De
nuevo, otro “punto culminante” se avecina sobre Chipre, con las usuales
amenazas occidentales / de la OTAN acerca de que ésta es la última
oportunidad para una solución, permítanme considerar el papel de Henry
Kissinger, sin él que es altamente improbable que Turquía se hubiera
atrevido a invadir y ocupar Chipre en primer lugar. Antes de que
especifiquemos cómo él procrastinó y serpenteó para permitir a Turquía
el espacio que necesitaba para invadir, necesitamos algunas pinceladas
de trasfondo para ilustrar su obsesión con Chipre, y sus tácticas
dilatorias que siguieron a la invasión turca.
Tan pronto como en 1957, él había escrito en su
libro altamente controvertido “Armas nucleares y Política exterior”:
‘Deberíamos ser capaces de contar con […] Chipre o Libia como áreas de
preparación para oriente medio’.
Justo tras el golpe en Chipre, rechazó
una petición del senador Fulbright para enviar la Sexta Flota
estadounidense en una visita de buena voluntad a Chipre, afirmando que
esto sería interferir en asuntos griegos. Aquello fue altamente
hipócrita, dado que él había enviado instrucciones (con retraso) a la
embajada de EEUU e Atenas pidiendo a Grecia que no interfiriese.
Cuando, tras la invasión turca, Reino Unido
intentó abandonar sus territorios en Chipre, Kissinger lo rechazó, sobre
los fundamentos de que Chipre era una pieza importante en el tablero
mundial, e importante en la disputa árabe / israelí.
Kissinger presionó a los británicos para no
demandar la retirada de los oficiales griegos en Chipre, tras el golpe,
sobre motivos especiosos de que actuaron como una fuerza contra la
infiltración comunista. Cuando Reino Unido hizo la demanda, fue
demasiado tarde, pues Turquía ya estaba invadiendo. Era altamente
improbable que Turquía se hubiera atrevido a invadir si Reino Unido y
los EEUU hubieran demandado inmediatamente la retirada de Chipre de los
oficiales continentales griegos. Kissinger no deseaba que Makarios fuera
re-instalado, por el motivo de que esto favorecería la política
soviética. Considerando la plétora de pruebas documentadas de que
Kissinger hizo tanto como pudo para socavar a Makarios, y le desagradaba
personalmente, Kissinger es altamente contradictorio cuando más tarde
escribió que los EEUU podrían haber coexistido con Makarios muy bien.
Kissinger simplemente cambió el guión cuando le pareció. Incluso de
manera más estrambótica, Kissinger afirmó en una carta al ministerio de
exteriores británico que se produjera presión externa para sostener la
restauración de Makarios, esto solidificaría el régimen en Atenas. Esto
fue una tontería patente, dado que el inmediato regreso de Makarios
habría terminado con la junta de Atenas, que estaba en cualquier caso,
cerca del colapso.
En las negociaciones de Ginebra, Kissinger rechazó permitir incluso la amenaza de cortar la ayuda militar a Turquía.
Kissinger convenció al embajador
británico en Washington de que el Secretario General de la ONU estaba
equivocado al creer que la amenaza de que poder militar británico fuera
desplegado, conduciría a una rápida retirada griega y probablemente al
colapso de los golpistas de Nikos Sampson.
Mientras que Turquía empezó el 14 de agosto de
1974 a tomar el control sobre dos tercios de Chipre, Kissinger rechazó
asistir a una reunión de la OTAN antes del 19 de agosto (momento en que
él sabía que Turquía habría completado su ocupación de tierras).
Durante las negociaciones de Ginebra, solamente
dos días antes de la ocupación de tierras por los turcos, Kissinger
rechazó la petición del ministro de exteriores griego para visitar
Washington “hasta después de que esta ronda de conversaciones en Ginebra
se acabase”.
Dado todo lo anterior, es apenas sorprendente que
Turquía sintiera, y supiera, que Kissinger les había dado un cheque en
blanco para invadir, y el tiempo para completarla. Según escribió la
misma ‘Foreign Office’: Los turcos parecen haber llegado a la conclusión
de que la presión Estadounidense no estaría respaldada por nada más
fuerte [p. ej., la acción militar]; esto fue sin duda un factor en sus
tácticas en la segunda conferencia de Ginebra. Ciertamente el caso es
que el Dr. Kissinger estaba preocupado con el mantenimiento de la buena
voluntad turca como un bastión entre la Unión Soviética y los Estados
árabes, así como el uso continuado de las bases de EEUU en Turquía.
