viernes, 25 de enero de 2019

ARTÍCULOS DE HOY Ene 25 (41)




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ARTÍCULOS DE HOY Ene 25 (41)

Lecciones de Tlahuelilpan


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 Lecciones de Tlahuelilpan

 

 


La muerte de más de 90 personas en la explosión del gasoducto de la empresa estatal Pemex pone en evidencia las encrucijadas de Andrés Manuel López Obrador. Los huachicoleros son organizaciones dedicadas al robo de combustible, parte de la trama criminal de un país sitiado por la violencia. El nuevo presidente no descarta sabotaje y justifica la inacción del Ejército. Una crónica de Pie de Página sobre el recorrido de las familias de los heridos por los hospitales y la visita de las autoridades que piden ayuda para reconstruir lo que pasó y encontrar respuestas.
En la sala de urgencias del Hospital de Traumatología y Ortopedia del IMSS-Lomas Verdes (una de las regiones más industrializadas de México) nunca es ni tarde ni temprano para las cabezas bajas. Es un espacio sin presente porque el pensamiento se mueve entre lo que pasó y lo que puede pasar. Aquí, el tiempo se vive en la espera.
Las reglas del Seguro Social son estrictas para los visitantes: sólo una persona puede estar con el paciente hospitalizado y necesitas una identificación oficial para entrar al baño. Las familias tienen dos formas de obtener información: por una bocina, que les llama cuando pasa algo que requiera su presencia o por llamadas telefónicas con el familiar -adentro solo puede estar un familiar directo- que acompaña al paciente.
El vigilante de la entrada de urgencias se encarga de recordar estas normas y decidir quién entra y quién no. Pero este sábado 19 de enero hay una frase que parece un pase de entrada para esquivar el protocolo: “Vengo por la explosión de Hidalgo, estoy buscando a unas personas”.
El vigía concede 30 minutos al hombre para que entre a pedir información, pero a cambio le retiene su identificación oficial. “Si te pasas de los 30, te la regreso hasta dentro de dos días”, advierte.
El hombre vuelve en 15 minutos. Sus familiares no están. Ahora se dirige al hospital de Zumpango, pues le dijeron que allá se llevaron a varias personas y no tiene tiempo de confirmaciones. “Debo encontrarlos”, repite.
* * *
En la madrugada llegaron a este hospital seis sobrevivientes de la explosión del ducto de gasolina en Hidalgo. Son parte del grupo de heridos más graves, que tienen que ser trasladados a hospitales especializados. Tras ellos llegaron sus familias.
Falta una hora para el mediodía. Marcos y su sobrina Teresa esperan parados cualquier tipo de información. Vienen desde Teltipán de Juárez, una comunidad ubicada a un kilómetro del lugar donde fue la explosión. Llegaron aquí porque les dijeron que el esposo de Teresa está internado en este centro médico. Se llama Rafael Jiménez. Con ellos también vinieron la madre de Rafael y su abuelo.
En realidad, toda su familia está regada en distintos hospitales de Hidalgo, Estado de México y la Ciudad de México: el sobrino de Marcos, de 13 años, está hospitalizado en Toluca; en Zumpango le contaron que está su cuñado Silvino; a Edmundo Acosta lo están buscando. No saben dónde está ni cómo identificar su cuerpo.
“De varias partes de nuestras familias hubo afectados. Todos son buenas personas, sólo fue un ratito de mala suerte”, dice. “A lo mejor por curiosos fueron a encontrar un accidente.”
Marcos cuenta que en su comunidad la mayoría se dedica al campo. Pocos a la industria. Se siente indignado.
“El que abrió esa fuga, ¿cuántas personas accidentadas no carga en su consciencia? No se vale que paguen justos por pecadores. A lo mejor y los que hicieron esto andan por ahí tranquilamente”, reflexiona.
Durante varias horas, Marcos y Teresa pasan del patio de espera al mostrador donde la gente con más urgencia de información espera de pie y donde, de tanto en tanto, se escucha una bocina que vocea: “familiar de…” y el nombre del paciente.
Poco después de mediodía Teresa se comunica por teléfono con la persona que acompaña a su esposo. Le dice que esté atenta porque lo van a trasladar a Magdalena de las Salinas y quizá necesiten ayudar con la camilla. Entonces se entera de que Rafael no está en el hospital de Lomas Verdes, sino en el de Villa Coapa, al otro lado de la ciudad.
* * *
Las cifras de víctimas fatales y de heridos aumentan cada hora. Al cierre de esta nota se calculan más de 90 muertes. Entre los cuerpos calcinados hay 54 que no se han podido identificar y requerirán pruebas genéticas.
El presidente Andrés Manuel López Obrador asegura que la prioridad, por el momento, es salvar vidas. Por eso, dice, el secretario de Salud, Jorge Alcocer, y el director del IMSS, Germán Martínez, recorren temprano los hospitales donde se encuentran los pacientes con quemaduras más graves.
El propio López Obrador suspendió su gira de trabajo de este fin de semana en los estados de Jalisco y Guanajuato, y regresó de Aguascalientes para atender la emergencia. Llegó a la medianoche del viernes a Tlahuelilpan y a las 7 de la mañana de este sábado ya estaba en conferencia de prensa acompañado del gabinete y del gobernador de Hidalgo, el priista Omar Fayad, quien a cada oportunidad se desvive en agradecimientos al gobierno federal.
El presidente convoca a conferencias extraordinarias y dedica a los reporteros largas reflexiones sobre las causas de la tragedia. Anuncia que durante la semana visitará comunidades donde la gente ha hecho del robo de combustible su modo de vida (conocidos como “huachicoleros”) y pide a los pobladores de Tlahuelilpan que cooperen con las investigaciones sobre las causas de la explosión.
“Pido a la gente de Hidalgo, inclusive a los que participaron (en el robo de ducto), que nos ayuden y den su versión, no sólo de lo que sucedió el día de ayer, sino el porqué de esta actitud”, dice el presidente, mientras pide mostrar videos de pobladores sacando combustible de los ductos masivamente.
“Estamos ante una situación que se soslayó durante mucho tiempo y por eso es importante saber: ¿cómo se da esta práctica en lo comunitario? ¿Quién lleva a cabo la perforación del ducto? ¿Cuándo se sabe que hay una fuga? ¿Quién convoca? ¿Quién llama? ¿Cómo acude tanta gente? ¿Por qué los recipientes? ¿Qué se hace con ese combustible? ¿Se utiliza para consumo o se vende? ¿Cómo se vende? ¿Quiénes compran? Reconstruir la historia. Eso es lo que tenemos que hacer”.
El fiscal general, Alejandro Gertz Manero, refuerza el llamado: “No debemos criminalizar a toda una población, pero esa población tiene la obligación moral, como la tenemos nosotros, de proteger a sus hijos, de proteger a su medio y de protegernos a todos los mexicanos”.
En el corte informativo de la tarde adelanta que una posible causa de la explosión fue la fricción de la ropa de cientos de personas con el combustible.
Una reportera pregunta lo que ha estado en el centro del pensamiento de muchos en las últimas horas:
–¿Se puede pensar en sabotaje?
–No descartamos nada –responde el presidente, antes de asegurar, por enésima ocasión, que no cambiará su estrategia contra el robo de combustibles–. Claro que va a seguir el plan, lamento mucho lo sucedido, me duele, pero tienen que cambiar estas cosas.
* * *
En un día normal, el ducto Tuxpan-Tula transporta 70 mil barriles de combustible a una presión de 20 kilogramos. Es un ducto estratégico para la distribución de combustibles en el país, porque surte con gasolinas (o con componentes para la gasolina) la Refinería de Tula, en Hidalgo, y desde ahí se envía a Salamanca, León, Irapuato, Guadalajara y Morelia. Es decir, todo el Bajío industrial.
El ducto había suspendido operaciones desde el 23 de diciembre, cuando inició la estrategia del gobierno federal contra el robo de combustibles. Pero el 16 de enero a las 5 de la tarde inició un proceso de “empaque”, que básicamente consiste en llenar el tubo con producto (en este caso gasolina Premium) y bombearlo para que pueda reiniciar operaciones. Es decir, después de tres semanas cerrado se preparaba para comenzar a operar. El director de Pemex, Octavio Romero, explica que al detectarse una baja de presión en un ducto (por una toma clandestina o por otra razón) se activa un protocolo de seguridad que consiste en suspender la operación, cerrar y seccionar las válvulas. La presión baja de 20 a 5-6 kilogramos. Pero el lugar donde ocurrió la explosión está a 13 kilómetros de la Refinería de Tula, por lo que el tubo tenía unos 10 mil barriles de gasolina. Por eso, dice, fue tan difícil apagar el incendio. Romero desliza otro dato que dimensiona el problema: en el municipio de Tlahuelilpan se han abierto 10 tomas clandestinas en los últimos tres meses.
* * *
El secretario de la Defensa, Luis Crescencio Sandoval, explicó en conferencia de prensa que a lo largo del ducto cada 20 kilómetros hay 50 hombres recorriendo los tubos las 24 horas del día. Pero en una situación desbordada como la de Tlahuelilpan, la única forma de detener a la turba hubiera sido usando armas.
“Es sumamente difícil poder contener con 25 hombres a 600, 800 personas. No puede haber un esfuerzo para buscar detenerlos, nunca lo van a lograr, y más si los pobladores están convencidos de ir por el producto.Entonces es mejor evitar esa confrontación.”
Doce horas más tarde, el rostro del funcionario apenas emitirá un gesto satisfecho cuando, a pregunta expresa, el presidente insista: “Nosotros no vamos a reprimir, no vamos a combatir el mal con el mal. El Ejército actuó bien”.
* * *
Encontrar un pedazo de banqueta, la sombra de un árbol. Contar monedas y hacer la cuenta sobre lo que le falta al día. El hambre la apaleas con café y frituras. Contar los cigarros y decirte a ti mismo: “pero qué pendejo”, “todo por una pinche garrafita”, “pero si ya te ibas”.
No has dormido y no tienes sueño, lo único que quisieras es darte un baño y ver a tu hermano; ver que no está tan mal, que él la alcanzó a librar, que no es tan “pendejo”.
Pero ves el puesto de periódico frente al hospital y la portada de los periódicos te desalienta. Todos tienen en la imagen de la flama que incendió el cielo de Tlahuelilpan. “Estalla ducto en plena ordeña”, “Infierno en dos ductos de Pemex”, “¡Gasolinazo!”, “¡Huachipum!”, ¡Huachinga su ma..!”. Hoy, los titulares no dan risa.
En algunos hay fotos de cuerpos quemados. Así quedó tu hermano, pero él sobrevivió. ¡Qué suerte! Aunque quién sabe, quizá en la explosión lo dejó ciego, o los pulmones se le quemaron como papel por el calor. Quién sabe realmente qué quedó de él. Por algo lo trajeron a la ciudad de México, aquí trajeron a los heridos más graves por la explosión. La piel se cura pero deja cicatrices.
Esperas a que te dejen pasar, para ver si ya despertó. Para que un doctor te diga que todo va bien, aunque en el fondo sabes que falta mucho para que eso sea cierto.
Los camilleros del hospital reciben a los heridos que llegan en helicóptero. Los bajan en camillas y respiradores artificiales. El cuerpo lleno de gasas, sin pelo. Y tú miras esos bultos de carne y piensas en lo difícil que será la recuperación.
“Aquí me tienes”
Daniela Pastrana, periodista independiente, especializada en derechos humanos, movimientos ciudadanos y política social. Escribe para IPS (Inter Press Service) sobre la situación de los derechos humanos en el contexto de la narco-guerra mexicana. Trabajó en los diarios mexicanos Reforma, La Jornada y El Centro.
María Fernanda Ruiz, periodista, aficionada a la fotografía. Fan de la necesidad de hacer cine documental. Nativa de tierras donde “siempre hay primavera” y crecen guayabas y buganvilias.
Fuente: http://piedepagina.mx/lecciones-de-tlahuelilpan.php

