- La bandera de la Unión de Repúblicas Populares de Nueva Rusia (Novorossia)
La «Novorossia», cuya denominación exacta sería «Unión de Repúblicas Populares de Novorossia» o más bien «Unión de Repúblicas Populares de Nueva Rusia»,
acaba de hacer su entrada entre los Estados constituidos
democráticamente y, aunque no ha recibido el reconocimiento de la
comunidad internacional, existe y funciona. Y la existencia misma de
esta «Unión de Repúblicas Populares de Nueva Rusia» ya constituye de por sí una pequeña revolución. Veamos por qué.
Cada uno de los términos y símbolos con los que se identifica esta
Nueva Rusia han sido cuidadosamente seleccionados y revisten un profundo
significado.
La nueva Rusia, o Novorossia, se define como rusa por su cultura e
idioma. Pero no reclama integrarse a la Federación Rusa. La Federación
Rusa es un Estado federal multiétnico que se extiende desde el
Mar Báltico hasta el Océano Pacífico y al que pertenecen un gran número
de repúblicas autónomas y pueblos que no son de cultura rusa.
¿Cómo se define la pertenencia nacional?
Las fronteras de los Estados son fruto de la Historia y de sus
conflictos y no siempre tienen en cuenta las fronteras culturales y
lingüísticas. Los Estados modernos se definen por elementos que no son
necesariamente la etnia y la cultura. Si bien la etnia es imprecisa y
solamente puede describir pueblos aislados como grupos tribales, la
cultura define esencialmente una comunidad por su lengua y sus
referencias históricas. Por su parte, el Estado moderno se define por un
territorio limitado por fronteras reconocidas mutua e
internacionalmente. El primer tratado de reconocimiento mutuo de
fronteras fue la célebre Paz de Westfalia, firmada en 1648 como
resultado de la terrible guerra de 30 años que devastó Europa. Cada
Estado internacionalmente reconocidos aplica en su territorio una serie
de leyes y un derecho específico. La definición del Estado moderno está
vinculada a la definición de nación. Hoy hablamos de Estado-Nación, lo
cual indica que la pertenencia a una nación se define únicamente
a través de la legalidad.
La pertenencia a un espacio cultural y lingüístico y la pertenencia a
un Estado Nación están hoy perfectamente delimitadas. Numerosos Estados
integran poblaciones con diferentes lenguas y culturas. En Europa, se
hallan en ese caso países como Suiza, Bélgica, España, el Reino Unido y
Finlandia. En África y en el Oriente, los colonizadores modelaron
Estados sin tener en cuenta las diferencias históricas y culturales
entre las poblaciones pero estas aceptaron las fronteras legalizadas,
y todos se atienen a ellas, creando así nuevas naciones calcadas sobre
nuevos Estados.
Poblaciones que se caracterizan por una misma cultura y una misma
lengua también pueden conformar Estados diferentes, como la República
Francesa y la provincia de Quebec, perteneciente esta última al Estado
federal canadiense. Los pueblos anglófonos de origen europeo
emparentados con el antiguo imperio británico hoy forman varios Estados
diferentes, como Estados Unidos, Australia y Nueva Zelanda. Lo mismo
sucede en el mundo hispánico con Latinoamérica. Y Alemania estuvo
dividida durante años en dos Estados diferentes.
Pero la existencia de Estados mutuamente reconocidos por la comunidad
internacional no significa que los pueblos lleguen a reconocerse
nacionalmente en Estados que los ignoran en el plano cultural y
lingüístico. Por ejemplo, numerosos pueblos colonizados por otros
Estados han luchado duramente para tener la posibilidad de formar un
Estado autónomo, como Argelia, que luchó por separarse de Francia.
Durante la postguerra, la Carta de la ONU definió el derecho a la
autodeterminación de los pueblos que quieren convertirse en Estados
independientes, generalmente a través de un referéndum. Ese derecho de
los pueblos a disponer de sí mismos, proclamado y defendido por Charles
De Gaulle, es un importante aspecto del derecho internacional. Ello
implica que ningún Estado-Nación reconocido por la comunidad
internacional tiene una composición definitiva sino que está
constantemente sometido a la voluntad de quienes forman parte de él.
