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TheDAO o cómo aprovecharse de las ventajas de la inversión colectiva
DerBlaueMond
@DerBlaueMond
Éste no es otro análisis sobre crypto-monedas, tras la serie que hemos publicado recientemente. TheDAO
es efectivamente una moneda virtual con sus propios tokens, pero lejos
de ser meramente una moneda virtual más, el motivo por el que analizamos
hoy esta iniciativa es porque se trata de un caso que supone el ejemplo muy ilustrativo de lo que la nueva crypto-economía va a traer a nuestro mundo a nivel socioeconómico.
TheDAO no sólo rompe moldes en términos jurídicos y mercantiles al usar contratos inteligentes, sino que además TheDAO permite que la inversión colectiva traiga la democracia al sector financiero. Con TheDAO ya no hay posibilidad de que alguno de sus gestores compre éstas o aquellas acciones más por interés personal que por los intereses de los partícipes del fondo que gestiona: esto no puede ocurrir sencillamente porque los gestores son ustedes mismos.
TheDAO está basado en Ethereum y sus smart contracts.
Ethereum es la segunda crypto-moneda por capitalización, basada en
Blockchain al igual que Bitcoin, y con la característica estrella de
poder implementar los contratos inteligentes, que no son más que un
algoritmo que reasigna Ethers cuando se cumplen ciertas condiciones
predefinidas. Ethereum fue creado por el programador de 22 años Vitalik
Buterin. Les dejo este enlace de Xataka sobre Blockchain, así como un artículo de genbeta (con algo menos de color salmón que nuestras líneas) con título "Banca, Bitcoin y Blockchain: extraños compañeros de viaje"
para los lectores que deseen ampliar información.
Algunos estarán pensando que éste va a ser mi tercer análisis
consecutivo relativo a crypto-monedas, entre tantos otros anteriores, y
realmente ése no es el tema central del artículo de hoy.
En realidad, hoy les hablaré de esa nueva economía traída por las crypto-divisas, pues TheDAO sirve de claro ejemplo sobre lo que ya les he comentado otras veces: no son sólo crypto-divisas, sino que algunas de ellas como Ethereum sientan las bases de un nuevo paradigma socioeconómico. Algo que podríamos acuñar aquí y ahora con el término "crypto-economía".
TheDAO es un DAO concreto creado según las características que les explicaré a continuación, siendo DAO el acrónimo general de Decentralized Autonomous Organization (Organización Autónoma Descentralizada). TheDAO, entre otras cosas, sirve para financiar mediante Ethers (moneda virtual de Ethereum) proyectos de startups en el ecosistema Ethereum. Pero la característica principal por la que hoy les escribimos sobre TheDAO es porque se trata, ni más ni menos, de un fondo de inversión de capital riesgo descentralizado, es decir, que no existe un gestor o grupo de gestores que centralicen (y acaparen) su gestión.
Con ello, se corta directamente de raíz el recelo que algunos partícipes tienen sobre si las decisiones de inversión de su fondo son tomadas estrictamente para beneficio del partícipe, o si por el contrario se toman en pos de otros oscuros intereses personales que algunos gestores pudieran tener. Con TheDAO el fondo invierte en lo que sus partícipes votan que se invierta, y todo se hace a través de un contrato inteligente. Como ven, pura política (y hasta filosofía) democrática llevada al mundo financiero de la mano de Ethereum.
Pero el idealismo político-económico con el que se concibió TheDAO no acaba aquí. Además, TheDAO resuelve el conocido problema de la “Tiranía de las mayorías”, y sobre el que ya les escribimos hace algunos años desde otra perspectiva en el interesante análisis "La dictadura de la mayoría o el democrático exterminio de las notas discordantes"
Este problema tiene su origen en el hecho de que, en democracia, las
minorías suelen tener que acatar a pies juntillas lo decidido por la
mayoría, aunque no lo compartan en absoluto.