Para acabar con el robo de hidrocarburos


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Para acabar con el robo de hidrocarburos

 

 


Cuando el 27 de diciembre pasado, en plenas vacaciones, el Presidente de la República anunció el combate al robo de gasolina, él y sus colaboradores más cercanos no midieron suficientemente el efecto que ocasionaría en el país. Se trataba de acabar con un negocio en apogeo durante los sexenios de Vicente Fox, Felipe Calderón y Enrique Peña y le ha costado a la nación más de 60 mil millones de pesos. Nada fácil enfrentar a una sólida estructura criminal conformada por funcionarios de Petróleos Mexicanos (Pemex), elementos del sindicato de dicha empresa, dueños de gasolineras, funcionarios, empresarios, el cártel Jalisco Nueva generación, Los Zetas... Sin faltar integrantes de la fuerza pública.
De regreso de las vacaciones escolares, los efectos del combate al delito conocido como huachicoleo, se sintieron especialmente en Ciudad de México y las entidades vecinas, además de Jalisco, Michoacán, Querétaro, Guanajuato y Puebla. No había gasolina suficiente para cubrir la demanda, que aumentó por la campaña dirigida fundamentalmente a minar la figura presidencial. Representantes de los partidos políticos que gobernaron hasta el pasado primero de diciembre intentaron convertirse en abanderados de la inconformidad ciudadana. A ello se sumó el cierre de ductos para abastecer a las entidades del centro del país y el lamentable desempeño de quienes encabezaban el combate al robo de gasolina y debían asegurar que no faltara el energético: el director de Pemex, Octavio Romero, ingeniero agrónomo ajeno hasta su designación a todo lo referente a los hidrocarburos, y la secretaria de Energía, Rocío Nahle. El primero se convirtió en esfinge por su silencio. Y la segunda, en plena crisis se interesó más por expresar sus emociones sobre un partido de futbol, mientras crecía el desabasto. Para ella, el retraso en surtir los expendios de gasolina sólo existía en la región del Bajío y con una nueva metodologíapara entregar el combustible evitaría que se lo robaran.
El presidente Amdrés Manuel López Obrador tuvo que salir a resolver las fallas de sus colaboradores al detallar en sus citas matutinas con los reporteros los pormenores del saqueo de un bien de la Nación y anunciar la movilización de las fuerzas armadas para vigilar los ductos y la salida ilegal de gasolina desde las instalaciones de Pemex. Además, pedir la comprensión ciudadana por los problemas que ocasionaba el desabasto. La respuesta de la sociedad fue muy positiva. Ejemplar, en algunos casos. Y esto en buena parte al conocer hasta qué grado la corrupción se había adueñado de Pemex y la distribución de hidrocarburos. Por ejemplo, el general León Trauwitz, que cuidó la seguridad de Peña Nieto cuando gobernaba el estado de México, al convertirse en presidente le encargó la salvaguarda estratégica de la paraestatal. Hizo lo contrario: participar en el saqueo.
La última semana ha sido pródiga en datos sobre los integrantes de la red criminal: detención de decenas de implicados, cientos de expedientes de las autoridades hacendarias contra gasolineras, empresarios, políticos y funcionarios. Apenas el inicio de una vasta operación de limpieza que debe terminar con la consignación de los peces gordos, no sólo con los huachicoleros de a pie, que siguen activos.
Si el inicio de la campaña contra el robo de hidrocarburos fue fallida por la incompetencia de quienes debían de llevarla a buen término, la tragedia de Hidalgo muestra la difícil tarea pendiente a fin de terminar con un negocio millonario y amplias ramificaciones en el sector público y privado. Baste citar que en dos días de la semana pasada, en Hidalgo hubo seis fugas de gasolina por tomas clandestinas, a pesar de que el Ejército, la Marina y la Fuerza Aérea vigilan los principales ­ductos.
El huachicoleo es un delito. También sustento de miles de familias pobres, un problema social que se dejó crecer. Apenas ahora los funcionarios lo reconocen. Urge resolverlo con programas económicos efectivos. Agrego que, por obvias razones, debe garantizarse la seguridad del Presidente de la República. Aunque él se niegue a aceptarlo por su forma de ser. Se trata de un asunto de Estado.
Fuente: http://www.jornada.com.mx/ultimas/2019/01/21/para-acabar-con-el-robo-de-hidrocarburos-ivan-restrepo-3422.html

Pobreza y corrupción


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Pobreza y corrupción

 

 


