domingo, 1 de marzo de 2020

ULTIMAS NOTICIAS...PLATAFORMA DISTRITO CERO...mar 01 (21)

LA GUERRA EN  MÉXICO CONTRA LOS NARCO-POLÍTICOS Y LAS FACK NEWS DE LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN CORPORATIVOS, HAN IDO CAUSANDO RESISTENCIA PARA LA 4T. EL PRESIDENTE ANDRES MANUEL LÓPEZ OBRADOR  HA DEMOSTRADO SER UN HOMBRE RECTO Y PREOCUPADO REALMENTE POR SU NACIÓN MEXICANA. .EL PUEBLO LE DA EL VOTO DE CONFIANZA, TAL VEZ, EXCEPTO POR LAS CLASES GOBERNANTES Y CORRUPTOS INFILTRADOS EN LA MISMA 4T.

 AMLO ESTA GANANDO SU LUGAR EN LA HISTORIA NACIONAL.

GRACIAS POR COMPARTIR.

Miguel A. Reyes
 


ULTIMAS NOTICIAS...PLATAFORMA DISTRITO CERO...mar 01 (21)

El futuro de Estados Unidos, más y ‎más armamento, por Manlio Dinucci


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El futuro de Estados Unidos, más y ‎más armamento, por Manlio Dinucci



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El Presupuesto para el futuro de América, que el gobierno de Estados Unidos acaba de ‎presentar muestra cuáles son las prioridades de la administración Trump para el año fiscal 2021 ‎‎(que comienza el 1º de octubre de este año 2020). ‎
Primero que todo, reducción de los gastos sociales. Por ejemplo, el nuevo presupuesto federal ‎reduce en un 10% la asignación solicitada por el Departamento de Salud y Servicios Sociales. ‎Eso sucede precisamente cuando las cifras de las autoridades sanitarias estadounidenses ‎muestran que entre octubre y febrero se registraron en Estados Unidos 10 000 fallecimientos ‎causados por… la gripe, en una población de 330 millones de personas. ‎
Esa información no aparece en los grandes medios de prensa que, en cambio, desencadenan ‎una gran alerta mundial por los 1 770 fallecimientos provocados por el coronavirus en China, ‎país que cuenta 1 400 millones de habitantes y que ha sido capaz de adoptar muy rápidamente ‎medidas excepcionales para limitar los daños que la epidemia pudiera provocar. ‎
Resultan particularmente sospechosos los objetivos reales de la campaña mediática que trata de ‎sembrar el terror sobre todo lo que viene de China cuando, entre las razones que supuestamente ‎justifican el nuevo presupuesto de Estados Unidos, leemos que «América tiene ante sí el desafío ‎que representan Estados nacionales rivales que resurgen, como China y Rusia». ‎
Se acusa a China de «desarrollar una guerra económica con cíber armas contra Estados Unidos y ‎sus aliados» y de «querer amoldar a su propia imagen la región indo-pacífica, crítica para la seguridad y ‎los intereses económicos de Estados Unidos». Así que, para que «la región sea libre de la ‎maléfica influencia china», el gobierno de Estados Unidos financia con 30 millones de dólares el ‎‎«Centro de Compromiso Mundial para contrarrestar la propaganda y la desinformación ‎de China». En el marco de «una competencia estratégica creciente», el gobierno de ‎Estados Unidos estipula que «el Presupuesto da la prioridad al financiamiento de programas que ‎incrementan nuestra ventaja militar contra China, Rusia y todos los demás adversarios». ‎
Con ese fin, el presidente Trump anuncia que «para garantizar la seguridad interna y promover los ‎intereses de Estados Unidos en el exterior, mi presupuesto requiere 740,5 millardos de dólares ‎para la defensa nacional» –pero sólo solicita 94,5 para el Departamento de Salud y Servicios ‎Humanitarios. ‎
La asignación al sector militar incluye 69 millardos de dólares para las operaciones de guerra en ‎el exterior, más 19 millardos para 10 navíos de guerra y otros 15 millardos para 115 aviones de ‎combate F-35 y otras aeronaves militares, así como 11 millardos para la modernización del ‎armamento terrestre. ‎
Para los programas científicos y tecnológicos del Pentágono se solicitan además 14 millardos de ‎dólares, que serían destinados al desarrollo de armas hipersónicas y de energía directa, sistemas ‎espaciales y redes 5G. ‎
Estos son sólo algunos rubros en una larga lista de gastos militares –en dinero público–, lista que ‎incluye todos los sistemas de armamento más sofisticados, con ganancias colosales para la ‎empresa Lockheed Martin y las demás industrias militares estadounidenses. ‎
A las cifras del presupuesto del Pentágono hay que agregar varios gastos de carácter militar que ‎se inscriben en los presupuestos de otros departamentos del gobierno federal. Para el año fiscal ‎‎2021, el Departamento de la Energía recibirá 27 millardos de dólares destinados al ‎mantenimiento y la modernización del arsenal nuclear estadounidense. El Departamento de ‎Seguridad de la Patria (Homeland Security) recibirá 52 millardos para su propio servicio secreto. ‎El Departamento de Veteranos recibirá 243 millardos (un incremento de 10% en comparación ‎con el año 2020) para los jubilados de las fuerzas armadas. ‎
Teniendo en cuenta todas esas asignaciones y otras más, el presupuesto militar de ‎Estados Unidos para el año 2021 sobrepasará los 1 000 millardos de dólares [1]. Los gastos militares de Estados Unidos ejercen un efecto de motor sobre los de ‎otros países, que sin embargo se mantienen a niveles mucho menos elevados. Aun si sólo ‎tuviésemos en cuenta el presupuesto del Pentágono, este sería 3 o 4 veces superior al de China ‎y más de 10 veces superior al de Rusia. ‎
Y la Casa Blanca declara que «el Presupuesto garantiza el predominio militar de Estados Unidos ‎en todos los campos de la guerra: aéreo, terrestre, marítimo, espacial y ciberespacial», ‎anunciando que Estados Unidos estará próximamente en condiciones de fabricar –en ‎‎2 instalaciones separadas– 80 ojivas nucleares al año. ‎
‎«El futuro de América» puede significar el fin del mundo. ‎
Traducido al español por Red Voltaire a partir de la versión al francés de Marie-Ange Patrizio

