Hebrón, un desalojo silencioso
La ciudad palestina de Hebrón sufre la presencia de las colonias en su casco histórico, una tensa convivencia bajo control militar israelí que ha provocado la marcha de sus vecinos y el cierre de los comercios.La calle Shuhada, ahora restringida para los palestinos, era antes la principal arteria comercial de Hebrón
Iban Pastor, Noticias de Álava.- El nuevo año entró en Palestina cargado de simbolismo. Se cumplen 50 años de la ocupación israelí y 100 de la declaración de Balfour que marca el inicio del proyecto del estado de Israel. Pero el inicio de 2017 ha situado una ciudad en el mapa: Hebrón. Tras la sentencia de la corte militar israelí de condenar por homicidio a un soldado por asesinar a bocajarro a un joven palestino en Hebrón, las autoridades israelíes devolvieron la semana pasada a sus familias los cadáveres de dos palestinos abatidos por las fuerzas israelíes cuando intentaban apuñalar a un soldado también en esta ciudad palestina. En la ciudad santa de Hebrón se encuentra la Tumba de los Patriarcas o mezquita de Al Ibrahimi, venerada tanto por judíos como musulmanes. Es la segunda ciudad más grande de Cisjordania, con cerca de 160.000 habitantes, y, como el resto de poblaciones, sufre la presencia de las colonias israelíes. Sin embargo, algo la diferencia del resto. Es la única ciudad cuyo centro está ocupado por cerca de 700 colonos judíos.
Esta presencia convierte Hebrón en la ciudad donde mas problemática se hace la convivencia. Tanto es así, que el 43% de las viviendas de un casco histórico otrora bullicioso ahora están vacías. Lo mismo ha ocurrido con las tiendas, que ahora se cuentan con los dedos de las manos -se estima que más de 1.800 negocios han sido cerrados debido a la ocupación israelí-. La imagen más clara de esta desertización es la calle Shuhada, antes una de las principales calles comerciales de Hebrón, convertida en avenida fantasma tras su cierre y desalojo de los comercios tras la masacre en la Tumba de los Patriarcas de 1994, cuando un fundamentalista sionista asesinó a 29 musulmanes. El asesino, Baruch Goldstein, está enterrado en un cementerio de la vecina colonia Kiryat Arba bajo una lápida que reza: Dio su alma por Israel, su Torá y su tierra. Sus manos están limpias y su corazón es puro.
En 1997, Hebrón quedó dividida en dos áreas. La H1 quedó bajo control de la Autoridad Nacional Palestina y el área H2 bajo control israelí. El casco viejo, donde hay cuatro asentamientos judíos, quedó en la zona H2, por lo que la población árabe vio restringida su movilidad por el vecindario.
Acoso Constante
Residentes palestinos cruzan el ‘checkpoint
Ahmed, nombre ficticio, vive junto a la colonia israelí de Avraham Avinu. Reconoce que la situación en el centro de Hebrón no es buena pero siguen allí por orgullo. “Los colonos ofrecieron a mi padre muchísimo dinero y un visado norteamericano por la casa, pero se negó. Más tarde nos lanzaron dos cócteles molotov e incendiaron la habitación de arriba”, continúa Ahmed, que señala las manchas en la pared donde se produjo el incendio.
Ahmed, además, no puede acceder a su propio tejado, ya que como le sucedió a su primo, se puede enfrentar a seis meses de cárcel. Allí se encuentran los tanques de agua inutilizados que fueron objeto de disparos por los soldados israelíes, por lo que su familia tiene que ir a por agua a una mezquita cercana.
Un caso parecido ocurrió en una casa cercana a la Tumba de los Patriarcas. Los israelíes ofrecieron una cantidad astronómica para comprarla, y tras la negativa de sus propietarios, la casa fue tiroteada, así que la abandonaron pero no la vendieron. Actualmente está deshabitada y cuelgan de ella varias banderas israelíes. “Si un palestino vende la casa, y luego lo hace otro y después otro, al final los israelíes comprarían todo el centro de la ciudad, y eso no puede ser”, comenta Tariq Aburmela, de 16 años.
Tariq conoce muy bien la colonia Avraham Avinu, ya que trabaja en una tienda de artesanía situada debajo. Sus vecinos son los principales causantes de la desaparición del tejido comercial de la ciudad vieja, ya que desde sus ventanas lanzan basura, agua e incluso huevos para espantar a los viandantes. Para evitar el lanzamiento de objetos hay situadas rejillas y lonas por diferentes zonas del casco viejo. “Nosotros abrimos porque no nos queremos marchar de donde hemos vivido y trabajado siempre”, relata Tariq, que reconoce que no tienen demasiados clientes.
La radicalización de estos colonos es bastante conocida. Hamed Qwasmed, responsable de la ONG Hebron International Resources Network, relata que los ocupantes del centro de Hebrón lo son por razones ideológicas y religiosas, no económicas. “Israel ofrece las casas de las colonias a precios más baratos y pagan menos impuestos, mientras que en Israel la misma casa te puede costar mucho más del doble”. “Sin embargo -añade Hamed-, los habitantes de las colonias del centro de Hebrón son los más radicales porque se sienten defensores de la Tumba de los Patriarcas y consideran que es su deber defender la ciudad sagrada”.
La vida diaria en la ciudad vieja de Hebrón también se hace muy difícil por el cierre de calles por las que solo pueden pasar colonos y la presencia de los múltiples checkpoints, que hace que el traslado a otro lugar se alargue sin sentido. “Mi padre es voluntario de la ONG israelí de derechos humanos Btselem y todos los días hace vídeos y fotos en los que muestra el abuso de poder de los soldados israelíes. Por ser quién soy me hacen mas chequeos y los soldados me amenazan”, reconoce Tariq, que añade que pese a que a su padre le han amenazado de muerte y le han golpeado hasta dejarlo inconsciente “todos los días sigue denunciando las violaciones de derechos humanos”.
El número de soldados que patrullan Hebrón es cercano a los 1.500 para una población de tan solo 700 colonos. Tariq relata que varios meses atrás, cuando se sucedieron apuñalamientos de palestinos a judíos, en tan solo un mes fueron disparados 150 palestinos, y 60 de ellos fueron mujeres y niños. “Si atacas a un colono te meten en la cárcel, sin embargo si un colono te ataca a ti no pasa nada”, asegura indignado Tariq.
Presencia Internacional
Entre los encargados de velar por el cumplimiento de los derechos humanos y los acuerdos alcanzados entre israelíes y palestinos está la misión temporal de Presencia Internacional en Hebrón (TIPH por sus siglas en inglés). Su labor es patrullar las calles de Hebrón y elaborar informes confidenciales que son trasladados a los gobiernos de los países responsables de la misión -Dinamarca, Italia, Noruega, Suecia, Suiza y Turquía- y a las autoridades israelíes y palestinas. Sin embargo, tras 18 años de misión, uno de sus miembros señala que las cosas “incluso van a peor”. “La mayoría de veces no hay una respuesta clara por parte de las autoridades ante los informes que les enviamos”, explica resignado otro miembro de la TIPH.
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