Un resultado muy claro tuvieron las políticas neoliberales en México: la agudización de la pobreza, llegando a los niveles extremos en que millones de seres humanos fueron condenados a la miseria y a la ausencia total de seguridad en sus vidas, siendo además, arrojados al olvido gubernamental y a la exclusión de las estadísticas reportadas (por los gobiernos anteriores) para maquillar la realidad y simular avances en un país que ha ido para atrás durante décadas, un país arrojado al barranco sin paracaídas. Los lamentables hechos ocurridos en Tlahuelilpan, Hidalgo, deben ser un llamado serio y urgente para discutir y replantearnos la realidad en que viven millones de seres humanos en México.
La corrupción en México es una expresión violenta de las formas políticas sistémicas, es decir, la corrupción tuvo origen en las cúpulas del poder, en las instituciones dirigidas por gente sin escrúpulos sociales, la corrupción es practicada por muchos políticos con fraudes y desvíos millonarios, con robos como el que se efectuaba en PEMEX durante décadas, la corrupción es el común de las acciones de muchos funcionarios que se han servido de los recursos de la nación para beneficio propio o de sus amigos y cómplices, la corrupción esta instituida en las formas de representación y las maneras en que se efectúan cientos de acciones en el marco del gobierno. El viejo régimen carente de toda moral, dejó una enorme llaga que urge sanar con la reconstitución de la sociedad y su bienestar. No olvidemos que la corrupción realizada por los políticos y empresarios ha contado desde siempre con el silencio conveniente de medios de comunicación y de sus pares institucionales.
Es real que la necesidad de comer, sí, así literalmente dicho: la necesidad de comer , ha conducido a miles de personas a caer en actos ilícitos, a practicar por fuera de las normas morales y legales del sistema actos que le proporcionen dinero o recursos materiales para satisfacer sus necesidades básicas, así se refleja en la historia humana, no es una práctica exclusiva de nuestro país, es un hecho registrado en todas las naciones del orbe, pero en México, ha alcanzado manifestaciones específicas que lo distinguen, llegando a encabezar las listas de los países más corruptos del mundo. Reconocer estos hechos es poner en movimiento el inicio de la búsqueda de soluciones. La realidad es clara: el incremento de la corrupción en México es reflejo directo del incremento de la pobreza y miseria padecida por millones de seres humanos. El incremento de la pobreza es resultado de la deshumanización del sistema que ha procurado la acumulación de la riqueza nacional en pocas y muy corruptas manos.
No se piense que la corrupción es culpa o resultado natural de la pobreza, la corrupción es sistémica en México, fue instituida por los diferentes gobiernos, fomentando de diversas maneras las prácticas ilegales como válvulas de escape, los gobiernos y empresarios fomentaron la corrupción para evitar respetar las leyes laborales y cumplirlas, así evitan pagar salarios justos y procurar las condiciones idóneas en los centros o lugares de labor. La corrupción está tan interiorizada como la violencia de género o el racismo, es una forma de violencia institucional, gubernamental y de Estado.
La pobreza no es culpa de los pobres ni tampoco culpable de la corrupción, es cierto que su existencia hace proclive su práctica, pues el hambre y la desesperación desmoralizan a muchos seres humanos conduciéndolos a la búsqueda de salidas alternas para sus condiciones de vida, la corrupción es una forma de violencia que se ha impuesto a la sociedad, es un agente divisorio, es un hecho tan recurrido que ha perdido su dimensión real, no únicamente en términos de cantidad o frecuencia, sino en términos de su sentido ético y moral. Pero si bien es verdad que un sector de la población ha llegado a ser corrompido, la gran mayoría de los millones de mexicanos son honestos, buenos y dedicados en su lucha diaria por sobrevivir, resisten la imposición de prácticas sistémicas que pretenden deshumanizarlos y fragmentarlos de su propia condición humana, la corrupción al ser efectuada niega al ser humano, es un acontecer contradictorio y reflejo sistémico de la realidad. La restauración moral de la sociedad, la transformación moral de los seres humanos, necesita indispensablemente la revolución en las condiciones de vida: la erradicación de la pobreza y la explotación.
Cristóbal León Campos es integrante del Colectivo Disyuntivas
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

Defender a Venezuela es defender a México


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 Defender a Venezuela es defender a México

 

 


Sería ingenuo esperar de las clases y sectores en agonía, por su desplazo del poder gubernamental, una actitud tersa, civilizada y pacífica en periodos de transición o construcción de un nuevo orden institucional a manos de las clases populares, las cuales toman las instituciones públicas del Estado para empezar a transformar su realidad.
La gloriosa Revolución Francesa realizada por la burguesía ascendente y el campesinado tuvo la más férrea oposición, aun cuando estos ya tenían el control gubernamental en el país, las monarquías europeas (Monarquía Habsburgo , el Reino de Prusia , Reino de Nápoles , Reino de Cerdeña , Reino Unido de Gran Bretaña ) viendo amenazado a futuro sus posiciones de privilegio, declaran la guerra a la nueva república, intentando impedir a sangre y lodo la victoria histórica del pueblo francés sobre la vieja clase terrateniente, era pues la Francia revolucionaria un mal ejemplo para toda la burguesía y el campesinado europeo.
Como un símil histórico, la Revolución Rusa de 1917 presenta las mismas luchas de revolución-reacción pero con actores diferentes, es ahora la burguesía consolidada en el poder la que trata de impedir por todos los medios que los obreros tomen las instituciones del Estado para construir su propio futuro, cuando los revolucionario rusos comienzan a destruir las viejas instituciones y forman nuevos espacios de decisión popular, los soviets, la burguesía de los grandes países capitalistas ven como una amenaza y como un mal ejemplo para todos los obreros organizados del mundo, la osadía de estos rusos que marcaron historia. ¿Cómo impedir el contagio revolucionario en el continente europeo?, la respuesta fue fácil: “Aniquilar la revolución rusa”, y con esa encomienda invadieron al país catorce ejércitos de países capitalistas apoyados por tropas apátridas de la vieja monarquía zarista (Estados Unidos de Norteamérica, Inglaterra, Checoslovaquia, Japón, Francia, Polonia, Canadá, Italia, China, Australia, entre otros). El pueblo revolucionario supo defender su patria y su proceso de grandes transformaciones, la Revolución Rusa triunfó.
Todos los grandes procesos de cambio por los que ha transitado el ser humano han tenido respuesta de la reacción, de los conservadores, que aún en su estado de agonía histórica tienen la fuerza interna y el apoyo externo para intentar boicotear o impedir el cambio imparable del desarrollo de la humanidad; en México lo vivimos en las diferentes revoluciones, tuvimos intervenciones militares de potencias extranjeras y perdimos la mitad de nuestro territorio nacional; ya en nuestra última gran revolución, la de 1910, tuvimos el desembarco de tropas estadounidenses en Veracruz y el asesinato del Presidente Madero orquestado desde la Embajada norteamericana.
Cuba tuvo la invasión norteamericana en 1961, en Playa Girón, que buscaba eliminar los cambios revolucionarios que garantizaban tierra a los campesinos y nacionalización de las grandes industrias estadounidenses, lo mismo pasó en Granada, El Salvador, Honduras, Nicaragua y todos los países del continente, de manera directa o indirecta las grandes potencias, especialmente Estados Unidos de Norteamérica, han intervenido para intentar parar los cambios que los pueblos deciden en su política y economía nacional.
Por lo tanto, lo que pasa en Venezuela no es de extrañarnos, es el resultado lógico del miedo de los gobiernos conservadores y las potencias extranjeras para evitar que los cambios revolucionarios que el pueblo venezolano ha emprendido tengan la influencia de traspasar fronteras y ser vistos por los pueblos que luchan, como una opción viable dentro de sus diferentes países, no olvidemos que cuando Estados Unidos quedó cómo única potencia mundial, en nuestro continente, la Revolución Bolivariana encabezado por el Comandante Hugo Chávez fue el único que comenzó a desterrar todas las políticas neoliberales de privatización y saqueos de nuestros países. Indudablemente esa revolución era y es un mal ejemplo, desde la perspectiva de los dominadores, para los pueblos vecinos de nuestro continente.
Tras el triunfo electoral de Chávez, varios países caminaron por el camino de la izquierda limitando y combatiendo las políticas económicas impuestas desde Washington, así fue el caso Bolivia, Ecuador, Argentina, Brasil, Paraguay, Uruguay, una década en la que el sur de nuestro continente se vio impregnado de políticas sociales que buscaban erradicar la miseria y construir verdadera independencia, un periodo que tuvo su ocaso por la contraofensiva norteamericana que teniendo el control de los medios de comunicación e instituciones judiciales dentro de esos países logró reestablecer gobiernos afines a sus intereses coloniales.
México, nuestro México que comienza a retomar las riendas de su destino, tiene que tener claridad en esta lucha histórica de revolución y reacción por los que ha transitado la humanidad, con los cambios profundos a los que aspira la Cuarta Transformación necesariamente tendrá la dura oposición de quienes hasta hace unos meses detentaban el poder gubernamental, oposición férrea de quienes verán sus intereses afectados por políticas que buscan el mayor beneficio para el pueblo y el alejamiento de la relación de dominación por parte de nuestro vecino del norte.
Lo que pasa en Venezuela no es, ni debería sernos ajeno, el peligro de la intromisión internacional en asuntos que sólo competen al pueblo venezolano, no sólo es una afrenta al país bolivariano, sino que es un mensaje amenazador a todos aquellos países que luchan por la construcción de una verdadera independencia, es un mensaje amenazador a los pueblos del mundo, a nuestro pueblo mexicano que decidió en las pasadas elecciones tomar las riendas de su propio destino.
Los mexicanos debemos de tenerlo claro, ¡defender a Venezuela es defender a México!
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

