Éste no es otro análisis sobre crypto-monedas, tras la serie que hemos publicado recientemente.
TheDAO
es efectivamente una moneda virtual con sus propios tokens, pero lejos
de ser meramente una moneda virtual más, el motivo por el que analizamos
hoy esta iniciativa es porque se trata de un caso que supone el
ejemplo muy ilustrativo de lo que la nueva crypto-economía va a traer a nuestro mundo a nivel socioeconómico.
TheDAO no sólo rompe moldes en términos jurídicos y mercantiles al usar contratos inteligentes, sino que además
TheDAO permite que la inversión colectiva traiga la democracia al sector financiero.
Con TheDAO ya no hay posibilidad de que alguno de sus gestores compre
éstas o aquellas acciones más por interés personal que por los intereses
de los partícipes del fondo que gestiona: esto no puede ocurrir
sencillamente porque los gestores son ustedes mismos.
TheDAO: mucho más que otra crypto-moneda
TheDAO está basado en Ethereum y sus smart contracts.
Ethereum es la segunda crypto-moneda por capitalización, basada en
Blockchain al igual que Bitcoin, y con la característica estrella de
poder implementar los contratos inteligentes, que no son más que un
algoritmo que reasigna Ethers cuando se cumplen ciertas condiciones
predefinidas. Ethereum fue creado por el programador de 22 años Vitalik
Buterin. Les dejo
este enlace de Xataka sobre Blockchain, así como un artículo de genbeta (con algo menos de color salmón que nuestras líneas) con título "
Banca, Bitcoin y Blockchain: extraños compañeros de viaje"
para los lectores que deseen ampliar información.
Algunos estarán pensando que éste va a ser mi tercer análisis
consecutivo relativo a crypto-monedas, entre tantos otros anteriores, y
realmente ése no es el tema central del artículo de hoy.
En realidad, hoy les hablaré de esa nueva economía traída por las
crypto-divisas, pues TheDAO sirve de claro ejemplo sobre lo que ya les
he comentado otras veces:
no son sólo crypto-divisas, sino que algunas de ellas como Ethereum sientan las bases de un nuevo paradigma socioeconómico. Algo que podríamos acuñar aquí y ahora con el término
"crypto-economía".
TheDAO es un DAO concreto creado según las características que les
explicaré a continuación, siendo DAO el acrónimo general de
Decentralized Autonomous Organization (Organización Autónoma
Descentralizada). TheDAO, entre otras cosas, sirve para financiar
mediante Ethers (moneda virtual de Ethereum) proyectos de startups en el
ecosistema Ethereum. Pero la característica principal por la que hoy
les escribimos sobre
TheDAO es porque
se trata, ni más ni menos, de un fondo de inversión de capital riesgo descentralizado, es decir, que no existe un gestor o grupo de gestores que centralicen (y acaparen) su gestión.
Con ello, se corta directamente de raíz el recelo que algunos
partícipes tienen sobre si las decisiones de inversión de su fondo son
tomadas estrictamente para beneficio del partícipe, o si por el
contrario se toman en pos de otros oscuros intereses personales que
algunos gestores pudieran tener.
Con TheDAO el fondo invierte en lo que sus partícipes votan que se invierta, y todo se hace a través de un contrato inteligente. Como ven, pura política (y hasta filosofía) democrática llevada al mundo financiero de la mano de Ethereum.
Un modelo socioeconómico más allá de la mera inversión participativa
Pero el idealismo político-económico con el que se concibió TheDAO no acaba aquí. Además,
TheDAO resuelve el conocido problema de la “Tiranía de las mayorías”, y sobre el que ya les escribimos hace algunos años desde otra perspectiva en el interesante análisis "
La dictadura de la mayoría o el democrático exterminio de las notas discordantes"
Este problema tiene su origen en el hecho de que, en democracia, las
minorías suelen tener que acatar a pies juntillas lo decidido por la
mayoría, aunque no lo compartan en absoluto.
