lunes, 14 de enero de 2019

NOTICIAS DE HOY ene 14 (24)



NOTICIAS DE HOY ene 14 (24)

¿Son las sanciones internacionales herramientas legítimas y efectivas?


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 ¿Son las sanciones internacionales herramientas legítimas y efectivas?

 

 


Con cierta frecuencia encontramos en los medios de comunicación noticias sobre distintas sanciones internacionales (por ejemplo, '
UE impone sanciones a Irán tras asesinatos en Europa' o '
Nuevas sanciones del Departamento del Tesoro de EE.UU. contra Venezuela'). Son noticias que, normalmente, no suelen generar gran controversia ni obtener muchas lecturas. Ni mucho menos, debate.
¿Qué son las sanciones internacionales?
Según el Estado español, las sanciones internacionales son "un instrumento, de naturaleza económica/diplomática, que tiene por objeto modificar políticas o actividades de otros países, que suponen violación del derecho internacional o de los derechos humanos". Así pues, la idea es castigar a todos los que violen el derecho internacional o los derechos humanos congelando "los fondos y demás activos financieros o recursos económicos" para que cesen en tan crueles violaciones.
Las sanciones internacionales fueron herramientas muy utilizadas durante el siglo XX que, extrañamente, siguen vigentes en la actualidad, especialmente en la última década. Muchos pueden ser los motivos para la supervivencia de estas herramientas erráticas y anacrónicas (para la ONU son "medidas coercitivas obsoletas"), especialmente cuando se aplican de forma unilateral, pero quizás los dos más importantes sean la crisis económica y el declive de los Estados Unidos. Asunto este último que se muestra cada vez más evidente cuando hasta analistas occidentales advierten, por ejemplo, que los norteamericanos están cediendo su hegemonía en Oriente Medio en favor de Rusia (y China).
Las sanciones internacionales aprobadas por Estados Unidos, sobre todo contra Irán y Rusia, son tan controvertidas que hasta sus aliados tradicionales europeos se han opuesto a ellas, llegando a vivirse momentos de tensión. Tal es la divergencia que desde mediados de 2017 las sanciones que implementan europeos y norteamericanos han comenzado a diferir sustancialmente.
¿Cuáles son sus efectos?
Por otra parte, la imposición de un régimen sancionador afecta a cualquier producto que tenga un porcentaje norteamericano (componentes o materias), lo que obliga también a proveedores, y a cualquier estado del mundo, tanto si ha secundado las sanciones como si no lo ha hecho. Esta postura significa en la práctica que la sanción termina por convertirse en global al obligar a los países, entes y personas a elegir entre comerciar con Estados Unidos (y todos sus aliados) o con el país sancionado.
Si la empresa en cuestión tiene presencia o intereses en Estados Unidos la medida resulta de sencilla aplicación, pero si no es así, la situación no se complica en exceso dado que la sanción afecta a cualquier entidad, incluso bancaria, que mantenga relación con la empresa que comercie con el país sancionado. Una entidad que comercie con Irán, por ejemplo, se convierte a todos los efectos sancionadores en Irán. Basta recordar el caso de Meng Wanzhou, vicepresidenta de Huawei.
¿Cuáles son las consecuencias?
Las principales consecuencias de estas agresivas e ilegítimas herramientas se podrían resumir en tres:
  1. Reducen en mayor o menor medida el comercio del país sancionado, afectando incluso a los países sancionadores (por ejemplo, cuando se sancionó a Rusia, la agricultura española resultó perjudicada).
  2. Encarecen el precio de mercado, ya que los países sancionados deben ofrecer mayor número de garantías y atractivos que un país no sancionado.
  3. Afectan y empobrecen directamente a la ciudadanía.
Además, estas sanciones internacionales suelen acompañarse por operaciones propagandísticas para erosionar al régimen en cuestión y promocionar a los grupos de oposición (a nivel mediático, económico o armamentístico), los cuales acaban convertidos en los defensores de los intereses de Occidente. Y, por tanto, de la libertad y la democracia.
Ejemplos de estas maniobras mediáticas en medios occidentales, algunas obscenas y delirantes, son muy sencillos de encontrar, desde aquellos muyahidines que defendían la libertad en Afganistán ("freedom fighters", según Ronald Reagan) hasta los recortes de derechos y libertades en Rusia.
Recientemente, el diario español El País relataba sobre Vladimir Putin, tras el negativo efecto de las sanciones internacionales sobre Rusia, que "trata de combatirla [la disidencia] restringiendo los derechos de manifestación, poniendo coto a las redes sociales o incluso poniendo en marcha una campaña de represión cultural hacia géneros contestatarios como el rap". Después afirma que el descenso de la popularidad de Putin al 65% es un "síntoma de grietas".
Curioso relato, el anterior, para provenir de un medio que protagonizó en España una campaña para controlar estatalmente las redes sociales y la publicación de noticias junto a una ministra de Defensa, María Dolores de Cospedal, que se dedicaba a espiar a sus compañeros y adversarios. Medio, además, que habita en un país cuya legislación sobre manifestaciones se conoce como 'Ley Mordaza' y los raperos son condenados o se exilian. Y diario al que, si bien, un 65% de popularidad de un presidente supone una grieta, el suspenso con el que españoles han calificado a la monarquía hasta que se dejó de preguntar por la cuestión (entre 3,8 y 4,34 sobre 10 puntos en las encuestas de 2013 y 2015), no le genera mayor inquietud.
De lo que no existe duda, en cualquier caso, es que estas sanciones aumentan el empobrecimiento y el malestar de la ciudadanía, dinamizan a unos grupos opositores que no siempre son lo que se presentan en Occidente y generan una marcada inestabilidad en los países sancionados.

Manifestación contra la coalición liderada por Arabia Saudí frente a las oficinas de Naciones Unidas en Saná, Yamen, 11 de agosto de 2015. / Khaled Abdullah / Reuters
Ante lo que los países sancionados consideran una agresión, suelen responder disminuyendo los estándares democráticos y las libertades, curiosamente el motivo por el que en teoría han sido sancionados, aunque a veces la maraña es tan compleja que cuesta mucho hasta saber el origen del conflicto. Y en la mayoría de los casos la situación genera una dinámica de difícil solución salvo que ello derive en un conflicto armado.
Estos conflictos, guerras civiles generalmente con intervención de tropas internacionales, suelen terminar en el mejor de los casos en la sustitución del gobierno sancionado por otro gabinete, normalmente con los mismos o más bajos estándares de democracia o libertades y los mismos o mayores niveles de corrupción. En otras ocasiones estos estados se convierten en fallidos y su inestabilidad se hace más acusada que cuando gobernaba el gobierno derrocado. Eso sí, cualquiera de estas opciones se produce después de la devastación del país en cuestión.
¿Quiénes son los 'buenos' y los 'malos'?
Entre los 'malos' de los últimos tiempos encontramos en Oriente Próximo a Siria y al Eje del Mal (Irak, antes de de ser arrasada por la invasión norteamericana que generó el nacimiento del Estado Islámico; Irán y Corea del Norte); en América, a Cuba y Venezuela; y en Eurasia, a Rusia, cuyos bots circulan por la red, según las teorías occidentales, alienando ciudadanos para que voten a… Donald Trump. Por supuesto, hay más.
Pero si estos son los 'malos', ¿quiénes son los 'buenos'? Los 'buenos' en Oriente Medio, por ejemplo, son aquellos que en el pasado:
  1. Armaron a los muyahidines.
  2. Suministraron armas a los rebeldes sirios, muchos de ellos. pertenecientes a facciones de Al Qaeda y el Estado Islámico.
  3. Germinaron un estado terrorista que llegó a ocupar casi dos estados.
  4. Convirtieron en un avispero toda la región debido a una intervención militar errática y catastrófica (Irak).
  5. Y son aquellos que a día de hoy perpetran la mayor catástrofe humanitaria en Yemen y bombardean incansablemente Palestina.
Luis Gonzalo Segura es ex Teniente del Ejército, miembro del colectivo de militares demócratas Anemoi, autor del ensayo “El libro negro del Ejército español”, Presidente de la Asociación Civil Milicia y República (ACMYR).
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

Hechiceros en el sector bancario


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Hechiceros en el sector bancario

 

 