Sin embargo, TheDAO da una solución para este problema en la gestión de su fondo descentralizado: tras una votación, aquellos partícipes que no estén de acuerdo con lo decidido por la mayoría, pueden, o bien optar por acatar la decisión mayoritaria, o bien lanzarse a segregarse del fondo. Para ello, pueden crear un nuevo contrato inteligente (es decir: un nuevo TheDAO), ejecutar un “hard fork”, y pasar a estar integrados en un nuevo DAO que agrupe a partícipes con ideas de inversión más afines. Como ven, aquí la frontera entre política, economía e inversión es muy (pero que muy) tenue, y viene con un pulido barnizado de democracia participativa traída por los nuevos medios tecnológicos.
Lo cierto es que la naturaleza de TheDAO no tiene implicaciones sólo en lo democrático de sus tomas de decisiones. Las consecuencias de su modelo de gestión descentralizado trascienden este plano, y entran de lleno en asumir TheDAO como un revolucionario experimento que ha llegado por sorpresa de la mano de Ethereum y Blockchain, y para el cual nuestro mundo, nuestra legislación, y nuestras regulaciones literalmente no están preparadas.
Nos adentramos una vez más en el terreno de lo desconocido, y aunque evidentemente este nuevo campo que se abre es fruto del progreso, les recuerdo una vez más que es nuestro deber como agentes socioeconómicos el moldear el futuro con estas nuevas herramientas que la tecnología pone a nuestro alcance. Desconocemos (y todos los agentes socioeconómicos y reguladores también) las implicaciones legales de todo este asunto, pero el escenario final puede ser un mundo en el que las empresas (o al menos ciertos tipos de empresas) sean regidas por contratos inteligentes bajo Blockchain, en vez de gestionadas por un clásico consejo de administración.
Hasta aquí supongo que estarán viendo a TheDAO con las gafas de color
de rosa: algo muy alejado de la intención casi siempre realista de
estas líneas, y de la realidad que hay detrás de esta iniciativa
descentralizada. De hecho, TheDAO se estrenó con su ICO en Mayo de 2016
de la peor de las maneras: fue hackeada en Junio, o tal vez no debamos
usar este verbo de "hackear", porque no hubo ninguna intrusión, ni
alteración de información, ni sustitución de IPs por unas
fraudulentas... Simplemente alguien detectó que el contrato inteligente de TheDAO tenía una falla… y se aprovecho de ella,
haciéndose con bastantes millones de dólares. Esto no impidió que la
ICO de TheDAO fuese la iniciativa de financiación colectiva
(crowd-funding) más exitosa de la Historia, con casi 150 millones de
dólares recaudados en Ethers.
La falla en concreto se trataba de una cláusula de salida del contrato inteligente que estaba mal implementada, y que permitía a un partícipe poder salirse del contrato y tener derecho a la devolución de todo el montante de aportaciones, tanto propias como ajenas. El partícipe “avispado” se hizo con un tercio del total recaudado por TheDAO durante todo el periodo. Y se comenta en los mentideros techies que él mismo paró la bola de nieve porque se sentía desbordado por el efecto (y los importes) que iban cayendo en su wallet consecuencia de su propia acción.
El propio creador de Ethereum, el programador de (por entonces) 22 años Vitalik Buterin, como pueden leer en este excelente reportaje de Fortune (cuya lectura les recomiendo), estuvo involucrado en tratar de encontrar una solución al enorme problema que se había creado, y que amenazaba con quebrar para siempre la incipiente confianza en Ethereum y sus contratos inteligentes. Tras mucha polémica, finalmente se optó por hacer un “hard fork” de Ethereum, y dividir la comunidad en dos monedas virtuales, y así poder devolver los Ethers desviados de nuevo a sus poseedores originales.
Por un lado, se creó un minoritario Ethereum Classic, que no quiso “parchear” sus nodos para arrinconar al (sigo sin poder llamarlo) hacker con unas nuevas monedas que no tuviesen valor ni mercado: ya saben que siempre les digo que el gran riesgo de las crypto-monedas es que pueden acabar ustedes con unas ristras de unos y ceros cuyo valor sea literalmente más cero absoluto que los -273 grados centígrados que son los 0 grados Kelvin. Y por otro lado quedó el Ethereum que conocemos como tal hoy en día, y que conservó un nivel cotización relevante.