Sin embargo, TheDAO da una solución para este problema en la gestión
de su fondo descentralizado: tras una votación, aquellos partícipes que
no estén de acuerdo con lo decidido por la mayoría, pueden, o bien optar
por acatar la decisión mayoritaria, o bien lanzarse a segregarse del
fondo. Para ello, pueden crear un nuevo contrato inteligente (es decir:
un nuevo TheDAO), ejecutar un “hard fork”, y pasar a estar integrados en
un nuevo DAO que agrupe a partícipes con ideas de inversión más afines.
Como ven, aquí
la frontera entre política, economía e inversión es muy (pero que muy) tenue, y viene con un pulido barnizado de democracia participativa traída por los nuevos medios tecnológicos.
Lo cierto es que la naturaleza de TheDAO no tiene implicaciones sólo
en lo democrático de sus tomas de decisiones. Las consecuencias de su
modelo de gestión descentralizado trascienden este plano, y entran de
lleno en asumir TheDAO como un revolucionario experimento que ha llegado
por sorpresa de la mano de Ethereum y Blockchain, y para el cual
nuestro mundo, nuestra legislación, y nuestras regulaciones literalmente no están preparadas.
Nos adentramos una vez más en el terreno de lo desconocido, y aunque
evidentemente este nuevo campo que se abre es fruto del progreso, les
recuerdo una vez más que
es nuestro deber como agentes
socioeconómicos el moldear el futuro con estas nuevas herramientas que
la tecnología pone a nuestro alcance. Desconocemos (y todos los
agentes socioeconómicos y reguladores también) las implicaciones
legales de todo este asunto, pero el escenario final puede ser un mundo
en el que las empresas (o al menos ciertos tipos de empresas) sean
regidas por contratos inteligentes bajo Blockchain, en vez de
gestionadas por un clásico consejo de administración.
Pero TheDAO y similares también tienen (y han tenido) sus grandes riesgos
Hasta aquí supongo que estarán viendo a TheDAO con las gafas de color
de rosa: algo muy alejado de la intención casi siempre realista de
estas líneas, y de la realidad que hay detrás de esta iniciativa
descentralizada. De hecho, TheDAO se estrenó con su ICO en Mayo de 2016
de la peor de las maneras: fue hackeada en Junio, o tal vez no debamos
usar este verbo de "hackear", porque no hubo ninguna intrusión, ni
alteración de información, ni sustitución de IPs por unas
fraudulentas... Simplemente
alguien detectó que el contrato inteligente de TheDAO tenía una falla… y se aprovecho de ella,
haciéndose con bastantes millones de dólares. Esto no impidió que la
ICO de TheDAO fuese la iniciativa de financiación colectiva
(crowd-funding) más exitosa de la Historia, con casi 150 millones de
dólares recaudados en Ethers.
La falla en concreto se trataba de
una cláusula de salida del contrato inteligente que estaba mal implementada,
y que permitía a un partícipe poder salirse del contrato y tener
derecho a la devolución de todo el montante de aportaciones, tanto
propias como ajenas. El partícipe “avispado” se hizo con un tercio del
total recaudado por TheDAO durante todo el periodo. Y se comenta en los
mentideros techies que él mismo paró la bola de nieve porque se sentía
desbordado por el efecto (y los importes) que iban cayendo en su wallet
consecuencia de su propia acción.
El propio creador de Ethereum, el programador de (por entonces) 22 años Vitalik Buterin, como pueden leer
en este excelente reportaje de Fortune
(cuya lectura les recomiendo), estuvo involucrado en tratar de
encontrar una solución al enorme problema que se había creado, y que
amenazaba con quebrar para siempre la incipiente confianza en Ethereum y
sus contratos inteligentes.
Tras mucha polémica, finalmente se
optó por hacer un “hard fork” de Ethereum, y dividir la comunidad en dos
monedas virtuales, y así poder devolver los Ethers desviados de nuevo a sus poseedores originales.
