¿Ya no se puede? Lecciones de la derrota del reformismo en Grecia
“Los hombres han sido siempre, en política, víctimas necias del
engaño ajeno y propio, y lo seguirán siendo mientras no aprendan a
descubrir detrás de todas las frases, declaraciones y promesas morales,
religiosas, políticas y sociales, los intereses de una u otra clase. Los
que abogan por reformas y mejoras se verán siempre burlados por los
defensores de lo viejo mientras no comprendan que toda institución
vieja, por bárbara y podrida que parezca, se sostiene por la fuerza de
determinadas clases dominantes. Y para vencer la resistencia de esas
clases, sólo hay un medio: encontrar en la misma sociedad que nos rodea,
las fuerzas que pueden — y, por su situación social, deben — constituir
la fuerza capaz de barrer lo viejo y crear lo nuevo, y educar y
organizar a esas fuerzas para la lucha.” V.I. Lenin
El pasado 20 de agosto dimitía el presidente griego Alexis Tsipras y
convocaba elecciones anticipadas para el próximo mes de septiembre. Una
decisión controvertida que se produce en plena crisis interna de Syriza
tras ceder ante el chantaje de la Troika y acordar un nuevo memorándum,
que continua la política de austeridad criminal de PSOK y ND, en contra
del propio programa electoral de Syriza y además, desoyendo la opinión
mayoritaria del pueblo griego mostrada con el contundente NO del 62% en
el referéndum en contra las brutales exigencias de Bruselas. El
humillante memorándum y la polémica decisión de convocar elecciones ha
provocado un encendido debate político en la izquierda española.
Desconcierto en la izquierda española
Igual que Syriza, las ideas hegemónicas en la mayoría de la izquierda
española (y europea) son las que pretenden, a toda costa, una reforma
progresista de la Unión Europea. Las esperanzas en que la victoria de
Syriza podía significar la derrota de la austeridad exclusivamente a
través de la negociación con las “instituciones internacionales”, en el
marco de la UE y el euro, intentando explotar las contradicciones entre
los Estados europeos y entre estos y el FMI (dominado por los EEUU), han
acabado truncadas por el resultado final del memorándum griego, ya que,
desde el inicio hasta el final, por medio del chantaje y el sabotaje,
el capitalismo financiero internacional ha cerrado filas con el dominio
alemán de la UE.
Tras el fracaso griego, la ilusión se ha tornado en frustración y la
izquierda europeísta ha quedado descolocada políticamente y desarmada
ideológicamente. La indignación y el desconcierto ante la sensación de
engaño, desde el referéndum al acuerdo final, se han extendido por las
bases sociales, los cuadros intermedios y algunos dirigentes, en cambio,
y en diferentes medidas, la mayor parte de las direcciones partidistas
han optado por la justificación explícita o navegar en la ambigüedad con
reticencias a debatir en público pero siendo comprensivas con el papel
de Tsipras.
Tras unos primeros momentos de dudas y confusión, los sectores más
reformistas han salido a defender abiertamente su capitulación.
Dirigentes de Podemos como Iñigo Errejón hablando de la lección de
“responsabilidad” y “coraje” de Tsipras al someterse a las urnas tras el
acuerdo, o las todavía más graves afirmaciones de Pablo Iglesias que,
tras justificar a Tsipras con un “es tristemente lo único que podía
hacer”, deja claras sus intenciones programáticas para presentarse como
un reformista que pretende resucitar a la socialdemocracia europea y el
mejor defensor de la unidad de la UE y la OTAN frente a posibles
alianzas con Rusia: “Si se articula una suerte de nuevos gobiernos en
Europa con políticas keynesianas, si conseguimos doblar el brazo a los
socialdemócratas y que cambien de bando habrá una posibilidad. Y, si no,
vendrá Marine Le Pen y dirá: ‘Hemos ganado las elecciones en Francia,
tenemos armas nucleares y nuestro principal aliado es Rusia. Ni Unión
Europea ni OTAN. Si ganamos aquí, el enemigo son las élites locales a
las que vamos a hacer llorar un poquito. Y si no, ¿la alternativa es
Marine Le Pen? Alianzas con Rusia, vísperas de la tercera guerra
mundial. La política es abyecta” (1)
Izquierda Unida mantiene mayoritariamente una posición contradictoria
al criticar el memorándum, e incluso con la correcta posición de votar
en contra del “rescate” a Grecia en el parlamento y, a la vez, mantener
una postura de cierta disculpa hacia el Gobierno de Tsipras sin cerrar
la puerta a lo que pase con el nuevo partido izquierdista Unidad
Popular.
