En
varias ocasiones he escrito sobre los atentados del 11 de septiembre de
2001 contra las Torres Gemelas y el Pentágono, aportando datos, citando
autores, documentos, testimonios, que evidencian sin ningún género de
dudas que los mismos fueron fríamente planificados desde mucho antes de
que ocurrieran por siniestros personajes vinculados al gobierno
norteamericano, a la OTAN, a las mafias petroleras, al nazi-sionismo
-¡ahora operando en Venezuela para imponer la agenda de la extrema
derecha!-, y a los sicarios financieros del FMI y el Banco Mundial.
Hoy aportaré nuevas pruebas que avalan lo que piensa mucha gente, en
el sentido de que se trató de una conspiración que tenía -y tiene- como
finalidad el control, no solamente del petróleo y otros recursos
naturales que escasean dramáticamente en el norte depredador, sino
también ¡la ocupación militar total del planeta!
Pruebas, repito, que en esta ocasión tomo del libro de Daniel Estulin,
Los secretos del Club Bilderberg,
que ahonda en las diabólicas maquinaciones de un reducido grupo de
sicópatas con mucho poder político, económico y mediático,
fundamentalmente, que trabaja desde hace años en las sombras con el
propósito de establecer definitivamente una especie de "gobierno
mundial", desde el cual se han ordenado muchas de las más espantosas
carnicerías de que se tenga memoria.
"Los atentados del 11-S -apunta Estulin- han eliminado para siempre
los últimos vestigios de humanidad de este sitiado planeta, y son obra
de un grupo de individuos de los que nadie había oído hablar nunca. A
menos que podamos desentrañar la raíz de este fenómeno, los cambios
fundamentales que han originado se volverán permanentes, y eso
significaría el fin de la democracia y la libertad".
Michael C. Ruppert -citado por Estulin-, ex miembro de la división de
narcóticos de la policía de Los Ángeles, en su extensa obra
Crossing the Rubicon (en inglés,
Cruzando el Rubicón)
escribe: "Dick Cheney y los neoconservadores urdieron un plan.
Evidentemente, su primer objetivo había sido garantizar el control de la
Casa Blanca en las elecciones del año 2000 para que el resto del plan
pudiera ponerse en práctica.
"Su siguiente tarea era averiguar cuánto tiempo quedaba hasta que
todo empezara a desmoronarse tras la subida de los precios de la energía
y la reducción de las reservas. ¿La situación era realmente mala?
¿Cuánto petróleo había en realidad? ¿De quién era? ¿Cuánto tiempo
quedaba para que se empezaran a parar las perforadoras? Había llegado el
momento de averiguarlo todo con precisión y rapidez, pero en secreto.
"Cuando pasaron las elecciones del año 2000, los resultados obtenidos
en el mar Caspio fueron cada vez más desalentadores. Esto explicaría la
urgencia con la que la Administración Bush reunió al Grupo para el
Desarrollo de la Política Energética Nacional (Nepdg) -dirigido por el
vicepresidente Dick Cheney- inmediatamente después de tomar posesión del
gobierno en enero de 2001.
"¿Qué hacemos ahora? Ése era el tema central. Creo que aquí fue donde
se articuló, comprendió y aceptó la razón de ser del 11-S. Aunque los
preparativos para el atentado llevaban años gestándose, el momento de la
verdad no llegó hasta que el grupo de Cheney analizó en serio las
cifras. Esto explicaría por qué la Administración trató por todos los
medios, hasta llegar al Tribunal Supremo, de ocultar esos informes, y
por qué Cheney creyó necesario llevarse al juez del Tribunal Supremo
Antonin Scalia -recientemente fallecido- a cazar patos en un intento
desesperado de mantener en secreto los documentos.
"Cuando el Nepdg concluyó su trabajo a finales de abril de 2001, creo
que se había tomado la decisión irrevocable de pasar el Rubicón, la
sangrienta línea entre una república enfermiza y el imperio que
sobrevino irreversiblemente. En mayo de 2001, el presidente Bush puso a
Cheney a cargo de toda la planificación de un atentado terrorista,
dándole el control total de la Fema (Agencia Federal de Gestión de
Emergencias).
"En junio de 2001, la maraña de protocolos Norad (Comando de Defensa
Aeroespacial de Norteamérica), que había funcionado con eficiencia desde
1976, se volvieron a redactar para quitar de las manos de los
Comandantes de las Fuerzas Aéreas la mayoría del poder para tomar
decisiones".
"Dick Cheney -sigue Estulin-, ejecutivo del sector petrolífero, ex
presidente de una de las corporaciones más parásitas del planeta -la
odiada Halliburton-, era ahora el responsable". ¡Y fue cuando finalmente
se tomó la decisión!
"Desde su punto de vista -vuelve Ruppert-, los neoconservadores
republicanos se enfrentaban al posible pánico y derrumbamiento
espectacular de los mercados financieros -como ahora se repite, y de ahí
Irak, Libia, Siria e Irán en la mira, digo-, la pérdida de fe de la
población en el sistema político y la pérdida de su propio poder y
riqueza si se sabía la verdad.
"Somos el pueblo más entretenido y más ignorante del planeta", dijo Robert Kennedy Jr.
"Dentro de su propia mente y de los parámetros de un sistema
económico y gubernamental, es lo que creían que era su única opción
lógica; al fin y al cabo, sólo se trataba de unas pocas miles de vidas.
La inminente crisis energética iba a ser tanto apocalíptica como
inevitable, e iba a llegar antes de lo previsto.