Insisto en lo de “no poder seguir llamándolo hacker” porque realmente, TheDAO, como una organización basada en Blockchain, es tan completamente transparente que toda su “legislación” (que, por cierto, está al margen de las legislaciones nacionales, en un potencial conflicto que ya veremos cómo se resuelve) reside en el código público de su contrato inteligente. Y el problema es que ese contrato inteligente estaba mal hecho. Así que, a partir de este punto, en vez de hacker hablaremos de “smarter contractor” como doble referencia a la naturaleza de TheDAO y a lo avispado (por no decir otra cosa) que estuvo nuestro Ether-millonario (por unos días).
Como dato curioso, les contaré que los fundadores de TheDAO, a fin de dotar al disruptivo vehículo de inversión de un interfaz legal y societario para con el mundo real, registraron una compañía con sede en Suiza como Sociedad de Responsabilidad Limitada (SL). Y lo hicieron en Suiza por la sencilla razón de que la legislación del país alpino permite “aceptar dinero de procedencia desconocida con tal de que su destino sea conocido”. Algo que TheDAO necesitaba sí o sí por su naturaleza colaborativa y descentralizada, por la cual puede recibir fondos en Ethers anónimos desde cualquier lugar del mundo. No me negarán que lograr el ideal de la gestión transparente en una de las Mecas mundiales de la opacidad financiera es, como poco, una paradoja.
Supongo que algunos de ustedes habrán reparado en la relevancia que
el “hard fork” de Ethereum para restablecer el valor a los partícipes de
TheDAO supone en términos de filosofía Blockchain. No se puede negar
que abre una peligrosa puerta a que arbitrariamente la comunidad decida a
quién dar y a quién quitar sus Ethers (o más bien, el valor de los
mismos). El problema filosófico es que el “smarter contractor”
sólo hizo uso de la lógica que estaba programada en el contrato
inteligente, por mucho que ésta fuese errónea para los fines que pretendían los fundadores de TheDAO.
Las profundas preguntas que se hace una parte de la comunidad Ethereum es quién y en base a qué intereses podría en el futuro decidir “parchear” (o incluso borrar) operaciones contractuales o transacciones de Ethereum, trasgrediendo su filosofía originaria que se basa, entre otros, en tres puntos: que los bloques sean inalterables, evitar el no-repudio, y garantizar el valor para los tenedores de Ethers. La solución alcanzada para resolver el rompecabezas creado por el “smarter contractor” de TheDAO abre la puerta a que la comunidad pueda decidir arbitrariamente en cualquier momento despojar a alguien del valor de sus Ethers. Lo cual estarán de acuerdo que, en el caso de una moneda digital sin más valor que la confianza en la propia comunidad y en el sistema Blockchain, es un gran riesgo a asumir por parte de sus futuros poseedores.
Recordemos que en este caso de TheDAO, el verdadero problema fue la implementación del contrato. Pero yendo más allá, incluso asumiendo que los contratos fuesen perfectos, tenemos que en cuanto hay lógica y software de por medio, como es el caso, los contratos inteligentes de Ethereum incluyen una lógica susceptible de ser hackeada o acabar conteniendo código malicioso. En este plano, lo que se propone como solución es blindar la información sensible del contrato inteligente, haciendo uso de la propia naturaleza de Blockchain como ya propusimos en el análisis "No, los contratos inteligentes de Ethereum no han sido hackeados, y más Blockchain es la solución".
También puede ser importante contar con la existencia de un sello de
calidad garantizada que asegure el cumplimiento de buenas prácticas y
haber superado una auditoría de expertos especializados, especialmente
para ICOs y contratos inteligentes que van a ser suscritos por el
público en general. Aquí, sin duda entrará en juego un nuevo rol
jurídico, profesión de futuro dentro del gremio de juristas, y que será
un abogado especializado en contratos inteligentes, que asegure su
integridad por el lado más jurídico y legal. Como ven, un nuevo ejemplo
de lo que ya les he dicho en otras ocasiones: caminamos hacia la
sociedad técnica, en la que las profesiones de futuro o serán
exclusivamente técnicas, o serán disciplinas híbridas con un fuerte
componente técnico.
