuvo un tono anticlimático en aquella coyuntura en la que Calderón concitaba todo tipo de apoyos. En esa ocasión escribí:

Calderón deposita demasiada confianza en su capacidad de legitimarse mediante una operación en sí misma arriesgada, incierta y contraproducente como lo es el combate al narcotráfico y el crimen organizado. Ciertamente, después de las elecciones del 2006 que arrojaron un resultado tan cerrado y poco convincente para muchos, el presidente electo Calderón estaba obligado a legitimarse con golpes espectaculares para intentar neutralizar los embates de sus adversarios y poder gobernar con alguna certidumbre. La situación era tan tensa antes de su toma de posesión y tan pocas las opciones para hacerle frente que muchos creímos que Calderón anunciaría algo espectacular para buscar legitimarse, como la propuesta de un gabinete realmente plural e incluyente que inaugurara una nueva forma de ejercer el poder político y de entender la corresponsabilidad en las decisiones.

Sin embargo, esto no ocurrió. Calderón optó por un gabinete mediocre y a modo. Pero no pasaría mucho tiempo para que el presidente enviara señales claras de lo que podría ser el eje de su administración para intentar conseguir los apoyos y la confianza requeridos para gobernar. La apuesta fue el combate al narcotráfico, una causa peligrosa pero que bien explotada mediáticamente podría mostrar la voluntad y fortaleza del presidente para asumir riesgos y responder a un reclamo generalizado por mayor seguridad y contra la violencia.

Sin embargo, intentar legitimarse por esta vía constituye un arma de dos filos. No basta que Calderón manifieste que empleará toda la fuerza del Estado contra el crimen organizado para poder neutralizarlo o derrotarlo. Por el contrario, dado el poderío del enemigo, sin la planeación adecuada, sin reformas judiciales pertinentes y sin la reestructuración de las policías, la guerra contra el crimen se vislumbra imposible y con un alto costo para la nación. Al verse amenazados, los cárteles recrudecerán la violencia y su poder corrosivo, con lo que el Estado será exhibido en sus incompetencias y rebasado por los poderes fácticos más virulentos. Todo ello, en lugar de legitimar al gobierno, lo colocará en una espiral ascen¬dente de desconfianza y falta de credibilidad. Malos tiempos nos esperan a los mexicanos, pues estamos en vísperas de un torbellino de violencia dolorosa y un Estado incapaz de frenarla, un Estado fallido.


En un momento donde imperaba el embeleso con la decisión de Calderón, muy pocos advertimos oportunamente las tempestades que se desatarían. Ciertamente, entre ellos no estaban Castañeda ni Aguilar Valenzuela.

Otra tesis polémica del libro de Castañeda y Aguilar Valenzuela es la que sostiene que en el ámbito local el narcotráfico ha llegado a imponerse en algunas zonas, mediante arreglos y entendimientos con políticos y gobernantes (pactos). En todo caso —sostienen—, lo importante es que dichos acuerdos no se eternicen, que abarquen ámbitos específicos y acotados, y que sean el resultado de un entendimiento tácito, nunca formalizado o verbalizado. Aunque políticamente incorrecto, los autores avanzan aquí una gran verdad que no puede negarse: los acuerdos tácitos entre el Estado y los capos del crimen fueron moneda corriente en el pasado y parecen indispensables para mantener un umbral de estabilidad en el futuro. No hace mucho me comentó irónicamente un amigo español que la única manera de terminar con la narcoviolencia es que regrese el PRI, pues ellos eran los narcos.

Pero, de nuevo, este posicionamiento llega tarde. Varios analistas habíamos escrito muy al inicio del sexenio de Calderón que tal y como se había configurado la red de influencias del narcotráfico en México durante el viejo régimen, con los narcos no se pelea sino que se negocia, so riesgo de incendiar al país, aunque la afirmación sea a todas luces incorrecta políticamente. En lo personal, en un artículo de El Universal de marzo de 2007 (“Del narco-Estado al Estado anti-narco”) escribí:

Con la alternancia no sólo las estructuras políticas han debido redefinirse para adecuarse a una nueva realidad sino también muchos actores que ven amenazados sus intereses con las nuevas relaciones de poder. Este es el caso de las mafias organizadas del narcotráfico que durante décadas tendieron puentes con funcionarios, políticos y militares en distintos niveles para asegurar sus negocios e incrementar sus fortunas.

