Cada uno que observa el combate desde lejos, se siente un estratega
(Shota Rustaveli, 1172-1216)
Hace apenas cuatro meses, los estrategas del Pentágono y la OTAN ya
estaban seguros de que los yihadistas del Estado Islámico (EI), Al
Nusra, Al Qaeda, Jaysh al-Islam, Ahrar ash-Sham y otros grupos aliados
de la Coalición Frente Sur (FSA) iban a tomar en pocos días la ciudad
estratégica Deraa (Fortaleza) de la gobernación de Deraa ubicada a 100
kilómetros de Damasco cerca de la frontera con Jordania. Pero felizmente
se quedaron con los crespos hechos.
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Sputnik/ Mikhail Voskresensky
La toma de Deraa hubiera significado, según los especialistas
militares norteamericanos y sus colegas de la coalición que diseñaron la
“Operación Tormenta del Sur”, “poner el último clavo en el ataúd de
Bashar al-Assad”. Ellos creían que la capital siria, Damasco, caería en
cualquier momento en manos del Estado Islámico.
La operación resultó un fiasco y los yihadistas del FSA tuvieron que
ser evacuados a Jordania donde está localizado el Centro Militar de
Operaciones (MSO). Según la prensa local, algunos de los combatientes
inclusive se pasaron al Ejército Árabe Sirio (SAA) del gobierno de
Bashar al-Assad y muchos otros se refugiaron en Europa. Si tomamos en
cuenta que la Coalición Frente Sur (FSA) fue publicitada ampliamente por
los medios de comunicación globalizados y por sus instructores del
Departamento de Defensa, la CIA, de la OTAN y de la Mosad como un modelo
de organización, preparación militar y de capacidad combativa, ya
podemos imaginar el revuelo que tuvo lugar en el gobierno de EEUU y en
el de la Unión Europea cuando recibieron las noticias del fracaso.
Recién allí se dieron cuenta de que subestimaron el potencial de la
ayuda militar rusa al Ejército Árabe Sirio (SAA) y en especial la
efectividad de los aviones militares enviados por Moscú a Siria para
combatir al terrorismo islámico, inspirado, promovido, organizado,
financiado, entrenado y armado por EEUU, los países de la OTAN, Arabia
Saudita, Turquía, Qatar, Emiratos Árabes Unidos, Israel y hasta
recibiendo el apoyo de Ucrania. Hace poco el ministro de Relaciones
Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov, confirmó que “la actuación rusa en
Siria realmente ayudó a cambiar la situación en el país y a reducir el
territorio controlado por los terroristas”.
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Sputnik/ Michael Alaeddin
En los últimos cuatro meses el SAA expulsó a los yihadistas de las
ciudades Sheikh Miskin, Idlib, Jisr al Shughour, Ariha, Palmira, Sukhna,
As Suwayda, Quneitra, Rabiaa obligándolos a escapar a Turquía. En un
reciente análisis, el Director del Centro de Estudio sobre Medio Oriente
de la Universidad de Oklahoma, Joshua M. Landis, afirmó que los 200
bombardeos diarios rusos contra la infraestructura y posiciones de los
yihadistas fortalecieron enormemente al ejército sirio debilitado y
cansado después de cinco años de combates permanentes y le dieron un
nuevo impulso para avanzar contra la oposición con mayor efectividad.
Actualmente el SAA controla el 75 por ciento del territorio de Siria.
Los estrategas del Departamento de Defensa recién se dan cuenta de
que subestimaron los planes de Rusia en Siria, creyendo, según el
analista de la revista “Military and Airspace” Douglas Barrie, que los
ataques rusos serían tan inefectivos como los 7.000 bombardeos
norteamericanos contra las posiciones del EI en Iraq y Siria, estaban
seguros que Rusia no tenía bombas de alta precisión como las
estadounidenses. Finalmente resultó que tal armamento existe en Rusia
pero los militares rusos prefirieron deshacerse de las viejas bombas
soviéticas modificándolas y agregando mecanismos de precisión, lo que a
la vez abarata el costo de las armas.