La epidemia de miedo se extiende por ‎el mundo‎, por Manlio Dinucci


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La epidemia de miedo se extiende por ‎el mundo‎, por Manlio Dinucci



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Partiendo del principio que no hay que subestimar el coronavirus y que se deben seguir las ‎‎10 reglas de prevención divulgadas por el ministerio de Salud [italiano], habría que adoptar ‎además una 11ª regla fundamental: impedir también la propagación del virus del miedo. ‎
Sin embargo, los medios de prensa, principalmente la televisión, comenzando por la Rai [1], que está dedicando sus espacios informativos casi enteramente al coronavirus, ‎se dedican precisamente a propagar el miedo, un virus que penetra así en todos los hogares, ‎a través de los canales de televisión. ‎
Pero esas mismas televisoras que siembran la alarma sobre el coronavirus callan el hecho que la ‎gripe invernal, ha resultado mucho más letal que el coronavirus, dejando en Italia, sólo durante la ‎‎6ª semana de este año 2020 –según el Instituto Superior de Salud–, un promedio diario de ‎‎217 muertes, provocadas por complicaciones pulmonares y cardiovasculares derivadas de ‎esa simple gripe. Tampoco dicen que –según la Organización Mundial de la Salud (OMS)– en Italia ‎mueren cada año más de 700 enfermos de SIDA, lo cual representa un promedio de ‎‎2 fallecimientos diarios, de un total mundial de 770 000 muertos por el SIDA. ‎
Al referirse a la campaña alarmista sobre el coronavirus, la directora de macrobiología clínica, ‎virología y diagnóstico de biourgencias del laboratorio del hospital Sacco, de Milán, Maria Rita ‎Gismondo, declara:‎ ‎
«Es una locura. Han convertido una infección a penas más seria que una gripe en una ‎pandemia letal. ¡Miren la cifras! No es una pandemia.»

Pero la voz de esta científica no llega hasta el gran público, mientras que cada día, desde la Rai –‎servicio supuestamente público– hasta los canales de Mediaset y todos los demás, se les inculca ‎a los italianos el miedo al «virus mortal que, desde China, se extiende por el mundo». ‎
El hecho es que esa campaña va en el mismo sentido que lo que declaró el secretario del ‎Comercio de Estados Unidos, Wilbur Ross, en una entrevista transmitida por Fox Business: ‎ ‎
«Pienso que el coronavirus ayudará al regreso de los empleos de China a Estados Unidos. ‎En China hubo, primero el SARS, después la peste porcina y ahora el coronavirus.»‎
Por consiguiente, comenta el New York Times, «lo que China pierde podría ser una ganancia ‎para América» [léase “para Estados Unidos”]. Dicho de otra manera, el coronavirus podría tener un ‎impacto destructor sobre la economía china y, en una reacción en cadena, sobre las economías ‎del resto de Asia, de Europa y de Rusia, ya afectadas por la caída de los flujos comerciales y ‎turísticos, en beneficio de Estados Unidos, económicamente indemne. ‎
Global Research, el centro de investigación sobre la globalización, dirigido por el profesor Michel ‎Chossudovsky, está publicando una serie de artículos de expertos internacionales sobre el origen ‎del coronavirus. Esos expertos estiman que «no se puede excluir la posibilidad de que este virus ‎haya sido creado en un laboratorio», hipótesis que no puede ser simplemente clasificada como ‎‎«complotista» para desacreditarla. ¿Por qué? Porque Estados Unidos, Rusia, China y las demás ‎grandes potencias tienen laboratorios donde se realizan investigaciones sobre virus que, al ser ‎modificados, pueden ser utilizados como agentes de guerra biológica, dirigiéndolos incluso contra ‎ciertos sectores de la población. Estamos hablando de una actividad rodeada del mayor secreto, ‎a menudo bajo la cobertura de investigación científica de tipo civil. ‎
Pero algunos hechos salen a la luz, como la existencia en Wuhan de un biolaboratorio donde ‎científicos chinos realizan, en colaboración con Francia, investigaciones sobre virus letales, ‎entre ellos algunos enviados por el Laboratorio de Microbiología de Canadá. En julio de 2015, el ‎instituto gubernamental británico Pirbright patentó en Estados Unidos un «coronavirus ‎atenuado». En octubre de 2019, el Johns Hopkins Center for Health Security realizó en ‎Nueva York un simulacro de pandemia por coronavirus utilizando un guión que, de convertirse ‎en realidad, provocaría 65 millones de muertos [2].‎
Pero lo que no se simula es la propagación del virus del miedo, que se extiende, con efectos ‎socioeconómicos devastadores. ‎
Traducido al español por la Red Voltaire a partir de la versión al francés de Marie-Ange ‎Patrizio. ‎

El bando francés de la colonización ‎al asalto de Siria y Mali, por Thierry Meyssan


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El bando francés de la colonización ‎al asalto de Siria y Mali, por Thierry Meyssan

Thierry Meyssan,Red Voltaire

Este artículo es parte del libro De la impostura del 11 de septiembre a ‎Donald ‎Trump. ‎Ante nuestra ‎mirada, la gran farsa de las primaveras árabes.‎



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26- La segunda guerra contra Siria


El 18 de julio, una explosión destruye la sede del Consejo de Seguridad Nacional en Damasco. ‎El general Daud Rajha, ministro de Defensa; el general Assef Chawkat, jefe de la inteligencia ‎militar y cuñado del presidente Assad; y el general Hassan Turkmani, presidente del Consejo ‎de Seguridad sirio mueren en ese atentado. El general Hicham Ikhtiar, jefe del contraespionaje, ‎fallece poco después debido a la gravedad de sus heridas. Al parecer, un traidor había instalado ‎una bomba en una lámpara cenital, pero no es imposible que se tratara en realidad de un misil ‎disparado desde un drone. Ese atentado decapita las fuerzas armadas y los servicios de ‎seguridad sirios. Los combates se extienden por toda la ciudad y citadinos mueren en las calles. ‎La mayoría de los habitantes huyen de la capital siria. ‎