Una muestra de esta postura dominante en IU son las distintas
declaraciones de Alberto Garzón afirmando en su twitter que “Hay que ser
conscientes de que la actual Unión Europea es parte del problema.
Apoyamos a Syriza en su intento por construir otra UE” y al mismo tiempo
haciendo tímidas críticas en una reciente entrevista: “Había
alternativas a lo que ha hecho Syriza en Grecia” (2) Una postura en IU
más cercana a la defensa a ultranza de Tsipras de Iglesias y Errejón la
representa el coordinador de EUiA Joan Josep Nuet declarando: “Seguimos
confiando en Tsipras, se merece una nueva oportunidad” o que “La
izquierda española es plural. No hay unanimidades, pero mayoritariamente
el compromiso es con Syriza” (3).
También ha habido importantes tomas de posición públicas en contra
del acuerdo del Gobierno griego con el eurogrupo como el eurodiputado de
IU Javier Couso que escribió en twitter: “Siento discrepar pero para no
cumplir programa, privatizar sectores estratégicos o firmar acuerdo
militar con Israel, conmigo que no cuenten”, el ex dirigente de IU
Manolo Monereo fue especialmente duro en su clarificador y acertado
artículo titulado Alexis Tsipras: el transformismo como instrumento para
derrotar al sujeto popular (4), las declaraciones de la diputada
andaluza de Podemos Teresa Rodriguez (que luego se vio obligada a
matizar) afirmando “Me da miedo que nos tiemblen las piernas como a
Tsipras” (5), y finalmente las del ex coordinador general de IU Julio
Anguita “Aquí, en España, las fuerzas políticas de la sedicente
izquierda aplaudieron a Tsipras, pero continuaron en su trayectoria de
seguir pasando sobre el tema como si lo hicieran sobre ascuas. Sigo sin
entender que se plantee gobernar desde el objetivo de un cambio
necesario y radical sin explicar o aludir a la posición que se tiene
sobre tres condicionantes insoslayables, la UE, el euro y la deuda”. (6)
Elecciones anticipadas: ¿Coraje democrático o legitimación del giro austericida de Syriza?
Al contrario de afirmaciones y justificaciones, que más tienen que
ver con reducir el impacto negativo de la derrota política de Syriza en
las elecciones españolas, el adelanto electoral no tiene que ver con el
“coraje”, la “responsabilidad” o las concepciones democráticas de
Tsipras es producto de un meditado cálculo electoral. Tsipras ha
aprovechado el periodo vacacional para coger a sus adversarios políticos
desprevenidos en una maniobra para conseguir “la ratificación del
memorándum por parte del pueblo griego y eliminar a la oposición
interna” como afirma la todavía dirigente de la izquierda de Syriza
Katerina Sergidoy (7)
Tras la capitulación de Tsipras ante la Troika iban creciendo las
diferencias con el ala izquierdista de Syriza en el gobierno, el
parlamento y en el seno de la organización. Al margen del partido,
Tsipras destituyó del gobierno a los ministros críticos e intentó
marginar a los parlamentarios opuestos al memorándum. Ante el riesgo de
ruptura, se quiso buscar una solución democrática a la crisis interna
mediante la futura convocatoria de un congreso extraordinario para
decidir orgánicamente sobre el memorándum y la posible convocatoria de
elecciones.
Tsipras ha optado finalmente por convocar elecciones antes del
congreso por temor al peso que tienen en el partido el grupo de
diputados y exministros de izquierda. De esta manera se asegura el
control de la organización huyendo del debate, la designación de los
candidatos para las elecciones y así excluir a los diputados rebeldes,
obligando a los miembros de la Plataforma de Izquierdas a elegir entre
seguir en Syriza, sin representación institucional y aceptando el giro
austericida, o escindirse y formar a contrarreloj un nuevo partido, lo
que finalmente ha pasado con la constitución de la “Unidad Popular”.
El momento es el más indicado para que Tripras convoque elecciones,
sobretodo antes de que los sectores populares sientan en su piel y tomen
consciencia de las miserables y humillantes condiciones asumidas por el
gobierno en el memorándum en cuanto a pensiones, sanidad, educación,
privatizaciones, intervención neocolonial extranjera, etc. Además, tras
el acuerdo, es probable que Tsipras reciba apoyo de los medios y la UE
para que pueda ganar, ya que puede ser la mejor opción de gobierno para
mantener la “estabilidad”, al dividir y desmovilizar a una gran parte
los trabajadores mediante la ilusión de sacrificarse ahora en pro de una
futura “recuperación” económica que no llegará.
