En el orden del día hay una resolución sobre Siria a debate y aprobación. Ha sido elaborada por la eurodiputada
Marina Albiol
y es de una equidistancia repugnante que sirve para ir aproximándose a
las posiciones del imperialismo norteamericano defendidas por yihadistas
como Santiago Alba Rico y su partido Podemos.
Como IU no puede
dar un salto en el vacío sin que se le acuse de abiertamente partidario
del terrorismo yihadista, lo hará por fases. Y en ese proceso esta
resolución cubre una etapa.
Obama se despide queriendo dejar atado
y bien atado el asunto sirio. Los servicios de orden del imperialismo
norteamericano en España muestran una vez más cuál es el papel de eso
que muchos se empeñan en reivindicar, la llamada “izquierda”.
He
marcado en negrita los aspectos en los que mejor se percibe la
naturaleza lacayuna de IU ante la guerra en Siria. Desde la
equidistancia respecto a los contendientes, hasta la carga de la culpa
“original” en el gobierno sirio, pasando por la negación de que dicho
gobierno tenga el derecho internacional a llamar en su ayuda contra el
terrorismo, con base en Washington, Israel, Turquía y Arabia Saudí, a
países que puedan prestarle ayuda o el apoyo al separatismo kurdo, IU ha
entrado en el museo de la infamia, cosa que no debiera sorprender
porque no vienen de ahora este tipo de actitudes. Recordemos que hace 14
años
Luis García Montero,
el que defendía las esencias de IU frente al garzonismo, reclamaba
“libertades” para Cuba y que Javier Couso firmaba en 2011 un manifiesto
repulsivo, auspiciado por los trotskistas de Izquierda Anticapitalista
sobre las
“revoluciones árabes de 2011, también la de Siria”
Dado que habrá quienes intenten desmentir este documento, añado el
enlace al
mismo. La negación de su existencia tiene un cortísimo recorrido, ya
que de modo casi inmediato a la reunión de los infames del sábado 14
será conocida dicha resolución.
En cualquier caso, al final del
citado texto aclararé cuáles son mis posiciones sobre la guerra en
Siria, ya que canallas y estúpidos suelen manipular las posiciones con
el fin de hacernos pasar a todos por el tamiz de la simplificación y de
la propaganda.
RESOLUCIÓN DE IZQUIERDA UNIDA SOBRE LA GUERRA EN SIRIA
El
pueblo sirio lleva cinco años sumido en una guerra en la que han
perdido la vida más de 250.000 personas y que ha provocado el
desplazamiento forzoso de hasta 11 millones de sirias y sirios. Desde
Izquierda Unida siempre hemos defendido una posición de compromiso con
la paz y los derechos humanos que se ha materializado en nuestro rechazo
a las diferentes guerras e intervenciones armadas producidas en Oriente
Medio y diferentes países africanos, y cuyas consecuencias vienen
sufriendo los pueblos de estas regiones hasta hoy.
Oriente Medio
es una región que ha sufrido diversas guerras que calificamos como
imperialistas por el interés económico capitalista que las ha guiado,
así como por la idea de dominación política indirecta que ha pretendido
establecer desde el exterior para mantener este interés. Iraq o
Afganistán fueron el escenario de guerras provocadas por Estados Unidos
que resultaron clave para desestabilizar gravemente toda la región,
afectando esta vez también a Europa, y siguieron este patrón. Dotada de
grandes recursos de hidrocarburos, situada en una zona de vital
importancia estratégica desde el punto de vista económico y político,
Oriente Medio cuenta desde hace décadas además con la tensión añadida de
la agresión sionista del Estado de Israel al pueblo palestino, así
como con diversos actores internacionales en pugna a partir de diversas y precarias alianzas.
Por
ello mismo, la solidaridad de Izquierda Unida está con los sirios y
sirias en esta Guerra de Proximidad. Calificamos de esta manera a las
guerras en las que se miden las fuerzas potencias extranjeras, tal y
como ocurre hoy en Siria, un país utilizado como tablero de juego por
diferentes actores geopolíticos regionales y globales con el pueblo
sirio como rehén.
