Durante los últimos años, la CIA ha respaldado
movimientos secesionistas a favor de los luos en Kenya, de los kurdos
en Irak y de los catalanes en España. Esas poblaciones, que esperaban
alcanzar la creación artificial de nuevos Estados independientes, se han
visto abandonadas por Estados Unidos desde que Donald Trump llegó a la
Casa Blanca y se hallan ahora al borde del colapso.
Estados Unidos: secesión pero sólo al servicio del saqueo organizado
Estados Unidos siempre ha tenido una visión cambiante del derecho de los pueblos a disponer de sí mismos.
En 1861, Washington no toleró que los Estados del sur pretendieran
seguir viviendo como una Confederación mientras que los del norte tenían
intenciones de imponer una Federación con derechos de aduana y un banco
central único. Desde el momento mismo de su llegada a la Casa Blanca,
el presidente Abraham Lincoln reprimió la secesión. Si bien la cuestión
de la esclavitud se convirtió en una cuestión moral que identificaba a
cada bando, eso sucedió sólo durante el desarrollo de la guerra –ya
iniciada por aquella otra razón– entre nordistas y sudistas. Hoy resulta
fácil olvidar el millón de muertos que costó aquella guerra y condenar a
los confederados como racistas, cuando en realidad la cuestión de la
esclavitud no se tenía en cuenta en aquel momento, lo cual se demuestra
en el hecho que también había Estados esclavistas en el bando de los
nordistas.
En el momento de la construcción del canal de Panamá, justo antes de
la Primera Guerra Mundial, Washington inventó un pueblo panameño, apoyó
aquel movimiento separatista contra Colombia y Estados Unidos fue el
primer país que reconoció la independencia de Panamá. Washington instaló
entonces allí una importante base militar y se apropió
de facto
de los trabajos del Canal en las mismas narices de los inversionistas
franceses. En cuanto a la seudo independencia, el presidente panameño
Omar Torrijos –que renegoció en 1977 la soberanía panameña sobre el
Canal interoceánico– nunca llegó a verla ya que murió en un extraño
accidente aéreo. Tampoco llegó a verla el jefe del estado mayor, el
general Manuel Noriega, porque Washington decidió deshacerse de él
después de la guerra sucia estadounidense contra los sandinistas
nicaragüenses, acusándolo de tráfico de droga, e invadió Panamá en 1989.
Durante la invasión estadounidense, denominada
Causa Justa por el Pentágono, el general Noriega fue hecho prisionero por las tropas de Estados Unidos y Panamá fue devastado.
El hecho es que Washington carece de autoridad moral en materia de derecho de los pueblos a disponer de sí mismos.
- El senador Obama y su primo Raila Odinga.
Kenya: sobre el «uso correcto» del racismo
Kenya sólo cuenta 53 años de independencia. A pesar de la gran
influencia de su partido comunista durante la lucha por la
independencia, la organización de la población sigue siendo de carácter
tribal. Debido a ello, el conflicto entre el presidente saliente Uhuru
Kenyatta y su eterno rival Raila Odinga es, en primer lugar, una
cuestión de rivalidad entre los kikuyus (22% de la población) y los luos
(13% de la población). Pero al aliarse con los kalenyins, los luos
pueden obtener el apoyo de un 24% de los electores. Durante los últimos
años, ambos bandos han logrado obtener la mayoría en diferentes
momentos, debido a las fluctuaciones de la efímera alianza entre luos y
kalenyins. Históricamente son principalmente los kikuyus quienes
lograron la independencia del país y enfrentaron, en los años 1950,
la increíble barbarie de la represión británica [
1].
Fueron también los kikuyus quienes obtuvieron la presidencia en 1964,
en la persona de Jomo Kenyatta. Este último nombró primer ministro a un
líder luo, Oginga Odinga, que se había implicado a su lado en la lucha
contra el apartheid y contra el acaparamiento de tierras por parte de
los colonos. Pero aquel tándem no funcionó y hoy, medio siglo después,
el país se halla inmerso en un conflicto que perdura desde aquella época
y en el que ahora se enfrentan los hijos de aquellos líderes.