Volviendo a la Nueva Rusia, estamos efectivamente ante un nuevo
Estado ruso. A pesar de ser culturalmente ruso, se define legalmente
como un Estado que no es la Federación Rusa. Por ejemplo, si la
provincia canadiense de Quebec lograse la independencia formando un
nuevo Estado francés, hablaríamos entonces de «
Nueva Francia».
¿Qué significa «República Popular»?
La Nueva Rusia, o Novorossia, es un Estado federal conformado por
Repúblicas Populares. Por el momento, y temporalmente, no cuenta más que
dos Repúblicas: la República Popular de Donetsk y la República Popular
de Lugansk, cuyos límites siguen siendo los de los antiguos
oblast ucranianos así denominados. La Nueva Rusia tendrá por vocación reunir en el marco de una autodeterminación los demás
oblast
de la ex Ucrania que decidan democráticamente –mediante referéndum–
constituirse en Repúblicas Populares e incorporarse a la Unión de
Repúblicas de la Nueva Rusia.
Recordemos que la ex Ucrania fue desde siempre una provincia rusa. Es incluso el lugar donde se fundó Rusia –la
Rus.
Esa ex Ucrania fue arbitrariamente delimitada por la URSS, sin que
mediase nunca algún tipo de consulta con toda la diversidad de
poblaciones que vivían en esa región. Hoy en día, ya que estamos en
tiempos de democracia, el hecho de organizar algún tipo de consulta para
que los diferentes pueblos que componen ese Estado artificial y
reciente expresen su deseo resulta perfectamente adecuado y conforme al
derecho internacional.
Los fundadores de las Repúblicas Populares de Donetsk y Lugansk insisten en el término «
popular».
Esa definición corresponde a la utilizada históricamente por Estados
que formaron parte de la esfera soviética después de la Segunda Guerra
Mundial, Estados que se definían como constructores del socialismo. El
socialismo, según su definición marxista-leninista, se rige por la
propiedad social de los medios de producción y de intercambio. También
según la misma definición marxista-leninista, el socialismo y el
comunismo son sistemas completamente diferentes ya que en el comunismo,
descrito en el
Manifiesto Comunista de Marx y Engels en 1848, ya
no existe la propiedad y, por lo tanto, no existe la propiedad social,
no existe el Estado, no existen masas asalariadas. El uso del término «
comunista»
para describir aquellos Estados proviene de la propaganda
estadounidense. De hecho, hasta el día de hoy ningún Estado se ha
proclamado comunista.
En la conferencia de prensa que ofreció vía
Skype el sábado 6 de septiembre, Pavel Gubarev –uno de los iniciadores de la República Popular de Donetsk y ex gobernador «
popular»,
dejó en claro que ha terminado el reino de los oligarcas en Novorossia y
que esta cumpliría así uno de los principales reclamos de Maidan.
¿Quiénes son los llamados oligarcas que se ceban en Ucrania, Rusia y
en otros de los países que abandonaron la vía del socialismo? Son en su
mayoría ex «
apparatchiks» surgidos de la
nomenklatura de
los Estados anteriores, pero también hay entre ellos criminales mafiosos
que adquirieron las industrias estatales por la fuerza e ilegalmente
haciéndose así inmensamente ricos. Rusia ha frenado un poco ese fenómeno
y los oligarcas que habían puesto en peligro el Estado ruso en tiempos
de Boris Yeltsin han sido puestos bajo control por Vladimir Putin,
encarcelando a algunos y sometiendo a otros. En Ucrania, el fenómeno de
los llamados oligarcas resultó particularmente devastador. Unos pocos
individuos acumularon fortunas inmensas mientras que el pueblo se
empobrecía. Ucrania se convirtió el país de Europa que tenía los
salarios más bajos (incluso más bajos que en China).