Con tanta maniobra cuesta creer en el Tsipras “valiente” y
“democrático”. Una pregunta sobreviene acerca de sus verdaderas
intenciones con la convocatoria del referéndum sobre las condiciones del
eurogrupo, ¿fue convocado con la idea de que saliera el Sí o un No muy
ajustado y así tener la justificación-legitimación para pactar el
memorándum humillante y vencer la resistencia popular e interna en
Syriza? Tras la incontestable y digna negativa del pueblo griego, el
gobierno transformó de la noche a la mañana el NO en SÍ para negociar un
acuerdo, con un contenido mucho peor de lo votado por los griegos, fue
“dimitido” el ministro de economía contrario al memorándum Yanis
Varoufakis y empezaron las disensiones internas hasta el punto que están
actualmente.
Es de resaltar que el Partido Comunista de Grecia (KKE), a pesar de
su discutible posición en el referéndum, ya había denunciado desde el
principio el papel capitulador que jugaba Tsipras y el reformismo
europeísta de Syriza. El KKE se muestra como la organización
revolucionaria y de izquierdas que más claramente representa a los
intereses de los explotados y oprimidos de Grecia por sus estrechos
vínculos con el movimiento obrero y popular y por su firmeza ideológica.
Del eurocomunismo a la ilusión reformista europea
El avasallamiento de la UE alemana contra el Gobierno de Tsipras ha
puesto en crisis al reformismo europeísta. No se trata de juzgar a la
persona, él creía sinceramente en la vía negociada y reformista, en una
UE capitalista pero “racional”. Pensaba que podía convencer a los
“socios” europeos de que la austeridad era injusta y sobretodo ineficaz
para el propio capitalismo europeo, creía que era compatible pertenecer a
la UE y desarrollar la soberanía popular. Por eso no desarrolló planes
alternativos al euro y la UE. Parafraseando la cita V.I. Lenin que
inicia este artículo, Tsipras ha sido víctima necia de su propio engaño
reformista. Esa es la auténtica tragedia. Pretendía que podía vencer
democráticamente por la “fuerza de la razón” y ha obtenido una
sobredosis dictatorial de “razón de la fuerza” que, de paso, también
sirve para desmoralizar y quebrar la resistencia popular de los griegos y
al resto de europeos contra la austeridad y el neocolonialismo.
Estas tesis no vienen de ahora y como dice el dicho popular, “de
aquellos polvos vienen estos lodos”, la mayor parte de la izquierda
europea sigue siendo heredera, consciente o inconscientemente, del
eurocomunismo, aquella corriente fervientemente antisoviética,
liquidadora del pensamiento y la organización revolucionaria,
abiertamente socialdemócrata e instalada en el electoralismo y ligada a
los tentáculos invisibles de las instituciones del capitalismo euro
occidental. Una corriente que confundía el carácter de clase del Estado
capitalista y el poder con el Gobierno. Todo era negar el poder obrero y
popular para entregarse a la estrategia electoralista para “cambiar las
cosas” a través de las instituciones burguesas.
Salvo honrosas excepciones, no ha habido autocrítica ni ruptura de
fondo en lo ideológico, político y estratégico, sí algunos avances
contra los aspectos más crueles e injustos del capitalismo europeo, pero
sin llegar a la raíz. Las concepciones reformistas e ilusorias acerca
de la superioridad civilizatoria de la democracia al estilo de la Europa
occidental respecto al resto del mundo no solo no se han debilitado,
sino que tras la caída del muro de Berlín y de la URSS, se han desbocado
en un sentido claramente anticomunista y eurocentrista.
En vez de rearmarse analizar las causas del hundimiento del
socialismo, se asumió la historiografía y propaganda burguesa y se
abrazó el reformismo europeísta como única salida inevitable, bajo la
consigna de luchar por una Europa más social y democrática. Como bien
afirma Monereo se asumió que “la UE era la única construcción posible de
Europa; que la UE es un bien en sí, independientemente del conflicto
social y de la distribución del poder entre Estados y clases; y que el
Estado-nación se había convertido en una antigualla que necesariamente
había que superar en el proceso de integración europea.” (8)
El reformismo europeísta es la corriente de pensamiento dominante en
la izquierda española y europea. La defensa de Tsipras, sea tímida o más
explícita, o las “dudas” y “equilibrios” acerca de lo sucedido en
Grecia, reflejan la crisis entre el creciente descontento de la
militancia de base o intermedia, deseosa de un proyecto emancipatorio y
socialista, y la fidelidad casi dogmática de gran parte de los
dirigentes de izquierdas hacia la permanencia en el euro y la UE que
representa el Partido de la Izquierda Europea.