Todo intento de dar a esa rivalidad una lectura política alcanza
rápidamente sus límites dado el hecho que ambos bandos han cambiado
repetidamente de opiniones y de alianza. Lo único que no ha cambiado es
su diferencia étnica. Ninguna democracia puede funcionar dentro de una
sociedad basada en criterios tribales o étnicos y se necesita al menos
un siglo para pasar de la simple fidelidad a un clan a una
responsabilidad personal. Es necesario, por tanto, que cada cual vea a
Kenya como lo que realmente es: una sociedad en plena transición donde
no pueden funcionar a plenitud ni las reglas étnicas, ni las reglas de
la democracia.
En 2005, el presidente kikiyu establece una alianza con China.
En respuesta, la CIA respalda a su oponente luo. La CIA descubre
entonces que un miembro del Senado estadounidense es descendiente de un
luo y que el padre de ese congresista estadounidense había sido el
consejero de Oginga Odinga. Así que la CIA organiza un viaje de ese
senador a Kenya para que respalde a Raila Odinga. En lo que constituye
un acto flagrante de injerencia en la vida política local, el senador
por Illinois Barack Obama participa en una serie de mítines electorales
con Raila en 2006, afirmando incluso ser su primo [
2].
Como Estados Unidos organizó una gran provocación enviando a los luos
SMS racistas en el momento de la proclamación de los resultados de la
elección presidencial y todo aquello desembocó en enfrentamientos que
arrojaron como saldo más 1 000 muertos y 300 000 personas desplazadas,
toda la operación fue borrada de las memorias.
Cercana al Pentágono, Cambridge Analytica (CA), que participó en la
campaña de Ted Cruz por la investidura republicana para la elección
presidencial estadounidense de 2016, también estuvo al servicio Uhuru
Kenyatta durante sus campañas presidenciales en 2013 y 2017, o sea
en momentos en que Steve Bannon era –por poco tiempo– accionista de esa
firma [
3].
Odinga, por su parte, recurrió a Aristotle Inc., compañía que pudiera
estar vinculada al asesinato de Chris Msando, el número 2 del servicio
informático de la comisión electoral, abatido por desconocidos el 29
de julio [
4].
En todo caso, gracias al desorden reinante en el servicio de
informática de la comisión electoral, Raila Odinga logró que se anulara
la elección presidencial de 2017 y se negó a presentarse al convocarse
el nuevo escrutinio. La idea consistía en iniciar una secesión en
tierras de los luos. Odinga reivindicaría entonces la anexión de los
territorios luos del oeste y del centro de África en nombre del trabajo
realizado en el pasado por su padre, el
Ker (líder espiritual) de los luos, Oginga Odinga.
Pero esta vez la embajada de Estados Unidos se mantuvo alejada de su
antiguo protegido. Después de haber boicoteado el segundo escrutinio de
la elección presidencial, Raila Odinga, al verse súbitamente abandonado,
acaba de exigir una nueva anulación y un tercer escrutinio.
- El ejército iraquí libera Kirkuk de la ocupación de los kurdos.
Kurdistán iraquí: como en Israel y Rhodesia, independencia para los colonos
En el marco de su rediseño del Medio Oriente ampliado, el Pentágono
se había planteado, desde el 11 de septiembre de 2001, desmembrar Irak
en 3 Estados separados, uno de los cuales estaría reservado a la
población kurda. Una variante de esa idea se impuso después de la
proposición del Council on Foreign Relations, en 2006, de convertir Irak
en una federación con 3 regiones autónomas [
5].
Ese proyecto fue llevado al Senado estadounidense, de manera
bipartidista, por el senador demócrata Joe Biden y el republicano Sam
Brownback. Pero el estado mayor israelí empujó para que esas 3 entidades
fuesen independientes, para poder instalar en ellas sus misiles
precisamente en la frontera del norte de Siria y en la frontera oeste
de Irán.
El término «
kurdo» designa a un pueblo nómada que vivió
moviéndose por todo el Medio Oriente. En el siglo XIX, algunos de esos
nómadas se estabilizaron en la actual Turquía, en una región donde
se hicieron mayoritarios. Durante la operación «
Tormenta del Desierto»,
en 1991, Estados Unidos y el Reino Unido impusieron dos zonas de
exclusión aérea. Una de ellas se convirtió en refugio de los kurdos que
se oponían al presidente iraquí Saddam Hussein. Como la sociedad iraquí
está organizada de manera tribal, los kurdos sunnitas seguían a la
familia Barzani mientras que los kurdos chiitas seguían a la familia
Talabani y los kurdos yazidíes seguían al Baba Cheikh (líder
espiritual). Con el reagrupamiento de esa población en la zona de
exclusión aérea, surgió una rivalidad entre los Barzani y los Talabani.