14 puntos de reflexión sobre el robo de combustible


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14 puntos de reflexión sobre el robo de combustible

 

 


1. Partiendo de que la pobreza del 80 por ciento la población mexicana continuará por décadas y que el 40 por ciento de ella seguirá en la miseria, en tanto siga el capitalismo y el dominio yanqui.
2. Que entre la gente miserable tiene muy poco –casi nada- para vivir y alimentarse; incluso en periodos de ningún ingreso y de hambre, está dispuesta a abastecerse con lo que sea y como sea.
3. Que apropiarse del combustible, de la electricidad, del transporte, de las tierras, etcétera, etcétera, representa un ingreso, un ahorro, una oportunidad de poseer algo negado de por vida.
4. Si esto es así, en primer lugar está acabar con el hambre, la miseria y la pobreza de más de 100 millones de mexicanos, para que no haya necesidad urgente de robar o conseguir algo.
5. Si se quiere acabar con el robo de combustible que se registra por medio de ductos, pues hay que cerrarlos, reducir a la mitad el uso de gasolinas y, por tanto, el uso de vehículos.
6. Preguntar: ¿por qué se usan muchos vehículos particulares cuando sólo deben girar los necesarios y no se convence… y hasta se obliga por decreto, a usar grandes transportes colectivos?
7. En vez de comprar 600 pipas para transportar gasolinas, mejor se cierran cientos de gasolinerías, en primer lugar los primeros delincuentes que vendían combustible robado.
8. ¿Por qué no se acercan domicilios a centros de trabajo, escuelas y universidades para evitar de manera rápida -en lo posible- el uso de vehículos de motor?
9. ¿Por qué no crear en cada gran ciudad barrios o colonias autosuficientes en trabajo, centros de estudio y de diversiones, para que la gente no tenga necesidad de recorrer grandes distancias?
10. En lugar de comprar pipas invertir en las necesidades de la enorme población: mayor número de Metro, Metrobuses, Trolebuses, carreteras de bicicletas, buscando algo de comodidad.
11. La revolución en las grandes ciudades es muy difícil. Se necesita una población con profunda conciencia dispuesta a mandar al carajo los orígenes y causas de la corrupción.
12. ¿En los países petroleros –como Venezuela, Asia, etcétera- con oleoductos extendidos en toda la nación, también sufren el robo de combustibles? ¿Cómo lo combaten?
13. Mientras tanto pueden esperarse más “sorpresas” obligadas por la pobreza y miseria de la población; muy negativas provocadas por las grandes diferencias sociales y económicas.
14. Hoy se publicó: La desigualdad en la riqueza global se amplió el año pasado a medida que las fortunas de 26 multimillonarios es igual a los bienes que poseen tres mil 800 millones de pobres, denunció la Oxfam.
Blog del autor: http://pedrocheverriav.wordpress.com
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

De las pesadillas centroamericanas al sueño yucateco


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De las pesadillas centroamericanas al sueño yucateco

 

 


No sabemos quién le puso el nombre, pero sabemos que La Bestia es el nombre informal de los trenes que atraviesan México, medio de transporte de migrantes que huyen de las pesadillas centroamericanas hacia el sueño americano. En muchos casos, La Bestia les cobrará su cuota: si no logran vencer al sueño o no se ponen al tiro al subir o bajar, corren el riesgo de caer entre las ruedas y perder la vida o con suerte, sólo alguna parte de su cuerpo; puede que los asalten las pandillas o las maras, y si no tienen con qué pagar, sean arrojados desde su techo en marcha. O secuestrados. O violadas.. Y aunque las personas migrantes lo saben de primera mano, sorprende también ver cómo la tratan con una complacencia casi familiar y se encomiendan a ella como si fuera una especie de Santa Muerte: saben que es peligrosa, pero valoran su función; la tienen respeto y temen, pero no dudan en subirse a sus lomos.
Aunque su función principal, desde el momento en que se empezó a construir en el Porfiriato de principios de siglo XX, se orientó a facilitar el extractivismo, el sistema ferroviario siempre ha estado fuertemente vinculado a procesos migratorios: trabajadores locales que se desplazaron a los lugares de construcción, comunidades residentes desplazadas por el trazo, nuevos habitantes para poblar y servir en las estaciones. Antes que los centroamericanos, fueron las y los mexicanos del programa Bracero tras la II Guerra Mundial quienes lo ocuparon para ir a Estados Unidos. Los trenes dinamizaron y transformaron las dinámicas de movilidad humana en la región. El sistema de ferrocarriles mexicano fue privatizado en los años 90, durante el sexenio de Zedillo, y el transporte de pasajeros eliminado a partir de 1999 por su escasa rentabilidad.
Y es que justo en esa década de los 90, las imágenes mostraron un particular contexto de las grandes transformaciones globales, una perspectiva que hasta entonces no había sido pública ni mediática: vimos a La Bestia cargada de hombres, mujeres y niños rumbo a EEUU, huyendo de sus países y “volando” hacia el sueño americano. En el imaginario el nombre La Bestia pareció permear a las personas que se atrevían y arriesgaban a viajar así. La “bestialización” de esas personas permitía al mismo tiempo justificar las violencias y padecimientos que sufrían. ¿Quién es más bestia: la bestia que hace daño, o quien se sube “voluntariamente” en ella? Una cuestión compleja.
Hasta la entrada en vigor del Plan Frontera Sur en 2014, La Bestia fue la excepción notable dentro del cada vez más estricto control migratorio gubernamental mexicano. Especifico esto por su posterior relevancia. Las vías del tren no eran territorio de aplicación de políticas públicas estrictas (los famosos “cinturones de control” del sexenio de Fox se aplicaban para cualquier transporte terrestre salvo el tren), pero no escapaban a alguna forma de control: la de los grupos delincuenciales. Sin embargo, las posibilidades de encontrarse con un problema (control, detención, extorsión, deportación) eran menores en sus lomos. Se hizo de conocimiento entre las redes migrantes que una vez pagada la cuota respectiva al grupo delictivo encargado de cada tramo, habitualmente 100 dólares, se le suministraba “la vida”, un código que permitía pasar los siguientes controles de la delincuencia en cada determinada región. Era posible estimar el costo aproximado por pasar estos controles: era más fácil también, pasar desapercibido en general el tránsito por México.
Con la entrada en vigor del Plan Frontera Sur todo cambió. El poder gubernamental se hizo más presente sobre las vías, florecían los controles espontáneos, se realizaban obras para dificultar el tránsito en La Bestia. El resultado fue una mayor vulnerabilidad, caídas, accidentes, detenciones, deportaciones. La ruta de La Bestia se hizo más peligrosa aún, y dejó de ser tan utilizada. De ese contexto inicia la más reciente forma de organización de las personas migrantes para seguir con seguridad en la búsqueda de sus sueños, y huir de sus pesadillas: las Caravanas/Éxodos.
Y ahora, en el contexto de la emergencia de esta novedosa forma de organización migratoria, que no altera las proporciones del fenómeno pero sí su visibilidad, la región de la Frontera Sur de México se configura como territorio nodal tanto para el discurso desarrollista mexicano, como para el interés geoestratégico estadounidense, y la avidez de los capitales transnacionales. Y el proyecto paradigmático para la región, es nuevamente un tren, el Tren Maya. Cuya función parece ser no sólo servir a un supuesto desarrollo social sustentable, sino también a facilitar el empleo, la permanencia y quizás también la residencia, a la mayor parte posible de las corrientes migratorias regionales. Es por así decirlo, un intento más por consolidar un “tapón migratorio” que impida el traslado hacia el sueño americano, y que hasta ahora siempre ha fracasado.
En notas anteriores hemos visto que el Tren Maya es más que un tren, y que no es sólo Maya (https://www.contralinea.com.mx/archivo-revista/2018/12/14/ni-solo-tren-ni-todo-maya/). Es, por así decirlo, la punta del iceberg de uno de los programas de reordenamiento territorial más ambiciosos por su extensión a toda la península de Yucatán y el sur-sureste de México, y con obvias repercusiones más allá de nuestras fronteras. Un reordenamiento territorial que implica casi de manera inmediata reordenamientos de las dinámicas poblacionales y migratorias vigentes y futuras. Más allá de toda la complejidad, la figura y ejemplo del Tren Maya nos permite plantear esta analogía, en forma de deseo que esperamos no se cumpla: ¿no terminará siendo este proyecto una Bestia Maya?
Porque en el proyecto, que no tiene una versión ejecutiva pero se da por hecho, no se ha visto aún una consideración de los impactos sociales, y menos aún, de las transformaciones que provocará en los movimientos poblaciones de los estados, del país, o de la región. ¿Cómo afectará a la población que vive actualmente en las comunidades? ¿Cómo se poblarán las nuevas ciudades/estaciones que se construyan? ¿Cómo se facilitará la integración de diversas nacionalidades en espacios de competencia laboral y espacial? ¿Cómo se evitará la creación de barriadas marginales para trabajadores precarios nacionales y centroamericanos frente a las comodidades de trabajadores especializados que por ahí provengan de los países de origen de las multinacionales que logren las licitaciones? ¿Cómo articular la incorporación a los mercados de trabajo regionales de las personas residentes, las migrantes, los trabajadores internacionales de otras regiones del mundo, más los 3 millones y medio de turistas previstos, sin que se generen deslocalizaciones y marginalizaciones como las que se dieron en Cancún, o se preserven recursos naturales tan escasos y fundamentales como el agua? Y todas estas cuestiones sólo refieren a los momentos de preparación y puesta en funcionamiento del proyecto. Posteriormente, también habría que plantearse qué condiciones quedarán para las poblaciones residentes que por uno u otro motivo no puedan ser parte del prometido desarrollo y bienestar que generaría el proyecto.
El Tren Maya tiene la doble potencialidad de convertirse en una esperanza de bienestar para las comunidades locales y para los migrantes de escapar de la pesadilla centroamericana y encontrar el “sueño yucateco”; o transformarse en una Bestia Maya que transforme la península en un infierno y termine expulsando a las poblaciones locales fuera de sus territorios, y precarizando aún más territorios y ecosistemas en un difícil equilibrio. Si saldrá cara o cruz en la jugada, si finalmente prevalecerán las luces o las sombras, dependerá de la valentía, integridad y sinceridad con que se plantee este proyecto a la sociedad peninsular, que tiene ganas de apoyarlo pero no a cualquier precio, y debe participar de él activamente, no sólo validando en referéndum propuestas únicas e intereses ajenos nacidos a miles de kilómetros de distancia.
Sergio Prieto Díaz es migratólogo especialista en desplazamientos forzados y megaproyectos, Cátedra CONACYT en El Colegio de la Frontera Sur.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