Por un lado, se creó un minoritario Ethereum Classic, que no quiso
“parchear” sus nodos para arrinconar al (sigo sin poder llamarlo) hacker
con unas nuevas monedas que no tuviesen valor ni mercado: ya saben que
siempre les digo que
el gran riesgo de las crypto-monedas es que
pueden acabar ustedes con unas ristras de unos y ceros cuyo valor sea
literalmente más cero absoluto que los -273 grados centígrados
que son los 0 grados Kelvin. Y por otro lado quedó el Ethereum que
conocemos como tal hoy en día, y que conservó un nivel cotización
relevante.
Insisto en lo de “no poder seguir llamándolo hacker” porque
realmente, TheDAO, como una organización basada en Blockchain, es tan
completamente transparente que toda su “legislación” (que, por cierto,
está al margen de las legislaciones nacionales, en un potencial
conflicto que ya veremos cómo se resuelve) reside en el código público
de su contrato inteligente. Y el problema es que ese contrato
inteligente estaba mal hecho. Así que, a partir de este punto,
en vez de hacker hablaremos de “smarter contractor”
como doble referencia a la naturaleza de TheDAO y a lo avispado (por no
decir otra cosa) que estuvo nuestro Ether-millonario (por unos días).
Como dato curioso, les contaré que los fundadores de TheDAO, a fin de
dotar al disruptivo vehículo de inversión de un interfaz legal y
societario para con el mundo real, registraron una compañía con sede en
Suiza como Sociedad de Responsabilidad Limitada (SL). Y lo hicieron
en
Suiza por la sencilla razón de que la legislación del país alpino
permite “aceptar dinero de procedencia desconocida con tal de que su
destino sea conocido”. Algo que TheDAO necesitaba sí o sí por
su naturaleza colaborativa y descentralizada, por la cual puede recibir
fondos en Ethers anónimos desde cualquier lugar del mundo. No me negarán
que lograr el ideal de la gestión transparente en una de las Mecas
mundiales de la opacidad financiera es, como poco, una paradoja.
Otros riesgos menos evidentes que se esconden tras los DAOs
Supongo que algunos de ustedes habrán reparado en la relevancia que
el “hard fork” de Ethereum para restablecer el valor a los partícipes de
TheDAO supone en términos de filosofía Blockchain. No se puede negar
que abre una peligrosa puerta a que arbitrariamente la comunidad decida a
quién dar y a quién quitar sus Ethers (o más bien, el valor de los
mismos). El problema filosófico es que
el “smarter contractor”
sólo hizo uso de la lógica que estaba programada en el contrato
inteligente, por mucho que ésta fuese errónea para los fines que pretendían los fundadores de TheDAO.
Las profundas preguntas que se hace una parte de la comunidad
Ethereum es quién y en base a qué intereses podría en el futuro decidir
“parchear” (o incluso borrar) operaciones contractuales o transacciones
de Ethereum, trasgrediendo su filosofía originaria que se basa, entre
otros, en tres puntos: que los bloques sean inalterables, evitar el
no-repudio, y garantizar el valor para los tenedores de Ethers. La
solución alcanzada para resolver el rompecabezas creado por el “smarter
contractor” de TheDAO abre la puerta a que la comunidad pueda decidir
arbitrariamente en cualquier momento despojar a alguien del valor de sus
Ethers. Lo cual estarán de acuerdo que,
en el caso de una
moneda digital sin más valor que la confianza en la propia comunidad y
en el sistema Blockchain, es un gran riesgo a asumir por parte de sus futuros poseedores.
Recordemos que en este caso de TheDAO, el verdadero problema fue la
implementación del contrato. Pero yendo más allá, incluso asumiendo que
los contratos fuesen perfectos, tenemos que en cuanto hay lógica y
software de por medio, como es el caso,
los contratos inteligentes de Ethereum incluyen una lógica susceptible de ser hackeada o acabar conteniendo código malicioso.
En este plano, lo que se propone como solución es blindar la
información sensible del contrato inteligente, haciendo uso de la propia
naturaleza de Blockchain como ya propusimos en el análisis "
No, los contratos inteligentes de Ethereum no han sido hackeados, y más Blockchain es la solución".