Otra incógnita de este tipo de iniciativas es la responsabilidad legal de los participantes. La jurisprudencia aplicable a estos DAOs es inexistente y no tiene precedentes legales, y realmente nadie sabe cómo encajar jurídicamente los contratos inteligentes con las legislaciones nacionales. Lo que algunos juristas indican es que estos contratos inteligentes y descentralizados trasgreden en varios puntos muchas legislaciones nacionales. Por ello, es posible que la futura legalidad que acaben aplicando los estados a este tipo de contratos globales inteligentes sea trasgresora jurídicamente. Esto lo digo porque recordemos que estos DAOs son descentralizados y sin cúpula de gestores, y es probable que se acabe haciendo responsables a los propios partícipes sin que éstos sean conscientes de ello, ya que, al fin y al cabo, los partícipes son los que toman las decisiones por votación, y los únicos responsables últimos de la gestión del DAO y sus acciones.
Debemos resaltar que TheDAO alcanzó un peso dentro del ecosistema de
Ethereum de casi el 14%. Al final ha resultado que uno de los aspectos
más criticados del sistema financiero tradicional, ese “Too Big to Fail”
que el contribuyente siempre tiene acabar rescatando con su dinero, se
ha traducido en el universo Ethereum también en casos como el TheDAO, que es también un crypto-“Too Big to Fail”.
De hecho, ya pueden estar casi seguros de que la participación
intensiva del creador de Ethereum en la búsqueda de la solución al
problema de la ICO de TheDAO venía por ese lado: el ecosistema de
Ethereum tenía en TheDAO un riesgo sistémico materializándose, que teñía
de negro su futuro.
Vemos pues cómo algunas de las figuras más criticadas del capitalismo tradicional pueden llegar a tener, para nuestra desgracia, una suerte de figura equivalente en la nueva crypto-economía. Con la dificultad añadida de que un rescate de un “Too Big to Fail” nacional tiene el nombre del contribuyente del estado de procedencia, pero, en caso de que fuese necesario, en un futuro de gigantes crypto-económicos ¿Qué país va a rescatar con sus recursos nacionales a una iniciativa similar a TheDAO de carácter global y descentralizada y que en un futuro pudiera ser mainstream y sistémica?.
Algunos pensarán que así por fin se demostrará que lo del "Too Big to Fail" es una excusa con ambición confiscatoria, y que si se dejase caer un banco (o iniciativa de contratos inteligentes) no pasaría nada. Pero personalmente un servidor no es capaz de anticipar el futuro hasta ese punto, al menos no sin un margen de error demasiado alto para el rigor que acostumbramos a traerles. Y no obstante, sí que he de reconocerles que el efecto contagio está ahí, es real y tiene su (mucho) peligro. Pero lo que no puedo hacer con rigor en este momento es dibujarles una clara y sistemática línea divisoria entre lo sistémico y lo que debe dejarse caer. Realmente es algo que parece necesario analizar con detenimiento caso por caso.
La coordinación global trasnacional rápida y eficiente mejor no la analizamos (es un campo bastante estéril), y no tenemos lamentablemente una solución por ahora para la pregunta que cerraba el párrafo anterior, que es realmente clave para la crypto-economía concebida con el carácter global con el que nació. Tal vez una opción a valorar sería la existencia de crypto-monedas nacionales o por áreas económicas de inlfuencia, pero claro, eso precisamente entra en conflicto con la filosofía más intrínseca a estas monedas digitales, y también con las principales ventajas de las crypto-monedas: descentralización y globalidad.
Para bien o para mal, la crypto-economía ha venido para quedarse, y estamos asistiendo involuntariamente al nacimiento de un nuevo paradigma económico. Satoshi Nakamoto prendió desde el anonimato una mecha a lo Guy Fawkes que sabía perfectamente que iba a ser prácticamente imposible de apagar. Sea Bitcoin, Ethereum o cualquier otra crypto-divisa que pueda estar por venir, se están sentando las bases de un futuro monetario compuesto por unos y ceros. Esto ha acabado siendo así incluso en algunos países que inicialmente eran más que reticentes a las monedas digitales, como por ejemplo lo fue Rusia en su momento. Como pueden leer aquí, este país llegó a prohibir Bitcoin (siguiendo a China), y algunos de sus dirigentes llegaron a hablar del extremo de encarcelar a los bitcoiners rusos. Pero ante lo inevitable de la generalización de las crypto-monedas y ante sus evidentes ventajas, han optado por pasar a abrazar el nuevo paradigma socioeconómico, y a tratar de estar en la vanguardia de esta tecnología, como pueden leer en esta noticia de los colegas de criptonoticias.