Conjeturas de nuevo orden


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Conjeturas de nuevo orden

 

 


El combate a la corrupción en instituciones como PEMEX iniciado por el gobierno federal en México, ha desatado una serie a reacciones a favor y en contra, obligando a los diferentes sectores sociales a tomar una posición frente a las acciones de gobierno, la mayoría de la población ve con buenos ojos las maniobres desarrolladas para frenar la venta clandestina de hidrocarburos, el llamado huachicoleo que tanto mermó las posibilidades económicas y sociales de PEMEX, y que generó toda una red ilícita que llega hasta las oficinas del gobierno federal anterior pasando por despachos de gobernadores, diputados, alcaldes y demás funcionarios públicos. La podredumbre salió a la luz, quedando aún pendientes las acciones que se efectuaran en las restantes paraestatales referentes a los sectores de salud, educación, electricidad y otros servicios públicos. Quien dude que la corrupción deba frenarse revela su carácter proclive al prejuicio moral de la sociedad.
Un sector de la sociedad vinculado con los grandes capitales, empresas transnacionales y políticos corrompidos del PRI, PAN, PRD y demás partidos satélites, han desatado una guerra ante las medidas del gobierno federal, a través de las redes sociales y los medios de comunicación al servicio del interés privado, difundiendo información falsa para generar confusión, miedo y hacer reaccionar a la sociedad en contra del combate a la corrupción mediante un claro discurso manipulador y verdaderamente cínicos, hoy salen a la escena pública a pretender exigir el reparo de los daños que ellos mismos causaron, con flagelos histriónicos periodistas como Dennise Dreser y otros se oponen a la Guardia Nacional, siendo ellos y sus medios de comunicación los que celebraron la violencia de Estado en Oaxaca, Atenco, Guerrero y tantos otros sitios, ¿cabrá tanta desvergüenza en sus rostros o sólo es una más de las novelas aprendidas del canal de las estrellas? Si bien la Guardia Nacional es un asunto totalmente cuestionable ¿porque hasta ahora manifiestan su rechazo a los organismos militares y policiacos’ Aún seguimos esperando entre otros pronunciamientos, sus opiniones sobre la violencia sexual y torturas cometidas por la policía federal y militar en San Salvador Atenco en mayo del 2006, siendo que la Corte Interamericana de Derechos Humanos encontró responsable a los Estados Unidos Mexicanos en los actos referidos, información que fue difundida en un comunicado fechado en diciembre de 2018, o mejor todavía, qué opinión tienen sobre la aceptación de la demanda en contra de Enrique Peña Nieto por parte de la Corte Internacional de La Haya, referente a lo sucedido en Ayotzinapa y Tlatlaya, en ambos casos la policía y el ejercito es cómplice de asesinatos, tortura y desapariciones forzadas. La crítica simulada de aquellos que alentaron por décadas la violencia de Estado que tanto ha herido a México, se desvanece ante la evidencia de la congruencia histórica.
Entre las muchas cosas que han salido a flote a partir del comba al huachicoleo, se encuentra también una lista de periodistas que recibían pagos millonarios por mantener en páginas de internet información favorable a la corrupción, destacándose los nombres de posibles involucrados como Joaquín López-Doriga, José Cárdenas y Adela Micha, conocidos por sus a sañas antidemocráticas como la celebración de los fraudes electorales que se efectuaran para frenar al hoy presidente de la república, además, de ser claros y abiertos impulsores de la criminalización de las protestas sociales, especialmente de las manifestaciones hechas por el sector magisterial en país. Los acostumbrados a la corrupción, al chayoteo y a la transa en el sentido más vulgar, son los primeros para exigir cuentas, cuando el mutismo los acompaño en su vida acomodada en el régimen anterior. Es mucho lo que hay que cuestionar de nuestra realidad, pero hacerlo para pretender tapar el sol con un dedo es una falacia de aquellos que fomentaron con ataques, cortinas de humo y silencios la corrupción e impunidad. El sangrado que realizaron de PEMEX es sólo una muestra del mucho daño que efectuaron a la nación. Así como estos muchos otros “intelectuales” orgánicos del viejo régimen hoy buscan reacomodarse en el discurso para pasar desapercibidos por sus actos que fomentaron la violación de los derechos elementales de los mexicanos. Las cantidades millonarias que recibieron para fomentar la impunidad es su lapida en la vida cultural de la nación, al cinismo en la palabra la verdad de la historia dará su lugar.
Cristóbal León Campos es integrante del Colectivo Disyuntivas
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