La posibilidad de que malos funcionarios y ahora también los militares puedan ser sancionados e incluso cesados de sus funciones por motivos de corrupción o por sus presuntos vínculos con el narcotráfico es un fenómeno relativamente reciente. Sin embargo, este hecho no es suficiente para disminuir los efectos del problema de fondo que propicia el narcotráfico y cuyo combate frontal ha colocado al país en una ola de violencia e inseguridad crecientes.

En ese contexto, ha surgido con nueva fuerza el debate sobre la existencia o no de pactos entre el Estado mexicano y los cárteles de la droga tendientes a minar el poder corrosivo y violento del crimen organizado. Obviamente, la respuesta oficial ha sido negar contundentemente cualquier tipo de acercamiento semejante, mientras que muchos analistas se han apresurado a decir que un acuerdo con el narcotráfico amén de imposible es una puerta falsa para abatir la delicada situación que vivimos en materia de seguridad nacional.

Que las cosas se pongan en esos términos es políticamente correcto y necesario, pero queda la duda. No porque apoyemos salidas negociadas con los delincuentes, sino porque simplemente parece que un día, después de la alternancia del 2000 para ser precisos, algo se rompió en algún lugar donde se acuerdan y toman las decisiones, y ese rompimiento se tradujo de la noche a la mañana en la violencia incontenible que estamos padeciendo todos, algo como un acuerdo que al venir a menos se convirtió en una guerra sin cuartel. Luego entonces, si en el pasado, durante el régimen priista, la violencia no se había manifestado como ahora pese a la existencia de importantes cárteles de la droga, por qué descartar a priori que los acuerdos con los poderes fácticos no son una invención sin sustento arraigada en el imaginario popular.


Si he citado los posicionamientos de Castañeda y Aguilar Valenzuela y los he confrontado con las consideraciones que previamente escribí sobre el tema que nos ocupa, es porque me interesa ejemplificar que el debate intelectual y académico sobre la guerra al narco durante el sexenio de Calderón ha estado atravesado desde el inicio de mucha paja e irresponsabilidad. De algún modo, la tibieza o abierta complacencia con la que reaccionó buena parte de nuestra inteligencia ante la declaración de guerra calderonista, convierte a los intelectuales en cómplices de todo lo que vino después, desde el fracaso de la guerra hasta el incremento de la violencia a lo largo y ancho del país. Por eso, en algunos asuntos, rectificar no es suficiente. Hoy ya no se puede hacer nada, pero alguna vez creí factible un escenario en el que todo el círculo rojo reaccionaba enérgicamente contra la decisión de Calderón, hasta obligarlo a recular. Otra historia muy distinta estaríamos contando si eso hubiera pasado. En ausencia de ello, el debate intelectual y mediático sobre el combate al crimen organizado y sus secuelas sigue propiciando más confusión que certeza, más especulación que precisión. Por ello, una buena manera de abordar el tema es desmitificándolo, o sea, cuestionando los lugares co-munes que ha propiciado y que con frecuencia llegan a confundirse con la retórica gubernamental que poco o nada tiene de veraz. A continuación, ilustraré algunos de estos engaños.

1. La narcoviolencia se desató a raíz de la declaratoria de guerra de Calderón. No exclusivamente. En buena medida, Vicente Fox contribuyó a crear la situación actual, aunque durante su sexenio no se había manifestado tan crudamente como ahora. En efecto, al anunciar Fox la extradición de capos y la purga de funcionarios corruptos, en lo que llamó una “guerra sin cuartel” a los capos en 2001, llevó a que los narcos, al sentirse amenazados, corrompieran a más policías, agentes, jueces y carceleros, y mostraran más abiertamente su fuerza mediante actos de violencia de todo tipo. Ya para 2006 se presentaron 2,100 muertes vinculadas al narco. Aunque también es cierto que esta cantidad se disparó a cifras escandalosas a partir de 2007, según demuestra Fernando Escalante en un interesante artículo (Escalante, 2011).

