[En este texto escrito en 2008, Éric Toussaint denunciaba las
respuestas dadas por los gobiernos a la crisis bancaria internacional y
anticipaba lo que efectivamente llegó en los años siguientes: un aumento
muy importante de la deuda pública y una aceleración en las políticas
de austeridad. Explicaba también que todo eso era evitable ya que se
podían tomar medidas radicales para evitarlo. En ese momento, Éric
Toussaint abogaba por la estatización de los bancos. Pero su posición ha
evolucionado y ahora es la de socializar los bancos y las compañías de
seguros bajo control ciudadano.]
El rescate de los bancos y aseguradoras privadas realizado en
septiembre-octubre de 2008 constituye una elección política fuerte que
no tenía nada de ineludible y que ancla al futuro en varios niveles
decisivos.
En primer lugar, el costo de la operación es asumido enteramente por
los poderes públicos, lo que implicará un aumento muy importante de la
deuda pública
1/.
La crisis capitalista actual, que durará al menos varios años, incluso una década,
2/
implicará una reducción de los ingresos del Estado mientras que
aumentarán sus gastos vinculados al reembolso de la deuda. En
consecuencia, las presiones para reducir los gastos sociales serán muy
fuertes.
Los gobiernos de Estados Unidos y Europa sustituyeron un tambaleante
andamiaje de deudas privadas por una aplastante acumulación de deudas
públicas. Según el banco Barclays, los gobiernos europeos de la zona
euro emitirán, en 2009, nuevos títulos de deuda pública por un importe
que debería alcanzar los 925.000 millones de euros
3/.
Se trata de una suma colosal, sin contar las nuevas emisiones de Bonos
del tesoro por Estados Unidos, Gran Bretaña, Japón, Canadá, etc. Sin
embargo, hasta hace poco tiempo, había un consenso de los mismos
gobiernos para reducir la deuda pública.
Todos los partidos de derecha y de centro y la izquierda tradicional
apoyaron la política de rescate favorable a los grandes accionistas bajo
la falacia de que no había otras soluciones para proteger el ahorro de
la población y el funcionamiento del sistema de crédito.
Esta unión sagrada significa la transferencia de la factura a la
mayoría de la población a la que se invitará a pagar, bajo distintas
formas, las travesuras capitalistas: reducción de los servicios que el
Estado presta a la población, pérdidas de empleo, reducción del poder
adquisitivo, aumento de las contribuciones de los pacientes en su
asistencia sanitaria, de los padres para la educación de los hijos,
reducción de las inversiones públicas… y un aumento de los impuestos
indirectos.
¿Cómo se financia actualmente las operaciones de rescate en curso en
Norteamérica y Europa? El Estado aporta dinero fresco a los bancos y a
las aseguradoras, al borde de la quiebra, sea en forma de
recapitalización, sea en forma de compra de los activos tóxicos de las
empresas en cuestión. ¿Qué hacen los bancos y las aseguradoras con este
dinero fresco? Esencialmente compran activos seguros para sustituir los
activos tóxicos en su Balance. ¿Cuáles son los activos más seguros en
este momento? Los títulos de la deuda pública emitidos por los Estados
de los países más industrializados (bonos del Tesoro de Estados Unidos,
Alemania, Francia, Bélgica…).
El círculo se cierra: el Estado da dinero a las instituciones
financieras privadas (Fortis, Dexia, ING, bancos franceses, británicos,
estadounidenses…). Para ello, los Estados emiten títulos del Tesoro
público que son suscritos por estos mismos bancos y estas aseguradoras,
que conservan el dominio sobre sus instituciones (ya que el Estado no
exige que el capital que aporta le dé derecho a tomar decisiones, ni
tampoco a participar en las votaciones) y éstas hacen nuevos negocios
prestando el dinero fresco que acaban de recibir de los Estados
4/ a estos mismos Estados exigiendo, por supuesto, un interés máximo…
5/.
La ley del silencio
Este enorme timo en curso está amparado por la ley del silencio. La
omerta se establece entre los principales protagonistas: gobiernos,
banqueros ladrones, aseguradoras tramposas. Los grandes medios
periodísticos se guardan bien analizar con profundidad el mecanismo de
financiación de las operaciones de rescate. Se explayan en detalles sin
importancia: el árbol que oculta el bosque. Por ejemplo, la gran
pregunta que se plantea la prensa en Bélgica con respecto a la
financiación de la recapitalización de Fortis, qué pasa a estar bajo el
control de BNP Paribas, es la siguiente: ¿cuánto valdrán las acciones de
Fortis en 2012, cuando el Estado que las compró pueda revenderlas? Por
supuesto, nadie puede responder seriamente a esta pregunta, pero eso no
le impide a la prensa dedicarle páginas enteras. Eso permite desviar la
atención. No se analiza ni la filosofía y ni el mecanismo de la
operación de rescate. Es necesario esperar que, por la acción combinada
de los medios de comunicación alternativos, de las organizaciones
ciudadanas, de las delegaciones sindicales y de los partidos políticos
de la izquierda radical
6/
se denuncie esta gran estafa, y que sea comprendida y denunciada por
una parte creciente de la población. No será fácil, el lavado de cerebro
de la población es considerable.
A medida que la crisis se agrave surgirá un profundo malestar, que se
transformará en desconfianza política con respecto a los gobiernos que
realizaron este tipo de operación. Si el juego político continúa sin
grandes convulsiones, los gobiernos de derecha de hoy serán sustituidos
por gobiernos de centro izquierda que proseguirán una política
social-liberal. Del mismo modo, algunos gobiernos de derecha sustituirán
a los actuales gobiernos social-liberales. Cada uno a su vez criticará
la gestión de sus antecesores, afirmando que vaciaron las arcas del
Estado
7/ y que no hay margen de maniobra para concesiones a las demandas sociales.