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Sputnik/ Mikhail Voskresenskiy
Otro
especialista norteamericano del Instituto de Medio Oriente, Steven
Simon advirtió en 2015 que “Rusia no podrá cambiar significativamente la
situación en Siria y muy pronto estará atrapada en el pantano sirio”.
Por el momento aquellas predicciones están lejos de la realidad.
Primero, los bombardeos rusos son mucho más efectivos que los
norteamericanos porque los últimos sólo pretendían que estaban lanzando
bombas contra el Estado Islámico y sus afiliados, mientras que los rusos
están realmente bombardeando a los yihadistas. Segundo, lo que están
haciendo realmente EEUU y sus aliados de la OTAN y del Medio Oriente es
ayudar y proteger al Estado Islámico y a la vez crear dificultades para
los rusos y el régimen de Assad. Están encubriendo sus verdaderas
intenciones con una pantomima de supuestos ataques contra el EI.
En realidad, como lo reconoció el mismo presidente Barack Obama en
junio de 2015, “todavía no tenemos una clara estrategia como luchar
contra el Estado Islámico” ni tampoco sabe EEUU qué es lo que hay que
hacer en Siria a excepción de remover al presidente sirio del poder,
destruir el EI y estabilizar a Siria pero no tiene ni la más remota idea
de cómo realizar todo esto. Lo que el mundo ya sabe a estas alturas, es
que Washington necesita actualmente al Estado Islámico para poner fin
al régimen de Assad y recién después, emprender la lucha contra el EI
para balcanizar Siria dividiendo al país en tres partes: una para
alauíes – chiitas, la otra para sunitas y la tercera para los kurdos,
por supuesto todas bajo el control de Washington.
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Foto: Ministry of defence of the Russian Federation
La
presencia de Rusia ha puesto en peligro estos planes de los
globalizadores “iluminados”. Tienen miedo que al paso como han estado
avanzando los rusos junto con Irán en Siria, estos dos países muy pronto
podrían convertirse en las fuerzas dominantes primero, en Siria y
después, en el Medio Oriente. Entonces, al ver que ya se ahogaron sus
planes, para acomodarse y tener la parte del “pastel sirio” Washington
ya anunció la llegada de un contingente de las fuerzas especiales
compuesto por militares de la “Delta Force”, “Seal Teams” y
especialistas de “Intelligence Support Activity Team”. El vicepresidente
de Norteamérica, Joe Biden después de encontrarse con su colega turco
Ahmet Davutoglu, que es un aliado del Estado Islámico, declaró que
“estamos preparados para una solución militar en Siria”.
El secretario de Defensa, Ashton Carter, siguió la onda declarando
que la 101 División Aerotransportada de 16.000 tropas que cuenta con
tres brigadas de infantería, y una brigada de helicópteros “Apache” que
sería enviada a Iraq para tomar la ciudad de Mosul, ahora en manos del
Estado Islámico y después, la capital del Estado Islámico, Raqqa ubicada
en Siria cerca de Iraq.
Una vez más, los norteamericanos vuelven con lo mismo. Si revisamos
la historia de la Segunda Guerra Mundial cuando los norteamericanos
notaron el avance del ejército de la Unión Soviética decidieron entrar
en la guerra en 1944, está muy claro que están haciendo lo mismo en
Siria apurándose a no llegar tarde a la “repartición del país”, según su
habitual forma de pensar.
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Sputnik/ Dmitry Vinogradov
Precisamente
con este fin están promoviendo la tercera ronda de conversaciones en
Ginebra que está vez si sería con la participación del gobierno de
Bashar al-Assad y la oposición. La primera convocatoria para el pasado
lunes 25 de enero fue trasladada al próximo 29 de enero debido a la
falta de cuórum entre lo grupos de oposición supuestamente “moderados”.
La delegación opositora que viene de Arabia Saudita está compuesta por
17 personas presidida por Assad al Zubi un general desertor y como
negociador jefe ha sido designado Mohamed Alush, responsable del
Ejército del Islam. Precisamente este grupo que lidera Alush es
considerado por Rusia y Siria como un grupo terrorista y al cual quieren
dar voz los norteamericanos.
