Los flash-crash y los peligros de la inversión automatizada
La
historia bursátil se escribe cada día en los anales del mercado. Los
fuertes vientos tecnológicos que soplan en nuestro tiempo hacen que,
también en los mercados, haya
cambios vertiginosos que están transformando radicalmente las formas de invertir y de operar.
El pulso de los mercados siempre nos da ocasiones para aprender de
ellos (y de nosotros mismos), pero hay ciertos cambios que nos muestran
cómo el mundo bursátil de hoy en día, no es que haya cambiado con
respecto al de hace tan sólo unos años, sino que es un mundo totalmente
distinto.
Hasta cierto punto puede que incluso nuestros mercados financieros actuales no tengan
nada que ver con aquel Wall Street de los años ochenta y noventa, con yuppies estresados dando órdenes a gritos a corredores de bolsa que se hacían de oro con su mera labor de intermediario.
La inversión automatizada ha cambiado radicalmente la mecánica de los mercados
Hoy
en día hay una nueva forma de concebir los mercados, que nos ha dado ya
varias ocasiones de entrever los abismales cambios que hay tras nuestro
click en la página del broker del banco, o mejor dicho, tras nuestro
no-click. En el mundo de la intermediación de
hoy en día se ha impuesto con fuerza la inversión automatizada,
o, lo que viene ser el equivalente a lo que suponía antes entregar tu
dinero ochentero a un corredor que te llevaba la cartera con gran
estrés, pasando el día pegado a las pantallas, y procurándose
información lo más actualizada y fiable posible. La gran diferencia es
que hoy tu dinero se lo entregas a una entidad, y ésta a su vez muchas
veces lo pone en manos de un algoritmo. Es una de las consecuencias que
ha traído la informatización de los mercados globales.
Bajo una apariencia de operativa similar, la trastienda de los mercados ha sufrido cambios abismales
Pero
como les hacía notar antes, las diferencias entre aquellos ochenta y el
ahora para el inversor medio parece que no vienen a ser muchas. Uno
pone su dinero en manos ajenas, y espera una rentabilidad a cambio.
La ecuación riesgo-rentabilidad era algo que se traspasaba directamente al corredor de bolsa,
al que sólo se le preguntaba por el retorno de la inversión. Pero bajo
las apariencias más superficiales, las diferencias entre aquellas plazas
bulliciosas bursátiles atestadas de corredores de bolsa, y los mercados
de de hoy en día, semidesiertos bajo frías pantallas electrónicas de
cotizaciones, van mucho más allá de la mera ecuación
riesgo-rentabilidad.
Estos
profundos cambios, que han acontecido silenciosamente tras nuestras
pantallas, dejan de vez en cuando entrever el vértigo de
la potencial pérdida de control sobre unos mercados que dependen de programas informáticos,
con todo lo que ello supone, y para los cuales también el futuro es
siempre imprevisible. El gran pero es que, por su condición de programa
informático sintético, en situaciones anómalas e irracionales, estos
algoritmos no pueden competir con la mente humana, mucho más
creativamente preparada para la improvisación ante lo desconocido,
aunque también más susceptible de cometer fallos por caer
comportamientos pasionalmente irracionales.
Los ejemplos más recientes de las consecuencias de los nuevos mercados
Como
muestra un botón. A buen seguro que no hace falta que les recuerde
aquel flash-crash sufrido por Wall Street allá por 2010, sobre el cual
pueden leer
en esta noticia de The Economist.
Más concretamente fue en mayo de 2010 cuando las plazas bursátiles de
Estados Unidos comenzaron la jornada en rojo, manteniéndose con sesgo
bajista tras los primeros compases del mercado, debido principalmente a
la honda preocupación que traía la crisis de deuda griega. Fue a las
14:42, cuando
el mercado de valores comenzó a venirse abajo con inusitada rapidez y fuerza, desplomándose más de 600 puntos en 5 minutos
y llegando a marcar una pérdida de 1000 puntos en el día en torno a las
14:47. Hacia las 15:07 el mercado se había recuperado y la mayor parte
de los 600 puntos de caída anómala habían vuelto a sumarse de nuevo a
los índices. La posterior investigación emprendida por la todopoderosa
SEC concluyó que fueron los algoritmos de inversión automatizada, y su
forma de operar, los que originaron el caos de aquel día.
Ante
la omnipresencia de la inversión automatizada, obviamente tenemos más
ejemplos de anomalías graves, algunas de las cuales se han traducido
también en flash-crash. Hace tan sólo unos días, amanecimos en Europa
con un flash-crash sufrido por la libra esterlina en los mercados
asiáticos.
Como pueden leer en esta noticia de Bloomberg,
el pasado viernes 7 de Octubre, los europeos se levantaban de la cama
con la noticia de que, de madrugada, en los mercados asiáticos,
la libra esterlina había llegado a bajar un abultado 6.1% en tan sólo dos minutos,
para después recuperarse de semejante y tan estrepitosa caída. Y más
que vendrán, puesto que este tipo de forma de invertir ha venido para
quedarse, y no duden que no hay algoritmo perfecto, aún menos cuando se
trata de improvisar ante un futuro que en algún momento se hace
presente.