En el año 180 de la era presente, el retórico Luciano de Samósata escribió un relato que cautivó a sus seguidores. Su historia cuenta cómo Éucrates pudo apropiarse en secreto de la fórmula mágica que utilizaba un afamado mago egipcio. El conjuro le permitía dar vida a objetos inanimados y ponerlos a su servicio.
Con la fórmula mágica hizo que una escoba fuera a recoger agua, pero concluida esa tarea la escoba siguió trayendo más agua. Al no poder detenerla, Éucrates, desesperado, la partió con un hacha, sólo para descubrir que las dos mitades cobraban vida y continuaban su trabajo hasta que la casa del mago se inundó. Sólo el regreso del hechicero irritado permitió detener la marcha inexorable de las escobas.
La potencia de la moraleja llamó la atención de Goethe, quien en 1798 la desarrolló en su poema Die Zauberlehrling, el aprendiz de brujo. El mensaje es de cautela: no se deben desatar fuerzas que no pueden ser controladas. La historia revela que el mensaje ha sido raramente escuchado. Un ejemplo lo encontramos en el mundo financiero.
El dogma neoliberal afirma la necesidad de eliminar regulaciones y liberar el potencial innovador en el sector financiero para generar innovaciones, mejores productos y mejor servicio. Hace unas cuatro décadas comenzó a ser aplicada esa fórmula, y hoy los resultados están a la vista.
La desregulación en el sector financiero de la economía mundial ha guiado a gobiernos y organismos internacionales desde hace más de cuatro décadas. Las instituciones que impulsaron esta corriente van desde el Fondo Monetario Internacional hasta el Banco de Pagos Internacionales (BPI) en Basilea, Suiza. Desde la academia, los economistas neoliberales también transmitieron el mensaje de que la desregulación mejoraría la eficiencia y promovería el crecimiento.
Para alcanzar el objetivo de estabilidad del sistema bancario se fomentó una cultura de desregulación que promoviera la innovación. Y como las escobas de Éucrates, las innovaciones no tardaron en multiplicarse. Ingeniería financiera, técnicas de bursatilización, derivados y otros productos exóticos proliferaron para que, en teoría, los riesgos fueran cada vez más manejables, mientras se hacía cada vez más frágil la estructura del sistema bancario.
La política sobre estabilidad del sistema bancario descansa en los acuerdos del Comité de Supervisión Bancaria de Basilea (CSBB) del BPI. En 1988 entró en vigor el primero de esos acuerdos, llamado Basilea I, con requisitos de capitalización para garantizar que los bancos privados pudieran absorber pérdidas sin comprometer el sistema bancario. Ese acuerdo introdujo la evaluación del capital con el método de activos ponderados por riesgo, con el fin de contar con una medida más rigurosa de la fortaleza o debilidad de un banco. La regla establecida fue que el capital mínimo de un banco debe ser de 8 por ciento del total de los activos ponderados por riesgo, y en los años que siguieron ese porcentaje aumentó hasta 12 por ciento en los bancos de los países de la OCDE. Pero ese incremento se debió más a la eliminación de muchos activos riesgosos de las hojas de balance de los bancos a través de operaciones de titulización: disminuyó el capital necesario para cumplir con el requisito de Basilea I, pero los riesgos no se redujeron. La innovación financiera vino al rescate de los bancos y les permitió seguir apostando en el casino de alto riesgo.
Basilea II buscó corregir algunos defectos de Basilea I. El nuevo acuerdo estaba comenzando a ser implementado, cuando estalló la crisis de 2007-2008. La ironía es que Basilea II reafirma la autonomía de los bancos en la evaluación de sus riesgos y reafirma la confianza en el uso de fórmulas de autorregulación basadas en un enfoque microprudencial. Hoy, Basilea III busca disciplinar la autorregulación e incorpora nuevos requisitos sobre apalancamiento. Pero este último acuerdo sigue afirmando el principio fundamental de permitir los métodos basados en modelos internos (de los bancos) para la evaluación de riesgos.
La desregulación del sector permitió la gestación de innovaciones, como la ingeniería sobre la titularización de todo tipo de instrumentos y la creación de derivados exóticos para explotar nuevos mercados en búsqueda de mayor rentabilidad. Estas innovaciones en el sector bancario-financiero hacían creer que el riesgo era más manejable, pero debilitaron las condiciones de estabilidad sistémica. Cada banco desarrolló su modelo interno para reducir sus requerimientos de capital, al tiempo que mostraban que se estaba reduciendo el riesgo: la microeficiencia desembocó en un macroproblema.
En una transición histórica, el crecimiento desorbitado del sector financiero y bancario a escala mundial ha transformado estructuras capitalistas en plataformas para la especulación. Creyendo promover la eficiencia, la desregulación fomentó la inestabilidad. Algún día el hechicero regresará a casa para disciplinar a los aprendices con una megacrisis que pondrá fin a la pesadilla de la desregulación financiera.
Fuente: https://www.jornada.com.mx/2019/01/09/opinion/021a1eco

“Peor que la muerte”


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“Peor que la muerte”


Bana vio por última vez a su hijo Mohamed cuando este desayunaba en su hogar, en Alepo, poco antes de que saliera disparado hacia el instituto el 12 de agosto de 2012. Nunca más volvió a casa. Bana y su marido esperaron, después preguntaron por él a todos sus amigos, pero no consiguieron averiguar nada.

Bana contempla la foto de su hijo desaparecido, Mohamad. (Foto difuminada por razones de seguridad, Bader Taleb/MEE)
Bana, que pidió que no utilizáramos su nombre real para no exponerse a algún peligro, recuerda: “Uno de sus compañeros de instituto se presentó en nuestra casa con el rostro congestionado y sin aliento llamando frenéticamente a la puerta. Nos contó que la policía había cogido a Mohamad en una manifestación y que se lo había llevado detenido. Me derrumbé en el suelo sollozando, no sabía cómo iba a poder ayudarle”.
Desde entonces, la pareja ha intentado desesperadamente obtener información de las autoridades sobre Mohamad, que tenía 17 años en aquel momento y era el mayor de sus tres hijos.
“Hemos pagado dinero para conseguir averiguar algo. Nos dijeron que estaba vivo pero no nos dieron oportunidad de verle. Incluso ahora desconocemos si está vivo o no.”
Obligados a vivir sin dignidad
Bana y su marido son solo algunas de las miles de personas que huyeron de Alepo hace dos años, cuando la lucha entre los rebeldes y las fuerzas del gobierno sirio llegó a su climax.
Desde el momento en que las barriadas orientales de la segunda ciudad del país cayeron ante los combatientes que apoyaban al presidente Bashar al-Asad, familias como la suya pudieron huir gracias a un acuerdo auspiciado por la ONU, llevándose con ellos solo lo que pudieron cargar.
Su historia es una entre millones: el Centro de Control de los Desplazamientos Internos informa que más de la “mitad de la población anterior a la guerra del país se ha visto forzada a huir de sus hogares desde que estalló el conflicto en 2011”.
Señala asimismo que la cifra de refugiados que aún se encuentran dentro de las fronteras de Siria, hasta finales de 2017 inclusive, era de 6,8 millones, incluyendo los 2,9 millones que se generaron solo en 2017.
Por otra parte, Cruz Roja informa que al menos 34.000 personas, incluidos civiles y combatientes rebeldes, fueron evacuados de los vecindarios del este de Alepo en una operación de una semana de duración que se inició a mediados de diciembre de 2016.

Bana prepara el desayuno en una sencilla cocina de gas (Foto: Bader Taleb/MEE)
Bana y su familia viven ahora en el pueblo de Kafranbel, en el suroeste de la provincia de Idlib. Ella trabaja como limpiadora (“No me pagan mucho, pero es mejor que no hacer nada”), mientras su marido está empleado como taxista y repartidor.
Uno de los pocos objetos que pudo llevar con ella fue una foto de Mohamad, que ahora debería tener 23 años. Su rostro nos contempla desde las fotos colocadas en las paredes de su nuevo hogar.
Bana se siente muy agotada para sus 40 años y habla con un tono apagado. Sus manos tiemblan. De vez en cuando respira agitadamente mientras relata sus sombríos recuerdos. Llora cada vez que habla de Mohamad, dando gracias en el caso de que esté vivo y pidiendo que su alma pueda descansar en paz si está muerto.
Pero no hay amargura en ella. En cambio, se siente agradecida por lo que tiene, por haber sobrevivido con el resto de la familia, por las bendiciones y misericordia divina.
El hogar de Bana en Alepo era una de las propiedades más antiguas de la ciudad, notable por su arquitectura histórica y un patio abierto a los cielos. Cuando estalló la guerra, todos los días se despertaban con el sonido de las explosiones y de los aviones de combate sobrevolando por encima de la barriada.

