jueves, 8 de febrero de 2018

Recordando un siglo de pensamiento crítico


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Recordando un siglo de pensamiento crítico


La búsqueda de transformación y cambio ha sido una constante en la historia del pueblo iraní. De hecho, el Irán moderno surgió precisamente a partir de esa búsqueda de transformación y ante el deseo por parte de la población de liberarse del control extranjero y de un gobierno autoritario. Así, el resultado fue una movilización denominada Revolución Constitucionalista (1906-1911), cuyo principal objetivo fue la transformación del sistema de gobierno y que derivó en la instauración de una monarquía constitucional en lugar de una monarquía absoluta, la cual estuvo encabezada por la Dinastía Qajar. Además, un logro importante fue el establecimiento de una Constitución y de un Parlamento (
Majlis
), acciones que reflejaron el espíritu de lucha expresado por una sociedad en constante búsqueda de libertad.
El papel de los intelectuales, gente con pensamiento crítico, fue determinante para la puesta en práctica de las demandas de los movimientos de liberación. En el caso del movimiento constitucionalista dos figuras importantes mostraron su descontento hacia las medidas autoritarias de los reyes Qajar y lideraron protestas encaminadas a dejar claro que las demandas eran latentes y que se tenía plena convicción en lograr un cambio: Seyyed Muhammad Tabataba’I y Seyyed Abdullah Behbahani tuvieron un rol destacado en el liderazgo de tales protestas. Majd al-Islam Kermani, por otra parte, fue uno de los principales críticos de la Dinastía Qajar.
Los resultados no tan positivos de la nueva forma de gobierno llevaron a distintos sectores y actores de la población a un descontento general con respecto al funcionamiento de la monarquía constitucional. Fue entonces cuando llegó a la escena política Reza Khan, cuya principal acción contenciosa para contestar a las acciones de la dinastía Qajar fue un golpe de Estado en 1921, el cual derivó en el derrocamiento de la Dinastía Qajar y el consiguiente establecimiento de la Dinastía Pahlavi en el año 1925. Reza Shah Pahlavi, el ‘Rey de Reyes’, llevó a cabo una serie de cambios al interior del país, con el objetivo de modernizarlo y de equiparar a su sociedad con aquellas que se desarrollaban en la esfera occidental. La mayoría de las medidas estuvieron dirigidas al establecimiento de un estado centralizado, burocratizado y militarizado, en el que la figura del Shah expandió su poder estatal sobre todo el país. Además, el control sobre la educación fue clave en el objetivo de formar cuadros partidarios al régimen, destinados al servicio del país en el ámbito burocrático y/o militar; el establecimiento de la universidad de Teherán en 1934 fue ejemplo de esta medida.
A finales de la década de 1930, los logros de Reza Shah fueron desgastándose ante el establecimiento de un estado autoritario y despótico. Algunos miembros del Majlis sentían un fuerte descontento con respecto a las medidas hegemónicas llevadas a cabo por Reza Shah. Entre estos miembros una figura importante fue Mohammad Mossadeq, personaje que jugaría un papel importante en la década de 1950. Por otra parte, y con respecto al contexto internacional del momento, es decir, el de la Segunda Guerra Mundial, los aliados (específicamente Gran Bretaña y la Unión Soviética) invadieron el territorio iraní logrando la abdicación de Reza Shah e imponiendo a su hijo, Mohammad Reza Shah Pahlavi al frente del gobierno. El nuevo Shah continuó con la labor de modernizar, u occidentalizar, al país y una de sus acciones más relevantes fue su Revolución Blanca en el año de 1963 con medidas como la Reforma Agraria y las relacionadas a los derechos de las mujeres. Sin embargo, los beneficios de aquellas reformas no alcanzaron a todos los sectores de la sociedad de Irán o incluso perjudicaron a algunos de ellos, como a los comerciantes del bazaar o a algunos religiosos (ulema).
Cabe hacer mención aquí de un movimiento relevante para Irán, el cual involucró tanto elementos locales como internacionales. Se trata del Movimiento Nacionalista, encabezado por Mossadeq y organizado por el Frente Nacional. Mossadeq se convirtió en Primer Ministro en el año de 1951, lo cual le permitió llevar a cabo la nacionalización de la industria petrolera iraní, como respuesta a la fuerte influencia que la Anglo Iranian Company tenía sobre este recurso y ante la evidente puesta a disposición de los recursos del país a manos extranjeras por parte de la monarquía. Esta fue una época en la que la movilización de contención por parte de los nacionalistas tuvo un importante liderazgo en la figura de Mossadeq, llevando a cabo medidas contenciosas tan importantes como lo fue la nacionalización petrolera. Sin embargo, tales medidas no fueron de conveniencia para intereses extranjeros, principalmente para el gobierno británico y el estadounidense. Por lo que una alianza angloestadounidense, por medio de sus agencias de inteligencia, asestaron un golpe de estado en contra de Mossadeq, derrocándolo en el año de 1953 y volviendo a imponer a Mohammad Reza Shah Pahlavi a la cabeza del gobierno.
Fue en aquel periodo en el que el gobierno estadounidense buscó en Irán un aliado para contener el avance del comunismo y lo hizo mediante políticas de ayuda económica y militar al gobierno iraní. Además, la influencia extranjera, en especial la occidental, sobre la cultura del país, era mal vista, por ejemplo por el sector religioso. En este sentido, el descontento entre diversos sectores de la sociedad iraní, consecuencia del proyecto modernizador de Mohammad Reza Pahlavi, aunado a la intervención imperialista de la que estaba siendo presa el país, llevó a una de las movilizaciones contenciosas más importantes en la historia de Irán y que, junto con el golpe de 1953, explica la situación sociopolítica actual del país y las muestras de inconformidad con respecto al sistema de gobierno que fue implantado como consecuencia de la revolución iraní de 1979: la República Islámica de Irán.
El papel de los intelectuales en el movimiento revolucionario de 1979 fue destacado. El pensamiento de aquella intelectualidad sirvió de instrumento ideológico del movimiento y aglutinó a la mayoría de la población en torno a un discurso revolucionario, delineado por principios islámicos shiíes y que propusieron el establecimiento de un sistema de gobierno que uniera política y religión, siendo la clase religiosa la que fungiría como autoridad. El Ayatolá Ruhola Jomeini sirvió como figura de liderazgo y finalmente se legitimó en una especie de autoridad carismática. Sin embargo, fueron otros intelectuales, tanto laicos como religiosos, los que sentaron las bases ideológicas de este movimiento. Entre estos, se puede mencionar a Ali Shariati, Mehdi Bazargan, Morteza Motahari y a los Ayatolás Jomeini y Mahmud Taleghani. En este sentido, una fusión de ideologías: islamistas, socialistas, marxistas y anti imperialistas; y una variedad de sectores de la sociedad iraní: comerciantes, religiosos, trabajadores, campesinos, mujeres; fueron elementos característicos de una movilizacón que tuvo como principal objetivo derrocar a la Monarquía autoritaria Pahlavi, terminar con la injerencia extranjera, principalmente la estadounidense, así como el establecimiento un nuevo gobierno que fuera guiado por los principios islámicos shiíes.
Las medidas de represión y de opresión, la propaganda a favor del régimen y las instituciones encargadas de velar por la conservación de éste, todos han sido mecanismos dirigidos a mantener una forma de gobierno que ha recurrido a las mismas acciones, a veces un poco más crudas, que las llevadas a cabo por las Dinastías Qajar o Pahlavi. El éxito del movimiento revolucionario iraní de 1979 se puede hallar, primero, en la figura de un líder carismático; segundo, en la propaganda que se realizó en contra del régimen Pahlavi a través de panfletos y de discursos de aquel líder; y, tercero, a que esa propaganda pudo llegar a muchos sectores de la sociedad iraní, la cual mostraba un hartazgo con respecto al régimen de los Pahlavi. Por otra parte, la ideología prevalecía a través del control que el régimen islámico mantenía sobre la prensa, la radio y los medios de comunicación en general. Sin embargo, la mayoría de la población decidió que merecía cierto nivel de libertad de expresión, de reunión y de vivir en términos no necesariamente dictados desde arriba. Por ello, a partir de la década de 1990 existió una tendencia a mirar hacia las opciones reformistas en el gobierno, que si bien se reflejaron en la elección de Rafsanjani a finales de la década de 1980 y a principios de la década de 1990; se puede decir que en Mohammad Jatami, con su elección como presidente en 1997, encontraron una importante expresión.
Es pues en este contexto histórico en el que las protestas sociales iniciadas a finales del año 2017 tomaron presencia. En primer lugar, son consecuencia de un largo proceso histórico que se viene gestando desde el establecimiento de una República Islámica, cuyas acciones de dominación hegemónica rebasaron la resistencia de una población que había tenido fe en el cambio representado por aquella nueva forma de gobierno y por aquellos líderes que prometieron un bienestar social para toda la población. En segundo lugar, la dinámica internacional de globalización y el auge de un sistema capitalista neoliberal, así como el despunte de medios de comunicación viables para la mayoría de la población mundial, permiten que incluso sociedades como la iraní tengan acceso a información y estén en contacto con otras formas y estilos de vida, a los que si bien no tratan de imitar, al menos sí influyen en su capacidad de exigir derechos.
Las protestas fueron nutridas por trabajadores industriales, campesinos y profesores; y las causas de estas protestas fueron la debilidad de la economía, los bajos salarios y de poder adquisitivo, el desempleo, la corrupción, los bajos niveles de vida y la inconformidad con el funcionamiento del régimen en general. Estas causas difieren de las que llevaron a la sociedad iraní (generalmente las clases medias y altas) a levantarse en protesta en Junio de 2009. El denominado Movimiento Verde tuvo un carácter político, ya que la principal inconformidad estuvo relacionada con un supuesto fraude electoral en el que el conservador, Mahmud Ahmadinejad, resultó electo presidente de Irán, cuando el reformista Mir-Hossein Mousavi había sido el favorito durante la campaña electoral. Es posible señalar, entonces, que las causas de las protestas definen el sector de la población iraní que se movilizará y las acciones por medio de las cuales contestará a las medidas del régimen. En el 2009, las protestas se dieron principalmente en Teherán, la capital del país. Éstas fueron masivas y tuvieron un eco importante en el mundo, reconociéndose el ímpetu de los iraníes de salir a las calles para demandar la poca o nula transparencia del sistema electoral iraní, aunado, claro está, a la necesidad de la población de obtener mayores libertades y medios de expresión en su propio país.
Las recientes protestas, consideradas las más grandes después de las de 2009, han involucrado a sectores de la clase trabajadora principalmente, con demandas de orden económico y derivadas del anuncio del paquete económico para el año 2018 por parte del presidente Hasan Roiuhani, quien no ha logrado cumplir con las promesas de su última campaña con respecto a la mejora de la economía del país en general y que incluía el aumento de la creación de empleos, por ejemplo. Las expectativas por parte de la sociedad eran grandes, principalmente ante la oportunidad que representó el Acuerdo Nuclear logrado entre Irán y el P5+1 en 2015 y que posibilitó el cese a las sanciones económicas a Irán.
Sin embargo, en conjunto, el reto que ha representado la reforma y el cambio para la sociedad iraní continúa hasta la actualidad, lo cual ha sido evidente en las manifestaciones que se han llevado a cabo en Irán en lo que va del Siglo XXI. La reforma es pues una cuestión pendiente que no se alcanzará si no se encuentran puntos de unión entre los distintos sectores de la sociedad iraní y que representan diversos intereses. En este sentido, se podría señalar a la falta de un liderazgo como una explicación a la falta de éxito del proyecto reformista; pero en realidad ese liderazgo sí ha existido aunque con menor fuerza e impacto que los que se experimentaron en periodos anteriores. En el 2009, Mousavi representó una figura importante en la movilización que exigía mayor apertura política. En la actualidad, las pautas reformistas se pueden localizar incluso fuera de Irán, con figuras intelectuales como Abdolkarim Soroush, Mohsen Kadivar o Alireza Alavi-Tabar. Por esto, es posible decir que la historia de Irán sigue siendo ejemplo de movilizaciones y lo seguirá siendo mientras la capacidad de resistencia a medidas coercitivas y de represión siga vigente.
Maritza Eridania Espejel Pineda, Maestra en Estudios en Relaciones Internacionales por la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, UNAM; actualmente estudiante de Doctorado en Ciencias Políticas Sociales, con orientación en Relaciones Internacionales en la misma facultad.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso de la autora mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