Deuda, euro, UE y OTAN: Un debate ineludible para el futuro de la izquierda europea y española
La crisis de la izquierda griega hace prioritaria la necesidad de una
alternativa que tome una posición clara respecto a la deuda, al euro,
la UE y la OTAN. Lo ocurrido en Grecia abre los ojos de importantes
sectores populares sobre el carácter opresor y explotador de la Unión
Europea y del papel arrogante de la potencia dominante alemana.
Hay muchas cuestiones urgentes a responder ¿Hay que pagar la deuda?
¿Se puede construir una alternativa popular y soberana dentro de la UE?
¿Es posible reformar la UE en un sentido social y democrático? ¿Otra
Europa es posible? ¿Hay vida fuera del euro y la UE? ¿La izquierda puede
avanzar como alternativa seria con discursos de oposición a la
austeridad pero de justificación “porque la nos la imponen desde
Alemania, Bruselas o los mercados” cuando gobierna? ¿Cuál debe ser el
programa, las alianzas y la estrategia de la izquierda?
Las respuestas serán una de las claves para salir del callejón sin
salida del reformismo europeísta y construir una alternativa
democrática, desde la soberanía popular, para hacer frente con éxito a
las grandes elites económicas y financieras que representan tanto el
euro, como las instituciones y los tratados de la UE. La izquierda
europea debe entender que la UE está construida para defender el dominio
y los intereses de las grandes empresas y fortunas europeas,
preferentemente alemanas, sobre los pueblos y la clase obrera europea.
Es necesario explicar que el tan cacareado “Estado del bienestar” no
es un producto de las bondades y concepciones “democráticas” de
banqueros e industriales europeos, ni de la concertación social, ni por
el carácter “superior” de la “democracia” europea. Las conquistas
democráticas y sociales son las concesiones del capitalismo en momentos
de agitación de las luchas obreras y populares, por el pánico de la
burguesía al socialismo desde 1917, por el terror al contagio de las
ideas revolucionarias entre los obreros y sobre todo, tras la victoria
de la URSS sobre el nazismo.
La izquierda europea debe levantar de nuevo la bandera del
internacionalismo, desprenderse de su estrecho eurocentrismo y
construirse, no para “mejorar” la UE del capital y la guerra, si no
frente a la dominación alemana, de EEUU y la OTAN. Es cierto que no será
fácil iniciar procesos de cambio en países dependientes frente al
potente mercado integrado europeo y la alianza regional imperialista de
la UE-OTAN. Para poder resistir se pueden y deben utilizar las
contradicciones entre potencias mundiales o abrirse a otras alianzas
regionales como los BRICS, Mercosur o el ALBA. Sería ideal esperar a que
se diera una ruptura en todos los países a la vez, pero lo habitual es
que la cadena se rompa por el eslabón más débil y que pueda provocar un
efecto dominó, en los países que reúnan las condiciones objetivas y
subjetivas.
¿Un “ALBA” de la periferia de Europa?
Podría ser una alternativa, pero hay mucho por desarrollar. Hay quien
hace paralelismos con los procesos democráticos y populares
latinoamericanos. Los procesos de cambio en Latinoamérica se
construyeron influidos por el ejemplo de resistencia del socialismo
cubano frente al imperialismo estadounidense, por la profunda tradición
antiimperialista de sus pueblos, la potencia de los movimientos
populares, sindicales y sus contundentes luchas contra los tratados de
“integración económica”, de “libre comercio”, frente al dominio
sanguinario y las inhumanas condiciones de vida que impone EEUU sobre el
continente.