No hay nada inevitable en política
Otro escenario es también posible. En primer lugar, es necesario
afirmar que se puede salvar perfectamente de otra manera el ahorro de
los ciudadanos y el sistema de crédito. Se puede garantizar la
protección del ahorro de la población mediante la nacionalización o
estatización de las empresas de crédito y las aseguradoras al borde de
la quiebra. Eso significa que el Estado, que se convierte en su
propietario, garantiza la responsabilidad de su gestión. Con el fin de
evitar que el coste de esta operación vuelva a caer sobre la gran
mayoría de la población, que no tiene ninguna responsabilidad en la
crisis, las autoridades públicas deben hacer pagar a las empresas que
son responsables del hundimiento. Basta con recuperar el coste del
rescate de las empresas interesadas, reteniendo un importe igual del
patrimonio de los grandes accionistas y administradores. Obviamente, eso
significa tener en cuenta el conjunto de su patrimonio y no solamente
la parte que concierne a las sociedades financieras en quiebra.
El Estado debe también iniciar acciones legales contra los
accionistas y los administradores responsables del desastre financiero,
con el fin de obtener a la vez reparaciones financieras (que van más
allá del coste inmediato del rescate) y condenas a penas de prisión si
se demuestra su culpabilidad. Es necesario imponer un impuesto de crisis
sobre las grandes fortunas con el objetivo de financiar un fondo de
solidaridad para las víctimas de la crisis (en particular, los
desocupados y para crear empleos en sectores útiles para la sociedad.
Numerosas medidas complementarias son necesarias: acceso a los libros
contables de las empresas, dando derecho de fiscalización a las
organizaciones sindicales; levantamiento del secreto bancario;
eliminación de los paraísos fiscales, comenzando por la prohibición a
las empresas de tener cualquier transacción o activo tanto en un paraíso
fiscal con el mismo impuesto progresivo sobre las transacciones en
divisas
8/
y sobre los productos derivados (CDS,…), instauración del control sobre
los movimientos de capitales y sobre los cambios, congelamiento neto de
toda nueva medida de desregulación/liberalización de los mercados y
servicios públicos, vuelta a los servicios públicos de calidad… El
agravamiento de la crisis volverá a poner al orden del día el tema de la
transferencia al sector público de sectores industriales y servicios
privados, así como el tema de la puesta en marcha de importantes planes
para la creación de empleo.
Todo ello permitiría salir de esta grave crisis por lo alto, o sea,
teniendo en cuenta el interés de las poblaciones. Se trata de reunir las
energías para crear una relación de fuerzas favorable a la puesta en la
práctica de soluciones radicales que tienen como prioridad la justicia
social.
18/9/2018
Traducción: Guillermo Parodi con la colaboración de Griselda Piñero y Raúl Quiroz
Notas
1/ Los
gobiernos y la Comisión Europea, en este caso encargada de velar por el
cumplimiento de las normas de Maastricht, eluden el tema
cuidadosamente. Cuando los periodistas se tornan muy insistentes, lo que
es muy raro, les responden que no había otra elección. Es necesario
también precisar que varios gobiernos realizan, al igual que los bancos
arruinados, operaciones fuera de balance o fuera de presupuesto con el
fin de disimular el importe exacto de sus obligaciones en términos de
deudas públicas.
2/ Se
puede comparar esta crisis con la que asoló Japón a partir del comienzo
de los años 90, y de la que apenas estaba saliendo cuando la nueva
crisis internacional comenzó a golpear fuerte.
3/
Según Barclays, esta suma se distribuiría del siguiente modo: 238.000
millones para Alemania, 220.000 millones para Italia, 175.000 millones
para Francia, 80.000 millones para España, 69.500 millones para los
Países Bajos, 53.000 millones para Grecia, 32.000 millones para Austria,
24.000 millones para Bélgica, 15.000 millones para Irlanda y 12.000
millones para Portugal.
4/ Por
supuesto, el dinero fresco aportado por el Estado no se utilizará
solamente para la compra de títulos del Tesoro, servirá también para
nuevas reestructuraciones bancarias, así como para beneficio directo de
los bancos.
5/ En
septiembre y octubre 2008, Bélgica, Austria y España tuvieron que
renunciar a emitir eurobonos por que los inversores institucionales
(bancos, aseguradoras, fondos de pensiones,…) exigían un rendimiento
demasiado alto. Esta información proviene del Financial Times del 29
octubre 2008.
6/ Esperemos
que se pueda contar con que varios parlamentarios cumplan con su
trabajo y que los periodistas, desde los grandes medios, quieran
realmente analizar de manera crítica la forma en la que el salvataje
bancario se realiza hasta el momento.
7/ Podrían
denunciarlo o intentar actuar desde ahora en el seno de las
instituciones parlamentarias. Si no lo hacen, siendo que es evidente que
saben que la deuda pública aumentará significativamente, es porque
comparten la orientación elegida. De hecho, eligieron la unión sagrada,
que romperán al acercarse las elecciones.
8/ En
1998, habia un intercambio diario en divisas en los mercados
financieros de cerca de 1,5 billones de dólares. En esta época surgieron
diferentes organizaciones, y entre ellas ATTAC, que deseaban luchar en
pro de un impuesto tipo Tobin sobre las transacciones en divisas. Con lo
recaudado se podrían financiar las necesidades humanas. En junio de
2008, el volumen diario de transacciones en divisas se duplicó. Las
monedas son totalmente inestables debido, en especial, a las permanentes
operaciones especulativas.