El término «
popular» no significa un regreso a los tiempos de
la URSS, donde toda la actividad económica se hallaba en manos del
Estado. Lo que significa es que las grandes industrias, como el sector
de la energía, la industria pesada y la importante industria del
armamento, estarán bajo control del pueblo en los nuevos Estados
federales. La Unión de Repúblicas Populares de Nueva Rusia no tiene
intenciones de convertirse en una nueva URSS, considerada
antidemocrática bajo el control de un partido único, pero sí reconoce
ciertos aspectos positivos de la URSS, país donde todos y cada uno de
los ciudadanos tenía derecho a la salud, a la vivienda y al empleo.
La divisa y la bandera de Novorossia
Por cierto, la divisa de la Unión de Repúblicas Populares de la Nueva Rusia es «
Libertad y Trabajo»,
lo cual evidencia la voluntad de garantizar la libertad de cada
ciudadano y de favorecer a los trabajadores y no a los oligarcas.
Estos valores de Libertad y Trabajo están representados en
su bandera, donde se combinan la bandera roja de los trabajadores, la de
la Comuna de París, el mausoleo donde reposa Lenin y la cruz de
San Andrés. Este santo es el patrón de Rusia por ser el fundador de la
Iglesia de Constantinopla, que dio origen a la evangelización de esa
nación, y está representado por una bandera blanca que porta una cruz
azul –la llamada cruz de San Andrés, recuerda el suplicio del santo.
Aunque no es obligatorio, esa bandera también puede llevar el escudo
de armas de la Novorossia. En él aparece el águila bicéfala que
simboliza las antiguas monarquías eslavas, pero coronada por un elemento
de albañilería de aspecto industrial, lo cual indica el carácter eslavo
y ruso de la Nueva Rusia. En el centro del escudo figura un cosaco,
para recordar que esta región es también el país de los cosacos. Bajo la
garra izquierda del águila puede verse un martillo, que representa a
los trabajadores de la metalurgia. Bajo la garra derecha puede verse un
ancla ya que la Nueva Rusia incluye el puerto marítimo de Mariupol, en
el Mar de Azov, con acceso al Mar Negro a través del estrecho de Kerch.
En su garra derecha, el águila bicéfala encierra una espiga de trigo,
símbolo de la paz, y en la garra izquierda un haz de flechas, símbolo de
la guerra, simbolizando así que la Nueva Rusia aspira a vivir en paz
pero que sabrá defenderse, como ya lo ha demostrado. Encima de la corona
figura una banderola en la que puede leerse la palabra «
Novorossia» en caracteres cirílicos. Bajo el águila aparece, en ruso, la divisa «
Trabajo y Libertad».
El sincretismo de los valores de Novorossia
La bandera de la Unión de Repúblicas Populares de Nueva Rusia contiene así un sincretismo en el que se expresan ciertos valores.
El
valor del trabajo, de los trabajadores y de sus organizaciones
políticas pasadas y presentes que se plantean como objetivo liberar el
mundo del sistema capitalista, valor simbolizado por la bandera roja.
Los
valores tradicionales e históricos, representados por la cruz de
San Andrés, defendidos por el pueblo ruso, que no puede vivir sin ellos.
El
valor de la historia, marcada por el cristianismo ortodoxo pero también
por el recuerdo de los encarnizados combates de la Gran Guerra Patria
contra el nazismo y sus colaboradores ucranianos encabezados por Stepan
Bandera. Esas luchas contra el fascismo ucraniano y el nazismo alemán
están representadas por la cinta de San Jorge, símbolo del inmenso
sacrificio realizado por el pueblo ruso para salvar la madre patria.
Hoy portan la cinta de San Jorge los soldados de la Novorossia que
luchan contra la junta de Kiev, que llegó al poder aupada por
Estados Unidos como resultado de un golpe de Estado particularmente
sangriento. Ese golpe de Estado utilizó grupos y partidos neonazis como
Pravy Sektor y
Svoboda,
el ex Partido Nacionalsocialista ucraniano. Esos partidos utilizan
ostensiblemente símbolos nazis, expresan abiertamente su antisemitismo
y, calificando a los rusos como
untermenshen (subhumanos), han
monopolizado el Estado, a pesar de sus pobres resultados electorales.