En marzo de 2011 comenzaron una serie de
protestas en Damasco contra las políticas económicas del Gobierno de
Bashar al-Assad, así como para reivindicar mayores libertades
democráticas. El Partido Árabe Socialista Baath ha gobernado Siria desde
1963, y a pesar de su posicionamiento económicamente progresista y
laico en sus inicios, desde la década de los noventa se vivió una oleada
de privatizaciones, así como la apertura del país al capital privado
proveniente, mayoritariamente, de las petro-dictaduras del Golfo
Pérsico. Esta política tuvo su corolario en el acuerdo firmado con el
Fondo Monetario Internacional en 2006 que imponía duras medidas de
congelación de los salarios, recortes en servicios públicos, y el fin de
la financiación pública de sectores productivos como la industria o la
agricultura. Esto llevó a un encarecimiento de productos básicos y a una
subida sustancial de la tasa de paro (con un desempleo juvenil cercano
al 40%, en un país en el que 2011 el 55% de la población era menor de 25
años) y de pobreza. Las protestas que nacen de este descontento son las
que pasan a ser duramente reprimidas por el Gobierno de al-Assad, quien
además no duda en caracterizar estas reivindicaciones de clase como si
de un conflicto religioso se tratasen, una instrumentalización de este
elemento con fines tanto internos como externos por parte de un Gobierno
que aunque nominalmente laico no duda en apoyarse en
las autoridades religiosas.
Las
aspiraciones populares legítimas y movimientos de protesta que
conformaron los Comités de Coordinación Locales, tras la represión del
Gobierno y la entrada de elementos extranjeros en 2012 dan paso
a un conflicto armado, en el que fuerzas imperialistas luchan para
controlar el territorio. A través de la financiación procedente de una
serie de fundaciones con sede en las monarquías teocráticas del Golfo
Pérsico, se arma y entrena a elementos terroristas para el combate en
Siria. Estas milicias, cuya financiación a través de estas fundaciones
muchas veces tiene su origen en las potencias otanistas, se hacen
fuertes sobre el terreno y sustituyen progresivamente a la mayoría de la
oposición democrática. Con la presencia sobre el terreno de al-Qaeda
(que ahora se denomina Fatah al-Sham en Siria) y, sobre todo, con la
fundación del grupo terrorista Daesh en 2014, se consolida una toma de
poder por parte de estos grupos sin precedentes, con las consecuencias
de represión y asesinatos que ha conllevado. Cabe destacar y condenar la
injerencia que supone la complicidad de los Gobiernos occidentales con
estos grupos, a los que han armado y entrenado, además de las
intervenciones directas de ejércitos como el estadounidense, el francés o
el turco. Además, se ha colaborado en la creación de una serie de
estructuras que les han dado continuidad a partir de los beneficios que
se han generado por el comercio de armas o recursos naturales a través
de la frontera con Turquía. Se produce además en el marco de un Oriente
Medio devastado por una serie de guerras imperialistas para situar una
región rica en recursos naturales al servicio de los intereses
económicos de las grandes empresas transnacionales.
Por
otra parte, el Gobierno de al-Assad llama a la participación de fuerzas
extranjeras para defender sus posiciones, y entran en el país milicias
del partido libanés Hezbollah, del ejército de la República Islámica de
Irán, y comienza a participar en la Guerra el Ejército ruso. De
esta manera (y con la posterior entrada de Turquía), queda clara la
naturaleza de un conflicto de carácter global, en el que combaten los
dos grandes bloques políticos que actualmente existen en Oriente Medio
(y sus respectivos valedores internacionales) para controlar una zona de
elevadísimo valor geoestratégico.
Este conflicto tiene además una
vertiente de género, en el que las mujeres han sufrido la violencia de
una forma mucho más cruel. La violencia sexual o la trata de mujeres han
sido utilizadas como arma de guerra, particularmente por grupos como
Daesh o Fatah al-Sham que han hecho de la opresión y la violencia de
género una parte central de su proyecto fascista.
Durante todo
este proceso, en las zonas de mayoría kurda del norte de Siria se ha
producido un proceso emancipador en la zona de los tres cantones de
Rojava, que se ha convertido en un auténtico ejemplo de transformación
social. Las Unidades de Protección del Pueblo (YPG) no sólo han luchado
sobre el terreno contra el Daesh, sino que a través de la organización
popular han puesto en práctica una serie de medidas conocidas como
confederalismo democrático basadas en la autonomía local, la igualdad de
género y la colectivización de las tierras y los recursos. Este
empoderamiento del pueblo kurdo ha generado la intervención sobre el
terreno de Turquía, que ha atacado sus posiciones tras haber asistido
con pasividad, cuando no complicidad, al auge del Daesh en su entorno y
el uso que hacían de su propio territorio para sostenerse
económicamente.
Durante todo este proceso se ha vivido además el
movimiento de población más grande que se conoce desde la Segunda Guerra
Mundial. Más de 11 millones de personas se han visto forzosamente
desplazadas, y hasta cinco millones de ellas han tenido que salir del
país. Ante esta situación la Unión Europea no sólo ha mirado hacia otro
lado, sino que en su afán por asemejarse a la extrema derecha ante el
auge de ésta ha endurecido activamente su política de fronteras, con la
reforma de todos los reglamentos de migración y asilo que han reforzado
las fronteras, militarizado el mar Mediterráneo, e imposibilitado el
cumplimiento de la legalidad internacional en materia de asilo. Además,
ha puesto en práctica el modelo de externalización de fronteras con
Turquía, que viola los derechos de quienes huyen y genera una situación
de precariedad de la que se están
aprovechando los poderes
económicos, que obtienen así mano de obra en condiciones de esclavitud.