Los guerreros contra el terror de la izquierda


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Los guerreros contra el terror de la izquierda



Cuando la autoproclamada izquierda “antiimperialista” adopta el lenguaje y la lógica de la Guerra contra el Terror de Bush, es que hay algo, a nivel analítico y moral, que está yendo muy mal, sostiene Michael Degerald.
Si alguna imagen pudiera resumir el matrimonio del discurso de la “Guerra contra el Terror” con el autodenominado “antiimperialismo”, sería la tan manipulada y difundida foto del fallecido John McCain en Siria reuniéndose con miembros de la oposición siria. McCain fue a Siria en 2013 en calidad de senador de los Estados Unidos. Su imagen sonriendo junto a varias figuras de la oposición siria, no identificadas, ha ido pasando desde entonces por las diversas páginas de Internet con un Photoshop que etiquetaba erróneamente a quienes acompañan a McCain como una serie de líderes del Estado Islámico (EI), incluido el tristemente célebre y autoproclamado “Califa”, Abu Bakr al-Baghdadi. Además, en la foto se afirma equivocadamente que al-Baghdadi fue entrenado en Israel con dólares de los impuestos estadounidenses.
No importa que las etiquetas sean falsas, la imagen circula de todos modos y se alimenta de los temores de la gente de que poderes más grandes estén manipulando el conflicto en Siria para sus propios fines, algo que en realidad es bastante cierto. El internauta medio puede creer fácilmente que esos hombres sirios son en verdad líderes del EI, y que Baghdadi es realmente un agente estadounidense/israelí, ya que la acusación encaja vagamente en un marco existente, ese en el que el “imperialismo” está dispuesto a armar y entrenar a muchos grupos e individuos cuestionables para lograr ventajas geopolíticas a corto plazo. Como se verá, este es solo uno de los numerosos ejemplos del discurso de la Guerra contra el Terror que tergiversan los conflictos complejos como batallas en blanco y negro contra el “terrorismo”, con independencia de los actores que lo utilizan, con un resultado inevitable de violaciones de los derechos humanos y muertes de civiles.