Consecuencias de un ataque de las fuerzas del gobierno sirio con bombas de barril (Abril de 2014, AFP)
“Nuestro desayuno consistía entonces en rebanadas de pan, aceitunas, za’atar y una taza de té. A pesar de su simplicidad, resultaba suficiente en medio de aquellos árboles espléndidos que rodeaban los muros de la casa, con la fuente en medio del patio. Aquello no tenía precio.”
Recuerda los años de penurias en la Ciudad Vieja sin los servicios más básicos, sobreviviendo a los innumerables ataques aéreos. “No teníamos miedo de la muerte. Los sentimientos que experimentábamos mientras vivimos en nuestra casa nos hicieron fuertes. Nos hicieron valientes, incluso en las peores circunstancias”.
Pero si bien la familia puede parecer más segura en estos momentos, no se sienten así.
Al menos en Alepo, dice Bana, podían vivir en su ciudad natal con dignidad en lugar de tener que convertirse en desplazados. Sus recuerdos vuelven a las reuniones familiares, a las comidas familiares y a una vida sin miedo a la muerte o la guerra. Ahora vive en un lugar que no conoce y en un mundo que a ella y a su familia les resulta extraño.
“Mi vida ahora consiste en despertarme, servir el desayuno a mis tres hijos en una pequeña mesa en la que apenas cabemos y vivir en una casa en la que nunca antes hemos vivido. Tenemos una cocina donde apenas puedo lavar los platos y una vieja lavadora que no puede funcionar de manera eficiente por la escasa electricidad de que disponemos en nuestro distrito. Esa es nuestra vida. No estoy segura de que las personas de fuera puedan comprender cómo nos sentimos.”
Los matones que dirigen las barriadas
Bana tiene miedo de volver a las zonas orientales de Alepo, controladas ahora por el gobierno. Su temor principal es que su casa, si todavía está en pie, pueda haber sido requisada.
En abril, Damasco aprobó la Ley nº 10. En apariencia para alentar el desarrollo inmobiliario de la posguerra, permite que las casas sean confiscadas y restauradas, o paga una compensación a los propietarios conforme a la nueva ley de la propiedad.

Evacuación de Alepo, diciembre de 2016, de los combatientes rebeldes y sus familias (AFP)
Luego están los shabiha, las pandillas de matones armados apoyados por el gobierno que a menudo llevan el terror a los vecindarios. En las primeras etapas de la guerra se utilizaron para reprimir las manifestaciones y secuestrar a los manifestantes. Ahora se les puede ver a cargo de los puestos de control, especialmente en las zonas donde el gobierno ha recuperado el control.
“En este momento tienen el control de todo, saquean casas y chantajean a las personas para obtener dinero de ellas, amenazándolas con la prisión y acusándolas de trabajar con los rebeldes, etc.”
Bana desdeña los informes sobre el regreso a la vida normal, los califica de “tonterías” y habla de los “ejércitos de redes sociales de Asad que tratan de reflejar esa imagen falsa”.
“En el este, en particular en el distrito de la Ciudad Vieja, la electricidad no llega durante días o incluso semanas, y la gente sigue aún dependiendo de los generadores para su vida diaria. Yo no regresaría, tampoco lo haría mi familia, a pesar de todo lo que se dice de que la vida está volviendo a la normalidad, de que las casas, las calles y los servicios van gradualmente recuperándose a cómo eran antes de la guerra”.
Huyendo de un lugar a otro
En Ehsem, al sur de Idlib, Masud sorbe su habitual taza de té bajo el suave sol otoñal. Sus encallecidas manos, en las que sostiene un cigarrillo, están temblando, pero no es a causa del frío.
Al igual que Bana, Masud y su familia escaparon también de Alepo a finales de 2016 (también nos pidió que no utilizáramos su nombre real). Han pasado dos años y Masud sabe que nunca va a poder volver a su hogar en la Ciudad Vieja, donde sus antecesores vivieron, trabajaron y criaron a sus familias.
“Incluso durante los dominios francés y otomano, nadie emigraba de la ciudad”, dice. “Yo tuve que irme y nunca voy a poder volver, ni siquiera para que me entierren allí”.
En su nueva casa, se accede por una puerta de madera destartalada. La sala de estar sólo cuenta con una alfombra. Sin electricidad no hay televisión; la familia carece también de teléfono desde 2012, lo que refuerza aún más su aislamiento.

Rebeldes sirios hacen guardia mientras el propietario de una tienda atiende los daños por las bombas, Alepo, noviembre de 2012 (AFP)
En el centro de la habitación hay una pequeña estufa de gas que la familia no puede permitirse encender aunque funcione; para aguantar el frío, se meten debajo de las mantas y fingen que está encendida. La única luz proviene de una bombilla en el techo.
Durante los primeros años de la guerra, la tienda de muebles de Masud en la Ciudad Vieja fue saqueada para acabar después destruida por un ataque aéreo del gobierno.
Masud, que tiene unos cuarenta y tantos años, su esposa y sus tres hijos, que tenían entre 8 y 15 años, se mudaron de su casa cerca de la Plaza de la Sal al distrito de Yibb Al Quebeh, pasando a depender de los ingresos que proporcionaba su tienda de ultramarinos, su otro negocio, para poder mantenerse.
“Sobreviví con mi familia durante los ataques”, recuerda. “Y teníamos comida suficiente en el plato”.
Cuando estallaron los enfrentamientos entre las fuerzas del gobierno y el Ejército Sirio Libre, la familia huyó nuevamente, en septiembre de 2012, a casa del hermano de Masud en Hretan, en las afueras del noreste de Alepo. Una vez que cesaron los combates y el ESL se hizo con el control, regresaron a su antiguo vecindario.
“Aunque tuvimos que soportar ataques aéreos las 24 horas del día los siete días de la semana del último año antes de partir”, dice, "seguíamos viviendo, trabajando, casando a nuestros hijos, festejando y riendo”.

Un hombre fotografía una ceremonia de boda grupal en Alepo, diciembre de 2015 (AFP)
Pero los combates eran más duros que antes y tuvieron que acudir al consejo local en busca de ayuda.
“Las estanterías de mi tienda estaban casi vacías durante las primeras semanas del asedio, en noviembre de 2016. Nos quedamos allí hasta finales de 2016. El punto de inflexión se produjo aquel día del 7 de diciembre, cuando mis hijos me despertaron y me dijeron que teníamos que marcharnos porque el régimen estaba avanzando velozmente.”
La familia se dirigió a Sif-Dawla, una zona controlada por los rebeldes en el distrito de Alebesah, que también estaba bajo la amenaza del gobierno. “Estábamos atascados: el régimen amenazaba con avanzar y dejar que sus combatientes nos mataran a todos”.
Recuerdos que no morirán
Ahora estamos en noviembre de 2018. Los ingresos de la familia se han reducido. Masud ya no es propietario de ninguna tienda sino que trabaja para otra persona. "El propietario me da un salario de 50 dólares al mes, que apenas es suficiente”, dice.
Y los recuerdos de la vida en Alepo siguen perdurando.
“Una taza de café, y la música de Sabah Fakhri por las mañanas, me servían para refrescar el alma y prepararme para ir al trabajo cada día lleno de energía”, recuerda.

Destrucción de la Gran Mezquita de los Omeyas de Alepo en junio de 2017 (AFP)
“Teníamos un gran patio con una fuente en medio. Despertaba cada mañana con el aroma de las rosas en crecimiento y los árboles alrededor de las paredes y de la azotea. Aquí me siento cada mañana con mi café, con un par de fotos que tomé hace unos años de mi calle y mi vecindario, era como estar en el cielo… Aquella mañana tradicional, que solía disfrutar desde que era un niño con mi familia en nuestra antigua casa, ha desaparecido y no volverá más”.

“Son los recuerdos de mi ciudad, donde sueño con volver algún día antes de morir. Me gustaría visitar la tumba de mi padre y rezarle y pasar mis últimos días en un lugar con el que sienta más familiarizado, no aquí donde casi no conozco a nadie”, dice Masud (Foto: Bader Taleb/MEE)
Se produce un silencio. Cuando responde unos segundos más tarde, lo hace con un fuerte suspiro de desesperación.
“Sentimientos así son para toda la vida. Un viejo como yo no puede borrarlos de la cabeza. Aparecen en mis pesadillas diarias desde que nos fuimos de Alepo.”

Las únicas fotos en las paredes de la casa de Masud son recuerdos de Alepo (Foto: Bader Taleb/MEE)
Nos cuenta que muchos refugiados que se encuentran ahora en el norte de Siria albergan sentimientos similares, que prefieren la vida bajo asedio en su hogar a una vida pacífica en otro lugar.
“Y no se debe a que amemos la muerte o queramos que la violencia sea parte de nuestra vida diaria, aunque desde un punto de vista ajeno a Siria pueda parecer eso. Se trata de algo muy simple: 'amamos nuestros hogares'. No nos sentimos seguros ni capaces de adaptarnos a otros lugares. Es peor que la muerte, la artillería o los bombardeos. Puede que nadie me crea, pero es así”.
Comenta que si bien ahora viven en una casa pequeña y segura, todavía no saben qué puede pasar a continuación, sobre todo respecto a las negociaciones sobre el destino de Idlib.
“Vivimos nuevamente en el limbo, temiendo otra tragedia pendiente hasta que Rusia presione el botón para atacarnos de una vez por todas”.
Por qué no puedo volver
El dilema a que se enfrenta Masud es el mismo de miles de desplazados sirios, ¿cómo van a poder volver a casa después de todo lo que ha sucedido?
Al igual que Bana, se siente muy escéptico de los informes que dicen que la vida está volviendo a la normalidad en Alepo, y dice que el este de Alepo no tiene acceso a agua ni a electricidad, pero que no es eso lo que le impide volver a casa. Su familia y él sobrevivieron en condiciones peores durante la guerra.
Masoud dice que aunque no luchó por ninguno de los bandos durante la guerra, se manifestó en apoyo de los rebeldes durante el primer año y protegió a algunos de ellos.
“En otras palabras”, dice, “no luché con los rebeldes, pero no puedo volver porque tengo antecedentes de haberme opuesto al régimen”.