Newsweek, los medios evangélicos y el lavado de dinero de una iglesia coreana


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Newsweek, los medios evangélicos y el lavado de dinero de una iglesia coreana

 


El grupo de medios
Newsweek,
propiedad de una iglesia evangélica coreana, enfrenta una rebelión interna tras el despido de dos altos responsables editoriales y una reportera, presuntamente por la investigación de la situación financiera de la compañía matriz de la revista, objeto de una indagatoria de la justicia neoyorquina por sospechas de lavado de dinero.
Ejemplar histórico de la prensa estadounidense fundada en 1933, Newsweek llegó a tener una circulación global de unos 3,3 millones de ejemplares hasta la década de 1990 y dejó de circular en papel en noviembre de 2012, antes de su compra, en agosto de 2013, por el grupo IBT Media, que relanzó una versión impresa en 2014. Hoy día publica unos 200 mil ejemplares, la mitad de ellos en Estados Unidos.
Este semana el redactor en jefe, Bob Roe; el jefe de redacción, Ken Li, y la investigadora Celeste Katz fueron despedidos mientras trabajaban en una historia sobre los vínculos financieros de la compañía matriz con la universidad de Olivet, cristiana fundamentalista. Otros periodistas han anunciado su salida voluntaria.
El grupo IBT Media, rebautizado Newsweek Media Group en 2017, está en la mira del fiscal de Manhattan Cyrus Vance, quien investiga varios préstamos de origen sospechoso recibidos por la compañía, según la prensa estadounidense.
Newsweek Media Group es una organización estadounidense de noticias digitales a nivel mundial con más de 90 millones de lectores mensuales. Publica International Business Times y Newsweek , entre otros. Tiene su sede en el barrio Hanover Square del Bajo Manhattan neoyorquino . D ice que tiene una "relación de trabajo" continua con la Universidad de Olivet , que incluye la escuela que brinda asistencia con el diseño y recursos informáticos, y que IBT Media ofrece pasantías para estudiantes.
Johnathan Davis y Etienne Uzac, quienes aparecen como propietarios, fueron opciones obvias para dirigir una compañía de medios afiliada a la comunidad, con credenciales sólidas: Uzac, que se convirtió en el CEO de la compañía, se graduó en la London School of Economics, y Davis, que se convirtió en COO (también se desempeñó como editor ejecutivo y ahora es el director de contenido), estudió ingeniería en la Universidad. de California-Los Angeles y trabajó en dos compañías de tecnología, S3 Graphics y NVIDIA.
Sin embargo, la publicación Christianity Today   alega que IBT Media tiene una relación cercana tanto con Olivet como con su fundador, el controvertido pastor evangélico David J. Jang . La plataforma de video Bizu de la compañía se asocia con IDG Communications y France 24. para contenido, y Digitas y PJA Advertising y otros para la monetización de la plataforma.
Es propietaria de International Business Times (noticias comerciales y económicas mundiales, en siete idiomas en diez ediciones), Newsweek ( icónico proveedor de noticias y análisis globales), Medical Daily, (sitio de noticias médica)s, Latin Times ( orientado a América Latina) y iDigitalTimes, un portal de noticias de tecnología y medios digitales
Una investigación de Mother Jones señala que las conexiones entre IBT y la Comunidad de Jang van mucho más allá de lo que Davis y Uzac han reconocido. miles de páginas de registros públicos y documentos internos, que van desde correos electrónicos hasta presupuestos y planes estratégicos, y entrevistas con más de una docena de antiguos empleados de IBT y miembros del círculo interno de Jang dejan en claro que:
  • Olivet e IBT están vinculados a una red de docenas de iglesias, organizaciones sin fines de lucro y corporaciones de todo el mundo que Jang ha fundado, influenciado o controlado, con dinero de miembros de la comunidad y ministerios rentables que ayudan a cubrir los costos de los ministerios que pierden dinero y de Jang. gastos. El dinero de otras organizaciones afiliadas a la comunidad también ayudó a financiar el crecimiento inicial de IBT.
  • Los estudiantes de Olivet en los Estados Unidos con visas de estudiantes internacionales dicen que trabajaron para IBT y otras entidades de medios comunitarios, a veces por tan solo 125 dólares a la semana. Tanto Olivet como IBT describieron estas posiciones como pasantías, y dijeron que a nadie se le permitió trabajar ilegalmente. Varios estudiantes afirman que no les dijeron que eran pasantes y que los documentos de Olivet y de los negocios incluyen a los estudiantes como periodistas, editores y vendedores.
  • Según el Times, Uzac y Davis "dijeron que Jang no tenía intereses financieros en IBT ni influencia en el negocio". Pero la pareja reconoció a Mother Jones que Jang había brindado "consejos" a IBT. Y aunque no hay evidencia de que Jang controle los asuntos editoriales, los documentos internos lo muestran analizando rutinariamente una amplia gama de decisiones comerciales, desde personal y estrategia de negocios hasta tipografía.
  • Jang ve a los medios afiliados a la comunidad, incluyendo IBT, como una parte esencial de su misión para construir el reino de Dios en la Tierra. Dijo que las compañías de medios afiliadas a la Comunidad son parte de una nueva arca de Noé diseñada para salvar al mundo de una inundación bíblica de información.
IBT no es la primera compañía de medios con lazos cercanos a un grupo religioso. La Iglesia de Unificación del Reverendo Sun Myung Moon fundó el Washington Times; Christian Science Church ha publicado el Christian Science Monitor durante décadas. Esas afiliaciones son formales y públicas, pero los lazos de IBT con la Comunidad no lo son.
Jang también tiene una historia con la Iglesia de Unificación del Reverendo Sun Myung Moon, que ahora rechaza: "Rezan en nombre de su líder", les dijo a los seguidores en 2008. "Se equivocaron y se extraviaron porque arrojaron a Jesús y arrojaron la cruz".
Moon una vez juró que el Washington Times "se convertiría en el instrumento para difundir la verdad sobre Dios al mundo". Pero el interés de Jang en el negocio de los medios proviene de una visión de un nuevo diluvio bíblico. El mundo ha entrado en el período de una segunda inundación, Jang explicó a sus seguidores en un mensaje de 2002 sobre Christian Today (no confundir con Christianity Today, la revista evangélica fundada por Billy Graham, que enfureció a los líderes comunitarios cuando ejecutó una exposición sobre el grupo).
Pero en lugar de la lluvia que asoló a Noah, explicó Jang, la humanidad se está ahogando en información. La información, dijo, está en todas partes, pero "no hay agua para beber". Para resolver ese problema, la Comunidad construiría un nuevo arca, un grupo de verdaderos creyentes que reuniría a las personas del mundo y los prepararía para entrar en el reino de Dios, a través de. tres tipos de ministerios, que representan el espíritu, el alma y el cuerpo de la iglesia. Olivet representa el alma de la Comunidad. Los creadores de dinero del grupo-negocios que van desde una zapatería hasta una firma de diseño web-conforman el cuerpo del arca.
Las dos primeras empresas de comunicación de la Comunidad, Christian Today y Christian Post, fueron explícitamente religiosas. Pero cuando IBT se fundó en 2006, tenía un enfoque secular en el mundo globalizado de los negocios."Somos uno, pero también somos independientes al mismo tiempo", dijo en 2009. "Iglesia como iglesia, compañía como compañía, organizaciones como organizaciones. Pero todos avanzamos hacia el [reino de Dios], y el servicio en el cielo será así. Todo el cuerpo cubierto de ojos, llorando, 'Santo, santo, santo' ", señaló Jang.
En el artículo del Times sobre el relanzamiento de Newsweek , Uzac y Davis contaron una historia clásica de un emprendedor sobre "juntar dinero de familiares y amigos" para comenzar su sitio web. Pero los documentos, las páginas web archivadas y las entrevistas con antiguos miembros de la comunidad cuentan una historia más complicada. Un ex miembro que estuvo involucrado en la fundación de la compañía, dijo que "Eso es completamente falso": IBT "se fundó porque la Universidad de Olivet acababa de comenzar y realmente necesitaba dinero. [Jang] lo fundó básicamente eligiendo a algunos miembros de su iglesia que habían demostrado ser hábiles en sus negocios, señala Mother Jones.
IBT no era la única empresa afiliada a la Comunidad que enviaba dinero al Olivet Center. Un balance anual de 2007 para Veremedia muestra m´s de 53,5 millones de dólares en donaciones, fondos que parecen haber sido entregados al propio Jang. "Cuando llegue, le daremos el diezmo de $ 2k (dos millones de dólares) directamente a él", dijo el gerente de contabilidad de Yu, Veremedia, en el correo electrónico de octubre.
El antecedente del reverendo Moon
Más cerca del negocio que de la fe –que le redituó miles de millones de dólares–, murió en 2012 Sun Myung-Moon, fundador de la Iglesia de la Unificación, más conocida como secta Moon. Fue el mesías para sus millones de feligreses, y jefe de un vasto imperio que manejó millones y millones de dólares cosechados en industrias tan variadas como la venta de armamentos, el fútbol y la industria de la información (compró la agencia UPI estadounidense y, entre otros, The Washington Times). Fue dueño del periódico Tiempos del Mundo, con ediciones en varios países de la región.
En su camino quedó un imperio millonario, una fama oxidada con el tiempo por sus casamientos masivos, y una cantidad de aristas oscuras. Tan denostado como venerado, anticomunista empedernido y ligado a las derechas más cavernícolas de todo el mundo, fundó la Iglesia de la Unificación en 1954 en Seúl, Corea del Sur, con tres millones de seguidores en alrededor de 200 países donde se instaló, incluidos Uruguay y Argentina, con negocios inmobiliarios, de tierras, mediáticos, hoteleros.
En su paso por Argentina, Moon no sólo estiró sus tentáculos por ámbitos religiosos y periodísticos; también fue empresario de fútbol. Organizó la Copa de la Paz, en Seúl, del 15 al 24 de julio. Pagó 800 mil dólares al Boca Juniors del entonces diputado del PRO, Mauricio Macri, para llevarlo al torneo. Moon era dueño del Seúl FC, que perdió un amistoso con el conjunto argentino, recuerda Página 12.
En Estados Unidos, donde tuvo la mayor cantidad de adeptos, el 15 de mayo del 2000 compró la veterana agencia de noticias United Press International (UPI) a través de la empresa News Word Communication, controlada por la secta, que también compró el Washintgon Times, más a la derecha que la derecha estadounidense. George Bush padre asistió a la presentación de Tiempos del Mundo en Buenos Aires y fue alojado como invitado especial por el entonces presidente Carlos Menem, en tiempos de las relaciones carnales.
Ricardo Carnevali: Doctorando en Comunicación Estratégica, Investigador del Observatorio en Comunicación y Democracia, asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la )
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

¿Créditos de Carbono para quién?