El flash-crash de la libra parece tener sello de líneas de código
En medio de la acentuada tendencia bajista que trae la libra desde hace algunos meses como pueden leer
en este artículo al respecto,
ahora, en estos momentos, el Banco de Inglaterra todavía mantiene una
investigación abierta sobre lo que aconteció ese viernes del flash-crash
de la libra, y hay varias hipótesis abiertas. Unas apuntan al error
humano de una mano fuerte del mercado, otros a unas declaraciones del
presidente francés Hollande sobre la posibilidad de negociar en tono
"hard Brexit", y otros a la sombría coyuntura general que afronta el
Reino Unido con las perspectivas negativas en las que parece que el
Brexit se va traduciendo. La parte que nos interesa de este asunto es
que, tanto en el caso del flash-crash de Wall Street de 2010, como el de
la libra esterlina de ahora,
sea cual fuere el detonante, los algoritmos sintéticos hicieron el resto, y despeñaron a los mercados barranco abajo.
El high-frequency trading
Pero
la inversión automatizada tiene una segunda faceta interesante, que va
inherentemente unida a la ejecución de órdenes de compra-venta de
valores por parte de software. El hecho de que estemos hablando de
mercados dirigidos por programas informáticos, que son capaces de tomar
deciciones pre-codificadas y ponerlas en el mercado de forma
infinitamente más rápida que un operador, hace que nuestros sintéticos
corredores de bolsa sean capaces de aprovechar al máximo las pequeñas
asimetrías del mercado.
Es un mundo en el que las fracciones de segundo valen mucho mucho dinero.
Son pequeños márgenes de ventaja temporal, que unidos a la segunda
característica del high-freqency trading, que es su multiplicidad de
operaciones a lo largo del día, hacen que las órdenes que llegan al
mercado milisegundos antes que otras pueden hacer de oro al inversor que
hay detrás.
Para que vean hasta dónde llega esta locura sintética,
hay un auténtico boom del precio del suelo inmobiliario en las inmediaciones de las plazas bursátiles norteamericanas.
El motivo no es otro sino que todas las casas de intermediación quieren
emplazar sus centros de datos puerta con puerta con el mercado, para
así colocar a sus algoritmos milisegundos por delante de los de la
competencia.
Pueden leer en este link del Wall Street Journal
sobre cómo esta avidez de arañar milisegundos ha hecho que se haya
creado un nuevo modelo de negocio con la collocation: vender a los
intermediarios financieros la posibilidad de poder poner sus servidores
incluso en el mismo centro de datos en el que están hosteados los
servidores de las plazas bursátiles: literalmente cable con cable con la
informática del mercado bursátil en cuestión. Y, obviamente, esto tiene
su precio, y su correspondiente rentabilidad.
Algunas importantes implicaciones de la algorítmica aplicada a los mercados
Lo
primero que debemos decir bajo este título es que evitar la inversión
con algoritmos no es algo que un inversor pueda elegir. Me explico,
aunque un inversor elija un broker de carne y hueso, la omnipresencia de
los algoritmos en el mercado hacen que no nos podamos escapar a su
influencia, porque cuando su operativa derrumba las cotizaciones, tira
abajo todos los precios, incluidos los de los brokers tradicionales. Es
decir, le guste o no, el software dirige nuestros mercados, y con ellos
la rentabilidad de sus inversiones.
Por
otro lado, hoy por hoy, la inteligencia artificial es más bien
únicamente una inteligencia dependiente del programador que la
desarrolla, y del poder que le otorga poder dirigir las decisiones
sintéticas. Si bien a un servidor le resulta obvio que esto cambiará, y
la inteligencia artificial será completamente autónoma en algun momento
del futuro, la cuestión clave hoy en dia es quién ostenta el
inconmensurable poder de definir las variables de entrada de unos
algoritmos que controlan nuestros mercados. El caso del flash-crash de
2010 sacó a la luz esta problemática, puesto que dicho crash fue
inducido por Navinder Singh Sarao, un operador con sede en Londres que
introdujo órdenes de venta masivas para provocar el derrumbe de los
precios, y luego poder comprar títulos a un precio de saldo. Con el
software y su ubicuidad, esta capacidad de manipulación se multiplica
por mucho, y pone las llaves de esta particular caja de Pandora en manos
de los que dirigen a los autómatas del mercado.
Finalizaremos
hoy con la relfexión de que, en los noventa, el público en general se
empezó a preocupar por un futuro dirigido por robots androides tipo
Terminator. Pero el hecho es que los bots y los algoritmos de inversión,
si bien no tenen cuerpo físico, son igualmente sintéticos, y las
consecuencias de sus acciones pueden impactar enormemente en nuestro
mundo. Desde provocar abruptas caídas del mercado, hasta inducir graves
crisis económicas. Una vez que los androides sintéticos han tomado el
poder de dirigir los mercados, estamos en sus manos de unos y ceros.
Imágenes |
Pixabay geralt |
Pixabay geralt |
Pixabay xusenru |
Pixabay geralt |
Pixabay geralt |
Pixabay chrisci |
Pixabay harpsandflowers
-
La noticia
Los flash-crash y los peligros de la inversión automatizada fue publicada originalmente en
El Blog Salmón por
DerBlaueMond .