Después de la Segunda Guerra Mundial, EEUU optó por una política intervencionista. Pese a los avisos de varios políticos, incluido el del expresidente Dwight Eisenhower, de que dicha conducta podría afectar al país y a sus libertades, Washington sigue interviniendo en los asuntos de todo el planeta.
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Al comienzo de la Guerra Fría, el periodista estadounidense Garet Garrett advirtió de los peligros de la búsqueda de la hegemonía mundial para la misma sociedad norteamericana.
"EEUU no puede permanecer como una república que disfruta de las libertades civiles en casa mientras siga comportándose como un imperio en el extranjero", afirmó.
Aunque parezca que las palabras de Garrett vienen desde tiempos remotos, todo indica que estas se han convertido en una realidad. Hoy en día, el militarismo en EEUU ha llegado a su punto máximo, e incluso está arraigado en el idioma nacional, según la revista The National Interest.
La palabra 'war' (guerra) es una de las metáforas más utilizadas en la sociedad estadounidense. "Durante décadas recientes se han proclamado guerras en contra de todo: desde el cáncer hasta la pobreza, contra la obesidad, el analfabetismo y las drogas", señaló Ted Galen Carpenter, experto del Instituto Cato y autor del artículo.
Los casos lingüísticos, inocentes a la vista, revelan hasta qué grado el comportamiento de EEUU como un país bélico se ha reflejado en la cultura del país.
El tema de las guerras y luchas también se manifiesta en los asuntos políticos. Muchos funcionarios y políticos aprendieron un 'truco' idóneo para promover sus intereses y posiciones: tacharlos de "imprescindibles para la seguridad nacional", afirmó Carpenter.
A este respecto, la revista menciona la Ley Patriota (Patriot Act en inglés), aprobada tras los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001. La ley amplió enormemente la capacidad de control del Estado en aras de combatir el terrorismo, dando paso a las infames iniciativas de vigilancia introducidas por la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) y reveladas por Edward Snowden.
El control estatal y el papel dominante de las autoridades no coinciden con la cultura estadounidense e incluso contradicen el espíritu de libertad, tan valorado por las generaciones anteriores. Sin embargo, ganan terreno en la actualidad, lo que es un indicio de que es "una sociedad mentalmente militarizada", opinó el analista.
Garret no ha sido el único en prevenir a la sociedad norteamericana de los peligros del intervencionismo. En 1961, durante su discurso de despedida, el presidente Dwight Eisenhower advirtió sobre el creciente potencial del complejo militar industrial y su influencia en la política de EEUU.
De acuerdo con la revista, el momento de elegir si EEUU adopta una posición más cautelosa en su política exterior para defender lo que queda de sus libertades domésticas, o si sigue erosionándolas en aras de la 'seguridad nacional' hasta que ya "no sean dignas de defender" está por llegar para los ciudadanos estadounidenses, concluyó el autor.