martes, 15 de agosto de 2017

Malos tiempos para el antimilitarismo


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Malos tiempos para el antimilitarismo Kaos en la red


Por Sabino Cuadra
El antimilitarismo está en horas bajas. En su día la sociedad se movilizó y estuvo cerca de dar al traste con la entrada del Estado español en la OTAN y la continuidad de las bases yanquis. Más adelante se manifestó masivamente contra la guerra genocida de Irak.
Por Sabino Cuadra
En el intermedio, cientos de insumisos, con su frontal resistencia y un importante apoyo ciudadano, tumbaron el Servicio Militar Obligatorio. Pero la movida antimilitarista fue más allá de combatir la “mili” y abordó también el armamentismo, los presupuestos militares, la OTAN..
Sin embargo hoy, en la nueva política al uso, el antimilitarismo cotiza a la baja. Abundan los silencios respecto a la OTAN y las bases militares. Mucho más aún sobre la industria armamentística, los presupuestos militares y las misiones del Ejército español en el extranjero. Mientras tanto pasan a primer plano temas tales como las reivindicaciones profesionales castrenses (ascensos, supresión de privilegios, salarios..), los derechos democráticos de la tropa, la lucha contra el acoso o la marginación de las mujeres en la milicia.
Con el Gobierno del PP, el Ministerio de Defensa ha sido el único que en vez de padecer recortes presupuestarios ha logrado escandalosos incrementos. Mientras se cercenaban las partidas de Educación, Sanidad, Trabajo…, las de Defensa, a la chita callando,  crecían un 32%. Me explico.
El truco era sencillo. Mientras en los Presupuestos Generales del Estado (PGE) las partidas de Defensa parecían estar sometidas a una austeridad similar a la del resto de Ministerios, la realidad era muy otra. Muchos gastos militares (entre otros, el programa de “modernización” del Ejército; es decir, la compra de aviones, misiles, torpedos, fragatas, helicópteros de combate…) no aparecían en los PGE y luego, a final de cada año, eran aprobados mediante presupuestos extraordinarios que pasaban a incrementar el gasto total de Defensa en un 7%, 8%… Tan descarada ha sido esta práctica trilera que hasta el propio Tribunal Constitucional ha prohibido al Gobierno seguir con la misma. Debido a ello, el PP se ha visto obligado a hacer aflorar todos estos gastos militares en los PGE de este año, y de ahí su incremento en un 32%.
A pesar de ello, resulta curioso comprobar cómo las enmiendas al presupuesto de Defensa presentadas este año por los principales grupos parlamentarios de la oposición (PSOE, Unidos-Podemos), han soslayado lo anterior, contentándose tan solo con reclamar pequeños cambios en algunas partidas de segundo orden. No solo eso sino que, en el caso del PSOE, se ha criticado globalmente el presupuesto de Defensa por estar “infradotado económicamente”, reclamándose en consecuencia mejorar sus “instalaciones y equipamientos”. O sea, “¡Más madera, es la guerra!”, que decía Groucho Marx.
Unidos-Podemos, por su parte, ha dedicado la mayor parte de sus enmiendas a reclamar la reconversión de usos de algunos terrenos militares y a solicitar compensaciones económicas para los municipios afectados por la cercanía de bases militares (Rota, Morón, Barbate, Ferrol..), pero con respecto a estos mismas bases, la OTAN, las misiones de “Paz”, los programas de armamento…, nada de nada. No es de extrañar si tenemos en cuenta que entre las 50 medidas acordadas entre Podemos e IU como bases para un futuro gobierno de cambio y progreso no se dedicaba ninguna al capítulo de Defensa.
ERC, por el contrario, ha propuesto reconvertir el gasto de los Programas de Modernización y destinarlo a “garantizar el derecho a la Ley de Dependencia”, así como dedicar otras partidas a impulsar una cultura de paz, combatir la pobreza infantil, reconocer e indemnizar a los miembros del maqui antifranquista, apoyar el desmantelamiento de minas anti-persona vendidas por el Estado español en distintos países, reconvertir la industria armamentística, la atención a la inmigración… En fin, algo bastante más plausible y saludable.

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