Se han confirmado los pronósticos:
Emmanuel Macron ha ganado la segunda vuelta de las elecciones francesas y será el próximo
presidente de Francia.
Su victoria rompe los moldes presidenciales de la V República Francesa
instaurada por De Gaulle en 1959. Con 39 años, Macron es el presidente
más joven del actual régimen con mucha diferencia, batiendo a Giscard
d'Estaing (quien llegó al Elíseo con 48). También es el primero desde el
propio De Gaulle en llegar al poder desde una plataforma política
creada con el único propósito de lanzarle a la presidencia:
En Marche!
En
plena batalla entre el liberalismo europeísta y el populismo
nacionalista, la victoria de Macron trasciende las fronteras de Francia y
tiene una relevancia global. Tras las victorias del Brexit y Donald
Trump en 2016, las derrotas populistas en Holanda y Francia (y con toda
probabilidad, en otoño en Alemania) están equilibrando la balanza en
2017.
¿Cómo ha llegado Macron hasta aquí, y cuáles son sus principales propuestas para los próximos cinco años?
La carrera de Macron desde la facultad de políticas hasta el ministerio de economía
Emmanuel
Macron mostró su vocación política desde joven. Tras estudiar filosofía
en París, realizó un máster en la escuela superior
Sciences Po, una de las universidades de referencia mundial en
ciencias políticas. De ahí salto a la prestigiosa
École Nationale d'Administration
(ENA), la cantera de los altos funcionarios franceses donde estudiaron
otros tres expresidentes (Giscard, Chirac y Hollande). Como graduado de
la ENA, Macron pasó directamente a un alto puesto de la
administración francesa,
recalando en la Inspección General de Finanzas, un cuerpo de
supervisión y auditoría con competencias sobre todos los ministerios.
Como banquero, coordinó una adquisición valorada en 9000 millones que le reportó un bonus millonario
En su etapa como inspector participó en la "
comisión para la liberación del crecimiento francés", uno de los proyectos económicos estrella de
Nicolas Sarkozy, liderado por el prestigioso economista
Jacques Attali. Gracias a la recomendación del propio Attali, en 2008 Macron comenzó a trabajar como
banquero de inversión
en Rothschild, tras solicitar una excedencia de su puesto público. Su
mayor éxito como banquero llegó en 2012, cuando coordinó la adquisición
de una filial de la farmacéutica Pfizer por parte de Nestlé, una
transacción valorada en 9.000 millones de euros que le reportó un
bonus millonario.
Macron comenzó su carrera política como becario en el
Movimiento de los Ciudadanos,
una organización de izquierdas liderada por Jean-Pierre Chevènement.
Tras conocer personalmente a François Hollande, en 2006 comienza a
militar en el
Partido Socialista Francés. Dejó de pagar
sus cuotas en 2009, aunque permaneció muy próximo al partido y apoyó a
Hollande en su carrera hacia la nominación presidencial socialista
frente al gran favorito (luego caído en desgracia) Dominique
Strauss-Kahn. Con la victoria de Hollande, y tras haber triunfado en
banca, dio el salto a la primera línea de la política francesa.
Asesor de Hollande y ministro de economía
Tras su llegada a la presidencia, François Hollande fichó a Macron como uno de los secretarios generales adjuntos del
Elíseo. Macron fue el cerebro detrás de propuestas como la de aumentar la
jornada laboral de 35 a 37 horas (rechazada por Hollande) o los
créditos fiscales para
fomentar la inversión
y la contratación en la empresa privada (esta sí se llevó a cabo y
sigue vigente). En junio de 2014 fue relevado de su puesto, oficialmente
para "dedicarse a proyectos personales".
Su medida estrella fue la 'Ley Macron', un paquete de medidas liberalizadoras aprobado por decreto
Manuel Valls,
primer ministro socialista de corte moderado, tardó muy poco en
repescarlo. En agosto de 2014, Emmanuel Macron se convertía en el
ministro de economía más joven de Francia desde el propio Giscard. Su
proyecto estrella fue la "
Ley del crecimiento, actividad e igualdad de oportunidades económicas", también conocida como
Ley Macron. Se trata de un importante paquete de
medidas liberalizadoras
en temas como las horas extra, el trabajo en festivos, las profesiones
reguladas o determinados impuestos. En una medida excepcional en
Francia, la ley (muy protestada por sectores profesionales perjudicados)
fue aprobada por decreto, sin pasar por la Asamblea Nacional.