2. La guerra al narcotráfico constituye una estrategia de razón de Estado. Esta idea podría ser aceptada sin chistar, pero no en el caso de México. Aquí, la principal razón hay que buscarla, como ya se dijo, en la necesidad de Calderón de legitimarse después de las elecciones de 2006. Además, si el incremento de la violencia fuera el argumento de peso para justificar la guerra, está comprobado que la tasa de homicidios generados por el crimen organizado en los primeros años de la alternancia no era tan alta como ciertas percepciones la postulaban, con ayuda del amarillismo de la mayoría de los medios. Quizá la violencia se había intensificado en ciertas ciudades del país, como Ciudad Juárez y Tijuana, pero se mantenía muy por debajo de las cifras históricas de crímenes y homicidios en prácticamente todo el país (Escalante, 2011). Un hecho más para demostrar que los móviles esgrimidos por el gobierno de Calderón para actuar como lo hizo caen por su propio peso.

3. La guerra al narcotráfico la va ganando el Estado mexicano. La estrategia no ha sido la más adecuada. Por momentos parece que la consigna es mostrar un país secuestrado por la violencia para después explotar mediáticamente los logros del combate al narco (captura de capos, asesinato de otros, confiscación de arsenales, etcétera) y de paso mostrar la fortaleza de Calderón y su convicción absoluta por acabar con él. Pero la verdad es que la narcoviolencia parece incontenible (17 mil muertos en los primeros tres años de guerra), la corrupción de policías, militares y funcionarios se ha incrementado escandalosamente, minando la estrategia de combate; se han evaporado en esta guerra inútil millones de pesos de manera irracional, no sólo no se han recuperado territorios perdidos sino que en ellos se ha incrementado la violencia, la extorsión, el secuestro, etcétera. Además, se han minado las garantías individuales, como el libre tránsito, se ha incrementado la tortura, etcétera. Por otra parte, el gobierno federal se ha ido solo a esta guerra, sin el respaldo de los partidos de oposición, del Congreso de la Unión, de los gobernadores (para ellos es mejor lavarse las manos y culpar de todo al presidente), sin una política de seguridad del Estado definida, sin reglas claras para la intervención estatal. Así no se puede ganar. Además, la descomposición social y la inequidad alimentan los circuitos del narco, sin mencionar que han surgido diversos grupos paramilitares que sólo ahondan la violencia.

4. El combate frontal al narco con las fuerzas del orden es la única estrategia posible para minarlo y derrotarlo. De hecho, si la negociación con el narcotráfico no representa una opción, y por lo visto la guerra tampoco, la única manera de combatirlo eficazmente es legalizando la producción y el consumo de los enervantes, o sea, una solución drástica pero eficaz. Drástica, porque al legalizar la droga se derrumba un negocio millonario que vive precisamente de la informalidad y la economía soterrada; eficaz, porque la competencia entre cárteles pasaría de la lógica del control violento de territorios a la del mercado. Sin embargo, debido a que nadie parece dispuesto a sacrificar nada, ni los cárteles ni las autoridades, conscientes de que la economía subterránea es un auténtico salvavidas para la economía formal, este tipo de opciones ni siquiera se vislumbra en el largo plazo. Si no lo hacen naciones poderosas como Estados Unidos, por qué ha de hacerlo la nuestra.

En la actualidad, resulta difícil pensar que economías débiles como la mexicana puedan mantenerse sin sobresaltos sin el dinero que proviene del tráfico de drogas. Tal parece que el narcotráfico adquiere aquí una dinámica propia e incluso irresistible. Alrededor del crimen organizado no sólo se enriquece un puñado de delincuentes y un conjunto de autoridades corruptas, sino que su impacto macroeconómico puede resultar —y de hecho resulta— benéfico desde la perspectiva de su evidente estímulo al crecimiento económico indirecto. No se puede negar que las divisas del narcotráfico estimulan importantes rubros de la economía interna, tales como la construcción, los servicios, el turismo, las finanzas, etcétera.
Por todo ello, vivimos una auténtica descomposición de la política que alienta el fortalecimiento de poderes autónomos que no pasan por el Estado, como el narcotráfico, y que al mismo tiempo obliga a una creciente militarización del país. Huelga decir que en estas circunstancias, la democracia es superada por vía de los hechos. En su lugar, crece la informalización de la política, la represión, los poderes discrecionales, la supresión de garantías, la corrupción incontenible, etcétera. Pero más grave aún, la guerra declarada al narcotráfico induce un ominoso ambiente de desestabilización, amenazando la ya frágil y precaria eficacia decisional y estratégica del gobierno, poniendo además en entredicho su integridad y legitimidad.

