La vitriólica retórica de Hillary Clinton hacia Rusia
18.10.2016
La
candidata a la presidencia, Hillary Clinton, siempre se ha sentido a sí
misma especial con respecto a su obsesión por el poder real, político,
en el sentido imperialista de la palabra. Hilary Clinton, aunque una
burguesa establecida, no tiene la inteligencia de una Catalina la
Grande, ni dispone de la tenacidad y el ímpetu del líder autocrático
Vladimir Putin. Mencioné a Catalina la Grande porque la señora Hillary
Clinton, en su arrogancia y vitriólico lenguaje - cuando habla de su
antipatía hacia las diversas complejidades de la política exterior de
Rusia en relación con el Oriente Medio y sus preocupaciones naturales
acerca de las fuerzas militares de la OTAN cada vez más cerca de sus
fronteras - no intenta comprender al pueblo ruso, ni la historia de
Rusia. Catalina la Grande entiendió el mundo, extendió el imperio ruso
mediante la absorción de la península de Crimea, el Cáucaso del Norte,
sin excluir la franja de tierra de la orilla derecha de Ucrania. Los
ejércitos de Catalina dominaron el sudeste de Europa después de su
primera victoria contra el Imperio Otomano (1768-1774), manteniendo
previamente la calma política con Gran Bretaña con la conquista de esta
última de grandes victorias en Europa y en el extranjero durante la
Guerra de los Siete Años. Catalina fue también una mecenas de las artes y
participó en la creación del museo Hermitage, y fundó el Instituto
Smolny, que fue el primer sistema de educación para las mujeres en
Rusia.
En una palabra, Catalina la Grande
entiendía los poderes de la diplomacia y de la guerra. La Sra. Clinton
no es un líder tan profundo, ni siquiera como una imperialista que
cumple las órdenes de una nación que se nutre de la guerra y del
forcejeo diplomático.
Rusia, con todos sus problemas políticos y
sociales, tiene una historia profunda en el pasado, y parte de ese
pasado fue encabezado por una gran mujer, Catalina la Grande, y uno
puede preguntarse: ¿Tienen los Estados Unidos una mujer así bajo la
apariencia de cliente de clase media de Hillary Clinton? Clinton tiene
más en común con las maquinaciones de los líderes de Wall Street y el
Pentágono con sus generales, que con la clase obrera de Estados Unidos y
su gran población de minorías nacionales. Clinton nunca podría tener la
comprensión política mundana de una Catalina la Grande o una Indira
Gandhi, que con todos sus problemas desempeñó un papel importante en la
conducción de la India en el mundo moderno y entendió la Unión
Soviética, a pesar de que no siempre estuvo de acuerdo con su postura;
ni es una mujer del pueblo como Eva Perón de Argentina, cuyas acciones
hablaron con los hechos y no con tópicos sin valor. Menciono estas
mujeres de la historia pasada que condujeron a sus países a profundos
cambios, ya que estudiaron y conocieron los funcionamientos más
sofisticados de la historia, y estuvieron comprometidas con los
estados-nación aunque no siempre estuvieran de acuerdo con el punto de
vista político o incluso cultural. Ésto nos lleva a la cuestión de
preguntar en qué se basa la frustración política o el odio hacia el
gobierno ruso de la Sra. Clinton.
En el segundo debate con el otro agresivo
aspirante a candidato presidencial, Donald Trump, que verbalizó sus
insultos histriónicos y personales a los individuos, las mujeres y los
estados-nación como China, a la que teme, Hillary Clinton, que
irónicamente es similar a su oponente en algunos aspectos, cuando se
trata de acusaciones personales, más sutil e inteligente al respecto,
habló de su posición sobre Putin, el ejército ruso en Siria y en Alepo.
En uno de sus comentarios sobre el conflicto en Siria y la participación
de Rusia, dijo a los moderadores del segundo debate:
"Bueno, la situación en Siria es catastrófica.
Y cada día que pasa vemos los resultados del régimen de Assad en
asociación con los iraníes sobre el terreno, los rusos en el aire
bombardeando lugares - en particular Alepo - donde hay cientos de miles
de personas, probablemente alrededor de 250.000, quedan aún. Y hay un
esfuerzo decidido por parte de la Fuerza Aérea de Rusia de destruir
Alepo con el fin de eliminar hasta el último de los rebeldes sirios que
realmente se oponen al régimen de Assad. Rusia no ha prestado ninguna
atención al ISIS. Están interesados en mantener a Assad en el poder. Así
que cuando era secretaria de Estado, he defendido y hoy defiendo una
zona de exclusión aérea y zonas de seguridad. Tenemos que tener algún
tipo de presión con los rusos, ya que no van a venir a la mesa de
negociación para una solución diplomática a menos que haya algún tipo de
presión sobre ellos".
La antigua secretaria de Estado no entró en las
complejidades más profundas de por qué el régimen de Obama rompió su
acuerdo con el Gobierno ruso en la aplicación de un compromiso de alto
el fuego en Siria y acusó a Moscú de no cumplir con sus compromisos en
virtud del acuerdo diplomático del 9 de septiembre, excepto para culpar a
la Fuerza Aérea de Rusia y el régimen de Assad por la tragedia de
Alepo.