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Los generales Hassan Turkmani, Daud Rajha y Assef Chawkat, asesinados el 18 ‎de julio de 2012, en el atentado perpetrado contra la sede del Consejo de Seguridad Nacional ‎sirio.‎
Al referirse al atentado que ha costado la vida a los miembros del Consejo de Seguridad Nacional ‎sirio, los dirigentes occidentales se niegan a condenar el terrorismo. Estiman que las víctimas de ‎este atentado sólo tuvieron lo que merecían. ‎
Los mercenarios que atacan la capital siria traen planes y blancos bien definidos. Una unidad ‎ataca mi domicilio, en el barrio de Mezzeh, al extremo de la ciudad, frente a un extenso campo ‎de nopales. El ejército instala un mortero en la azotea de mi edificio, para mantenerlos a raya. ‎Tres días después, al terminar la batalla, los cuerpos hallados en el campo de nopales son ‎identificados como pakistaníes y somalíes. En otros lugares de la capital, los mercenarios ‎muertos son tunecinos y afganos, entre otras nacionalidades. Son hombres que sólo habían ‎pasado un breve periodo de adiestramiento en el manejo de armas, en Jordania, a veces no más ‎de una semana. Las unidades estaban organizadas por nacionalidades, pero no constituían un ‎ejército en el verdadero sentido de esa palabra, ya que carecen de estructura jerárquica. Muchos ‎de sus miembros no saben absolutamente nada de Siria, algunos incluso creen que están ‎salvando a los palestinos de Israel. ‎

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Conferencia de prensa del general Robert Mood sobre la batalla ‎de Damasco, enfrentamiento que este general noruego, enviado de la ONU, “observa” desde ‎la habitación de su hotel.
Se instala un estudio de televisión en los sótanos del hotel Dama Rose, el mismo hotel donde el general noruego ‎Robert Mood y los observadores de la ONU esperan cómodamente a que todo termine. ‎Su presencia allí, garantiza la seguridad del inmueble. El gobernador del Banco Central sirio, Adib ‎Mayaleh, comparece ante las cámaras para desmentir las informaciones de las televisiones Al-‎Jazeera, de Qatar, y Al-Arabiya, de Arabia Saudita, que anuncian un derrumbe de la libra siria. ‎ArabSat y NileSat cierran las transmisiones de las televisiones sirias que aún salían al aire a través de esos dos satélites. Mientras tanto, la CIA piratea la cuenta de Twitter del canal sirio Ad-‎Dounia para anunciar la retirada del Ejército Árabe Sirio y la caída del régimen. Cuando ‎las televisiones sirias “reaparecen” en ArabSat y NileSat, las señales ya no vienen de Siria sino ‎de Australia y se transmiten desde una base de la National Security Agency (la hoy célebre NSA ‎estadounidense). En Qatar, France24 participa en las reuniones del pool de medios de difusión ‎convocados para transmitir la propaganda de la OTAN. El plan prevé la difusión coordinada de un ‎conjunto de reportajes, filmados en estudios o al aire libre, o fabricados con imágenes ‎computarizadas, que “muestran” la huida del presidente Assad y la caída de la «dictadura ‎alauita» [1]. A pesar de todo, el Estado sirio resiste y los mercenarios se repliegan de Damasco. ‎
En el Consejo de Seguridad de la ONU, Rusia y China oponen su tercer veto a un proyecto de ‎resolución que pretendía autorizar una intervención militar occidental. Estados Unidos retrocede. ‎Los reportajes de las falsas televisiones sirias que supuestamente muestran la fuga del presidente ‎Assad nunca llegarán a transmitirse. ‎

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Gravemente herido en un atentado, el príncipe saudita Bandar ben Sultan ‎desaparece de la escena política por más de un año. Su regreso será catastrófico y el príncipe ‎‎“Bandar Bush” nunca llegará a retomar sus actividades.
El 24 de julio, el rey Abdallah de Arabia Saudita recompensa al príncipe Bandar ben Sultán por el ‎ataque contra Damasco y lo nombra jefe de los servicios secretos del reino. Sólo 4 días ‎después, una explosión destruye la oficina del príncipe Bandar, que resulta gravemente herido, y ‎yo anuncio prematuramente su muerte. En realidad, quien muere en la explosión es Mishaal al-‎Qani, el segundo del príncipe Bandar. El príncipe tendrá que pasar todo un año hospitalizado y ‎nunca logrará recuperar todas sus facultades [2]. ‎
La prensa revela que el presidente Barack Obama ha firmado una directiva que autoriza una ‎intervención militar secreta bajo la coordinación de la OTAN. Consciente de que todos ‎sus esfuerzos serán aprobados públicamente y saboteados en secreto, Kofi Annan renuncia, el 2 ‎de agosto, a sus funciones como mediador. ‎