5. Legalizar las drogas es una estrategia equivocada que puede incrementar la violencia y el consumo interno. Falso, pues legalizar constituye la única opción viable para neutralizar las expresiones del crimen organizado. Sin embargo, el asunto permanece cargado de especulaciones que inhiben cualquier avance en esa dirección. Se dice, por ejemplo, que legalizar en México sería contraproducente mientras no se legalice en Estados Unidos y Europa, pues la disputa de mercados seguirá vigente, fortaleciendo a las mafias locales. Pero esto es una quimera. Por algún lado debe comenzarse, ¿por qué no por México? A grandes males, grandes remedios. Se dice también que al legalizarse las drogas, el crimen organizado buscaría otros giros ilegales para hacer dinero, lo que generaría una nueva espiral de violencia. Sin embargo, este planteamiento no tiene ningún sustento, sobre todo si constatamos que ya pocas cosas subterráneas están fuera de las manos de los capos del crimen. Si acaso, al no tener que destinar tantos recursos y efectivos al combate al narco como se hace ahora, el Estado podría canalizarlos con mayor eficacia hacia otros ámbitos y esferas delincuenciales. El hecho real es que a nadie le interesa legalizar, ni al Estado ni mucho menos a los narcos, pues afectaría las finanzas del país y de los capos.

6. El gobierno combate a todos los cárteles por igual y sin distinción. Este planteamiento no pasa de ser una retórica gubernamental. Si bien es difícil desmentirlo, basta hacer un somero recuento de los capos caídos en los últimos años para inferir que algunos cárteles han sido más castigados que otros. Para decirlo con nombres y apellidos, muchos infieren que al caer recientemente Beltrán Leyva, se afianza el cártel del Chapo, quien permanece impermeable a las fuerzas del orden. Si esto es así, contrariamente a lo que sostiene el discurso oficial, cabe la posibilidad de que, considerando los pobres resultados alcanzados hasta ahora en el combate al crimen organizado, algún tipo de acuerdos se haya realizado entre las autoridades y algunos grupos criminales, intercambiando protección por información privilegiada.

7. La estrategia de apoyarse en el ejército es una garantía para combatir el narco. Este argumento encierra una paradoja. La fortaleza de las organizaciones criminales nace de la debilidad del Estado, pero la lógica de guerra alimenta la guerra. De ahí que la estrategia de Calderón es errónea. Todo lo que está ocurriendo es prueba del fracaso de la política militar contra el crimen. El ejército no está preparado para realizar labores policiacas y de investigación, sólo lo está para la guerra. De ahí que su intervención nada más genera violencia. Además, los fracasos acumulados en la guerra y la corrupción por efecto del narco terminan contaminando al propio ejército, el cual se desacredita ante la opinión pública. Además, siempre cabe la pregunta, ¿y quién vigila a los militares?

Durante el régimen priista, el tema de los nexos entre los poderes político y militar fue tratado con extrema cautela por parte de muy escasos analistas. El Ejército mexicano fue más bien una institución hermética y de la que muy poco trascendía al espacio de la discusión pública. Tras la aparición del Ejército Zapatista de Liberación Nacional y la proliferación de varias organizaciones armadas en el territorio nacional se fue incrementando la presencia y la visibilidad del Ejército: comenzó a ocuparse cada vez más de actividades policiacas y de inteligencia, y su intervención en la lucha contra el narcotráfico pasó en tiempos recientes de meras funciones de rastreo, detección, interceptación y destrucción de estupefacientes a funciones de búsqueda, persecución, enfrentamiento directo y detención de narcotraficantes, por disposición del presidente Felipe Calderón, quien al inicio de su gestión declaró la guerra del Estado mexicano contra el crimen organizado.