Los Barzani recurrieron al presidente Saddam Hussein para deshacerse de
los Talabani, pero Saddam Hussein tenía otros planes. En todo caso, con
la caída de «
Saddam», en 2003, Estados Unidos puso a los Barzani a la cabeza de la región que desde entonces se dio en llamar «
Kurdistán iraquí».
Durante la guerra contra Siria, la CIA utilizó el Kurdistán iraquí
principalmente para abastecer con armas a los yihadistas. En 2014,
cuando la CIA organizó el califato, autorizó a los Barzani a aprovechar
la confusión para conquistar nuevos territorios. Los Barzani ampliaron
así su feudo en 80%, anexando zonas pobladas por árabes musulmanes y
cristianos. De paso, los Barzani también permitieron que los yihadistas
masacraran y esclavizaran a los kurdos yazidíes.
Cuando, en un giro de 180 grados en relación con la política
imperialista de Estados Unidos, el presidente Trump decidió liquidar el
Emirato Islámico (Daesh) y su ejército se dedicó verdaderamente a esa
tarea, las poblaciones no kurdas que vivían bajo el yugo de los Barzani
reclamaron volver nuevamente a estar bajo la autoridad del gobierno
central de Bagdad. El presidente Massud Barzani, quien para justificar
su propia permanencia en el poder más allá de la expiración de su
mandato afirmaba que era imposible hacer elecciones en plena guerra,
organizó un referéndum de independencia. Su objetivo era regularizar
su permanencia en el poder y lograr al mismo tiempo reconocimiento
internacional para sus conquistas territoriales.
Durante la campaña que antecedió el referéndum, los Barzani
aseguraron que disponían del respaldo de 80 países, entre ellos
Estados Unidos y Francia, Estados todos que acudirían en ayuda del
Kurdistán independiente si Irak y sus vecinos se negaban a reconocer su
independencia. Los aliados de Barzani declararon públicamente que no era
el momento adecuado para proclamar la independencia del Kurdistán
iraquí, pero no desmintieron la posición que los Barzani les atribuían,
con excepción de Israel que apoyó públicamente la independencia. Más
sutiles, numerosos países enviaron representantes de alto nivel al
Kurdistán iraquí, sugiriendo así –más con el gesto que con la palabra–
que efectivamente apoyaban a los Barzani.
Pero cuando los Barzani, ya después del escrutinio “arreglado”,
anunciaron que el 92% de los kurdos participantes apoyaba la
independencia, y por ende la dictadura del clan Barzani, Irak, Turquía
e Irán amenazaron con intervenir militarmente… sin que reaccionara
ninguno de los 80 países que según decían los Barzani acudirían en su
ayuda. ¿Por qué? Porque entre tanto el presidente Trump se opuso tanto
al proyecto de partición de Irak como al reconocimiento de las
conquistas territoriales de los kurdos iraquíes.
Así que el globo se desinfló abruptamente. Turquía e Irán
se preparaban para invadir conjuntamente el nuevo Estado, pero se les
adelantó la intervención del gobierno central iraquí. En 48 horas, las
tropas de Bagdad liberaron los territorios que Erbil había anexado,
de donde huyeron más de 100 000 colonos kurdos. Las fuerzas de Bagdad
se abstuvieron de continuar su avance hacia Erbil, admitiendo con ello
implícitamente la legitimidad de las reivindicaciones históricas del
pueblo kurdo pero rechazando a la vez las pretensiones de los Barzani
sobre un supuesto Kurdistán en territorio árabe.
Son muy numerosos los kurdos iraquíes que se negaron a apoyar la
independencia del seudo Kurdistán. En primera fila estuvieron
los yazidíes, que el 25 de julio crearon su propia provincia autónoma:
Ezidikhan [
6].
Tambien la rechazaron los cantones de Germian y de Suleimaniyé, los más
duramente reprimidos en tiempos de Saddam Hussein, que boicotearon
el referéndum [
7],
así como los chiitas y la familia Talabani –que acogieron al general
Qasem Soleimani, de los Guardianes de la Revolución iraníes, quien había
llegado para preparar la liberación de los territorios árabes que
habían anexado los Barzani– y finalmente colonos que se habían instalado
en Kirkuk y que ahora se ven en una situación similar a la de
los franceses que residían en Argelia cuando ese país alcanzó la
independencia.