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Como desertor, el “primer ministro” sirio Riad Hijab resultará tan inútil como el general, también ‎desertor, Manaf Tlass. Como primer ministro, Riad Hijab sólo dirigía un equipo gubernamental ‎pero no tenía absolutamente ningún poder real.‎
El 5 de agosto, el «Primer Ministro» sirio, Riad Hijab, huye del país, con ayuda de la DGSE ‎francesa [3]. La nueva deserción tiene más valor simbólico que la del ‎general Manaf Tlass, pero carece de importancia a nivel ejecutivo. Hay que recordar que Siria es ‎el Estado más antiguo del mundo. Constituida hace 6 000 años en una tierra de tránsito donde ‎confluyen múltiples culturas, Siria aprendió a perdurar organizándose de manera secreta. ‎Hoy en día, el presidente Bachar al-Assad es el único jefe visible del Ejecutivo. Assad responde ‎ante el pueblo y preside 3 círculos concéntricos. En primer lugar, el Gobierno, que dirige ‎la administración. Sus ministros son de hecho equivalentes a los directores de la administración ‎central en un país como Francia. Más arriba están los consejeros del Palacio, con autoridad sobre ‎los ministros. Y luego, los consejeros privados del Presidente, con quienes este último toma sus ‎decisiones. Es un régimen republicano, ya que el Ejecutivo actúa en función del interés general y ‎el Pueblo puede sancionarlo, pero no es democrático en la medida en que las decisiones más ‎importantes no se discuten en público. Riad Hijab nunca fue un verdadero “Primer Ministro” –función que ‎no existe en la Constitución siria– sino secretario del Consejo de Ministros, lo cual es muy ‎diferente en ese sistema. Su función consistía en recibir el orden del día y las directivas ya ‎trazadas por el Palacio para transmitirlas a los ministros y recibir de estos la información sobre las ‎actividades de sus ministerios. Contrariamente a la muerte de los miembros del Consejo de ‎Seguridad Nacional, la deserción de este personaje carece de importancia. ‎
Aún recuerdo incluso mi asombro cuando, en una reunión a la que asistí meses antes, el general ‎Hassan Turkmani me preguntó qué aconsejaba yo sobre un asunto de gran importancia. ‎Al responder sugerí, entre otras cosas, que habría que poner al tanto al “Primer Ministro” Hijab. ‎El general me respondió, con una sonrisa: «Es una decisión demasiado grave para que ‎lo molestemos a él.»‎
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Para París todo es válido, hasta los golpes más bajos. La DGSE logra reclutar a un consejero del ‎presidente Assad, pero esa fuente no tiene acceso a los secretos de Estado. Más tarde, el 17 de ‎agosto de 2012, el ministro francés de Exteriores, Laurent Fabius, declara públicamente: «Estoy ‎consciente de la fuerza de lo que estoy diciendo: el señor Bachar al-Assad no merecería estar ‎sobre la tierra.» Se trata de una posición que resulta como mínimo sorprendente de parte de un ‎ministro a cargo de la diplomacia de un Estado contrario a la pena de muerte. ‎
En septiembre, el presidente Hollande y el propio Fabius se reúnen en Nueva York con ‎el entonces primer ministro turco Recep Tayyip Erdogan para organizar los homicidios de sus ‎homólogos sirios: el presidente Bachar al-Assad y el ministro de Exteriores Walid Moallem ‎‎ [4]. ‎
No es la primera vez que la Francia de la V República trata de asesinar a un presidente extranjero. ‎En 2008, el entonces presidente Nicolas Sarkozy envió a Caracas un equipo de asesinos ‎encabezado por «Frederic Laurent Bouquet», encargado de matar al presidente venezolano ‎Hugo Chávez [5]. Aquella misión no tuvo éxito, ‎como tampoco lo tendrá la ordenada contra el presidente de Siria. La DGSE trata de utilizar el ‎personal de limpieza del Palacio, varios kurdos a los que cree poder manipular. Pero el complot ‎es descubierto. ‎
El 12 de diciembre, mientras participa en la 4ª conferencia de los «Amigos de Siria», en ‎Marrakech, el ministro francés de Exteriores, Laurent Fabius, muestra su descontento ante la ‎decisión de la Casa Blanca de incluir el Frente al-Nusra (vinculado a al-Qaeda) en la lista de ‎organizaciones terroristas. En la conferencia de prensa final de la reunión, Fabius afirma que ‎‎«todos los árabes están resueltamente en contra» de la posición estadounidense «porque, en ‎el terreno, ellos [al-Qaeda] están haciendo un buen trabajo». «Eso es muy claro, y esa es ‎también la línea del presidente de la Coalición», agrega Fabius, refiriéndose al presidente de la ‎Coalición Nacional Siria, que reúne a la oposición externa [6]. ‎
En menos de 10 años, Francia –el país que había sido aclamado en el Consejo de Seguridad de ‎la ONU cuando Dominique de Villepin pronunció su discurso contra la invasión de Irak– se ‎ha rebajado a la categoría de «Estado renegado» o «Estado canalla», recurriendo al asesinato ‎político –o al menos, en lo que me concierne, a los intentos de asesinato– y apoyando ‎terroristas islamistas contra un Estado laico. Peor aún, Francia ya ni siquiera disimula su regreso ‎a inconfesables ambiciones: el 25 de septiembre, el presidente Hollande solicita en la ONU ‎autorización para «proteger las zonas liberadas», o sea el restablecimiento paulatino del ‎mandato colonial que la Sociedad de las Naciones había concedido a Francia de 1923 a 1944. ‎


Durante el siguiente año, Francia mantiene la ficción de que los elementos que luchan contra el ‎gobierno sirio son militares sirios desertores. Ese es el mito del llamado «Ejército Sirio Libre» ‎‎(ESL), cuyos miembros supuestamente luchan por la democracia. Sin embargo, en 5 años de ‎conflicto nunca se ha presentado absolutamente ninguna imagen de alguna manifestación donde ‎se reclame democracia. Lo máximo que podría encontrarse es algún que otro eslogan a favor de ‎la «libertad». Pero no se trata de la Libertad que reclamaban los revolucionarios franceses –‎cuyo ejemplo inspira al Baas sirio– sino de todo lo contrario ya que esos manifestantes lo que ‎reclaman es el derecho de aplicar «libremente» su propia interpretación de la sharia, o sea de ‎la ley islámica. ‎
Varios escándalos incluso contradicen la narrativa occidental sobre lo que sucede en Siria. El 13 ‎de mayo de 2013, uno de los cabecillas de la Brigada al-Faruk (del «Ejército Sirio Libre») divulga ‎un video donde se le ve comer las entrañas de un soldado del Ejército Árabe Sirio mientras ‎declara: «Juramos ante Dios que devoraremos los corazones e hígados de ustedes, soldados ‎de Bachar. ¡Oh, héroes de Baba Amro, masacrad a los alauitas y sacadles el corazón para ‎comerlo!». La imagen del «Ejército Sirio Libre» queda también muy malparada cuando ‎sus miembros perpetran la matanza de cristianos de al-Duvair.‎
El 11 de enero de 2013 surge una nueva contradicción en la política exterior francesa, ya no entre ‎la retórica y la práctica sino en el seno mismo de sus alianzas. Según dice el proverbio, «el ‎apetito viene cuando empezamos a comer» y Francois Hollande decide iniciar una intervención ‎militar en Mali. No es este otro episodio de la primavera árabe sino de una consecuencia directa ‎de la destrucción de la Yamahiriya Árabe Libia, consecuencia que Mohamed Siala, ministro de la ‎Cooperación de Muammar el-Kadhafi y administrador del fondo soberano libio, había anunciado ‎con gran antelación [7].‎