Manifestantes sirios sobre el retrato de Bashar al-Asad en Alepo, noviembre 2012 (AFP)
“Mis opiniones eran bien conocidas en el vecindario. Regresar ahora sería un suicidio. Venimos escuchando desde 2017 que el régimen está deteniendo a muchos de los que vivían allí cuando los rebeldes controlaban la zona, sin que le importe si eran civiles o no”.
Asimismo, se muestra desdeñoso respecto a las leyes de reconciliación destinadas a alentar a los refugiados a regresar a sus hogares, así como con los informes de indultos para los desertores del ejército.
“Todos o la mayoría de los que regresaron a Alepo y otros lugares fueron sometidos a investigación y tuvieron que pasar un buen período de tiempo en la cárcel”.
“Cuando estás detenido, nadie sabe si estás vivo o no, si estás discapacitado, si te han reclutado para espiar a personas y vecinos, que es lo último que querría que hiciera mi familia o que tuviera que vivir rodeada de ese ambiente”.
Zouhir Al-Shimali es un periodista y fotógrafo de Alepo que trabaja online.
Fuente: https://www.middleeasteye.net/news/what-happened-to-the-families-evacuated-from-aleppo-syria-war-exile-%202137739366
Esta traducción puede reproducirse libremente a condición de respetar su integridad y mencionar al autor, a la traductora y a Rebelión.org como fuente de la misma.  

La injerencia de Estados Unidos en la política de Latinoamérica


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La injerencia de Estados Unidos en la política de Latinoamérica

 

 


Nos preocupan seriamente las últimas declaraciones del senador Mitch McConnell, y si a la brevedad no modifica esa forma de pensar, nos veremos obligados a actuar enérgicamente”. “Queremos dejar muy claro que si el presidente Donald Trump continúa con esa postura, deberá atenerse a las consecuencias, porque no podemos aceptar de ningún modo ese tipo de acciones”. “La comunidad internacional repudia enérgicamente la instalación de nuevas bases de Estados Unidos, y si no las cierra de inmediato exigiremos por todos los medios que lo hagan, guardándonos el derecho de usar la fuerza si ello fuera necesario”. ¿Alguien podría imaginarse declaraciones de ese tipo? Seguramente no. ¡Son impensables! Provocarían risa. Nadie se dirige diplomáticamente así a la superpotencia de Estados Unidos, ni siquiera sus rivales que están a la par en términos económicos y/o militares, Rusia y China.
Ahora bien: no nos resulta en absoluto llamativo que Washington haga continuamente uso de esta modalidad insultante. Es parte de la “normalidad” vigente. ¿Quién le responde de tú a tú al imperio, no intimidándose de la altanería con que él nos trata a los latinoamericanos? Casi nadie; solo los países –pueblo y gobierno– que se atrevieron a zafarse de su yugo: Cuba revolucionaria, en su momento la Nicaragua Sandinista, Bolivia con el MAS y Evo Morales, la Revolución Bolivariana de Venezuela. Es decir, países que, con distintas modalidades y estilos, caminan por la senda del socialismo. Conclusión rápida que se desprende de eso: solo el socialismo libera de verdad.
Ahora, con el más absoluto descaro y desparpajo, Washington desconoce y llama a repudiar al gobierno democráticamente electo de Nicolás Madura en Venezuela. Una serie de países de la región (conocida como Grupo de Lima, con la sana excepción de México, ahora con una propuesta renovadora) le hacen el coro, siguiendo fielmente los dictados de la Casa Blanca, su verdadero amo. ¿Por qué?
Podemos empezar respondiéndolo con una afirmación que, en principio, no parece pertinente: México, gran productor de petróleo, tiene que comprar combustible (petróleo refinado: gasolina, diesel, etc.) a las empresas petroleras estadounidenses. O Guatemala, de donde provienen los tradicionales “hombres de maíz” (los mayas hace 4,000 años que cultivan esa planta en Mesoamérica), le debe comprar maíz transgénico a Estados Unidos. Y mucho del chocolate norteamericano que consumimos en nuestros países (de marcas “caras” y “elegantes”), tiene como materia prima el cacao que sale de Latinoamericana. Esto comienza a explicar la anterior pregunta: somos rehenes de la gran potencia del norte.
Eso tiene historia. Las oligarquías vernáculas, nacidas de la colonia española o portuguesa, surgidas ya de la corrupción y el facilismo con una visión más feudal que capitalista moderna, no se desarrollaron al mismo ritmo de los enclaves anglosajones. Desde el inicio de la vida republicana, entonces, los países del sur quedaron supeditados al amo del norte. Salvo honrosas excepciones antiimperialistas, en general esas oligarquías prefirieron el papel de segundo violín, teniendo asegurado su pasar a partir de la monumental explotación a la que sometieron a sus pueblos. Y, desde el vamos entonces, se prosternaron hacia el capital anglosajón impetuoso. Dos siglos después, nada ha cambiado.
El otrora Secretario de Estado durante la presidencia de Bush hijo, el general Colin Powell, lo dijo sin ambages: los tratados de libre comercio firmados por Washington sirven para “garantizar para las empresas estadounidenses el control de un territorio que va del Ártico hasta la Antártida y el libre acceso, sin ningún obstáculo o dificultad, a nuestros productos, servicios, tecnología y capital en todo el hemisferio”. Más claro: imposible.
Desde la tristemente célebre Doctrina Monroe de 1823 (“América para los americanos”… ¡del Norte!, habría que agregar), Latinoamérica es el resguardo de la potencia estadounidense. De aquí saca una larga serie de beneficios:
· El 25% de los recursos naturales que consume Estados Unidos (energéticos y materias primas), proviene de esta región. Los contratos que le permiten operar aquí para la explotación de esos recursos son francamente leoninos, porque en general solo dejan un 1 o 2% de regalías al país anfitrión de todo lo que extrae (mineras, petroleras, sembradíos para agrocombustibles), llevándose (robándose) el resto. Eso, sin contar con los daños ecológicos irreversibles que provocan, además del aplastamiento de pueblos y culturas originarias. Las oligarquías nacionales lo toleran, y se aprovecha de eso como socias menores.
· Latinoamérica mantiene una deuda externa de medio billón y medio de dólares con los organismos crediticios internacionales (Fondo Monetario Internacional y Banco Mundial), de los que son principales accionistas bancos privados estadounidenses (cada latinoamericano, al nacer, ya está debiendo 2,500 dólares a esta banca, con lo que su vida ya está hipotecada. Lo pagará con su carencia crónica de servicios que deberían brindarle sus respectivos Estados, y que nunca lo harán, pese a que lo mandatan sus respectivas Constituciones.
· Dado la mano de obra tan barata que rige en la región (salarios básicos de 300 a 500 dólares mensuales, cuando en territorio estadounidense son el cuádruple), mucha industria del Norte se instala en nuestros países (ensambladoras, maquilas, sin hacer ninguna transferencia tecnológica), aprovechando, además de los bajos salarios, también la falta de regulaciones laborales y medioambientales. Una vez más: las oligarquías nacionales lo toleran, y se aprovecha de eso como socias menores.
· Buena parte de la población latinoamericana y caribeña, dada sus pésimas condiciones de sobrevivencia en sus propios países, viaja masivamente al “sueño americano” en búsqueda de un mejor porvenir. Según datos de la Organización Internacional para las Migraciones –OIM– más de 1,400 indocumentados llegan a la frontera sur de Estados Unidos cada día. Muchos no pasan, pero sí una gran cantidad, y pese a al endurecimiento de las políticas migratorias, el capital norteamericano se aprovecha inmisericordemente de esa población (ejército de reserva industrial), chantajeándola con su irregular estatus migratorio, con lo que se permite pagar salarios de hambre, imponiendo condiciones laborales infames. Los gobiernos de la región no dicen nada al respecto, pues esa masa de migrantes envía divisas a los familiares que se quedaron, con lo que se descomprime en parte la bomba de tiempo de la pobreza.
· Como las relaciones del imperio con nuestros países no son igualitarias, Washington, aunque hable de tratados comerciales “libres”, impone abusivamente productos y servicios de su propiedad, convirtiendo a Latinoamérica en un rehén comercial. De aquí salen materias primas baratas (vendidas por las oligarquías), pero llegan productos industriales y servicios caros, muy elaborados (que paga la totalidad de las poblaciones). La asimetría en la balanza comercial se inclina tremendamente a favor de las empresas del norte.
Por todos esos motivos el subcontinente latinoamericano sigue siendo el patio trasero de la geoestrategia de la Casa Blanca. Es una región tremendamente controlada; de ahí que existan al menos 70 bases militares de Washington con gran capacidad operativa, de las que no se sabe a ciencia cierta qué potencial tienen. La más grande se está construyendo en Honduras, cerca de las reservas petrolíferas de Venezuela. ¿Coincidencia?
En general, todos los gobiernos de la región –de derecha, obviamente defensores a ultranza del libre mercado– se arrodillan ante las directivas norteamericanas. Las oligarquías nacionales no osan enfrentársele porque, así como están, están muy bien. En todo caso, son socias menores del capital estadounidense, y los gobiernos mantienen amables amistades (tanto, que un genuflexo presidente argentino: Carlos Menem, llegó a decir que eran “relaciones carnales”). De ahí que cada vez que algún mandatario de la región se sale un milímetro del guión trazado por el gran imperio, altaneramente la Casa Blanca se permite las más groseras intromisiones. En tal sentido, la injerencia en los asuntos internos de nuestros países es proverbial. Tanto, que el ex candidato presidencial hondureño Salvador Nasralla, pudo decir sin vergüenza, casi con candidez, que “al final todos sabemos que Estados Unidos es quien decide las cosas en Centroamérica” (expresión que se podría extender a toda Latinoamérica).
Todo lo que acontece en términos políticos en nuestra sufrida zona, tiene siempre como actor –más o menos directo, más o menos oculto– a Estados Unidos. Los golpes de Estado que barrieron nuestros países en prácticamente todo el siglo pasado, las fuerzas armadas de cada país preparadas en estrategias contrainsurgentes y anticomunistas desde la Escuela de las Américas, las actuales frágiles democracias, las decisiones que toma la Organización de Estados Americanos –OEA– (ministerio de colonias, según expresión del cubano Raúl Roa García), o el actual Grupo de Lima, no son sino movidas de la política de Washington. Su injerencia, su abierta y grosera intromisión en nuestros asuntos, ya se acepta como normal.
¿Con qué derecho Washington declara ahora ilegal, ilegítimo o usurpador al gobierno bolivariano de Nicolás Maduro? No hay ahí sino el interés encubierto de mantener la reserva petrolera más grande del mundo bajo su influencia, la cual, con la revolución popular y antiimperialista que está teniendo lugar en Venezuela, no está asegurada para su proyecto hegemónico.
¿Hasta cuándo las burguesías nacionales y los blandengues gobiernos de la región van a seguir permitiendo la injerencia norteamericana? ¿De verdad que quieren las relaciones carnales? Es un poco vergonzoso, ¿no? Como vemos, solo el socialismo puede ser realmente antiimperialista.
Blog del autor: https://mcolussi.blogspot.com/
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