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 ¿Créditos de Carbono para quién?

 


Cuando tratamos sobre medio ambiente no podemos tratar de ese derecho fundamental como si fuera un producto negociado con base en contratos y reglas determinados entre puertas cerradas. Por el contrario, tales negociaciones deben ocurrir con el colectivo de la sociedad. Si la sociedad no adhiere, no hay proyecto socio-ambiental que se pueda concretar. Analizar el diseño mercadológico y criticar acuerdos internacionales en su estructura operacional, de la ejecución financiera, no significa condenar las luchas del movimiento ambientalista y de los derechos humanos al fracaso, sino apuntar sus posibles fallas. Pocos son los que pueden criticar ese mecanismo porque, en general, quien conoce ingeniería de proyectos no conoce el mercado financiero, y quien conoce el mercado financiero, siquiera sabe aún qué es gestión ambiental. Para construir una economía socio-ambiental, respetándose las diferencias culturales, multirraciales y religiosas, es necesario una nueva consciencia para un nuevo modelo económico para América Latino-Caribeña que tenga como base el trípode educación, información y comunicación.
“No basta enseñar al ser humano una especialidad, porque se tornará así una máquina utilizable y no una personalidad. Es necesario que adquiera un sentimiento, un sentido práctico de lo que vale la pena ser emprendido, de lo que es bello, de lo que es moralmente correcto”.
Albert Einstein
Tratando directamente con las grandes especulaciones internacionales y conociendo ese juego en que tanto se gana como se pierde en millones en un mismo día, pasamos a estudiar la relación directa entre las guerras y el mercado financiero: observe que a cada vez que las cotizaciones del oro, petróleo y moneda oscilan bruscamente, estalla una guerra en algún lugar. Cuando algunos pocos están ganando mucho dinero de un lado, proporcionalmente del otro están muriendo a los cientos de miles. Son cuestiones que envuelven el ambiente político-económico y el desarrollo sustentable. Por lo tanto, sustentabilidad representa nuevos desafíos, entre los cuales el de hacer valer la ética en las macro-relaciones económicas, factor determinante entre guerra y paz.
“¡En largo plazo estaremos todos muertos!”- esta frase de Keynes se ha tornado un mantra entre los operadores de commodities y derivativos (derivado de activos) en los mercados de capitales.
Durante años hemos entrenado a jóvenes para que sus negocios fuesen rápidos, con resultados de cortísimo plazo, ya que, en largo plazo estaremos todos muertos. Ahora proyecto esa frase en el imaginario de esosbrokers para operaciones que necesitan 30, 40 hasta mismo 200 años, puesto que para mitigar (reducir la contaminación) no puede ocurrir de la noche para el día.
Medio ambiente tiene otra lógica. AL final, se necesita preservar para las presente y principalmente para las futuras generaciones. Con todo, esa lógica no bate con la matemática de un sistema que concertó comprar en la mañana y vender por la tarde. Todo es muy rápido. Y el mundo de las finanzas gira billones sin siquiera tener tiempo de compensar los cheques.
Ocurre que “sustentabilidad” tiene infinitas variables que van, desde los cambios climáticos hasta los intereses políticos y financieros para cambio de energías, matrices fabriles y criterios de estandarización (certificación, clasificación, logística, entre otros) de productos agropecuarios e industriales. Transformaciones de posturas y comportamientos de parte de la sociedad que envuelve un profundo debate sobre producción y consumo proactivo, conciencia ecológica y social, que aliados a la discusión en políticas públicas exigen reformas tributarias y fiscales considerables, así como una rigurosa reglamentación del sistema financiero que se adapte a todas esas condiciones.
En la América Latino-Caribeña se encuentra la mayor biodiversidad del planeta. Todavía hay agua abundante y tierras fértiles que en otros continentes ya no hay. Con todo, las mismas preocupaciones que los árabes tienen con las guerras en el Medio Oriente, podrán ser las nuestras, justamente por cuenta de la escasez de agua.
En Cochabamba hubo convulsión social por causa del agua. En Uruguay fue necesaria una reforma legislativa para que el agua volviese a las manos del gobierno y de la sociedad, pues había sido privatizada. En Espírito Santo, Brasil, fue registrado uno de los primeros casos de muerte en disputa por agua. Bueno, el agua es un recurso natural de uso público llamado bien difuso; pertenece, pues, a todos y a la nación. La iniciativa privada no puede simplemente cerca una cuenca hidrográfica y creerse dueño de ella. Antes de todo, se debe proveer el agua suficiente para la población, para los seres vivos y para garantizar la seguridad alimentaria (agricultura). Solamente el excedente podría ser comercializado, en hipótesis, si garantida la seguridad hídrica.
Otro problema a enfrentar es el de la cultura de servidumbre al sistema financiero internacional, esa aceptación pasiva de una sumisión que nos tornó siempre víctimas de la usura del capital, que solo hace por fomentar la corrupción endémica que cunde entre nosotros.
No se resume, por lo tanto, en el interés financiero de algunos inversores por aplicar sus recursos en un instrumento económico que les dé compensación, como por ejemplo, la emisión de dióxido de carbono en la atmósfera con la compra y venta de créditos (emission trading). Pasa por una amplia adaptación del conocimiento e información disponibilizada para que todos puedan acompañar esas alteraciones económico-financieras. Hay que comprender que lo que se desea eliminar –los gases del efecto invernadero- no puede generar un mercado exponencial que se competitivo para estimular la producción de más contaminación.
Analizar el diseño mercadológico y criticar acuerdos internacionales, como el Mecanismo de Desarrollo Limpio(2) en su estructura operacional, el de la ejecución financiera, no significa condenar el Protocolo de Kioto (3) al fracaso, sino apuntar sus posibles fallas. Pocos son los que pueden criticar ese mecanismo porque, en general, quien conoce ingeniería de proyectos no conoce el mercado financiero, y quien conoce el mercado financiero, siquiera sabe aún qué es gestión ambiental.
Cuando tratamos con el medio ambiente no se puede tratar de ese derecho fundamental como su fuera un producto empresarial, una mercancía, negociado con base en contratos y reglas determinadas a puertas cerradas en reuniones entre pares. Por el contrario, tales negociaciones deben ocurrir con el colectivo de la sociedad. Si la sociedad no adherir, no hay proyecto socio-ambiental que se pueda concretar.
Cuando se exporta soya, se vende también el suelo, agua, energía, biodiversidad, sangre y sudor de los que producen y sufren con el sol inclemente de las plantaciones. El estudio de la ONG WWF(4) demuestra a Brasil como líder en el ranking de los países importadores de “agua virtual”(5) agrícola: exporta 91 mil millones de metros cúbicos a cada años, pero importa 199 mil millones. El saldo es una importación líquida anual de 108 mil millones. Por otro lado, el WWF afirma que Brasil gasta 5,7 mil millones de metros cúbicos anuales de agua en la producción de mercancías que son consumidas en Alemania, principalmente café, soya y carne. Esa condición no es considerada como un dato formal en los criterios de normalización para la compra y venta de commodity. Ejemplificando, cada tonelada de soya vendida implica la utilización de dos mil toneladas de agua.
La rica diversidad de nuestros varios ecosistemas es el lastró de un nuevo modelo económico para América Latina y el Caribe. Para eso, es necesario actuar junto a las bases, con personas que no tienen acceso a la Internet, que no reciben fácil información, puesto que viven en áreas apartadas o en sitios en que hay exclusión social. Nuestro trabajo consiste en concienciar esas poblaciones para que no sean presas ingenuas en las manos de los especuladores, que las llevan a firmar contratos absurdos de modo a mejor explorar sus riquezas y materias primas.
¿Crímenes o créditos ambientales?
El mecanismo de compensación fundamentado en el principio contaminador-pagador, rediscutido en la 15ª Conferencia de las Partes de las Naciones Unidas – Copenhague 2009 (COP15)(6), conocido por la sigla REDD (7), establecería, a principio, la reglamentación de un mercado para los créditos relativos a la preservación y recuperación forestal, ya que las matas absorben gases del efecto invernadero cuando están vivas, y liberan carbono cuando tumbadas. La COOP-15 no logró llegar a un acuerdo sobre las metas de emisiones, resultando apenas en una polémica “Carta de Intenciones”(8) que delineó la formación de un fondo de US$ 100 mil millones propuesto por EUA, para ser hecho con recursos públicos y privados, repercutiendo la posición de los países desarrollados de que esos mecanismos de mercado deben ser considerados en el financiamiento de las metas que sean establecidas. Este es uno de los puntos de divergencia con los países en desarrollo que no quieren una parcela significativa de los recursos del mercado que, por naturaleza, es volátil e inestable, como lo evidenció la última crisis financiera (9).
Según el agente de la Interpol, Peter Younger en declaraciones a la Reuters, durante la 13ª Conferencia de las Partes de las Naciones Unidas – Bali 2007 (COP-13), las posibles fraudes incluirían la reivindicación de créditos por forestas inexistentes o desprotegidas.
Si usted va a comercializar cualquier commodity en el mercado abierto, está creando una situación de lucro y perdida. Habrá un comercio fraudulento de créditos de carbono. En el futuro, si usted está administrando una fábrica y necesita desesperadamente de créditos para compensar sus emisiones, habrá alguien que podrá hacer que eso ocurra para usted. Absolutamente, el crimen organizado estará involucrado… Comienza con el soborno e intimidación de autoridades que puedan impedir el negocio. Ahí, si hay nativos envueltos, hay amenazas y violencia contra esas personas. Hay documentos forjados. (Peter Younger, experto en crímenes ambientales de la Interpol – Policía Internacional).
Una periodista de la Associated Press de Australia, viajó por el interior de Papúa Nueva Guinea y descubrió que más de 500 campesinos compraron certificados falsos con la promesa de gran retorno financiero. Otros fueron convencidos vender sus derechos de explotación de créditos de carbono forestal.