En cuanto al diablo en el detalle, el
mismo Kissinger, este extracto de mi reciente libro sobre Kissinger
habla mucho sobre la completa falta de ética de Kissinger:
“Aparte de la afirmación extraña de
que Makarios, con su perspicacia, inteligencia y redes de información,
no estaba en contacto, Kissinger fue sensible sobre la mención de
Makarios acerca de un acuerdo cantonal. Esto es porque hacia el final de
las conversaciones de Ginebra, la delegación turca había dado a los
estadounidenses una propuesta para una “solución de 5 o 6 cantones”, que
los griegos, según Kissinger, habían rechazado entonces. Pero de hecho
Clerides, el negociador chipriota, había pedido 36 horas para
considerar la propuesta, con lo cual Günes simplemente había abandonado
las conversaciones, y había telefoneado a Eçevit con un mensaje secreto
para comenzar la segunda fase de la invasión. Aparte de los turcos
rechazando contemplar la espera de 36 horas, el papel americano es
curioso, dado que los EEUU no eran una parte del tratado, y no tenían
ninguna posición negociadora oficial, ni como un facilitador”.
La sensibilidad de Kissinger aparece en un telegrama del ministerio de exteriores británico:
Él [Kissinger] fue insultante sobre Makarios, a
quien había visto algunos días antes. Tenía que guardarse a sí mismo
contra la práctica de Makarios de malinterpretar sus conversaciones para
la prensa u otros lugares. Makarios había intentado dar a entender que
una solución multi-regional era todavía posible, dado que los
estadounidenses podrían persuadir a los turcos para aceptarla. Kissinger
había denegado esto y le había dicho que si una solución bi-regional
fuera alcanzable, los estadounidenses ya habrían mostrado que ellos no
se opondrían. Él había sido cuidadoso con no decir rotundamente que la
solución bi-regional fuera la preferida del estadounidense, ni dejar a
Makarios en una posición para citarle como diciendo que, porque Makarios
era muy capaz de hacer de esto un problema, retratando a los
estadounidenses como intimidadores de los griegos para que aceptasen
condiciones humillantes.
Desde todo lo anterior, podemos ver que Kissinger
no había sido comunicativo con los hechos, y estaba intentando librarse
semánticamente: Fue por los estadounidenses y por tanto Kissinger,
quienes habían “inducido a los turcos a posponer una propuesta
multi-cantonal”, y Makarios sabía esto. Kissinger, de este modo, no
estaba feliz con la veracidad de Makarios, y quizás también se frustró
que el Arzobispo hubiera venido de regreso. A diferencia de los
soviéticos, que habían permanecido en los márgenes en Ginebra, los
estadounidenses jugaron un papel prominente, principalmente como
facilitadores en las negociaciones; y un hombre del calibre e integridad
de Makarios sería improbable que expresamente malinterpretara las
palabras de Kissinger tras una posterior reunión con él. Fue, más bien,
Kissinger quien pareció permitirse la malinterpretación, pues fueron
ciertamente los estadounidenses quienes habían provisto a la delegación
turca con la idea cantonal. Sería útil tener las grabaciones precisas de
los oficiales estadounidenses acerca de los intercambios, más que de
las protestas de Kissinger al embajador británico, pero quizá están
entre los papeles privados de Kissinger, o han sido destruidas. O quizás
nunca fueron grabadas, aunque el ministerio de exteriores británico
transcribió las grabaciones a las que me he referido antes.
Unas palabras finales sobre la política
soviética: Comprensiblemente, cualquier cosa que pudiera fortalecer a
la OTAN, era un anatema para Moscú. De este modo, la Enosis [la unión de
Grecia y Chipre] no estaba en la agenda ya que, tanto con Grecia o con
Grecia y Turquía (‘doble-enosis’), la Enosis habría fortalecido a la
OTAN.
Cuando Kissinger visitó Gromyko, es bastante
posible que obtuviera la conformidad soviética para una limitada
intervención turca al prometer que no había lugar para la Enosis. Moscú,
no obstante, puede haber sido engañada por Kissinger, en que Turquía
ocupó tanta tierra, y entonces continuó ocupando Chipre; pero la Unión
Soviética no amenazó con intervenir militarmente, cuando estuvo bastante
contenta al ver que la tensión entre Grecia y Turquía debilitaba a la
OTAN. El pensamiento de que 40.000 tropas turcas están desviadas en
Chipre, esto es, fuera del territorio continental turco debió haber
satisfecho a Moscú, y probablemente, todavía satisface a Moscú. Turquía
también gastó muchos esfuerzos diplomáticos en cortejar a Moscú, lo que
apenas puede decirse por las políticas de relaciones internacionales de
cortas miras en la Junta Griega, que estaban enfocadas en un obsesivo
anti-comunismo.
Proseguiré el asunto de las discusiones de Moscú
sobre Chipre con Kissinger cuando y si más papeles se tornan disponibles
en Londres, y si cierto académico en Moscú tiene el tiempo para ver lo
que está disponible en los archivos rusos.