Foto con etiquetas manipuladas ampliamente difundida entre los teóricos online de la conspiración, sugiriendo falsamente que el senador estadounidense John McCain se reunió con yihadistas del Estado Islámico en Siria.
En una entrevista de junio de 2018, el disecado líder sirio Bashar al-Asad describía las fuerzas que se oponen a él: “... principalmente Occidente, liderado por Estados Unidos y sus títeres en Europa y en nuestra región;… intentando avanzar a través de sus mercenarios en Siria, ya sea fomentando más terrorismo, trayendo más terroristas a Siria o entorpeciendo el proceso político”. Las repetidas declaraciones de Asad sobre el “terrorismo” exponen que se refiere a toda la oposición, como si toda ella estuviera compuesta de agentes terroristas que trabajan para Estados extranjeros. Poco más cabría esperar de un dictador que heredó de su padre el gobierno de todo un país, y que ha encarcelado, torturado y asesinado brutalmente a miles de sirios. Sin embargo, ese discurso no ha dejado de repetirse, haciéndose en algunos casos aún más extremo a través de los “antiimperialistas”, en su defensa de la dinastía Asad contra lo que ellos insisten es una guerra de cambio de régimen iniciada por Occidente. Al replantear el discurso de la “Guerra contra el Terror” al servicio del “antiimperialismo”, estos actores intentan deshacerse de los problemas existentes con esas acusaciones tan amplias de terrorismo, convencidos de su exactitud y justicia con el argumento de que están desafiando al imperialismo.
Por ejemplo, un episodio de Moderate Rebels, un podcast aparentemente antiimperialista, titulado “Siria no es Palestina; al antisalafismo/wahabismo no es islamofobia”, ilustra bien esta posición. El nombre mismo de rebeldes moderados es, de hecho, un golpe a la idea de que alguno de los grupos de la oposición a Asad pueda no ser extremista. Los escritores Max Blumenthal y Ben Norton, que son los copresentadores del podcast, hablaron con su compañera “antiimperialista” Rania Khalek e intentaron abordar las acusaciones de que habían estado repitiendo el discurso de la Guerra contra el Terrorismo, entre otras críticas.
Blumenthal, al explicar su giro de 180º sobre el tema de la guerra en Siria (había escrito anteriormente de forma crítica sobre el régimen), dice: “Al principio impuse mi comprensión de Palestina proyectándola en la situación siria... También impuse mi comprensión de la islamofobia en Occidente proyectándola igualmente sobre la situación siria...” Los comentarios de Blumenthal muestran que luchó por reconciliar su posición sobre Palestina con su posición sobre Siria, centrándose en los Estados involucrados y no en los pueblos. De hecho, todo el discurso en torno a la Guerra contra el Terror como herramienta del imperialismo impide que Blumenthal vea a Israel y Siria como Estados que reprimen a sus súbditos, que los pueblos están luchando contra los Estados por su independencia y autodeterminación. En el mismo podcast, descarta la idea de que Rania esté utilizando el discurso de la Guerra contra el Terror cuando subraya cuán terribles y atroces son los actos de los grupos que desafían a Bashar al-Asad, que es exactamente lo que se hace cuando uno se alinea con un Estado en contra del pueblo. A juicio de este autor, todo lo que describe Khalek sucedió; el problema es que ella y otros hablan de toda la oposición como si sus facetas peores y más extremas constituyeran la totalidad. El Estado de Asad buscó precisamente ese resultado desde el comienzo del levantamiento, como lo demuestra la liberación de miles de prisioneros que previamente había encarcelado por ser miembros de grupos extremistas (véase aquí y aquí). Khalek adopta y repite la lógica exacta utilizada por Asad, a saber, que los sirios deben elegir entre tenerle a él como dictador o a los “terroristas” dirigiendo Siria. A partir de 1970, el Estado sirio pudo democratizarse y alejarse de la autocracia en algún momento. Sin embargo, desarrolló un culto a la personalidad alrededor del presidente y reprimió brutalmente a las figuras de la oposición, especialmente, pero no exclusivamente, a los comunistas sirios. El discurso de la Guerra contra el Terror es ahora fundamental para la proclamada legitimidad del Estado sirio.
El "terrorismo", como quiera que se defina, no comenzó claramente con el 11 de septiembre, pero el discurso que rodea el término dio un giro dramático a raíz de los perversos ataques que sacudieron Estados Unidos y, de hecho, todo el mundo. Para nuestro propósito aquí, puede definirse el “terrorismo” como el uso de la violencia contra civiles para lograr objetivos políticos y/o ideológicos. Según esta definición, los Estados pueden cometer terrorismo, al igual que los actores no estatales, una distinción necesaria para evitar demonizar simplemente las causas y los grupos justos. El entonces presidente de los Estados Unidos, George W. Bush, lanzó la Guerra Global contra el Terror en 2001 en respuesta al 11-S. El evento sigue rodeado de teorías de conspiración que proclaman que Estados Unidos estuvo finalmente detrás de los ataques. Esta sombra de duda y conspiración persiste alrededor del terror yihadista hasta el día de hoy, dando a entender que, en última instancia, es EE. UU. quien anima y apoya a estos grupos extremistas. Las tropas estadounidenses y de la coalición invadieron Afganistán a fines de 2001, e Iraq en marzo de 2003, en ambos casos como parte de la declarada guerra contra el terrorismo de Bush. Una infraestructura global consistente en numerosos agujeros negros, la prisión de la Bahía de Guantánamo y, posteriormente, un programa de asesinatos con aviones no tripulados son algunas de las facetas más infames de una Guerra contra el Terror que se lleva por delante la vida de muchos individuos, aunque de forma desproporcionada la de musulmanes o de seres de sociedades en las que el Islam es parte predominante de la cultura y la vida.
Uno de los efectos del discurso de Guerra contra el Terror del Estado estadounidense y de su implementación fue el de racializar a los hombres musulmanes representándolos como malvados y extremistas. Hollywood y las representaciones de los medios populares alimentaron los estereotipos de los hombres musulmanes como jihadistas barbudos y enojados a los que valientes soldados blancos estadounidenses tenían que combatir y asesinar. “24” y “Homeland” son ejemplos de programas populares de televisión profundamente inmersos en representaciones racistas de hombres musulmanes. El efecto acumulativo de la política y los medios populares fusionó hombres morenos de origen no musulmán con musulmanes, racializándolos bajo el paraguas de “hombres morenos terroristas”. Los ejemplos incluyen lo ocurrido en un templo sij en Wisconsin, que fue objetivo del terrorismo interno en EE. UU., en el que murieron asesinadas seis personas; el acoso a un político sij canadiense de izquierdas llamado Jagmeet Singh, en Ontario, Canadá, por una mujer que lo acusó de estar “en la cama con la sharia y la Hermandad Musulmana”; y una rama del Partido Republicano en Texas, que estuvo recientemente a punto de expulsar a uno de sus miembros simplemente por ser musulmán. Estos son solo algunos ejemplos, tanto violentos como no violentos, del discurso de la Guerra contra el Terror que demoniza a civiles inocentes. Incluso si se dirige a grupos o individuos que son genuinamente culpables de participar en el terrorismo, el discurso de la Guerra contra el Terror sangra inevitablemente hacia afuera y mancha a una franja mucho más amplia de personas. Esta generalización excesiva va en paralelo con la forma en que funcionan la islamofobia y el racismo en general, estereotipando negativamente a grupos enteros como medio de ejercer poder sobre ellos.
En los años transcurridos desde que Bush lanzó su Guerra contra el Terror, numerosos Estados autoritarios han adoptado su discurso para sus propios fines. China ha tratado de combinar el separatismo uigur con la “Guerra Global contra el Terror” desde el 11-S, abarcando deliberadamente los puntos de discusión utilizados por Washington en su esfuerzo por pintar a los uigures como terroristas islámicos. Vladimir Putin, de manera similar, vio la oportunidad de alinearse con EE. UU. y presentar la prolongada guerra de Rusia contra los separatistas chechenos como parte de la Guerra Mundial contra el Terror. Más recientemente, las autoridades rusas se han referido a los grupos que en Siria desafían al régimen de Asad como “terroristas”, especialmente a los asesinados por las fuerzas rusas. “Hemos matado, matamos y mataremos a terroristas... ya sea en Alepo, Idlib u otras partes de Siria”, dijo la portavoz del gobierno ruso, Maria Zakharova, en comentarios hechos a finales de 2018. Tales comentarios están en línea con el apoyo de Moscú a Asad y su uso del discurso Guerra contra el Terror. La Defensa Civil Siria, una organización de rescate voluntario también conocida como los “Cascos Blancos”, ha sido marcada como “terrorista” y “herramienta de Israel”. Al igual que en otras partes del mundo, la etiqueta de “terrorista” tiene como objetivo deslegitimar, empujando a un individuo o a un grupo más allá de cualquier límite aceptable de respetabilidad. Rusia y China desplegaron ambas la retórica contra el “terror” antes del 11-S (tuvieron, de hecho, problemas reales con la violencia separatista). Y ambas utilizaron la declaración de Bush después del 11-S para blanquear los problemas de sus países con la violencia separatista, presentando esos problemas como manifestaciones locales de la Guerra Mundial contra el Terror.
Para cualquier persona que quiera verlo, enterrado justo bajo la superficie del término “terrorista” aparece el debate sobre estatalidad y soberanía. Los Estados tienen ejércitos y, por lo tanto, recurren a la violencia “legítima”, asumiendo que se ajustan al derecho internacional en lo relativo a cuándo y cómo se involucran en la guerra. Sin embargo, para los actores no estatales, el sistema nación-estado adoptado en todo el mundo no permite el recurso legal a la violencia, y estos grupos no estatales suelen ser tildados frecuentemente de “terroristas” por sus oponentes cuando intentan hacer uso de la violencia para conseguir fines políticos. El presidente ruso, Vladimir Putin, autorizó este debate en curso sobre la definición moral, que no analítica, de terrorismo en comentarios hechos en 2004, cuestionando el uso del término “terrorista” al pedir una definición coherente que pudiera ser equitativamente aplicada sin dobles raseros. Por supuesto, desde la perspectiva de un Estado, los movimientos separatistas y nacionalistas que desafían la soberanía del Estado son ilegítimos y, por tanto, “terroristas”, y no debe debatirse sobre ellos ni tolerárseles. Los antiimperialistas defienden con frecuencia en todo el mundo a grupos de este tipo como representaciones legítimas de la voluntad popular y de quienes desafían estructuras de poder más grandes, y, de hecho, muchos responden a esas características. Su exclusión de la violencia legítima por el derecho internacional y que sean objeto de ataque por los Estados a los que se enfrentan, hace que a menudo sean correctamente valorados como pueblos oprimidos y no como terroristas. Esta es exactamente la posición que Blumenthal, Norton y Khalek adoptan sobre Palestina, que comparto con ellos. La cuestión de cómo definir el terrorismo, lamentablemente representada en esas discusiones, sigue sin respuesta hasta el día de hoy en la política o en el derecho internacional, y es bastante probable que no se resuelva nunca. El término está demasiado implicado con las relaciones de poder, entendidas de forma subjetiva, para que pueda utilizarse de forma objetiva y acordada.
Una faceta fundamental del uso del discurso de la Guerra contra el Terror se centra en vincular los conflictos locales con organizaciones terroristas internacionales más grandes. China, Irán y Rusia tienen movimientos separatistas que desafían la soberanía del Estado y persiguen determinados objetivos, desde la autonomía hasta la independencia nacional. Los uigures en China son una minoría musulmana, actualmente en los titulares de todo el mundo debido a las políticas de arresto masivo, detención, tortura y reeducación de Pekín como parte de su propia Guerra contra el Terror contra este grupo minoritario étnico/religioso. La escala de la represión de China contra los uigures exige una gran infraestructura de campos y centros de detención, que rememora tiempos oscuros del siglo XX. El mismo Norton, convencido de que estos hechos no son reales, ni siquiera de que se acerquen al nivel informado, junto con su compañero de viaje Ajit Singh, publicó un artículo que niega que China esté construyendo o utilizando campos de detención para los musulmanes uigures, argumentando que los medios que informan de atrocidades contra los uigures adoptan los mismos procedimientos que en las operaciones de Occidente para imponer un cambio de régimen. En lugar de aceptar que los Estados son siempre capaces de perpetrar tales horrores contra sus pueblos, los autores parecen pensar que tales acusaciones solo pueden formar parte de un intento occidental de satanizar al Estado chino para, en sus propias palabras, “avanzar en las ambiciones imperiales”. Toda la información presentada por Singh y Norton ataca la reputación de los medios de comunicación y el grupo por los derechos humanos (la Red de Defensores de Derechos Humanos de China, o CHRD, por sus siglas en inglés) que han informado sobre el tema, pero no se basan en la realidad. Contradiciendo su argumento desinformado, China reconoció recientemente la existencia de “centros de reeducación”. Las múltiples informaciones procedentes de personas que han podido huir describen las terroríficas y aparentemente genocidas acciones del Estado chino (véase aquí, aquí y aquí).
Irán tiene una serie de grupos que desafían su soberanía en los extremos físicos de su territorio, a saber, en Baluchistán al sureste y los árabes Ahwazi en el suroeste. Al menos hay un grupo, los Mujahideen e Khalq (MEK), que cuenta con fuertes apoyos de potencias extranjeras y personalidades estadounidenses en su enfrentamiento con la República Islámica. En algunos casos, ese apoyo es ilícito y difícil de demostrar; en el caso de Irán, muchos conservadores en EE. UU. se muestran abiertamente a favor de cambiar el liderazgo del gobierno y apoyan al MEK para que tome su lugar. Rudy Giuliani, una de esas figuras conservadoras, habló abiertamente sobre ver “... el fin del régimen de Irán”. John Bolton también está afiliado al grupo e hizo declaraciones sobre cómo el MEK estaba preparado para reemplazar al régimen iraní. De hecho, tales tácticas provienen de una larga y bien documentada historia de los intentos estadounidenses de interferir en la política de los países extranjeros, especialmente durante la Guerra Fría, como parte de la política de “contención” del comunismo. Así sucedió en Irán (1953), Iraq (1963), Afganistán (1980), Chile (1973), El Salvador (años 80), Guatemala (1954), Nicaragua (1981-1986), Congo (1961) y, más recientemente, Afganistán (2001) e Iraq (2003), ejemplos que detesto personalmente y que no justifico ni ignoro –y a los que recurren hoy los antiimperialistas para etiquetar a grupos como el Estado Islámico y al-Qaeda no solo como terroristas, sino como títeres del imperialismo-, algo que no puedo apoyar y que los hechos tampoco apoyan.
Aquí es donde el discurso de la Guerra contra el Terror ha completado el círculo, señalado ahora de nuevo en EE. UU. por los antiimperialistas y Estados como Rusia, Irán y Siria. En Siria, las raíces de la actual guerra se hallan en los levantamientos árabes que comenzaron a finales de 2010. En línea con las demandas de un gobierno más justo, más libertades y el fin de la corrupción, los sirios se alzaron pacíficamente exigiendo reformas del gobierno autoritario en Damasco. Sin embargo, es lamentable que toda la serie de levantamientos árabes solo sean para algunos una gran conspiración de la CIA. En lugar de un genuino levantamiento popular en Siria, luego cooptado por fuerzas más amplias, algunos llegan a decir que toda la guerra no es más que un medio orquestado para construir un oleoducto a través de Siria que favorezca los intereses occidentales. El ayatolá Jamenei de Irán acusó a EE. UU. de estar detrás del ISIS para distraer la atención del mundo de Israel. El ministro de Relaciones Exteriores ruso, Sergei Lavrov, acusó a EE. UU. de estar trasladando a los combatientes del ISIS de Siria a Iraq y Afganistán.
De este modo, la política exterior real estadounidense a lo largo de la Guerra Fría y las posteriores invasiones de Iraq y Afganistán dan forma a la visión del mundo de los antiimperialistas, lo que hace posible el salto lógico a la creación y financiación del ISIS por parte de EE. UU. No es necesario negar o hacer la vista gorda ante cualquiera de esas partes de la historia para cuestionar la aplicación de ese discurso a nuestra comprensión de la guerra y la crisis en Siria. Ni la foto de McCain, ni ninguna de las informaciones públicas disponibles, prueban que EE. UU. e Israel crearan deliberadamente el ISIS como parte de sus intentos para dominar la región, ni existen evidencias que sugieran que EE. UU. haya estado armando o ayudando al ISIS. Para decir esto no se necesita, en modo alguno, apoyar la política exterior de EE. UU. o Israel. En cambio, las pruebas de que se dispone sugieren que el ISIS es un producto-boomerang, es decir, una serie de consecuencias imprevistas de los fracasos de la política exterior estadounidense, pero no una creación deliberada que EE. UU. manipula como un títere. La distinción es fundamental. Lo primero no permite que EE. UU. se vaya de rositas por su terrible política exterior, pero tampoco lo acusa injustamente de acciones sobre las que no hay evidencias. La última posición, demasiado común entre los antiimperialistas, dice más sobre su cosmovisión y su confusa noción de lo que realmente significa oponerse al imperialismo que sobre la realidad.
Michael Degerald es escritor y fundador del blog History x ISIS. Recientemente completó un doctorado en Estudios de Oriente Próximo y Medio en la Universidad de Washington, centrando su trabajo en la historia cultural, intelectual y de los medios iraquíes durante las décadas de 1970 y 1980. Twitter: @TarikhAlMashriq.
Fuente: https://www.aljumhuriya.net/en/content/lefts-warriors-terror  
Esta traducción puede reproducirse libremente a condición de respetar su integridad y mencionar al autor, a la traductora y a Rebelión.org como fuente de la misma.  