Los escándalos en torno de la REDD en el país tuvieron inicio cuando el sobrino del premier Michael Somare fue acusado de forzar pequeños propietarios a vender sus derechos sobre los bosques.
Una investigación del Financial Times en 2007 reveló grandes fallas en estos mecanismos, denunciando que las organizaciones pagaban por reducciones de emisiones que no acontecían. Mientras tanto, otros obtenían grandes lucros con el comercio de carbono de forma sospechosa. El Financial Times encontró:
  • Muchos casos de personas y organizaciones comprando créditos sin valor que no producen ninguna reducción de emisiones de carbono;
  • Industrias lucrando a pesar de hacer muy poco – o ganando créditos de carbono con base en ganancia por eficiencia con los que ya se beneficiaron sustancialmente;
  • Corredores suministrando servicios de valor cuestionable o sin valor;
  • Una escasez de auditoria, lo que dificulta para los compradores evaluar el verdadero valor de los créditos de carbono;
  • Empresas e individuos que arcan con el gasto de la compra privada de permisos de carbono de la Unión Europea, que despeñaron de valor porque no resultó en reducción de emisiones.
Agentes aduaneros arrestaron a nueve personas en la región de Londres bajo sospecha de un fraude de varios millones de dólares en el comercio de autorizaciones para emisión de carbono. El fraude carrusel, también conocido como el esquema del corredor desaparecido, explotaba el comercio, exento de algunos impuestos, entre países. Estafadores importaban bienes exentos y los vendían con el impuesto embutido en el precio a otra empresa que, entonces, los reexportaba. En vez de repasar el impuesto al gobierno, los vendedores metían en el bolsillo el valor y desaparecían.
Las prisiones confirmaron los temores de que los estafadores –operando en los pregones de Europa y en las forestas tropicales– eran atraídos para un mercado que ya movía más de US$ 100 mil millones.
Cuando la Unión Europea (UE) lanzó el esquema de comercio de emisiones para combatir los cambios climáticos, el bloque seguramente no consideró la hipótesis de que podría eventualmente suministrar un incentivo para contaminar. Un exceso de permisiones (créditos de carbono) ha sido hecho y los bajos precios han derrotado el propósito original del esquema. El resultado fue el crecimiento de las importaciones de carbón para Europa, con Inglaterra llegando a importar volúmenes récord en 2007.
El precio era mucho más barato para las plantas quemar carbón y comprar las permisiones para contaminar, de que comprar combustible más limpio como el gas natural. Estimase que una planta podría comprar carbón a E$ 10 por megawatt/hora más barato que el gas. Pero el mecanismo fue desarrollado para incentivar a las grandes industrias y plantas de energía a sustituir sus fuentes de energía altamente contaminadoras como el carbón por combustibles más limpios, como el gas.
Para la geógrafa italiana Teresa Isenburg, profesora del Departamento de Estudios Internacionales de la Universidad de Milán, que hace décadas estudia las relaciones internacionales que envuelven el medio ambiente, el Protocolo de Kyoto ha sido inocuo para detener el calentamiento global. Teresa afirma que el documento firmado en 1997 en la ciudad japonesa atendió solamente a los intereses del mercado financiero, lo que se puede dar cuenta en la Unión Europea, donde los impactos del tratado más se debería sentir.
Hay que comprender que sin un debate abierto y participación de la sociedad para que ocurran decisiones democráticamente “sustentables” no es posible construir alternativas a la economía de mercado y nuevos modelos de gestión financiera.
Cuando llegamos a las comunidades y mostramos al individuo común, con el sentido de mejor orientarlo, poco a poco se inhibe la acción predadora de los grandes especuladores, oportunistas y estafadores. La única forma de cambiar ese modelo económico deteriorado y diseminado por el mundo es con movilización. Pero para eso se necesita una nueva conciencia que tenga como base el trípode educación, información y comunicación. Se necesita tornarla aún más didáctica para que la sociedad pueda pensar mejor esos hechos.
Para acabar con la autofagia financiera, con la degradación ambiental e injusticias sociales se necesita llevar a los ciudadanos comunes orientación transparente e exenta, par que cada cual sepa defenderse y decidir por los caminos verdaderamente sustentables.
Notas:
    1. Publicado anteriormente en la revista ESPM
    2. Créditos de Carbono son Certificados de Reducción de Emisiones (CERs) que autorizan el derecho de contaminar. El principio es simples. Las agencias de protección ambiental reglamentadoras emiten certificados autorizando emisiones de toneladas de dióxido de azufre, monóxido de carbono y otros gases contaminantes. Inicialmente se selecciona industrias que más contaminan en el país y, partir de ahí se establece metas para reducción de las emisiones. Las empresas reciben bonos negociables en la proporción de sus responsabilidades. Cada bono, cotizado en dólares o euros, equivale a una tonelada de contaminantes. Quien no cumple las metas de reducción progresiva establecida por ley, debe comprar certificados de las empresas más bien sucedidas.
    3. Protocolo de un tratado internacional con compromisos más rígidos para la reducción de la emisión de los gases que agravan el efecto invernadero, considerados, de acuerdo con la mayoría de las investigaciones científicas, como causa antropogénica del calentamiento global. Discutido y negociado en Kioto en Japón en 1997, fue abierto para suscripciones en 11 de diciembre de 1997 y ratificado en 15 de marzo de 1999. Para este entrar en vigor fue necesario que 55% de los países, que juntos producen 55% de las emisiones, lo ratificaran. Así entró en vigor en 16 de febrero de 2005, después que Rusia lo ratificó en noviembre de 2004.
    4. WWF (World Wildlife Fund).
    5. El concepto ‘agua virtual” ha sido creado en 1990 por el científico inglés John Anthony Allan. El término lleva en consideración el volumen de agua utilizado, cuanto del agua evapora o queda contaminado en los procesos de producción. La confección de un par de zapatos de coro, por ejemplo, consume 8 mil litros de agua. La producción de un hamburgués, 2,4 mil litros. El cultivo de algodón suficiente para fabricar una camiseta consume 4 mil litros del recurso. Cada kilogramo de azúcar contiene cerca de 1,5 mil litros de agua virtual.
    6. Conferencia de las Partes – Más de 150 Estados firmaron la Convención Cuadro de Naciones Unidas sobre Cambio del Clima en junio de 1992, en la Cumbre de la Tierra, en Rio de Janeiro. Reconocieron así el cambio de clima como “una preocupación común de la humanidad”. Ellos se han propuesto a elaborar una estrategia global “para proteger el sistema climático para generaciones presentes y futuras”. Los gobiernos que se han tornado Partes de la Convención intentarán alcanzar el objetivo final de estabilizar “las concentraciones de gases de efecto invernadero en la atmósfera en un nivel que impida una interferencia antrópica (provocada por el hombre) peligrosa en el sistema climático”. La Convención ofrece un “cuadro” dentro del cual los gobiernos pueden trabajar juntos para desarrollar nuevas políticas y programas que tendrán grande implicación en la forma como las personas viven y trabajan. Es un texto pormenorizado, negociado con cuidado, que reconoce las preocupaciones especiales de distintos grupos de países. A se tornar parte de la Convención, tanto los países desarrollados como los en desarrollo asumieron cierto número de compromisos. El llamado “Acuerdo de Copenhague” fue aprobado en 18 de diciembre de 2009 con resistencia y sin unanimidad, como exige el procedimiento de Naciones Unidas. Sepa más en: http://www.mct.gov.br/index.php/content/view/49272.html.
    7. Mecanismos de Compensación para la Reducción de Emisiones de Deforestación y Degradación de Florestas (REDD)
    8. Ver los principales puntos del acuerdo de Copenhague: http://www.bbc.co.uk/portuguese/noticias/2009/12/091219_acordoanalise.shtml.
Referencias:
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CREAGH, Sunanda. Créditos florestais podem atrair crime organizado, diz Interpol. Reuters do Brasil, 29 maio 2009.
EL KHALILI, Amyra. Commodities ambientais em missão de paz: novo modelo econômico para América Latina e o Caribe. São Paulo: Nova Consciência, 2009. 271 p. .
EL KHALILI, Amyra. Mecanismo de desenvolvimento limpo: uma análise econômico-jurídica da questão ambiental. In: Congresso de Direito e Engenharia Ambiental: Meio Ambiente, um direito fundamental, 1., 2007, Vitória. Fórum de Direito Urbano e Ambiental FDUA, Belo Horizonte, ano 7, n. 37, jan./fev. 2008.
HARVEY, Fiona; FIDLER, Stephen. Esquema de comércio de carbono freqüentemente não é tão verde. Financial Times, 26 abr. 2007.
MANGINI, Daniela. Relatório do WWF aponta o Brasil como maior importador de água virtual do mundo. Revista Online, São Paulo, set. 2008.
MARTINS, Jomar. Democracia chega às exportações. Revista TerraViva, edição 12, jul. 2009.
MORRISON, Kevin. Próxima fase do mercado de carbono promete ser livre de anomalias. Financial Times, 13 fev. 2007.
PALMEIRA, Vivian. Colaboração e entrevista de Léia Tavares. Todos podem fazer a diferença. Revista Universo Espírita, n. 57, set. 2007.
PONTES, Nádia. Brasil é o maior exportador de “água virtual” para a Alemanha. Disponível em: <http://www.dw-world.de/dw/article/0,,4539260,00.html>, 04 ago. 2009.
REYNOL, Fábio. Carbono como commodity. Agência FAPESP, 23 jul. 2008.
TAVARES, Léia. A estratégia é mudar o sistema. Revista Nova Consciência, n. 3. dez. 2007.
TAVARES, Léia. Europa desvenda primeira grande fraude com crédito de CO2. O Estado Online, 21 ago. 2009.
EL KHALILI, Amyra. O meio ambiente chegou ao mercado. Fórum de Direito Urbano e Ambiental – FDUA, Belo Horizonte, ano 10, n. 55, p.7 -11, jan./fev. 2011.
Amyra El Khalili es colaboradora de Diálogos del Sur, profesora de economía socio ambiental y editora de las redes Movimento Mulheres pela P@Z! y Aliança RECOs – Redes de Cooperação Comunitária Sem Fronteiras. Autora del e-book Commodities ambientais em missão de paz: novo modelo econômico para América Latina e o Caribe. São Paulo: Nova Consciência, 2009. 271 p.
Fuente: http://operamundi.uol.com.br/dialogosdelsur/creditos-de-carbono-para-quien/19082017
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Una propuesta de mil millones de dólares utilizará Gaza para apoyar el relato de Israel acerca de la seguridad