Sonríe, te están puntuando, el discurso de Black Mirror


disidentia.com

Sonríe, te están puntuando, el discurso de Black Mirror

 

 

José Antonio Gabelas

Este título está recogido de un reciente libro de Gedisa, “Sonríe, te están puntuando. Narrativa digital interactiva en la era de Black Mirror”, coordinado por Roberto Aparici y David García. Netflix ha sido muy oportuna con el reciente estreno de Bandersnatch, película que recrea el universo popular de la serie Black MIrror. La caída de los ingresos de Apple añade inciertos nubarrones a la innovación tecnológica, que se suman a la incertidumbre general. Mientras tanto, un robot espacial chino se ha posado en la cara oculta de la Luna.
La producción de Charlie Brooker etiquetada como serie, no es una secuencia continuada y episódica, es una ejecución unitaria, con un argumento temático sin trama, sin personajes fijos, centrada en las tecnologías digitales, sus posibilidades y temores. Parece que Invita del nuevo al viejo debate entre los defensores y detractores de la revolución tecnológica.  Marshall McLuhan publicó “Comprender los medios de comunicación”, que siendo su frase más jaleada fue “el medio es el mensaje”, también lo fue pocas veces comprendida. El autor sabía que siempre que aparece un nuevo medio, la gente queda atrapada en la información, en su contenido. Y así estuvieron varias décadas discutiendo los sesudos teóricos de los Cultural Studies de Birmingham, enfrascados en el análisis de los efectos y usos de las tecnologías.
Con esta producción, unos cuantos años después ocurre lo mismo, las audiencias, incluso aquellos que se complacen en hablar de “serie de culto”, debaten sobre la maldad o bondad de los efectos. Lo que McLuhan vio es lo que los entusiastas y detractores no ven, que el contenido del medio importa menos que el medio en sí mismo en el análisis de la influencia que tiene en nuestros actos, en los modos de pensar y convivir.
Cada episodio es una invitación para entrar en la penumbra tecnológica que afecta tanto a la bioingeniería, como a los medios de comunicación, el bien y el mal, la ciencia, el sexo
Black Mirror explora la tecnología que delega la subjetividad del individuo a los aparatos, y cómo se desplaza la naturaleza individual a la vivencia de un vínculo, básicamente emocional y colectivo. Como indica Leonardo Murolo, en “Sonríe, te están puntuando”,  esta crítica no se realiza de modo diegético, es decir dentro de la historia, pero se ofrece al espectador para que lo converse, lo discuta en los foros, en las redes. Bandersnatch aprovecha este filón comercial, para que cada interacción y cada clic sean metadatos que optimiza Netflix, mientras los espectadores juegan en la construcción de diferentes finales para la historia. De modo que cada episodio es una invitación para entrar en la penumbra tecnológica que afecta tanto a la bioingeniería, como a los medios de comunicación, el bien y el mal, la ciencia, el sexo, la producción industrial, el trabajo, el arte, la salud, la educación.
En  episodios como “Caída en picado” de la tercera temporada, la banalidad del narcisismo y la aprobación social se expresan con miles  de “me gusta”, que no solo convierten al sujeto en objeto de deseable, también lo diluyen en la masa y la colectividad. Cualquier objeto convertido en mercancía se ve obligado a ser expuesto para ser, lo importante no es existir sino ser visto, afirma Byung-Chul Han. Una tiranía de la visibilidad, signo de los tiempos actuales.  El capítulo refleja describe en su espejo el despotismo de lo  agradable, que supone una negación de los valores individuales, y la propia autocensura como mérito para obtener una mayor puntuación. Los personajes de la ficción, como miles de ciudadanos hoy, no se escuchan, sólo se muestran. El Smartphone es parte del día a día, nuestro yo está en nuestro bolsillo.
¿Somos marionetas de otros, igual que Stefan (protagonista) es nuestro títere?
Una producción sin apenas fronteras entre la realidad y la ficción, observa The Telegraph, que el gobierno de China tiene diseñado un modo de control de los movimientos personales del crédito de los ciudadanos para medir su fiabilidad. Se trata de un sistema basado en un crédito social que registra los comportamientos rutinarios de 1.400 millones de ciudadanos para determinar su confiabilidad.
Estamos ante un relato, que en mi opinión más que anticipar un futuro, describe los miedos y temores de un presente. Las situaciones que discurren por los distintos episodios son parte de lo cotidiano. Se trata de una ventana en la que nos asomamos a la la sociedad del espectáculo. Por eso el primer episodio “Himno nacional” de la primera temporada, el secuestrador utiliza YouTube como escaparate global para exigir el rescate de la princesa secuestrada a la aparentemente perpleja sociedad.
Con frecuencia acabamos fingiendo que la tecnología en sí misma apenas tiene importancia, que lo que importa es su contenido, o cómo la utilizamos. De este modo, quedamos muy complacidos porque al fin y al cabo somos nosotros los que tenemos el control. En cierto modo, nos acercamos a lo que buscan los guionistas en Bandersnatch, cuando plantean plantean si somos dueños absolutos de nuestros actos, o si existen ciertas fuerzas ajenas a nosotros que nos controlan. ¿Somos marionetas de otros, igual que Stefan (protagonista) es nuestro títere?, pregunta para el juego de conspiraciones que diseña Charlie Brooker.
La serie no descubre un escenario instrumental, sino un entorno, donde los medios y los seres humanos están en tensión. Un entorno que deriva en un escenario con las luces encendidas las 24 horas del día, 365 días al año. Un reality show intenso y permanente. Lo pensado, sentido, escuchado y visto es mostrado o no existe. No es fácil mirar. “Tú no ves el anuncio, pero el anuncio te ve a ti …” es la frase que encabeza un banner publicitario de Netflix . Black Mirror,  forma parte de la era postelevisiva, inmersa en el ritual de la orgía del espectáculo , trazada en la liturgia del simulacro. Emociones en venta como   servidumbre de la televisión en un modelo mercantilista, donde el objetivo es obtener el máximo beneficio económico en el “todo vale”. Las personas son dignas de ser explotadas. Todo por el rating.
La distancia crítica que siempre existió en los grandes relatos religiosos, educativos, familiares, políticos, hoy lo ocupa el ritual del espectáculo
La estructura panóptica de la Red subraya nuestra condición de sujetos que circulan por el relato como objetos. La distancia crítica que siempre existió en los grandes relatos religiosos, educativos, familiares, políticos, hoy lo ocupa el ritual del espectáculo. Una realidad construida y calzada a nuestro perfil, en la que nuestro cuerpo se convierte en una prótesis repleta de dispositivos, en la que los sentidos son reducidos o sustituidos por sensores que procesan miles de estímulos. En la que ya se realizan experimentos para aumentar el sistema inmunitario humano con un sistema inorgánico, biónico. Un ejército de nanorobots y sensores monitorean  lo que ocurre dentro de nuestro cuerpo.
Afirma  Lev Manovich que el software está al mando. Lo necesitamos para comprender y ejercitarse en la web, para explorar la información, para convertir la nube en algo útil. Black Mirror es una inquietante puerta que cuestiona nuestra naturaleza humana desde los espasmos de la tecnología. Black Mirror es una buena excusa para racionalizar lo que está ocurriendo en una sociedad banal y narcisista, de modo que es relativamente fácil  que los espectadores no solo se convierten también en jugadores, con las reglas de Netflix, sino también en una parte del engranaje, del show.
“Nuestra respuesta convencional a todos los medios, en especial la idea de que lo cuenta es cómo se los usa, es la postura adormecida del idiota tecnológico”,  recuerda McLuhan.