De esta manera la UE está dando además sostén político al Gobierno de
Erdogan, que está cometiendo una auténtica masacre en las zonas de
mayoría kurda, reprimiendo y encarcelando a la izquierda social y
política, y recortando derechos y libertades a través de los despidos
masivos entre el funcionariado o el cierre de medios de comunicación y
encarcelamiento de periodistas.
Por todo ello desde Izquierda Unida:
– Mostramos nuestra solidaridad con el
pueblo
sirio frente a la devastación sufrida por esta Guerra imperialista y
nuestro compromiso con la paz y los derechos humanos. Condenamos
cualquier tipo de injerencia extranjera
en este conflicto que debe resolverse aportando soluciones políticas
para el pueblo sirio y no en beneficio de actores internacionales que
buscan controlar una zona de elevado valor geoestratégico por su
posición geográfica y su espacio como puente para el paso de
hidrocarburos a Europa.
– Apoyamos el proceso de transformación social que se está produciendo en los cantones de Rojava, y defendemos su
derecho a la autodeterminación.
Damos nuestro apoyo además a la YPG y la YPJ (su organización hermana
formada por mujeres) en la batalla que libran contra el Daesh, así como
el Partido de la Unión Democrática (PYD). Están demostrando cada día que
la lucha contra el fascismo y la transformación social no sólo pueden,
sino que deben darse a la vez. El modelo de confederalismo democrático
es ahora mismo un rayo de luz en una región asolada por la violencia y
las posiciones reaccionarias.
– Condenamos firmemente la acción de
los grupos terroristas Daesh, Fatah el- Sham, y el resto de grupos que
instrumentalizan la religión para imponer una agenda fascista. La agenda
de estos grupos, financiados, armados, y entrenados desde Occidente y
las monarquías teocráticas del Golfo Pérsico, es incompatible con la
resolución de la Guerra en Siria, con la defensa de los derechos humanos
y con el fin del terrorismo internacional.
– Condenamos la acción
de Turquía, que no sólo ha entrado en terreno sirio para reprimir al
pueblo kurdo, sino que ha utilizado la guerra para imponer una política
interna de represión y violencia contra la oposición y el conjunto de la
izquierda social y política kurda y turca ante el silencio cómplice de
Occidente.
– Exigimos el cumplimiento de la legislación
internacional para con los millones de personas que huyen de la
violencia en Siria, empezando por la Convención de Ginebra de 1951 sobre
refugiados. Reclamamos la apertura de vías legales y seguras de acceso a
Europa, la expedición de visados humanitarios en las embajadas y
consulados europeos en Oriente Medio, y la concesión del estatus de
refugiado a quienes cumplan los requisitos para ello, sin entrar en
criterios cuantitativos que contravienen los tratados internacionales en
materia de asilo.
– Defendemos un proceso de paz auspiciado por la ONU en el que se dé una salida política al conflicto, comenzando por un
alto
al fuego que incluya a todas las fuerzas beligerantes y que incluya la
retirada de cualquier tipo de presencia militar extranjera de Siria,
incluidos los grupos terroristas. En dicho proceso de paz han
de tener cabida todos los actores políticos, sin vetos, que apuestan por
una salida democrática y laica al conflicto, garantizando los derechos
democráticos del pueblo sirio,
sin la tutela de potencias extranjeras,
tal y como señalan las diferentes resoluciones de las Naciones Unidas
al respecto. Dicho proceso de paz debe contener además una investigación
que esclarezca los crímenes de guerra cometidos, y debe establecerse
una justicia para la paz para que éstos sean juzgados. Exigimos el final
inmediato de la ocupación sionista de los Altos del Golán.
NOTA DEL EDITOR DE ESTE BLOG (2):
Ignoro si fue el senador estadounidense Hiram Jonhson o el dramaturgo griego Esquilo el autor de la frase
“la primera víctima en una guerra es la verdad”.
Es muy cierto este aserto. Quiero dejar claro que no soy ciego ante él
ni caigo en la trampa de ser un propagandista de un lado u otro del
sistema imperialista mundial en liza en medio del tablero sirio.
Cuando
hablo del sistema imperialista mundial lo hago desde la fidelidad al
análisis de Lenin sobre el imperialismo como sistema global con
distintas potencias enfrentadas entre sí.
Dicho esto, soy
consciente de que hay pueblos y gobiernos que no tienen la oportunidad
de elegir ni a sus enemigos, que caen sobre ellos como aves de rapiña,
ni a sus amigos que, con frecuencia, han de elegir entre lo
“disponible”.