"Tal como Zbigniew Brzezinski había escrito en 1977, la tarea
'inmediata' era desarrollar y a la vez controlar una 'amenaza exterior
directa' para crear un ataque 'como si fuera un nuevo Pearl Harbor'. Eso
requería de un enemigo creíble -al menos en la mente de la población- y
bien argumentado. Entonces, este ataque sería un pretexto para llevar a
cabo una intervención militar secuencial a gran escala que permitiera
garantizar el suministro energético de Oriente Medio y otras regiones
-¿Venezuela, Rusia?-.
"El elemento fundamental sería que los terroristas debían aparecer
convenientemente en todas las áreas donde fuera necesario,
puntualmente".
(No me cansaré de repetirlo: "pretextos" como éste han sido
"fabricados" en muchas otras ocasiones por los gobiernos yanquis: la
voladura, por ellos mismos, de una fragata -el Maine- en la bahía de La
Habana en 1898 para culpar a España y declararle la guerra, apoderándose
de Cuba, Puerto Rico, las Filipinas, que eran colonias españolas; el
"incidente" del golfo de Tonkín -1964- y arrasaron con Vietnam; las
armas de "destrucción masiva" de Saddam (2003), etc., etc. ¿Debemos
sorprendernos por esto? ¡Es su naturaleza, como en la fábula de la rana y
el alacrán!)
Ruppert y varios expertos de renombre como el ex ministro de Defensa
alemán Andreas von Buelow, el profesor de economía de la Ottawa
University Economics Michel Chossudovsky, el investigador Paul Thompson (
www.cooperativeresearch.org)
y el ex miembro de la Agencia de Seguridad Nacional Wayne Madsen (uno
de los tres únicos interrogadores expertos en el "Informe 11-S"), han
determinado de forma más que convincente que la afirmación del gobierno
sobre "el hecho de que 19 secuestradores, financiados desde cuevas en
Afganistán fueran capaces de llevar a cabo lo que sucedió el 11 de
septiembre, es totalmente absurdo".
"La crisis energética cada vez más grave -prosigue Estulin- y la
escasez inminente de petróleo y gas natural en todo el mundo fueron el
telón de fondo del atentado terrorista del 11-S, patrocinado por el
gobierno de Estados Unidos, que se cobró la vida de 3 mil personas
inocentes.
"Tanto el diario británico
The Guardian como la CNN, Fox,
The Observer y el profesor de Derecho Internacional de la universidad de
Illinois, Francis Boyle, afirman que entre el 1º y el 10 de septiembre
de 2001 -ojo, el autoatentado fue el 11-, en unas maniobras -la
operación 'Espada Rápida', planeada desde hacía 4 años-, 23 mil soldados
británicos se dirigieron hacia Omán.
"Simultáneamente, dos navíos estadounidenses se estacionaron en el
golfo de Arabia, justo frente a la costa pakistaní. También al mismo
tiempo, 17 mil soldados estadounidenses se unieron a los más de 23 mil
soldados en Egipto para la operación 'Estrella Brillante'. Todas estas
fuerzas estaban situadas en sus puestos antes de que el primer avión se
estrellara contra el World Trade Center. Un gran operativo de
preparación de una guerra clandestina estaba en marcha.
"La guerra de Afganistán no fue planeada después del 11S, ¡sino que
fue diseñada y puesta en práctica mucho, mucho antes!", concluyo con
Daniel Estulin, cuyo libro trae muchísima información sobre la
responsabilidad de EEUU en tales crímenes y en muchos otros.
Ahora, ¿hasta dónde pensarán llegar los gobiernos de Estados Unidos?
¡Hasta donde su misma población se lo permita! Últimamente han dejado de
utilizar su propio ejército por el "costo político interno" que ello
implica, y han optado por armar y financiar -y llevan años en eso- a
diversos grupos terroristas como el Daesh y el frente Al-Nusra, una rama
de Al-Qaeda, que actúan en Siria e Irak, con la finalidad no solamente
de derrocar al gobierno legítimo de Bashar Al-Assad, utilizando a sus
"aliados" -perros de presa, resulta más apropiado llamarlos- de la OTAN,
Arabia Saudita, Turquía, Qatar, etc., sino también llevarse por delante
a la Federación Rusa, lo que puede desencadenar, como ya lo advierten
algunas voces autorizadas, ¡hasta una Tercera Guerra Mundial!
Pero, ¿cómo puede hacerlo un pueblo narcotizado, no sólo por las
drogas que tienen puerta franca en Estados Unidos, sino también por las
empresas de comunicación que, aparte de embrutecerlo y mantenerlo en la
más supina ignorancia, lo bombardea sistemáticamente con ridículos
espacios de "entretenimiento" -¿suena familiar?-, sumándose a ello una
clase política de pigmeos arrogantes, ignorantes y sin escrúpulos -¡ahí
tienen a Trump y a la Clinton como muestra, dando un espectáculo
bochornoso, lo cual explica el rechazo que ambos tienen de más del 60%
de los votantes estadounidenses!-, en buena parte financiada por el
narcotráfico, grandes corporaciones petroleras, militares, farmacéuticas
y, ¡cómo no!, por el Estado terrorista de Israel que lo ha manipulado
por décadas? No sé hasta dónde se atreverán a llegar.
Pero sí sé que "consumen" ¡entre 150 y 160 millones de kilogramos
anuales de drogas de distintas "marcas", a pesar de toda la tecnología
que disponen para impedirlo! ¿Por qué no lo hacen? La respuesta es
obvia: un pueblo drogado e idiotizado no tiene conciencia de su propia
tragedia ni de las aventuras genocidas de sus gobiernos, sin contar los
pingües beneficios que ellas dejan a sus cuestionados bancos.
"Somos el pueblo más entretenido y más ignorante del planeta", dijo Robert Kennedy Jr.