La izquierda europea de la periferia, sobre todo del sur y el este,
puede inspirarse en esos procesos revolucionarios, ya que, en la Unión
Europea los países periféricos empezamos a ser el “patio trasero” de la
gran Alemania y en menor medida de Francia. Es cierto que hay muchas
diferencias todavía con la realidad latinoamericana, tanto a nivel
objetivo como subjetivo. Las grandes burguesías nacionales forman parte
de la oligarquía imperialista, de forma predominante o subalterna
dependiendo de si están en el centro o la periferia, y las entre las
clases populares, aunque se encuentran en proceso de proletarización y
pauperización de sus condiciones de vida, todavía son fuertes las
influencias del eurocentrismo sociológico y el reformismo imperante.
Otra lección esencial a aprender de estos procesos es que el
protagonismo debe ser el del pueblo organizado. Solo el pueblo salva al
pueblo. Es fundamental la importancia de incorporar y reforzar a
movimientos populares, campesinos, pequeños productores, intelectuales y
con un papel destacado, al sindicalismo de clase, atendiendo las
reivindicaciones democráticas de las diferentes lenguas, culturas y
realidades nacionales, reforzando también la necesaria solidaridad y el
estrechamiento de los vínculos internacionalistas con la clase obrera y
los pueblos de las potencias del centro de Europa.
La razón y la fuerza: Hacia la unidad obrera y popular
Nos encontramos en una fase de toma de conciencia “en sí” para muchos
sectores populares. Aunque el capitalismo esté en crisis y haya mucha
indignación social, se critican sus aspectos más extremos y escandalosos
pero el sistema como tal no está cuestionado. La crisis del capitalismo
va de la mano con la crisis de la izquierda y el socialismo. Es
demasiado reciente la caída del muro y la época del aburguesamiento
masivo y del “capitalismo popular”. Todavía hay nostalgia de que vuelvan
los tiempos de sentirse “clase media” recuperando la senda del
consumismo desenfrenado, el endeudamiento y la especulación.
No hay una conciencia de clase “en sí” extendida, ni se difunde lo
suficiente, esa cultura socialista fundamental para poder constituirse
en clase “para sí”, basada en la lucha por liberarse de los amos
capitalistas. Por el contrario, se divulga la figura del “emprendedor”,
una suerte de “elegido” para crear prosperidad y trabajo. Según esta
leyenda burguesa, ya no son los trabajadores los que crean la riqueza,
el capitalismo funciona y la culpa de la crisis es de los aprovechados y
corruptos que han arruinado la economía y “vivido por encima de sus
posibilidades”. En lo que respecta al futuro, después de apretarse el
cinturón, a lo que hay que aspirar tener un amo “decente” y que
invierta, no por rentabilidad si no por amor al prójimo y
responsabilidad social, en definitiva, el mito socialdemócrata acerca
del capitalismo regulado y de “rostro humano”.
En medio de la hegemonía burguesa una suerte de “nueva política” se
desarrolla, e igual que en la economía, también aparecen los
“emprendedores” en lo político, un neo despotismo ilustrado con mucha
dosis de tecnocracia y elitismo desenfrenado que se presenta como la
salvadora del pueblo (sin el pueblo) contra los excesos de algunas
élites económicas “malvadas”, no desde la organización y el
empoderamiento popular, sino siempre desde las elecciones y las
institucionalismo. Un utopismo ilusorio que pretende convencer a grandes
empresarios y entidades financieras internacionales de que sean
“decentes” y comprendan que deben ser “responsables” y pagar impuestos
para sostener algunas parcelas del Estado del bienestar. Esta corriente
ideológica desarma y desmoviliza a los pueblos y trabajadores para que
no se alcen contra su feroz dictadura plagada de miseria, represión y
militarismo.
Como decía en la cita inicial V.I. Lenin, para vencer la resistencia
de las clases dominantes “sólo hay un medio: encontrar en la misma
sociedad que nos rodea, las fuerzas que pueden — y, por su situación
social, deben — constituir la fuerza capaz de barrer lo viejo y crear lo
nuevo, y educar y organizar a esas fuerzas para la lucha.” El pueblo
griego ha dado unas muestras de combatividad épicas que muchas veces se
olvidan. A las innumerables huelgas y movilizaciones de estos años se
suma la victoria ejemplar del “OXI” en el referéndum, superando una
campaña de terror mediático, todo tipo de amenazas, sabotaje económico y
el “corralito” bancario, lanzados desde las instituciones europeas. Esa
es la base de nuestra fuerza: el pueblo trabajador, organizado y
consciente. La lucha de clases y la confrontación social son la
principal escuela de las masas trabajadoras contra sus explotadores y
opresores, donde se aprende la solidaridad popular, a organizarse
colectivamente, se socializan los problemas y conflictos sociales y se
forma la conciencia de clase.