Dado su carácter de mero software, desconfiar de toda la crypto-economía y de Ethereum por el caso del (no)hacking de TheDAO es como desconfiar de toda la informática en general porque la web de nuestro banco tenía un bug que ha sido explotado por unos cyber-delincuentes. Lo que debemos hacer es aprovechar esa fallida experiencia para aprender todo lo posible sobre cómo debemos hacer sólidos los cimientos de un crypto-futuro que inevitablemente ya está aquí nos guste o no.
Sinceramente, este tipo de inversión colectiva es sin duda un gran
avance para ciertos casos de vehículos de inversión, pero un servidor
personalmente no se imagina a los miles de partícipes de TheDAO
analizando balances y cuentas de resultados antes de emitir su voto
sobre si invertir o no en una empresa concreta. Y en todo caso, este
tipo de decisión democrática tampoco es la panacea, porque recuerden que
la masa también se equivoca. Sea en el Brexit o por ejemplo en España en 2007, tenemos numerosos ejemplos de suicidios económico-colectivos:
de haber existido en España en 2007, TheDAO probablemente habría
invertido en ladrillo una parte importante de sus activos, porque no
olvidemos que aquel "El precio de los pisos nunca baja" formó parte del
ideario más popular y popularizado.
Imagino que ustedes buscarán, al igual que un servidor y que (casi) cualquier partícipe que se precie, una inversión rentable que a la vez cumpla con sus ideas de ética financiera (e incluso personal). No obstante, siento decirles que las decisiones de inversión de TheDAO serán decisiones muy democráticas y (tal vez) hasta éticamente intachables, pero eso no va a hacer que sean necesariamente una buena decisión de inversión. Saben que un servidor aboga por la combinación de ética e inversión en un mundo en el que la ética está en peligro de extinción, pero realmente lo primero no es ninguna garantía de lo segundo.
Eso sí, a pesar de que un servidor sólo las considera adecuadas para
ciertos casos de uso, algo muy bueno que tendría la generalización de
iniciativas como TheDAO es que, en general, esas (espero que sean pocas)
éticas de gestión de galleta maría (“mordida”, para mayor gravedad),
quedarían acorraladas en un rincón tan oscuro como la ética y la
profesionalidad de cierto tipo de dirigentes y gestores.
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TheDAO no sólo rompe moldes en términos jurídicos y mercantiles al usar contratos inteligentes, sino que además TheDAO permite que la inversión colectiva traiga la democracia al sector financiero. Con TheDAO ya no hay posibilidad de que alguno de sus gestores compre éstas o aquellas acciones más por interés personal que por los intereses de los partícipes del fondo que gestiona: esto no puede ocurrir sencillamente porque los gestores son ustedes mismos.
TheDAO: mucho más que otra crypto-moneda
En realidad, hoy les hablaré de esa nueva economía traída por las crypto-divisas, pues TheDAO sirve de claro ejemplo sobre lo que ya les he comentado otras veces: no son sólo crypto-divisas, sino que algunas de ellas como Ethereum sientan las bases de un nuevo paradigma socioeconómico. Algo que podríamos acuñar aquí y ahora con el término "crypto-economía".
TheDAO es un DAO concreto creado según las características que les explicaré a continuación, siendo DAO el acrónimo general de Decentralized Autonomous Organization (Organización Autónoma Descentralizada). TheDAO, entre otras cosas, sirve para financiar mediante Ethers (moneda virtual de Ethereum) proyectos de startups en el ecosistema Ethereum. Pero la característica principal por la que hoy les escribimos sobre TheDAO es porque se trata, ni más ni menos, de un fondo de inversión de capital riesgo descentralizado, es decir, que no existe un gestor o grupo de gestores que centralicen (y acaparen) su gestión.