Tema: Guerra en Siria
Muy convenientemente los Estados Unidos tiene otra percepción de la
realidad y considera que todos los grupos, incluyendo los terroristas
tienen que participar en las conversaciones para definir el futuro del
país. Washington sigue insistiendo que Bashar al-Assad debe dejar el
gobierno en mayo 2017. A la vez, el representante del gobierno sirio en
las conversaciones, Hilal al-Hilal afirmó que “no vamos a ceder ahora
igual como no lo hicimos en los últimos cinco años” y el periódico
oficial Tishrin publicó un editorial aseverando que “las conversaciones
en Ginebra tienen que realizarse con los negociadores genuinos y no con
los representantes de los agentes de Qatar, Arabia Saudita, y Turquía”.
Todo esto indica que habrá muchos desacuerdos y pocos acuerdos durante
la reunión del próximo viernes 29 para poner fin a la guerra que ya tomó
260.000 muertos y más de 500.000 heridos. Cuatro millones de sirios han
huido al extranjero y hay unos ocho millones de desplazados internos.
Actualmente más de 12 millones de sirios y entre ellos 4,5 millones de
niños, necesitan asistencia humanitaria inmediata.
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REUTERS/ Alkis Konstantinidis
Para
los belicosos globalizadores “iluminados” estas víctimas no existen ni
les interesan pues sus metas no toman en cuenta el sufrimiento humano.
Si hubiera sido diferente, hace mucho tiempo que Norteamérica habría
puesto en su sitio al presidente de Turquía Recep Tayyip Erdogan que
está preparándose para una operación militar contra los kurdos en Siria
camuflando su intención como un ataque contra el Estado Islámico. Lo
mismo hubiera sucedido con Arabia Saudita, uno de los países más activos
en la ayuda al EI. Felizmente, Arabia Saudita está autodestruyéndose al
entrar en guerra en Yemen donde está perdiendo el dinero y las
batallas, lo que reflejará muy pronto en la financiación del Estado
Islámico.
Este Frankenstein islámico aunque retrocediendo en Siria sigue siendo
bastante fuerte en Iraq. Además de tener un negocio redondo de petróleo
con Turquía que le aporta mensualmente unos 35 millones de dólares
mensualmente, el EI logra recolectar unos 80 millones de dólares al mes:
50 porciento por las confiscaciones e impuestos en los territorios que
domina, el 43 por ciento por el oro negro y el restante siete por ciento
es producto del narcotráfico, de órganos humanos y asalto a bancos.
Tiene inclusive el Departamento de Recursos Preciosos (DRP) que se
dedica al contrabando de antigüedades robadas de los museos, galerías
que terminan en las colecciones privadas en la Unión Europea y en
Estados Unidos. Se calcula que solamente en el 2014, el DRP obtuvo por
este rubro unos 263 millones de dólares.
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Sputnik/ Michael Alaeddin
Por supuesto, la Interpol, el Europol, la DEA, el FBI no dicen ni pío
de todo este pillaje para no ofender a los que “contribuyen” a los
intereses de la seguridad nacional de Washington y Luxemburgo. Sin
embargo, todo en la vida llega en algún momento a su fin. Europa con la
llegada de millones de inmigrantes de Siria está mostrando cierta
irritación con la oposición siria y la pérdida de fe en su posibilidad
de lograr la victoria. Hace poco el director del Europol, Rob
Wainwright, advirtió que el grupo Estado Islámico ha desarrollado nuevas
capacidades de combate para llevar a cabo una campaña de ataques
terroristas en Europa.
Estados Unidos, sorprendido por la eficacia rusa en Siria está
perdiendo el hilo del problema en el Medio Oriente mientras que las
fuerzas militares sirias con la ayuda de los rusos están recuperando el
terreno perdido y la iniciativa en la lucha por la integridad de su
país. La situación está cambiando. Si no hace mucho tiempo los
especialistas en el Medio Oriente como Patrick Cockburn consideraban que
en Siria “hay multitud de jugadores que son demasiado fuertes para
perder y demasiado débiles para ganar”, ahora la situación vira a favor
del Ejército Árabe Sirio apoyado por la aviación militar rusa.
Decía el poeta libanés Khalil Gibran que “por muy larga que sea la
tormenta, el sol siempre vuelve a brillar entre las nubes”. El pueblo
sirio merece este sol y por fin respirar en paz.