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Los tuaregs son un pueblo nómada que vive en el Sahara Central y en los bordes del Sahel, ‎enorme territorio que comparten Libia y Argelia, así como Mali y Níger. El pueblo tuareg obtuvo ‎la protección de Libia y de Argelia, mientras que Mali y Níger lo abandonaban a su suerte. Es por ‎eso que, desde los años 1960, los tuaregs han venido impugnando la soberanía de Mali y Níger ‎sobre el territorio que ellos habitan. Muy lógicamente, los grupos armados por Francia ‎finalmente decidieron hacer valer sus reclamos en Mali. El Movimiento Nacional para la ‎Liberación de Azawad (MNLA) toma entonces el poder en casi todo el norte de Mali, donde viven ‎los tuaregs. Pero Ansar Dine, un grupúsculo de tuaregs islamistas entrenado por Arabia Saudita y ‎vinculado al AQMI (al-Qaeda en el Magreb Islámico) aprovecha la situación para imponer ‎la sharia en varias localidades. ‎

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El presidente francés Francois Hollande y su ministro de Exteriores Laurent ‎Fabius viajan a Bamako para entronizar a Dioncounda Traoré, convertido en presidente ‎de Mali sin elecciones.
El 21 de marzo, se produce en Mali un extraño golpe de Estado [8]. Un misterioso «Comité Nacional para la Rectificación de la Democracia y ‎la Restauración del Estado» (CNRDRE) derroca al presidente Amadou Toumani Touré y declara ‎querer restaurar la autoridad maliense en el norte del país. La asonada en realidad crea la ‎mayor confusión ya que los golpistas son incapaces de explicar de qué manera su golpe ‎de Estado puede mejorar la situación. El derrocamiento del presidente resulta tanto ‎más extraño cuanto que faltaban sólo 5 semanas para la elección presidencial y que ‎el presidente depuesto ni siquiera aspiraba a la reelección. El CNRDRE, que se compone de ‎oficiales formados en Estados Unidos, impide la elección presidencial y pone en el ‎poder a uno de los candidatos, el francófilo Dioncounda Traoré. Esta pirueta recibe el aval de la ‎Comunidad Económica de Estados de África Occidental (CEDEAO), cuyo presidente de turno ‎no es otro que Alassane Ouattara, a quien las tropas francesas habían puesto en el poder ‎el año anterior en Costa de Marfil. ‎
El golpe de Estado acentúa la división étnica en Mali. Las unidades de élite del ejército –‎entrenadas en Estados Unidos– cuyos comandantes son tuaregs se unen a la rebelión con todo ‎su armamento y medios de combate. ‎


Con el apoyo de otros grupos islamistas, Ansar Dine ataca la ciudad de Konna, saliendo así del ‎territorio tuareg para extender la ley islámica en el sur de Mali. El presidente impuesto por ‎los golpistas de marzo, Dioncounda Traoré, proclama el estado de emergencia y pide ayuda ‎a Francia. En cuestión de horas, París interviene militarmente en Mali para impedir la caída ‎de Bamako, la capital del país. El presidente Hollande ya había preposicionado en Mali ‎elementos del 1er Regimiento Paracaidista de Infantería de Marina (conocida en Francia como ‎‎«La Colonial») y del 13er Regimiento de Dragones Paracaidistas, varios helicópteros del Mando ‎de Operaciones Especiales (COS, siglas en francés), 3 aviones de guerra Mirage 2000D, ‎‎2 Mirage F-1, 3 aviones de transporte C135 y 2 aviones más de transporte militar –un C130 ‎Hercule y un C160 Transall.‎
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La prensa francesa asume sin complejos el carácter colonial de la ‎‎“Operación Serval” iniciada en Mali. El 29 de enero de 2013, el diario “Le Monde” anuncia ‎en primera plana: “El ejército francés toma Tombuctú”.‎
Es una operación militar bien ejecutada, pero que designa como enemigo a al-Qaeda, cuando ‎en realidad apunta contra los independentistas tuaregs. Pero se trata del mismo al-Qaeda que, ‎según Fabius, «está haciendo un buen trabajo» en Siria y que constituye el «Ejército Libre ‎Sirio»… respaldado por Francia. Presa del pánico, la presidencia de Francia ordena al ejército ‎francés que interrumpa su avance en Mali para que los consejeros militares qataríes de ‎los yihadistas puedan replegarse. Qatar rompe sus relaciones privilegiadas con Francia mientras ‎que, en el escenario sirio, el «Ejército Libre Sirio» organiza manifestaciones donde se corea: ‎‎«Los franceses son cochinos. Nuestra nación [islámica] saldrá victoriosa». ‎
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Francois Hollande trata de reparar su estúpido error reconciliándose con su benefactor, el emir ‎qatarí al-Thani. Viaja apresuradamente a Doha, donde la acogida es glacial. Sin embargo, ‎como la naturaleza no aprecia el vacío, Arabia Saudita y Turquía se apresuran a tomar el lugar ‎de Qatar.‎
‎(Continuará)‎