El resto del mundo diplomático, incluyendo a
millones de ciudadanos en el Medio Oriente, sabe que el gobierno del
estado Unidos, junto con sus aliados tales como Arabia Saudí y otros
países como Australia y Gran Bretaña, no tienen políticamente las manos
limpias con respecto a la cruel destrucción de Alepo. Círculos militares
en todo el Oriente Medio y más allá saben cómo Estados Unidos y algunos
de las fuerzas aéreas de sus aliados mataron inusitadamente soldados
del Ejército Árabe Sirio fuera de Deir al-Zour. Al mismo tiempo, la
señora Clinton sería reacia a explicar el mirar hacia otro lado respecto
a las intrigas de los llamados por Washington rebeldes moderados, que
se aliaron con crueles grupos terroristas, como el Frente de la
Conquista del Levante, en los alrededores de la gran ciudad de Alepo,
este mismo grupo que ha estado afiliado a Al Qaeda durante años y sólo
recientemente cambió su nombre.
La Sra. Clinton, que intenta presumir
de comprender la naturaleza más compleja de las relaciones
internacionales, no admite cómo las intrigas de los servicios de
inteligencia de los Estados Unidos en la lucha por Alepo, permitieron a
los yihadistas y a los rebeldes sirios apoyados por la CIA coordinar sus
ataques contra las legítimas fuerzas armadas sirias.
La Sra. Clinton nunca mencionó esas
intencionalmente veladas líneas políticas de las fuerzas rebeldes, y
aquellas de los grupos terroristas dentro de Alepo, lo que causó la
muerte de miles de ciudadanos sirios y niños bajo los escombros, y el
pútrido derrumbe de Alepo, una vez un gran centro de la cultura del
Oriente Medio. La llamada credibilidad moral de Clinton sobre el destino
de Alepo no tiene ninguna resonancia dentro de los pasillos
diplomáticos de poder del Medio Oriente y otras partes del mundo.
Hillary Clinton no tiene autoridad moral para llevar al gobierno ruso a
la mesa de 'negociación' con respecto a Siria, ni John Kerry, el
diplomático sin educación que es Secretarío de Estado, ellos no tienen
ninguna base moral para pedir la posible investigación contra los
gobiernos ruso y sirio por crímenes de guerra en el bombardeo de Alepo.
Está bien documentado que la Fuerza Aérea de los Estados Unidos también
ha perpetrado sus propias atrocidades militares en Siria, con o sin
intención. Y como saben los líderes mundiales más serios, los Estados
Unidos se encuentran en Siria ilegalmente con sus fuerzas militares y de
inteligencia, porque no fueron invitados por el Gobierno de Siria para
hacer frente a las maquinaciones políticas y militares de los grupos
terroristas del ISIS, ni de las dudosas facciones rebeldes de Siria. La
guerra moderna es el negocio de matar y no hace ninguna diferenciación
entre muerte de militares, civiles e infantiles. Tal es la realpolitik de la guerra en nuestro tiempo.
La antigua Secretaria de Estado, en sus rabias
contra la postura del Gobierno de Rusia en Siria, también hizo sus
comentarios acerca de que, supuestamente, Putin interfiere en las
elecciones a la presidencia de los Estados de 2016. Ella dijo a los
moderadores, a la gente de la audiencia en el segundo debate, con
millones de miradas que veían la actuación política circense: "Pero,
sabes, vamos a hablar de lo que realmente está pasando, porque nuestra
comunidad de inteligencia dijo que el Kremlin, lo que significa Putin y
el gobierno ruso, están dirigiendo los ataques, la piratería, sobre las
cuentas estadounidenses para influir en nuestras elecciones. Otros
sitios, donde los rusos cortan la información. No sabemos si se trata de
una información precisa y luego ellos la sacaron. Nunca en la historia
de nuestro país hemos estado en una situación en la que un adversario,
un poder extranjero, esté trabajando con fuerza para influir en el
resultado de las elecciones". Lo que es tan interesante de esta
acusación acerca de la interferencia del Gobierno de Rusia en los
asuntos internos, políticos, en los Estados Unidos, es que los regímenes
anteriores y actuales de los Estados Unidos tienen poco espacio para
hablar, ya que tienen una larga y oscura historia de interferir en los
asuntos internos de otras naciones, desde el Medio Oriente a América del
Sur, y el asunto del Euromaidán en Ucrania.
No hay que olvidar cómo los Estados
Unidos y Gran Bretaña orquestaron el golpe de Estado que derrocó al
gobierno iraní del primer ministro socialista, Mohammad Mossadegh, en
1953, o la forma en que el régimen de Nixon, con las intrigas de Henry
Kissinger, el entonces Secretario de Estado, desempeñó un papel en el
golpe contra Allende y su posterior muerte junto con la tortura y muerte
de miles de ciudadanos chilenos que se pusieron de parte del presidente
socialista electo.
Ni tampoco Hillary Clinton, por no hablar de sus némesis naïve,
Donald Trump, querría hablar con el pueblo estadounidense de cómo la
CIA jugó un papel profundo en la destrucción del legítimo gobierno de
Kiev, lo que finalmente llevó a un gobierno cuasi-fascista bajo el
corrupto Petro Poroshenko. Siempre ha sido una conveniente metodología
política de los regímenes burgueses de los Estados Unidos el no querer
recordar ni que le recuerden sus propias sangrientas interferencias en
los asuntos de otros estados-nación. En conclusión, diría que Hillary
Clinton, como Donald Trump y Obama, se revuelcan en el lodo de la
hipocresía política, y por lo tanto llevan al pueblo estadounidense
mucho más cerca de un incierto destino político que puede sacudir el
mundo.
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