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Una propuesta de mil millones de dólares utilizará Gaza para apoyar el relato de Israel acerca de la seguridad

 


Una propuesta de mil millones de dólares utilizará Gaza para apoyar el relato de Israel acerca de la seguridad
Cuando se tienen en cuenta las atroces condiciones humanitarias de Gaza resulta imposible no recordar lo que dijo el consejero del gobierno israelí Dov Weisglass en 2006 cuando se inició el bloqueo israelí: “La idea es poner a los palestinos a dieta, pero no hacerlos morir de hambre”. Es discutible hasta que punto sigue siendo válido hoy este cruel cálculo inicial ya que los palestinos de Gaza padecen problemas de salud que son consecuencia directa de las restricciones que Israel impone a la comida de la que dispone la población, del bloqueo ilegal impuesto al enclave y del desastre provocado por los bombardeos periódicos de Gaza. El último bombardeo importante fue la “Operación Margen protector” en 2014.
La comunidad internacional se ha hecho eco repetidamente de la afirmación de que para el año 2020 Gaza será “inhabitable”. Parece que habrá que ampliar el plazo ya que Israel presentará a la comunidad internacional una petición de ayuda por valor de mil millones de dólares debido a que, según la potencia colonial, es la propia Gaza la que ha llevado a su población al borde de la implosión.
Haaretz ha informado acerca de comentarios que atestiguan los intentos de Israel de desviar su propia responsabilidad. Según el presidente israelí Reuven Rivlin, “el mundo entero debe saber y entender que quien impide que se reconstruya [Gaza] es Hamas. Israel es la única parte en la zona que en cualquier condición suministra a los residentes las necesidades mínimas para que puedan sobrevivir en cuerpo y alma”.
El primer ministro israelí Benjamin Netanyahu se hizo eco de las palabras de Rivlin: “Es absurdo que Israel se tenga que hacer cargo de las necesidades más básicas de vida que ignora el gobierno de Hamas”. El general de división Yoav Mordechai fue más franco al unir los proyectos propuestos con el relato de la seguridad de Israel, si bien es cierto que al mismo tiempo calificó erróneamente a la resistencia legítima de “terrorismo”. Exonerando a Israel de toda culpa por la “fallida economía” de Gaza, añadió que invertir en el enclave es “un elemento adicional de la doctrina de seguridad de las Fuerzas de Defensa de Israel [el ejército israelí]”.
Esta táctica israelí no es nueva en absoluto. Como parte de su expansión colonial [Israel] se embarca en la destrucción, el desplazamiento y las privaciones. Para compensarlo elabora proyectos para que los financie la comunidad internacional. A pesar de que los altos cargos eliminan de su retórica toda culpabilidad y todo marco temporal, es obvio que si no hubiera presencia colonial en Palestina es probable que los palestinos no habrían padecido la humillación de depender de la ayuda y de que sus necesidades se clasifiquen según lo que Israel decide que la comunidad internacional debe considerar prioritario.
Siguiendo el ejemplo del equivocado y engañoso relato respecto a Gaza, la comunidad internacional probablemente accederá a las últimas exigencias de Israel y a consecuencia de ello financiará tanto el colonialismo de Israel como su relato de seguridad, que es esencial para el desarrollo que supuestamente prevé Israel para este territorio. Teniendo en cuenta que el interés de Israel por Gaza se despierta después de que Estados Unidos recortara su ayuda financiera a los palestinos, habría que examinarlo más minuciosamente. Podría aprobar lo que los altos cargos definen como la lucha contra la supuesta parcialidad en contra de Israel aunque el vacío dejado por el recorte de la ayuda estadounidense a los palestinos (aunque sea una ayuda escasa en comparación con la gran cantidad de necesidades) saca a relucir aún más la violencia colonia.
Por consiguiente, el plan israelí para las infraestructuras de Gaza es un paso hacia la alienación. Emprender una nueva forma de dependencia económica de los palestinos en Gaza no supone un avance desde el punto de vista económico. Esta vez hay muchas oportunidades económicas para Israel, que puede extender su retorcido concepto de ayuda humanitaria y de desarrollo a una población a la que fría y deliberadamente ha aterrorizado, asesinado y mutilado a lo largo de muchas décadas. La aprobación por parte de la comunidad internacional, incluida la financiación de los proyectos propuestos, permitirá a Israel llevar más allá los límites de la colaboración. En caso de que Israel decida arrasar Gaza otra vez con otra ofensiva militar brutal, sus cómplices internacionales se harán cargo de los impactos financieros siguiendo el modelo establecido de que Israel demuele las estructuras financiadas por la Unión Europea. Está claro que Israel trata de provocar hechos similares en los fragmentos que quedan del territorio palestino y no hay manera más rápida de lograrlo que invitar a la comunidad internacional a participar.
Fuente: https://www.middleeastmonitor.com/20180201-a-1-billion-proposal-will-exploit-gaza-for-the-benefit-of-israels-security-narrative/
Esta traducción se puede reproducir libremente a condición de respetar su integridad y mencionar al autor, a la traductora y Rebelión como fuente de la traducción.

Semejanzas y diferencias con la época de Marini


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Semejanzas y diferencias con la época de Marini

 