Con ello, se corta directamente de raíz el recelo que algunos partícipes tienen sobre si las decisiones de inversión de su fondo son tomadas estrictamente para beneficio del partícipe, o si por el contrario se toman en pos de otros oscuros intereses personales que algunos gestores pudieran tener. Con TheDAO el fondo invierte en lo que sus partícipes votan que se invierta, y todo se hace a través de un contrato inteligente. Como ven, pura política (y hasta filosofía) democrática llevada al mundo financiero de la mano de Ethereum.
Un modelo socioeconómico más allá de la mera inversión participativa
Sin embargo, TheDAO da una solución para este problema en la gestión de su fondo descentralizado: tras una votación, aquellos partícipes que no estén de acuerdo con lo decidido por la mayoría, pueden, o bien optar por acatar la decisión mayoritaria, o bien lanzarse a segregarse del fondo. Para ello, pueden crear un nuevo contrato inteligente (es decir: un nuevo TheDAO), ejecutar un “hard fork”, y pasar a estar integrados en un nuevo DAO que agrupe a partícipes con ideas de inversión más afines. Como ven, aquí la frontera entre política, economía e inversión es muy (pero que muy) tenue, y viene con un pulido barnizado de democracia participativa traída por los nuevos medios tecnológicos.
Lo cierto es que la naturaleza de TheDAO no tiene implicaciones sólo en lo democrático de sus tomas de decisiones. Las consecuencias de su modelo de gestión descentralizado trascienden este plano, y entran de lleno en asumir TheDAO como un revolucionario experimento que ha llegado por sorpresa de la mano de Ethereum y Blockchain, y para el cual nuestro mundo, nuestra legislación, y nuestras regulaciones literalmente no están preparadas.
Nos adentramos una vez más en el terreno de lo desconocido, y aunque evidentemente este nuevo campo que se abre es fruto del progreso, les recuerdo una vez más que es nuestro deber como agentes socioeconómicos el moldear el futuro con estas nuevas herramientas que la tecnología pone a nuestro alcance. Desconocemos (y todos los agentes socioeconómicos y reguladores también) las implicaciones legales de todo este asunto, pero el escenario final puede ser un mundo en el que las empresas (o al menos ciertos tipos de empresas) sean regidas por contratos inteligentes bajo Blockchain, en vez de gestionadas por un clásico consejo de administración.
Pero TheDAO y similares también tienen (y han tenido) sus grandes riesgos
La falla en concreto se trataba de una cláusula de salida del contrato inteligente que estaba mal implementada, y que permitía a un partícipe poder salirse del contrato y tener derecho a la devolución de todo el montante de aportaciones, tanto propias como ajenas. El partícipe “avispado” se hizo con un tercio del total recaudado por TheDAO durante todo el periodo. Y se comenta en los mentideros techies que él mismo paró la bola de nieve porque se sentía desbordado por el efecto (y los importes) que iban cayendo en su wallet consecuencia de su propia acción.
El propio creador de Ethereum, el programador de (por entonces) 22 años Vitalik Buterin, como pueden leer en este excelente reportaje de Fortune (cuya lectura les recomiendo), estuvo involucrado en tratar de encontrar una solución al enorme problema que se había creado, y que amenazaba con quebrar para siempre la incipiente confianza en Ethereum y sus contratos inteligentes. Tras mucha polémica, finalmente se optó por hacer un “hard fork” de Ethereum, y dividir la comunidad en dos monedas virtuales, y así poder devolver los Ethers desviados de nuevo a sus poseedores originales.
Por un lado, se creó un minoritario Ethereum Classic, que no quiso “parchear” sus nodos para arrinconar al (sigo sin poder llamarlo) hacker con unas nuevas monedas que no tuviesen valor ni mercado: ya saben que siempre les digo que el gran riesgo de las crypto-monedas es que pueden acabar ustedes con unas ristras de unos y ceros cuyo valor sea literalmente más cero absoluto que los -273 grados centígrados que son los 0 grados Kelvin. Y por otro lado quedó el Ethereum que conocemos como tal hoy en día, y que conservó un nivel cotización relevante.