‎«¡OTAN Go Home!»‎, por Thierry Meyssan


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‎«¡OTAN Go Home!»‎, por Thierry Meyssan



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El 12 de febrero de 2020, el general estadounidense Tod D. Wolters, Comandante Supremo de ‎las fuerzas de Estados Unidos en Europa y Comandante Supremo de la OTAN, llega al Consejo del Atlántico Norte.‎
El presidente Donald Trump dedicará el último año de su actual mandato a traer los boys ‎de regreso a casa. Todas las tropas estadounidenses desplegadas en el Gran Medio Oriente (o ‎Medio Oriente ampliado) y en África se retirarían por orden del presidente. Pero esa retirada de ‎los militares estadounidenses no significa el fin de la influencia de Estados Unidos en esas ‎regiones del mundo. ‎

La estrategia del Pentágono


Desde el año 2001, Estados Unidos adoptó en secreto la estrategia que habían enunciado ‎Donald Rumsfeld y el almirante Arthur Cebrowski –estrategia que fue incluso una de las razones ‎de los hechos del 11 de septiembre. Sólo 2 días después de los atentados del 11 de septiembre, ‎el coronel Ralf Peters mencionaba esa estrategia en la publicación de las fuerzas terrestres de ‎Estados Unidos [1] y 5 años después fue ‎confirmada con la publicación del mapa, trazado por el estado mayor ‎estadounidense, que mostraba los contornos del nuevo Medio Oriente [2]. ‎
Thomas Barnett, asistente del almirante Cebrowski, se ocupó de describir detalladamente esa ‎estrategia en un libro titulado The Pentagon’s New Map (“El nuevo mapa del Pentágono”) [3].‎
Inicialmente, había que adaptar las misiones de los ejércitos estadounidenses a una nueva forma ‎de capitalismo donde la finanza prevalece ante la economía. Habrá que dividir el mundo en ‎dos sectores separados. De un lado estarían los Estados estables integrados a la globalización, ‎incluyendo Rusia y China; del otro lado quedaría una amplia zona destinada sólo a la explotación ‎de sus materias primas. Por eso lo más conveniente es debilitar al máximo las estructuras de ‎los Estados en los países que quedan dentro de esa “reserva de recursos” –lo ideal sería destruir completamente ‎los Estados de esos países– para impedir que sus poblaciones puedan organizarse y alcanzar algún ‎tipo de desarrollo. Ese «caos constructor», según la fórmula utilizada por Condoleeza Rice ‎cuando era miembro de la administración Bush, no debe confundirse con el concepto rabínico ‎homónimo… aunque los partidarios de la teopolítica han hecho todo lo posible para alimentar esa ‎confusión. No se trata de destruir un orden “malo” para construir uno mejor sino de destruir ‎toda forma de organización humana para hacer imposible cualquier forma de resistencia de los ‎pobladores y permitir que las transnacionales puedan explotar los territorios de esa segunda zona ‎sin encontrar ningún tipo de obstáculo de orden político. Por consiguiente, se trata de un ‎proyecto colonial en el sentido anglosajón del término, que no debe confundirse con el tipo de ‎colonización que implica el envío de colonos y su implantación en las tierras colonizadas. ‎

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Según este mapa, extraído de un Powerpoint presentado en 2003 por ‎Thomas P. M. Barnett en una conferencia impartida en el Pentágono, habría que destruir ‎todas las estructuras de los Estados en los países situados en el área rosa‎.
Al iniciar la aplicación de esta estrategia, el presidente estadounidense George Bush hijo habló de ‎‎«guerra sin fin». En efecto, ya no se trata de ganar guerras y de derrotar adversarios sino ‎de manejar los conflictos para hacerlos durar el mayor tiempo posible –Bush habló específicamente de ‎‎«un siglo». ‎
Esa es la estrategia que ha venido aplicándose en el «Gran Medio Oriente», que abarca todo el ‎territorio que va desde Pakistán hasta Marruecos, todo el «teatro de operaciones» del CentCom ‎estadounidense, y el norte del territorio que el Pentágono atribuye al AfriCom. ‎
En el pasado, los soldados estadounidenses garantizaban el acceso de Estados Unidos al ‎petróleo del Golfo Pérsico –siguiendo la «doctrina Carter». Hoy en día están desplegados en ‎una zona 4 veces más amplia y su objetivo es acabar con cualquier forma de orden. Así fueron ‎destruidos los Estados de Afganistán (a partir del 2001), de Irak (a partir de 2003), de Libia ‎‎(a partir de 2011), se trató de destruir el Estado sirio (a partir de 2012), y se destruyó ‎el Estado en Yemen (a partir de 2015), de manera que esos países ya no son capaces de ‎proteger a sus ciudadanos. ‎
En resumen, a pesar del discurso oficial, el verdadero objetivo nunca fue derrocar «regímenes» ‎sino destruir Estados e impedir su resurgimiento. Por ejemplo, la caída de los talibanes –‎hace 19 años– no mejoró la situación de los afganos, que más bien ha seguido empeorando ‎desde entonces. El único contraejemplo podría ser el caso de Siria, país que, conforme a su ‎tradición histórica, ha logrado preservar su Estado a pesar de la guerra y que, aun con su ‎economía prácticamente en la ruina, ha logrado capear el temporal. ‎
De paso, hay que señalar que el Pentágono nunca consideró Israel como un Estado del Medio ‎Oriente sino como un Estado europeo, lo cual quiere decir que Israel no debe verse perjudicado ‎por la estrategia que acabamos de describir. ‎
En 2001, el coronel estadounidense Ralf Peters aseguraba entusiasmado que la limpieza étnica ‎‎«¡funciona!» (sic) pero que las leyes de la guerra prohibían a Estados Unidos poner en práctica ‎ese recurso… al menos directamente. Eso explica la transformación de al-Qaeda y la creación del ‎Emirato Islámico (Daesh), que hicieron lo que el Pentágono quería lograr pero sin poder hacerlo por ‎sí mismo ni públicamente. ‎
Para entender bien la estrategia Rumsfeld/Cebrowski, hay que diferenciarla de la operación de las ‎llamadas «primaveras árabes», concebida por los británicos según el modelo de la ‎‎«Gran Revuelta Árabe». El objetivo de las «primaveras árabes» era poner en el poder a la Hermandad ‎Musulmana, exactamente como Lawrence de Arabia puso en ‎el poder a los wahabitas en 1915. ‎