En los últimos trabajos de su intensa trayectoria, Ruy Mauro Marini - el principal teórico de la dependencia - indagó la dinámica de la mundialización. Observó el inicio de un nuevo periodo asentado en el funcionamiento internacionalizado del capitalismo (Marini, 1996: 231-252). Algunos intérpretes estiman que esa investigación coronó su obra previa e inauguró el estudio de la economía política de la globalización (Martins, 2013: 31-54).
Ese desplazamiento analítico confirmó la enorme capacidad de Marini para abordar los procesos más relevantes de cada coyuntura. Sus señalamientos anticiparon varias características de la etapa que sucedió a su fallecimiento. Evaluar esas observaciones a la luz de lo ocurrido es un buen camino para actualizar su teoría.
GLOBALIZACIÓN PRODUCTIVA
A fines de los 80 Marini notó que el capital se internacionalizaba para incrementar la plusvalía extraída a los trabajadores. Analizó con ese fundamento el abaratamiento del transporte, la irrupción de nuevas tecnologías y la concentración de las empresas ( Marini, 1993) . Evaluó especialmente el nuevo modelo manufacturero-exportador de la periferia gestionado por las firmas multinacionales.
Esas empresas afianzaban espacios comunes entre sus casas matrices y sucursales para desdoblar el proceso de fabricación. Separaban las actividades calificadas del trabajo en serie y lucraban con las diferencias nacionales de productividades y salarios. Marini comprendió que esa operatoria a escala global era un movimiento estructural y no cíclico de la acumulación.
Ese alcance salta a la vista en la actualidad. La globalización introduce un cambio cualitativo en el funcionamiento del capitalismo. Potencia la liberalización del comercio y la adaptación de las finanzas a la instantaneidad de la información. El pensador brasileño situó acertadamente el epicentro de este viraje en la fabricación globalizada. Registró la estrecha conexión de la internacionalización con el patrón de producción flexible que sustituye al fordismo.
Las empresas transnacionales son protagonistas visibles del escenario económico actual. Fragmentan su producción en un tejido de insumos intermedios y bienes finales destinados a la exportación. Ese entramado opera con principios de alta competencia, abaratamiento de costos y baratura de la fuerza de trabajo. La consiguiente deslocalización (off shoring) ha convertido a varias economías asiáticas en el nuevo taller del planeta.
Las compañías transnacionales complementan sus inversiones directas con modalidades de subcontratación y terciarización laboral. Descargan sobre sus proveedores el control de los trabajadores y la gestión de la incierta demanda. De esa forma distribuyen riesgos y aumentan ganancias .
Marini sólo vivió el debut de ese proceso y destacó sus contradicciones en términos muy genéricos. No llegó a notar los desbalances comerciales, las burbujas financieras y los excedentes de mercancías que irrumpieron con la crisis del 2008.
Esa conmoción desestabilizó al sistema sin revertir la globalización productiva. Puso transitoriamente en entredicho la desregulación financiera, que fue preservada sin ningún cambio relevante. El reciente cuestionamiento de la liberalización comercial (Trump, Brexit) ilustra la reacción de las potencias que pierden terreno. Intentan recuperar espacios restaurando cierto unilateralismo, pero no propician el retorno a los viejos bloques proteccionistas. La economía política de la globalización -que entrevió Marini- persiste como un acertado abordaje del capitalismo contemporáneo.
EXPLOTACIÓN Y REMODELACIÓN INDUSTRIAL
La gravitación que el teórico brasileño asignó al incremento de las tasas de plusvalía ha quedado confirmada en las últimas décadas. La ofensiva patronal dispersó las remuneraciones, eliminó las reglas salariales definidas y segmentó e l trabajo. Esta reorganización mantiene la estabilidad requerida para la continuidad de la acumulación en el sector formal y generaliza la precarización en el universo informal.
El principal cimiento de la globalización es la reducción de los costos laborales. Por eso los ingresos populares se estancan en la prosperidad y decaen en las crisis. Las firmas transnacionales se enriquecen con los bajos salarios de la periferia y con el abaratamiento de los bienes consumidos por los trabajadores de las metrópolis. Utilizan la deslocalización para debilitar a los sindicatos y achatar los sueldos de todas las regiones.
Las firmas lucran especialmente con las diferencias de salarios resultantes de los desniveles estructurales de sobrepoblación. Esas brechas se estabilizan por la ausencia de movilidad internacional de los trabajadores. Mientras que en el periodo inicial de la globalización (1980-1998) la inversión extranjera se triplicó, el total de migrantes apenas varió ( Smith, 2010: 88-89). La fuerza de trabajo es marginada de todos los movimientos que sacuden al tablero de la mundialización .
Marini registró el primer desplazamiento de la industria a Oriente. Fue testigo de la irrupción de los denominados “tigres asiáticos” (Taiwán, Hong Kong, Corea del Sur y Singapur). Pero no vio la mutación posterior que modificó por completo el mapa manufacturero.
China es el epicentro actual de una creciente instalación de filiales en Asia. Allí se genera el grueso de la producción mundializada. Los sueldos oscilan entre el 10 y el 25% de lo remunerado en las metrópolis por trabajos equivalentes .
La magnitud del cambio se verifica en el consumo estadounidense de bienes manufacturados. Un tercio de ese total es fabricado actualmente en el exterior, lo que duplica el promedio vigente en 1980 ( Smith, 2010: 153-154, 222-227) . Es evidente el cimiento de la mundialización neoliberal en la explotación de los trabajadores. Las inversiones se desplazan a los países que ofrecen mayor baratura, disciplina y productividad de la fuerza de trabajo.
Marini también percibió cómo el modelo de sustitución de importaciones (que inspiró su análisis de la dependencia) era sustituido por un nuevo patrón de exportación manufacturera. Pero sólo llegó a notar los rasgos genéricos de un esquema, que ha sido reconfigurado por las cadenas globales de valor (CGV).
Con esa modalidad todo el proceso de fabricación queda fragmentado, en función de la rentabilidad comparada que ofrece cada actividad. Esa división incluye eslabonamientos dirigidos por el fabricante (firmas aeronáuticas, automotrices, informáticas) o comandados por el comprador (emporios comercializadores tipo Nike, Rebook o Gap) ( Gereffi, 2001) . Las empresas que lideran esas estructuras no sólo controlan el recurso más rentable (marcas, diseños, tecnologías). También dominan el 80% d el comercio mundial de esos circuitos.
Este modelo difiere radicalmente del prevaleciente en los años 60-70. En lugar de procesos integrados predomina la subdivisión de partes y la fabricación nacional es reemplazada por un ensamble de componentes importados. La proximidad y la envergadura de los mercados pierden relevancia frente a las ventajas comparativas del costo laboral. Una nueva división global del trabajo (DGT) sustituye a su precedente internacional (DIT) (Martínez Peinado, 2012: 1-26).
En la actividad de las empresas transnacionales se multiplica la gravitación de los bienes intermedios, mediante eslabonamiento y mecanismos de especialización industrial vertical (Milberg, 2014: 151-155). Estas modalidades introducen formas de gestión exportadora que eran desconocidas a fines del siglo pasado .
LA CRISIS DEL CAPITALISMO
Marini analizó la economía de la globalización estimando que el capitalismo había ingresado en un ciclo largo de crecimiento. En ese contexto situó las especializaciones productivas y el despunte de los países asiáticos de industrialización reciente (NICs). Consideró que los procesos de integración regional resurgían para ensanchar la escala de los mercados ( Marini, 1993). Su colega dependentista compartió ese razonamiento, indagando la incidencia de las nuevas tecnologías sobre las ondas largas (Dos Santos, 2011: 127-134) .
El curso posterior de la globalización no confirmó, ni desmintió la presencia de ese ciclo ascendente de largo plazo. Las controversias entre quienes postulan y objetan la vigencia de esos movimientos no desembocaron en conclusiones nítidas. Por eso hemos subrayado la conveniencia de esclarecer las transformaciones cualitativas de la etapa, sin forzar el amoldamiento de ese periodo a una onda larga (Katz, 2016: 366-368) .
Marini inscribió su evaluación en caracterizaciones marxistas que resaltaban el carácter disruptivo de la acumulación. Subrayó las traumáticas crisis potenciales que incubaba la globalización y remarcó la presencia de tensiones simultáneas en la esfera de la demanda (consumo retraído) y la valorización (insuficiencia de rentabilidad). Destacó ambos desequilibrios con más observaciones sobre el primer tipo de contradicciones.
En las últimas décadas salieron a flote esos temblores. También se verificó la explosiva retracción del empleo, potenciada por la relativa inmovilidad de la fuerza de trabajo frente al vertiginoso desplazamiento de las mercancías y los capitales.
Esa contradicción distingue a la mundialización actual de la vieja industrialización europea. Entre 1850 y 1920 más de 70 millones de emigrantes abandonaron el Viejo Continente. Ese traslado masivo desagotó la población sobrante en un polo y generó nuevos centros de acumulación en las zonas receptoras de trabajadores. Un movimiento demográfico equivalente supondría en la actualidad el ingreso de 800 millones de inmigrantes a los países centrales ( Smith, 2010: 105-110).
Pero los desamparados tienen actualmente vedado ese desplazamiento. Las economías desarrolladas construyen fortalezas contra los desposeídos de la periferia y sólo absorben irrelevantes contingentes de mano de obra calificada . Se ha diluido la válvula de escape que en el pasado generaba el propio proceso de acumulación.
Los países que concluyen en forma acelerada sus procesos de acumulación primitiva, no pueden descargar su población excedente sobre otras localidades.
Esa restricción potencia otras tensiones del capitalismo, como la destrucción de empleos por la expansión del universo digital. Los parámetros de rentabilidad -que guían la introducción de nuevas tecnologías- imponen una dramática eliminación de puestos de trabajo. La desocupación se agiganta con la mundialización.
En esta etapa hay menos trabajo para todos que en las fases precedentes. El empleo disponible se contrae y su calidad es decreciente en las regiones subdesarrolladas. Por eso la economía informal (carente de regulaciones estatales) alberga al 50% de la actividad laboral en América Latina, al 48% en el norte de África y al 65% de Asia ( Smith, 2010: 115-127).
La acelerada automatización –y la expulsión de población agraria por la tecnificación del campo- achican drásticamente las oportunidades laborales. El capitalismo asentado en la explotación -que tanto estudió Marini- no puede siquiera implementar ese padecimiento entre toda la población oprimida.
REPLANTEOS IMPERIALES
El teórico brasileño resaltó la gravitación del imperialismo. Señaló la insoslayable función de ese sistema de dominación militar para la preservación del capitalismo. Pero elaboró sus textos en una época muy distanciada del escenario de Lenin. C omprendió que la guerra fría era cualitativamente distinta a los viejos choques entre potencias y r egistró la inédita supremacía militar de Estados Unidos. Notó la capacidad de ese imperio para forjar alianzas subalternas, subordinando a sus rivales sin demolerlos.
Marini evitó los paralelos con el imperialismo clásico. Entendió la novedad de un período signado por la disminución del proteccionismo, la recuperación de posguerra del protagonismo industrial y la reorientación de la inversión externa hacia las economías desarrolladas. Sintetizó esas transformaciones con una noción ( cooperación hegemónica), que utilizó para definir las relaciones prevalecientes entre las potencias centrales ( Marini, 1991: 31-32).
El contexto actual presenta varias continuidades con esa caracterización. Perdura el entramado forjado en torno a la Tríada (Estados Unidos, Europa y Japón), para asegurar la custodia militar del orden neoliberal. Esa alianza bélica ya provocó la devastación de numerosas regiones de África y Medio Oriente. También subsiste la primacía del Pentágono en la dirección de las principales acciones militares. Pero la hegemonía norteamericana perdió la contundencia que exhibía en los años 80-90 de debut de la globalización.
Estados Unidos cumplió un papel económico clave en el despegue de ese proceso. Aportó el enlace estatal requerido para gestar la acumulación a escala mundial. Las instituciones de Washington internacionalizaron los instrumentos financieros y apuntalaron la globalización productiva. Desenvolvieron con mayor intensidad esa acción en el desemboque de las crisis de las últimas décadas.
La regulación bancaria de la FED, la operatoria del dólar como moneda mundial, la reorganización de los presupuestos estatales bajo la auditoría del FMI y las reglas bursátiles de Wall Street afianzaron la mundialización. Esa gravitación volvió a notarse en el desenlace de la convulsión del 2008.
Pero la pérdida de supremacía norteamericana se corrobora actualmente en el déficit comercial y el endeudamiento externo del país. Estados Unidos conserva el manejo de los principales bancos y empresas transnacionales. Encabeza, además, la introducción de las nuevas tecnologías digitales. Pero ha resignado posiciones claves en la producción y el comercio. Su impulso de la mundialización neoliberal terminó favoreciendo a China, que se convirtió en un inesperado competidor global.
La llegada de Trump ilustra ese retroceso. El magnate intenta recuperar posiciones estadounidenses reordenando los tratados de libre comercio. Pero enfrenta enormes dificultades para recomponer ese liderazgo económico.
En el plano militar Estados Unidos continúa prevaleciendo y carece de reemplazantes para la custodia del orden capitalista. P ero falla en los operativos encarados para sostener su hegemonía. Esa inoperancia salta a la vista en el fracaso de todas sus guerras recientes (Afganistán, Irak, Siria).
