El más reciente informe de la Procuraduría General de la República
(PGR) sobre las organizaciones del narcotráfico en México revela que el
Cártel de Sinaloa –al cual podría reinsertarse el narcotraficante
Joaquín Guzmán Loera, alias el Chapo– comanda ocho organizaciones
delictivas.
Se trata de Gente Nueva, La Barredora, Los Cabrera, Cártel del
Poniente y/o La Laguna, El Aquiles, El Tigre, Los Artistas Asesinos y
Los Mexicles. Organizaciones a las que se les atribuye presencia en seis
entidades del país.
En el nuevo mapa se revelan tres cambios en la estructura del grupo
posteriores a la detención de Guzmán Loera, ocurrida el 21 febrero de
2014. El más relevante fue el del Cártel Jalisco Nueva Generación, que
se “independizó” y se convirtió en una gran organización –según la PGR–,
con presencia en nueve entidades, incluido el Distrito Federal.
Los otros dos cambios consistieron en la supuesta desaparición del
Comando del Diablo y Los Mata Zetas, grupos identificados como aliados
del Cártel de Sinaloa en el primer reporte que generó la administración
de Enrique Peña Nieto en 2013, cuando Jesús Murillo estaba al frente de
la PGR (Contralínea 337).
Ahora, la Procuraduría señala que el Cártel del Pacífico tiene
influencia en Chihuahua, donde operan Gente Nueva, Los Cabrera, Los
Artistas Asesinos y Los Mexicles; Sinaloa, con presencia de Gente Nueva;
Guerrero, con La Barredora; Baja California, con El Aquiles y El Tigre;
Durango, con Los Cabrera y el Cártel del Poniente y/o La Laguna; y
Coahuila, territorio controlado por ese último.
Aunado a ello, el gobierno estadunidense ha detectado una presencia
relevante en Sonora, entidad que califica como una de las principales
plazas del tráfico de drogas controlado por el Cártel de Sinaloa. Esa
“plaza se utiliza para esconder y traficar drogas, dinero y armas”,
refiere la Presentación del presupuesto para el año fiscal 2015 de la
Office of National Drug Control Policy.
De lo anterior se desprende que el también llamado Cártel del
Pacífico y sus células no tienen influencia directa en el Estado de
México, en donde ocurrió la fuga del Chapo Guzmán, el pasado 11 de
julio.
Por el contrario, ese estado es disputado entre Los Caballeros
Templarios y lo que queda de La Familia Michoacana, descubre el reporte
de la PGR, hecho público el 23 de abril de 2015, como respuesta a una
solicitud de información ciudadana con folio 0001700107815.
Los grandes cárteles
En el nuevo mapa del narcotráfico, el Cártel de Sinaloa es una de las
nueve grandes organizaciones dedicadas al tráfico ilegal de drogas. Las
otras son el Cártel del Golfo, el Cártel Jalisco Nueva Generación
(escindido del de Sinaloa), Los Arellano Félix, La Familia Michoacana,
Los Carrillo Fuentes, Los Beltrán Leyva, Los Zetas y Los Caballeros
Templarios. Según el reporte de la PGR, de éstas se desprenden otras 43
organizaciones criminales.
Respecto del poder que han acumulado los narcotraficantes y sus
empresas criminales, el investigador del Centro de Investigaciones y
Estudios Superiores en Antropología Social, Carlos Flores, señala: “El
análisis temático de la historia del tráfico de drogas en México, a lo
largo del siglo XX y hasta la fecha, nos enseña que los personajes
inteligentes, con capacidad de formar este tipo de organizaciones, no
son suficientes [para soportar esas estructuras criminales]. La cuestión
que marca la diferencia es el apoyo institucional: aquellas
organizaciones y aquellos personajes que han podido contar con ese tipo
de apoyo institucional son los que han logrado establecer organizaciones
de muy alta dimensión, capaces de operar a lo largo del tiempo de
manera significativa”.
Eso explicaría por qué las nueve grandes organizaciones criminales
que refiere la PGR han sobrevivido a los 9 años de una supuesta guerra
contra el narcotráfico que libran los aparatos de seguridad civil y
militar mexicanos. Guerra que ha costado la vida de más de 150 mil
civiles.
Al respecto, el experto en inteligencia para la seguridad nacional
Jorge Retana Yarto opina que los cuerpos de seguridad del Estado
mexicano no han avanzado sustancialmente en el control del fenómeno del
narcotráfico. Agrega que “nada nos indica que [el gobierno] pueda tener a
su favor una derrota militar de los grupos criminales que tenemos en el
país y que ellos tienen enfrente”.
Para el investigador de la Universidad Nacional Autónoma de México,
la estrategia actual es un tipo de guerra de carácter excepcional: “al
no ser los dos bandos asimétricos, [éstos] desarrollan un tipo de guerra
en donde los costos sociales son extremadamente altos”.