Según la OCDE, la Ley Macron podría suponer un
aumento anual del 0,4% del PIB francés a lo largo de una década.
Animado
por su éxito, Macron presentó un segundo proyecto de ley para seguir
reformando la economía francesa, pero en este caso contó con la
oposición de Valls y no salió adelante. Es en este punto cuando Macron
comienza a mostrar ambición por lanzar su
carrera política en solitario, al margen del Partido Socialista. En marzo de 2016 funda el movimiento político
En Marche!,
aún en el cargo de ministro de economía. Tras varios desencuentros con
Valls y Hollande, dejó el gabinete en agosto de 2016 para dedicarse a
preparar la candidatura presidencial. A pesar de que se especulaba con
que Macron podría ser el candidato socialista, finalmente decidió usar
En Marche! como plataforma para presentarse al Elíseo, evitando las
primarias socialistas.
La derrota de Manuel Valls frente al radical
Benoît Hamon
en las primarias fue el primer golpe de suerte para la candidatura de
Macron, que pasaba a ser la opción preferida de la mayoría de votantes
socialdemócratas. Los escándalos de corrupción del gran favorito, el
conservador
François Fillon, y su renuncia a dimitir,
hicieron que Macron comenzase a recibir importantes apoyos del centro
derecha francés. Con el paso de las semanas se consolidó como el
candidato más transversal y con más opciones para ganar a
Marine Le Pen en la segunda vuelta. Estas expectativas se confirmaron cuando Macron logró la hazaña de
ganar la primera vuelta, al frente de un movimiento político con apenas un año de vida.
El programa económico de Macron: un nuevo modelo de crecimiento para Francia
Como presidente, se espera que la
política económica
de Macron siga la línea marcada en su etapa como ministro:
liberalización de la economía apoyada por medidas para fomentar la
igualdad de oportunidades. Según el
programa
de la candidatura, la economía francesa está estancada y necesita un
nuevo modelo de crecimiento apoyado por la innovación y la asignación de
los recursos del país a los sectores más productivos.
Para poner en marcha este nuevo modelo productivo, Macron promete un
plan de inversiones
de 50.000 millones de euros en 5 años. Según la propuesta, los
capítulos de "formación y competencias" y "transición ecológica y
energética" se llevan 15.000 millones cada uno. El plan iría en paralelo
a una importante reforma fiscal que propone reducir el impuesto de
sociedades del 33% al 25%, la reducción de cotizaciones sociales para
los empleados con los salarios más bajos o la eliminación del impuesto
de la vivienda en la mayoría de los casos. A cambio, subirían ciertos
impuestos ecológicos y se reducirían las deducciones fiscales.
El plan económico del nuevo presidente anticipa también la reducción de 60.000 millones de
gasto público
en los próximos cinco años, aunque esta cifra depende de la (optimista)
previsión de que el paro caiga al 7% y de medidas poco concretas en
materia de "modernización" de la administración. Una propuesta novedosa
de Macron en este campo es que cada ministro sea responsable de los
objetivos económicos de su área y quienes no los cumplan sean
remplazados.
En cualquier caso, la capacidad de Macron para llevar a cabo todas estas medidas depende del resultado de las
elecciones legislativas del próximo mes de junio. El movimiento
En Marche!
es nuevo y no tiene suficiente implantación en muchas regiones del
país, con lo cual lo tendrá difícil para lograr una mayoría sólida. Es
bastante probable que los partidos tradicionales (los socialistas de
Hamon y los republicanos de Fillon) recuperen parte del terreno perdido,
e incluso no se puede descartar que el resultado final sea una
coalición contraria a Macron. Cabe recordar que la
cohabitación entre presidentes y primeros ministros enfrentados no es nueva en Francia. Sin ir más lejos, la
jornada laboral de 35 horas la impuso el primer ministro socialista Lionel Jospin frente al presidente conservador Chirac.
Emmanuel
Macron llega dando un empujón a las políticas liberales y la unidad
europea, pero está por ver hasta qué punto es capaz de cumplir sus
ambiciosas propuestas. Las elecciones parlamentarias de junio serán la primera prueba de fuego.