Sin embargo, el elevado precio pagado por el Ejército mexicano por intervenir en los aspectos más turbios de la gobernabilidad (seguridad, narcotráfico, inteligencia, contrainsurgencia, etcétera) ha sido indudable. Puede expresarse sobre todo en términos de su desgaste institucional y el desprestigio que le provoca la negligente y corrupta participación de algunos de sus miembros. De esta manera, los elevados índices de confianza de los que tradicionalmente gozaban las fuerzas armadas se ven severamente afectados por los ilícitos en que se ven inmiscuidos algunos militares, lo que muestra la necesidad de evaluar la conveniencia política de utilizar al Ejército en funciones policiacas de seguridad e inteligencia.

8. Estados Unidos es el principal interesado en que acabe el narcotráfico. En realidad, para Estados Unidos lo primordial es el negocio, ¡y vaya que el narcotráfico lo es! Lo mismo puede decirse del tráfico de armas, el cual le reporta a Estados Unidos ingresos millonarios, por lo que el gobierno estadounidense prácticamente no ejerce controles en el mismo. En cuanto al tráfico de drogas, la gran mayoría de los ingresos generados por esta actividad se queda en Estados Unidos, es aquí donde se invierte y se lava la mayor parte del dinero. Sólo así se explica que, pese a ser ilegal, la droga se distribuye de manera eficaz en todos los rincones de su territorio y que cualquiera pueda tener acceso a ella teniendo dinero para adquirirla. Así se explica también la porosidad de varias garitas estadounidenses ubicadas en la frontera, por donde sigue ingresando sin mayores restricciones la principal cantidad de estupefacientes que se venden en su mercado, tal y como lo demuestra el periodista Ignacio Alvarado en su colaboración en este mismo volumen.

9. Si se legaliza la droga en México nuestras ciudades fronterizas del norte se llenarían de estadounidenses adictos y peligrosos. He escuchado este argumento hasta la saciedad, pero no tiene ningún sustento. Y aún en el caso de que ese escenario ocurriera, son más los beneficios que los perjuicios que acarrearía. De entrada, generaría ingresos que se quedarían en el país, sería una fuente de divisas nada despreciable, se disputaría en parte a Estados Unidos el rentable mercado de las drogas, etcétera. Por eso, argumentos como ese sólo enturbian las cosas. Ya es hora de sacudirse la paja para comenzar a ver más allá de prejuicios y moralinas que sólo paralizan e inhiben las soluciones de fondo. De hecho, como hemos visto hasta aquí, si algo ha estado ausente en todo este entuerto del combate al narco ha sido la congruencia y la ética, empezando por las mentiras articuladas desde el poder.

10. El combate al narcotráfico es una guerra del Estado contra el crimen organizado. En realidad, más que una guerra parece por momento un exterminio indiscriminado de toda la delincuencia, bajo la premisa de que el mejor delincuente es el delincuente muerto. A juzgar por testigos y sobrevivientes en varias entidades del país donde el ejército ha intervenido directamente, su modus operandi es atacar y después averiguar, no importa que en los operativos caigan civiles e inocentes. En abono a esta percepción está el hecho de que las bajas del ejército son insignificantes en comparación con la de narcotraficantes, sicarios y población en general. Para muchos, siguiendo con las percepciones sociales, la supuesta confrontación entre cárteles para ocupar territorios en disputa es más una pantalla empleada por el gobierno para justificar sus operativos de arrasamiento que una realidad. Al parecer, si algo tienen claro los capos es que la guerra no es entre ellos sino en contra del Estado. Además, en estricto sentido, el combate al crimen organizado emprendido por Calderón no puede denominarse “guerra”, pues toda guerra supone adversarios similares: países, ejércitos, comunidades, etcétera, amén de existir una declaratoria formal de guerra por parte de uno o de ambos. En el caso del combate al narco, el enemigo del Estado es un ente borroso, difuso, heterogéneo, enmascarado. No se sabe con precisión contra quién se está luchando. De ahí que en lugar de guerra sería mejor hablar de escaramuza, choque, ataque, acometida, ofensiva, etcétera.