Retana Yarto observa que existe una falla sistémica en los aparatos
de seguridad mexicanos que ha impedido combatir efectivamente al crimen
organizado. “La principal información de inteligencia que se utiliza en
los cuerpos armados del Estado mexicano [para combatir la delincuencia]
no necesariamente se genera en México, tiene que ver con el apoyo que
generan, por ejemplo, las agencias de inteligencia y seguridad de
Estados Unidos. Es decir, ahí tenemos una falla fundamental. Allá se
hace el entrenamiento, los dispositivos vienen de allá, etcétera”.
El investigador añade que los cambios en la estrategia que inició el
gobierno de Enrique Peña Nieto pretendían mejorar la coordinación de las
agencias, sin embargo esto no sucedió y la descoordinación es evidente.
El cártel del Chapo
Considerada una de las organizaciones criminales más poderosas del
Continente Americano, el Cártel de Sinaloa se consolidó como una empresa
trasnacional en los años de la “guerra” contra el narcotráfico que
supuestamente emprendió el panista Felipe Calderón Hinojosa.
Al grupo criminal se le ubica en los cinco continentes y se le
atribuye presencia en más de 50 países. Según reportes de Estados Unidos
y la Unión Europea, éste se convirtió en el principal proveedor de
cocaína y metanfetaminas en el mundo; asimismo, trafica heroína y
mariguana al vecino país del Norte.
Ése es el tamaño del cártel que podría encabezar de nueva cuenta
Joaquín Guzmán Loera, según una de las hipótesis que se desprende de su
reciente evasión del penal de máxima seguridad del Altiplano, ubicado en
Almoloya de Juárez, Estado de México.
Otra hipótesis es que el capo se retire del negocio y busque una vida
tranquila para el resto de su vida, observa el doctor Carlos Flores,
investigador en el Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en
Antropología Social.
Para el autor del libro El Estado en crisis: crimen organizado y
política. Desafíos para la consolidación democrática, la fuga del
narcotraficante podría estar anunciando una nueva escalada de violencia,
por los reacomodos que podrían sufrir las organizaciones criminales con
el regreso de Guzmán Loera al negocio.
El maestro Retana Yarto, autor del libro Mafia transnacional y
economía criminal: México en la órbita de un poder paraestatal, señala
que la fuga del Chapo Guzmán expresa un nuevo nivel de crisis en la
estrategia para combatir a la criminalidad trasnacional en México.
“Más allá de las debilidades del sistema penitenciario, que son
muchas y muy agudas, expresa que se trata de una estrategia totalmente
agotada, y por eso estamos observando fracaso tras fracaso. Esta grave
crisis de la estrategia y de la concepción que está detrás se aminora
precisamente con los golpes mediáticos de capturas, como la del Chapo,
pero las estructuras operativas, financieras y paramilitares de las
organizaciones quedan prácticamente intactas. Entonces se le da
relevancia a la parte mediática pero las estructuras quedan
absolutamente inalteradas. Esto es una gravísima falla de la estrategia
actual.”
En el caso del Cártel de Sinaloa, la detención del principal líder no
significó una merma en sus negocios. De acuerdo con el comunicado
Lafo-2015-03, del Departamento del Tesoro de Estados Unidos, del 16 de
enero de 2015, una investigación de 3 años concluyó que “los presuntos
líderes del cártel importan a México grandes cantidades de cocaína,
metanfetamina y otras drogas, así como los productos químicos requeridos
para la fabricación de metanfetaminas, desde Asia y países del Centro y
Sudamérica, incluyendo Colombia, Ecuador, Venezuela, Perú, Panamá,
Costa Rica, Honduras y Guatemala”.
Agrega que los narcotraficantes mexicanos “utilizan diversos métodos
para mover las drogas, como aviones de carga, aviones privados,
submarinos y otros navíos sumergibles y semisumergibles,
portacontenedores, buques de suministro, embarcaciones, buques
pesqueros, autobuses, vagones de ferrocarril, remolques de tractores,
camiones, automóviles, y transporte privado comercial y transporte
extranjero”.
La acusación del Departamento del Tesoro 14CR0658-DMS (en contra de
Ismael Zambada García, alias Mayo; Ismael Zambada Imperial, Mayito
Gordo; Ismael Zambada Sicairos, Mayito Flaco; e Iván Archivaldo Guzmán
Salazar, hijo del Chapo) refiere que el Cártel de Sinaloa lava los
recursos obtenidos por el tráfico ilegal de drogas a través del
contrabando de dinero a granel; los depósitos bancarios estructurados;
las transferencias electrónicas; las transferencias de cambio de
divisas; los sistemas utilizados para transferir dinero sin el uso de
cables u otros medios tradicionales; la compra de vehículos y aviones de
lujo, así como de diversas propiedades.