La entrega de Battisti, un “regalo” del Brasil de Bolsonaro a Italia


hispantv.com

La entrega de Battisti, un “regalo” del Brasil de Bolsonaro a Italia 

 

 


Italia agradece el “pequeño regalo” que el Gobierno de Brasil le ofreció al Gobierno de Roma: la detención del que califican de “terrorista” italiano Césare Battisti.
El ministro del Interior del país europeo, Matteo Salvini, expresó el domingo su agradecimiento al presidente del gigante suramericano, Jair Bolsonaro, por el arresto de Battisti, “un delincuente que no merece una cómoda vida en la playa sino acabar sus días en la cárcel”.
“Mi primer pensamiento va a los familiares de las víctimas de este asesino, que durante demasiado tiempo gozó una vida que vilmente quitó a otros, protegido por la izquierda de medio mundo”, señaló Salvini.
El nuevo jefe del Gobierno de Brasil respondió a Salvini en su cuenta en Twitter, expresando su deseo de reforzar las colaboraciones mutuas: “Felicidades y cuente siempre con nosotros, ministro Salvini”, escribió el ultraderechista Bolsonaro.
Poco antes, el hijo del mandatario brasileño, el diputado federal Eduardo Bolsonaro, le anunció a Salvini la captura de Battisti con un mensaje de lo más interesante: “El pequeño regalo está en camino”, escribió en italiano en un mensaje en Twitter.
Mi primer pensamiento va a los familiares de las víctimas de este asesino, que durante demasiado tiempo gozó una vida que vilmente quitó a otros, protegido por la izquierda de medio mundo”, señaló Matteo Salvini, ministro del Interior de Italia, tras la detención del prófugo izquierdista italiano Césare Battisti.
Poco después de saber del arresto de Battisti, Italia anunció que enviaría el domingo un avión a Bolivia (donde fue detenido pese a vivir en Brasil) para devolver al prófugo al país, donde deberá cumplir su condena. Jair Bolsonaro ya había prometido en su campaña electoral extraditar a Battisti a Roma.
El italiano Césare Battisti, miembro del movimiento Proletarios Armados por el Comunismo (PAC), brazo de las Brigadas Rojas, fue condenado a cadena perpetua por cuatro homicidios entre 1977 y 1979, aunque él niega haberlos cometido.
Tras vivir 15 años exiliado en Francia, donde se convirtió en un exitoso autor de novelas policiales, se vio obligado a partir a México a mediados de los noventa. Finalmente llegó en 2004 a Brasil, donde se casó y tuvo un hijo.
El exactivista de izquierdas italiano, de 64 años, fue detenido el sábado en la ciudad boliviana de Santa Cruz de la Sierra.
msm/mjs/nii/

Turquía seguirá atacando a los kurdos pese a amenazas de EEUU


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Turquía seguirá atacando a los kurdos pese a amenazas de EEUU

 

 


Turquía ignora las amenazas de Estados Unidos y asegura que seguirá combatiendo contra las milicias kurdas aliadas de Washington.
El portavoz de la Presidencia turca, Ibrahim Kalin, ha tuiteado hoy lunes que Ankara no ve “ninguna diferencia” entre los extremistas takfiríes del EIIL (Daesh, en árabe) y las milicias kurdas Unidades de Protección Popular (YPG, por sus siglas en kurdo), a las que Turquía considera terroristas; y por tanto Ankara continuará “luchando contra todos ellos”.
El Gobierno turco respondía así a las amenazas del domingo de presidente de EE.UU., Donald Trump, sobre “devastar a Turquía económicamente” si el Ejército turco atacaba a las YPG tras la salida de las tropas estadounidenses de Siria.
EE.UU. no está cumpliendo su promesa a Turquía de cesar el suministro de armas a dichas milicias, y por ello las relaciones bilaterales se oscurecen día a día, al punto de cruzarse amenazas de confrontación directa.
Las autoridades turcas temen que el fortalecimiento de los kurdos en el norte de Siria dé alas a su propia insurgencia; no obstante, Washington sigue considerando a las milicias kurdas un aliado indispensable para materializar sus intereses en el país árabe.
msm/mjs/nii/

Irán no necesita permiso de nadie para lanzar satélites al espacio


hispantv.com

Irán no necesita permiso de nadie para lanzar satélites al espacio 

 

 


El Ministerio de Exteriores de Irán vuelve a defender el derecho inalienable de Teherán a servirse de la tecnología espacial para el avance del país.
“Irán, como país independiente, tiene derecho a usar todo tipo de tecnología que contribuya al progreso del país, y para ello no va a pedir ni permiso ni opinión a nadie”, ha señalado este lunes el portavoz de la Cancillería iraní, Bahram Qasemi, en declaraciones ofrecidas en una rueda de prensa en Teherán, la capital.
El alto diplomático iraní respondía así a las declaraciones del sábado del secretario de Estado de EE.UU., Mike Pompeo, en una entrevista con el diario local The Washington Free Beacon, en las que arremetió contra el plan de Irán de lanzar vehículos espaciales. Insistió en que para Washington supone una violación de la resolución 2231 del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas (CSNU), pues en dichos lanzamientos se utiliza la misma tecnología que en los misiles balísticos.
“El lanzamiento de satélites iraníes no viola en modo alguno la resolución 2231 del CSNU. No se trata de una medida militar: nosotros necesitamos esta tecnología para la previsión meteorológica”, ha subrayado el portavoz de la Cancillería iraní.
De hecho, según han denunciado en múltiples ocasiones las autoridades iraníes, quien, en realidad, está violando la resolución 2231 del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas es el Gobierno estadounidense, ya que retiró a su país de manera unilateral del pacto nuclear de 2015 entre Teherán y el Grupo 5+1 (entonces integrado por EE.UU., el Reino Unido, Francia, Rusia y China, más Alemania).
Irán, como país independiente, tiene derecho a usar todo tipo de tecnología que contribuya al progreso del país, y para ello no va a pedir ni permiso ni opinión a nadie”, precisa el portavoz de la Cancillería iraní, Bahram Qasemi.
El presidente de Irán, Hasan Rohani, adelantó el jueves que el país persa en breve pondrá dos nuevos satélites en órbita, usando misiles de fabricación nacional. “Hoy en día, los misiles son para nuestra defensa y nos sentimos orgullosos de tenerlos”, destacó el mandatario.
El país persa ocupa el primer lugar en la región en cuanto a ciencia espacial, y se encuentra entre las 10 naciones del mundo con capacidad  para diseñar, construir y lanzar satélites al espacio. De hecho, la Agencia Espacial de Irán planea construir satélites de imágenes con una precisión de un metro para 2025, año en el que concluye el actual Programa de Visión Nacional de Irán.
mnz/mjs/nii/

¿Se avecina una nueva recesión económica?


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¿Se avecina una nueva recesión económica?


Por German Gorraiz López
El proteccionismo económico implementado por Donald Trump, la inestabilidad financiera de EEUU y la posibilidad de un Brexit traumático podría provocar que la crisis sistémica acabe lastrando la incipiente recuperación económica mundial y desemboque en escenarios de estancamiento económico secular.