Insisto en lo de “no poder seguir llamándolo hacker” porque realmente, TheDAO, como una organización basada en Blockchain, es tan completamente transparente que toda su “legislación” (que, por cierto, está al margen de las legislaciones nacionales, en un potencial conflicto que ya veremos cómo se resuelve) reside en el código público de su contrato inteligente. Y el problema es que ese contrato inteligente estaba mal hecho. Así que, a partir de este punto, en vez de hacker hablaremos de “smarter contractor” como doble referencia a la naturaleza de TheDAO y a lo avispado (por no decir otra cosa) que estuvo nuestro Ether-millonario (por unos días).
Como dato curioso, les contaré que los fundadores de TheDAO, a fin de dotar al disruptivo vehículo de inversión de un interfaz legal y societario para con el mundo real, registraron una compañía con sede en Suiza como Sociedad de Responsabilidad Limitada (SL). Y lo hicieron en Suiza por la sencilla razón de que la legislación del país alpino permite “aceptar dinero de procedencia desconocida con tal de que su destino sea conocido”. Algo que TheDAO necesitaba sí o sí por su naturaleza colaborativa y descentralizada, por la cual puede recibir fondos en Ethers anónimos desde cualquier lugar del mundo. No me negarán que lograr el ideal de la gestión transparente en una de las Mecas mundiales de la opacidad financiera es, como poco, una paradoja.
Otros riesgos menos evidentes que se esconden tras los DAOs
Las profundas preguntas que se hace una parte de la comunidad Ethereum es quién y en base a qué intereses podría en el futuro decidir “parchear” (o incluso borrar) operaciones contractuales o transacciones de Ethereum, trasgrediendo su filosofía originaria que se basa, entre otros, en tres puntos: que los bloques sean inalterables, evitar el no-repudio, y garantizar el valor para los tenedores de Ethers. La solución alcanzada para resolver el rompecabezas creado por el “smarter contractor” de TheDAO abre la puerta a que la comunidad pueda decidir arbitrariamente en cualquier momento despojar a alguien del valor de sus Ethers. Lo cual estarán de acuerdo que, en el caso de una moneda digital sin más valor que la confianza en la propia comunidad y en el sistema Blockchain, es un gran riesgo a asumir por parte de sus futuros poseedores.
Recordemos que en este caso de TheDAO, el verdadero problema fue la implementación del contrato. Pero yendo más allá, incluso asumiendo que los contratos fuesen perfectos, tenemos que en cuanto hay lógica y software de por medio, como es el caso, los contratos inteligentes de Ethereum incluyen una lógica susceptible de ser hackeada o acabar conteniendo código malicioso. En este plano, lo que se propone como solución es blindar la información sensible del contrato inteligente, haciendo uso de la propia naturaleza de Blockchain como ya propusimos en el análisis "No, los contratos inteligentes de Ethereum no han sido hackeados, y más Blockchain es la solución".
El posible futuro que puede estar a la vuelta de la esquina de TheDAO (y de Ethereum)
Otra incógnita de este tipo de iniciativas es la responsabilidad legal de los participantes. La jurisprudencia aplicable a estos DAOs es inexistente y no tiene precedentes legales, y realmente nadie sabe cómo encajar jurídicamente los contratos inteligentes con las legislaciones nacionales. Lo que algunos juristas indican es que estos contratos inteligentes y descentralizados trasgreden en varios puntos muchas legislaciones nacionales. Por ello, es posible que la futura legalidad que acaben aplicando los estados a este tipo de contratos globales inteligentes sea trasgresora jurídicamente. Esto lo digo porque recordemos que estos DAOs son descentralizados y sin cúpula de gestores, y es probable que se acabe haciendo responsables a los propios partícipes sin que éstos sean conscientes de ello, ya que, al fin y al cabo, los partícipes son los que toman las decisiones por votación, y los únicos responsables últimos de la gestión del DAO y sus acciones.