Y todo eso con las contradicciones de la naturaleza
imperialista y geoestratégica de los países que ayudan al gobierno
sirio. Pero en el lado contrario, quienes armaron, financiaron y aún
apoyan al terrorismo yihadista no pueden dar lecciones de nada, salvo
que sea de cómo extender la muerte y el terror en espera de lograr sus
propios objetivos imperialistas.
El gobierno del presidente al
Assad no es socialista. Ni falta que le hace para contar con mi apoyo y
el de cualquier antifascista y ser humano que sepa distinguir que la
pelea no es ya, ni siquiera entre el progreso y la reacción, sino entre
la civilización y la barbarie asesina. Cierto que la lucha por defender
la civilización hay ocasiones en las que no puede sustentarse en la
bandera blanca de la paz sino que ha de defenderse desde la boca de los
fusiles. Pasó lo mismo en el Madrid del “no pasarán” contra las hordas
del nazifascismo, mientras las “democracias” capitalistas occidentales
miraban a otro lado, cómplices de ese monstruo que luego les haría pagar
su colaboración en el hundimiento de la II República española.
Hoy
los partidos quintacolumnistas de los “progres” representan un
sicariato de los amigos de la guerra aún más indigno que el que
significó durante la I Guerra Mundial la gran mayoría de la
socialdemocracia europea.
Ni esa república hubiera sido a lo que
yo aspirase, de haber vivido en ella, ni el gobierno sirio es la
sociedad socialista por la que lucho, si viviese en ese país. Solo
representaba/representa un bastión contra el terror fascista y criminal
occidental o con barba yihadista. Nada más y nada menos. Entonces y hoy
no entender eso o negarlo es ser un criminal y un secuaz de lo
monstruoso o un imbécil.
Que el panfleto llamado El Diario
publicase una bazofia en la que se comparaba la defensa del Madrid
antifascista con la del yihadista Alepo indica bien a las claras lo que
representa hoy el mundo de los progres, que algunos siguen empeñados en
llamar “la izquierda” y que no es otra cosa que parte integrante de la
gendarmería ideológica capitalista.
Pero es que además mienten cuando tratan de
legitimar el levantamiento contra el gobierno sirio desde una represión
previa basada en unas supuestas protestas cívicas, pacíficas y
democráticas. Falsifican la realidad y lo saben. la represión comenzó,
de forma razonable cuando en las protestas sectores violentos comenzaron
a disparar y a matar policías. Lo que en un país pretendidamente
democrático se “justifica” como legítima defensa del Estado frente a la
provocación violenta parece tener para los cínicos “progres” otra vara
de medir si se trata de Siria.
Este tipo de canalladas que hoy
perpetra Izquierda Unida no deben sorprender en un engendro político
dirigido por el Partido (Anti) Comunista de España, ese que tiene por
medio de propaganda un libelo llamado “Mundo (Anti) Obrero” que premió
el pasado año a una amiga de los yihadistas, la progre de El Diario,
Olga Rodríguez.
De la inmundicia de resolución que será, sin
ningún lugar a dudas, aprobado por la dirección de la
organización-zombie IU cabe extraer algunas conclusiones:
- El momento en el que se hace: cuando más evidente es lo que
representa la agresión de los terroristas mercenarios extranjeros contra
Siria y su Estado y cuando ha sido derrotado dicho terrorismo. Ello
indica la debilidad de ese conglomerado internacional de agresores y la
supeditación de IU a tales objetivos, cuyo precio acabaremos sabiendo
más temprano que tarde. La exigencia en la propuesta de resolución,
cuando el Daesh, Al Nusra y otros grupos asesinos están siendo
derrotados, de “alto al fuego que incluya a todas las fuerzas
beligerantes y que incluya la retirada de cualquier tipo de presencia
militar extranjera de Siria”, indica la degeneración, de arriba a
abajo, de IU y su prostituido papel político al servicio del
imperialismo norteamericano. Si los criminales han sido derrotados que,
al menos, puedan negociar y si Estados Unidos ya no pinta nada en Siria,
que no pinte nada tampoco cualquier otra potencia que haya ayudado al
gobierno sirio. Esto es lo que hay detrás de tal propuesta.
- El carácter de comparsa de IU respecto a personajes siniestros como
Santiago Alba Rico y su secta podemita, que coinciden en tal demanda.
- La obsesiva carrera de dicha pandilla “política” por homologarse
dentro de la UTE (Unión Temporal de Empresas) de voceros mediáticos,
progres de salón e “intelectuales” a sueldo de los intereses de Estados
Unidos y ser aceptados mediante un lenguaje que les aproxime al papel de
todos ellos como cortejo de lameculos de dicho país.
marat-asaltarloscielos.blogspot.com
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