Según la OIT, desde que se inició la crisis habría 30 millones de desempleados más en el mundo y para el 2019 el número total de desempleados sería de 213 millones (6% de la población activa) aunado con un déficit de 65.000 millones de dólares en los presupuestos de los países pobres y con cerca de 44 millones de personas viviendo en la absoluta pobreza por lo que las autoridades económicas mundiales debieran impulsar la frágil e incipiente recuperación económica global, promover una capacidad productiva diversificada y garantizar una evolución equilibrada de los ingresos. Sin embargo, el proteccionismo económico implementado por Donald Trump, la inestabilidad financiera de EEUU y la posibilidad de un Brexit traumático podría provocar que la crisis sistémica acabe lastrando la incipiente y frágil recuperación económica mundial y desemboque en escenarios de estancamiento económico secular (secular stangantion), ya que el fenómeno de la globalización económica ha conseguido que todos los elementos racionales de la economía estén interrelacionados entre sí debido a la consolidación de los oligopolios, la convergencia tecnológica y los acuerdos tácitos corporativos, de lo que sería paradigma el coqueteo de Alemania con la recesión técnica.

¿HACIA LA TERCERA OLA DE LA RECESION?

La posibilidad real de la tercera ola de la recesión estaría pasando desapercibida para la mayoría de Agencias de Calificación debido a la desconexión con la realidad que les llevaría a justificar la exuberancia irracional de los mercados, con lo que se cumpliría la famosa frase del iconoclasta John Kenneth Galbraiht. “Hay dos clases de economistas: los que no tenemos ni idea y los que no saben ni eso”. Así, el “efecto mariposa” trasladado a sistemas complejos como la Bolsa de Valores, tendría como efecto colateral la imposibilidad de detectar con antelación un futuro mediato pues los modelos cuánticos que utilizan serían tan sólo simulaciones basadas en modelos precedentes (Teoría de la Inestabilidad financiera de Minsky), con lo que la inclusión de tan sólo una variable incorrecta o la repentina aparición de una variable imprevista provoca que el margen de error de dichos modelos se amplifique en cada unidad de tiempo simulada hasta exceder incluso el límite estratosférico del cien por cien, dando lugar a un nuevo estallido o crash bursátil.
Dicho estallido tendrá como efectos colaterales la consiguiente inanición financiera de las empresas, la subsiguiente devaluación de las monedas de incontables países para incrementar sus exportaciones y como efectos benéficos el obligar a las compañías a redefinir estrategias, ajustar estructuras, restaurar sus finanzas y restablecer su crédito ante el mercado (como ocurrió en la crisis bursátil del 2000-2002) y como daños colaterales la ruina de millones de pequeños inversores todavía deslumbrados por las luces de la estratosfera, la inanición financiera de las empresas y el consecuente efecto dominó en la declaración de quiebras.

¿RIESGO DE UNA DÉCADA DE ESTANCAMIENTO EN LA ECONOMÍA ESPAÑOLA?

Hasta 2008, la economía española se basó en la conocida “dieta mediterránea”, (cuyos ingredientes principales eran el “boom” urbanístico, la exportación, el turismo y el consumo interno), fórmula que creaba excelentes platos minimalistas, de apariencia altamente sugestiva y precio desorbitado pero vacíos de contenido culinario y con fecha de caducidad impresa (2008), debido al estallido de la burbuja inmobiliaria y el hundimiento del castillo de naipes de la economía española. De seguir obviando la inversión en inteligencia, España podría convertirse en la próxima década en un país tercermundista a nivel de investigación e innovación, condenado a comprar patentes extranjeras y producir productos de bajo perfil tecnológico que requieran mano de obra de escasa o nula cualificación y fácilmente explotable, pues aunque España sigue compitiendo en gran número de sectores con las economías de referencia al tener costes laborales competitivos, tendría como Talón de Aquiles de sus exportaciones el reto de la calidad de sus productos y el no estar bien posicionada en los mercados emergentes.
Por último, en el supuesto de que la Deuda Pública y privada prosigan su vuelo por la estratosfera, que los salarios sigan congelados o con incrementos inferiores al IPC, que el crédito bancario siga sin fluir con normalidad a unos tipos de interés reales a pymes, autónomos y particulares y no se aproveche la dilación en los plazos para reducir el déficit en incrementar la inversión en Obra Pública y reducir el desempleo, la economía española se verá abocada a un peligroso cóctel explosivo, (el DDD), cuyos ingredientes sería una deflación en los precios que impedirá a las empresas conseguir beneficios y a los trabajadores incrementar sus sueldos, una deuda privada imposible de asumir por las empresas y unas tasas de paro endémicas superiores al 15%, lo que podría generar una década de estancamiento en la economía española, rememorando la Década perdida de la economía japonesa.
GERMÁN GORRAIZ LÓPEZ-Analista

India: los medios occidentales ocultan la huelga general más grande de la historia


kaosenlared.net

India: los medios occidentales ocultan la huelga general más grande de la historia


Por Redacción - Canarias Semanal
Con participación de todos los sectores de la economía formal e informal. Unos 200 millones de trabajadores secundaron el paro contra la políticas antisociales del Gobierno de Modi.

Durante los días 8 y 9 de enero de este año ha tenido lugar en la India una huelga general que se ha calificado como la mayor de la historia por el número de participantes: unos 200 millones de trabajadores. Teniendo en cuenta que la población activa del segundo país más poblado del planeta no supera los 500 millones, y que en el sector formal del mercado de trabajo participa apenas el diez por ciento de dicha población, esta huelga, que ha rebasado incluso a la de 2016, no ha sido, sin embargo, noticia destacable en los grandes medios occidentales (1)
   La huelga fue convocada por 10 centrales sindicales contra las medidas antisociales del gobierno neoliberal del fundamentalista Narenda Modi. En ella han participado tanto trabajadores del sector público (especialmente del ferrocarril y la banca) como del sector privado, incluida la minería, las industrias, el transporte y el pequeño comercio; pero también gran número de operarios del enorme sector informal, que se emplean sobre todo en la construcción, la venta ambulante, el servicio doméstico, el trabajo domiciliario, el transporte de auto-rickshaws y la agricultura. En este último sector, las duras condiciones de trabajo han puesto a los campesinos en situación de extrema pobreza, a tal punto que, desde el año 2013 se han contabilizado 12.000 suicidios anuales entre esta población (2).
    Las reivindicaciones se han centrado en los 12 puntos elaborados por la Convención Nacional de Trabajadores, que incluyen reivindicaciones contra la subida del precios de los alimentos, el aumento del desempleo, la privatización de los servicios públicos, las reformas laborales que favorecen a los empresarios, así como demandas de subida del salario mínimo, cobertura sanitaria universal y pensiones. Incluso la mayoría de empleos creados en el sector formal en los últimos años son, en realidad, informales, pues no dan derecho a seguridad social ni acceso a otras prestaciones; algo que comienza a ser bastante familiar también en los países del Norte (3).
    Según el diario Times of India, en la minería la participación fue del cien por cien, al igual que en la plantación de té y tabaco. El secretario general de All India Trade Union Congress (AITUC), en declaraciones a Press Trust of India, indicó que durante el primer día de huelga la actividad quedó totalmente paralizada en los estados orientales de Assam, Manipur, Magalaya y Odisha. A ellos se sumó el estado meridional de Kerala donde gobiernan partidos comunistas. En estos estados, todos los establecimientos, incluidos colegios, universidades, hospitales, oficinas de correos, bancos e industrias permanecieron cerrados. En el resto del país se vieron afectados los bancos y los servicios postales. Algunos piquetes de trabajadores impidieron la circulación de los trenes y asimismo varios vuelos tuvieron que ser cancelados. En el estado sureño de Telangana, dos millones de empleados del gobierno se sumaron a la huelga, y en la ciudad industrial de Bombay lo hicieron los trabajadores del transporte y la electricidad. 
   La huelga tuvo réplicas en las pequeñas islas y las zonas tribales del país. Una de las 12 demandas de los sindicatos incluye la retirada de la ley de Adquisición de Tierras, que permite a las compañías multinacionales confiscarlas sin compensación, lo que afecta a más de un millón de personas en estas áreas tribales.
   Esta ha sido la tercera y más importante huelga general contra el gobierno de Modi, que vive sus horas bajas a pocos meses de las elecciones generales, y ahora recurre al fundamentalismo religioso para dividir a los trabajadores. Estos, sin embargo, han demostrado que su solidaridad de clase es más fuerte.
Fuentes:
1. http://www.marxist.com/india-200-million-strike-against-anti-labour-policies.htmhttp://leftvoice.org/General-Strike-in-India-200-Million-Workers-Oppose-the-Government-s-Labor-Law

El Gobierno impide al Open Arms salir del puerto de Barcelona para rescatar a migrantes


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El Gobierno impide al Open Arms salir del puerto de Barcelona para rescatar a migrantes


Óscar Camps, presidente de Proactiva Open Arms, afirma: “Mientras estamos en el puerto, hay gente que se está muriendo en el Mediterráneo. No sé como pueden dormir tranquilos”. 