Por estas razones han cambiado las relaciones de la primera potencia con sus socios. La total subordinación que presenció Marini ha mutado hacia entrelazamientos más complejos. Las potencias europeas (Alemania) y asiáticas (Japón) ya no aceptan con la misma sumisión las órdenes de Washington. Desenvuelven estrategias propias y explicitan sus conflictos con el gigante norteamericano ( Smith A, 2014).
Ningún socio cuestiona la supremacía del Pentágono , ni pretende gestar un poder bélico contrapuesto. Pero se diluyó el vasallaje de la segunda mitad del siglo XX. Este giro es congruente con la incapacidad norteamericana para preservar el padrinazgo, que desplegó en la posguerra sobre las restantes economías capitalistas ( Carroll, 2012) .
Habrá que ver si en el futuro el liderazgo yanqui desaparece, resurge o se disuelve paulatinamente. Esta incertidumbre es un dato que estaba ausente cuando se publicó la Dialéctica de la dependencia (1973).
DESPLOME DE LA URSS, ASCENSO DE CHINA
La implosión de la Unión Soviética y la conversión de China en una potencia central distinguen al período en curso de la época de Marini. Con el colapso de la URSS se afianzó la ofensiva neoliberal. Las clases dominantes recuperaron confianza -y en ausencia de contrapesos internacionales- retomaron los típicos atropellos del capitalismo desenfrenado .
El te ó rico brasile ñ o era un marxista cr í tico de la burocracia del Kremlin, que apostaba a la renovaci ó n socialista y no al desplome de la Uni ó n Sovi é tica. La regresi ó n de Rusia a un r é gimen capitalista – en un contexto de inmovilidad, despolitización y apatía popular- trastocó el escenario entrevisto por el luchador latinoamericano.
El segundo giro ha sido igualmente impactante. Marini no podía siquiera imaginar que el despegue de Taiwán y Corea del Sur anticipaba la mutación protagonizada por China. El PBI per cápita de ese país se multiplicó 22 veces entre 1980 y 2011 y su volumen comercial se duplica cada cuatro años.
China no sólo mantuvo altísimas tasas de crecimiento en las coyunturas de crisis internacional. El auxilio que brindó al dólar (y al euro) impidió la conversión de la recesión del 2009 en una depresión global. La envergadura del cambio histórico en curso es comparable a la revolución del vapor en Inglaterra, a la industrialización de Estados Unidos y al desarrollo inicial de la Unión Soviética. La prosperidad de ningún BRICS se equipara con esa conversión de China en una potencia central.
Basta observar su papel dominante como inversor, exportador, importador o acreedor de los principales países de África o América Latina, para mensurar la abismal brecha que separa al gigante asiático de sus viejos pares del Tercer Mundo.
La nueva potencia no comparte simples relaciones de cooperación con sus contrapartes del Sur. Ejerce una nítida supremacía que extiende a sus vecinos de Oriente. Ninguna otra economía ha transformado en forma tan radical su posicionamiento en el orden global .
China a ctúa como un imperio en formación que afronta la hostilidad estratégica del Pentágono . Está forjando su propio modelo capitalista a través de un novedoso ensamble con la globalización. No transita por las viejas etapas de despegue inicial asentado en el mercado interno. Despliega un proceso de acumulación directamente conectado con la mundialización.
Para dilucidar la especificidad de su capitalismo hay que recurrir a caracterizaciones ausentes en la época de Marini. Las clásicas fórmulas de la teoría de la dependencia no disipan ese interrogante.
POLARIDADES Y NEUTRALIZACIONES
El pensador de la dependencia destacó la preeminencia de la polarización a escala global. Consideró que ese divorcio era inherente al capitalismo, en concordancia con las fracturas internacionales observadas por los marxistas clásicos de principios del siglo XX ( Luxemburg, 1968: 58-190) . También los teóricos del sistema-mundo interpretaron esas brechas como rasgos intrínsecos del régimen social vigente.
Numerosos estudios empíricos han corroborado esa divisoria en el surgimiento del capitalismo. La revolución industrial produjo el mayor abismo de la historia entre un polo ascendente y otro degradado. Esa “gran divergencia” acompañó al despegue de Occidente. Los países desarrollados convergieron en promedios de expansión radicalmente distanciados de las economías subdesarrolladas ( Pritchett, 1997) .
La acotada lejanía inicial se transformó en una brecha monumental. Entre 1750 y 1913 el salto del PBI per cápita fue tan espectacular en Inglaterra (de 10 a 115) y Estados Unidos (de 4 a 126), como la regresión padecida por China (de 8 a 3) e India (de 7 a 2). Las distancias entre las naciones se expandieron a un ritmo muy superior a sus equivalentes dentro de los países ( Rodrik, 2013) .
Marini partió de evidencias de ese tipo, para teorizar las distancias entre las economías avanzadas y subdesarrolladas, con razonamientos inspirados en el intercambio desigual. Pero percibió también los cambios en esa tendencia que introducía el capitalismo tardío de posguerra. En ese modelo los procesos de acumulación en la periferia industrializada contrapesaban las polarizaciones previas ( Mandel, 1978: cap 2) .
El estudioso de la dependencia notó, además, cómo la presencia del llamado bloque socialista compensaba las desigualdades internacionales espontáneas de la acumulación. La existencia de la URSS y sus aliados determinaba ese efecto neutralizador.
El resultado de estas múltiples tendencias fue cierta estabilización de la desigualdad entre los países. La brecha puramente ascendente del siglo XIX adoptó un curso más variable y tendió al equilibrio entre 1950 y 1990 ( Bourguignon; Morrisson, 2002).
En ese período las polaridades al interior de los países declinaron por las mejoras que concedió la clase capitalista, ante el generalizado temor a un contagio socialista. Ese pánico determinó la presencia de modelos keynesianos, en un contexto de descolonización y auge del antiimperialismo.
Marini registró tanto las brechas nacionales y sociales que genera el capitalismo, como las fuerzas que limitan esas polaridades. Esta combinación de procesos quedó significativamente alterada en las últimas décadas del siglo XX por la dinámica posterior de la mundialización neoliberal.
DESIGUALDADES DIVERSAS
Numerosos estudios coinciden en destacar el ensanchamiento actual de las fracturas sociales en todos los puntos del planeta. Un conocido análisis de esa polarización en 30 países demuestra que el 1% de la minoría más enriquecida controla el 25-35% del patrimonio total en Europa y Estados Unidos (2010). En ambas regiones el 10% de los habitantes maneja el 60-70% de la riqueza. Niveles semejantes de desigualdad se verifican en otras zonas centrales, emergentes o periféricas ( Piketty, 2013).
Pero el curso seguido por la desigualdad entre países es más controvertido. Ese indicador es evaluado comparando los distintos PBI per cápita con ponderaciones poblacionales ( Milanovic, 2014) . De esa forma se mensura la incidencia de las tasas de crecimiento sobre la desigualdad global, tomando en cuenta la población involucrada. Un incremento sustancial del PBI en la India tiene efectos muy distintos que el mismo aumento en Nueva Zelanda (Goda, 2013) .
Durante las últimas décadas la creciente brecha social fue acompañada por nuevas polaridades entre los países. Pero si se incluye el factor poblacional el resultado final es variado. El c recimiento de naciones con gran peso demográfico achicó las brechas nacionales totales. El curso de las desigualdades fuera y dentro de las fronteras -usualmente sintetizado por el coeficiente Theil- se redujo un 24% desde 1990. El incremento del 14% de la desigualdad al interior de esas naciones fue compensado por una disminución del 35% de la brecha entre países ( Bourguignon; Châteauneuf-Malclès, 2016) .
Por su gran número de habitantes China alteró el indicador mundial. Mientras que la economía global se estancó en torno al 2,7% anual (2000-2014), el gigante asiático creció al 9.7%. Aunque esa trayectoria presenta semejanzas con los antecedentes de Japón y Corea del Sur, su efecto sobre la polaridad entre los países es muy diferente.
En plena explosión de las desigualdades sociales la continuidad de ese achicamiento de la fractura global es muy dudosa. China asciende a costa de sus rivales de Occidente y reconfigura el marco de las potencias dominantes. Pero el espectro restante de la jerarquía mundial continúa segmentado en los compartimentos tradicionales. Hay pocas modificaciones en la pirámide mundial. Una reversión de la “gran divergencia” gestada durante el siglo XIX debería quebrantar esa jerarquía.
En estudios previos al ascenso reciente de China, los teóricos del sistema-mundo expusieron muchos ejemplos del carácter perdurable de esa estructura. Ilustraron la reducida movilidad internacional de los países en el largo plazo, ejemplificando esa permanencia en 88 de 93 casos considerados ( Arrighi, 1990) .
Otra evaluación realizada en el debut de la mundialización (1960-1998) observó la paradoja de una creciente participación de las nuevas economías en la globalización productiva, con escasos efectos sobre el nivel relativo de los PBI per cápita.
Ese trabajo observó que la producción manufacturera en esos países (como porcentaje comparado del PBI del Primer Mundo) ascendió significativamente (de 74,6 a 118%), frente a un PBI per cápita (como porcentaje de su equivalente los países avanzados), que se mantuvo casi invariable (de 4,5 a 4,6%). La convergencia industrial no se tradujo en mejoras equivalentes en el nivel de vida (Arrighi; Silver; Brewer, 2003: 3-31) . También el despegue posterior de China se ha consumando preservando grandes distancias con el PBI per cápita de sus pares de Occidente.
El curso de la desigualdad global es determinante de las relaciones centro-periferia que Marini indagó con tanta atención. Pero sobre las distintas trayectorias abiertas operan fuerzas muy diferentes a las prevalecientes en los años de esplendor del dependentismo.
INTERNACIONALIZACIÓN SIN CONTRAPARTE POLÍTICA
La ampliación actual de las desigualdades sociales por encima de las nacionales se desenvuelve en un escenario muy singular: la internacionalización de la economía no tiene correlato equivalente en las clases dominantes y los estados. Esa contradicción apenas se insinuaba en la década del 60. La coexistencia de la globalización productiva con estructuras estatal-nacionales es un conflicto del siglo XXI.
La gravitación de los organismos económicos (FMI, BM, OMC) y geopolíticos (ONU, G 20) globales no reduce la perturbadora escala de ese divorcio. La configuración de estados forjados en el debut del capitalismo continúa cumpliendo un papel central. Aseguran la gestión localizada de la fuerza de trabajo, en un contexto de gran desplazamiento mundial de productos y capitales.
Este fortalecimiento de las regulaciones laborales a escala nacional repercute, a su vez, sobre las identidades específicas de las distintas clases dominantes. Aunque mundialicen sus negocios, esos grupos mantienen comportamientos políticos y culturales contrapuestos. Las empresas se internacionalizan, pero su manejo no queda desvinculado de los estados de origen . Por las mismas razones, la competencia internacional por atraer capitales se desenvuelve premiando siempre a los inversores más próximos.
El orden neoliberal expande una mundialización administrada por estructuras nacionales. Los mismos estados que analizaban los marxistas clásicos y de posguerra, ahora operan en un nuevo marco de globalización productiva.
En ese cuadro de asociación económica mundial, las confrontaciones geopolíticas se desenvuelven recreando relaciones de dependencia. Las principales potencias renuevan esa sujeción en sus zonas de influencia, mientras disputan supremacía en las áreas más codiciadas del planeta.
Estados Unidos intenta recapturar su hegemonía comenzando por las regiones que tradicionalmente estuvieron bajo su control (América Latina). La vigencia de una moneda común -entre economías con enormes diferencias de productividad- refuerza la supremacía de Alemania en Europa. China amplía las brechas con sus vecinos asiáticos . La dependencia que estudió Marini adopta nuevas formas e intensidades.
PROBLEMAS DEL TRANSNACIONALISMO
La actual etapa de globalización productiva -sin correspondencia directa en las clases dominantes y estados- contradice la tesis de una transnacionalización plena. Esa mirada supone que los principales sujetos e instituciones del sistema han quedado divorciados de sus pilares nacionales (Robinson, 2014). Estima que se ha disuelto el viejo anclaje de las empresas en el mapa de los países.
Este enfoque convierte las prolongadas transiciones de la historia en transformaciones instantáneas. Observa acertadamente que la internacionalización de la economía genera dinámicas del mismo tipo en otras esferas, pero desconoce las enormes brechas temporales que separan a ambos procesos. Que una firma asuma en pocos años perfiles transnacionales no implica la mundialización equivalente de sus propietarios. Tampoco supone procesos de ese tipo en los grupos sociales o estados que cobijan a la compañía.
El capitalismo no se desenvuelve con ajustes automáticos. Articula el desarrollo de las fuerzas productivas con la acción de clases dominantes amoldadas a distintos escenarios estatales. Las diferentes esferas de ese trípode mantienen niveles de conexión tan intensos como autónomos.
Ya en los años de Marini algunos teóricos marxistas (como Poulantzas) percibieron que la internacionalización productiva, no entrañaba secuencias idénticas en la superestructura estatal o clasista . Ese señalamiento inspiró la posterior caracterización de la globalización como un proceso asentado en las instituciones del estado más poderoso del planeta (Panitch; Gindin, 2014).
El enfoque transnacionalista desconoce esa mediación de Washington en la gestación de la nueva etapa. Por eso ignora también el rol actual de Beijing. La asociación entre ambas potencias coexiste con una intensa rivalidad entre estructuras estatales muy diferenciadas. Los vínculos entre empresas chinas y estadounidenses no implican ningún tipo de disolución transnacional.
