Para cambiar bolívares por dólares en Colombia primero hay que comprar pesos.
Como producto del riguroso
control de cambios y los complejos procedimientos burocráticos que
imperan desde hace una década, en Venezuela cambiar bolívares fuertes
(su nombre oficial) por dólares puede llegar a ser una tarea
tremendamente complicada.
Pero, en la vecina Colombia, basta con acudir a una casa de cambio para hacer la transacción.
Y es que, a pesar de sus problemas,
las relaciones entre los dos países todavía hacen viable la compra y
venta, en suelo colombiano, de una moneda que nadie más parece dispuesto
a aceptar fuera de las fronteras venezolanas.
"Hasta donde yo sé, las casas de cambio de
Colombia son las únicas del mundo que compran y venden bolívares fuertes
(fuera de Venezuela)", le dice a BBC Mundo Hernán Moreno, un cambista
de la fronteriza ciudad de Cúcuta.
Y las transacciones no se limitan a la frontera
entre los dos países, pues la moneda es aceptada incluso en las casas de
cambio Bogotá, a casi 600 kilómetros de distancia.
"Aquí vienen a cambiar sobre todo los turistas,
porque estamos muy cerca del Museo del Oro", cuenta William Castillo, de
la casa de cambio bogotana Center Exchange.
"Hasta donde yo sé, las casas de cambio de Colombia son las únicas del mundo que compran y venden bolívares (fuera de Venezuela)"
"Pero por lo general intentamos no comprar muchos bolívares (fuertes), porqué es una moneda que da muchos problemas", explica.
Más oferta que demanda
El de Venezuela es el tipo de cambio más complejo del mundo.
La razón del desbalance es el estricto sistema
de control de cambios que opera en Venezuela, donde la demanda de
dólares también supera, y por mucho, a la oferta.
El proceso para adquirir dólares de manera legal
al otro lado de la frontera es largo y complejo, y aquellos que pueden
conseguir los denominados "dólares CADIVI" – las siglas de la Comisión
de Administración de Divisas – o adquirirlos en las subastas del Sistema
Complementario de Administración de Divisas (SICAD), también están
sujetos a los límites de compra impuestos por el gobierno venezolano.
Según el corresponsal de BBC Mundo en Caracas,
Abraham Zamorano, "eso lleva a muchos a pagar en el mercado negro hasta
cinco veces el valor de la divisa".
¿Por qué se llama bolívar fuerte?
Desde 1879 la moneda venezolana ha
sido el bolívar, en referencia a Simón Bolívar, "El Libertador", quien
comandó el proceso de independencia de Venezuela (y otros países) de
España hace dos siglos.
Pero desde los años 80, la moneda venezolana fue perdiendo aceleradamente valor frente al dólar estadounidense.
Por ello, en 2007 el expresidente
Hugo Chávez anunció una reconversión monetaria que le quitó tres ceros
al bolívar (con lo cual 1.000 bolívares pasarían a ser 1 bolívar).
Dicho anuncio incluía un nuevo nombre para la moneda venezolana: el bolívar fuerte.
Y, en esas condiciones, las casas de cambio de
Colombia ofrecen una alternativa sencilla, y legal, para conseguir
dólares adicionales, aunque sea a precios similares – o incluso
ligeramente superiores – a los del "mercado paralelo" venezolano.
"Nosotros
intentamos no tener más de 50.000 bolívares en caja. Y si ya está lleno
el cupo, dejamos de comprar hasta que hayamos vendido parte de lo que
tengamos"
Con Venezuela convertida en el segundo generador
de turismo en Colombia, con más de 600.000 visitantes el año pasado, la
demanda potencial no es nada despreciable.
"Aquí llega harto (bolívar fuerte) y no sale
mucho", le dice a BBC Mundo Alex Sanabria, de Güendi E.U., una casa de
cambio que opera en el aeropuerto internacional El Dorado.
Pero, al menos en Bogotá, la falta de interés en los bolívares fuertes le ha puesto claros límites al mercado.
Y es que los venezolanos que adquieren pesos o
dólares en Colombia no tienen ningún incentivo para reconvertirlos a
bolívares antes de emprender el regreso casa.
Por eso, Sanabria no compra más de 20.000
bolívares por persona, lo que equivale a poco más de US$500 o 1.000.000
pesos colombianos (según el cambio de esta semana fijado en su agencia).
Y muchas casas de cambio de Bogotá también
suelen dejar de comprar moneda venezolana cuando sus reservas de la
misma exceden ciertas cantidades.
"Nosotros intentamos no tener más de 50.000
bolívares en caja", le dice a BBC Mundo Marta Prieto, de la casa de
cambio La Universal, ubicada cerca del centro de Bogotá.
"Y si ya está lleno el cupo, dejamos de comprar hasta que hayamos vendido parte de lo que tengamos", explica.
Los compradores
Los bolívares tienen más demanda en las zonas de frontera.
La falta de demanda no es un problema que se
presente en ciudades fronterizas, como Cúcuta, donde el intercambio
comercial con Venezuela es mucho más intenso.
Ahí, los bolívares adquiridos por las casas de
cambio colombianas rápidamente cruzan la frontera de nuevo, en dirección
contraria, de la mano de quienes tienen familia o hacen negocios en
territorio venezolano.
Y es que la moneda, por ejemplo, es necesaria
para poder comprar gasolina barata en Venezuela, o los productos
subsidiados de los mercados estatales conocidos como "Mercal", que luego
son llevados a Colombia en contrabando.
clic
Lea también: Lo que cruza por el río que separa a Colombia y Venezuela
Hernán Moreno, de la casa de cambio El Bolívar
de Oro de Cúcuta, sin embargo, afirma que el intercambio comercial "ya
no es lo que era antes", por lo su volumen de transacciones ha caído en
casi un 80% en los últimos años.
Y, en ciudades como Bogotá, todavía hay menos compradores potenciales de la moneda venezolana.
"Los que compran bolívares son sobre todo los colombianos que van a Venezuela por turismo o negocios", explica Marta Prieto.
Pero como reconoce un empleado en Intercambios
Chapinero – una casa de cambio bogotana que todavía vende bolívares,
pero que hace cuatro meses dejó de comprarlos – los precios que muchos
de ellos pueden conseguir en la propia Venezuela son, por lo general,
mucho más favorables.
Esto reduce la clientela sobre todo a aquellos
que necesitan los soportes de la transacción para efectos legales o los
que no quieren correr riesgos en el mercado negro o incomodarse.
Lo que significa que las aventuras colombianas
de muchos bolívares venezolanos por lo general transcurren en los
cajones de las casas de cambio, donde esperan y esperan que alguien se
anime a comprarlos.