El posible futuro que puede estar a la vuelta de la esquina de TheDAO (y de Ethereum)
También puede ser importante contar con la existencia de un sello de
calidad garantizada que asegure el cumplimiento de buenas prácticas y
haber superado una auditoría de expertos especializados, especialmente
para ICOs y contratos inteligentes que van a ser suscritos por el
público en general. Aquí, sin duda entrará en juego un nuevo rol
jurídico, profesión de futuro dentro del gremio de juristas, y que será
un abogado especializado en contratos inteligentes, que asegure su
integridad por el lado más jurídico y legal. Como ven, un nuevo ejemplo
de lo que ya les he dicho en otras ocasiones:
caminamos hacia la
sociedad técnica, en la que las profesiones de futuro o serán
exclusivamente técnicas, o serán disciplinas híbridas con un fuerte
componente técnico.
Otra incógnita de este tipo de iniciativas es la responsabilidad
legal de los participantes. La jurisprudencia aplicable a estos DAOs es
inexistente y no tiene precedentes legales, y realmente nadie sabe cómo
encajar jurídicamente los contratos inteligentes con las legislaciones
nacionales. Lo que algunos juristas indican es que estos contratos
inteligentes y descentralizados trasgreden en varios puntos muchas
legislaciones nacionales. Por ello, es posible que la futura legalidad
que acaben aplicando los estados a este tipo de contratos globales
inteligentes sea trasgresora jurídicamente. Esto lo digo porque
recordemos que estos DAOs son descentralizados y sin cúpula de gestores,
y
es probable que se acabe haciendo responsables a los propios
partícipes sin que éstos sean conscientes de ello, ya que, al fin y al
cabo, los partícipes son los que toman las decisiones por votación, y los únicos responsables últimos de la gestión del DAO y sus acciones.
Y ahora reflexionemos sobre el presente para dar forma al futuro en Ethers
Debemos resaltar que TheDAO alcanzó un peso dentro del ecosistema de
Ethereum de casi el 14%. Al final ha resultado que uno de los aspectos
más criticados del sistema financiero tradicional, ese “Too Big to Fail”
que el contribuyente siempre tiene acabar rescatando con su dinero, se
ha traducido
en el universo Ethereum también en casos como el TheDAO, que es también un crypto-“Too Big to Fail”.
De hecho, ya pueden estar casi seguros de que la participación
intensiva del creador de Ethereum en la búsqueda de la solución al
problema de la ICO de TheDAO venía por ese lado: el ecosistema de
Ethereum tenía en TheDAO un riesgo sistémico materializándose, que teñía
de negro su futuro.
Vemos pues cómo algunas de las figuras más criticadas del capitalismo
tradicional pueden llegar a tener, para nuestra desgracia, una suerte
de figura equivalente en la nueva crypto-economía. Con la dificultad
añadida de que un rescate de un “Too Big to Fail” nacional tiene el
nombre del contribuyente del estado de procedencia, pero, en caso de que
fuese necesario, en un futuro de gigantes crypto-económicos
¿Qué
país va a rescatar con sus recursos nacionales a una iniciativa similar
a TheDAO de carácter global y descentralizada y que en un futuro
pudiera ser mainstream y sistémica?.
Algunos pensarán que así por fin se demostrará que lo del "Too Big to
Fail" es una excusa con ambición confiscatoria, y que si se dejase caer
un banco (o iniciativa de contratos inteligentes) no pasaría nada. Pero
personalmente un servidor no es capaz de anticipar el futuro hasta ese
punto, al menos no sin un margen de error demasiado alto para el rigor
que acostumbramos a traerles. Y no obstante, sí que he de reconocerles
que el efecto contagio está ahí, es real y tiene su (mucho) peligro.
Pero lo que no puedo hacer con rigor en este momento es dibujarles una
clara y sistemática línea divisoria entre lo sistémico y lo que debe
dejarse caer. Realmente es algo que parece necesario analizar con
detenimiento caso por caso.