El comunicado detalla que la investigación se inició a finales de
2011: entonces se indagaba a unas células pequeñas de distribución de
drogas en National City y Chula Vista, lideradas por José Luis Iglesias,
también conocido como José Bautista Samano-Molina.
Pero, indica, “pronto fue evidente que las drogas estaban siendo
suministradas por el Cártel de Sinaloa, y el caso se transformó en una
investigación masiva multinacional, multi-Estado, que ha dado lugar a
decenas de detenciones en San Diego, Los Ángeles, Riverside, San
Bernardino, San Francisco, Chicago, Nueva York, Detroit, Nevada, Texas,
Carolina del Sur, Delaware, Pennsylvania, Minnesota, Kentucky, Georgia; y
en los países de México, Canadá, Colombia, Gran Bretaña, Filipinas,
Guatemala y China”.
Lo anterior corrobora que, a pesar de que en el gobierno de Felipe
Calderón se inició una supuesta guerra contra las drogas, que fue
continuada por su sucesor, el alcance internacional de la mafia
mexicana, particularmente del Cártel de Sinaloa, no ha cesado. (Con
información de Érika Ramírez)
Las 52 organizaciones del narcotráfico
En México operan nueve grandes cárteles de la droga, de los que
dependen otras 43 organizaciones, clasificadas por la PGR como células y
pandillas, refiere un reporte de la institución fechado el 23 de abril
de 2015.
El informe, hecho público por medio de la Ley de Transparencia y
Acceso a la Información Pública, revela que el mapa de la criminalidad
se ha modificado, respecto del que reveló Contralínea en junio de 2013
(edición 337).
Los nueve grandes cárteles son, según la PGR, el Pacífico (o
Sinaloa), el Golfo, Jalisco Nueva Generación, Arellano Félix, La Familia
Michoacana, Carrillo Fuentes, Beltrán Leyva, Los Zetas y Los Caballeros
Templarios.
De éstos destaca el Cártel del Golfo, que en el informe de 2013 era
considerado por las autoridades como extinto, pues cuenta con el mayor
número de células, al contabilizar 12.
Sin embargo, el número de aliados no repercute en zonas de
influencia, pues 11 de ellos operan en Tamaulipas (Metros, Rojos, Grupo
Lacoste, Grupo Dragones, Grupo Bravo, Grupo Pumas, Grupo de Apoyo Ceros
M3, Los Fresitas, Los Sierra, Los Pantera y Ciclones) y el doceavo (Los
Pelones), en Quintana Roo.
Por número de organizaciones satélite, le siguen Los Zetas, con
nueve: en Coahuila y Nuevo León, Sangre Zeta; en Tamaulipas, Grupo
Operativo Zetas, Comando Zetas, El Círculo y El Extranjero, Unidad
Zetas, Néctar Lima, Grupo Delta Zeta; en Guanajuato, Los Negros; y en
Tabasco, Quintana Roo y Tamaulipas, Fuerzas Especiales Zetas.
El Cártel de Sinaloa, con sus ocho células, está en tercer lugar,
seguida por Los Beltrán Leyva, con siete: en Sinaloa y Baja California
Sur, Los Mazatlecos; en Sonora, El 2 mil; en Guerrero, Los Granados, Los
Rojos, Los Ardillos y Cártel Independiente de Acapulco; y en
Aguascalientes y Baja California Sur, La Oficina.
Bajo el mando de Los Arellano Félix están El Chan, El Jorquera y El
Kieto, todas operando en Baja California. La Familia Michoacana cuenta
con Guerreros Unidos (en Morelos, Guerrero y Estado de México) y La
Empresa (en el Estado de México y Morelos.
A los Carrillo Fuentes se les atribuye estar al frente de las
pandillas La Línea y Los Aztecas, cuya zona de influencia es Chihuahua. Y
respecto del Cártel Jalisco Nueva Generación y de Los Caballeros
Templarios, la PGR indica que no tienen células ni pandillas.
Al primero le atribuye las plazas de Jalisco, Colima, Michoacán,
Guanajuato, Nayarit, Guerrero, Morelos, Veracruz y Distrito Federal,
mientras que a Los Caballeros Templarios, Michoacán, Guerrero,
Guanajuato, Morelos, Estado de México, Jalisco, Colima, Querétaro y Baja
California.
Según una nota de El Universal (Zorayda Gallegos, 28 de junio),
desapareció la mitad de células en lo que va del sexenio. Los datos de
la PGR indican que fueron 37, de 80 organizaciones satélite.
Nancy Flores, @nancy_contra
[PORTADA]
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Contralínea 446 / del 20 al 26 de Julio 2015