Sus matones conforman el grueso de los batallones que luchan contra las
fuerzas armadas de Novorossia, como el batallón Azov, que se identifica
con el mismo emblema que la división SS
Das Reich, tristemente célebre en Francia [
1].
- Miembros
del batallón Azov, creado por el régimen de Kiev, portan una bandera
con el símbolo conocido en alemán como Wolfsangel (“gancho para lobos”),
utilizado durante la Segunda Guerra Mundial como emblema de la división
Das Reich perteneciente a las Waffen SS. Ese mismo símbolo identifica
también a la organización ucraniana de extrema derecha Pravy Sektor.
Esos grupos se identifican como nacionalistas cuando en realidad
actúan a favor de los intereses de Estados Unidos, una potencia
extranjera que no busca ciertamente lo mejor para Ucrania sino que trata
de imponer su propio poder económico y político en la región. En vez
del calificativo de «
nacionalistas», con el que tanto les gusta identificarse, les convendría mejor el de «
colaboradores con el enemigo», que en realidad fue el papel que desempeñó su ídolo Stepan Bandera [durante la Segunda Guerra Mundial] [
2].
Estos neonazis, violentos, asesinos y racistas, gozan del respaldo
público de la élite mediática y política de los países vasallos de la
OTAN, los mismos que hace poco condenaban al humorista francés Dieudonné
por un gesto que interpretaban ridículamente como un saludo nazi
invertido.
La resistancia ante el imperialismo
Lo que caracteriza al pueblo de la Nueva Rusia es precisamente su
voluntad de no integrarse al sistema euroatlántico. Sometido a las
órdenes de Estados Unidos a través de la OTAN y de la Unión Europea, ese
sistema ha demostrado repetidamente su ineficacia así como su
nocividad. Las naciones que a él se someten hoy se hunden en la
decadencia moral y económica.
En el plano histórico, es la primera vez que un pueblo europeo toma
las armas para oponerse a las fuerzas que tratan de integrarlo al
sistema que Estados Unidos impone a otros pueblos y en rechazo tanto al
sistema económico estadounidense como a sus valores morales.
Ese rechazo categórico es similar al que proclaman un número
creciente de franceses y de miembros de diversos pueblos europeos que,
ante el desastre económico y social, aspiran a recuperar el control de
su propio porvenir.
En esa lucha de los pueblos por recuperar su independencia pierden su
significación las nociones de derecha e izquierda. Encontramos así
fuerzas políticas que se identifican como de derecha o de izquierda pero
que respaldan exactamente de la misma manera el sistema de dependencia
de Estados Unidos impone a través de la Unión Europea y de la OTAN.
Otras fuerzas, etiquetadas por los medios de prensa como «
extremistas»
de izquierda o de derecha, militan por el regreso a la independencia.
Lo mismo sucede con la sumisión al sistema capitalista, que ha perdido
su carácter industrial de antaño y ahora es únicamente de carácter
financiero y globalista. Diversas fuerzas políticas, tanto de izquierda
como de derecha, se oponen a ese sistema y son, por supuesto,
demonizadas por los medios de prensa oficialistas y por toda una prensa
ampliamente subvencionada por el Estado.
Si esos medios no ven con buenos ojos la Unión de Repúblicas de Nueva
Rusia es porque esta logra precisamente concretar la conexión entre la
necesaria revolución anticapitalista, que tiene un evidente carácter de
revolución antiglobalización, y la voluntad de los pueblos que quieren
recuperar sus especificidades y sus tradiciones yendo así contra la
corriente del sistema cultural globalista que no tiene otra cosa que
ofrecer a cada ciudadano que algo de hedonismo individual en lugar de
los valores provenientes del trabajo, del esfuerzo y del sacrificio.
¿No será entonces esta Unión de Repúblicas Populares de Nueva Rusia
un ejemplo para los demás y el inicio de algo nuevo que puede cambiar el
mundo?