Latinoamérica, más allá de Occidente


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Latinoamérica, más allá de Occidente


Latinoamérica, más allá de Occidente
El mundo se mueve geoeconómicamente y aún no lo dimensionamos lo suficiente. Seguimos mirando hacia los mismos polos creyendo que son los únicos. Nadie duda de que Estados Unidos, la Unión Europea y Japón aún conforman un triángulo clave en materia económica, pero no es el único espacio existente. Gracias al creciente protagonismo de los países emergentes, de los BRICS, se abrió algo más el ángulo de la cámara. Sin embargo, a pesar de ello, todavía hay mucho más detrás de ese muro construido por los centros convencionales del poder económico.
Es cierto que la economía global no pasa por su mejor momento. La tasa de crecimiento del PIB mundial prevista, por ejemplo, por la OCDE para los dos años próximos, es del 3,5%. La productividad está a la baja y el comercio también. La economía real no despega, y todo ello dificulta el escenario a enfrentar por las economías latinoamericanas. Pero si la región se empecina en intentarlo únicamente con los bloques económicos de siempre, el objetivo se tornará aún más complejo. No es momento para dejar de relacionarse con el otro gran campo de posibilidades existente más allá del orden económico y financiero dominante.
No percatarse de la importancia económica de Indonesia, Malasia, Vietnam, Corea del Sur, Turquía, Irán, Nigeria, Egipto o Camboya, y de tantos otros países más, sería un error estratégico garrafal en clave geoeconómica. China ya se dio cuenta de este fenómeno hace más de una década y actuó en consecuencia, diversificando sus relaciones económicas y dándole mayor prioridad a este nuevo mundo prominente. Latinoamérica debe hacerlo cuanto antes para construir una alternativa a la única que le ofrecen los países centrales tradicionales, que tiene como base el creciente endeudamiento externo sin reactivación productiva. Si no se esquiva a tiempo el derrame de deuda externa provocado por el gran boom de impresión en esta última década (10 billones emitidos entre Estados Unidos, Unión Europea, Inglaterra y Japón), la región quedará atada de pies y manos, con la condena de tener un modelo de desarrollo fuertemente financiarizado, vacío de economía real, sin demanda interna y altamente dependiente.
El otro grupo de países mencionados están en fase de expansión y esto ha de ser aprovechado como oportunidad para la nueva inserción estratégica y eficiente a la que deben aspirar los países latinoamericanos. Entre todos, Indonesia es el país más importante, como lo manifiesta el último informe de la OCDE. El año pasado Indonesia se situó como la decimosexta economía en el mundo por el tamaño de su PIB; y como la séptima a nivel global si se ajusta su PIB por paridad de poder adquisitivo, según datos del Banco Mundial. Para las las proyecciones de la OCDE, Indonesia será la cuarta economía global para 2060. Y, a pesar de esta importancia, la relación comercial entre América Latina y el Caribe y este país es ínfima (del total de importaciones de la región en 2017, apenas el 0,3% provino de Indonesia).
Pero esta no es la única economía a considerar en el nuevo mapa geoeconómico con el que relacionarse. Por ejemplo, Malasia hoy está a las puertas de convertirse en un país de altos ingresos (lugar 27 en el ranking de las economías globales, con crecimiento previsto del 5,5% para este año 2018); Vietnam logró una tasa de crecimiento promedio del 6,4% en el periodo 1985-2015; Corea del Sur ocupa el puesto 12 en importancia económica en el mundo y el sexto en exportaciones; Turquía aparece en el lugar 18 en el mundo por su PIB (en 2017 su PIB creció un 7,4%); Nigeria ha promediado un 7% de crecimiento económico en la última década; Egipto está creciendo a una tasa del 5%; Camboya ha crecido con un constante 7% en los últimos tres años.
Estos son algunos datos que confirman que hay otro mundo más allá de Occidente, y que no estamos mirando hacia él. Los mencionados países están en fase de expansión y crecimiento, y presentan una ventaja fundamental: son economías aún por desarrollar y, por tanto, es más fácil encontrar una relación de complementariedad más simétrica en materia productiva, comercial y financiera con ellas. Representan potenciales aliados económicos con mayores similitudes en tamaño y desarrollo, lo que permite diseñar hojas de ruta específicas para que ambas partes puedan salir ganando, o sea, sobre una base de intercambio menos desigual, sin tanta dominancia ni supremacía de uno sobre otro.
El nuevo paradigma ganar-ganar en las relaciones económicas internacionales para Latinoamérica reside en este otro universo naciente por explorar, sin que ello signifique que se abandone el relacionamiento con los BRICS ni con las economías centrales.
Alfredo Serrano Mancilla. Doctor en Economía, Director CELAG
Fuente: https://www.celag.org/latinoamerica-mas-alla-occidente/