Eso no se aprende pasivamente frente a la TV, escuchando grandes
discursos o esperando que unos simpáticos y muy preparados gestores nos
saquen de la miseria. Desde los medios nos conducen los poderes
económincos, desde la calle nos conducimos nosotros. Hay que organizarse
y luchar, es difícil, complejo y sacrificado, pero los atajos mágicos
no existen porque son espejismos paralizantes.
Reforma o ruptura ¡Sí se puede!
Es necesario avanzar más. Hay que sacar las lecciones pertinentes
para rearmarnos y preparar las futuras batallas. Se acercan los
nubarrones de una nueva recesión económica, que tarde o temprano llegará
y dará al traste con la falsa imagen de “recuperación” que intenta
extender la UE y el gobierno del régimen. Subirá el descontento social y
el capitalismo europeo intentará explotar la debilidad y la falta de
alternativas de la izquierda para popularizar su propia opción
reaccionaria.
El capitalismo en crisis recurre de nuevo al fascismo, como ahora lo
vemos en Ucrania, Grecia, Alemania, etc. Exacerban el chovinismo,
difunden del racismo y el discurso de odio contra la inmigración que
huye de la miseria y la guerra en África, Asia y medio oriente,
ocultando la responsabilidad criminal de las grandes potencias de la UE y
EEUU, al armar y financiar a todo tipo de fanáticos asesinos para que
sus corporaciones rapiñen y acumulen beneficios.
Para hacer frente a un capitalismo desenfrenado hay que terminar con
las falsas ilusiones reformistas, es necesario acumular fuerzas y
organizarse en base a un programa de ruptura por el impago de la deuda,
la nacionalización de la banca y los sectores estratégicos de la
economía, la soberanía y el poder popular, la república, la democracia,
las conquistas sociales y la defensa del nivel de vida de los
trabajadores, en base al internacionalismo y al antifascismo. Y ello no
se podrá desarrollar bajo la bota alemana de la UE, el euro y la OTAN.
Este año se celebrarán importantes procesos electorales en la
periferia europea. A las elecciones griegas, se suman las catalanas,
portuguesas y finalmente las españolas. ¿Será posible la constitución de
la unidad o frentes populares? Hay que dar continuidad y llenar de
contenido de clase, internacionalista y revolucionario al ciclo de
movilización popular del 15M al 22M, a las mareas por la sanidad o la
educación pública, a la pelea contra los desahucios de la PAH, a las
luchas obreras como las huelgas generales, Coca Cola, Barrenderos,
Mineros, las de barrios populares como Gamonal o Can Vies, contra el
patriarcado y la violencia machista, por la solución democrática de la
cuestión nacional de Catalunya, Euskal Herria, Galicia, etc.
Esas ansias de libertad no pueden quedar truncadas, hay que construir
unidad popular desde la luchas y con aquellos que defienden un programa
de ruptura con la UE y la OTAN. Sin hegemonismos ni prepotencias, desde
la lealtad, compañerismo y respeto entre las diferentes opciones
ideológicas (comunistas, anarquistas, socialistas, republicanos,
nacionalistas de izquierdas, etc.), y así crear las condiciones para la
constitución de un amplio frente político superador del actual régimen
opresor, bipartidista y monárquico. ¡Si se puede!
Ricard Juan
- http://www.eldiario.es/politica/Podemos-respalda-Tsipras-Apoyamos-Parlamento_0_409809150.html
- http://larepublica.es/2015/08/22/alberto-garzon-habia-alternativas-a-lo-que-ha-hecho-syriza-en-grecia/
- http://larepublica.es/2015/08/22/podemos-e-iu-salen-al-rescate-de-tsipras/
- http://www.cuartopoder.es/cartaalamauta/2015/08/23/alexis-tsipras-el-transformismo-como-instrumento-para-derrotar-al-sujeto-popular/104
- http://www.eldiario.es/politica/Teresa-Rodriguez-tiemblen-piernas-Tsipras_0_422058598.html
- http://www.eleconomista.es/firmas/noticias/6950344/08/15/Ananke-y-Cronos.html#.Kku8GuSgikr11El
- http://www.eldiario.es/politica/sistema-Tsipras-aplique-rescate-Grecia_0_422758045.html
- http://www.cuartopoder.es/cartaalamauta/2015/08/23/alexis-tsipras-el-transformismo-como-instrumento-para-derrotar-al-sujeto-popular/104