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El objetivo del estado mayor de Estados Unidos, aunque no asumido ‎públicamente, es acabar con las fronteras en el Medio Oriente, destruir los Estados en los ‎países de esa región –sin importar que sean amigos o enemigos– y recurrir a la “limpieza étnica”. ‎
En Occidente no se ve el Gran Medio Oriente como una región geográfica. Sólo se conocen algunos de sus países, que además son vistos como aislados entre sí. Los occidentales se autoconvencen así ‎de que los trágicos acontecimientos que sufren los pueblos del Medio Oriente ampliado son ‎todos provocados por circunstancias particulares –una guerra civil por aquí, por allá el ‎derrocamiento de un dictador sanguinario. Para cada país del Gran Medio Oriente, los ‎occidentales tienen una historia bien escrita que justifica el drama… pero no tienen ninguna que ‎explique por qué la guerra sigue prolongándose y lo último que quieren es que les pregunten ‎sobre ese por qué. Sólo saben denunciar «la negligencia de los americanos», que ‎supuestamente no saben terminar las guerras, y olvidan que los estadounidenses reconstruyeron ‎Alemania y Japón después de la Segunda Guerra Mundial. También se niegan a ver el hecho que ‎Estados Unidos está aplicando un plan enunciado de antemano, cuya puesta en práctica ya ha ‎costado millones de muertes. Y nunca se sienten responsables de esas masacres. ‎
Hasta los propios responsables estadounidenses se niegan a confesar a sus conciudadanos la ‎estrategia que están aplicando. Por ejemplo, el inspector general estadounidense encargado de ‎investigar sobre la situación en Afganistán redactó un informe donde deplora que el Pentágono ‎haya dejado pasar innumerables ocasiones de hacer posible la paz, cuando en realidad ‎el Pentágono no tiene ningún interés en restablecer la paz. ‎

La intervención rusa


En su intento de destruir los Estados en los países del Gran Medio Oriente, el Pentágono orquestó ‎una absurda guerra civil regional, al estilo de la guerra que ya había provocado entre Irak e Irán ‎de 1980 a 1988. En aquella época, el presidente iraquí Saddam Hussein y el ayatola Khomeini finalmente ‎se dieron cuenta de que sus pueblos estaban matándose entre sí sin ninguna razón y ‎restablecieron la paz, contrariando así los deseos de las potencias occidentales. ‎
Hoy se trata de la supuesta oposición entre sunnitas y chiitas. De un lado, Arabia Saudita y sus ‎aliados y, del otro lado, Irán y sus aliados. En el pasado, la Arabia Saudita wahabita y el Irán del ‎ayatola Khomeini lucharon juntos, bajo las órdenes de la OTAN, en la guerra de Bosnia-‎Herzegovina (1992-1995)… pero eso no importa, como tampoco importa que muchas de las ‎fuerzas que componen el «Eje de la Resistencia» no sean chiitas –el 100% de los palestinos de ‎la organización Yihad Islámica son sunnitas, y también son sunnitas el 70% de los libaneses, el 90% ‎de los sirios, un 35% de los iraquíes y un 5% de los iranies. ‎
Nadie sabe a ciencia cierta por qué luchan entre sí los sunnitas y los chiitas, y el mundo occidental ‎‎–encabezado por Estados Unidos– los incita a seguir matándose.‎

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Al menos la tercera parte de los pueblos reunidos en el “Eje de ‎la Resistencia”, supuestamente chiita, no pertenece a esa rama del islam.
En todo caso, en 2014, siempre en función de sus objetivos, el Pentágono se disponía a forzar el ‎reconocimiento de dos nuevos Estados: el «Kurdistán libre» –una fusión de la franja de suelo ‎sirio que la prensa occidental se empeña a denominar «Rojava» con la gobernación kurda ‎de Irak, territorio al que se agregaría posteriormente una parte de Irán y todo el este ‎de Turquía– y el «Sunnistán» –que debía abarcar la parte sunnita de Irak y el este de Siria. ‎Al destruir así 4 Estados, el Pentágono pensaba abrir el camino a una reacción en cadena capaz ‎de destruir toda la región. ‎
Rusia inició entonces su intervención militar, imponiendo el respeto de las fronteras de la Segunda ‎Guerra Mundial. Por supuesto, el trazado de esas fronteras –resultado de los acuerdos Sykes-‎Picot-Sazonov, adoptados en 1915– es arbitrario y a veces resulta difícil de soportar, pero ‎modificarlo a través del derramamiento de sangre resulta aún peor. ‎
La propaganda del Pentágono siempre ha fingido ignorar lo que realmente está en juego. ‎A veces porque el propio Pentágono no asume públicamente la estrategia Rumsfeld/Cebrowski y ‎también que se empeña en interpretar el regreso de Crimea a la Federación Rusa como una ‎anexión. ‎