Y ahora reflexionemos sobre el presente para dar forma al futuro en Ethers
Vemos pues cómo algunas de las figuras más criticadas del capitalismo tradicional pueden llegar a tener, para nuestra desgracia, una suerte de figura equivalente en la nueva crypto-economía. Con la dificultad añadida de que un rescate de un “Too Big to Fail” nacional tiene el nombre del contribuyente del estado de procedencia, pero, en caso de que fuese necesario, en un futuro de gigantes crypto-económicos ¿Qué país va a rescatar con sus recursos nacionales a una iniciativa similar a TheDAO de carácter global y descentralizada y que en un futuro pudiera ser mainstream y sistémica?.
Algunos pensarán que así por fin se demostrará que lo del "Too Big to Fail" es una excusa con ambición confiscatoria, y que si se dejase caer un banco (o iniciativa de contratos inteligentes) no pasaría nada. Pero personalmente un servidor no es capaz de anticipar el futuro hasta ese punto, al menos no sin un margen de error demasiado alto para el rigor que acostumbramos a traerles. Y no obstante, sí que he de reconocerles que el efecto contagio está ahí, es real y tiene su (mucho) peligro. Pero lo que no puedo hacer con rigor en este momento es dibujarles una clara y sistemática línea divisoria entre lo sistémico y lo que debe dejarse caer. Realmente es algo que parece necesario analizar con detenimiento caso por caso.
La coordinación global trasnacional rápida y eficiente mejor no la analizamos (es un campo bastante estéril), y no tenemos lamentablemente una solución por ahora para la pregunta que cerraba el párrafo anterior, que es realmente clave para la crypto-economía concebida con el carácter global con el que nació. Tal vez una opción a valorar sería la existencia de crypto-monedas nacionales o por áreas económicas de inlfuencia, pero claro, eso precisamente entra en conflicto con la filosofía más intrínseca a estas monedas digitales, y también con las principales ventajas de las crypto-monedas: descentralización y globalidad.
Para bien o para mal, la crypto-economía ha venido para quedarse, y estamos asistiendo involuntariamente al nacimiento de un nuevo paradigma económico. Satoshi Nakamoto prendió desde el anonimato una mecha a lo Guy Fawkes que sabía perfectamente que iba a ser prácticamente imposible de apagar. Sea Bitcoin, Ethereum o cualquier otra crypto-divisa que pueda estar por venir, se están sentando las bases de un futuro monetario compuesto por unos y ceros. Esto ha acabado siendo así incluso en algunos países que inicialmente eran más que reticentes a las monedas digitales, como por ejemplo lo fue Rusia en su momento. Como pueden leer aquí, este país llegó a prohibir Bitcoin (siguiendo a China), y algunos de sus dirigentes llegaron a hablar del extremo de encarcelar a los bitcoiners rusos. Pero ante lo inevitable de la generalización de las crypto-monedas y ante sus evidentes ventajas, han optado por pasar a abrazar el nuevo paradigma socioeconómico, y a tratar de estar en la vanguardia de esta tecnología, como pueden leer en esta noticia de los colegas de criptonoticias.
Dado su carácter de mero software, desconfiar de toda la crypto-economía y de Ethereum por el caso del (no)hacking de TheDAO es como desconfiar de toda la informática en general porque la web de nuestro banco tenía un bug que ha sido explotado por unos cyber-delincuentes. Lo que debemos hacer es aprovechar esa fallida experiencia para aprender todo lo posible sobre cómo debemos hacer sólidos los cimientos de un crypto-futuro que inevitablemente ya está aquí nos guste o no.
Y sobre la inversión y gestión descentralizada y colectiva…
Imagino que ustedes buscarán, al igual que un servidor y que (casi) cualquier partícipe que se precie, una inversión rentable que a la vez cumpla con sus ideas de ética financiera (e incluso personal). No obstante, siento decirles que las decisiones de inversión de TheDAO serán decisiones muy democráticas y (tal vez) hasta éticamente intachables, pero eso no va a hacer que sean necesariamente una buena decisión de inversión. Saben que un servidor aboga por la combinación de ética e inversión en un mundo en el que la ética está en peligro de extinción, pero realmente lo primero no es ninguna garantía de lo segundo.
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