Aislado, Massud Barzani acaba de dimitir, probablemente a favor de su sobrino Nechirvan Barzani.
Cataluña: falsos secesionistas y verdaderos conspiradores
- “Catalonia Today”, la revista en inglés de Carles Puigdemont, dirigida a sus padrinos anglosajones.
Muchos se imaginan que el independentismo catalán surgió al calor de
la resistencia contra el fascismo. Es falso. El primer partido
independentista catalán, Estat Català, se fundó en 1922, o sea justo
antes de las dictaduras de Miguel Primo de Rivera y de Francisco Franco
en España.
También imaginan que su fundador, Francesc Macià quería crear un
Estado independiente que nunca había existido para salvar del fascismo
la región de Barcelona. Es falso. Macià pretendía anexar Andorra, el
sudeste de Francia y parte de la isla italiana de Cerdeña ya que,
según él, «
Cataluña» se hallaba bajo la opresión de Andorra, España, Francia e Italia.
Muchos imaginan que los independentistas catalanes son pacifistas.
Falso. En 1926, Francesc Macià intentó dar un golpe de Estado después de
haber reclutado para ello un centenar de mercenarios italianos y haber
reunido un ejército.
Muchos imaginan que los independentistas catalanes son históricamente
de izquierda. Falso. En 1928, cuando Francesc Macià fundó en La Habana
el Partido Separatista Revolucionario de Cataluña, lo hizo con ayuda
del dictador pro-estadounidense cubano Gerardo Machado.
Los independentistas catalanes nunca han tenido apoyo de los Estados
antiimperialistas. La URSS no los respaldó ni siquiera durante la guerra
de España –a pesar de que Francesc Macià viajó a Moscú en busca de
ayuda soviética y obtuvo entonces respaldo de Bujarin y Zinoviev.
Su máximo resultado en ese sentido fue establecer alianzas con algunos
miembros de la Segunda Internacional.
Proclamándose seguidor directamente de Macià, y no de su ex patrón
Jordi Pujol, y respaldando así implícitamente el proyecto de anexión
de Andorra, y de una parte de Francia y de Italia, Carles Puigdemont
nunca trató de disimular que tenía apoyo de los anglosajones. Como
periodista, creó una publicación mensual para mantener a sus sponsors
al tanto de la evolución de su lucha. Esa publicación no se redacta
en catalán ni en español sino… en inglés, se llama
Catalonia Today
y su esposa, la rumana Marcela Topor se convirtió en su redactora
en jefe. Puigdemont dirige además asociaciones que promueven el
independentismo catalán, pero no en España sino en el extranjero, con
financiamiento del multimillonario George Soros [
8].
Los independentistas catalanes, al igual que sus homólogos luos
kenyanos y kurdos iraquíes, pasaron por alto el cambio de inquilino en
la Casa Blanca. Apoyándose en el «
Parlament» catalán, donde
tienen la mayoría de los escaños, aunque obtuvieron una minoría de votos
durante su elección, proclamaron la independencia luego del referéndum
realizado el 1º de octubre de 2017. Creían poder contar con el respaldo
de Estados Unidos y, por ende, con el apoyo de la Unión Europea. Pero
el presidente Trump no los apoyó, como tampoco apoyó a los luos kenyanos
ni a los kurdos iraquíes. Así que la Unión Europea se mantuvo en contra
de su nuevo Estado.
Conclusión
Los ejemplos anteriormente mencionados de secesionismo no tienen
absolutamente nada que ver con la descolonización que dio lugar al
nacimiento del derecho de los pueblos a disponer de sí mismos.
Por otra parte, se trata, en los 3 casos, de Estados que sólo serían
viables si anexaran otros territorios que no tienen nada que ver con
ellos ni tienen aspiraciones independentistas, anexiones que ambicionan
Raila Odinga y Carles Puidgdemont y que Massud Barzani había logrado
concretar.
Está de moda decir que el presidente Trump es un enfermo mental, que
apoya a los nostálgicos de la Confederación racista y que carece de
política exterior. Sin embargo, podemos comprobar que por el momento
ha logrado detener las operaciones de sus predecesores y mantener una
relativa estabilidad en Kenya, en Irak y en España. Eso merece
subrayarse.