La coordinación global trasnacional rápida y eficiente mejor no la
analizamos (es un campo bastante estéril), y no tenemos lamentablemente
una solución por ahora para la pregunta que cerraba el párrafo anterior,
que es realmente clave para la crypto-economía concebida con el
carácter global con el que nació. Tal vez una opción a valorar sería la
existencia de crypto-monedas nacionales o por áreas económicas de
inlfuencia, pero claro, eso precisamente
entra en conflicto con
la filosofía más intrínseca a estas monedas digitales, y también con las
principales ventajas de las crypto-monedas: descentralización y
globalidad.
Para bien o para mal, la crypto-economía ha venido para quedarse, y
estamos asistiendo involuntariamente al nacimiento de un nuevo paradigma
económico.
Satoshi Nakamoto prendió desde el anonimato una
mecha a lo Guy Fawkes que sabía perfectamente que iba a ser
prácticamente imposible de apagar. Sea Bitcoin, Ethereum o
cualquier otra crypto-divisa que pueda estar por venir, se están
sentando las bases de un futuro monetario compuesto por unos y ceros.
Esto ha acabado siendo así incluso en algunos países que inicialmente
eran más que reticentes a las monedas digitales, como por ejemplo lo
fue Rusia en su momento. Como pueden leer
aquí, este país llegó a prohibir Bitcoin (siguiendo a China), y
algunos de sus dirigentes llegaron a hablar del extremo de encarcelar a los bitcoiners rusos.
Pero ante lo inevitable de la generalización de las crypto-monedas y
ante sus evidentes ventajas, han optado por pasar a abrazar el nuevo
paradigma socioeconómico, y a tratar de estar en la vanguardia de esta
tecnología, como pueden leer
en esta noticia de los colegas de criptonoticias.
Dado su carácter de mero software, desconfiar de toda la
crypto-economía y de Ethereum por el caso del (no)hacking de TheDAO es
como desconfiar de toda la informática en general porque la web de
nuestro banco tenía un bug que ha sido explotado por unos
cyber-delincuentes.
Lo que debemos hacer es aprovechar esa
fallida experiencia para aprender todo lo posible sobre cómo debemos
hacer sólidos los cimientos de un crypto-futuro que inevitablemente ya
está aquí nos guste o no.
Y sobre la inversión y gestión descentralizada y colectiva…
Sinceramente, este tipo de inversión colectiva es sin duda un gran
avance para ciertos casos de vehículos de inversión, pero un servidor
personalmente no se imagina a los miles de partícipes de TheDAO
analizando balances y cuentas de resultados antes de emitir su voto
sobre si invertir o no en una empresa concreta. Y en todo caso, este
tipo de decisión democrática tampoco es la panacea, porque recuerden que
la masa también se equivoca. Sea en el Brexit o por ejemplo en España en 2007,
tenemos numerosos ejemplos de suicidios económico-colectivos:
de haber existido en España en 2007, TheDAO probablemente habría
invertido en ladrillo una parte importante de sus activos, porque no
olvidemos que aquel "El precio de los pisos nunca baja" formó parte del
ideario más popular y popularizado.
Imagino que ustedes buscarán, al igual que un servidor y que (casi)
cualquier partícipe que se precie, una inversión rentable que a la vez
cumpla con sus ideas de ética financiera (e incluso personal). No
obstante, siento decirles que las decisiones de inversión de TheDAO
serán decisiones muy democráticas y (tal vez) hasta éticamente
intachables, pero eso no va a hacer que sean necesariamente una buena
decisión de inversión. Saben que
un servidor aboga por la
combinación de ética e inversión en un mundo en el que la ética está en
peligro de extinción, pero realmente lo primero no es ninguna garantía
de lo segundo.
Eso sí, a pesar de que un servidor sólo las considera adecuadas para
ciertos casos de uso, algo muy bueno que tendría la generalización de
iniciativas como TheDAO es que, en general, esas (espero que sean pocas)
éticas de gestión de galleta maría (“mordida”, para mayor gravedad),
quedarían acorraladas en un rincón tan oscuro como la ética y la
profesionalidad de cierto tipo de dirigentes y gestores.
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