El “cambio de pelaje” de los partidarios de la estrategia Rumsfeld/Cebrowski


Al cabo de 2 años de lucha encarnizada contra el presidente Trump, la alta oficialidad ‎del Pentágono, casi toda formada personalmente por el almirante Cebrowski, aceptaró ‎someterse al presidente… pero bajo ciertas condiciones. Los generales aceptaron
- no crear el Estado terrorista, que iba a ser el «Sunnistán» o Califato;
- no modificar las fronteras por la fuerza;‎
- no mantener tropas estadounidenses en los campos de batalla del Gran Medio Oriente y de ‎África.
Y ordenaron a su fiel fiscal “independiente” Robert Mueller –a quien ya habían utilizado contra ‎Panamá (en 1987-1989), contra Libia (en 1988-1992) y en el momento de los atentados del 11 de ‎septiembre (en 2001)– que enterrara su investigación sobre el «Rusiagate». ‎
A partir de ahí, todo se ha desarrollado de común acuerdo‎ entre el Pentágono y el presidente Trump. ‎
El 27 de octubre de 2019, Trump ordenó la ejecución del califa Abu Bakr al-Baghdadi, principal ‎figura del bando sunnita. Dos meses después, el 3 de enero de 2020, Trump ordenó también la ‎ejecución del general iraní Qassem Suleimani, principal figura (chiita) del «Eje de la Resistencia». ‎
Habiendo demostrado así que Estados Unidos sigue siendo dueño de la situación, con la ‎eliminación de las personalidades más simbólicas de ambos bandos, el secretario de Estado ‎Mike Pompeo reveló el dispositivo final, el 19 de enero, en El Cairo. Estados Unidos prevé seguir ‎adelante con la estrategia Rumsfeld/Cebrowski, pero no con sus propios ejércitos sino utilizando ‎los ejércitos de los países miembros de la OTAN, y también ‎los de Israel y los de los países árabes. ‎
El 1º de febrero, Turquía oficializaba su ruptura con Rusia asesinando 4 oficiales rusos del FSB ‎en Siria. Inmediatamente después, el presidente turco Recep Tayyip Erdogan viajó a Ucrania, ‎donde coreó la divisa de los legionarios ucranianos que luchaban contra la URSS junto al ‎III Reich –divisa hoy convertida en lema de la Guardia Nacional ucraniana– y recibió públicamente a Mustafá ‎Yemilev, también conocido como «Mustafá Kirimoglu», el jefe de la brigada islamista ‎internacional conformada por los tártaros antirrusos. ‎

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Reunido en Bruselas, el 13 de febrero ‎de 2020, el Consejo del Atlántico Norte aprueba el despliegue de instructores de la OTAN en el Gran Medio Oriente. ‎
El 12 y el 13 de febrero, los ministros de Defensa de los países miembros de la OTAN, reunidos ‎en Bruselas, tomaron nota de la retirada definitiva de las fuerzas estadounidenses y de la próxima ‎disolución de la coalición internacional contra el Emirato Islámico (Daesh). Durante su encuentro, ‎y aunque subrayaron que no desplegaban tropas combatientes, los ministros de Defensa de ‎la OTAN aceptaron enviar sus soldados a “formar” los soldados de los ejércitos árabes, lo cual quiere decir que en realidad van a supervisar los combates en el terreno.‎
Los “instructores” o “asesores” de la OTAN serán enviados prioritariamente a Túnez, Egipto, ‎Jordania e Irak. De esa manera:
- Libia quedará atrapada en una tenaza, por el oeste y por el este. Los dos gobiernos libios rivales ‎‎–el de Fayez al-Sarraj, respaldado por Turquía y Qatar y ya con el refuerzo de 5 000 yihadistas ‎enviados desde Siria a través de Túnez, y el gobierno del mariscal Khalifa Aftar, respaldado a su vez ‎por Egipto y por Emiratos Árabes Unidos– podrán seguir matándose entre sí eternamente. Mientras tanto, ‎Alemania, feliz de haber recuperado el espacio internacional que había perdido desde el fin de la ‎Segunda Guerra Mundial, disertará indefinidamente sobre la paz para que no se oigan los ‎estertores de las víctimas agonizantes.
- Siria quedará rodeada por todos lados. Israel ya es miembro de facto de ‎la OTAN y bombardea a quien quiere y cuando quiere. Jordania ya es el «mejor socio mundial» ‎de la OTAN, tanto que el rey Abdala viajó a Bruselas para mantener –el 14 de enero– una larga ‎reunión con el secretario general de la alianza atlántica, Jens Stoltenberg, y participar en una ‎sesión del Consejo Atlántico. Tanto Israel como Jordania ya tienen cada uno una oficina ‎permanente en la sede de la OTAN. Irak también recibirá “instructores” de la OTAN, a pesar de ‎que el parlamento iraquí acaba de exigir por la retirada de las tropas extranjeras. Turquía ‎es miembro de la OTAN y controla el norte del Líbano a través del grupo Jamaa islamiya. ‎Entre todos, estos países podrán imponer la aplicación de la ley estadounidense denominada ‎‎«Caesar», que prohíbe a todas las empresas del mundo contribuir a la reconstrucción de Siria. ‎
De esta manera, podrá continuar el saqueo del Gran Medio Oriente, iniciado en 2001. ‎Los pueblos martirizados de esta región, que han cometido el error de caer en la división, ‎seguirán sufriendo y muriendo en masa. Estados Unidos podrá mantener sus soldados en casa, ‎bien protegidos, mientras que los europeos tendrán que asumir los crímenes cometidos por los ‎generales yanquis. ‎
Según el presidente Trump, la OTAN podría incluso cambiar su denominación y pasar a llamarse algo así ‎como NATO-ME u OTAN-MO (OTAN-Medio Oriente). Su función antirrusa pasaría entonces a un ‎segundo plano para dar la prioridad a la estrategia estadounidense de destrucción de los Estados ‎en los países de la zona no globalizada. ‎
Pero queda una interrogante. ¿Cómo reaccionarán Rusia y China ante esta redistribución del ‎juego? ‎
Para garantizar la continuación de su desarrollo, China necesita mantener su acceso a las ‎materias primas del Medio Oriente, así que tendría que oponerse a esta maniobra de control ‎occidental sobre la región, aunque aún está incompleta la preparación las fuerzas armadas chinas.‎
Por el contrario, Rusia y su inmenso territorio son autosuficientes. Moscú no tiene ninguna razón ‎material que lo obligue a luchar. Los rusos pudieran incluso sentir alivio ante la nueva orientación ‎de la OTAN. Sin embargo, es probable que, por motivos de orden espiritual, los rusos sigan apoyando ‎a Siria y que también respalden a otros pueblos del Medio Oriente ampliado. ‎