Óscar Camps, presidente de Proactiva Open Arms, afirma: “Mientras estamos en el puerto, hay gente que se está muriendo en el Mediterráneo. No sé como pueden dormir tranquilos”.
La Dirección General de la Marina Mercante, dependiente del Ministerio de Fomento, ha denegado el permiso de salida al barco Open Arms debido al cierre de los puertos de Italia y Malta
La resolución bloquea al Open Arms “hasta que haya un acuerdo para el desembarco de los auxiliados con las autoridades de las zonas de salvamento (Italia y Malta)”
La ONG ha recurrido la resolución: “No se atribuye ningún incumplimiento al capitán ni a su tripulación, sino a los Estados”
La Dirección General de la Marina Mercante, dependiente del Ministerio de Fomento, ha denegado el permiso de salida al barco humanitario Open Arms para zarpar hacia aguas internacionales próximas a Libia con el objetivo de salvar vidas de migrantes en peligro. La razón: el cierre de los puertos de Italia y Malta.
Según expone la resolución de despacho de salida emitida el 8 de enero por la Capitanía Marítima y amparada por la Dirección General de la Marina Mercante, desde el cierre de los puertos europeos, “el buque se está viendo forzado a navegar durante varios días, cruzando el Mediterráneo, para desembarcar a las personas rescatadas en el mar muy lejos del lugar de rescate”, un hecho que “se aparta de los procedimientos relativos a las operaciones de salvamento reguladas por la normativa internacional”. 
Por esta razón, según el escrito al que ha tenido acceso eldiario.es, la Capitanía Marítima bloquea la salida del Open Arms hacia la zona de rescate “hasta que no se garantice que existe un acuerdo para el desembarco de los auxiliados con las autoridades de las zona SAR concernidas (Italia y Malta)”, lo que supone de facto el bloqueo del barco humanitario en el puerto de Barcelona o, en su caso, en la zona SAR española.
Fuentes de la Dirección General de la Marina Mercante aseguran a eldiario.es que “en anteriores peticiones de despacho de salida, el Open Arms ha solicitado navegar a la zona SAR libia en misiones de observación y vigilancia pero la realidad es que ha hecho funciones de rescate, entre otras cosas porque no puede inhibirse”. Desde la institución dependiente de Fomento concluyen que “se produce una situación que acaba contradiciendo la normativa de salvamento marítimo”.
La Marina Mercante considera que, en las circunstancias actuales, el Open Arms “acaba realizando una actividad de transporte de pasajeros, porque los Estados cercanos no le permiten el desembarco, y el barco no está pensado para recorrer largas distancias con tanta gente, sino para acudir al puerto más próximo”.
En su resolución, la Capitanía Marítima destaca la última operación de salvamento del Open Arms en la que, a su juicio, “se vulneró la obligación de desembarcar a los náufragos en un puerto seguro lo más cercano posible al lugar del rescate”.
Durante su última misión, tras salvar a 311 vidas en riesgo de las aguas del Mediterráneo, el Open Arms tuvo que recorrer centenares de millas para desembarcar a las personas auxiliadas en España ya que los Estados más próximos, Malta e Italia, no permiten el acceso a sus puertos. La ONG esgrime haber llamado a todas las autoridades competentes cercanas, pero no respondieron a su solicitud. El Gobierno español contestó y ofreció Algeciras, que tampoco es el más próximo a la zona del rescate.
Ante los obstáculos impuestos al desembarco de las personas rescatadas en los puertos seguros más cercanos, la Capitanía Marítima entiende  que el Open Arms, además, debería contar con “certificados que garanticen el cumplimiento de la normativa internacional de seguridad marítima y prevención de la contaminación del medio marino”, exigido para el transporte “de un elevado número de personas a bordo”.
Según la institución, el barco de rescate,  reconocido para un número de 18 personas en su funcionamiento normal, debería contar con un certificado que permitiese el traslado de un mayor número de personas, pues en las circunstancias actuales el rescate de náufragos no concluye con un desembarco rápido, como obliga la normativa.
La ONG alega que los náufragos localizados en peligro en el mar “no ocupan plaza en base a la normativa” de salvamento.  Por su parte, la Dirección General de la Marina Mercante defiende que “no ocupan plaza en condiciones habituales de rescate pero, cuando son pasajeros en la situación actual”. 
A lo largo del escrito de denegación de salida, se menciona una serie de regulaciones supuestamente “vulneradas” en las últimas operaciones de rescate de Open Arms. Todos los artículos citados hacen referencia a la exigencia de desembarcar a las personas rescatadas en el puerto seguro más cercano y garantizar “una desviación mínima del viaje proyectado” del buque en cuestión.
A su vez, la Dirección General de la Marina Mercante reconoce que los países ribereños (Malta e Italia en este caso) “deberían permitir desembarcar a los náufragos como dice a la normativa internacional”. La responsabilidad, por tanto, recae en los Estados que incumplen esa obligación pero, insisten, “de facto esa situación no se da, por lo que el Open Arms ha de adaptarse a esas circunstancias para cumplir la normativa”.
“No es nuestro papel determinar quién es el responsable de esa situación, sino garantizar el cumplimiento de la normativa marítima”, enfatizan desde la Marina Mercante.
“Si el buque no puede desembarcar a los rescatados en un lugar seguro de la zona SAR de rescatar, y actuando bajo la coordinación de la autoridad responsable de la misma, tal y como ha venido sucediendo hasta ahora, el buque de nuevo se verá abocado a actuar de forma contraria a los convenios internacionales antes citados”, enfatiza el capitán marítimo.
Open Arms recurre la resolución
La ONG Proactiva Open Arms ha recurrido la resolución de la Capitanía Marítima de Barcelona al entender que esta “no atribuye uno sólo de los incumplimientos al capitán del buque Open Arms ni a su tripulación”, sino que “todos” se asignan “en abstracto y en tercera persona a las autoridades responsables. En definitiva a los Estados”.
Por esta razón, la organización catalana propone al Gobierno en sus alegaciones reclamar “su cumplimiento a los Estados” a través del Tribunal Internacional del Mar”, con base en Hamburgo. “Obviamente Open Arms plantearía mañana mismo la citada demanda, si tiene la aceptación del Reino de España”.
En su recurso de alzada, al que ha tenido acceso eldiario.es, Proactiva Open Arms enumera una serie de convenios internacionales, como la Convención de Salvamento Búsqueda y Recate (SAR) o el Convenio de Ginebra, incumplidos por parte de los Estados europeos que cierran sus puertos al desembarco de náufragos rescatados en alta mar, señalan.
No obstante, para la ONG “estos incumplimientos no tienen nada que ver con los requisitos” que debe comprobar la Capitanía Marítina para autorizar la salida del buque Open Arms “en base a lo dispuesto en el Reglamento sobre Despacho de Buques”.
A través de sus alegaciones, la organización recuerda que el Open Arms reúne todos los requisitos técnicos exigibles para sus tareas “de observación y vigilancia” por lo que, a su juicio, “no se puede denegar el despacho sólo porque en alguna ocasión cumpla con su deber de auxiliar a personas en peligro”.
Para la ONG, todo apunta a que su bloqueo en Barcelona “obedece más a una medida preventiva o cautelar, sin motivo que lo justifique”.
Óscar Camps, presidente de Proactiva Open Arms, considera “absurda” la resolución de la Capitanía Marítima. “Teniendo los papeles en regla, todo a punto, el barco inspeccionado, el capitán marítimo nos da una charla sobre las responsabilidades de otros países y por culpa de otros Estados, ¿ahora resultará que ningún barco español puede cruzar a la zona SAR libia?”, cuestiona en conversación con eldiario.es
“Nosotros no entendemos ningún incumplimiento. Porque siempre contactamos con todos los centros de coordinación de salvamento marítimo”, continúa Camps, quien asegura que, en la última misión Italia, Malta, Francia y Túnez “no respondieron” a su solicitud de puerto seguro.
“Como ningún puerto nos va a abrir si rescatamos, no nos dejan salir. ¿Tampoco van a dejar navegar a esta zona a los pesqueros o mercantes por si se encuentran a náufragos en peligro? ¿O es solo a nosotros”, critica el presidente de la ONG.
Para Camps, se trata de una resolución “política”. “La orden viene de arriba”, sostiene el presidente de la ONG, que recuerda las consecuencias que puede tener el bloqueo del buque humanitario en el puerto durante “los meses” que calcula que tardará en resolverse el procedimiento administrativo abierto: “Mientras estamos en el puerto, hay gente que se está muriendo en el Mediterráneo. No sé como pueden dormir tranquilos”.
Cuestionadas sobre la posibilidad de que el bloqueo de la salida del Open Arms se traduzca en la pérdida de vidas humanas en el Mediterráneo Central, las fuentes oficiales de la Marina Mercante consultadas por eldiario.es responden que “eso no les compete”.
El diario