Además de estas diez mentiras, varios intelectuales y periodistas irresponsables han filtrado una insidia vulgar y falaz consistente en culpar a la propia sociedad por el incremento de la violencia asociada con el crimen organizado o en hacerla corresponsable de la misma en la medida que no se ha organizado de manera consistente para repudiarla o contrarrestarla o porque buena parte de la misma la acepta por temor a represalias o incluso porque obtiene directa o indirectamente algún tipo de beneficio económico por parte del narcotráfico, ya sea cultivando o almacenando droga en sus propiedades o encubriendo a delincuentes. Es cierto que muchos mexicanos están involucrados voluntaria o involuntariamente con el narcotráfico y que muchos han optado por el silencio, pero sería irresponsable culpar a toda la sociedad por la violencia que hoy padecemos. Culpar a la sociedad o hacerla corresponsable de la tragedia es un ardid muy sucio y tramposo mediante el cual se diluyen las responsabilidades o se transfieren a quien nada debe, pues si todos somos culpables nadie lo es. Por esta vía, los políticos incompetentes se curan en salud, y los intelectuales y periodistas cínicos y lambiscones quedan bien parados con los poderosos. Para estos mercenarios mediáticos, como Héctor Aguilar Camín (véase, por ejemplo, “Las culpas de Juárez”, Milenio, 15 de febrero de 2010) o Ciro Gómez Leiva (véase, por ejemplo, “¿Por qué somos tontos?”, Milenio, 12 de febrero de 2010), la sociedad no sólo tiene los gobiernos que se merece sino también la violencia que se merece. ¿Cómo hacerles entender que la sociedad mexicana no escogió vivir en la actual vorágine de violencia e inseguridad provocada por una guerra que nadie quiso ni nadie autorizó?, ¿cómo convencerlos de que la inmensa mayoría de los mexicanos somos auténticos héroes por el simple hecho de vivir en este país secuestrado por una casta política voraz y cínica, por soñar con un México más justo y con mejores leyes, con paz y seguridad, por llevar a nuestros hijos a la escuela con la esperanza de que en el futuro sean hombres y mujeres de bien, por trabajar de manera digna y honrada soportando todo tipo de atropellos laborales, por ir a nuestros trabajos o escuelas sin saber si regresaremos a casa sanos y salvos…? ¿Acaso no se dan cuenta que los ciudadanos vivimos en la total indefensión, en un país donde las leyes y los jueces no nos protegen, donde el narco lo ha contaminado todo por lo que no se puede confiar en las autoridades ni en los cuerpos de seguridad, donde reina la total impunidad y el soborno, donde los políticos nos engañan todos los días…? Hay que ser sinvergüenzas para negar lo obvio. O díganos de una vez a los ciudadanos qué esperan exactamente de nosotros, que nos armemos como los delincuentes y los combatamos en su propio terreno, que nos organicemos en guardias civiles armadas para proteger nuestras vidas y pertenencias, que hagamos justicia por nuestra propia mano… ¿Sólo así seremos dignos a sus ojos? Por favor, dejen de engañarnos y mentirnos. Al culpar a los ciudadanos por la violencia que padecemos estos repetidores de la cochambre no sólo muestran un profundo desprecio por la sociedad, sino que crean una cortina de humo que enrarece aún más el ya de por sí turbio panorama nacional. Los ciudadanos de este país no queremos violencia ni enfrentarla con más violencia; bajo ninguna circunstancia somos cómplices de la misma, sino víctimas; simplemente queremos vivir en un país de leyes no en uno donde reina la inseguridad propia de un Estado fallido (para mi sorpresa, en una línea de argumentación similar a La de Aguilar Camín y Gómez Leyva está el artículo de Carlos Ramírez en este volumen).

En síntesis, lo único real en esta guerra de mentiras es la incapacidad del gobierno federal para concebir una estrategia de seguridad pública y combate al narcotráfico integral, progresiva y definitiva, por lo que es previsible que las energías y los recursos gubernamentales sigan gastándose en operativos vistosos, mediáticamente explotados, pero ineficaces, y que no auguran una mejoría sustancial en las condiciones de la gobernabilidad en México.


Referencias

Aguilar Valenzuela, R. y J. G. Castañeda (2009), El narco: la guerra fallida, México, Punto de Lectura.
Escalante, F. (2011), “La muerte tiene permiso”, Nexos, México, núm. 397, enero, pp. 36-49.