Basta recordar la compleja trayectoria de gestación del capitalismo en torno a clases y estados preexistentes, para notar cuán variados han sido los patrones de cambio de esas entidades. La tesis transnacionalista sintoniza con las corrientes historiográficas, que postulan la abrupta constitución de un sistema capitalista mundial integrado, olvidando la compleja transición desde múltiples trayectorias nacionales (Wallerstein, 1984). De la misma manera que concibe esa intempestiva aparición hace 500 años, supone que la globalización actual alumbra con gran rapidez clases y estados mundiales.
La tradición opuesta -que indaga los senderos diferenciados seguidos por cada capitalismo nacional- registra en cambio, cómo los sujetos y las estructuras locales condicionan a la globalización actual (Wood, 2002). Cuestiona la existencia de una sincronizada irrupción del capitalismo global y demuestra la preeminencia de inciertas transiciones guiadas por intermediaciones estatales. Un curso genéricamente común de internacionalización se desenvuelve con altísima diversidad de ritmos y conflictos.
Las relaciones de dependencia justamente persisten por la inexistencia de un súbito proceso de completa mundialización. El entramado del centro y la periferia se remodela sin desaparecer, en un contexto de fabricación globalizada y redistribuciones de valor entre clases y estados competidores. Este diagnóstico -congruente con la tradición de Marini- es contrapuesto a la visión transnacionalista.
REORDENAMIENTO SEMIPERIFÉRICO
El teórico brasileño estudió las transferencias internacionales de valor para analizar la reproducción dependiente de América Latina. Estimó que la región recreaba su status subordinado por el sistemático drenaje de recursos hacia los países centrales. Las desventajas comerciales, la remisión de utilidades y los pagos de intereses de la deuda perpetuaban esta sumisión.
Pero el pensador brasileño no se limitó a retratar la fractura bipolar (entre el centro y la periferia) generada por esas hemorragias. Indagó la nueva complejidad introducida por la existencia de formaciones intermedias. Investigó especialmente cómo la industrialización colocaba a ciertos países en un segmento semiperiférico. Observó esa transformación en Brasil, que se mantenía alejado de los centros imperiales sin compartir el retraso extremo de la periferia (Marini 2013: 18). .
Esta caracterización fue compartida por su colega del dependentismo, que diferenció a las economías latinoamericanas por su desenvolvimiento interno y por el tipo de productos exportados (Bambirra, 1986: 23-30). El mismo abordaje encaró el principal exponente del marxismo endogenista, al evaluar cómo el subdesarrollo desigual separaba a los países agrarios más retrasados de las economías embarcadas en cierto despegue industrial ( Cueva, 2007).
Estas distinciones son muy útiles para analizar el contexto actual. La simple polaridad centro-periferia es más insuficiente que en el pasado, para comprender la mundialización. Las cadenas de valor han realzado la gravitación de las semiperiferias .
Las firmas multinacionales ya no priorizan la ocupación de los mercados nacionales para aprovechar los subsidios y las barreras aduaneras. Jerarquizan otro tipo de inversiones externas. En ciertos casos se aseguran la captura de recursos naturales determinados por la geología y el clima de cada lugar. En otras situaciones aprovechan la existencia de grandes contingentes de fuerza de trabajo abaratada y disciplinada.
Estas dos variantes -apropiación de riquezas naturales y explotación de los asalariados- definen las estrategias de las empresas transnacionales y la ubicación de cada economía en el orden global .
Tanto las periferias como las semiperiferias continúan integradas al conglomerado de los países dependientes. El rol subordinado que Marini asignaba a las dos categorías no ha cambiado. Están insertas en la cadena de valor, sin participar en las áreas más lucrativas de ese entramado. Tampoco ejercen el control de esa estructura. Actúan en la producción globalizada bajo el mandato de las compañías transnacionales.
Ese posicionamiento relegado se corrobora incluso en aquellas economías que lograron forjar empresas multinacionales propias (India, Brasil, Corea del Sur). Ingresaron en un campo que estaba monopolizado por el centro, sin modificar su status secundario en la producción globalizada ( Milelli, 2013: 363-380).
Otro indicador de ese posicionamiento relegado es la reducida participación de esos países en la dirección de las instituciones globalizadas. Esta ausencia es coherente con la escasa representación de esas regiones, en los cuerpos directivos de las firmas transnacionalizadas (Carroll; Carson, 2003: 67-102).
Pero dos cambios significativos se observan en comparación a la época de Marini. El papel de cada semiperiferia en la cadena de valor introduce un elemento de peso muy definitorio de su ubicación en la pirámide mundial. A diferencia del pasado no alcanza con registrar el nivel del PBI per cápita o la magnitud del mercado interno.
Por otra parte, al interior del segmento semiperiférico es muy evidente el avance de las economías asiáticas (Corea del Sur) y el retroceso de sus pares latinoamericanos (Argentina, Brasil). Cómo el mismo reordenamiento se observa en otras regiones, algunos autores sugieren la introducción de nuevas clasificaciones para conceptualizar el cambio (semiperiferias fuertes-débiles, altas-bajas, superiores-inferiores) (Morales Ruvalcaba; Efrén, 2013: 147-181). Marini no llegó a presenciar esas transformaciones.
INCIDENCIA DEL SUBIMPERIALISMO
El pensador brasileño analizó el papel de las economías intermedias en los mismos años que los teóricos del Sistema Mundial estudiaban el doble rol de las semiperiferias. Estimaban que esos países atenúan las tensiones globales y definen las mutaciones de la jerarquía global . Destacaron cómo atemperan las fracturas entre el centro y la periferia y de qué forma protagonizan las movilidades ascendentes y descendentes que remodelan la división internacional del trabajo.
Los pensadores sistémicos atribuyeron ese papel al carácter intermedio de los estados semiperiféricos, que no detentan el poder del centro y tampoco padecen las debilidades extremas de los estados relegados. Describieron casos de ascenso (Suecia, Prusia, Estados Unidos) estancamiento (Italia, Flandes) y retroceso (España, Portugal) de ese segmento en las últimas cinco centurias. Postularon que su lugar equidistante les permite liderar grandes transformaciones, mientras equilibran la pirámide mundial (Wallerstein, 1984: 247-33, 1999: 239-264, 2004: cap 5).
Marini convergió parcialmente con esa tesis en su evaluación de los países intermedios. Utilizó esa óptica para diferenciar a Brasil de Francia y Bolivia. Pero introdujo además el nuevo concepto de subimperialismo, para caracterizar una franja de potencias regionales con políticas exteriores asociadas y al mismo tiempo autónomas del imperialismo estadounidense.
Con esa noción enfatizó el papel disruptivo de esos actores. En lugar de observarlos como colchones de las tensiones globales, analizó su función convulsiva . La alta conflictividad de esas regiones ha sido posteriormente atribuida a la explosiva coexistencia de universos de bienestar y desamparo (tipo “Bel-India”) ( Chase-Dunn, 1999) .
El enfoque de Marini fue semejante al utilizado por un excepcional marxista del siglo XX, para explicar con razonamientos de desarrollo desigual y combinado, la vulnerabilidad de los países intermedios ( Trotsky, 1975). Como esas naciones quedaron incorporadas a la carrera de la acumulación con gran tardanza, afrontan desequilibrios superiores al centro que son desconocidos por sus inmediatos seguidores de la periferia. Por esta razón concentran localizaciones potenciales de un debut socialista . Al igual que otros pensadores de su época, Marini situó la dinámica de esas formaciones en un horizonte de confrontación entre el capitalismo y el socialismo ( Worsley, 1980) .
Pero su acepción del subimperialismo requiere una significativa revisión en la era de la mundialización neoliberal. El teórico de la dependencia asignó a esa categoría una dimensión económica de expansión externa y otra geopolítico-militar de protagonismo regional. Esa simultaneidad no se verifica en la actualidad.
El subimperialismo contemporáneo no presenta la connotación económica que observaba Marini. Es propio de los países que cumplen un doble rol de gendarmes asociados y autónomos de Estados Unidos. Turquía e India juegan ese papel en Medio Oriente y el Sur de Asia. Pero Brasil no desenvuelve un papel equivalente en América Latina y Sudáfrica tampoco cumple esa función en su continente ( Katz, 2017b) .
El cariz geopolítico del subimperialismo y la naturaleza económica de las semiperiferia son más visibles en la actualidad que en el pasado. El primer aspecto está determinado por acciones militares tendientes a acrecentar la influencia de las potencias zonales. El segundo rasgo deriva del lugar ocupado por cada país en la cadena de valor. Marini no llegó a percibir esta diferencia.
“¿SUR GLOBAL?”
La nueva combinación de creciente internacionalización del capital y continuada configuración estatal-nacional de las clases y los estados obliga a revisar otros aspectos del dependentismo tradicional. La mundialización productiva es habitualmente investigada por los exponentes de esa tradición, pero la reconfiguración geopolítica imperial es frecuentemente soslayada. Esa omisión se verifica en el difundido uso del término “Sur Global”.
Ese concepto es postulado para resaltar la persistencia de las clásicas brechas entre los países desarrollados (“Norte”) y subdesarrollados (“Sur”). El desplazamiento de la producción a Oriente y la captación del nuevo valor generado por Occidente son presentados como evidencias de esa contundente polaridad (Smith, 2010: 241) .
Estas caracterizaciones confrontan acertadamente con el venturoso futuro de convergencias entre economías avanzadas y retrasadas, que difunden los neoliberales (y frecuentemente convalidan los heterodoxos). También demuestran que el modelo actual se cimenta en la explotación y en la transferencia de plusvalía a un puñado de empresas transnacionales. Explican detalladamente las ventajas que mantienen los países más poderosos para capturar el grueso de los beneficios.
Pero estas valiosas observaciones no clarifican los problemas del periodo. El simple diagnóstico de un contrapunto entre el Sur y el Norte choca con la dificultad para encasillar a China. ¿En cuál de los dos campos se ubica a esa nación?
A veces se exceptúa al país de la divisoria, con el mismo argumento utilizado hace veinte años para resaltar la singularidad de Corea del Sur o Taiwán. Pero lo que resultaba plausible para dos pequeños países, no puede extenderse a la segunda economía del planeta, que alberga a un quinto de la población mundial. Si se soslaya la transformación protagonizada por el gigante asiático resulta imposible caracterizar al capitalismo actual.
Excelentes trabajos de investigación sitúan de hecho erróneamente a China en el bloque de países subdesarrollados. Estiman que la plusvalía extraída a su enorme proletariado es transferida a Occidente ( Smith, 2010: 146-149) . Pero es poco sensato colocar en ese universo a una potencia que socorre a los bancos de Occidente, sostiene al dólar en la crisis, acumula un superávit comercial mayúsculo con Estados Unidos y encabeza las inversiones externas en África y América Latina.
Tampoco es lógico interpretar que la masa de plusvalía generada en China es íntegramente transferida a Occidente y apropiada por las casas matrices de las firmas mundializadas. Un drenaje de ese tipo habría imposibilitado las altísimas tasas de acumulación que caracterizan al país.
Es evidente que una porción mayúscula del beneficio gestado en China es capturado por los capitalistas-burócratas locales. Ese monumental lucro es equivocadamente interpretado como una simple “tajada” de lo apropiado por las firmas occidentales ( Foster, 2015).
Pero China es un desafiante y no un títere de Estados Unidos. Sus grupos dominantes se ubican muy lejos de cualquier burguesía dependiente, con pequeñas participaciones en la torta de la globalización. Los nuevos dominadores asiáticos no guardan ningún parentesco con las viejas burguesías nacionales de posguerra.
La emergente potencia oriental ha demostrado capacidad para limitar el drenaje de plusvalía, mientras aumenta su apropiación del valor generado en la periferia. Ninguna de estas acciones sintoniza con su clasificación en el “Sur Global”.
RENOVAR EL DEPENDENTISMO
En sus análisis de la economía política de la globalización Marini sentó las bases para comprender el período actual. Resaltó tres focos de estudio: la explotación del trabajo, las transferencias de valor y la reestructuración imperial. Legó importantes pistas, pero no respuestas. La actualización de su teoría requiere indagaciones más complejas que la simple corroboración de conceptos enunciados hace medio siglo.
El pilar de esa reevaluación es la caracterización de la globalización productiva en la nueva geopolítica imperial. Este estudio exige notar cómo la transferencia de plusvalía rediseña el mapa de drenaje, retención y captura de los flujos de valor. Resulta también indispensable analizar l as nuevas relaciones de sometimiento, subordinación y autonomía que despuntan en el mosaico internacional. Marini nos ha dejado pendiente un monumental trabajo de investigación.
3-2-2017
RESUMEN
El principal teórico de la dependencia anticipó tendencias de la mundialización neoliberal. Analizó la globalización productiva, la centralidad de la explotación y la gravitación de las transferencias de plusvalía. Pero la crisis del empleo supera lo avizorado por Marini, en un escenario trastocado por la mutación de Estados Unidos, el desplome de la URSS y el ascenso de China.
Las nuevas brechas nacionales y sociales emergen en una economía internacionalizada, sin correlato en los estados y clases dominantes. Esta ausencia de transnacionalización total recrea la dependencia. Las semiperiferias presentan una dimensión económica diferenciada del status geopolítico del subimperialismo. El “Sur Global” no reencarna la vieja periferia, ni incluye a China. Hay sólidos pilares para renovar el dependentismo.
PALABRAS CLAVES
Dependencia, capitalismo, neoliberalismo.
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El autor es economista, investigador del CONICET, profesor de la UBA, miembro del EDI. Su página web es: www.lahaine.org/katz